Agustín Legorreta y Agustín F. Legorreta Más allá de crear un banco, Agustín Legorreta abrió la posibilidad de inversión de capital extranjero en México durante la época de la posguerra y dio acceso crediticio a la clase media y baja del país. Agustín Legorreta Guerrero, quien fue hijo de Agustín Legorreta y sobrino de Luis G. Legorreta, ambos pilares del Banco de México, nació en 1912 en la ciudad de México y realizó sus estudios en Estados Unidos en la Newman School de Lakewood, New Jersey, en la Universidad de Columbia y en la Escuela de Estudios Comerciales de París, Francia. Ingreso al Banco Nacional de México (Banamex) el 6 de diciembre de 1931 en el Departamento de Organización, donde fomentó el ahorro en la clase media. Al poco tiempo fue nombrado subdirector, en 1952 fue director y para 1970 ya era el presidente del consejo de administración. Amante de la buena comida y del buen vino, Legorreta impulsó la fundación de diversas sucursales de Banamex no sólo en el D.F. sino en el interior de la República. Legorreta Guerrero fue presidente de un gran número de empresas entre las que destacan Asbestos de México, Fertilizantes Mexicanos, Financiera Banamex, Industrial Papelera Nacional, los hoteles Alameda y Camino Real, además fue vicepresidente de Teléfonos de México. Preocupado por la difusión de los deportes, también fue vicepresidente del Comité Organizador de los XIX Juegos Olímpicos y tesorero de los primeros Juegos Panamericanos. Su compromiso nacional lo hizo impulsar diversos sectores, como el campesino, razón por la que apoyó la agricultura a través de créditos bancarios. Dueño de una considerable fortuna, compartió su dinero mediante ayudas altruistas que le permitieron ser miembro de instituciones como el Patronato de la Asociación para Evitar la Ceguera en México. En 1971 se jubiló del banco y dejó en su lugar a su hijo, Agustín F. Legorreta Chauvet, licenciado en relaciones industriales por la Universidad Iberoamericana, quien para esas fechas tenía 36 años. Después de haberse titulado, Legorreta Chauvet asistió a programas especiales de entrenamiento en las organizaciones J.P. Morgan, Nueflize, Schlumberger y Banque de París et des Pay Bas. Ingresó al Banco Nacional de México en 1958 como auxiliar de la dirección general de lo que entonces era Crédito Bursátil. Dos años después de haberse hecho cargo de la presidencia de Banamex, fue electo presidente de la Asociación de Banqueros de México. Legorreta Chauvet trabajó de forma activa en el Fomento Cultural Banamex, que promueve el estudio y la investigación con el apoyo de becas. De igual forma impulsó la economía, el arte popular y la historia regional mediante diversos premios. Gracias al apoyo otorgado por Banamex, se han podido restaurar diversos edificios virreinales, principalmente en el Centro Histórico de la Ciudad de México, como el Palacio de Iturbide, que fue reestructurado en tiempos de don Agustín. Legorreta Chauvet perdió el banco gracias a la expropiación lópez portillista, por lo que en tiempos de Miguel de la Madrid aceptó quedarse con lo que fue la casa de bolsa de Banamex que, tiempo después, se convirtió en Inverlat y pasó a manos de su hermano Eduardo Legorreta. Don Agustín Legorreta, quien se caracterizó también por ser un gran orador, amante de charlar por teléfono y de disfrutar de su casa de campo en Reynosa, murió en 1972. Banamex El 2 de junio de 1884 nació Banamex de la fusión del Banco Nacional Mexicano y Banco Mercantil de México; su inauguración oficial fue el 23 de febrero de 1882, ubicado en el tradicional edificio de la esquina de Las Capuchinas en el centro de la Ciudad de México y con un capital de 20 millones de pesos. Surge con la ambivalencia de ser al mismo tiempo un banco comercial y del Estado, lo que le permitió tener el monopolio en la emisión de los billetes. Inició con cinco sucursales, en San Luis Potosí, Puebla, Guanajuato, Veracruz y Yucatán, mismas que se multiplicaron para 1910, con lo que alcanzaron un total de 33 más 26 agencias únicamente en el interior de la República. En 1929 Banamex fue el primer banco en implantar el servicio de cuenta de ahorro y en 1958, bajo la dirección de Legorreta Guerrero, crea además de los préstamos personales y para viviendas de interés social, la primera tarjeta de crédito mexicana. Durante la década de los ochenta y presidido por Legorreta Chauvet, el banco emite los cheques de viajero internacional Banamex Visa e inicia con los servicios de Banco en su Casa, Transferencia Electrónica de Fondos y Banca Digital. Banamex inició su internacionalización en 1929 al abrir una agencia de representación en Nueva York y en 1988 estableció en el Reino Unido el Banamex Limited. Desde 1977 Banamex pertenece a la Sociedad Mundial de Telecomunicación Financiera; en 1986 se enlazó al sistema de satélites mexicanos Morelos y en 1988 se une a las redes locales para la automatización de las oficinas. Rodrigo Gómez Hay personas que al momento de morir, desaparecen, y hay otras que aun después de muertas continúan con vida. Ese es el caso de Rodrigo Gómez, sin cuya presencia no se podría concebir la historia del Banco de México y del sistema financiero nacional. Nacido en Linares, Nuevo León, el año de 1897 y fallecido en 1970 en la Ciudad de México, Rodrigo Gómez fue un hombre de una sencillez extrema, discreto, prudente y sobre todo honrado, que sin títulos universitarios de por medio, aunque formado en la práctica, logró penetrar en los complicados vericuetos de la economía, la banca y las finanzas nacionales. Su ingreso al Banco de México se da en 1933, cuando el pueblo aún no olvidaba la ingrata experiencia de los billetes emitidos por las diversas facciones revolucionarias y se resentían los efectos de la recesión del 29, cuando los recursos que los ahorradores estaban dispuestos a confiar a la banca eran muy limitados, como también lo eran los cheques aceptados para el pago de deudas, de tal suerte que a Rodrigo Gómez le tocó participar en un periodo singularmente activo encaminado a que ese embrión llamado Banco de México alcanzara su desarrollo. Su paso por esta institución, en donde se desempeñó como gerente de 1941 a 1947, subdirector de 1947 a 1952 y como director general de 1952 hasta su muerte en 1970, dio lustre y prestigio a las finanzas mexicanas, sobre todo durante este período bautizado como el “desarrollo estabilizador”. Iniciada después del ajuste cambiario de 1954, esta época tuvo una connotación más allá del campo de la economía pues durante ese periodo, que abarca hasta 1970, se registró un importante crecimiento del producto nacional bruto que permitió un aumento en el ingreso per cápita y en los salarios reales, además de estabilidad en los precios y en la paridad cambiaria, lo que representó una elevación en el nivel de vida de los trabajadores y una mayor oferta de empleo. Hombre de gran valía, sus méritos trascienden las fronteras de nuestro país por su participación en las conferencias de Bretton Woods, en las que se discutió y decidió la estructura del Fondo Monetario Internacional (FMI), por su contribución para la constitución del Banco Interamericano de Desarrollo (BDI) y el establecimiento del Centro de Estudios Monetarios latinoamericanos, así como por su labor como director ejecutivo del FMI, representando a varios países de nuestro continente.