LAS ESTRELLAS Las estrellas, nacen de las nubes interestelares de gas y polvo que existen repartidas por todo el universo. Actualmente se tienen catalogadas cerca de 6000 de esas nubes, con diámetros que alcanzan los 280 años luz y una masa del torno a 200.000/250.000 veces la del sol. Compuestas principalmente de hidrógeno, amoniaco, agua, acetileno, formalina, silicatos, carbono etc, poseen los componentes necesarios no solo para desarrollar una estrella (o cientos de miles), sino para desarrollar también masas planetarias. Estas estructuras, son tremendamente estables en cuanto a que su sistema de gravedad está complejamente estabilizado y solo una perturbación podría hacer tambalear semejante estructura intergaláctica. Supongamos por un momento que cerca de una nube interestelar, madre de futuras estrellas, se produce la explosión de una supernova: Las estructuras, lejos de absorber la onda de choque provocada por semejante acontecimiento, comienzan a contraerse y se colapsan buscando el centro del sistema. Al producirse esto, la energía liberada en forma de graviones comienza a calentar ese centro de masas que a raíz de esto auna aun más la materia que sigue colapsando el núcleo de tal manera que la radiación cada vez lo tiene más difícil para escapar y la temperatura sigue aumentando. Ha nacido una protoestrella. El siguiente paso es convertirse en estrella: A partir de la nube originaria, se crea un anillo que rodeará a esta futura estrella y que seguirá precipitando materia sobre ella de tal modo que al no poder ser absorbido todo el material que es atraído, una gran parte se escapará a través de la perpendicular de entrada al disco y formará lo que se vendrá a denominar chorros bipolares ( materia que abandona la estrella en forma de eyecciones opuestas, una por cada polo de ahí su nombre, denominados objetos Herbig-Haro) que saldrán despedidos a velocidades superiores a los mil kilómetros por segundo. El proceso que sigue al nacimiento de una estrella hasta que ésta alcanza su madurez es muy inestable la estrella todavía no dispone de sistema de compensación, no ha iniciado sus reacciones nucleares y todavía se está formando. Al mismo tiempo que continua la asimilación de materia atraída por la gravedad, la futura estrella va ganando temperatura hasta alcanzar los 9/10 millones de grados, en cuyo preciso momento comenzarán las reacciones nucleares, la estrella seguirá contrayéndose hasta que la presión y temperaturas internas sean lo suficientemente grandes para compensar el sistema y lograr así el estado de madurez (secuencia principal) mientras, las radiaciones y el viento de protones y electrones, expulsan a los elementos más ligeros del disco; Si hay suerte, estos elementos formarán un disco circunestelar que podría derivar en un sistema planetario, como ocurrió en el caso del Sol. Una vez alcanzada la edad madura, la estrella se mantendrá estable por un periodo de tiempo, inversamente proporcional a su masa. Esto viene determinado por la cualidad física de compensación de presiones hacia el núcleo, de tal manera que cuanto mayor es la estrella, mayor es la cantidad de combustible a emplear para compensar la atracción gravitatoria y lógicamente, menor es la vida de ésta. El sol, es una enana amarilla del tipo G2 que tiene garantizada su existencia por un período de 10.000 millones de años; ha consumido 5.000 millones y por tanto le quedan otros cinco mil. Una enana marrón, necesitaría más de 100.000 millones de años para consumir todo su combustible, (muchísimo más tiempo que la edad del universo, que ronda los 12.000-15.000 millones de años) ya que su efímera masa, no necesita grandes gastos energéticos para compensar su atracción gravitatoria. Una estrella supergigante, emplearía (aproximadamente) del orden de entre 5-40 millones de años para terminar con todo su hidrógeno (un tiempo insignificante comparado con el que empleará el Sol). ¿Cómo funciona una estrella? El funcionamiento de las estrellas, fue un misterio para los científicos y astrónomos de finales del siglo XIX; no daban con las fórmulas físicas adecuadas para explicar el fenómeno; Suponían que la energía se producía por contracción gravitatoria, pero sabían que este planteamiento era un imposible, puesto que limitaba la vida del Sol a escasos millones de años. En 1905, un empleado de la oficina de patentes Suizas, publicó lo que a todas luces sería el resultado a todas estas investigaciones. Albert Einstein y su teoría de la relatividad restringida postulaban la posibilidad de transformar materia en energía y viceversa. Por consiguiente cuando en el interior de una estrella, los átomos de hidrógeno se unen para formar un átomo de helio ( por supuesto algunos antes deben pasar por el Deuterio), éste último en su núcleo tiene una masa inferior a la suma de las masas de los dos átomos de hidrógeno, por consiguiente la materia restante se ha transformado en energía que compensa al sistema, lo mantiene estable y la cantidad de masa perdida es tan insignificante que no altera lo más mínimo su volumen y por supuesto su gravedad. Esta teoría es válida para todas las estrellas del universo (independientemente de su masa), y permite una explicación más que razonable a la emisión de luz y energía por parte de éstas. ¿Qué ocurre en su interior? Para producirse las reacciones nucleares en el interior de una estrella, son necesarias temperaturas extremas. En el Sol, por ejemplo, la temperatura calculada de su núcleo, se sitúa en trono a los 15.000.000 de ºC; Temperatura suficiente para conseguir que los átomos de hidrógeno al chocar, no salgan rebotados debido a la repulsión natural ( toda la materia real del universo tiene carga positiva), sino que se fusionen para avanzar hacia el siguiente elemento de la tabla periódica (helio). Al unirse los átomos de hidrógeno, uno de ellos debe transformarse en un neutrón (núcleo de deuterio, el hidrógeno pesado), un isótopo de hidrógeno con un protón y un neutrón en su núcleo. Cumplida esta fase, se toman el resto de elementos para formar el átomo de helio. Este proceso libera energía (neutrinos y radiaciones), que son la fuente y semilla de la estrella. Carbono, nitrógeno, oxígeno, hasta llegar al hierro, también aportan su cantidad de energía que se libera al espacio transcurridos unos dos millones de años ( en el caso del Sol), que es el tiempo que tarda la energía en recorrer desde el núcleo solar, hasta su superficie. Allí la temperatura que ha descendido drásticamente (es obvio que no será de 10-15 millones de grados) hasta por ejemplo los 6.000 ºC en el caso de nuestra estrella, debido a unos complejos sistemas de radiaciones eléctricas, es expulsada al espacio en forma de radiación a una temperatura sensiblemente superior a la superficial. La agonía final Toda estrella, al igual que todo objeto contenido en este universo, tiene una vida determinada. Esta será más o menos duradera, pero terminará, eso es seguro. De una estrella con una masa bastante menor que la del Sol, cabe esperar una larga vida sin apenas cambios, así como una muerte tranquila y apacible que no alterará su inmediato rincón del espacio. Una estrella con una masa equivalente a la solar, tendrá una muerte violenta. Superando este tamaño, el final puede ser realmente catastrófico. Para esta sección, ver el apartado: Los Agujeros Negros