Aire Caliente Ignacio Urbina Polo Un objeto cualquiera es capaz de revelar algunas pistas acerca de su procedencia y Diseñador Industrial probablemente de su significado. En su superficie están contenidos los elementos que Maestría en Ingeniería de Productos acusan su posible funcionamiento. Claro que, en la medida que objetos se han Especialización en Biónica Aplicada Docente en Prodiseño desde 1997 informatizado y que han ocultado sus piezas internas dentro de una caja negra, las Director de Proyectos de Metaplug formas exteriores han pasado a jugar con el misterio de su función principal. La condición comunicativa que poseen los objetos materiales, nos permiten reconocer algunas de sus características y cualidades. Sin embargo, es a través de sus calidades que podemos establecer su valor real y posiblemente hasta revelar su significado estético. Todos los objetos que están presentes en la realidad cotidiana, que pertenecen a la ¨comunidad material¨, y que comparten situaciones comunes con las personas, reclaman de su presencia inadvertida y constante. Así, un objeto tridimensional, con el que somos capaces de realizar tareas bastante complicadas, no admite hacerle un análisis detallado, que nos obligue a realizar algún cuadro comparativo de sus cualidades o establecer relaciones complicadas en relación con su forma. Sin embargo, se percibe la presencia de una interacción, de manera fluida, entre las personas y los objetos que las circundan. Una relación casi obligatoria, sin cuestionamiento constante de esa presencia o por puro fetichismo tecnológico. Sin caer en el hecho simple y casi obvio de explicar que en cada objeto o ¨detrás de las cosas¨, se definen claramente los actores que intervienen en su existencia: de un lado, un diseñador y una industria, y del otro, un usuario, es posible tipificar la estructura funcional básica de cada producto, dentro de esa dualidad. De esta forma, se pueden establecer techos tecnológicos de los productos industriales, esto es, verificar el estado de la técnica, además de tener sus lecturas estéticas De manera individual, el uso de las cosas, de todos los usos y de todas las cosas, parece establecer una atención especial en esta relación. Para realizar una operación o ejecutar una tarea, con el uso de una herramienta o un dispositivo, las personas dejan que estos las obliguen a conducirse en torno a una actividad, dentro o hacia afuera de su topografía. Este direccionamiento, intencional o no, define como se usa cada producto y recrea el ambiente estético de la actividad que se genera. Son las siete de la mañana. El sonido agudo e infernal de una especie de turbina, proveniente del interior de las habitaciones, corta en seco el sueño del que todavía dormía. Este, sin conseguir entender de donde proviene el motivo de su cambio de estado, se percata de la figura que aparece diagonal a las puertas del baño: es la Aire caliente. Ignacio Urbina Polo 1 de una mujer apuntando dócilmente una poderosa arma contra su cabeza. Es la imagen del suicidio con aire caliente. Todas las mañanas, en miles de residencias, se encienden los secadores: objetos sencillos y ruidosos, usados para resolver situaciones con la cabellera. Estos aparatos forman parte del cotidiano de las personas que secan el cabello, por razones diversas, que utilizan electricidad como energía para calentar el aire que genera un conjunto de aspas y que atraviesa un cañón para direccionarlo. Externamente, cualquier secador de cabello requiere de un volumen para alojar y disponer de una turbina, una resistencia eléctrica, además de los controles o reguladores que ofrece, espacio para ser sujetado y un cable de energía. Esto resulta en un volumen mínimo, que se aloja dentro de una forma diseñada para dirigir aire caliente al cabello, y que es llevada muy cerca de la cara en el momento de usarlo. Apuntar con un objeto que parece un arma contra la cabeza, es probablemente un error en la concepción de la relación de las personas con las cosas, tomando en cuenta el significado que se ha desarrollado en relación con las armas de fuego manuales. Grandes empresas como Philips, por ejemplo, han explotado de manera avasallante el mercado internacional de electrodomésticos y los secadores de pelo portátiles representan un importante foco de sus acciones de diseño. De cualquier manera, el avance de la técnica en la segunda mitad del siglo veinte no ha incorporado mayores cambios en el funcionamiento de estos, ni se han producido avances importantes en las formas que adquieren. Todavía un secador de cabellos utiliza el mismo mecanismo técnico desde que apareció en el mercado. A principio de los años ochenta, el director de diseño de esta empresa solicita a Alexander Groenewege, diseñador holandés, algunas propuestas para la línea de secadores de cabello que esa empresa fabricaría en los años noventa. Una de las alternativas interesantes contenía la imagen de una nueva interpretación en la forma Secador de Cabello. Philips 1982 de los secadores. El principal aporte de esta idea estaba en despojar el artefacto de su En The Meaning of Modern Design. forma tradicional de arma y transformarla en una especie de abanico. Una de las Peter Dormer. 1999. intenciones del diseñador era utilizar el viento como fuente principal del diseño y que pudiera ser comprendido por un público internacional. Comenzar a diseñar, partiendo de un objeto que produce aire caliente es muy diferente a utilizar el viento como hilo conductor del proyecto. De esta manera, la metáfora de las palmas del Caribe, los abanicos españoles o las costumbres de las geishas, alejan el objeto del arquetipo bélico. Aunque se asocie el secado del pelo en esta concepción, con un objeto que produce viento sobre el rostro, este tipo de aproximación permite crear un salto importante en la forma del mismo. Aire caliente. Ignacio Urbina Polo 2 En esta propuesta, propia del diseño de bienes de consumo, también se pretende resolver algunos males en este tipo de productos, como el diseño de piezas accesorias que aumentan la variedad de los servicios que ofrece y que terminan por perderse en algún momento. Por otro lado, es cierto que algunos objetos modernos han sido blanco de las actitudes post-modernistas, donde se presume de una falta de anonimato en relación a lo que estos representan. En muchos casos los objetos son simplemente reemplazados por la palabra, y en otros, por la imposibilidad de transmitir una realidad objetual clara y honesta, se cae en un anacronismo de materiales y formas. Poder establecer los límites de la comunicación de los objetos, sin especular en relación con su significado, podría legitimar los intentos en la búsqueda de productos novedosos. Las apelaciones meramente formales en el desarrollo de productos son el resultado de una miopía, que parte de una necesidad superficial y no de una novedad, en términos de innovación de diseño. Especialmente cuando se habla de productos que han alcanzado un nivel de madurez y que un pequeño salto cualitativo podría significar la entrada a nuevos mercados y el resultado de una cultura material reinterpretada. Lejos de los aspectos teóricos en relación con los objetos en la vida cotidiana, las aproximaciones dentro de la estética de los productos industriales están coartadas por la perseverancia en la interpretación de las formas y de los materiales. El lastre de las formas es una sólida barrera para la concepción de productos nuevos. Pero, pudiera decir que, mejores productos serán aquellos que tengan algo realmente significativo que decir o comunicar. Artículo publicado en la sección de Arquitectura del Diario Economía Hoy. 1997 Serie de artículos publicados entre 1996 – 1998 Derechos Reservados © Ignacio Urbina Aire caliente. Ignacio Urbina Polo 3