DISPOSICIÓN FINAL A CIELO ABIERTO La disposición final de los residuos sólidos es la última etapa del proceso que siguen éstos a partir de su generación. Durante varias décadas, esta actividad no representó un problema serio para las autoridades encargadas del servicio de aseo urbano, ya que bastaba con llevarlos fuera de los núcleos urbanos para evitar el impacto visual y las molestias que podían ocasionar a la población. Además, la cantidad en que eran producidos y las características en su composición permitan que los residuos se reintegraran rápidamente al ciclo natural sin ocasionar daños significativos al ambiente. A partir de los años cuarenta, en nuestro país, se incrementa sustancialmente la generación de los residuos sólidos, a la vez que las características de estos se ven alteradas, como resultado del desarrollo tecnológico alcanzado y por consiguiente, de la explosión demográfica. Ante estos cambios y a la persistencia de prácticas tradicionales de disposición de los residuos sólidos, evidentemente aparecen grandes tiraderos a cielo abierto, los cuales constituyen un foco de contaminación grave para el agua, aire y suelo, así como un medio adecuado para el desarrollo de fauna nociva; factores que afectan la salud de la población, sin olvidar el deterioro de la imagen del lugar. Aunado a lo anterior, cabe señalar que la presencia de diversos materiales integrados en los residuos sólidos depositados en dichos tiraderos a cielo abierto, han provocado el auge de la actividad conocida como “pepena”, la cual se efectúa en condiciones inadecuadas, ocasionando con esto un problema de marginación social, así como de salud con respecto a las familias que llevan a cabo esta práctica. Desafortunadamente la problemática de la Disposición final de los residuos sólidos antes descrita, se presenta en un alto porcentaje en nuestro país, por lo que es necesario fomentar la aplicación de métodos alternativos que aseguren el control sanitario y ambiental de los mismos. La disposición final de los residuos sólidos, tradicionalmente, se ha orientado al deposito incontrolado de los mismos, en lugares inapropiados, tales como; Barrancas, cauces de ríos, lagos, lagunas, minas abandonadas, zonas pantanosas y áreas geológicamente inestables. Las causas de la inadecuada disposición final, se originan básicamente por las siguientes situaciones: Negligencia. Falta de recursos. Desconocimiento de las técnicas de disposición final. Control del sitio por parte de los diferentes grupos de pepenadores. Para la utilización de estos sitios, definitivamente, no existe un estudio preliminar, por lo que son creados de manera arbitraria, La inconsciente disposición final de los residuos sólidos ha provocado problemas de contaminación del agua, aire y suelo, así como de proliferación de fauna nociva, aspectos que se describen con más detalle en la siguiente sección. A éstos se adiciona la problemática social de los grupos de pepenadores, primordialmente por las condiciones insalubres en que viven y realizan sus actividades. El temor a perder su única fuente de trabajo, provoca que estos grupos se opongan y desconfíen de cualquier alternativa encaminada a mejorar las técnicas de disposición final y/o a la clausura de los tiraderos a cielo abierto. Por lo anterior, es de esperarse que la solución a esta situación dentro de la fase del sistema de aseo urbano, deba involucrar acciones del tipo social, porque no hay que olvidar el papel tan importante que juegan dichos grupos en la recuperación de subproductos extraídos de los residuos sólidos, los que constituyen una opción viable bajo otro contexto, El conocimiento de la dependencia que existe entre los tiraderos, el ambiente y la salud humana, constituye la parte medular para establecer un plan de acción encaminado al control de estos sitios, ya sea mediante su saneamiento, clausura y rehabilitación, así como de establecer los controles y medidas de mitigación pertinentes para remediar los efectos presentes y evitar el daño al entorno. El sistema tradicional de disposición final de los residuos en zonas próximas a los núcleos de población donde se generan, sin ningún control, está prohibido por la legislación de todos los países avanzados, de igual forma en la legislación de nuestro país se establece en el apartado 7.1 de la Norma Oficial Mexicana número NOM-083-ECOL-1996, lo siguiente: los sitios destinados a la disposición final de residuos sólidos municipales que operan actualmente, tienen un plazo de tres años a partir de su publicación en el Diario Oficial de la Federación para regularizar su situación de acuerdo a los preceptos de esta norma, publicada en el Diario Oficial del lunes 25 de noviembre de 1996; a pesar de ello, no es extraño en nuestros días localizar tiraderos de residuos sin ningún control en los lugares más insospechados, constituyendo focos de vectores, olores desagradables, incendios recurrentes, que en definitiva son lugares de alto riesgo sanitario. El reconocimiento general de los problemas causados por los tiraderos sin control, en general, por las deficiencias observadas en los procesos de tratamiento o disposición final de los residuos sólidos urbanos, puso en marcha los mecanismos para la investigación y desarrollo de sistemas de tratamiento eficaces y sanitariamente aceptables. A continuación, se señalan los principales problemas que generan los tiraderos a cielo abierto: Contaminación del suelo y las aguas subterráneas. Tomando en consideración que en la mayoría de los casos los tiraderos a cielo abierto carecen de una cubierta de material (tierra), se presenta por lo consiguiente, un medio altamente permeable que permite la fácil entrada del agua de lluvia a los estratos de residuos que se encuentran en el interior del sitio, provocando con ello la saturación del medio y la percolación hacia el fondo; efectuándose, a la vez, en este trayecto la disolución de sustancias y la suspensión de partículas contenidas en los residuos sólidos. Simultáneamente, existen otras sustancias que son solubles al agua y generadas como producto de los procesos de descomposición biológica de la materia orgánica incluida en los residuos sólidos, produciendo finalmente un líquido altamente contaminante conocido como lixiviado. Los lixiviados pueden migrar hacia las aguas subterráneas o superficiales, lo que está en función de las condiciones topográficas y geohidrológicas del sitio, generando de esta forma la degradación de la calidad de agua, y poniendo en peligro la salud de la población cuando es utilizada como fuente de abastecimiento o para uso recreativo o pecuario. El riesgo que puede tener el ser humano, radica en la ingestión del agua potable, el contacto directo que tenga con lagos y ríos, y, finalmente, por la bioacumulación de algunas sustancias como los metales pesados (plomo, cadmio, etc.) en peces o cualquier otro organismo de consumo humano que esté en contacto con agua mezclada con lixiviados. Contaminación del Aire. La disposición final de los residuos sólidos a cielo abierto, origina graves problemas a la atmósfera, así como olores desagradables y problemas a la salud de la población circundante a través de los siguientes mecanismos: Incendios y/o la quema de residuos sólidos. La combustión de biogas. Suspensión de polvos y partículas por el viento. A) Incendios y/o quema de residuos sólidos. La incineración de diversos materiales combustibles se ocasiona por factores naturales o inducidos. Dentro de los primeros, se cuentan diferentes causas que carecen de respaldos técnicos, tales como: -El efecto lupa que pueden provocar los vidrios sobre materiales como cartón y papel, o las altas temperaturas alcanzadas en estos, durante días calurosos. -La presencia de sustancias o materiales de origen industrial que llegan a entrar en combustión, bajo ciertas condiciones de temperatura y humedad. Y en los segundos, básicamente: -Las de incendios de los tiraderos a cielo abierto, que son provocados consciente o inconscientemente por los individuos que directamente se hallan involucrados con las actividades realizadas en dichos lugares. Dentro de las situaciones más comunes que originan incendios, se tienen las siguientes: -La quema de los residuos sólidos de manera intencional en algunos tiraderos, con la finalidad de aumentar la capacidad volumétrica del sitio y/o controlar de forma errónea la proliferación de roedores e insectos nocivos. -La quema incontrolada de materiales plásticos que contienen metales de valor comercial, tales como llantas, cables eléctricos, etc., por parte de los pepenadores, o a la práctica de fogatas por éstos mismos, para diversos fines. Combustión de biogas. Por la degradación biológica a que están sujetos los residuos que se encuentran en estratos bajos. En donde la descomposición de los residuos orgánicos en ausencia de oxigeno (descomposición anaerobia) producen biogas, el cual está constituido por bióxido de carbono y gas metano, así como por ácido sulfhídrico y elementos orgánicos a nivel traza. Los elementos traza, integrados en el biogas, son los responsables de los olores desagradables que caracterizan a los tiraderos a cielo abierto, además de ser elementos que causan daños potenciales a la salud, cuando el hombre se expone a éstos por tiempo prolongado (inhalación). Cuando se presentan incendios en los tiraderos, el biogas es el responsable de avivar y mantener el fuego por sus características combustibles; además de hacer más difíciles las labores de control en este tipo de siniestros. Los mecanismos de transporte del biogas hacia la población colindante, se dan básicamente a través del viento y suelo, en éste último es posible por medio de una migración horizontal, estimulada por las condiciones permeables del piso y las presiones internas que provoca el mismo gas. Con relación a los efectos respecto al ambiente, se tiene que los componentes del biogas contribuyen al incremento de los siguientes problemas. -Al deterioro de la capa de ozono que cubre la tierra. -Al efecto invernadero, que consiste en el incremento de la temperatura de la tierra. -A la formación de la lluvia ácida, propiciada por la presencia de ácido sulfhídrico. Otro efecto importante que contribuye al impacto del aire y causa molestias a la población, es la generación de olores, los cuales son originados por: -Descomposición de los residuos sólidos. -Orgánicos volátiles arrastrados por el biogas. -Animales en estado de descomposición. -Afloramiento y acumulación de lixiviados en proceso de degradación. Riesgo a la salud de la población Como se mencionó en la sección anterior, las capas inferiores de cualquier tiradero a cielo abierto, son un medio propicio para que exista la generación de biogas, el que se peculiariza por ser un hidrocarburo combustible, Cuando el gas metano alcanza una concentración del 5 al 15% en volumen, se corre el riesgo de explosión o de que se dé la combustión de manera violenta. A partir de que, en lugares cerrados (caseta de control, viviendas, fosas, alcantarillas, etc.) es latente el riesgo de asfixia, ello porque el bióxido de carbono es más pesado que el aire, por lo que este componente desplaza al aire. Ahora bien, los aspectos, antes mencionados, representan un mayor riesgo cuando hay asentamientos humanos en los alrededores al sitio de disposición final. Dentro de la fauna nociva, que prolifera en los tiraderos a cielo abierto, se consideran dos grupos: Roedores e insectos voladores (moscas, mosquitos, etc.) y rastreros (cucarachas). Los roedores son transmisores de enfermedades mortales, tales como: leptosperosis, la peste bubónica, tifus murino y rabia, Asimismo, dañan la propiedad y contaminan los alimentos. Los insectos voladores y rastreros, muchas de las veces, son transmisores de gérmenes de enfermedades como la fiebre tifoidea, desentería basilar, amibiasis, encefalitis, entre otros. (ROQ) C/CURSO-FRONTERA-NORTE/SEGUNDO DIA/DISPOSICIÓN FINAL A CIELO ABIERTO.DOC