CURRICULUM IDEAS ESTRUCTURANTES DE LA CLASE DEL 9 DE AGOSTO 2010 El eje de la clase se ubica en pensar a la educación como acto político (Freire), en tanto favorece la construcción de subjetividades que puedan comprender el mundo e intervenir en él. Para ello proponemos analizar y valorar la escuela como espacio de poder y de práctica informada y volver la mirada sobre los espacios de formación. Analizamos la relación Sociedad - Educación en cuanto a las posibilidades de formación de ciudadanos de una sociedad democrática que sostiene como justicia curricular aquella que trabaja para reducir la exclusión social. De allí la fundamental función del sistema educativo, como bien público que asegura la construcción de saberes, que brinda el conocimiento organizado que las sociedades necesitan y fundamentalmente que entiende que educar es una tarea moral, que compromete a quien la realiza y que, como práctica humana, social, política e históricamente situada busca la construcción de la ciudadanía en democracia. Para todo ello se requiere de una justicia distributiva que trabaje por todos los ciudadanos. En este sentido la igualdad individual es la condición de un orden social justo, no su objetivo. Entendida así, la democracia debe trabajar a favor de la justicia curricular. Para ello debemos cuestionar algunos falsos planteos del problema: que las desigualdades educativas son un problema de las minorías desfavorecidas, que los pobres son culturalmente diferentes de la mayoría y que la reforma educativa es un problema técnico. Debemos revisar la relación entre el conocimiento y su distribución, lo que implica replantear el rol del profesor desde una formación crítica que promueva la defensa de los tres principios de la justicia curricular: los intereses de los menos favorecidos, la participación y la escolarización común y la producción histórica de la igualdad. Un buen profesor, señala Freire requiere competencia científica, claridad política e integridad ética. El mandato político del curriculum: La escuela ha sido un lugar de lucha permanente de distintos grupos sociales, por imponer sus propósitos. De uno de esos lugares de lucha da cuenta la sociología del curriculum, cuando advierte que el curriculum escolar, lejos de ser un producto técnicamente racional y neutro, es sintetizador del conocimiento más valioso y puede analizarse como portador y distribuidor de prioridades sociales. El origen del concepto curriculum - en la tradición anglosajona proviene de la acepción de “pista circular”, nombre que recibieron las reformas del circuito de formación por la que debían pasar los jesuitas y los calvinistas (hacia el 1630) intensificando los niveles de argumentación requerida para la evangelización europea y canadiense. (Goodson, 1995). Los saberes valorados en esa tradición estaban integrados por latín, griego, gramática, retórica, filosofía, historia, geografía y matemática. El Trivuim (Gramática, Retórica y Lógica) y Quadrivium (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música) constituyen otros ejemplos de selección de contenidos para la formación de un tipo de hombre. La revolución industrial, la constitución del estado moderno y la enseñanza de masas sumó un sistema estatal de enseñanza, un sistema de disciplinas escolares y de enseñanza en aulas, con que se institucionalizó esta innovación que estableció la importancia de la enseñanza como un medio para alcanzar la constitución de una identidad nacional, el éxito profesional, la movilidad y ,por sobre todas las cosas, asegurando la distribución de capital que requiere el mantenimiento de un orden social imperante. Entre los saberes priorizados para la organización de este estado, cumplen un rol principal la construcción de una historia común y una identidad colectiva (para ello se propone hablar, leer, escribir, aritmética, historia, las costumbres de la comunidad y los límites de su territorio). (Jurjo Torres) A modo de ejemplo el informe Tauton de Gran Bretaña (1868) asegura que la enseñanza impartida hasta los 18-19 años estaba destinada a quienes disponían de ingresos considerables y recibían un curriculum clásico. El 2º grado -hasta los 16 años- estaba destinado a las clases mercantiles, entre cuyos contenidos aparecían los saberes prácticos; el 3º grado -hasta los 14 años- para los hijos de pequeño campesino propietario, se basaba en las tres R: lectura, escritura y aritmética. Estos tres grados correspondían a la enseñanza secundaria. La mayor parte de la clase obrera permanecía en las escuela elementales donde se enseñaban habilidades rudimentarias de las tres R. En el mismo sentido, el ejemplo de la Escuela Normal (1909) y la Formación de Maestros Rurales también ayuda a pensar el rol de los contenidos en función a la formación de un tipo de Hombre. Primer año: Pedagogía; Idioma Nacional; Aritmética; Física y Química; Historia y Geografía General; Botánica y Agronomía; Legislación Rural; Dibujo y Música Segundo año: Pedagogía, Idioma Nacional, Aritmética, Historia y Geografía Argentina, Fisiología e Higiene, Zoología y Zootecnia, Dibujo, Trabajo manual y música. Este plan de dos años de formación fue modificado en el transcurso del siglo: desde Maestro Normal Nacional (1815, Plan de 4 años, 51 materias) a Maestro Normal Nacional y Bachiller (1960, Plan de seis años, 77 materias). Hoy, el Ministerio de Educación ha definido los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios – NAP“Un núcleo de aprendizajes prioritarios en la escuela refiere a un conjunto de saberes centrales, relevantes y significativos, que incorporados como objetos de enseñanza, contribuyan a desarrollar, construir y ampliar las posibilidades cognitivas, expresivas y sociales que los niños ponen en juego y recrean cotidianamente en su encuentro con la cultura, enriqueciendo de ese modo la experiencia personal y social en sentido amplio” (CFCE. Ministerio de Cultura y Educación, Ciencia y Tecnología. 2005:12). “Su presencia se considera indispensable, pues se trata de modos de pensar o actuar, fundamentales desde el horizonte de las condiciones de igualdad y equidad. Como saberes claves, refieren a los problemas, temas, preguntas principales de las áreas /disciplinas y a sus formas distintivas de descubrimiento/ razonamiento/ expresión, dotados de validez y aplicabilidad general. Son relevantes para comprender y situarse progresivamente ante problemas, temas y preguntas que plantea el mundo contemporáneo en el que los niños y jóvenes se desenvuelven. Son una condición para la adquisición de otros aprendizajes en procesos de profundización creciente” (CFCE, Ministerio de Cultura y Educación. 2005:12). El curriculum funciona como un identificador y como dispositivo de diferenciación social y desde su mandato fundacional, junto al poder para designar lo que se incluía en las aulas, surge un nuevo poder: el de diferenciar lo que quedaba excluido de él. Este estigma de su origen se mantiene en la expresión de autores contemporáneos al decir que el curriculum es “ un cerco cognitivo, en la medida en que implica una forma regular de imponer un determinado recorte de saberes, un determinado reparto del conocimiento dentro del sistema educativo, así como una forma de establecer un sistema de pensamiento” (Frigerio, 1993:23) Este sistema de pensamiento se consolida a través de un curriculum latente, no explícito, no escrito (Dreeben), oculto ( Jackson), sostenido en pedagogías visibles e invisibles (Berstein), protegido en la formación de un habitus (Bourdieu) que establece el saber con permanencia, provocando efectos colaterales (Dewey) que aspiran a la modelización de la personalidad de los sujetos haciendo predecibles sus conductas. La predicción asegura el control. En poco tiempo la ideología logra la estabilidad a través de la pertenencia a la cultura escolar y la naturalización de los procesos que allí se producen asegurándose una enseñanza tácita de normas sociales y económicas para ser útiles en un orden socioeconómico complejo y estratificado.