CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrada Ponente RUTH MARINA DÍAZ RUEDA Bogotá D. C., doce (12) de julio de dos mil once (2011). (Aprobado y discutido en Sala de 29 de junio de 2011) Ref. Exp. 08001-3103-013-2005-00124-01 Decide la Corte sobre la admisibilidad del libelo de casación presentado por Henry Gallego Soto, frente a la sentencia proferida el 17 de enero de 2001 por la Sala Civil - Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla, dentro del proceso ordinario que aquel promovió contra la Asociación Pro-Bienestar de la Familia Colombiana -Profamilia-. ANTECEDENTES 1.- El accionante solicitó que se declarara a su demandada civilmente responsable de los perjuicios que le causó por haberle resultado fallida la operación de vasectomía que el 14 de agosto de 1989 le practicó el médico Antonio V. Garrido, en la Clínica que aquella tiene en la ciudad de Barranquilla. 2.- La causa petendi permite el siguiente compendio: a.- El actor de 44 años y su esposa Blanca Margarita Naranjo Jaramillo de 38, tenían 4 hijos, el último de los cuales de 12 y como afrontaban una difícil situación económica, acordaron no engendrar más, optando por la esterilización de aquel. b.- Acudieron al referido centro asistencial de la demandada en donde convinieron la realización de la intervención antes mencionada que se ejecutó el 14 de agosto de 1989 y dado el éxito reportado de ella, la pareja en mención no buscó otro método de planificación; sin embargo, al cabo de año y medio, se produjo un nuevo embarazo, naciendo Cristian Andrés Gallego Naranjo. d.- Después de la concepción, el actor se practicó examen de expermograma, saliendo apto para engendrar, lo que indica que la operación fue fallida, situación que a más de perjuicios materiales, le provocó mucho dolor, pena, vergüenza con sus hijos, esposa y familiares quienes lo consideraban infértil. 3.- Admitida la demanda y notificada, la entidad convocada excepciones se de opuso a las “prescripción súplicas de la formulando acción R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 las judicial”, 2 “inexistencia de la relación de causa a efecto entre los actos de la Colombiana Asociación Probienestar ‘Profamilia’ y el de la resultado Familia fallido del procedimiento de vasectomía practicado al demandante, lo cual ocurrió por causa de recanalización espontánea del conducto deferente ligado”, e “inexistencia de responsabilidad de acuerdo con la ley”, y mediante sentencia del pretensiones, 23 de octubre declarando de probadas 2009 las negó dos las últimas defensas citadas. El ad quem al desatar la apelación propuesta por el promotor del proceso confirmó el fallo, previa la declaración de no haberse probado “la excepción de prescripción de la acción ordinaria alegada por la parte demandada”, dado que de acuerdo con la ley 791 de 2002, no transcurrieron los 10 años allí previstos. En soporte de su decisión, el ad quem comenzó precisando que se hallaba “frente a la responsabilidad civil del médico por la prestación del servicio profesional”, para la que debían concurrir como elementos, la “prueba del contrato”, el “daño padecido” y la “relación de causalidad entre el comportamiento de la parte demandada y el daño padecido por el demandante o la víctima”. Que ésta no se acreditó; en cambio sí, que “la parte demandada cumplió con [su] obligación médica” y que la recanalización de los conductos deferentes del actor fue espontánea, significando que “se produce por sí solo, sin agentes R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 3 externos que lo provoquen”, por lo que el hecho de volver a engendrar no fue consecuencia directa de la actuación negligente y descuidada del médico demandado, pues además, el día del procedimiento, aquel fue informado de que esa situación se podría presentar, al indicársele “[q]ue la intervención quirúrgica anticonceptiva conlleva riesgos, los cuales me han sido explicados por el médico e incluye la remota posibilidad que falle”. 4.- Oportunamente el demandado formuló el presente recurso que luego de concedido, fue admitido por esta Corporación y en tiempo hábil allegó el correspondiente libelo en procura de sustentarlo. CONSIDERACIONES 1.- El artículo 374 del Código de Procedimiento Civil al establecer los requisitos que debe contener la demanda de casación exige los siguientes: “1. La designación de las partes y de la sentencia impugnada (…) 2. Una síntesis del proceso y de los hechos, materia del litigio (…) 3. La formulación por separado de los cargos contra la sentencia recurrida, con la exposición de los fundamentos de cada acusación en forma clara y precisa. Si se trata de la causal primera, se señalarán las normas de derecho sustancial que el recurrente estime violadas (…). Cuando se alegue la violación de norma sustancial como consecuencia de error R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 4 de hecho manifiesto en la apreciación de la demanda o de su contestación, o de determinada prueba, es necesario que el recurrente lo demuestre. Si la violación de la norma sustancial ha sido consecuencia de error de derecho, se deberán indicar las normas de carácter probatorio que se consideren infringidas explicando en qué consiste la infracción”. A su vez el inciso 4º del canon 373 ibídem, al reglamentar el trámite de la impugnación extraordinaria prescribe perentoriamente que “[p]resentada en tiempo la demanda, se examinará si reúne los requisitos formales, sin calificar el mérito de los cargos, y en caso negativo declarará desierto el recurso y ordenará devolver el expediente al tribunal de origen. (…)” 2.- Dada la naturaleza del aludido medio de impugnación, el ordenamiento jurídico vigente le impone al recurrente la obligación ineludible de sustentarlo mediante la introducción oportuna del respectivo libelo, sin que para ello tenga plena libertad de configuración, pues una demanda de este linaje debe reunir los requisitos formales antes comentados y centrar el ataque apoyado en los motivos legalmente consagrados, quedando claro que es la censura la que tiene a su cargo el deber irremplazable de explicitar las razones de las que se sirve para obtener la finalidad pretendida, puesto que a la Corte le está vedado suplantar su voluntad y mucho menos actuar de oficio en pro de hallar el fundamento en R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 5 el que el inconforme basa su descontento. Por consiguiente, debe aducir o invocar como mínimo una de las causales taxativamente previstas y tratándose de violación de normas sustanciales, le corresponde identificar las que tienen esa alcurnia y precisar cómo se produjo el quebrantamiento, si de manera directa o indirecta y cuando hubiere sido de esta última forma, expresar la clase de error cometido; en el evento que fuere de hecho, ha de demostrarlo, y siendo de derecho, debe citar las disposiciones de carácter probatorio infringidas, además de plasmar la argumentación que evidencie esa situación y su trascendencia. 3.- Examinado el libelo, se constata que se apoya en dos (2) cargos que el recurrente ubica, uno en el ámbito de la causal primera y el otro en la tercera del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil. a.- Respecto del inicial dice que la sentencia es violatoria de la ley sustancial que “puede ocurrir como consecuencia de error de derecho por violación de una norma probatoria, por error de hecho manifiesto en la apreciación de determinadas pruebas, como en este caso” en donde se infringen los artículos 10, 13 y 15 de la ley 23 de 1981, y 9º del decreto 3380 de 1981, al desconocer “las características del consentimiento informado” carente “de todo rigor lógico” porque “no es posible que le hayan explicado” al actor “que la cirugía tendría la remota posibilidad de una recanalización espontánea R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 de los 6 conductos deferentes, si a renglón seguido, dice que si la cirugía tiene éxito no podrá engendrar más hijos”. Agrega que el Tribunal desconoce la implicación de la certificación de la clínica en cuanto a que la intervención había sido exitosa y que no tendría más hijos, “dado que ni médico ni la clínica pueden asegurar o prometer que la vasectomía esteriliza definitivamente y que por lo tanto no se tendrán más hijos, como se realizó en este caso”. Que tampoco tiene en cuenta la demostración de “que nunca se le dijo al demandante las implicaciones y posibles fallas que podrían surgir una vez el resultado de la cirugía fuera exitoso, y luego de haberse expedido la certificación con el resultado de esterilización definitiva, pues no es lo mismo que el consentimiento diga que la cirugía puede fallar sin saber a qué complicaciones corresponde la falla, a que en dicho consentimiento se le haya dicho que existe posibilidad de una recanalización espontánea”. Agrega que faltó “seguimiento en cuanto al conteo de espermatozoides, posterior a la certificación, teniendo en cuenta el riesgo de recanalización espontánea de los conductos deferentes lo que implica una responsabilidad del galeno y “absolutamente de claro la clínica”, que es todo más lo que cual deja evidente y protuberante el error de hecho en la apreciación de los elementos materiales probatorios ya citados generando así R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 7 la vulneración de las normas de derecho sustancial anteriormente señaladas”. b.- En el segundo cargo acusa la sentencia de poseer “en su parte resolutiva declaraciones o disposiciones contradictorias”, pues no se basó “en datos de expertos en la materia, sino” (…) “en ‘Wilpedia’ enciclopedia la cual no es científica y que no es autoridad en la materia, lo que quiere decir que basa su argumento en una falacia de apelación inapropiada a la autoridad o ‘falacia adverecundiam’”, al igual que en una “de división, lo cual consiste en argumentar que lo que es verdad en su totalidad también debe ser cierto de cada una de sus partes”. Sostiene que del consentimiento informado no se desprende el enteramiento al actor de que una de las complicaciones de la vasectomía fuera la recanalización y de todas formas, el médico tenía el deber de realizar los seguimientos correspondientes para prevenirlas. No entiende la conclusión del Tribunal, ni halla coherencia lógica cuando se refiere a la inexistencia del nexo causal, dado que éste se encuentra “plenamente probado en la medida en que el galeno y la institución, no realizaron el seguimiento y diagnóstico adecuado teniendo en cuenta que el riesgo de la recanalización de los conductos deferentes es (…) previsible y que por el contrario la demandada certifica que el demandante no R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 8 puede tener más hijos, y como consecuencia de esta negligencia el demandante tiene un hijo, luego, queda probada y es evidente que en la parte motiva de la sentencia acusada existen contradicciones, que de no casarce (sic), daría lugar a generar un precedente de irresponsabilidad de los galenos y de las clínicas, frente a su deber de seguimiento y prevención de lo previsible”. 4.- En el presente asunto, es evidente la falta de técnica en la formulación de la acusación, según pasa a analizarse. a.- En el primer embate, el recurrente omite dar a conocer la “norma sustancial” supuestamente quebrantada, pues los artículos 10, 13 y 15 de la Ley 23 de 1981, y 9º del Decreto 3380 de 1981, aducidos, no tienen aquel carácter, dado que no constituyen la base fundamental del fallo impugnado, ni para el caso propuesto pueden tenerse como sustanciales, toda vez que los tres primeros disciplinan el comportamiento que el médico debe observar con su paciente y el último define los riesgos injustificados que aquel debe evitarle a éste. La jurisprudencia de la Sala tiene decantado que por “normas de derecho sustancial debe entenderse las que declaran, crean, modifican o extinguen relaciones jurídicas concretas, sin que tengan ese calificativo aquellas que se limitan a definir fenómenos jurídicos o a describir sus R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 9 elementos”, (auto de 29 de octubre de 2007, Exp. 200100903-01). Con relación a la omisión puesta de presente, igualmente tiene dicho, que cuando la impugnación extraordinaria se apoya en la referida causal, por versar la misma sobre el derecho material que concierne a la controversia, es forzoso indicar la preceptiva legal pertinente, requisito que no perdió vigencia con la expedición del decreto 2651 de 1991, porque si bien en su artículo 51 proposición eliminó jurídica la necesidad completa de cuando integrar se alegaba una la infracción de disposiciones de derecho sustancial, acorde con los fines de la casación le impone al recurrente el deber de señalar “(…) cualquiera de la normas de esa naturaleza que, constituyendo base esencial del fallo impugnado o habiendo debido serlo, a juicio del recurrente haya sido violada(…)”.1 Dado que los preceptos invocados no fueron soporte de la decisión cuestionada, se incumple el requisito de citar los pertinentes al caso debatido. Aquellos, en el orden referido, son del siguiente tenor: “ARTICULO 10. El médico dedicará a su paciente el tiempo necesario para hacer una evaluación adecuada de su salud e indicar los exámenes indispensables para 1 Auto de 19 de noviembre de 2010, exp. 2007-00186-01. R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 10 precisar el diagnóstico y prescribir la terapéutica correspondiente. PARAGRAFO. El médico no exigirá al paciente exámenes innecesarios, ni lo someterá a tratamientos médicos o quirúrgicos que no se justifiquen”. “ARTICULO 13. El médico usará los métodos y medicamentos a su disposición o alcance, mientras subsista la esperanza de aliviar o curar la enfermedad. Cuando exista diagnóstico de muerte cerebral, no es su obligación mantener el funcionamiento de otros órganos o aparatos por medios artificiales”. “ARTICULO 15. El médico no expondrá a su paciente a riesgos injustificados. Pedirá su consentimiento para aplicar los tratamientos médicos, y quirúrgicos que considere indispensables y que puedan afectarlo física o síquicamente, salvo en los casos en que ello no fuere posible, y le explicará al paciente o a sus responsables de tales consecuencias anticipadamente”. “Articulo 9°. Se entiende por riesgos injustificados aquellos a los cuales sea sometido el paciente y que no correspondan a las condiciones clínico-patológicas del mismo.” Como la desestimación que el ad quem efectuó de las pretensiones tuvo soporte en el cumplimiento de la R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 11 obligación médica por parte de la demandada, en la inexistencia de relación causal entre el comportamiento médico demandado y el daño padecido por el demandante y, en la “recanalización espontánea de los conductos deferentes” del actor, éste debió citar las normas civiles disciplinantes de la responsabilidad civil contractual, dado que ellas constituyen el fundamento jurídico de tal apreciación y no las disposiciones antes aludidas, que, en el asunto planteado, se muestran inadecuadas. La Sala ha planteado “(…) que le está vedado al impugnante señalar caprichosamente en la demanda de casación cualquier norma sustancial con miras a cumplir el aludido requisito; desde luego que el artículo 374, exige perentoriamente al recurrente que determine las normas de naturaleza sustancial con las cuales deba cumplirse la comparación de la sentencia a fin de establecer si esta las transgrede, carga que, a la luz del numeral 1 del artículo 51 del Decreto 2651, continúa gravitando sobre aquél, a quien, no obstante que se le exime de integrar una proposición jurídica completa, se le impone la exigencia de precisarle a la Corte, por lo menos, una de las normas sustanciales que hayan sido base esencial del fallo, o debido serlo, con las cuales deba confrontarse la sentencia para ver si, efectivamente, esta la vulnera. “No se trata, entonces, de denunciar la violación de la norma de derecho sustancial que discrecional o antojadizamente escoja el censor, pues esto sería tanto R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 12 como admitir que es posible plantear debidamente una acusación perfilada al margen de los extremos del litigio, convirtiéndolo, subsecuentemente, en uno distinto, cuando, por el contrario, la función de la censura trazada con sustento en la causal primera, es la de establecer si la sentencia recurrida se ajustó al derecho objetivo que se aplicó o debió aplicarse en el caso debatido y no a otro. Al respecto ha puntualizado esta Corporación que: “El entendimiento de esa disposición impone observar, que la norma sustancial que a juicio del recurrente debe ser citada como violada, tiene que estar íntimamente ligada con el aspecto jurídico sobre el que versa la pretensión ventilada en el litigio, o con el que sirve de soporte a la oposición, porque en rigor ellos constituyen o deben constituir la base esencial de la decisión, ya que demarcan los confines de la misma. Dentro de esa lógica elemental le bastará por tanto al casacionista citar como infringida cualquiera de las normas de ese linaje que gobiernen esos extremos de la controversia, esto es, la pretensión o la oposición” (…)”. (Sentencia de 11 de marzo de 2002, Exp. Nº 6141”. De otro lado, si bien las normas citadas por el recurrente pueden llegar a ser pertinentes a la hora de establecer las relaciones del médico con su paciente, de ninguna manera aluden al asunto esencial materia de este litigio que se itera fue el incumplimiento contractual referido a la infertilidad que el accionante había pactado con su demandada. R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 13 b.- El segundo embate carece de la claridad y precisión exigidas en el canon 374 del Código de Procedimiento Civil que impide su admisión, dado que si de acuerdo con el numeral 3° del 368 ibídem la causal invocada se presenta cuando la sentencia contiene “en su parte resolutiva declaraciones o disposiciones contradictorias”, no es de recibo la incompatibilidad que se esgrima de las consideraciones expuestas como base de aquel, como lo plantea el recurrente. Es por ello, por lo que, para establecer su existencia, se impone comparar, confrontar, cotejar o contrastar las plurales disposiciones declarativas o de condena consignadas en la parte “resolutiva” del fallo, como lo exige el precepto citado, no en sus motivaciones. Ahora, si la sentencia contiene frases o conceptos equívocos, dudosos o ambiguos, la ley, bajo ciertas condiciones y en las oportunidades por ella misma previstas permite su aclaración, de oficio o a solicitud de parte, sin que de ninguna forma, esas circunstancias estructuren la causal que se comenta. En relación con esta temática, la Sala ha señalado que, “[l]a causal tercera de casación tiende a corregir declaraciones o disposiciones antinómicas e incompatibles, simultáneas o coexistentes en la parte resolutiva de la sentencia, cuya entidad por antagónicas y excluyentes, la tornan inejecutable o de imposible cumplimiento. Para su configuración, de tiempo atrás, la Corte viene reiterando R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 14 la existencia de una contradicción incontestable e insuperable de la parte dispositiva de la sentencia, de tal magnitud, relevancia e incidencia que impida cumplirla y no sea susceptible de disipar en su contexto coherente, sistemático, lógico y racional, verbi gratia, ‘si una afirma y otra niega, o si una decreta la resolución del contrato y otra su cumplimiento, o una ordena la reivindicación y la otra reconoce la prescripción adquisitiva, o una reconoce la obligación y la otra el pago’ (cas. civ. sentencia de 16 de agosto de 1973 reiterada en sentencia del 18 de agosto de 1998, [S-070-1998] exp. C-4851). En tales hipótesis, deben presentarse ‘… varias manifestaciones de voluntad resolutiva atribuible a la autoridad juzgadora, en una misma declaración de certeza, que se excluyen mutuamente, o entre sí se destruyen pues la ejecución de una parte implica la inejecución de otra, resultando así desconocidos elementales dictados de lógica formal, exigibles precisamente en guarda del requisito de claridad en la decisión al que se refiere el artículo 304 del Código de Procedimiento Civil, y creándose a la postre un vacío en lo dispositivo ya que dos resoluciones en realidad contradictorias no pueden tenerse por verdaderas a la vez y, por lo tanto, son ambas inejecutables; en síntesis, la incompatibilidad tiene que ser de tal envergadura, tan absoluta y notoria, que no sea factible saber cuál es el genuino mandato jurisdiccional que deba ser objeto de cumplimiento …’. (cas. civ. sentencia 167 de 15 de mayo de 1992 reiterada en sentencia de 25 de octubre de 2000, exp. 5513). La imprescindible garantía de certeza y R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 15 seguridad jurídica, naturalmente, supone decisiones claras, lógicas, sin duda o ambigüedad, ni contradicciones, pues la decisión del conflicto mediante un pronunciamiento judicial, parte de la posibilidad de su cumplimiento y de la evitación de procesos ulteriores entre las mismas partes, por el mismo objeto y causa. Por lo anterior, ‘[e]l vicio procesal que resulta denunciable por la causal tercera de casación compromete la eficacia del fallo enjuiciado, porque el mismo se configura a partir de la existencia de resoluciones formal y materialmente incompatibles o contradictorias, y por ende imposibles de ejecutar o cumplir simultáneamente. Desde luego, que una decisión de tal índole, lesiona los principios de certeza y seguridad jurídicas, e impide, por contera, los efectos de cosa juzgada’ (cas. civ. sentencia de 30 de julio de 2001, S-146-2001 [5672]). Desde esta perspectiva, la discordancia cuya enmienda procura es de tal linaje que hace insostenible por contradictorio el fallo e impide acatarlo al contener una antítesis concomitante insalvable. Se trata, de una cuestión objetiva resultante de la simple comparación entre las simultáneas disposiciones, sin razonamientos ni esfuerzos mayores” (cas. civ. sentencia de 1 de julio de 2009, exp. 11001-3103-039-2000-0031001). Igualmente, tiene dicho la Corte, “(…) que para que haya contradicción, es de la esencia que la providencia contenga más de una decisión en su parte resolutiva, y que la una excluya la ejecución de la otra. Se trata de una R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 16 exigencia lógica, de evidente razonabilidad, ya que si la ley exige que la contradicción sea en la parte resolutiva, de una vez está excluyendo de la prosperidad del ataque en casación tanto a las sentencias que tengan una única resolución como a las que, teniendo varias decisiones resolutorias que guardan coherencia entre sí, presentan contradicciones entre la parte resolutiva y la motiva, evento, este último, en el cual el ataque debe intentarse con fundamento en la causal 1a. de casación. En otras palabras, para que este ataque se abra paso se exige la pluralidad de decisiones antagónicas (…).” (cas. civ. sentencia de 22 de junio de 1995, Exp. 4227). Cotejado el embate con las exigencias legales y jurisprudenciales acabadas de citar, se evidencia sin dificultad la inobservancia de ellas, que por tanto frustra la admisión del cargo. En efecto, si el recurrente edifica la tercera causal de casación en que el fallo no se basó “en datos de expertos” sino en la enciclopedia “Wilpedia (…) que no es autoridad en la materia”, que del consentimiento informado no se desprende la ilustración al actor de que una de las complicaciones de la vasectomía fuera la recanalización, y que está probado el nexo causal que el Tribunal no halló, tales argumentos distan de lo que realmente constituye el motivo invocado, que se itera, consiste en “contener la sentencia en su parte resolutiva declaraciones o disposiciones contradictorias”. R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 17 Si a lo anterior se adiciona el hecho de que la sentencia del Tribunal confirmó la de primer grado denegatoria de las pretensiones, declarando “no probada la excepción de prescripción de la acción ordinaria”, esa explícita resolución, desde el punto de vista lógico, impide predicar la “contradicción o incompatibilidad” que la hacen viable y de todas formas, el censor no precisó cuáles de las que integraban la parte resolutiva tipificaban la causal planteada o conducían a entender en diverso sentido la determinación adoptada que la tornaran inejecutable, todo lo cual evidencia la ausencia de acreditación del cargo. Es más, como lo que el recurrente plantea es un ataque contra las reflexiones del Tribunal que involucra el aspecto probatorio, tal reproche no tiene cabida por la vía equivocadamente escogida, dado que como ha quedado visto, no comporta construcción imposibilite de su la un error parte ejecución, procedimiental resolutiva sino un del error en fallo de la que juicio relacionado con los argumentos que la soportan, aspecto que sería atacable por vía diferente. 5.- Como todo lo anterior denota unos razonamientos y exposición que contravienen la técnica de casación, no obstante que el libelo adolece de otros defectos de esa misma naturaleza, no es del caso entrar a determinarlos, porque los ya resaltados son suficientes para no recibirlo a R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 18 trámite y aplicar la consecuencia prevista en el inciso 4º del artículo 373 del Código de Procedimiento Civil. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, RESUELVE Primero: Declarar inadmisible la demanda y, en consecuencia, desierto el recurso de casación interpuesto en el proceso de la referencia, por el demandante. Segundo: Devolver el expediente al Tribunal de origen, por conducto de la Secretaría. Notifíquese EDGARDO VILLAMIL PORTILLA JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 19 RUTH MARINA DÍAZ RUEDA FERNANDO GIRALDO GUTIERREZ PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA WILLIAM NAMÉN VARGAS ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ R.M.D.R. Exp. N° 08001-3103-013-2005-00124-01 20