IES JIMENA MENÉNDEZ PIDAL Atención Sociosanitaria Necesidades físicas y psicosociales de los colectivos 1.4. Conducta de enfermedad. a) Definición. La conducta de enfermedad es un término que se refiere a las acciones que las personas realizan cuando creen que están experimentando síntomas de enfermedad, como pueden ser ir al médico o pedir una baja laboral. La conducta de enfermedad es lo que hacemos cuando nos damos cuenta de que tenemos algún síntoma y creemos que estamos enfermos. Enfermedad y conducta de enfermedad no es lo mismo. Podemos sentir unos síntomas, creer que estamos enfermos, desarrollar conductas de enfermedad, como ir al médico, y no estar enfermos. Además, lo que hacemos cuando estamos enfermos, influye en cómo nos sentimos con la propia enfermedad y esto, a su vez, influye en cómo nos adaptamos a los síntomas, a los cambios en la vida diaria, etc. Figura 9: Llamar al médico es una de las primeras cosas que hacemos... ENFERMEDAD Cambios en la vida diaria CONDUCTA DE ENFERMEDAD ROL DE “ENFERMO” Afrontamiento y adaptación Figura 10: Concepto de Conducta de enfermedad 9 IES JIMENA MENÉNDEZ PIDAL Atención Sociosanitaria Necesidades físicas y psicosociales de los colectivos b) Fases de la conducta de enfermedad. Según diferentes autores, la conducta de enfermedad pasa por cinco fases diferenciadas: Fase 1: Inicial, de percepción e interpretación de síntomas. Seguramente que la percepción de los síntomas es una de las fases más importantes de la conducta de enfermedad pues de ella depende la forma en que la persona se califique a sí misma como “enferma”. Depende de… S Í N T O M A S Tipo de síntoma Diferencias individuales Factores situacionales Factores psicosociales PERCEPCIÓN INTERPRETACIÓN Depende de… Experiencia previa Creencias, expectativas, actitudes y opiniones. Materialidad del síntoma Figura 11: Percepción e interpretación de síntomas La percepción de los síntomas es el reconocimiento de ciertos signos físicos como el dolor, el frío, picores, escozores, opresión en el pecho al respirar, dificultad para respirar u otras muchas, que asociamos a alteraciones de nuestra salud. Generalmente percibimos esas sensaciones físicas de manera que damos más importancia a las más fuertes y menos importancia a las débiles. En diferentes estudios que se han hecho han comprobado que la experiencia de los síntomas puede variar de una persona a otra (por ejemplo, unas personas ya perciben el tener una temperatura de 37º como un síntoma, mientras que para otras, esa misma temperatura no es nada importante) o incluso en la misma persona en momentos diferentes. En cualquier caso, podemos decir que la percepción que hacemos de los síntomas depende de una serie de factores, como son: La naturaleza o el tipo de los síntomas: resulta evidente que el tipo de síntoma determinará que las personas lo perciban como tal o solamente como una molestia. Por ejemplo, síntomas como dolores agudos serán tomados en cuenta por el Figura 12: lo normal para un niño no lo es para un adulto 10 IES JIMENA MENÉNDEZ PIDAL Atención Sociosanitaria Necesidades físicas y psicosociales de los colectivos individuo, mientras que una pequeña irritación en la piel serán más bien ignorados por regla general. Las diferencias individuales. Las personas nos diferenciamos unas de otras también en nuestra sensibilidad a los síntomas. Unas personas tienen unos umbrales más sensibles para unos síntomas y otros tienen unos umbrales más sensibles para otros. Por ejemplo, en cuanto a la sensación de dolor, aunque no hay un acuerdo general, sí encontramos diferencias entre las personas en función del grado de dolor que son capaces de soportar antes de tomar un analgésico. Factores situacionales. Cuanto mayor y más intensa sea la estimulación externa que recibe una persona, menos atención prestará a síntomas internos. No sería la primera vez que un deportista sufre una pequeña lesión y no se da cuenta hasta que ha terminado el partido. Influencias psicosociales: o A nivel cognitivo, cuando tenemos un mayor conocimiento de determinados síntomas, acabamos pensando que nosotros también los tenemos. o A nivel emocional, los estados de ánimo pueden hacer que dejemos de interesarnos por nuestros síntomas, como en el caso de las depresiones, o todo lo contrario, como en algunos tipos de trastornos psicológicos. Por otra parte, la interpretación de los síntomas es el siguiente paso que damos una vez que los hemos percibido. A su vez, esta interpretación depende de: Interpretar los síntomas es darles un sentido, explicarlos, asociarlos a una enfermedad o padecimiento concreto La experiencia previa de la persona: la historia de la persona, las cosas que le han pasado a lo largo de la vida hace que decida si los signos que siente son síntomas de una enfermedad o no. Esto se aprecia muy bien en las conductas de los padres. Los primerizos consideran más conductas de su hijo como síntomas que los padres que han tenido más hijos. Las creencias, expectativas, actitudes y opiniones referidas a la enfermedad que se comparten con un determinado grupo. Cuando sentimos que tenemos algún tipo de síntoma, generalmente acudimos a las personas significativas de nuestro alrededor, que son los primeros que nos proporcionan información sobre los síntomas, su gravedad, etc. 11 IES JIMENA MENÉNDEZ PIDAL Atención Sociosanitaria Necesidades físicas y psicosociales de los colectivos La materialidad del síntoma, que se refiere a si afecta a un órganos o parte del cuerpo considerada especialmente importante o no. Fase 2: Asunción del rol de enfermo. El papel de “enfermo” se asume una vez que la persona ha interpretado una serie de síntomas. El rol de enfermo podríamos decir que es el papel social que le toca “representar” y permite hablar de la conducta de enfermedad sin necesidad de referirse a los síntomas que padece. Un “rol” es un papel que representamos, sin tener conciencia de ello, en función de unas determinadas reglas no escritas. Por ejemplo, existe el “rol de alumno”, que implica ciertas reglas de conducta, tareas que se supone que se deben hacer, etc. Figura 13: Talcott Parsons 1902 - 1979 Uno de los grandes autores de la teoría de los roles es Parsons. Este investigador, en la década de los sesenta, explicó que estar enfermo estaba relacionado con un conjunto de conductas que la persona realizaba por su nueva situación social y que, además, el resto de personas se comportaban con él de una determinada forma. Por eso es un rol, un papel, como en el teatro, el enfermo, al igual que el actor, tiene un personaje que interpretar y los demás miembros de la obra de teatro se relacionarán con él en función de ese papel. Lo entenderéis mejor si leéis las características de estos papeles sociales de los enfermos: Ausencia de responsabilidad: no se puede considerar a la persona responsable de su enfermedad, por lo que se entiende que es una situación involuntaria y fuera del control del enfermo. La enfermedad es una causa legítima para no tener que cumplir con las obligaciones habituales, sean estas las que sean (trabajar, estudiar, cuidar de otro…). El enfermo debe considerar la enfermedad como algo indeseable y tiene la obligación de buscar ayuda profesional y cooperar para su rápida curación, de forma que se puedan Figura 14: El rol de enfermo. 12 IES JIMENA MENÉNDEZ PIDAL Atención Sociosanitaria Necesidades físicas y psicosociales de los colectivos recuperar las tareas y responsabilidades habituales. Las ideas de Parsons son muy interesantes, pero no explican todas las posibilidades en las personas con discapacidades, los ancianos o enfermos terminales. Es decir, es un modelo que no vale para explicarlo todo, por lo que tenemos que señalar las deficiencias del mismo al menos en los enfermos crónicos: En primer lugar, no es válido con las enfermedades crónicas porque la última característica, la relativa a la obligación de colaborar para curarse y restablecer las obligaciones habituales, no es aplicable a enfermedades que no están limitadas en el tiempo. Además, las enfermedades crónicas no tienen por qué impedir que la persona tenga que renunciar al desempeño de sus roles habituales. Por ejemplo, una persona con Diabetes, que es una enfermedad crónica, no tiene por qué renunciar a trabajar, a tener relaciones sociales, a ir de vacaciones o a cuidar de los hijos. Habrá otras enfermedades crónicas en las que sí tendrá que dejar de asumir responsabilidades. Por eso, la idea de Parsons no vale para todos los casos. Por otro lado, la enfermedad crónica pone de manifiesto algunas cuestiones que la teoría de Parsons no menciona, como por ejemplo, que las relaciones con la familia y con las redes sociales del individuo colaboran en gran medida en la mejora de la calidad de vida del paciente. Esto se ha demostrado, por ejemplo, en los casos de personas con VIH. Fase 3: Búsqueda de ayuda. Que una persona acuda antes o después a los servicios sanitarios o a otros de otro tipo depende de muchos factores muy diferentes: Factores demográficos: o En cuanto a la edad, los ancianos y los niños son los usuarios más habituales de los servicios sanitarios (los usuarios reales en el caso de los niños son los padres). o En cuanto al sexo, las mujeres usan más estos servicios que los hombres. Esta diferencia, además de producirse porque las mujeres necesitan una serie de cuidados específicos y prolongados en los meses de embarazo, parto y crianza, Figura 15: Consulta con el médico 13 IES JIMENA MENÉNDEZ PIDAL Atención Sociosanitaria Necesidades físicas y psicosociales de los colectivos se produce porque hay diferentes roles asociados culturalmente al papel de la mujer y al del hombre, de manera que socialmente a la mujer se le permite más frecuentemente el papel de “enferma” que al hombre. o En cuanto a la procedencia social, las personas de colectivos más desfavorecidos utilizan menos los servicios sanitarios. Esto ocurre independientemente de que el país tenga un sistema público (gratuito) de sanidad o privado (no gratuito). Factores culturales: la forma en que los diferentes grupos culturales entienden la enfermedad hace que se pongan en práctica diferente tipo de cuidados y búsquedas de ayuda. Factores psicosociales: tienen que ver con las relaciones sociales de la persona enferma y de la amenaza que los síntomas pueden suponer para las relaciones sociales. Fase 4: Asunción del rol de paciente. De la misma manera que la persona tiene que asumir el rol de enfermo, en el que, como hemos visto antes, hay una serie de conductas propias de la enfermedad, el enfermo tiene también que asumir su rol de paciente. Esto significa que para poder recuperarse del todo o, al menos, mejorar su calidad de vida, la persona enferma debe asumir la relación con profesionales del mundo sociosanitario Figura 16: Asumir la relación con el equipo terapéutico. que van a colaborar en su recuperación y/o mantenimiento de bienestar, calidad de vida y autonomía. Entre esos profesionales se encuentran los Técnicos de Atención Sociosanitaria. Para ayudar a la persona a asumir su rol de paciente hemos de poner en práctica habilidades sociales (que hemos aprendido en módulos como el de Atención y Apoyo Psicosocial) y capacidad de relación con el paciente. Fase 5: Recuperación. A esta fase no llegan todos los pacientes, bien porque los cuidados médicos no han bastado o bien porque el tipo de enfermedad que padecían era crónica e incurable. En la mayoría de los enfermos la recuperación significa abandonar las conductas propias del rol de enfermo. En la población que generalmente vamos a atender desde nuestra profesión, más que de curación hablamos de mantenimiento de las capacidades personales, de mantenimiento de la autonomía, de calida de vida, etc., tal y como vimos en el tema inicial del módulo. 14