Ámbito Financiero, Buenos Aires, 17 de marzo de 2011 http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=573168 El economista del mes: "El atraso cambiario es el mayor desafío del próximo Gobierno" En la tradicional entrega de «El economista del mes», el análisis de la coyuntura y de las perspectivas económicas estuvo a cargo de Ricardo López Murphy, que considera que no hay serias amenazas que puedan llegar a detener la recuperación económica mundial. De todos modos, advierte que la situación fiscal es muy endeble en caso de que el viento de cola se frene o se desacelere. 1 ¿Qué lectura hace de la marcha de la recuperación económica mundial? Ha sido mucho más vigorosa de lo esperado y, de hecho, las estimaciones de crecimiento para 2010 disponibles hacia junio pasado quedaron rebasadas, a la vez que las proyecciones para 2011 han sido corregidas al alza en muchas regiones del mundo. La crisis de 2008, prolongada en el primer semestre de 2009 fue un infarto intenso pero breve que impactó moderadamente en algunas economías emergentes asiáticas (Taiwán, Tailandia, Malasia y Singapur) y más intensamente a las latinoamericanas (México, Venezuela, Argentina), además del fuerte impacto en las economías centrales. El 2010 muestra la recuperación de éstas, con crecimientos significativos en Japón, EE.UU. y Alemania que se irradia Ricardo López moderadamente sobre Europa emergente. También Murphy muestra el «decoupling» en un contexto en el cual las economías emergentes crecen, en promedio al 7,1% contra el 2,6% de las economías desarrolladas. Debe observarse que la «elasticidad» que define la tasa de crecimiento de las economías emergentes vis a vis del mundo desarrollado ha aumentado: fue del 1,5% en los 80 y del 2% en los 90, para oscilar entre un 2,7% y un 3% en los últimos años. Hay dos fenómenos adicionales que gravitan en el crecimiento de la economía mundial. El primero es que las economías que mayor aumento del PBI tienen ganan crecientemente peso en la economía mundial por lo que, al subir su ponderación en el PBI mundial, su «contribución» al crecimiento de la economía global también crece. En 2001 el peso en el PBI mundial de las principales economías avanzadas (EE.UU., UE, Japón, Gran Bretaña, Canadá, etc.) era del 44,7%; en 2009 había bajado al 40,8%. El segundo fenómeno es que la revaluación de las monedas emergentes vis a vis el dólar «infla» sus PBI. Detrás de las condiciones favorables para la recuperación de la economía mundial están las políticas monetarias expansivas implementadas desde 2008 por las autoridades monetarias de las economías desarrolladas, para crear condiciones de liquidez 1 primarias que neutralizaran la caída del multiplicador y mitigaran el «credit crunch». La información de 2010 es particularmente importante. En el caso de EE.UU., M2 (que incluye depósitos de hasta u$s 100.000) aumentó «sólo» un 3,4%, menos de la mitad del crecimiento de M1 (8,2%) en un contexto de virtual estabilidad de la base monetaria; el aumento del dinero transaccional (M1) sugiere y es consistente con una economía en expansión. El panorama en la UE es similar. La Base Monetaria en 2010 creció «sólo» un 2% y la oferta un 2,5%, lo que explica la estabilidad del multiplicador. 2 ¿Es más grave la catástrofe japonesa o la crisis de Medio Oriente para la recuperación económica? ¿Cuáles serían los principales impactos del caso Japón? Ambas cuestiones son muy complejas. El caso del norte de África y Medio Oriente afecta esencialmente la provisión continua de petróleo y pone en riesgo un insumo crítico y estratégico de toda la producción mundial. Lo de Japón fue un impacto tremendo producto de un shock natural. Allí hay dos consecuencias. La primera es la destrucción del stock de capital, que será de un 3% o un 4%, y que su efecto más repentino será que Japón dejará de ser un proveedor neto en la magnitud que lo hacía y de ahorro del resto del mundo, y por consecuente tendrá un efecto sobre la tasa de interés. El segundo gran impacto de la crisis en Japón es lo que está sucediendo en materia de energía atómica. Nadie sabe a esta altura con cuidado cuál es el verdadero estado de la situación. En el mundo la alternativa al petróleo es la energía atómica. Si ello está afectado y complica su utilización, lo que genera es subir la demanda estructural del petróleo. Eso también es sumamente recesivo para el mundo porque lo que hace es eliminar los sustitutos de un insumo que ya de por sí es escaso. Por otro lado, hoy los motores de la economía global son los países emergentes, específicamente, Brasil, China y la India, entre otros. Desde ese aspecto, no hay serias amenazas que puedan llegar a parar la recuperación económica mundial. 3 ¿Cuáles son las luces amarillas del viento de cola mundial? Las que se han prendido en el tablero de control de las economías emergentes son en primer lugar una que tiene que ver con una desaceleración en el flujo de ingreso de capitales hacia esas economías observado en enero y febrero; lo cual podría estar asociado con los problemas en Egipto, que habría recordado a los inversores la fragilidad institucional de las economías emergentes. La segunda se asocia con los problemas de inflación creciente en las economías emergentes, lo que ha provocado la reacción de algunos gobiernos. Conviene destacar que detrás de estas tensiones inflacionarias se encuentran dos factores: el aumento de los precios de los alimentos empujados por el ascenso de los precios internacionales de los productos agrícolas (también del petróleo); y el efecto inercial de políticas domésticas expansivas combinado con la convalidación de presiones salariales. La reacción de los gobiernos ha implicado el uso de distintos instrumentos. Algunos han aplicado restricciones al ingreso de capitales preocupados por el riesgo de una burbuja. Otros han dispuesto aumentos en la tasa de interés de referencia. En términos generales, la tasa de inflación anual subió entre 0,5 y 1,5 puntos porcentuales, según el país. Por caso en China pasó del 2,2% en marzo al 4,7% en diciembre; en Brasil del 4,9% al 5,6%, en Perú del 0,7% al 2,1%, en Indonesia del 3,7% al 6,3%, y en Corea del 2,7% al 3,6%. La 2 suba de la tasa de inflación conlleva problemas de gobernabilidad, respecto al consenso en la sociedad de las correcciones necesarias para ponerle bajo control. La determinación de la nueva administración de Brasil de reducir el gasto público en 30.000 millones de dólares es una señal elocuente de un gobierno naciente que advierte un problema y aprovecha el crédito inicial para ensayar la corrección. Para poner las cosas en su justa perspectiva, la tercera alarma tiene que ver con el significativo deterioro de las cuentas corrientes de las economías emergentes en 2010. La desmejora oscila en el 1% porcentual del PBI, aunque excede ese valor en Chile, Indonesia, Corea y Tailandia. 4 ¿Le sigue preocupando la dinámica del gasto público nacional? En los últimos meses de 2010 la economía argentina continuó un proceso de expansión a elevadas tasas, en un marco de tensiones inflacionarias persistentes. En ese sentido, el Estimador mensual de actividad económica creció un 9,5% anual en el último trimestre del año y un 8,8% interanual para cerrar un crecimiento promedio anual del 9,1%. La reducción del superávit de cuenta corriente de la balanza de pagos indica la importancia que en la expansión tuvieron factores asociados a la absorción interna, ello sin perjuicio que las exportaciones en volumen físico crecieron fuertemente. Dentro de esos factores internos, el gasto público viene cumpliendo un papel importante en el proceso expansivo, lo que resulta llamativo considerando que la economía atraviesa una etapa de auge. Las cifras son elocuentes. La información publicada por la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía indica que en 2008 el gasto público consolidado (Nación, Provincias, Municipios y organismos diversos sin computar BCRA o bancos públicos) era el 38,5% del PBI y cuadruplicaba en términos nominales holgadamente el nivel de 2001; de hecho, medido en dólares, el gasto público de 2008 era un 30,9% mayor al de 2001 y en pesos constantes era un 56% más alto. Según estimaciones propias de 2009 y 2010, el año pasado el gasto público en moneda constante es un 96% más alto que el de 2000; en la década previa (1990-2000) había crecido «sólo» un 59% en términos reales. Medido en términos del PBI, el gasto público sería casi 10 puntos porcentuales mayor al de 2001. En dólares corrientes, 2010 excede en un 81,5% el nivel de 2001. El salto 2010/2009 resulta significativo en pesos y en dólares. Suponiendo una inflación del 28%, un crecimiento real del 6% del PBI, un crecimiento del gasto nominal del 35% y un tipo de cambio promedio anual del 4,20 (+7,5% anual), el nivel del gasto público orillaría ahora los u$s 220.000 millones. La contraparte del elevado nivel de gasto público es la presión tributaria. Sólo la originada en el Gobierno nacional ascendió en 2010 al 27,5% del PBI, equivalente a $ 410.000 millones, con un aumento del 34,4% sobre 2009 y del 51,9% sobre 2008. Sin embargo, a pesar del excelente desempeño de la recaudación y de la favorable situación del ciclo económico, en 2010 el resultado financiero del sector público nacional fue deficitario -como lo había sido en 2009, en ese momento justificable por el receso del segundo semestre de 2008 y primer trimestre de 2009-. Ello a pesar que no fue necesario pagar, por no darse las condiciones contractuales, el bono cupón PBI, lo que permitió un ahorro equivalente al 0,3% del PBI aproximadamente. Además, el gasto público crece en su participación en el PBI; obviamente, se achica la participación correspondiente al sector privado. Se está produciendo un aumento fenomenal del gasto público en dólares. Pese a la bonanza en la recaudación, la Nación exhibe un déficit corregido similar al de 2009 y acumula tres años seguidos en 3 «rojo». Todo esto revela una situación fiscal «estructural» más endeble de lo que una lectura superficial de las cifras permitiría concluir. Y ello supone un riesgo a mediano plazo, en caso de que el viento de cola virara, o amainara. 5 ¿Qué tan manejable será 2012 gane quien gane en la Argentina? Eso depende de las circunstancias internacionales. Si las circunstancias siguen siendo excepcionalmente favorables para la Argentina, gane el radicalismo o gane el peronismo, el problema no es de una magnitud muy grande. Lo que no es posible en 2012, y será un importante desafío para el próximo Gobierno, es seguir atrasando el tipo de cambio teniendo tasas de interés negativas. Tampoco es razonable seguir emitiendo moneda a más del 30% con una tasa de inflación que seguramente llegará al 30% este año. Ni Chile, Brasil, Perú, México o Uruguay van en esa dirección, por ende, no es adecuado que la Argentina se dirija hacia un camino que ningún país sensato de la región está llevando adelante. Esas correcciones que cité seguramente obligarán a una mayor disciplina en el resto de las políticas públicas, y lógicamente, si no se está dispuesto a enfrentar estos inconvenientes, la acumulación de problemas generará una situación mucho más complicada para desarmar en el corto y mediano plazo. 4