Tribus urbanas: imagen del siglo 21? Por: Alicia Cruceira La sociedad moderna es principalmente urbana, modifica sus facetas, algunas veces contradictorias otras violentas. Uno de los fenómenos sociales son las tribus urbanas compuesta por jóvenes. Estas nuevas tribus adoptan posturas y simbologías en los límites de la peligrosidad, y van desde sus nombres hasta sus prácticas y estilos musicales. Hoy se distinguen grupos como: los punks, generalmente peinados de crestas, campera de cuero, aros varios, tatuajes y botas militares; los skinhead con el pelo rapado a cero y ropas pseudomilitares; los sharps (o redskins) que reniegan de los skinheads pero visten parecido; los hardcores, con camiseta, bermuda larga, cabeza rapada y; los heavies, de estilo más que conocido: vaqueros ajustados, campera de cuero con tachas y remeras con imágenes de músicos. Estas sub-culturas aparecieron con mayor fuerza en la década del 90 y ya se han arraigado en nuestra sociedad latinoamericana. La globalización y la masificación tratan de crear consumidores homogéneos, y el nacimiento de estos grupos es la respuesta a la necesidad de congregarse del joven urbano, de agruparse según intereses comunes, ocupando un espacio en el mundo y no siendo simplemente un número en el seguro social. Las tribus urbanas son aquellas pandillas, bandas o simplemente agrupaciones de jóvenes que visten de forma similar y llamativa, que poseen hábitos comunes y hasta lugares fijos de reunión. Jóvenes que necesitan un espacio para darse a conocer, una forma de mostrar y mostrarse, decir que están acá, que éste también es su tiempo, su espacio, su momento, su vida. Esa es la identidad que los distingue de los demás. Hay psicólogos que destacan que estas sub-culturas constituyen verdaderas comunidades emocionales. Otras de las marcas es el lenguaje, empleando términos y vocablos que constituyen un verdadero diccionario urbano. A ello se suma el estilo de música escuchada, las formas de relacionarse en las que cada uno está en la suyo y ninguno mira lo que hace el otro. El predominio de una ideología en la que nadie juzga las prácticas del otro, tal vez sea el aspecto que más distingue a las tribus de los skaters y bikers. Por su parte, los adolescentes de mayor edad que simbolizan las culturas alternativas y electrónicas muestran total indiferencia de lo que pasa y piensan los otros, como si no formaran parte de la misma especie humana. Viven en un mundo aparte y no hacen cosas para ser aceptados socialmente. No tienen proyectos de vida ni planes a largo plazo. "Para ellos es vivir el momento y nada más; se interesan más por la estética que por la ética, lo que revela un estado de anomia y la ausencia de valores de vida". Muchos sociólogos consideran a estos micro grupos como "bandas delictivas" y aseguran que los medios de comunicación ayudan a la imagen negativa de los mismos. Por ahora, en América Latina, estos grupos no han generado actos fuertes de violencia, por eso se los clasifica en al concepto de agrupaciones juveniles, que se asocian para forjar una identidad propia en las grandes ciudades. "Lo que intentan es diferenciarse del entorno, especialmente de la cultura adulta". Sin embargo existe, entre los practicantes de skate y bike, una violencia simbólica expresada en la puesta en escena de sus demostraciones, en la apropiación de los espacios públicos y en el consumo de drogas en lugares abiertos. Es la forma de recrear una nueva sociabilidad y que contiene una fecunda producción cultural (revistas, folletos y vídeos), como ejemplos que deberían ser rescatados por la propia sociedad. La globalización los bombardeó con prácticas y culturas que nada tienen que ver con sus propias raíces latinas. Muchos de los skinheads ni saben de qué se trata la ideología nazi, como así también la mayoría de los punks desconocen los orígenes del movimiento.Su motivación es una necesidad de llamar la atención. Ellos se vanaglorian de violar las reglas sociales. Son productos de una globalización dominante, de identificación con sus fundadores europeos y deseosos por modelos a seguir, inexistentes en su lugar de origen. Estos grupos son seducidos por ideologías extremistas con las que intentan aplacar la imperiosa necesidad de sentirse "alguien" en la vida. Muchos de ellos manifiestan no tener planes a largo plazo, porque no piensan vivir y llegar a ser como quienes desprecian, los adultos. La tribu les autoriza actividades que están en los extremos sociales: el juego, la bebida, la licencia erótica, el escándalo en la vía pública, el envilecimiento, la destrucción de objetos y el agravio de valores patrióticos o religiosos. Tal vez sea hora que la propia sociedad pueda prestarle mayor atención, proponiendo alternativas diferentes que suplan las necesidades afectivas y emocionales de esos grupos. Pero, mientras esto llegue, seguiremos viendo estas sub-culturas urbanas que continúan a crecer.