PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL ACUERDO En la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Sede de la Sala III del Tribunal de Casación, a los 22 días del mes de marzo de dos mil once, se reúnen en Acuerdo Ordinario los señores jueces doctores Daniel Carral, Ricardo Borinsky y Víctor Horacio Violini, con la presidencia del primero de los nombrados, a fin de dictar sentencia definitiva en la presente causa número 11.806 (registro de Presidencia número 39.425) caratulada: “Luna, Norma Isabel s/recurso de casación”, conforme al siguiente orden de votación: BORINSKY-CARRAL-VIOLINI. ANTECEDENTES En lo que interesa destacar, el Tribunal en lo Criminal número 4 de San Isidro condenó a Norma Isabel Luna a dos años de prisión de ejecución condicional, cien pesos de multa, costas, y el cumplimiento de reglas de conducta por dos años, por resultar autora responsable del delito de tenencia de estupefacientes. Contra dicho pronunciamiento vino en casación el Defensor Oficial (fs.39/43 y vta.), denunciando violación y/o errónea aplicación de los artículos 45 del Código Penal; 14, primer párrafo, de la ley 23.737; 1, 3, 209, 210, 367, 371, 373 del Código Procesal Penal. Argumenta que no se ha probado la relación real inmediata entre su pupila y la sustancia prohibida hallada en su casa porque el lugar también era habitado por su hijo Roque Sebastián Ávila y otro pariente, Gustavo Ariel Sánchez; y que la escasa cantidad de marihuana autoriza a presumir fundadamente que la misma se tenía con el objeto de ser consumida en un ámbito de reserva y privacidad y no para su comercialización. Solicita la absolución de Luna y subsidiariamente se declare la inconstitucionalidad y la absolución. 1 A-1 Concedido el recurso (fs.44 y vta.), y radicado con trámite abreviado y debida noticia a las partes (fs. 51 y vta.), el Fiscal propone su rechazo (fs.52/53). La Defensa (57/60) mantiene los agravios de la presentación originaria y denuncia falta de motivación del monto de pena impuesto. Encontrándose la Sala en condiciones de dictar sentencia definitiva, se plantean y votan las siguientes CUESTIONES Primera: ¿Es procedente el recurso de casación interpuesto? Segunda: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? VOTACIÓN A la primera cuestión el señor juez doctor Borinsky dijo: Primero. El veredicto tiene por afamado que el 26 de abril de 2007, durante un allanamiento realizado en el domicilio de Reconquista S/N, entre Leonismo Argentino y Avellaneda de Virreyes (San Fernando) se incautó en el dormitorio de Norma Isabel Luna dos atados y cuatro envoltorios de nylon conteniendo picadura de “cannabis sativa” (marihuana). Segundo. Si bien a través de los elementos de prueba colectados por el Tribunal, como el acta de allanamiento y sus resultancias, las declaraciones del personal policial interviniente y del testigo Hugo Roberto Gómez, y la pericia química que determinó la naturaleza de la sustancia (cannabis sativa), se ha probado suficientemente que la misma pertenecía a la imputada, no es ocioso recordar que la misma fue hallada en el interior de un estuche ubicado en el cajón de la mesa de luz en el dormitorio de Luna. Y destaco lo anterior, porque el modo y lugar en que era guardada junto a la cantidad incautada, dos atados (porros) de 1 gramo cada uno, y cuatro envoltorios de nylon negro, dos de 1,5 gramos y los restantes de 1,7 y 1,8 gramos, me permiten concluir, aún por el beneficio 2 PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL de la duda, que estaba destinada a su consumo personal (artículo 14, último párrafo, de la ley 23.737). Por lo demás, en virtud de la propuesta efectuada y sin necesidad de recalar en la invocada inconstitucionalidad; entiendo que el motivo introducido en último término, resulta procedente. Conforme viene sosteniendo la Sala, el artículo 14 de la ley 23.737 debe compatibilizarse con el “principio de reserva” contenido en el artículo 19 de la Constitución Nacional, puesto que las conductas del hombre que se dirijan sólo contra sí mismo quedan fuera del ámbito de las prohibiciones (C.S.J.N. causa “Bazterrica, Gustavo”, del 29 de agosto de 1986, Considerando 7º). Al respecto, rescato el voto del ministro Petracchi en la causa aludida, cuando expresó, palabras más, palabras menos, que las acciones privadas de los hombres no se transforman en públicas por el hecho de que el Estado decida prohibirlas (Considerando 11º), y que no es su función establecer el contenido de los modelos de excelencia ética de los individuos que lo componen (Considerando 17º). Este principio relativo a la autonomía de la voluntad, en tanto ella no perjudique a terceros, se encuentra en la base misma de todo sistema democrático, y deriva en reglas nunca cuestionadas aunque pudieran considerarse extremas. Desde esta perspectiva la norma en cuestión, en tanto pareciera penalizar una conducta reprobada éticamente aún cuando se ejerciera en la intimidad y sin trascendencia a terceros, recibiría el tilde de inconstitucional. Es también doctrina inveterada de la C.S.J.N. que los actos públicos se presumen constitucionales, y por ello, “en materia de interpretación de leyes, debe preferirse la que mejor concuerde con las garantías, principios y derechos consagrados por la Constitución Nacional. De manera que solamente se acepte la que es susceptible de 3 A-1 objeción constitucional cuando ella es palmaria...”. (Fallos 14: 425; 105:22; 112: 63; 182: 317, citado por Segundo Linares Quintana, "Reglas para la interpretación constitucional", Plus Ultra, Buenos Aires, 1988, p. 141). Congruo con lo explayado, la vigencia del artículo 14 de la ley 23.737 se encontraría supeditada a su respeto al artículo 19 de la Constitución Nacional y a la posibilidad de encontrar una interpretación que los compatibilice, lo que supone que la penalización de la tenencia de estupefacientes para consumo personal sería procedente siempre y cuando se observe que dicha conducta afecta potencial o efectivamente, la salud pública o bienes jurídicos de terceros. Por ello, si la conducta de tenencia se materializa en un ámbito de privacidad (en este caso, dentro de su vivienda), cuando no se efectúa públicamente ni se incita a terceros a consumir, mal podría sostenerse que la acción lo trasciende y coloca en peligro ese bien jurídico protegido. Esta interpretación alternativa al segundo párrafo del artículo 14 de la ley 23.737 salva su validez constitucional, respeta los ámbitos de privacidad y autonomía de la voluntad consagrados en el artículo 19 de la Constitución Nacional, y lleva a concluir que la incriminación sólo será procedente en casos en que la tenencia de estupefacientes para consumo personal se concrete de un modo tal que trascienda la esfera de intimidad del sujeto y represente un peligro para la salud pública de terceros, sea por el lugar, la modalidad o las circunstancias de su comisión, entre otros supuestos. Por tanto, corresponde casar la sentencia, calificar el hecho por el que Norma Isabel Luna llegara acusada como tenencia ilegal de estupefacientes para consumo personal y absolverla respecto al mismo (artículos 18 y 19 de la Constitución Nacional; 8.2.h. de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos; 14.5 del Pacto Internacional de 4 PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL Derechos Civiles y Políticos; 14, último párrafo, de la ley 23.737; 1, 210, 448 y 460 del Código Penal). En su mérito, a esta primera cuestión, VOTO POR LA AFIRMATIVA. A la primera cuestión el señor juez doctor Carral dijo: Adhiero al voto de mi colega preopinante en cuanto postula un nuevo encuadre jurídico del hecho juzgado dentro de la figura prevista por el artículo 14, parte 2ª, de la ley 23.737. No obstante, discrepo con el enfoque propuesto desde la primera voz en lo que a la validez constitucional de dicha norma se refiere, razón que me lleva a desarrollar el criterio que he adoptado en torno al punto. A modo de introducción, se impone mencionar que la ley 23.737, tal y como surge de su exposición de motivos, fue ideada con el fin de perseguir y desarticular a las grandes organizaciones dedicadas a las distintas modalidades del tráfico de estupefacientes ilegales. A esta altura, resultaría casi perogrullesco destacar que transcurridas dos décadas desde su entrada en vigencia, hoy en día nos encontramos frente a un claro fracaso en lo que al alcance de aquella finalidad se refiere, toda vez que el grueso de las investigaciones cursadas en el marco de dicha normativa se orientaron a reprimir hechos de insignificante trascendencia y lesividad para el bien jurídico que ella pretende tutelar, como son los casos de tenencia de estupefacientes para consumo personal, mientras que las grandes redes de narcotráfico, lejos de haber sido desarticuladas, lograron consolidarse y expandir los mercados ilícitos que ellas mismas fomentan. Una muestra cabal de ello es el hecho de que, por lo general, cuando las distintas fuerzas de seguridad logran secuestrar grandes cantidades de droga, quienes terminan procesados suelen ser simples peones encargados de transportarla o descargarla, agotándose comúnmente las investigaciones en ese punto, sin que la espada 5 A-1 de Damocles logre estocar a quienes realmente dirigen las organizaciones criminales. En orden a las conductas de tenencia de estupefacientes destinados al consumo personal, considero que la problemática que representan no debe ser alcanzada por una política criminal sancionadora de los consumidores y dependientes, sino, antes bien, por políticas sanitarias que tiendan a desalentar el consumo de drogas ilícitas mediante la prevención y difusión de información que lleve a la toma de conciencia de los riesgos y consecuencias reales que su uso genera, a la par de brindar el Estado tratamientos eficientes a quienes padecen los distintos tipos de dependencia que ocasionan. Ello, en virtud de que no parece razonable tratar como victimarios a quienes, en definitiva, resultan ser víctimas. A su vez, entiendo que sancionar a quien detenta estupefacientes para su uso particular, afecta directamente al “principio constitucional de culpabilidad”, cuyo espíritu erradica toda posibilidad de juzgar a una persona por sus características o condiciones personales, o bien, por su modo de vivir, proscribiendo de ese modo al denominado “derecho penal de autor”, en aras de un “derecho penal de acto”, sancionador únicamente de conductas lesivas, propio de todo Estado Democrático de Derecho. En esta inteligencia, entiendo que tal y como está formulada la prohibición que emana del segundo párrafo del artículo 14 de la ley 23.737, habilita, en principio, una inaceptable intromisión del poder estatal en un terreno que le está expresa y claramente vedado por la letra del art. 19 de Constitución Nacional, que no es otro que el ámbito de intimidad y autodeterminación moral de las personas, so pretexto de tutelar un interés general. En refuerzo de lo anterior, viene al caso lo dicho por el Dr. Petracchi en el célebre fallo “Bazterrica”, en cuanto señaló que “el argumento de que la incriminación de la simple tenencia contribuye en 6 PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL evitar consecuencias negativas concretas para el bienestar y la seguridad general, sólo se registra como una mera afirmación dogmática, sin que en ningún caso se aluda a pruebas efectivas que confirmen lo aseverado. Sobre esta clase de asertos, sin asiento en constataciones fácticas demostrables, se apoya hasta el presente la construcción legal del art. 6º de la ley 20.711 –receptada actualmente en el art. 14, párr. 2º, de la ley 23.737- que castiga la mera creación hipotética de un riesgo, fundándose en la simple alusión a perjuicios potenciales y peligros abstractos y no a daños concretos a terceros y a la comunidad.” (CSJN, “Bazterrica”, fallos: 308:1392, voto del Dr. Petracchi, cons. 16º). En este orden de ideas, tampoco debe dejar de considerarse que en los tiempos que corren se observa una creciente y alarmante tendencia de la legislación a relativizar la esencia los bienes jurídicos mediante la continua factura de las denominadas “leyes penales de emergencia” que prevén delitos de peligro abstracto, cuya mecánica tributa a anticipar la denominada “barrera de punibilidad” al castigar, en muchos casos, lo que en definitiva son verdaderos actos preparatorios. De ese modo, el poder punitivo abarca cada vez más terreno en el campo de las acciones humanas en desmedro de las libertades individuales, lo que sin duda desvirtúa la verdadera finalidad del derecho penal que no es otra que la protección subsidiaria de bienes jurídicos, tornándolo así en una herramienta para imponer modelos éticos, erosionando sus valladares de contención más importantes, materializados en los principios de lesividad y reserva que, precisamente, mantienen la separación entre el derecho y la moral (art. 19 CN). No es ocioso recordar que el artículo 19 de nuestra Carta Magna, tiene su fuente remota en el artículo 5º de la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), formulación que en su parte inicial destaca “La ley no tiene derecho a prohibir más acciones que a las nocivas a la sociedad…”. 7 A-1 Tan importante es la etiología del artículo 19 de nuestra carta fundacional que, quienes por aquellos tiempos se animaron a traducirla a la lengua castellana, fueron perseguidos por la Inquisición en América, dado que estaba proscripta, y así fue como hubo gente perseguida, encerrada u obligada al exilio, hasta su expresa receptación en la Constitución de Venezuela de 1811. Como se ha visto, dos siglos después, este margen de libertad personal no se encuentra aún consolidado, muy a pesar de la inquisición que no ha pervivido hasta nuestros tiempos. Así, pues, se observa que la norma bajo estudio, en cuanto reprime la tenencia de estupefacientes para consumo personal, castiga en definitiva lo que sería una suerte de acto preparatorio de una autolesión, lo cual resulta a todas luces irracional. Siguiendo esta línea, tampoco se aprecia como un acto de gobierno racional (art. 1 y 28 CN) puede poner en marcha a la totalidad de aparatos estatales de control social –el policial, el judicial y el penitenciario- para reprimir conductas que no afectan al bien jurídico que la norma pretende tutelar, ya que no se advierte cómo ni en qué medida puede llegar a perturbar concretamente a la salud pública el hecho que alguien posea estupefacientes para su consumo privado. Desde este prisma de análisis entiendo que quien posee una escasa cantidad de marihuana para su uso personal, a lo sumo, podría afectar su salud personal, para más en el ámbito de su más preciada privacidad, y por tanto se encuentra comprendido dentro del ámbito que resguarda la manda del art. 19 de la Constitución Nacional y fuera del de las prohibiciones que puede imponer la ley. Ello, en la inteligencia de “Que la disposición del art. 19 de la Carta Magna traduce el espíritu liberal de nuestro ordenamiento jurídico, que la legislación penal ha respetado en otros casos, como la represión de la homosexualidad, la tentativa de suicidio, el incesto, etc. Aquella norma excluye, así, la posibilidad de fundar incursiones de los órganos 8 PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL estatales y en especial a través de la punición penal, en las conductas que integran la esfera del individuo, con exclusivo apoyo en posiciones éticas perfeccionistas o paternalistas…” (CSJN, “Bazterrica”, fallos: 308:1392, voto del Dr. Petracchi, cons. 24º). Así, “El artículo 19 de la Constitución Nacional constituye una frontera que protege la libertad personal frente a cualquier intervención ajena, incluida la estatal. No se trata sólo del respeto de las acciones realizadas en privado, sino del reconocimiento de un ámbito en el que cada individuo adulto es soberano para tomar decisiones libres sobre el estilo de vida que desea”. Por ello, “las penas no pueden recaer sobre acciones que son ejercicio de esa libertad. Como consecuencia de lo anterior, las penas no pueden caer sobre conductas que son, justamente, el ejercicio de la autonomía ética que el Estado debe garantizar, sino sobre las que afectan el ejercicio de ésta.” (CSJN, “Arriola”, fallo A.891.XLIV, voto del Dr. Lorenzetti, cons. 11º y 13º). Por lo demás, y sin dejar de considerar la tamaña magnitud que implica invalidar una norma mediante la declaración de su inconstitucionalidad, a la que siempre debe apelarse como ultima ratio, tampoco escapa a mi consideración que “además de que sería imposible defender la primacía de la Constitución sin la facultad de invalidar las leyes que se le opongan, el no ejercicio de dicha facultad deberá considerarse como una abdicación indigna.” (CSJN, “Bazterrica”, fallos: 308:1392, voto del Dr. Petracchi, cons. 26º). En efecto, se concluye que “cuando un precepto frustra o desvirtúa los propósitos en los que se encuentra inserto, es deber de los jueces apartarse de tal precepto y dejar de aplicarlo a fin de asegurar la supremacía de la Constitución Federal, pues precisamente esa función moderadora constituye uno de los fines supremos del Poder Judicial y una de las mayores garantías con que éste cuenta para asegurar los derechos 9 A-1 de los individuos” (CSJN, “Arriola”, fallo A.891.XLIV, voto del Dr. Fayt, cons. 28º). Por lo tanto, en base a las consideraciones de hecho y derecho formuladas, entiendo que corresponde: 1º) HACER LUGAR al recurso de casación interpuesto por la defensa y CASAR la sentencia impugnada en punto a la calificación legal adoptada en la instancia, sin costas; 2º) DECLARAR LA INCOSNTITUCIONALIDAD de la parte segunda del artículo 14 de la ley 23.737 y, en consecuencia, ABSOLVER A NORMA ISABLE LUNA en orden al hecho por el que fuera condenada. Luego, con el alcance indicado, a la primera cuestión planteada VOTO POR LA AFIRMATIVA (artículos 1º, 18, 19 Y 116 de la Constitución Nacional; 168 Y 171 de la Constitución Provincial; 14, parte 2ª, de la ley 23.737, a contrario sensu; 106, 448, 450, 451, 454, 456, 460, 461, 463, 530 y 531 del Código procesal Penal). A la primera cuestión el señor juez doctor Violini dijo: Adhiero, por sus fundamentos, al voto del doctor Borinsky, y a esta primera cuestión, también VOTO POR LA AFIRMATIVA. A la segunda cuestión el señor juez doctor Borinsky dijo: En atención al resultado que arroja el tratamiento de la cuestión precedente, corresponde hacer lugar al recurso de casación interpuesto; y absolver a Norma Isabel Luna por el hecho calificado como tenencia ilegal de estupefacientes para consumo personal (artículos 18 y 19 de la Constitución Nacional; 8.2.h. de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos; 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 14, último párrafo, de la ley 23.737; 1, 210, 448 y 460 del Código Penal). ASÍ LO VOTO. A la segunda cuestión el señor juez doctor Carral dijo: Voto en igual sentido que el doctor Borinsky. A la segunda cuestión el señor juez doctor Violini dijo: 10 PROVINCIA DE BUENOS AIRES TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL Voto en igual sentido que el doctor Borinsky. Con lo que se dio por finalizado el Acuerdo dictando el Tribunal la siguiente SENTENCIA I.- HACER LUGAR al recurso de casación interpuesto. II.- ABSOLVER a NORMA ISABEL LUNA por el hecho calificado como tenencia ilegal de estupefacientes para consumo personal. Rigen los artículos 18, 19 de la Constitución Nacional; 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 8.2.h. de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos; 14, último párrafo, de la ley 23.737; 1, 210, 448 y 460 del Código Penal. Regístrese, notifíquese y cúmplase. FDO.: RICARDO BORINSKY – VICTOR HORACIO VIOLINI – DANIEL CARRAL ANTE MI: Andrea Karina Echenique 11 A-1