FRANCIA SIGLO XVIII LUIS XV (1715-1774) La muerte de Luis XV en septiembre de 1715, abrió una nueva era en la Monarquía francesa; al monarca conocido como Rey Sol, símbolo del absolutismo y del poderío europeo que recientemente había logrado imponer a un miembro de su familia en España, le sucedía un niño de apenas cinco años, hijo de los duques de Borgoña, dotado de una precaria salud que difícilmente podría hacerse cargo de su herencia y que muy pronto sería un mero juguete en mano de sus colaboradores. La debilidad de la institución real fue aprovechada por aquellas fuerzas opuestas a la centralización que desencadenan una permanente oposición para salvaguardar sus antiguos privilegios, fundamentalmente miembros de la alta nobleza y los parlamentos. Esta actitud obstruccionista por parte de los grupos conservadores mantuvo a la Monarquía francesa en un estado de conflicto latente a lo largo de toda la centuria que nos ayuda a entender cómo, tras la irrupción de nuevas fuerzas sociales, se inicia un proceso revolucionario que acabaría derrumbando el Antiguo Régimen. La regencia de Felipe de Orleáns (1715-1723) La situación política creada por la minoría de edad del rey hizo que el presidente del Consejo de Regencia, Felipe de Orleáns (1715-1723), con el apoyo de la alta nobleza y del Parlamento, se convirtiera en el hombre fuerte del Gobierno, con Dubois como consejero de Estado. A cambio de su apoyo, el Parlamento obtuvo la restitución de sus antiguas prerrogativas, en especial el derecho de protesta o remonstrance, revocado por Luis XIV, lo que le convirtió en una de las instituciones más poderosas, capaz de oponerse al poder absoluto del monarca, e incluso al propio regente, cuando se rompió la comunidad de intereses entre ambos. La sustitución de las secretarías por los consejos dio ocasión a la alta nobleza de participar nuevamente en el Gobierno, pero la inoperancia del sistema hizo que pronto se tuviera que recurrir al esquema gubernamental anterior. En esta época, Francia estaba virtualmente arruinada: a) La enorme deuda pública había impuesto un sistema fiscal cada vez más oneroso que no sólo empobrecía al campesinado y a los grupos más débiles de la sociedad sino que impedía el desarrollo de la manufactura y entorpecía las transacciones comerciales, redundando negativamente en el conjunto de la economía del país. b) La tradición heredada imponía un sistema de aduanas interno que tampoco favorecía el comercio, y la vigencia de las corporaciones gremiales era un obstáculo al desarrollo industrial. c) Finalmente, el principal problema para estimular la economía era la ausencia de dinero. El regente, para remediar la situación se apoyó en John Law, personaje oriundo de Escocia, experto conocedor de las actividades bancarias que, primero, con un banco de su propiedad, después transferido al Estado, y más tarde, con una compañía de comercio, pretendió remediar la aguda crisis por la que atravesaba la Hacienda. Los frutos logrados con sus empresas le hizo escalar puestos en la Administración, llegando a ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias y, tras su conversión al catolicismo, interventor general y superintendente de Hacienda. El sistema Law: a) Puntos de partida: - Las existencias monetarias en Francia eran bastante menores de lo que exigía la demanda y las necesidades de los sectores productivos. - “Las mejores leyes, cuando falta el dinero, no proveen al pueblo de trabajo remunerado, ni fomentan la producción, ni amplían las industrias, ni desenvuelven el comercio". Por ello era prioritario contar con importantes remesas de capital. El problema radicaba en dónde encontrarlo. b) Propuestas: - Creación de una gran institución bancaria que centralizara las especies monetarias circulantes en el país y que suministrara los créditos necesarios para el comercio y la industria conforme las circunstancias lo requirieran. - Emisión de papel moneda para agilizar las transacciones financieras sin ser susceptible de tesaurización. - Desaparición de las trabas existentes sobre los sectores productivos, erradicación de la usura y estímulos al comercio exterior y colonial. c) Dificultades - Su proyecto, por lo novedoso, despertó reticencias entre los comerciantes y hacendistas, que canalizaron sus discrepancias a través del Parlamento. d) Aplicación: - Orleans le autorizó en 1716 la creación de un banco particular de descuento y depósito, con la facultad de emitir billetes de banco. Un año más tarde dichos billetes podrían ser recibidos por los agentes del fisco y recaudadores provinciales, con lo que el papel moneda empezó a tener un curso corriente y aceptado cada vez más. - El éxito obtenido hará que poco después esta institución se convirtiera en banco real, y sus billetes en la moneda corriente de todo el reino. - Para facilitar sus operaciones, se crean cinco sucursales en las provincias más importantes. - En agosto de 1717, Law creó la Compañía del Oeste, para comerciar con Luisiana, dotada de amplios privilegios. La ampliación de sus operaciones mediante la compra al Estado del monopolio del tabaco, el derecho a acuñar moneda por nueve años y la asimilación de las demás compañías existentes -Compañía de las Indias Orientales, Compañía Africana, Compañía de Guinea y Compañía de Santo Domingo- la convierten en la institución más dinámica y poderosa del país. - Tras crear la Compañía del Oeste Law intentó acabar con otro de los graves problemas del Gobierno, su endeudamiento. Para ello propuso prestar, al Estado 150.000 libras con un interés del 3 por 100 y el beneficio sería general: los acreedores de aquél podrían hallar una inversión más lucrativa de su dinero colocándolo en acciones de la compañía, y el Gobierno vería reducir su deuda. La emisión de acciones favoreció la especulación, generándose enormes beneficios y fabulosas fortunas. e) La crisis del sistema Law El prestigio de Law traspasó las fronteras y toda Europa miraba con expectación sus medidas y buscaba su asesoramiento. Sin embargo, la especulación tuvo sus límites, y cuando se notaron los efectos de una emisión indiscriminada de moneda y acciones se produjo la crisis. El banco y la compañía se vinieron abajo y tras el pánico generalizado se cerró el banco por orden gubernativa. A pesar de las indemnizaciones concedidas a los acreedores, mucha gente se arruinó, y el desastre económico alcanzó al propio regente y a Law, que sería desterrado. Tras el sistema Law - Conflictos fiscales: Los roces del gobierno de Orleáns con el Parlamento surgieron muy pronto, casi siempre por cuestiones fiscales: a) La negativa de Bretaña a votar un impuesto demandado por el Gobierno en 1717, y el levantamiento de Rennes un año después, por el mismo motivo, acabó con la disolución de los parlamentos. b) Este conflicto coincidió con una negativa de los parlamentarios parisinos a registrar el edicto de las monedas, seguido de la prohibición sobre la fabricación y circulación de las mismas. c) La respuesta del regente, en agosto de ese año, fue retirar la remonstrance y desterrar a los parlamentarios más beligerantes. - El jansenismo Otro motivo de discordia social fue la alineación de los parlamentos con jansenismo, frente a la actitud projesuítica y antijansenista de la camarilla del rey, alineada junto al partido devoto. La regencia del duque de Borbón (1723-1726) A la muerte del regente se proclama la mayoría de edad del rey, que contaba ya trece años, nombrando primer ministro al duque de Borbón (1723-1726), quien sólo permaneció tres años en el poder al ganarse la animadversión de todos los grupos sociales. Fue un período enormemente conflictivo al combinar una política de ortodoxia religiosa, que implicaba la aplicación estricta del Edicto de Fontainebleau, con un recrudecimiento de la presión fiscal. La “cincuentena”, nuevo impuesto creado en 1725, gravando la propiedad territorial, la producción industrial y demás bienes, pagadero por todos los estamentos durante doce años, desencadenó el malestar social: la asamblea del clero se negó rotundamente a pagarlo y en las provincias, castigadas por malas cosechas consecutivas, aparecieron motines de subsistencia (1725) La regencia de Fleury (1726-1743) La caída del duque permite al antiguo preceptor del monarca, el cardenal Fleury (17261743), dirigir la política francesa como un primer ministro sin título, hasta su muerte, a los noventa años; partidario del absolutismo real tuvo una gran habilidad para situarse al margen de las facciones cortesanas y rodearse de colaboradores eficaces. - Avances económicos y fiscales Su etapa de gobierno representa una enorme transformación de las estructuras productivas y sociales, marcando el desarrollo económico y favoreciendo la prosperidad general. a) Los estímulos al crecimiento se traducen en nuevas roturaciones por doquier, la multiplicación de establecimientos manufactureros, la elevación de los precios y la difusión de determinados cultivos, como la vid. b) El comercio interior se agilizó con la creación de ferias y mercados por todas partes, la supresión de peajes y la política de obras públicas que mejoran las comunicaciones y el transporte. c) El comercio exterior se desarrolló aún más; en 1731 la Compañía de las Indias abandona el monopolio, decretándose el comercio libre con las Antillas que consigue multiplicar los intercambios y propicia el apogeo de puertos como Burdeos, Nantes y Saint-Malo; las rutas con Senegal, India y China también se agilizaron llegando a tener un gran florecimiento. Todo ello fue posible gracias a: a) La estabilización monetaria, realizada en 1726, que fijó el precio del luis de oro en 24 libras y el escudo de plata en seis. b) La labor de P.Orry en el campo de la Hacienda que, sin ser un gran reformador, puso en orden el sistema. El Estado renunció a la administración directa de los impuestos y volvió al sistema de arrendamientos: la Ferme Générale asume la recaudación, a cambio de una suma global pagadera por adelantado, en periodos de nueve años; abolió algunos impuestos y redujo la taille aunque obligó a los municipios a reclutar vecinos para trabajar en las obras públicas realizadas en ellos –carreteras y caminos fundamentalmente- a modo de una corvea real. Aunque a nivel económico su mandato resultó ser un éxito, la armonía social se fue resquebrajando, sobre todo en relación al jansenismo y la postura de los parlamentos, ahora aunados en su protesta por las mismas reivindicaciones. - Conflictos con los jansenistas Ante la fuerza creciente del jansenismo y la imposibilidad de obtener el apoyo del Parlamento, el rey promulgó los decretos de 1731 que crisparon los ánimos. Ello, unido a las medidas discriminatorias contra los hugonotes y al descontento dentro de la propia Iglesia católica del bajo clero creó un clima propicio para que, cuando en 1746 varios obispos se nieguen a administrar sacramentos a jansenistas, explote la protesta por todas partes. El Parlamento se alineó con los descontentos y en abril de 1753 proclamó la Gran Amonestación -Grandes Remonstrances- donde afirma su galicanismo y la defensa de las leyes fundamentales, siendo respaldado por los parlamentos provinciales. La crisis fue agudísima, se temió una nueva Fronda. El monarca, aterrorizado por los ataques provenientes de todos los sectores, cedió una vez más, reforzando el prestigio de la institución parlamentaria. El poder personal del Rey (1743 - 1774) A la muerte de Fleury el Rey queda libre de toda influencia. Asume los derechos de la realeza pero no sus deberes. El Gobierno pasó a la corte de Versalles y a sus favoritas – Pompadour y Du Barry- Los intereses de la nación de posponen a los egoísmos de la Corte. - Situación económica: a) El déficit aumentó en 20 millones de francos. b) Los impuestos solo recaían en la burguesía y los campesinos. c) La administración de los impuestos indirectos, aduanas y monopolios era deficiente. d) Los gastos –guerras, Corte, etc.- crecieron. e) Se imponía una reforma fiscal. f) Protestas de la burguesía - Proyectos reformistas. El marqués de D’Argenson reformó el ejército (1748-1756) pero su trabajo quedó mermado por nombramientos de jefes incapaces. Prosiguió sus reformas el duque de Choiseul (1757-1770) que logró expulsar a los jesuitas. Tampoco tuvo buenos colaboradores. En Hacienda Machault D’Arnouville intentó establecer la igualdad ante los impuestos. Pero la presión de los privilegiados lo impidió y provocó su dimisión. Tras D’Arnouville los ministros recurrieron a bancarrotas, reducción de pensiones y saqueos de las Cajas Públicas. Destacó en ello el abate Terray que expulsó del parlamento de París a quienes se le opusieron. LUIS XVI (1774-1792) - Carácter bondadoso, con poca preparación y entereza. - Al principio de su reinado confió en gentes audaces: Turgot en Hacienda, Malesherbes en Justicia, Saint-Germain en Guerra, etc. Era un Gobierno de Despotismo Ilustrado. Turgot, colaborador de la Enciclopedia, intentó medidas avanzadas: libre circulación de cereales, supresión de las prestaciones personales –corveas- para obras públicas, abolición de los gremios, reorganización de monopolios, etc. Hubo protestas en la Corte y el Rey lo cesó. Malesherbes suprimió la censura y las torturas. Saint Germain estableció una nueva recluta de oficiales entre la baja nobleza e impuso una disciplina al modo prusiano. También cayó por presiones de los nobles. De sus reformas nació el ejército de Napoleón. - A la caída de Turgot le sustituyó Necker con fama de buen financiero. Recurrió a los empréstitos, a las hipotecas y a nuevos recursos como la lotería. Tuvo la oposición de la nobleza y para hacer frente a ella publicó un Estado de Cuentas de la Nación (1781) que le valió su destitución. - El nuevo ministro de Hacienda, Calonne (1785), propuso una reforma tributaria, sobre la base de una contribución territorial que todos pagarían, y otra administrativa, con la creación de Asambleas Provinciales. La Asamblea de Notables –nobles, clérigos y ciudades- se opuso en 1787. - Le sucedió Brienne que planteó las mismas reformas de Calonne y anunció la convocatoria de los Estados Generales. Al dimitir le sustituyó Necker que por fin convocó los Estados Generales para 1789. EL JANSENISMO Es, quizá, de los movimientos religiosos que florecen durante el período moderno uno de los más difíciles de definir y delimitar con exactitud, en parte por su falta de homogeneidad interna, inclusive en Francia, en parte por la multitud de significados que adquirió. Surgido en el siglo XVII de la mano de Jansenius (1585-1638), obispo de Yprés, se encuadra por su contenido teológico en la polémica que, desde una centuria antes, mantienen agustinianos y molinistas sobre el modo de conciliar la libertad y la gracia. El jansenismo opta por la postura de aquéllos, defendiendo que la gracia es sólo un don divino, y se enfrenta a los segundos, entre los que se encuentran los jesuitas. Jansenius consigue en Francia el apoyo de su amigo personal el abad de Saint-Cyran, quien, a su vez, convierte al monasterio de monjas reformado de Port Royal, del que era director espiritual, en el centro jansenista por excelencia. Ahora bien, las ideas del nuevo movimiento entraban, asimismo, de lleno en el terreno eclesiástico y político. Es cierto que insistía en la necesidad de la Iglesia, pero negaba a las autoridades eclesiásticas capacidad para representar la voluntad de Dios. Idéntica incapacidad atribuía a los monarcas, lo que situó desde el principio a los jansenistas entre los opositores al absolutismo. Por ello, Richelieu y Mazarino les eran hostiles, al igual que Luis XIV y Felipe V, quien propuso su exterminio como una secta peligrosa para el Estado y la iglesia. El jansenismo no tardó en ser condenado por el Papa, pero ello no echó atrás a sus defensores, antes al contrario. A comienzos del siglo XVIII, el rey Sol quiso acabar con el peligro que representaban y arrancó de Clemente XI la Bula Unigenitus (1713), condenando 101 proposiciones de la obra del jansenista Pasquier de Quesnel. Por el contenido no sólo teológico, sino moral y eclesiástico de ellas, significaban algo más que una doctrina sobre la gracia, eran un programa de reformas anticurialista, puritano, que llegaba a pedir la lectura de la Biblia por el creyente en su propio idioma. La condena, en consecuencia, iba más allá de las anteriores y terminó siendo un debate sobre la naturaleza de la autoridad papal, episcopal y parlamentaria. La aparición de la Bula dividió al clero francés en dos grupos: apelantes y “constitucionarios”, cada uno con sus correspondientes apoyos políticos. Aquéllos consiguieron el de los parlamentos, sobre todo el de París, que vieron una ocasión para enfrentarse al poder absoluto del monarca. Los “constitucionarios” tuvieron de su lado a la corte y a los obispos, ambos usaron su prerrogativa de decidir sobre los ascensos en la jerarquía eclesiástica para intimidar a los disidentes. Las amenazas no erradicaron el movimiento, pero sí lo descabezaron, de forma que para 1727 todos los obispos que lo apoyaban habían sido depuestos. Como la rebelión continuaba a nivel de clérigos, se consideró oportuno para frenarlos convertir la bula en regla de fe y negar los sacramentos a los jansenistas. Las dos medidas contaron con el apoyo del Papado hasta 1756 en que Benedicto XIV lo retiró contribuyendo a acentuar el clima de relajación en que habían entrado las relaciones entre jansenismo y Monarquía en Francia desde 1740. Por esas fechas había comenzado su difusión por Europa, favorecida por la coincidencia de sus propuestas cesaropapistas con las de los reformadores ilustrados. Llegó a Italia, de la mano de Muratori; a España; en los Países Bajos sus seguidores fundaron la única Iglesia que hoy sobrevive, mientras que en Austria, los jansenistas llegaron a ocupar el cargo de confesor real y a romper el monopolio de la Compañía de Jesús en la enseñanza teológica.