Argentina - La represión: cómo la enfrentamos y derrotamos Jorge Altamira :: 06/09/2004 La represión del martes 31 en Plaza de Mayo tiene el valor de una definición política. Luego de los ataques de los 'servicios' contra la movilización a la Legislatura, el 16 de julio pasado, y el enorme despliegue policial cuando volvió a tratarse el Código de Convivencia, resulta claro que el gobierno decidió salir con los tacones de punta contra las luchas populares, tal como lo vienen reclamando capitalistas, curas y alcahuetes. La represión del martes 31 en Plaza de Mayo tiene el valor de una definición política. Luego de los ataques de los 'servicios' contra la movilización a la Legislatura, el 16 de julio pasado, y el enorme despliegue policial cuando volvió a tratarse el Código de convivencia, resulta claro que el gobierno decidió salir con los tapones de punta contra las luchas populares, tal como lo vienen reclamando capitalistas, curas y alcahuetes. El miércoles 1°, un enorme contingente policial se desplegó dispuesto a reprimir a los fleteros que reclamaban en distintos puntos de la Capital. Para conciliar el planteo de que no reprime la protesta social con la represión efectiva de esa misma protesta, los 'servicios' que ahora parecen haber pasado al control del puntero quilmeño Aníbal Fernández, han adoptado el método de la infiltración en las filas de los luchadores. Consecuentemente, el martes pasado se vio a personas disfrazadas de piqueteros, provocando, primero, y deteniendo sin discriminación, después, a cuanto bicho viviente luciera cara de luchador. El movimiento piquetero deberá discutir el nuevo esquema político-represivo del gobierno y organizar las filas de los manifestantes para impedir las infiltraciones y expulsar a los infiltrados. Pero esto supone que los piqueteros lucharán unidos y que ninguna organización piquetera esgrimirá el 'derecho a la autonomía' para cortarse sola. La 'autonomía', no contra el Estado, sino entre los que luchan, es una señal inconfundible del método pequeño burgués y debe tener un resultado liquidacionista. Esta tendencia se inspira en otra, que es la de negociar los reclamos separadamente con los gobiernos (sean el nacional y provinciales), lo cual comenzó cuando la CTA y la CCC corrieron a verlo a Rodríguez Saá, y luego siguió con Duhalde y Kirchner. La política de facción fue justificada por la tesis de que los funcionarios del post-Argentinazo eran 'nacionales y populares'. Después de su apartamiento del plan de lucha aprobado por la última ANT, el Mijd también acentuó la metodología 'separatista', aunque ella venía de antes. Este divisionismo le acaba de salvar las papas al gobernador kirchnerista de Tucumán, Alperovich, cuando la CTA y la CCC se 'cortaron solas' e incluso sabotearon el primer congreso de bases de la historia de la provincia (firmaron una paz social que inhibe toda medida de lucha hasta abril del 2005). El divisionismo conduce, como por un tubo, a la cooptación de las organizaciones populares por parte del Estado. En Santiago del Estero, que Kirchner quiere convertir en un ejemplo de 'Estado de derecho', esto es manifiesto; los voceros del Interventor de la provincia, Lanusse, sin mosquearse en lo más mínimo por la contradicción, abogan por reformar la Constitución de Juárez, la cual es una copia literal de la que impusiera Kirchner en Santa Cruz. Cuando el martes pasado la organización Quebracho decidió salir a repudiar al jefe del FMI, tomó el cuidado de hacerlo en el mismo momento en que varias organizaciones se movilizaban por la libertad de Castells. La acción de Quebracho tuvo un carácter típicamente petardista porque ignoró al resto de las organizaciones en lucha, e, incluso más, fue desvergonzadamente manipuladora. Cuando se trata de la lucha de las masas, la 'autoconstrucción ' es un planteo antiobrero, pues supone la defensa de los intereses particulares en desmedro del conjunto. Las tendencias políticas en el campo de los trabajadores deben delimitarse y reconocerse en términos de programa, de ninguna manera en el planteo de la lucha de clases contra el Estado, que siempre debe estar inspirada por la unidad como método. Llamamos a la unidad del movimiento piquetero sobre la base de un pliego común de reivindicaciones contra los capitalistas y el Estado. lahaine.org :: 1