DIVINA COMEDIA (“FRANCESCA Y PAOLO”) 1) El texto propuesto para el comentario es un fragmento del Canto V del “Infierno”, primera parte de las tres de que se compone la Divina Comedia, de Dante Alighieri. Nos hallamos en el segundo círculo infernal, en el que se encuentran los lujuriosos, es decir, quienes han pecado arrastrados por el amor y no han sabido en vida vencer la tentación de la carne. Como ejemplos aparecen, antes del texto seleccionado, personajes mitológicos o históricos famosos por haber sido arrastrados por la pasión (como Dido, que se suicida por el amor de Eneas) y, ya en nuestro fragmento, una pareja de enamorados más cercana en el tiempo al Dante: Francesca y Paolo que, presos de un amor como el que sentía el caballero Lanzarote por la reina Ginebra, fueron víctimas de los celos del marido, que no duda en matar a ella y a su hermano (“Caína espera al que nos arrancó la vida”). La primera parte de la obra narra el descenso a los infiernos del poeta, guiado por Virgilio. Es un descenso gradual en el que cada vez se adentran más en las entrañas de la tierra y a medida que lo hacen van encontrando en cada círculo, cada vez más estrecho y oscuro, a los condenados por distintos pecados en vida. En este fragmento aún estamos ante un pecado comprensible desde un punto de vista humano porque el amor, aunque acompañado de la lujuria carnal, es una inclinación natural del ser humano, sobre todo en personas nobles (Aristóteles, en su Ética, clasifica esta falta en la incontinencia). De hecho, Dante se compadece de la pareja y cae fulminado por la emoción porque, en realidad, se identifica con ella ya que él sentía el mismo amor por Beatriz. Tras el Infierno llegan al Purgatorio que, a diferencia del anterior, va ascendiendo y ganando luminosidad hasta el Paraíso terrenal. Hasta llegar allí los penitentes deben purificar su alma por lo que sufren tormento y son dignos de compasión pero no de lástima porque al final alcanzan el Paraíso. Finalmente, la tercera parte de la obra es el Paraíso, en el que Dante, guiado ahora por su amada Beatriz ya que Virgilio retorna al Limbo, se eleva por las nueve esferas celestes y presencia en el Empíreo o Rosa mística la bienaventuranza de los que han salvado su alma y acompañan a Dios. 2) En primer lugar, encontramos a Dante dirigiéndose a Virgilio, puesto que éste lo guía en su recorrido por el Infierno. El autor, que se encuentra en una situación inicial de desorientación y duda, necesita las explicaciones del sabio poeta Virgilio para comprender el destino de las almas después de la muerte. A través de ejemplos, como este de Francesca y Paolo, se ilustran tanto los distintos pecados como las condenas o castigos correspondientes. Aquí el pecado es el adulterio cometido por los amantes (la lujuria, por tanto) y el castigo es la condena al Infierno. No obstante, tiene lugar en el segundo círculo, todavía cerca de la superficie terrestre, ya que se trata de un pecado cometido involuntariamente. El amor sincero, así como la lectura de narraciones amorosas, ha conducido a los amantes a la lujuria, sin poder evitar el adulterio, por lo que Dante se muestra piadoso por sus almas que, juntas para la eternidad (Amor post mortem), están atrapadas por un remolino. La emoción que siente Dante por la pareja hace luego que se desmaye. Sin duda, esto es debido a su comprensión de dicha falta (Dante también estaba enamorado de Beatriz). Por su parte, Virgilio se limita a guiar, explicar (representa la razón humana) y animar al poeta a seguir la senda que le llevará a la gloria celestial. Podemos considerar como personaje el Amor, que el poeta personifica por boca de Francesca. El amor concebido en el “dolce stil novo” implica una purificación del alma y una elevación espiritual que lo aproxima a un sentimiento religioso y a un sentido místico de la mujer (“dona angelicata”). De ahí la exaltación del amor como vehículo para acceder a Dios. Otro personaje secundario que solo es nombrado en el fragmento es Dido, reina de Cartago, que trató de retener a Eneas porque se enamoró de él impidiéndole la marcha a Roma. Representa el amor salvaje y apasionado. Es un ejemplo más de personaje femenino víctima del amor loco. Indirectamente, al final del texto hay una referencia a Caín (“Caína espera al que nos arrancó la vida”), por el fratricidio cometido por Gianciotto, que asesinó a su hermano Paolo y a su cuñada cuando los sorprendió haciendo el amor. El poeta establece un paralelismo entre este suceso y el episodio bíblico de Caín y Abel y con la alusión a la “caína espera” se refiere a que el asesino irá al círculo noveno, el de los traidores homicidas, mucho más profundo y terrible que el de los lujuriosos 3) Esta obra recupera, en gran parte, el legado clásico de la Antigüedad (mitología, Virgilio, etc.) y lo fusiona con la tradición cristiana, bíblica y escolástica, de manera natural gracias al genio del poeta florentino Dante Alighieri. Esta es la principal aportación de la Divina Comedia, constituyéndose en un paradigma de obra totalizadora que encierra todo el saber de una época tan aparentemente oscura como la medieval: teología, filosofía, derecho, astronomía, mitología, historia, historias de santos, política, moral y costumbres. También la espiritualización máxima que hace Dante del amor es una aportación fundamental a la historia de la literatura universal. Aunque con precedentes a lo largo de la Edad Media, es Dante quien se adelanta a la visión renacentista del amor y une el amor humano con el amor a Dios puesto que la amada se constituye en reflejo de la perfección de lo creado. Finalmente, es una obra que, escrita en lengua vulgar italiana para hacerla más accesible, tiene la pretensión doctrinal de expresar el anhelo de un ser humano por lograr la salvación del alma, lo que sirve de ejemplo para el lector de la época. El recorrido de ultratumba encuentra su correlato en el viaje espiritual que cualquier cristiano podía hacer al interior de su alma. Por lo que respecta al sentido de la obra, ofrece varios niveles de significación que no se excluyen entre sí sino que se complementan. El primero es literal, que se corresponde con la narración que Dante realiza de su viaje a ultratumba, por voluntad de Dios, para purificar su alma y salvarse. En segundo lugar, alegóricamente es la historia de su alma que, desviada por las pasiones mundanas, se redime gracias a Virgilio (la Razón), Beatriz (la Teología) y la Virgen (la Gracia). Moralmente, es un poema que enseña lo fácil que es caer en el pecado, sus consecuencias y la necesidad de seguir el camino que conduce a la salvación del alma. Finalmente, el sentido anagógico compendia los anteriores y añade el sentido místico de revelación de la Verdad concedido al poeta: la unión de Imperio e Iglesia por el bien de la Humanidad. 4) En la Edad Media se desarrolla una poesía que expresa sentimientos personales con una acusada finalidad estética. Es la llamada poesía trovadoresca, que se transmitía oralmente, pues era cantada, acompañada de melodías musicales, por un profesional, que no siempre era el autor (trovador) de la composición, sino que podía ser un juglar a su servicio. Poesía, por tanto, refinada y cortesana, origen de toda la lírica en lengua romance, se cultivó en las cortes señoriales de Provenza (sur de Francia) desde el siglo XI al XIV. Compuesta y cantada en lengua occitana por los trovadores (y a veces por juglares) desarrolla sobre todo el tema del amor cortés: relación amorosa entre el poeta y una dama idealizada a la que rinde homenaje, pues se siente ante ella como una especie de vasallo. Acostumbra a ser también un amor desinteresado, que ennoblece al poeta, el cual adquiere un compromiso de fidelidad eterna, a pesar de que nunca será correspondido. Como obstáculo que se opone al amor, aparece el marido celoso. Los géneros principales son: la cançó (de tema amoroso), el sirventés (de carácter satírico), la tençó (o disputa, discusión o debate sobre temas variados), la albada (separación de los amantes al amanecer después de una noche juntos), la pastorela (encuentro en el campo entre un caballero y una pastora), que tanto influyó en las serranillas del Marqués de Santillana, y el planto (lamento fúnebre por un gran personaje, a veces el protector del trovador). Los poemas trovadorescos, que iban acompañados de anotaciones musicales para el canto en las pequeñas cortes feudales de los nobles, se han conservado gracias a la transcripción realizada en los cancioneros durante los siglos XIII, XIV y XV. Se trata siempre de una poesía de elaborada factura. En total, se calcula que el corpus trovadoresco está compuesto por unos 2500 poemas, algunos de autor anónimo y el resto repartido entre unos 350 poetas conocidos. Trovadores famosos catalanes son Guillem de Berguedà y Cerverí de Girona. No obstante, la influencia de esta poesía se extendió a toda la Europa medieval.