P ¡No juegues con tu salud! eligro: dietas milagro Alimentación Con la llegada del buen tiempo, queremos tener un cuerpo perfecto que nos permita lucir los nuevos trajes de baño que nos hemos comprado para esta temporada. Es la llamada “Operación Bikini”. Y como consecuencia de no cuidar nuestra alimentación a lo largo del año, decidimos hacer alguna dieta con la que perder de la forma más rápida posible esos kilos de más que nos sobran. De forma periódica aparecen nuevas dietas que prometen una rápida pérdida de peso sin esfuerzo. La pregunta es: ¿qué consecuencias tienen esas dietas “milagro” para nuestra salud? La palabra milagro procede del latín (“contemplar con admiración, asombro o estupefacción”) y se utilizaba para denominar hechos que no se podían explicar como eclipses o tempestades. Según la Real Academia de la Lengua Española, milagro es aquél hecho inexplicable por las leyes naturales que se atribuye a una intervención sobrenatural o divina. Sin embargo, las dietas denominadas milagro no son inexplicables ni se atribuyen a ningún hecho sobrenatural. En primer lugar, la rápida disminución de peso se explica porque inducen una restricción calórica muy severa (por su bajo aporte de energía, que suele ser en torno a las 500-1000 kcal/día), y que generalmente conduce a situaciones de carencias en vitaminas y minerales, y a una monotonía alimentaria que las hace insostenibles a lo largo del tiempo. Además, suelen tener una proporción desequilibrada de nutrientes, lo que provoca alteraciones metabólicas del organismo. En segundo lugar, no se deben a ninguna intervención divina, sino que son fruto, en muchos casos, de la búsqueda de beneficios económicos más que a la promoción de una alimentación sana y equilibrada. Suelen basarse en creencias populares y ser prescritas por personas ajenas al campo de la nutrición, no teniendo ninguna base científica sólida. Existen numerosas dietas de este tipo, pero podríamos dividirlas en tres bloques: • Basadas en doctrinas filosóficas: a este grupo pertenecen las macrobióticas, que se fundamentan en una determinada distribución de alimentos atendiendo a su clasificación según su energía sea ying o yang. • Dietas pseudocientíficas: son aquéllas que pretenden ser explicadas con una base científica, aunque no la tienen. En este grupo hablaríamos de las dietas hiperproteicas (ejemplo: dieta de Hollywood), que consisten en aumentar la proporción de proteínas, por lo que el organismo obtiene la energía de la grasa acumulada; dietas disociadas (ejemplo: dieta de Hay, dieta de Montignac), que se basan en una determinada combinación de alimentos según sus nutrientes; Cronodietas, en las que los alimentos se consumen según la hora del día; dietas Alcat, que clasifican a los alimentos según la tolerancia de cada persona, dividiéndolos en positivos, moderados o leves (los positivos son los más calóricos y los leves los menos calóricos); dietas cetogénicas (ejemplo: dieta Atkins), donde se recomienda un consumo mínimo de glúcidos y alto en proteínas, lo que produce cuerpos cetónicos, que son tóxicos. • Dietas pintorescas: no tienen ninguna explicación científica, pero son muy populares. Entre ellas, se encuentran la dieta por puntos, que asigna puntos a los alimentos, debiendo tomar un número determinado de puntos al día; dieta de las frutas (ejemplo: de la piña, del melocotón, del kiwi, etc), que consiste en sustituir una o todas las comidas del día exclusivamente por un tipo de fruta; dieta Dukan, basada en la ingesta de proteínas y verduras, que ha sido clasificada como ineficaz, desequilibrada y fraudulenta por el Ministerio de Sanidad y por numerosas Sociedades de Endocrinología y Nutrición. En la actualidad existe un auge del uso de las dietas milagro ya que cada vez hay un mayor número de personas con sobrepeso y obesidad. Y, aunque tienen cierto éxito debido a la publicidad agresiva y engañosa a la que estamos 40 Griselda Herrero Martín Doctora en Bioquímica y Diplomada en Nutrición Humana y Dietética Miembro de la Asociación de Diplomados Universitarios en Nutrición Humana y Dietética de Andalucía (Adunda) sometidos, este tipo de dietas no resuelven los problemas de peso a largo plazo, sino que acarrean carencias nutritivas que ocasionan problemas para la salud como osteoporosis, fallo renal, obesidad, cáncer, enfermedades cardiovasculares, etc. Numerosas investigaciones con fundamento científico muestran que las dietas milagro no son útiles para disminuir de peso de forma sana y duradera. Además, según un estudio realizado por la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas (AEDN), se ha demostrado que el 95% de las personas que siguen una dieta de este tipo recuperan su peso debido al efecto “yo-yó” o rebote. Este efecto se produce como compensación a la falta de energía recibida, poniéndose en marcha mecanismos neuroendocrinos que se oponen a la pérdida de peso: mayor eficacia metabólica, ahorro energético e incremento del apetito. Alimentación Por lo tanto, tal vez consigamos perder todos esos kilos de más de forma rápida y sin esfuerzo, pero debemos plantearnos ¿qué pasa con nuestra salud?, ¿cuánto nos durará el efecto “milagro”?, ¿y después de la dieta, qué? Perder peso no es un milagro, sino que requiere llevar a cabo dos cosas fundamentales: una alimentación adecuada y ejercicio físico de forma habitual. Para ello es muy importante la reeducación nutricional para modificar nuestros hábitos de por vida, en lugar de hacer numerosas y distintas dietas sin base científica, que no dejan de ser desequilibradas, incompletas y nocivas. Debemos anteponer nuestra salud a los impulsos estéticos. Y recordemos que las dietas deben ser personales para adecuarse a las características individuales de cada uno, por lo que no deben seguirse dietas que han hecho vecinos, compañeros o amigos. Acudamos siempre a un dietista-nutricionista, que nos ayudará a adquirir los hábitos nutricionales adecuados para mantener nuestro peso sin perjuicio de nuestra salud. ¡Y a disfrutar del verano! 41