Ventajas de la globalización (I) http://www.larepublica.com.co/noticia.php?id_notiweb=43398&id_subseccion=8 3&template=noticia&fecha=2005-10-06_12:01am GILBERTO ARANGO LONDOÑO El tema puede parecer árido, aburrido, pero es de inmensa importancia y actualidad. Son varios los parlamentarios de la oposición que están atacando el TLC y la globalización. Amenazan instaurar denuncias penales contra el Presidente por supuestos perjuicios que la firma del TLC podrá causar a nuestra economía. Hay un hecho incontrovertible: en los pasados 160 años, la globalización ha sido la gran palanca para los progresos de todas las naciones del mundo, claro, unas más que otras. Esto es lo que ha permitido que millones de empresas participen en el comercio mundial. Y ha significado más ingresos, menos pobreza. La globalización genera impactos negativos para mucha gente y muchas empresas ineficientes tienen que desaparecen para ser reemplazadas por otras modernas y eficientes. Cuando se inició la globalización, con efectos como aumento masivo del comercio internacional y grandes migraciones, muchos gobiernos se tornaron proteccionistas mediante alzas de aranceles, cuotas, controles de cambio, etc. Lo cual ocurrió desde la Primera Guerra Mundial hasta la Depresión de los años 30 y por esto se retrasó la integración de la economía global. El proteccionismo borró de un tajo 80 años de progreso y produjo como secuelas baja del ingreso per cápita –en casi una tercera parte- y acentuó la desigualdad entre países pobres y ricos. Pero sobrevino otra oleada de globalización entre 1950 y 1980. El comercio entre Europa, E.U. y Japón se multiplicó; sin embargo, los países en desarrollo casi nada obtuvieron de esta oleada. Siguieron exportando productos primarios (café, algodón, azúcar) pero pocas empresas modernas, con capital foráneo, se instalaron allí. Por consiguiente, la brecha entre países ricos e industrializados y pobres, de la cual ahora tanto nos quejamos, siguió creciendo. Según excelentes estudios adelantados por consultores del Banco Mundial, la presente ola de globalización arrancó en los 80. Las mejorías en infraestructura, transporte y comunicaciones fueron base de impetuoso movimiento que permitió el gran salto positivo de países hoy tan importantes como China, Brasil, India, Hungría y México, los cuales abrieron sus fronteras al comercio multilateral y derrumbaron murallas de papel que impedían o hacían muy difícil la inversión extranjera. Entretanto muchos países pobres, como Colombia, siguieron en su aislamiento populista, que hoy se nos quiere volver a imponer por personajes de la oposición a esta administración. Gracias a la presente ola globalizadora, docenas de países pobres han participado en el comercio de bienes manufacturados y de servicios. Según el Banco Mundial, “los bienes manufacturados aumentaron de menos de una cuarta parte de las exportaciones de los países en desarrollo en 1980 a más de 80% para 1998” y seguramente a más del 90% en 2005. Es bien importante registrar las tasas de crecimiento de más de 24 países en desarrollo, con una población de más de 3.000 millones de habitantes, su tasa anual de crecimiento ha variado de 1% en los 60 a 3% en los 70, 4% en los 80 y 5% en los 90 y primeros años de la presente década. Tal es el caso de Colombia, Perú o Chile. Estos ritmos de crecimiento superan ampliamente a los de países industrializados y ricos como Alemania, Francia e Inglaterra. Si esta tendencia se mantiene, la desigualdad entre países ricos y pobres o por lo menos un gran número de ellos, disminuirá o podrá desaparecer. No le temamos ni a la globalización, ni a un bien negociado acuerdo de Libre Comercio.