La frontera de Cristal - Carlos Fuentes

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Diario La Capital, 10 Mayo, 2010.-
La frontera de Cristal
Si es usted moreno. Si luce un gran bigote zapatista. Si es
mujer y usa rebozo. Entonces ni se le ocurra vivir en o visitar
siquiera el Estado norteamericano de Arizona, que oficialmente
se ha declarado racista. Un racismo dirigido claramente a la
Carlos Fuentes
población mexicana y latinoamericana en general y a partir de
(Escritor Mexicano)
“perfiles” puramente raciales. Porque díganme ustedes, ¿creen
que la policía de Arizona va a detener a una persona blanca,
rubia y de ojos azules? Claro que no: se expondrían a un juicio legal dado que la ley
prohíbe detener a nadie a causa de su apariencia física, a menos que sea moreno, o
moreno y bigotón, o moreno, bigotón y hable mal el inglés, o use rebozo.La nueva ley racista del Estado de Arizona daña a individuos inocentes. Tal es el
pecado de todo racismo. Entrevistados en la televisión norteamericana, varios oficiales
de la policía de Arizona se quedan sin argumentos. ¿Por qué detener a una persona de
aspecto “latino”?. Para asegurarse de que sus papeles estén en orden, creando la
obligación de que todo moreno (bigotudo o no) lleve siempre consigo documentos de
identidad. Como todos los grupos perseguidos. Como los judíos en la Alemania nazi.Es decir: la nueva ley discrimina, aparta a grupos de personas en virtud de su
apariencia física, elimina arbitrariamente los requisitos del debido proceso (Due
process) y crea castas dentro de la sociedad interrumpiendo procesos de integración y
convirtiendo la intimidación en base de una mala convivencia social. “Sólo cumplimos la
ley”, declaran los policías entrevistados. Lo mismo han dicho siempre los ejecutores de
políticas racistas, discriminatorias y dirigidas ad hoc contra un grupo de la sociedad. “Es
la ley”.La arbitrariedad de la ley en Arizona ha servido, sin embargo, para arrojar luz
sobre numerosos temas de la “Frontera de Cristal”. Uno, muy penoso, es el de la
fragilidad ideológica de ciertos políticos norteamericanos. John McCain fue autor, junto
con Edward Kennedy, de la iniciativa de ley acerca de inmigración más generosa y
jurídicamente fundada. Reafirmando el derecho de Estados Unidos a asegurar sus
fronteras y aplicar las leyes migratorias, Kennedy-McCain también proponía apresurar
el programa de reunificación de familias y un programa de visados con una nueva
categoría (H-5A) que inicialmente otorgaría 400.000 nuevas visas a trabajadores. La
visa temporal sería por tres años, con una extensión posible a tres años más.
Especialmente, mujeres e hijos podrían cruzar la frontera para reunirse con el padre
trabajador. La visa H-5A abriría el camino a la residencia permanente. Su propósito
explícito sería el de “promover normas de migración circulares”. La generosidad e
inteligencia de esta iniciativa contrasta brutalmente con las disposiciones de Arizona y,
muy particularmente, con el chaquetazo dado por el senador McCain quien,
desmemoriado, ha renegado de su pasado y ahora apoya la nueva ley de Arizona y en
consecuencia, la detención arbitraria de personas “sospechosas” de ser inmigrantes
ilegales. “Sospechosas” de ser judías, comunistas, anticomunistas, musulmanes,
gitanos, etcétera, etcétera.McCain se ha sumado a una iniciativa represiva y racista que niega la propia
trayectoria del senador, hoy por hoy un simple oportunista que quiere derrotar con
argumentos más papistas que el Papa a su opositor en las primarias y cuenta para ello
con el respaldo estelar de la promotora de la intolerancia y la mentira Sarah Palin,
reclutada con desesperación por el senador John McCain.Compárese esta política de la arbitrariedad con el llamamiento del presidente
Barack Obama a recuperar la vía de la legalidad a fin de obtener una nueva regulación
federal del tema migratorio. Obama calificó a la ley de Arizona de “hostigamiento”. Tiene
razón y está claro que la disposición del Estado de Arizona es anticonstitucional, toda
vez que el tema migratorio es privativo de la Federación y no de los Estados de la
Unión.Como en otras ocasiones (la iniciativa de 1994 en el Estado de California
negándoles beneficio social a los indocumentados y anulada en 1997 por un juez de
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distrito, por ejemplo), los tribunales superiores acabarán por eliminar la ley de Arizona.
Sin embargo, la ley en cuestión anima la detención arbitraria y la discriminación racial
en cuanto a los hechos.La población de origen hispánico en Estados Unidos será, de todos modos, víctima
de esta iniciativa racista. Una tercera parte de los niños pobres en Estados Unidos son
latinos y el clima creado por Arizona va a entorpecer gravemente la incorporación de
estos jóvenes a la sociedad política, económica y social norteamericana. Todos salen
perdiendo. Todos acaban temiendo.Dos asuntos más complican el del estatus migratorio. Uno es el de la criminalidad
fronteriza. Las armas se venden en Estados Unidos, las batallas se libran en México.
Las ha perdido la policía y las está perdiendo el Ejército.El Estado mexicano se ve cada vez más débil e incierto. A los grandes traficantes
sólo los derrotará, a la larga, el proceso de discriminalización o despenalización
propuestos por los presidentes César Gaviria, Fernando Henrique Cardoso y Ernesto
Zedillo. Pero al corto plazo, los criminales sólo serán derrotados por fuerzas más fuertes
que ellos. La Sureté francesa, la policía israelí o las brigadas del antiguo Ejército de la
Alemania oriental. ¿Por qué no acudir a ellos?.Por otro lado, se está agotando el argumento mexicano a favor del trabajador
migratorio. Cada vez más, nos preguntamos, ¿por qué no se quedan en México
nuestros trabajadores? ¿Por qué no se les emplea en un gran programa de desarrollo
nacional —un Nuevo Trato— para el empleo público en el siglo XXI? ¿Por qué,
finalmente, no tiene México un gran plan de desarrollo y va dando tumbos en medio de
iniciativas a medias o privadas de iniciativa?.Nuestra gran fuerza de trabajo no debe quedar atrapada entre la desocupación, la
migración o el crimen.-
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