Massoni: Estrategias. Capítulo I. Módulo de trabajo

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE EDUCACIÓN
Asignatura: TCI-A [ ] TCI-B [ ] TCI-C [ X ] DL I [ ] DL II [ ] DHC [ ] AA [ ] CPC [ ] HEPL [ ] EC [ ]
Profesor: Eugenio Corrales Prada.
Correo electrónico: eugeniocp@yahoo.com
Diseño: 2010-02-07
EAP EDUCACIÓN [ ] CEUPS/EDUCADIS [ ] PROGRAMA: BACH [ ] LIC [ ] CP [ ] PROTEC [ ]
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Nombres
Lectura/Tarea
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la fuente
Tipo de
texto
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Ideas
Prin.
Ideas
Sec.
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Autor (es):
2010 -
-
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Editorial:
Unidad: Fragmento [ ]; capítulo [ ]; parte [ ]; volumen [ ]; txt total [ ]
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Discontinuo [ ]:
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Digital [ ]:
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Vía de
entrega
Sincrónica [ ]:
Asíncrona [ ]:
AAACP/AAACG/AAACC
Análisis, Aportes y Aplicaciones Crítico-Personales [ ] Grupales [ ] Colectivos [ ]
Resumen
(aquí, resumen general del texto)
Tematización
(aquí, indicar las ideas principales de
la lectura)
© ECP/proceu.2010.
Contextualización
(aquí, relacionar el texto con el resto
de la obra –si lo conoce–; con otras
fuentes sobre el tema)
Ideas innovadoras
(aquí, anotar las ideas nuevas que,
sobre el tema, usted haya generado)
Problematización
(aquí, indicar los problemas que pueda
formular, en torno a la descripción,
encontrados en su práctica educativa)
PIS Proyecto de Inserción Social
(aquí, propuesta para aplicar en una
escuela u otra institución social)
Lectura: MASSONI, Sandra (2007). Estrategias : los desafíos de la comunicación
en un mundo fluido. 1ª ed. Rosario : Homo Sapiens Ediciones, 2007.
Cap. 1: Estrategias de comunicación: tiempo de investigarnos vivos. (publicado
en la revista Comunicación y Sociedad, N.º 37; 2001. Univ. De Guadalajara, México.)
«Es bueno recordar que nada en el ser humano ni en la naturaleza es un fragmento.
En cualquier terreno que transitemos es preciso no perder de vista el horizonte de la
totalidad. Tampoco somos un fragmento de tiempo, ni la coexistencia casual de sus
tres partículas: pasado, presente, futuro. Nos constituyen esas tres dimensiones como
una totalidad orgánica. Se hiere una parte y queda afectado el conjunto. El tiempo no
crece linealmente sino en expansión. El tiempo de un individuo se amplía en otro, en
el de un pueblo, el de una fraternidad colectiva. Crecemos hacia atrás, hacia adelante,
debajo y arriba del tiempo. En todo instante vivido con intensidad extrema, su onda
expansiva lleva más lejos los límites del pasado y del futuro, los enriquece e ilumina.
Hoy es preciso recuperar la vivencia del futuro como aventura, indeterminación y
esperanza. Buena parte de la creatividad cultural prefiere ser rememorativa más que
proyectarse en la exploración de caminos nuevos. Abrir las puertas al futuro en el
plano de las ideas.
Aún reconociendo que el porvenir tiene su propia autonomía, un arbitrio incognoscible,
necesitamos recuperar el poder soberano de la voluntad para ir creando a cada
instante.
Víctor Massuh, Cara y contracara de una civilización a la deriva.»
Sumilla / resumen de párrafo
o sección
«Elegimos iniciar este trabajo con el concepto ultramoderno del tiempo como una
forma de marcar –y por qué no recuperar/ volver a usar– el sentido heleno de la
temporalidad como proyecto. Esta revisión nos interpela acerca de la necesaria
incorporación del devenir en la investigación científica.
Como dice Prigogine:
«El tiempo es "real" y la irreversibilidad cumple en la naturaleza un papel constructivo fundamental. No
es un tiempo automáticamente determinista, sino que es un tiempo que, gracias al hecho de que puede
tener amplificaciones de elementos pequeños que pueden conducir a bifurcaciones, da cabida a la
impredictibilidad, al azar, al devenir de lo nuevo.»
A partir de reconocer algunas de las implicaciones de asumir el tiempo como
temporalidad en la investigación en comunicación social, nos proponemos presentar
algunos elementos para repensar ciertos aspectos de nuestro trabajo académico y de
investigación. Inscribimos este trabajo en la línea de análisis de los sistemas de
generación científica y tecnológica desde la perspectiva de la comunicación
estratégica (1), en los que hemos seguido como líneas de investigación la etnografía,
los estudios culturales, el análisis del discurso, la retórica de la ciencia y la teoría
biológica del conocimiento.
Consideramos que es importante, con miras a la modernización y el desarrollo
tecnológico del mundo actual, que la ciencia no sea asumida en forma «pasiva», sino
que se avance en generar dispositivos de construcción-deconstrucción-reconstrucción
(2) que fortalezcan nuestra capacidad de interpelar las problemáticas bajo análisis
para mejorar nuestras decisiones, sin dejar de sostener una postura crítica frente a los
avances mismos de la ciencia.
Decimos, con Guillermo Orozco Gómez (1992: 125), que sólo una discusión
epistemológica y ontológica, no teórica ni temática, podrá permitimos encontrar
vínculos y estrategias para un proceso de generación (no de repetición) de
conocimiento.
La ciencia no sólo da acceso a la información que permite explicar ciertas cosas, sino
que también es una manera de cuestionarse acerca de la realidad, de organizar el
pensamiento, de analizar críticamente, de avanzar en comprensiones más
satisfactorias que favorezcan generar actitudes más sinérgicas sobre el mundo.
Gran parte del desarrollo de las teorías de la comunicación se realiza renunciando al
examen de la génesis de sus conceptos y dando por supuesta la cientificidad de sus
enfoques. Esto es, descartando el estudio y análisis de sus supuestos gnoseológicos
(qué es conocer) y ontológicos (qué es el ser).
Los dos paradigmas desde los que se estudió inicialmente la comunicación social (el
norteamericano –que se desplegó en las teorías de los efectos–, y el europeo –que se
desplegó en las teorías de la ideología–) renuncian a autoanalizarse y se postulan
como poseedores de la única verdad.
Ambos abordaron el campo de la comunicación de masas como el espacio de la
intersubjetividad: el estudio de la comunicación en sus inicios es el estudio de lo
colectivo y de las operaciones simbólicas de su interpretación.
«Lo cuestionable de las dos perspectivas, defensa y eficiencia, radica en que en ninguna de ellas se
cuestiona de fondo la relación autoridad-conocimiento-discurso, ni tampoco su resultante» (McLaughin,
1994, citado por Orozco Gómez, 1996: 27).
¿Pasado pisado? Todo empieza y termina para volver a empezar
Trabajaremos en la búsqueda de una forma de expresar una teoría de
la intersubjetividad no dualista, tomando el conocer como punto de
partida para este despliegue.
A partir del concepto de tiempo como temporalidad, la ciencia es para
nosotros una conversación con la naturaleza. La comunicación es un
fenómeno de segundo orden, y todo lo que hagamos creará nuestro
mundo.
Desde el punto de vista de los nuevos paradigmas se plantea que la
formulación de la comunicación en general debe hacerse desde la
perspectiva de un abordaje multiparadigmático, porque nos
encontramos en la conformación de un campo de estudio complejo,
absolutamente nuevo y contemporáneo.
La idea de un abordaje multiparadigmático responde a la búsqueda de
un conocimiento que no se desentienda de los acoplamientos
dinámicos y evolutivos de la realidad y los sujetos. Proponemos este
enfoque a partir de reconocer en los paradigmas capacidades para
abordar diferentes dimensiones de lo real, y a la vez sus aportes
específicos en la genealogía de esas mismas realidades, sin dejar de
recuperar esta operación de construcción/deconstrucción para
enfatizar la acción transformadora de la ciencia.
Los nuevos modelos y metáforas comunicacionales, en lugar de
trabajar con paradigmas cerrados —que han sido erigidos las más de
las veces en los aconteceres históricos de las disciplinas como
dispositivos de vigilancia epistemológica—, buscan incorporar a la
teoría como llave, como una forma de interpelar situaciones de
comunicación a partir de reconocer su racionalidad, su forma de
operar (3). Si hay algún descubrimiento que la ciencia social pueda
realizar, éste es el de la teoría funcionando en el mundo. Una tarea en
la cual el análisis es parada necesaria, pero no destino.
Nos interesa avanzar en la especificación de los aportes de este
movimiento que trabaja en recuperar lo procesual en la dimensión
comunicativa y se reconoce como el paradigma de lo fluido. Vamos a
comenzar por presentar algunos nudos conceptuales con los que se
articula.
El paradigma de lo fluido
Las respuestas genéricas de la ciencia social tradicional han resultado
insuficientes para explicar los fenómenos complejos (4). Por eso
acordamos en que uno de los principales desafíos para los científicos
sociales hoy es encontrar formas de asumir que "trabajamos con
objetos que en realidad son procesos" (5). Estamos siendo, pero
¿cómo incorporar en nuestras investigaciones este devenir?
La respuesta a esta pregunta desde la perspectiva de los nuevos
paradigmas de la ciencia implica una reconsideración del conocer
como actividad central del ser humano y como generador de un saber
científico. Y es debido a ello que resulta pertinente preguntarnos por la
genealogía de las teorizaciones de la comunicación social y explicitar
ciertos aspectos epistemológicos de nuestro marco conceptual en su
relación con la dinámica social.
El conocer: una relación
«El “instrumento” de intercambio inicial entre “nosotros” y “los otros”,
entre el “yo” y el “no-yo”, entre el “sujeto” y “el mundo” no es la
percepción, sino la propia acción que en su operar --a partir de las
distinciones y en los distintos niveles de actuación en/sobre el mundo-hace posible la emergencia de estos opuestos y vuelve concebible un
sujeto que conoce y algo que es conocido. Las respuestas
tradicionales de la naturaleza del conocimiento han oscilado entre
afirmar que toda la información emanaba de los objetos instruyendo al
sujeto "desde fuera" –como presuponía el empirismo tradicional-- o en
sostener, por el contrario, que el sujeto disponía desde un comienzo
de estructuras endógenas que impondría a los objetos --como
sostienen las distintas escuelas apriorísticas o innatistas–.
Ambas posturas presuponen:
* la existencia de un sujeto que conoce;
* la existencia de objetos independientes al sujeto; y, sobre todo,
* la existencia de instrumentos de intercambio y de "captura" –
percepciones o conceptos– que determinarían el camino que lleva del
sujeto a los objetos o a la inversa.
A nuestro entender, la fuente de conocimiento no se remonta ni a un
sujeto consciente de sí mismo ni a objetos ya constituidos que se
impondrían desde afuera. El conocimiento resulta de las interacciones
que se producen a la mitad de camino entre ambos y remiten, por lo
tanto, a ambas fuerzas simultáneamente (6).» (Piscitelli, 1993: 97).
Toda percepción, entonces, está atravesada por esa tensión. Y es allí
donde se definen conocer y saber. Como dice Varela (1996), el
conocimiento es histórico, contextual y contingente.
Especificar. Ciencia y conocimiento en un tiempo post-estructural
Distintos dominios científicos enfatizan esta reconsideración del conocer como eje de
nuevas teorizaciones. Los autores que trabajan con la sociología de la ciencia (Latour,
1987) demuestran que aun el hecho científico aparentemente más objetivo es una
construcción.
Uno de los aportes de la Biología del Conocimiento (Maturana, Varela, 1985) es el de
asumir que «un juicio sólo tiene que ver con las distinciones que se hacen cuando se
lo expresa».
Otro autor que avanza en esta línea, pero desde la semiología, Pablo Fabbri (1992),
analiza el discurso científico:
«Si nosotros retenemos que el discurso científico tiene dimensión teórica, para
que una teoría pueda de algún modo verificarse, mostrarse adecuada, la teoría
debe necesariamente atravesar una dimensión metodológica, y la
instrumentación es la organización figurativa de una competencia
metodológica.»
Es decir, se trata de pensar que ti instrumento está allí porque está en el lugar de
competencia, de un saber-hacer, de un querer-hacer, de un saber-ver, de un quererver [...]
«La interrogación del discurso científico puede hacerse en su integridad, no sólo como una
serie de hipótesis teóricas de considerar en sí, sino como una serie de organizaciones, también
instrumentales, para el reconocimiento de los efectos de transformación de la verdad» (Fabbri
1992: 129 y 130).
En el mismo sentido, pero desde una mirada centrada en las
tecnologías comunicacionales, Alejandro Piscitelli, uno de los autores
que ha conducido este movimiento en Argentina, especifica que
interesa destacar aquí la consolidación del uso de la computadora
como la tecnología comunicacional más característica de la etapa de
globalización.
«La computadora aparece como una herramienta creativa original que facilitaría la
fusión de la ciencia, la técnica y lo estético. A partir de la computadora se produce un
nuevo ambiente perceptivo que recapitula y supera las invenciones del sensorio
humano a manos del lenguaje, la escritura, la imprenta y el reino audiovisual. La
informatización está unida a los procesos de posmodernización, autonomización,
apogeo del localismo y descentralización. (…)
Mientras el viejo mundo cultural se organizaba alrededor de una cascada de
interpretaciones, el mundo contemporáneo está apuntalado por una red de
operaciones. Antes, el hilo conductor era el gesto; ahora lo es la programación. Se
abandona la materia inerte en pos de modelos numéricos proteiformes, libres del
tiempo prolongado de maduración. El orden del control efectivo y calculado suplanta
la interpretación; el orden del código borra al del signo. El lenguaje comienza a
subordinarse al cálculo» (Piscitelli, 1995: 73 y 80).»
La concurrencia de estos aportes nos permite plantear una nueva
perspectiva en la investigación en comunicación, a partir de los
siguientes supuestos epistemológicos:
* La escala crea al fenómeno. El instrumento es teoría concretizada.
No es sólo más capacidad sino que habilita nuevas cosas, pero a la
vez se crea para algo. Tiene una intencionalidad. Si aceptamos lo
expuesto, podemos avanzar en que no sólo el punto de vista crea el
objeto sino que el punto de vista no es natural con respecto al objeto
(7).
* La distancia entre el concepto y el campo material es una distancia
de interpelación y réplica que se recorre en condiciones históricas
específicas.
Cuando nos planteamos una investigación que descarta la pretensión
positivista de objetividad, cuando no creemos en la posibilidad de la
ciencia como "descubridora" de algo que está afuera de nosotros, la
preocupación se desplaza hacia la explicitación del lugar desde el que
construimos el objeto. Esto es, el lugar desde el que hablamos a partir
de asumir una relación sujeto-objeto que se reconoce productora y
producida.
Entonces, especificar los conceptos –que funcionan como lentes de nuestra mirada al
investigar– significa dar cuenta del alcance que le damos a esas categorías,
reconociendo su historicidad a la vez que nuestras propias condiciones al elegirlas y
usarlas.
Así, no hay interrogantes previos al recorte de un campo material y, por lo tanto, es el
abordaje mismo el que produce las preguntas. Abordaje doblemente condicionado:
por el alcance de las categorías conceptuales y por las propias condiciones en que
operamos como investigadores. Estas son las operaciones, no naturales que
debemos socializar.
Estas operaciones nos instalan ante la necesidad de especificar también la escala de
la intervención científica con criterios fluidos. Consideramos que lo importante es
demarcar la escala como un tamaño o proporción en que se desarrolla la
investigación. Al abordar las problemáticas bajo con una mirada transdisciplinaria, los
criterios tradicionales de los que podríamos valernos para recortar el objeto de la
investigación parecen perder su vigencia; ya no resultan pertinentes, por ejemplo, lo
geográfico o lo temático. El planteamiento es otro. Más bien, se trata de captar los
fenómenos de comunicación como emergentes, como productos/producidos del
debate de la ciencia y la cultura. Dar cuenta de un «darnos cuenta» también en la
investigación, y hacernos cargo de las transformaciones generativas de nuevas
realidades en el mundo como hilo conductor de nuestro trabajo científico.
El tiempo como «temporalidad» produce desplazamientos también
hacia el interior de la ciencia y, a partir de la irrupción de la
cibercultura, muy especialmente en el abordaje científico de la
comunicación. Las teorías sistémicas y de la autoorganización
(Bateson, 1979; Morin, 1990; Maturana, 1990) nos muestran cómo
emergen metapuntos de vista desde los cuales es posible abordar los
objetos de estudio.
Desarrollaremos una propuesta para el estudio de la comunicación
como fenómeno complejo que intenta trabajar en la dirección de este
movimiento: una metaperspectiva para el abordaje de lo
comunicacional desde un enfoque multiparadigmático.
A partir de la irrupción de la web, existe en el planeta una nueva grilla
perceptiva que produce transformaciones inusitadas en todos los
ámbitos. El quiebre más relevante de este cambio se describe como
un tránsito de lo escritural hacia lo operacional (Piscitelli, 1998).
La investigación en comunicación social se reposiciona a partir de
proponerse como objetivo interpelar esta complejidad en movimiento;
con lo cual su pertinencia se aleja de la episteme (un saber qué) en
dirección a la fronesis (un saber cómo algo funciona en diversas
situaciones específicas) (Pearce 1998).
Así planteada, la problemática de la comunicación aparece como un
espacio de encuentro de dos perspectivas tradicionalmente separadas:
la filosofía y las ciencias sociales. Si aceptamos que las percepciones
dependen de alguna manera de la acción, deberíamos, como
investigadores, empezar a abordar las acciones como formas de
conocimiento (Varela, 1996). Y consideramos que, para hacerlo con
respecto a las prácticas sociales, el desafío que se impone es el de
pensar la dinámica social en movimiento.
La mirada comunicacional desde el paradigma de lo fluido se
constituye entonces como una manera de abordar el espesor de la
comunicación como fenómeno complejo y permite centrarnos en los
dispositivos del cambio sociocultural como autodispositivos (8).
«La descripción de las reglas de circulación disciplinaria de individuos, objetos y
mensajes, en términos de estrategia, constituiría el correlato de la propia complejidad
del objeto-mundo que se pretende describir. En este sentido, la conversión del
concepto de dispositivo de Foucault en un dispositivo auto-observador se ha
mostrado capaz de efectuar dichas construcciones» (Dávila, 1994: 167).»
La pertinencia tic un abordaje multiparadigmático para dar cuenta de la
comunicación como fenómeno complejo se correlaciona con el
reconocimiento de los multideterminantes que lo constituyen.
Entonces, sin desconocer –ni minimizar– los aportes de la mirada
mecanicista sobre lo social, nos proponemos avanzar en un abordaje
múltiple, a partir de la constatación de las relaciones entre las
relaciones, integrando en el análisis lo material, lo simbólico y lo
afectivo.
Como una aproximación a esta complejidad, reconocemos ciertos
aportes de la antropología y la sociología. Tomamos a Mary Douglas
(1978) en su respuesta a la pregunta de cómo establece cada cultura
sus modos de diferenciación cultural: la diferenciación y clasificación
se establece por límites precarios que están permanentemente
amenazados. La autora pone énfasis en la precariedad, una postura
que también sostiene Stuart Hall (1984).
Para Douglas (1978) la clasificación social que distingue entre lo
propio y lo ajeno funciona a partir de construir diferentes categorías
que son un sistema simbólico, pero la cultura funciona controlando
esos límites como un modo de control social. También para Goffman
(1970) las clasificaciones sociales funcionan como establecimiento de
territorios personales. Goffman se pregunta cómo se constituyen los
sujetos como estigma de la sociedad y describe modos de
comportamiento en un contexto determinado. La diferenciación no
funciona por exclusión, sino por sucesivas inclusiones. Un movimiento
que no es de adentro hacia afuera, sino de fragmentación y diferencia.
Un modo concreto de lucha entre sectores.
Pero lo que no ha sido suficientemente debatido y queremos destacar
aquí es que ese modo de relación, que es constitutivo de las
sociedades modernas, plantea el problema de que lo comunicacional
no es meramente un espacio emergente de esa tensión, sino que es
un espacio de crisis de esa tensión. No un objeto en términos de
eficacia, sino un espacio emergente de la crisis (9).
La teoría de los usos de M. de Certeau (1992) (10) avanza en la
dirección de destacar la productividad inserta en el consumo:
«existen modos de hacer cuya lógica remite a la cultura popular en cuanto resto y
estilo. Un resto que es memoria de una experiencia sin discurso, que resiste al
discurso de la razón y se deja decir sólo en el relato, resto hecho de saberes
inservibles a la colonización tecnológica pero que aún marginados cargan la
cotidianeidad y la convierten en espacio de una creación muda. Y un estilo que es
esquema de operaciones, maneras de caminar la ciudad, de habitar la casa, de ver
televisión, un estilo hecho de inventiva técnica y de resistencia moral.
Las lógicas que regulan los usos no se agotan en la diferencia que instaura la
división social en clases, pero esta diferencia articula las otras. Los hábitus de clase
[...] se hacen manifiestos —observables etnográficamente— en la organización del
tiempo y del espacio cotidianos [...] La lectura de esta topografía posibilita el
establecimiento de una topología simbólica configurada por los usos de clase».
Los usos nunca son libres (en el sentido de no condicionados) porque
tienen
que
ver
con
estos
esquemas
constitutivos
de
pensamiento/acción (11) anteriores a cualquier instancia de
comunicación que, como rasgo diferencial, antecede al encuentro con
cualquier texto.
Los aportes de los antropólogos han sido fundantes en cuanto a la
tarea de pensar la cuestión de la identidad y su correlato en la cuestión
de representación y verdad como problemas de subjetividad.
La antropología simbólica plantea la relación entre diferencia y cultura, desde la
posición del investigador. La etnografía de la diferencia es un proceso de
interpretación. El antropólogo como autor (Geertz, 1989) pone de manifiesto que en el
modo de narración de la antropología está también implicada la construcción de
sujetos, tanto del investigador como del investigado. El lenguaje es tanto el material a
ser analizado como la posibilidad crítica de la relación entre observación y objeto. Las
diferencias, lejos de pensarse como equivalentes entre sí, se experimentan
materialmente en el lenguaje (12).
Pero quizás sea tiempo de avanzar también en la dirección de lo
colectivo. Hay un «plus» sociocultural que se origina en lo colectivo
como génesis de productividad (de imbricación de pulsiones y
tensiones), una construcción que necesitamos captar cuando lo que
pretendemos es pensar la transformación.
Retomando nuestro argumento, decimos, con Francisco Varela (1996),
que el saber no es en sí, sino en acción, y la acción no es en sí, sino
que responde a estas identidades diferenciales. Avanzando en esta
dirección podríamos decir que toda percepción/acción es una
afirmación que busca validarse socialmente en una especie de
conversación social. Asumir el devenir al investigar en ciencia social
implica también aprender a pensar sus relaciones. Los procesos y no
sólo los productos de nuestra comunicación.
Mediación y cambio
En este marco, proponemos a la categoría de mediación como
concepto operativo para repensar el lugar de la comunicación en los
procesos de cambio.
Partimos, para nuestro desarrollo, del concepto de mediación de Jesús
Martín Barbero (1987), pero nos interesa pensar las categorías en
acción, funcionando en la dinámica sociocultural. Nos proponemos
recuperar también la búsqueda de captación de la complejidad
sociocultural de los teóricos de los Estudios Críticos de Audiencia –
especialmente en el Modelo de la Múltiple Mediación de Guillermo
Orozco Gómez (1992)– y del concepto de consumo de Néstor García
Canclini (1995).
Consideramos que en el espacio de la comunicación no hay sólo producción de un
proceso, sino también, y principalmente, producción de una trama ontológica que va
generando un tipo de conocimiento. Nos parece sustancial no desconocer que el
«otorgar sentido» de la mediación no es algo que se hace de una vez y para siempre.
Por el contrario, es algo que se hace a cada momento, pero no en cualquier dirección
sino en base a y desde una cierta lógica de funcionamiento –matriz sociocultural– que
se reconoce actuando en una situación de comunicación organizada a partir de una
racionalidad dominante.
Para abordar el cambio sociocultural apelamos a los aportes de los estudios culturales
en su conceptualización de la hegemonía como articuladora de lo ideológico con lo
situacional. Al analizar la relación entre experiencia de clase, tecnología, industria
cultural y globalización de los conflictos sociales en tanto experiencias materiales del
presente, sostienen que la hegemonía es un juego de relaciones y, como tal, no es un
atribulo de sujetos. Como dice Stuart Hall (1984) la productividad de la ideología es
topológica en el sentido de que son los materiales los que la producen. No se conocen
de antemano los lugares hegemónicos, porque no hay relaciones previas al
funcionamiento de la relación, sólo hay relaciones. Así, lo importante es la trama de
relaciones sociales que se despliega como efecto de posición que hace que una
materialidad sea percibida como la única posible para una comunidad de
percepción/saber mientras también contiene, a la vez, su posibilidad de
transformación.
Las mediaciones son espacios de articulación de la producción con el
consumo, que, mediante el análisis, podemos reconocer como de más o menos
relevancia en la generación del sentido acerca de un problema en una situación
dada. El énfasis está puesto en capturar la direccionalidad en este espacio
privilegiado de producción de sentido «en acción», que rebasa al de la
interacción social, porque no interpela relaciones entre individuos o grupos,
sino entre matrices socioculturales. Y las prácticas, como puestas en acto de
los habitus, no son sólo prácticas de interpretación, sino de acción. Esto es, el
uso no ocurre en cualquier dirección; por el contrario, el habitus acota el
universo de lo posible de pensar/hacer para cada grupo y sector en cada
momento y en relación a cada problemática. Entonces hay cambio, hay
transformación, pero no de cualquier manera, sino respondiendo a una
determinada lógica que identifica a ese grupo o sector social y lo incluye en
una matriz sociocultural observable etnográficamente.
Llamamos matriz sociocultural al esquema básico que describe los rasgos
principales de la lógica de funcionamiento de un grupo social. Una matriz
sociocultural programa en cada grupo su sistema de percepción-acción.
Incluye no sólo las condiciones, sino la percepción que cada grupo tiene de
ellas (lo simbólico y lo material imbricados). Este concepto nos permite
introducir la problemática del placer en el marco de las determinaciones
socioculturales: si alguien hace algo es porque hay una ganancia de algún tipo.
La pulsión y la tensión entran en juego.
Con el concepto «matrices socioculturales» buscamos, desde esta misma
perspectiva comunicacional, pensar lo social como un espacio topológico. Es
decir, una manera de trabajar las relaciones que conservan cierta estabilidad en
los sectores o grupos socioculturales como formas que dan cuenta de una
trayectoria (más allá de tamaño, cantidad, etc.), una genealogía en la
historicidad de los vínculos. Esta es la principal diferencia con los enfoques
tradicionales de los estudios socioeconómicos y de marketing, que
generalmente trabajan a partir de una descripción previa a la situación que se
aborda, estática y prescriptiva de la comunicación.
Trabajar con matrices socioculturales y mediaciones supone abordar la comunicación
desde lo contingente y lo situacional. Los actores no son previos al análisis, sino que
emergen del recorte operado en función del objetivo de la investigación. Las
diferencias no existen en sí mismas, sino que se especifican.
Así, el plus de la idea de mediación como categoría llave de la dimensión
comunicativa tiene que ver con permitimos trabajar la transformación desde las
relaciones. Es en las relaciones donde sujetos, prácticas e imaginarios se reinventan;
y es a partir de las relaciones que se fijan posiciones de diferencia, siempre inestables
pero no aleatorias, entre actores sociales. La mediación es un espacio de articulación,
no un espacio mediador. No hay extremos entre los cuales mediar; hay relaciones
entre matrices que configuran posiciones de sujetos. Descubrir estos espacios nos
permite trabajar para la transformación en el sitio privilegiado de su constitución.
La mediación es un autodispositivo colectivo que opera en el espacio comunicacional
(13). La mediación enactúa. No es previamente simbólica o material, sino acción
encarnada y, por lo tanto, encarnación también de la particular tensión que lo
simbólico y lo material presentan en la situación que se está analizando. Así, trabajar
en detectar mediaciones desde una mirada comunicacional permite indagar el lugar
de la intervención posible, recuperando/integrando su capacidad de obstaculizar o
favorecer la transformación del espacio sociocultural en una cierta dirección.
El plus que esta ampliación en la mirada de la mediación ofrece, incluye al
menos los siguientes aspectos:
* Sobrepasar la linealidad.
* Integrar lo simbólico y lo material.
* Captar la negociación.
* Interpelar lo relacional.
* Operar en lo fluido.
* Hacer emerger la intencionalidad.
Para avanzar en diferenciar la categoría de mediación vamos a especificar sus
principales diferencias y semejanzas con otras categorías conceptuales de la
comunicación estratégica que ya hemos desarrollado en este trabajo.
Definción
Comunicación
Mediación
Consumo
Habitus
Momento relacionante de la
heterogeneidad sociocultural. Y
por tanto, espacio de articulación
(14) de su dinámica.
Dispositivo articulador de
matrices socioculturales que
opera como un dispositivo
colectivo y emerge en cada
situación de comunicación.
Proceso de apropiación
diferencial social.
Predisposiciones. Formas
de
hacer/pensar
que
definen a un grupo o
sector sociocultural.
 Es intersectorial.
 Cambia todo el tiempo.
 Es intersectorial.
 Da cuenta de los
términos simbólicos /
materiales
/
motivacionales de la
transacción.
 Es
estable.
Espacio de crisis de las tensiones
presentes en la situación bajo
análisis
Diferencias
 Espacio de la puesta en juego
de las relaciones de relaciones.
 Da cuenta de la dinámica sociocultural.
 Es
marca
de
intencionalidad.
la
 Depende
de
la
racionalidad dominante
en
la
situación
de
comunicación.
 Da cuenta de las tensiones
presentes en la situación
de comunicación.
Semejanzas
Es el momento local de
negociación
de
las
identidades.
 Depende
de
los
intereses y necesidades
actuales de los grupos.
relativamente
 Depende de la matriz
sociocultural (lógica de
funcionamiento
del
grupo
o
sector,
articulación de hábitus
y
prácticas
que
constituyen a un grupo
o sector sociocultural.
Son conceptos que abordan a la comunicación como un fenómeno complejo, contingente y situacional; estratégico en tanto es
el lugar de la transformación.
Interpelan la dinámica sociocultural en distintos aspectos y niveles.
Comparten antecedentes: Paradigma de lo fluido. Teorías de la complejidad social. Teoría biológica del conocimiento.
Comunicación
Mediación
Consumo
Habitus




Definción
Diferencias
Semejanzas
Con este cuadro comparativo de categorías teóricas pretendemos
aportar a la visualización de algunas posibilidades derivadas del
abordar estratégicamente la dimensión comunicativa –como fenómeno
complejo, fluido y multidimensional–. La estrategia de comunicación es
para nosotros un dispositivo de inteligibilidad de las racionalidades
dominantes en la situación (15), y a la vez, una puesta en juego –a
partir del diagnóstico de las mediaciones presentes en cada caso– de
una operación de especificación de las intencionalidades de la
intervención del comunicador en ese espacio sociocultural.
Proponemos entonces a la categoría «mediación» como un espacio de
superación de oposiciones que consideramos estériles (pensar/hacer,
analizar/medir,
cuantitativo/cualitativo,
simbólico/material,
micro/macro), como concepto flexible que trabaja en una interpelación
no excluyente de estos distintos niveles de la realidad social.
Las mediaciones hablan de lo que hacen los dispositivos
tecnoculturales a partir de una lectura fenomenológica de la situación
bajo análisis en su dimensión comunicativa. Son los modos
específicos que adopta la relación de los actores relevantes en una
situación de comunicación y respecto a un problema (16).
En el análisis de la transformación de los sistemas complejos, ya no
podemos pensar en el cambio como planificación previa. Como
muestran los autores de las teorías de la complejidad social, el cambio
no es secuencial –no se trata de organizar un proceso lineal de
acciones en las que supongamos una cierta proporcionalidad entre
causas y efectos, como si estuvieran aisladas y no multideterminadas–
, no es previsible, ni progresivo... pero es pensable.
Consideramos importante asociar esta reconceptualización del cambio
(17) al aporte específico de la investigación en comunicación. Sobre
esta posibilidad de no descartar la capacidad transformadora de la
ciencia es que creemos fecundo trabajar.
Comunicación en un mundo fluido
Para nosotros, a partir del resquebrajamiento de la dominancia del
mundo escritural (18) la comunicación es reconocida como el espacio
generativo de la transformación sociocultural.
Como expresamos anteriormente, consideramos que ese modo de
relación, que es constitutivo de las sociedades modernas, plantea el
problema de que lo comunicacional no es meramente un espacio
emergente de esa tensión, sino que es a la vez un espacio de crisis de
esa tensión. No un objeto en términos de eficacia, sino un espacio
emergente de la crisis.
La comunicación es el momento relacionante (19) de la diversidad
sociocultural. Apostar a organizar una intervención en la dinámica
sociocultural es recuperar a la comunicación como un proceso abierto
y permanente de sentido. No es sólo una cuestión de mensajes
mejores o peores, planificación previa, medios adecuados, mejor o
peor caracterización de públicos, puente entre dos partes que no
comparten la misma información; y aquí es donde se hace evidente la
productividad de la categoría de mediación como posibilidad de captar
la tensión/pulsión emergente en una situación de comunicación.
Al investigar, el comunicador es entonces un indagador de estos
dispositivos. Pensamos su especificidad como una capacidad de
interpelar la dinámica social para operar crítica y valorativamente en su
dimensión comunicativa.
Operar es acción, en cuanto permite construir y deconstruir relaciones.
Comprender cómo juegan los conceptos en forma recíproca dentro de
un discurso científico, entendido como sistema y captar las relaciones
esenciales que se dan en la realidad (20).
Operar es acción, en cuanto permite construir y deconstruir relaciones.
Comprender cómo juegan los conceptos en forma recíproca dentro de
un discurso científico, entendido como sistema y captar las relaciones
esenciales que se dan en la realidad (20).
La mirada comunicacional se propone como un espacio de articulación
de distintos dominios y perspectivas para abordar la complejidad
sociocultural.
En este sentido, el comunicador no es un mero ejecutor de productos
comunicacionales, sino alguien capaz también de usar los saberes
teóricos como horizontes de sentido y herramientas en su trabajo
profesional. Por eso, el trabajo de un comunicador implica una
apropiación de las teorías de la comunicación que, reconociendo sus
alcances y limitaciones, las integre valorativamente en un plan de
acción.
«La comunicación como espacio estratégico en la dinámica sociocultural construye,
arma y desarma, redibuja constantemente la trama activa del sentido en un espacio
social.
En un programa de investigación, la dimensión comunicativa es estratégica porque
éste es el lugar del cambio. Cualquier transformación sociocultural se dibuja
permanentemente a partir de la dinámica comunicacional.
Al interior de un programa la comunicación es estratégica como espacio de
gestión/planificación. El investigador, al momento de planificar las acciones del
programa, realiza una integración valorativa de los saberes teóricos para acompañar
los procesos de conocimiento/acción de los actores sociales involucrados. Así, lejos
de pensarse como un punto final de la transferencia tecnológica y científica, la
comunicación se asume como momento relacionante de la diversidad sociocultural
en cada una de las acciones del programa de investigación. Desde el enfoque de la
comunicación estratégica ya no es posible diferenciar, por ejemplo, acciones
técnicas de acciones de comunicación.
Es decir, toda comunicación, mediatizada o no, masiva o interpersonal, etc., más que
como un proceso de transmisión debe pensarse como el proceso de construcción de
una relación. Así, más que un proceso exógeno, algo que se recibe, se transmite,
etc., la comunicación es una dimensión social, un proceso endógeno en cada uno de
los grupos y sectores participantes, que se asemeja a un proceso educativo. La
comunicación no es una instancia simplemente instrumental, sino un proceso
dinámico, tendiente a la construcción de múltiples relaciones, con momentos que se
equiparan a los procesos cognoscitivos de cada grupo o sector con el que se trabaja.
Aquí es donde la comunicación muestra su importancia ontológica y su relevancia
estratégica. La idea central se apoya en el reconocimiento del espacio sociocultural
como una realidad compleja y conflictiva en la que existen numerosos actores con
intereses/necesidades y niveles de compromiso, a veces antagónicos y a veces
complementarios, que por eso mismo pueden coordinarse en torno a un problema.
La propuesta de la comunicación estratégica consiste en trabajar en un proyecto de
compresión a partir de lo que cada sector "puede/quiere escuchar" sobre la base de
sus intereses y necesidades actuales.
Desde esta concepción de la comunicación se trata de reconocer y proponer
dispositivos que permitan una ampliación constante de la participación de los grupos
y sectores involucrados en la solución de un problema. Más que un énfasis en la
planificación, es necesario dotar al sistema de un grado de flexibilidad y de control
que permita la generación de nuevas respuestas a la crisis (21).»
La estrategia de comunicación –como proyecto de comprensión que
recupere lo material, lo simbólico y lo afectivo– es un esfuerzo
constante por instalar una conversación en un espacio determinado
que se reconoce fluido.
Problematizando y buscando rebasar los enfoques reduccionistas y
excluyentes (comunication research, modelos interaccionales, modelos
semióticos, etc.) con los que se ha abordado la comunicación social, la
mirada etnográfica ofrece una alternativa capaz de abordar la dinámica
social para establecer comparativamente (22) semejanzas y
diferencias entre las matrices socioculturales de los distintos grupos y
sectores intervinientes en un ámbito y en función de una problemática
específica.
La estrategia de comunicación asume el aporte de los estudios
culturales en relación a que la crisis entre autoridad y crisis de
hegemonías no implica un pasaje de una teoría a otra, o un problema
de opuestos, sino de asumir la rearticulación del orden como disputa
del poder (Williams, 1984).
Y por eso, más que modelos teórico epistemológicos excluyentes lo
que proponemos es trabajar con estrategias de comunicación como
megaperspectiva integradora de múltiples perspectivas teóricas. Nos
interesa trabajar con estrategias como dispositivos de diseño para
interpelar la dinámica social operando crítica y valorativamente (23) en
su dimensión comunicativa.
Brindo por eso
Apenas iniciados los años noventa leí un artículo titulado "De vinos y
saberes". Desde entonces, y adscribiendo al planteo de ese texto,
trabajo por una nueva especificidad para nuestra profesión. En ese
artículo, Guillermo Orozco (1992) convoca a los comunicadores a «una
reestructuración de la comunicación desde la academia con
coordenadas distintas» (24). Tomando el caso de los vinos
californianos como ejemplo, Orozco nos incita a una reclasificación
que nos revitalice como académicos e investigadores. Propongo al
diseño de estrategias de comunicación como un aporte para continuar
ese viaje y experimentar en una búsqueda de saberes específicos de
la mirada comunicacional.
Los nuevos paradigmas plantean que la visión estratégica es la
manera de abordar fenómenos complejos. Esto es así porque la
posibilidad del saber sólo se da en la acción. La tarea del investigador
es, entonces, la de indagar las reglas de funcionamiento en cada
situación; en términos de Bateson (1979), reconocer la pauta que
conecta. Así, el saber técnico-científico como construccióndeconstrucción se piensa como un «saber cómo» (fronesis) que
implica saber qué hacer en un amplio espectro y que se asume como
un proceso recursivo.
El enfoque estratégico en la dimensión comunicativa es una metodología
participativa que otorga pertinencia al operar de modo multiparadigmático en
cada investigación.
«Ibáñez ha expuesto esta idea de espiral de complejidad de la reflexión teórica,
epistemológica y metodológica. Precisamente, como la verdad no es algo a descubrir o
desvelar, sino a construir, gracias a estos principios podemos ir construyendo verdades cada
vez más complejas, sin que este proceso pueda nunca tener fin... y en la prueba teórica, si hay
una sentencia verdadera que no es demostrable se introduce como axioma en una metateoría,
que a su vez originará una metasentencia godeliana que exigirá meterla como meta-metaaxioma en una meta-meta-teoría y así entramos en un proceso recursivo transfinito en cascada
de teorías cada vez más complejas (Gutiérrez, 1994: 170).»
Planteamos que la mirada estratégica en la dimensión comunicativa podría
habilitar un espacio de articulación y convergencia de miradas múltiples, a
partir de convocar a diversos saberes disciplinares en el abordaje de las
problemáticas bajo análisis. Este enfoque, lejos de pretender constituirse como
una nueva versión totalizante de la ciencia, se ofrece como una propuesta de
búsqueda de mayor co-inspiración para mejorar nuestra capacidad
transformadora.
© ECP/proceu.2010.
NOTAS
(1) Entre otros, se pueden consultar los siguientes trabajos. Reflexiones teóricas: Massoni, S. y
Mascotti, M., "Diagnóstico comunicacional, entre la desazón de la intemperie y la euforia de la
construcción", en Generación de conocimientos y formación de comunicadores, tomo IV,
FELAFACS, Ed. Opción, México, 1992; "Estrategias de comunicación rural: hacia una ciencia
social más comprometida con lo social y sus transformaciones", en Anuario del Departamento de
Ciencias de la Comunicación del Año 1999, núm. 3, Escuela de Comunicación Social, Universidad
Nacional de Rosario, Rosario, Argentina, 2000; "Estamos vivos" en Comunicación ambiental.
Revista latinoamericana de comunicación. Chasqui, CIESPAL, Quito, Ecuador, 1999. Trabajos de
investigación en comunicación estratégica: Diagnóstico Comunicacional PAMIC, convenio Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria-Universidad Nacional de Rosario (INTA-UNR), 1990;
Diagnóstico Comunicacional Plan Nacional de Extensión Forestal, convenio Instituto Interamericano
de Cooperación Agrícola(IICA)-- Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca (SAGYP), 1993-94;
Indicadores de sostenibilidad en Argentina, convenio Comunidad Económica Europea-Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria-RIMISP, 1999/2000.
(2) Sobre epistemología de la complejidad pueden consultarse: Morín, 1990; Bateson. 1979;
Maturana y Varela, 1985; Latour, 1979.
(3) "Operar es acción, en cuanto permite construir y deconstruir relaciones. Comprender cómo
juegan los conceptos en forma recíproca dentro de un discurso científico entendido como sistema y
captar las relaciones esenciales que se dan en la realidad. Este esfuerzo requiere poner en práctica
procesos de análisis, asociación, generalización, explicación, etc." (Massoni, Buschiazzo y Mascotti
1994).
(4) Hemos desarrollado un análisis crítico de la investigación tradicional en comunicación rural en
Argentina en: Massoni, S., "Historicidad de la comunicación rural: genealogía del vínculo
profesionales/productores agropecuarios en la región pampeana argentina", en las III Jornadas de
Arqueología e Historia de las Regiones Pampeana y Patagónica, Universidad Nacional de Luján.
Argentina, septiembre de 2000.
(5) El concepto es de Heinz von Foerster.
(6) Al respecto ver el clásico Piaget, J. (1969) Biología y conocimiento. Ensayo sobre las relaciones
orgánicas y los procesos cognitivos, Siglo XXI, Madrid.
(7) «Los cuerpos no están en el espacio, sino tan sólo entre otros cuerpos; el espacio que 'ocupan'
no es nada distinto de ellos mismos». Descartes citado por Koyré en Del mundo cerrado al
universo infinito.
(8) Tomamos esta categoría de la compilación de Delgado, M. y Gutiérrez, J., Métodos y técnicas
cualitativas de investigación en ciencias sociales. Madrid, Síntesis, 1994. Estos autores trabajan el
concepto en el marco de la auto-observación como teoría del funcionamiento de la mente que
enfatiza la actividad productora, creativa y reproductora del conocimiento social, el diseño de
máquinas artificiales no triviales (auto-observadoras) y las teorías de la complejidad social. Capaces
todas ellas de reducir el desorden social por medio de la generación de dispositivos autoobservadores (potencialmente neguentrópicos) a diferencia de los dispositivos con observador
descritos por Foucault.
(9) Tomamos este concepto de los estudios culturales –especialmente, R. Williams– que asumen las
diferencias de conflictos y la rearticulación de la hegemonía como experiencias materiales; tanto la
integración como la diferenciación son una relación histórica concreta.
(10) Certau, Michael de, La invención de lo cotidiano. Citado en Barbero. 1992. p. 23.
(11) Bordieu 1988, p. 92: «Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones
de existencia producen sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras
estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como
principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar
objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso
de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente 'reguladas' y regulares sin ser el
producto de la obediencia a reglas y, a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser el
producto de la acción organizadora de un director de orquesta».
(12) Para un desarrollo de la cuestión de la desigualdad y la diferencia ver Delfino (1996).
(13) «En el viaje desde lo vivido concreto (a partir de la acumulación de experiencias llenas de
contenido un situaciones de interacción-nosotros) hasta lo vivido imaginario (el mundo de los
contemporáneos: derivación de la relación nosotros pura hasta la relación ellos) no puede
prescindirse para la construcción de dispositivos auto-observadores de los conocimientos
procedentes de las diferentes modalidades de la observación externa (cuantitativa y cualitativa),
Ibáñez (1986) ha expresado el sentido de esta acción a propósito del análisis de la demanda implícita
en los requerimientos de la investigación: "La medida de la información es función de las
posibilidades que produce un el sentido de la transformación del sistema hacia una mayor
organización (hacia el aumento de la neguentropía). Cuando observamos algo transformamos su
neguentropía en información [...] Cuando actuamos sobre algo organizándolo o reorganizándolotransformamos la información en neguentropía. Una investigación social extrae, por la observación,
información y devuelve, por la acción, neguentropía» (Ibáñez 1986: 34). citado por Dávila en
Gutiérrez, op. cit., 1994. p. 167).
(14) Para un desarrollo del concepto de ‘marcas de racionalidad de la teoría’ ver Massoni, S.,
Mascotti, M. y Buschiazzo, A., "Atrévase a enseñar. Repensar la práctica educativa en la
Universidad". Cátedra Teorías de la Comunicación II, Escuela de Comunicación Social, Universidad
Nacional de Rosario, 1994.
(15) En nuestras investigaciones trabajamos en detectar mediaciones e indagarlas como una forma de
captar "en acción" la heterogeneidad sociocultural del espacio social que estamos abordando. Para
una análisis de mediaciones en el área agrícola pampeana argentina ver "Diagnóstico
Comunicacional PROGASO", convenio Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria Centro
Regional La Pampa San Luis-Universidad Nacional de Rosario (INTA-UNR), 1992.
(16) Hemos desarrollado la cuestión del cambio y la comunicación en "Apuntes para la
comunicación en un mundo fluido", en Anuario del Departamento de Antropología. Facultad de
Ciencias Políticas Universidad Nacional de Rosario, Rosario 1999-2000.
(17) Para un desarrollo centrado en los fenómenos derivados de las tecnologías de comunicación
digital ver Piscitelli. A. en Ciberculturas, 1995.
(18) Massoni, S. Ponencia presentada en el Congreso Internacional de Comunicación Social, UNR,
Rosario. Publicada en Medios y Enteros, año 3, número especial, Universidad Nacional de Rosario,
1996. Inscribimos este trabajo en el marco del equipo de comunicación estratégica de la Escuela de
Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario.
(19) Este esfuerzo requiere poner en práctica procesos de análisis, asociación, generalización,
explicación, etc. Desarrollamos esta perspectiva en Atrévase a enseñar, repensar la práctica
educativa en la universidad, Publicación UNR, 1994.
(20) Massoni, S., La comunicación estratégica. INTA, SAGYP, UNR, 1990.
(21) Que recupere lo simbólico, lo material y lo afectivo. Tomamos el concepto de Juan Diaz
Bordenave.
(22) Tomamos esta idea de Kaplan, D. y R. Manners 68: «El rasgo más fructífero del método
antropológico no es la técnica de la observación participante, sino más bien, su forma de
aproximación comparativa y holística».
(23) Crítica: es un juicio formado sobre una producción. Una opinión que puede expresarse desde un
solo lugar. Valoración: es una evaluación, una tasación en la que se señala el valor correspondiente a
su estimación y como tal implica necesariamente un proceso de comparación de teorías. Massoni, et
al., 1994, op. cit.
(24) Orozco Gómez, Guillermo, De las disciplinas a los saberes. Hacia una reestructuración de la
comunicación desde la academia en Generación de conocimientos y formación de
comunicadores, FELAFACS, México, 1992.
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Sandra Massoni, Docente/investigadora de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.
Consultora en estrategias de comunicación. Primero de Mayo 2328 (2000) Rosario, Argentina.
Dirección electrónica: abussi@citynet.net.ar.
*****
Texto revisado y corregido por Eugenio Corrales Prada. Facultad de Educación. Departamento Académico de Educación.
UNMSM.
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