Bolivia: ¿A dónde va el gobierno de Evo Morales?

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Bolivia: ¿A dónde va el gobierno de Evo Morales?
PRT-IR :: 14/12/2006
La situación en Bolivia sigue al rojo vivo: la negociación con las empresas extranjeras por el
petróleo y el gas; el sangriento enfrentamiento producido por el control de una mina en
Huanuni; la parálisis de la Asamblea Constituyente; movilizaciones obreras y campesinas;
marchas impulsadas por la oligarquía santacruceña
Bolivia ¿ADóNDE VA EL GOBIERNO DE EVO MORALES? La situación en Bolivia sigue al rojo
vivo: la negociación con las empresas extranjeras por el petróleo y el gas; el sangriento
enfrentamiento producido por el control de una mina en Huanuni; la parálisis de la Asamblea
Constituyente; movilizaciones obreras y campesinas; marchas impulsadas por la oligarquía
santacruceña Presionado, al mismo tiempo, por la burguesía y la derecha y por los conflictos en el
movimiento de masas, que busca desesperadamente empleo y mejores condiciones de vida, Evo
Morales acusó a sus opositores de "intentar debilitarlo con rumores de un golpe de Estado" y
aseguró que "nada ni nadie detendrá la revolución democrática y cultural" que él representa. ¿Qué
está pasando realmente en Bolivia y cuál es el rumbo del gobierno de Evo Morales? Un gobierno de
Frente Popular... Para responder a estas preguntas, tenemos que definir que el gobierno de Evo
Morales es un Frente Popular. Es decir, a diferencia de los gobiernos burgueses tradicionales, lo
encabeza un dirigente del movimiento de masas (en este caso, de un sector del campesinado
boliviano) y lo sostienen organizaciones de masas del campo y las ciudades. Este carácter especial
de quienes los encabezan y las organizaciones que lo sostienen hace que sectores muy importantes
del movimiento de masas se engañen y vean a los Frentes Populares como "sus" gobiernos y no
como lo que verdaderamente son: instrumentos a los que apelan la burguesía y el imperialismo para
enfrentar los momentos más difíciles de la lucha de clases. La burguesía boliviana y el imperialismo
apostaron a Tuto Quiroga, pero se vieron obligados a aceptar el gobierno de Evo por una sencilla
razón: desde la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada, en 2003, existe un proceso revolucionario en el
país que se expresó en la caída de sus sucesor, Carlos Mesa y, de modo distorsionado, en el amplio
triunfo electoral de Evo Morales. En estas condiciones, para ellos, el gobierno de Evo pasó a ser la
mejor alternativa de controlar e intentar derrotar ese proceso. Cabalgando un potro bravo El
gobierno de Evo surgió como reflejo distorsionado del proceso revolucionario. Por eso, en cierta
forma, queda preso en medio de las principales fuerzas sociales de la lucha de clases. En palabras de
León Trotski, es como "un corcho que separa dos cuchillos". Por un lado, recibe la presión y las
exigencias de la burguesía y del imperialismo para que defienda sus intereses y avance contra la
revolución. Por el otro lado, recibe la presión de la movilización de masas que le exigen que cumpla
las expectativas que lo llevaron al poder y se ve obligado a hacer concesiones que la burguesía trata
de desarmar en cuanto puede. Por eso, su política es oscilante, llena de marchas y contramarchas,
según la presión dominante en cada momento. Pero estos vaivenes siempre se dan en la perspectiva
más estratégica de proteger los intereses de la burguesía y el imperialismo. Podemos decir que el
Frente Popular de Evo es como un jinete al servicio de la burguesía que debe domar al "potro bravo"
de las masas revolucionarias. Para hacerlo, apela a su prestigio entre las masas. Su plan es tomar las
consignas más sentidas las masas, llevarlas adelante de modo parcial, quitándoles su contenido
revolucionario, para poder decir "estamos aplicando el programa de revolución". Por ejemplo, en el
marco un discurso antiimperialista decretó una nacionalización parcial de los hidrocarburos y logró
mayores ingresos para el país, pero mantiene la mayor parte de ese negocio en manos de las
compañías extranjeras. Avanza con una reforma agraria parcial que afecta tierras hoy improductivas
para evitar que esa reforma afecte a los grandes latifundios agrarios, ganaderos y madereros.
Intenta que la Asamblea Constituyente sea "originaria" pero saca de sus debates los temas más
importantes. Al mismo tiempo, como para frenar la revolución tiene que dar "un poco más", muchas
veces se generan roces con sectores burgueses que se ven afectados por esas concesiones a
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reclamos de las masas. El "capitalismo andino" del MAS Para llevar adelante este plan, el gobierno
del MAS afirma que su política es conciliar los intereses de clases, es decir, los "intereses
nacionales" del pueblo y las mayorías oprimidas con los del gran capital. Este es el sentido que le
dan al concepto de "capitalismo andino". El vicepresidente Álvaro García Linera lo explicaba como
"un modelo de desarrollo capitalista que combina las tres plataformas económicas vigentes en
Bolivia, la moderna o estrictamente industrial, la andina comunitaria y la amazónica, que encuentran
mecanismos de articulación "no brutal" () regulando la expansión de la economía industrial, extraer
sus excedentes y transferirlos al ámbito comunitario, para potenciar formas de auto-organización y
desarrollo mercantil propiamente andino-amazónico. O sea, apoyar la economía familiar de pequeña
y mediana escala pero sin romper con el dominio de las empresas imperialistas y extranjeras en el
país. En este marco, el Estado nacional tiene "una importancia decisiva como responsable del
bienestar colectivo y la regulación de los mercados, a condición que se compatilibice el
intervencionismo con la iniciativa privada. Es un intento de combinar valores del capitalismo y del
socialismo con el propósito de superar a ambos, pero sin cuestionar la génesis de la producción
capitalista.". Esta idea se resumiría en las palabras de Evo hacia las empresas extranjeras; "Bolivia
quiere socios, no patrones". Una propuesta imposible de lograr Este intento de conciliar los "valores
del capitalismo y del socialismo sin cuestionar la génesis de la producción capitalista" es una nueva
versión de la propuesta de "humanizar al capitalismo". Toda la historia contemporánea muestra que
esto es imposible: no se pueden defender los intereses de los trabajadores y el pueblo sin atacar, al
mismo tiempo, los de la burguesía y el imperialismo. Apoyándose en la fuerza del proceso
revolucionario, Evo logra algunas concesiones menores del imperialismo y, al mismo tiempo, otorga
concesiones a las masas. En este sentido, los mayores ingresos del Estado boliviano por los nuevos
contratos de petróleo y gas, y el alza internacional de los precios de los minerales pueden darle a
Evo un cierto respiro y algún margen de tiempo para mantener el apoyo del pueblo (que se mantiene
mayoritario). Ha decretado aumento del salario mínimo, un bono educativo anual y està
promoviendo un programa de alfabetización con fondos y profesores venezolanos y atención de salud
con médicos cubanos. Esto podrá dar la impresión superficial de que el "capitalismo andino" y la
conciliación de clases son posibles. Pero esto será sólo una ilusión temporal. La situación
revolucionaria boliviana sigue abierta y, muy posiblemente, "los cuchillos" vuelvan a chocar en
nuevos y más duros enfrentamientos. La burguesía y el imperialismo tratarán de que la ilusión
creada por el Frente Popular consiga "adormecer" a las masas y les permita cerrar la situación
revolucionaria y cobrarse revancha de lo que las masas hicieron en estos años. Por nuestra parte,
confiamos que, en el curso del proceso, los trabajadores y las masas comprenderán crecientemente
que las tibias medidas de Evo no alcanzan para resolver el problema del desempleo, los bajos
salarios, la pobreza y la miseria o para lograr la tierra de los latifundistas. En otras palabras que,
para conseguir estas reivindicaciones, necesitan reiniciar su movilización revolucionaria, sobrepasar
al gobierno de Evo Morales y así imponer soluciones de verdad a sus reivindicaciones y necesidades
más apremiantes. En este proceso, estará planteada la construcción de organizaciones de masas
para llevar adelante esa lucha y la experiencia histórica de la construcción de la COB ayudará
mucho en este aspecto. En este proceso de lucha, también, otra de las tareas centrales es la
construcción de un partido revolucionario que intervenga en las luchas actuales y prepare esa
perspectiva estratégica. La política hacia los hidrocarburos Los hidrocarburos son un sector clave
para analizar la política del gobierno de Evo. Primero, la presión del proceso revolucionario lo llevó
a dictar el Decreto de Nacionalización de los Hidrocarburos (que recuperaba la propiedad de las
reservas). Aunque este decreto no planteaba la expropiación de las transnacionales y abría un
proceso de negociación con ellas, fue una medida progresiva, un primer paso hacia una
recuperación de los hidrocarburos, reclamo central de la "agenda de Octubre" del proceso
revolucionario de 2003. Unos meses después, al aplicar el decreto, el entonces ministro de
Hidrocarburos, Andrés Solís Rada, emitió una resolución para permitir el control del Estado sobre
las refinerías y acabar con un bono a las petroleras por "producir para el mercado interno". Esto
provocó la protesta de Petrobrás, principal empresa extranjera en Bolivia y una de las más afectadas
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por la medida, y del presidente brasileño Lula da Silva. Ante eso, el gobierno decidió "congelar
temporalmente la medida para no interferir en las negociaciones con Petrobrás". Desautorizado,
Solís Rada debió renunciar a su cargo, a pesar de ser el más popular de los ministros. El 31/10/06, al
vencer los 6 meses de negociación previstos por la ley para los nuevos acuerdos, el estado boliviano
firmó con 10 empresas transnacionales nuevos contratos de operación para la explotación y
exportación de gas y petróleo, de 24 a 31 años de duración, según los casos. Consolidación de las
empresas petroleras Las transnacionales pasan a ser "prestadoras de servicio" que entregan
formalmente su producción a la empresa estatal YPFB, que queda a cargo de supervisar los
contratos de comercialización y de la distribución de los impuestos a las regiones y departamentos.
De esta manera, YPFB será una fiscalizadora, pero no una empresa que controla las operaciones del
sector de hidrocarburos. Las empresas extranjeras mantienen la propiedad de sus inversiones y
activos. Es decir, se vuelve a "transferir las decisiones sobre los campos petroleros a las
transnacionales, con lo que se liquida cualquier posibilidad de reconstruir una empresa petrolera de
propiedad de los bolivianos" con control del conjunto de la cadena productiva. Como denuncia el
periódico Hora 25: "El Gobierno de Evo ha renovado por 30 años más las operaciones de empresas
petroleras que han robado y saqueado a los bolivianos uno de sus últimos recursos naturales. Son
empresas con múltiples irregularidades cometidas y, sin recibir sanción alguna, reciben su
certificado de buena conducta y amplificaciones significativas de tiempo para seguir operando en el
futuro". Las condiciones exactas fijadas por los contratos no son conocidas todavía, particularmente
la cuestión de los precios, un tema crucial todavía en discusión. Lo que sí está definido es que no
existirá más un precio nacional "en boca de pozo" y el precio que pagará YPFB a cada empresa
petrolera será calculado en función de sus costos de prospección y explotación. Según la
propaganda gubernamental, aparte del cobro de 50 % de impuestos ya previstos en la ley anterior,
se prevé un ingreso adicional para el Estado, que será variable según las inversiones realizadas por
las empresas . El directivo de la Petrobrás, José Fernando de Freitas, lo explica de esta manera: "Los
nuevos contratos ofrecen optimas condiciones... la participación del Gobierno boliviano será mayor
al 50 % que tenía hasta mayo de este año, pero menor al 82 % de los últimos dos meses". La
transnacional Repsol-YPF también se mostró satisfecha: "Será positivo porque permitirá inversiones
con la seguridad jurídica necesaria". El negocio de la exportación Este beneplácito de las empresas
extranjeras se debe a que siguen siendo las dueñas reales de negocio de la exportación regional del
gas: "El país se ve imposibilitado de negociar su participación en los mercados brasileño y argentino,
donde las transnacionales compran barato de Bolivia y venden a precios internacionales el gas.
Repsol importará de Bolivia a 5 dólares y lo revenderá a los argentinos (y reexportará a Chile) en 8,
Petrobrás compra en 4.30 y lo venderá a los consumidores brasileños en 10". Paralelo a los contratos
previstos por la ley, se han firmado con Argentina y Brasil otros acuerdos de provisión de grandes
cantidades de gas, a los precios mencionados. Para cumplir con estos dos grandes acuerdos, Bolivia
necesitará ampliar su actual capacidad productiva y esa inversión será realizada por las
transnacionales sin ningún esfuerzo, por las grandes ganancias que obtendrán por la reventa del
gas. En otras palabras, la política de Evo Morales consolida un modelo en el que Bolivia se limita a
ser proveedor de la materia prima mientras las empresas extranjeras se llevan la "parte del león" del
negocio exportador. Al mismo tiempo, el gas es exportado sin ningún tratamiento que genere valor
agregado y sin aprovechar las posibilidades de la licuefacción en el país, las que también serán
explotadas en el extranjero. No es casual que la política de Evo haya sido criticada por varios
expertos bolivianos que afirman que, con los ingresos por la producción actual, si se considera este
punto como una prioridad nacional y se obtiene el apoyo de "países amigos" como Venezuela, que ya
posee esas tecnologías, se podría desarrollar un proyecto nacional de industrialización que ayudaría
al control del Estado boliviano sobre el conjunto de la renta petrolera. Mayores ingresos
Independientemente de este análisis, se estima que los ingresos para el Tesoro General de la
Nación, por efecto de los nuevos contratos, superarán los 1.000 millones de dólares anuales. Es
decir, triplicará los ingresos del año 2005 (antes del decreto de Evo). La cifra puede parecer poco
significativa pero es muy grande para Bolivia: esos 700/800 millones de dólares adicionales
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representan entre 8 y el 9% del PBI del país en 2005 y más del 15% del presupuesto nacional de ese
mismo año. No es casual, entonces que la burguesía de la región del Altiplano haya salido a expresar
su conformidad con los acuerdos: "Quizá no sea en el sentido estricto de la palabra una
nacionalización, pero ciertamente se trata de condiciones favorables para el país". O que la
burguesía de Santa Cruz y Tarija, los departamentos en cuyo subsuelo está el petróleo y el gas,
presionen por su "autonomía" para obtener una porción mayor de esos ingresos. Al mismo tiempo, la
visión de que, sin ser la verdadera nacionalización, se trata de un "paso adelante" también es
compartida, por ahora, por la mayoría del pueblo boliviano que comienza a recibir algunas pequeñas
concesiones como el aumento salarial, el plan Juancito Pinto (entrega de subsidios a las familias de
menores recursos) y el "bono educativo". Pero la política de Evo Morales representa "pan para hoy y
hambre para mañana" porque entrega la mayor parte de la renta de los hidrocarburos a las
empresas extranjeras y no impulsa la industrialización. Por eso, tiende a repetir el mismo ciclo
negativo que ya se dio dos veces en la historia boliviana: la plata el cerro Potosí y el estaño fueron
saqueados pero Bolivia siguió siendo un país muy pobre, a pesar de sus inmensos recursos
energéticos y minerales. El único camino para evitar que ese ciclo se repita es imponer una
verdadera nacionalización de los hidrocarburos. Es decir, expropiar a las compañías extranjeras
para que YPFB se transforme en una empresa estatal monopólica que, con el control de los
trabajadores y el pueblo boliviano, asegure que la explotación y la comercialización de los
hidrocarburos sea puesta al servicio de sus intereses y necesidades. LA CUESTIóN MINERA Poco
menos de dos meses atrás se produjo un violento enfrentamiento entre mineros cooperativistas que
intentaban tomar el cerro Posokoni (en Hunani) y trabajadores mineros estatales, con un saldo de
varios muertos, principalmente cooperativistas. Este grave conflicto se originó en la combinación de
tres factores: el primero fueron las vacilaciones del gobierno de Evo en entregar esa mina a los
cooperativistas, tal como les había prometido, lo que los llevó a actuar por su cuenta; el segundo es
la grave crisis de empleo a nivel nacional y, finalmente, el actual aumento del precio internacional
de los minerales, lo que ha revalorizado las exportaciones de estaño y agudizado la disputa por el
control de las minas. Un poco de historia A partir de 1985, se realizó el desmantelamiento de la
histórica COMIBOL (Corporación Minera Boliviana), única empresa estatal minera del país. Varias
minas de estaño fueron privatizadas, otras fueron cerradas y más de 30.000 mineros perdieron sus
puestos de trabajo. Ante la falta de perspectivas, muchos de ellos optaron por formar cooperativas
para mantener la explotación, en muy malas condiciones. En muchos casos, los verdaderos
beneficiarios son "empresarios cooperativistas" que actúan como intermediarios de las
exportaciones del mineral. La COMIBOL sólo mantuvo tres minas estatales en operación (Huanuni,
Colquiri y Caracoles), bajo contratos de "riesgo compartido" con empresas privadas extranjeras, y
hoy emplea unos 5.000 trabajadores. El gobierno es el responsable Antes de las elecciones, Evo hizo
un acuerdo electoral con los cooperativistas y, a cambio de su apoyo, nombró ministro de Minería a
Walter Villarroel, principal dirigente de este sector. Por los mejores precios internacionales, existía
una fuerte presión de este sector para conseguir más concesiones y áreas dentro de las minas que
hoy explota la COMIBOL. Como el gobierno demoraba en cumplir este, cientos de cooperativistas
tomaron por asalto el cerro Posokoni, en Huanuni, el mayor yacimiento de estaño del país. Los
mineros estatales defendieron su fuente de trabajo y el resultado de los violentos enfrentamientos
fue de 16 muertos y más de 60 heridos. Los hechos conmovieron a todo el país. La COB (Central
Obrera Boliviana) realizó una manifestación con miles de personas en La Paz, en solidaridad con los
mineros estatales y reclamando la nacionalización de todas las minas del país. El Ejecutivo de la
COB, el minero Pedro Montes, exigió un cambio de la política del gobierno y señaló: "Demandamos
que los yacimientos mineros sean explotados por la Corporación Minera de Bolivia y que sus
utilidades beneficien a los bolivianos y no a los extranjeros como actualmente ocurre". Ante la
gravedad de los hechos, y buscando ocultar su responsabilidad en la agresión, dado su acuerdo con
los cooperativistas, el gobierno trató de tomar distancia y destituyó tanto al ministro Villarroel como
al presidente de la COMIBOL. En respuesta, el presidente de la Federación de Cooperativistas
Mineros, Pascual Guarachi, anunció la ruptura de la alianza política con el MAS. La "nueva política
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minera" del Gobierno Después de los hechos de Huanuni, y ante el apoyo que comenzaban a recibir
los mineros estatales en sus reclamos, el gobierno proclamó una "nueva política de nacionalización
de la minería", otra muestra de los oscilaciones y bandazos que analizamos en el artículo principal
de esa edición. En el caso de Huanuni, para calmar el conflicto abierto, el gobierno propuso: a)
control total de la mina Posokoni por la COMIBOL, b) fortalecimiento de la Empresa Minera
Huanuni, con 10 millones de dólares para su reactivación y c) la incorporación de 4.000
cooperativistas con trabajo regular, en esa empresa Huanuni. Se trata, evidentemente, de un triunfo
de los mineros estatales y de la COB y de una salida para quienes, en esa región, no tenían, hasta
ahora, otra alternativa que las cooperativas. Sin embargo, lo cierto es que el gobierno no ha
cambiado su política minera de conjunto. Por un lado, el "plan de nacionalizaciones" fue postergado
para 2007 "por falta de recursos económicos". Por el otro, el gobierno reafirmó su voluntad de
"respetar las inversiones privadas internacionales y de mantener las concesiones a cooperativas en
todo el país". Como dijo el viceministro Alfredo Rada ante la TV: "Tenemos que pensar en soluciones
para todos los sectores involucrados: mineros sindicalizados, cooperativistas, sin olvidar el sector
privado e internacional que ha invertido en grandes proyectos mineros en nuestro país." A buen
entendedor, pocas palabras. Al mismo tiempo, a contramano de su supuesta intención
nacionalizadora, el gobierno privatizó la explotación de la mina de hierro de El Mutún, considerada
el segundo yacimiento de hierro de América Latina y el séptimo del mundo. Además, posee otros
minerales como manganeso, níquel y cromo. El valor de estas reservas es de varios miles de millones
de dólares. La única salida es una verdadera nacionalización Coincidimos plenamente con la
exigencia de la COB de renacionalizar todas las minas de estaño y de otros minerales. Esto significa
reconstruir la empresa estatal COMIBOL. Por eso, una verdadera nacionalización debe comenzar
por rescindir los contratos de joint venture que entregaron las minas de la COMIBOL para su
administración y explotación a empresas privadas extranjeras. En segundo lugar, es necesario
anular las concesiones otorgadas a las cooperativas, incorporar esas explotaciones a la COMIBOL y
dar empleo a los que hoy trabajan en ellas, condiciones de igualdad con los que ya están en ella.
Finalmente, se debe anular la entrega del yacimiento de El Mutún a manos privadas y extranjeras.
La construcción de las instalaciones necesarias para su explotación puede perfectamente financiarse
con los ingresos de las exportaciones mineras que manejará el Estado y los que provendrán de una
verdadera nacionalización del gas y el petróleo. Esta es la única verdadera salida para que no se
repitan estos sangrientos enfrentamientos y para garantizar trabajo digno a los miles de bolivianos.
Pero, el gobierno de Evo Morales marcha en el sentido contrario. Los trabajadores y el pueblo
boliviano pueden y deben exigirle que cambie su política y, al mismo tiempo, organizarse para
luchar por una verdadera nacionalización de la minería. EE.UU.: "un socio estratégico" Las
negociaciones permanentes con las multinacionales petroleras y mineras son parte de una
capitulación cada vez mayor al imperialismo estadounidense, luego de algunos enfrentamientos
verbales iniciales. En un reciente discurso, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera,
declaró: "EE.UU. ha sido, es y será un aliado estratégico de Bolivia", al presentar ante el periodismo
unos 800 proyectos de inversiones y financiamiento estadounidenses. Para que no quede ninguna
duda, el vicepresidente agregó: "las relaciones con EE.UU. "están en un proceso de creciente
mejoramiento" (Clarín, 20/10/2006). La Asamblea Constituyente El 6 de agosto, comenzó a sesionar
la Asamblea Constituyente cuya convocatoria había sido uno de los principales propuestas de Evo
Morales y el MAS, antes de asumir el gobierno. Su realización generó muchas expectativas en los
sectores populares, especialmente en la mayoría indígena y campesina, que la ven como una
herramienta para poder discutir la resolución de sus graves problemas. Al mismo tiempo, esas
expectativas fueron utilizadas para frenar temporalmente las movilizaciones campesinas y de los
sectores populares. El MAS ganó a nivel nacional los comicios para elegir diputados constituyentes.
Pero el sistema de representación pactado con los partidos de derecha hizo que, aunque tiene el
55% de los representantes, no cuenta con los 2/3 requeridos para aprobar por sí solo la nueva
constitución, cláusula incluida en la convocatoria y que fue pactada entre Evo y la derecha. Por otro
lado, simultáneamente con las elecciones para constituyentes, se realizó el plebiscito por la
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"autonomía" exigida por las burguesías de Santa Cruz de la Sierra, Tarija, Beni y Pando para sus
departamentos. Santa Cruz posee la riqueza petrolera y las tierras productoras de soja; Tarija, las
mayores reservas de gas. Por eso, sus burguesías reclaman la "autonomía" para usufructuar y
entregar más libremente al imperialismo esas riquezas, ya que podrían definir el uso de esos
recursos. El NO obtuvo mayoría en el país, pero el SI ganó en los cuatro departamentos
mencionados, cuyas burguesías exigen que se cumpla con las autonomías departamentales. Los
debates empantanados Con esos resultados, la Asamblea se inició con dos debates centrales, que
hasta el momento no están resueltos, a pesar de las constantes concesiones del MAS a la derecha: .
El MAS propuso que la Asamblea fuera "originaria", es decir soberana para dictar una constitución
nueva y crear una nueva estructura de Estado y, además, con poder para que los otros poderes
deban subordinarse a ella. La oposición burguesa dice que la Asamblea es "derivada". Es decir, debe
respetar los otros poderes existentes y a las bases de la Constitución actual. En otras palabras, debe
limitarse apenas a una reforma constitucional. . El MAS propuso que, si bien la Constitución debía
ser votada por los 2/3 de los diputados, los artículos individuales y las demás resoluciones de la
Asamblea pueden aprobarse por mayoría simple. La oposición burguesa planteó que, en todos los
casos, deben aplicarse los 2/3. Por lo tanto, desde entonces, está empantanado la discusión del
reglamento de debates. Demostrando su voluntad de frenar cualquier avance de la AC, la burguesía
de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando realizó el 8 de septiembre un paro patronal bastante
contundente para defender el "derecho de veto" que, de hecho, tiene en la Constituyente y, a la vez,
fortalecerse en la negociación por la "autonomía". El gobierno ya está negociando Más allá de su
discurso radical sobre su carácter "originario" y la "refundación de Bolivia", el gobierno de Evo
Morales ya está adaptándose al proyecto de la burguesía y la derecha de "esterilizar" la Asamblea
Constituyente. En una entrevista con la Radio FIDES, el vicepresidente Álvaro García reconoció que
"la magna asamblea probablemente no modificara más del 20 % del articulado constitucional."
Varios de los grandes temas en discusión en el país van quedando, de hecho, fuera del futuro debate.
Como parte del acuerdo previo entre Evo y la derecha, no será incluida la cuestión de la reforma
agraria, cuya posibilidad amenaza fundamentalmente a los terratenientes de Santa Cruz. Ahora el
gobierno dice que la cuestión de los hidrocarburos "ya ha sido resuelta". Por lo tanto la
Constituyente debería limitarse a refrendar el contenido del decreto de Evo y la base conceptual de
los nuevos contratos. ¿Por qué entonces continúa la pulseada? Porque, hasta ahora, hay una
cuestión central que no ha sido resuelta: la de la autonomía reclamada por la burguesía de los
departamentos de la llamada "media luna" y, detrás de ella, la pelea por el reparto de los mayores
ingresos que recibirá el Estado por las exportaciones de gas. Ese es el punto que mantiene
paralizada a la Asamblea Constituyente. Las perspectivas El respaldo que Evo tiene entre la
población sigue siendo muy mayoritario (un 65%, según las encuestas). Sin embargo, para algunos
sectores sociales comienza a quedar claro que las expectativas populares en la Constituyente serán
claramente defraudadas. La tierra para los campesinos, el territorio para los pueblos originarios o
una verdadera nacionalización de los hidrocarburos y de las riquezas minerales no vendrán de esta
Asamblea pactada con la burguesía y el imperialismo sino de la continuidad de la lucha
revolucionaria de los trabajadores y el pueblo boliviano. REFORMA AGRARIA: POCOS CAMBIOS
PROFUNDOS Bajo la presión de 4 marchas nacionales de campesinos llegados de todos los rincones
del país, finalmente se aprobó a fines de noviembre, la ley de modificaciones a la actual ley agraria
(Ley INRA). Esta nueva ley acelera los procedimientos administrativos agrarios de reversión de
tierras y redistribución a las comunidades y pueblos Indígenas. El gobierno se ha manifestado a
favor de distribuir tierras fiscales y otras actualmente improductivas, pero está completamente en
contra de afectar las grandes propiedades que cumplan la "función económica-social". Evo declaró
que garantiza la propiedad privada de las tierras. Desde varias semanas, dicha reforma fue
bloqueada en el Senado, por los representantes de la Media Luna, como una medida de presión
contra el MAS para exigir los 2/3 en la Asamblea Constituyente. Finalmente el 30 de noviembre fue
aprobada, con el apoyo de algunos senadores "tránsfugas". Represión a los cocaleros Al mismo
tiempo, en cumplimiento de las exigencias de EE.UU. de erradicar 5.000 hectáreas de coca en 2006
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y como condición para ratificar un acuerdo existente comercial entre ambos países , a fines de
septiembre, hubo una fuerte represión a cultivos de coca en la región de Yungas de Vandiola. Como
Evo no puede intervenir en la región del Chapare, base social de él y del MAS, ni en los Yungas de
La Paz, donde hay más 80.000 campesinos cocaleros, definió hacerlo en Yungas de Vandiola
(Cochabamba), una zona cocalera tradicional, muy aislada y olvidada, donde unas 700 familias
sobreviven en casas muy precarias, sin servicios básicos, agua potable o menos electricidad.
Utilizando fuerzas policiales, la represión ocasionó un saldo de 2 muertos, 3 heridos y varios
detenidos. Como una amarga ironía de la historia, recordemos que Evo Morales comenzó a ganar
prestigio como dirigente campesino encabezando el enfrentamiento contra los intentos de erradicar
el cultivo de coca, en la región de Chapare. El dirigente sindical de Pataicuna, Nicanor Churata
demuestra la contradicción dedo dirigente sindical de Pataicuna, Nicanor Churata demonstra a
contradicao do processo: "Hemos votado por el Presidente, inclusive nos hemos obligado
(sindicalmente) a votar por el MAS, pero ahora este Gobierno nos está metiendo bala. Es una
verdadera contradicción en su política de la coca, porque sólo está defendiendo los intereses de las
Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba". http://www.marxismo.info/spip.php?article251
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http://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/bolivia_ia_donde_va_el_gobierno_de_evo_m
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