Eréndira Risueña - joseluishuertaruiz

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Eréndira = Risueña
Patamban Mich.- Nuestros antiguos sabios los Cuetaperis o petámutis los que
cuidaban el templo y la historia enseñándola en las Cuetaperas a las nuevas
generaciones los días de fiesta, nos decían que todo en esta vida tiene su pro y su
contra todo tiene polaridad, que como es arriba es abajo, como hay día hay noche y
como hay macho hay hembra.
Inició así este relato para sacar a la luz de la historia a una ejemplar mujer purhépecha
que le toco vivir en carne propia la crueldad de la conquista o mejor dicho de la rapiña
que en nombre de Dios Cristo nos aplicaron los españoles, esta ejemplar mujer dicen
que era muy bella fue la contraparte de otra famosa mujer de aquella época llamada la
Malinche, que en su momento se alió a los españoles y colaboró con ellos, sirviendo de
interprete y amante del tal Hernán Cortes y de ella se han escrito muchos libros y
novelas y aún hoy día la siguen investigando y documentando historiadores, tanto
masculinos como femeninas o feministas, como ahora se hacen llamar, pero se les
olvida a estas feministas el nombre de Eréndira, princesa de Capacuaro hija de un jefe
guerrero llamado Timas, tío carnal del último rey purhépecha llamado Tzimtzicha, pues
era hermano de Ziguangua padre de Tzimtzicha ,Timas era consejero del rey pero
también Eréndira lo era, dado lo fuerte de su carácter y que no tenía hermanos para
que su padre Timas perpetuara su reinado y sus bienes obtenidos por derecho en la
guerra, además de que en Michoacán las mujeres tenían los mismos derechos en todo,
así como también para gobernar, solo que como la historia que conocemos la
escribieron los españoles y en su sistema de civilización las mujeres ocupaban siempre
un segundo lugar, por eso fue que solamente conocemos reyes pero también tuvo que
haber reinas en este reino y en muchos otros, como los mayas, los Mexicas y los
Tlaxcaltecas así como los zapotecas.recordar que en el idioma purepecha no había en
su gramática géneros ni masculino ni femenino todos éramos iguales.
El año de 1521 llegó a Michoacán la noticia de la total destrucción de México
Tenochtitlan y los señores purhépecha comenzaron los preparativos para la defensa
del reino, Eréndira y su padre así como otros consejeros votaban por la guerra pero
Tzimtzicha cegado por su bienestar y su religión no quería la guerra, no obstante se
juntó un ejercito de 50,000 hombres que fueron a Taximaroa (Ciudad. Hidalgo) en 1522
a donde ya había llegado y la había destruido Cristóbal de Olid. Al frente del ejercito
purhépecha iba Tzintzun y Ecuangari Nobles ellos y Nanuma que era el capitán
preferido de Tzimtzicha y al cual le había prometido la mano de Eréndira, Tzimtzicha
había huido a esconderse a Uruapan, Nanuma en cuanto vio la destrucción de
Tajimaroa ordenó disolver el ejercito y volvió junto con Cristóbal de Olid a Tzintzuntzan,
Timas y Eréndira y otros jefes rebeldes con 2000 soldados presentaron batalla en
Tzintzuntzan pero fueron derrotados y se refugiaron en Pátzcuaro donde se hicieron
fuertes(aún hoy se le llama en Pátzcuaro a un barrio con ese nombre Barrio Fuerte)
Olid ordeno juntar oro y más oro, la gente abandono sus casas y se fue a vivir a los
cerros, solo quedaron los viejos, así Olid junto 300 cargas de oro que mando a
Coyoacán donde vivía Cortes, al frente de estas cargas iba Tzintzun, que era primo de
Tzimtzicha mientras Olid mandó mensajeros a Uruapan diciéndole al rey que regresara,
que su vida no corría peligro y así fue como Tzimtzicha regreso a Tzintzuntzan, el
encuentro con Olid se dio en Pátzcuaro donde Tzimtzicha se le arrodillo a Cristóbal de
Olid en un lugar donde aún existe una capilla llamada la del humilladero, por que ahí se
le arrodillo Tzimtzicha a Cristóbal de Olid, Tzimtzicha fue obligado a juntar otras 300
cargas de oro y fue enviado a Coyoacán para conocer a Hernán Cortes y así le
enseñaron las ruinas de México, el poder de los bergantines y de las armas de fuego
que destruyeron la ciudad, mientras tanto en Michoacán, Eréndira y Timas hostilizaban
a Cristóbal de Olid y a sus mercenarios Mexicas, Tlaxcaltecas, texcocanos,
huejotzingas y en una batalla les arrebataron a los españoles un caballo blanco, mismo
que iba a ser sacrificado en el templo de Curicaveri, pues cada español o mercenario
caído en la batalla vivo era sacrificado en el templo de Curicaveri, no así el caballo que
pidió Eréndira con la consigna de poder montarlo y hacerlo obedecer sus ordenes,
cosas que Eréndira logro con maestría, este hecho hizo que en lo sucesivo no se
sacrificaran a los caballos, más bien eran capturados y los capitanes purhépecha
aprendieron a montar y a combatir montados en ellos, después fue prohibido por los
gachupas y los curas que los indios tuvieran caballos y era castigado con la pena de
muerte, esta prohibición duro casi dos siglos.
Una vez que Tzimtzicha regresó de México junto con su fiel Nanuma le recordaron a
Eréndira su promesa de amor con Nanuma, que pretendió casarse con ella pero
Eréndira le dijo, solo seré tuya cuando haya muerto el último de los gachupines que
profanan nuestro suelo y roban nuestras riquezas y mujeres, sellando así para siempre
su destino, pues tuvo que luchar contra los españoles y contra los purhépecha fieles a
Tzimtzicha comenzando así una guerra política en contra de ella y su padre Timas, así
como con los jefes de los pueblos de la meseta que no aceptaban la paz con los
españoles Patamban entre ellos; en una oscura noche por ordenes de Tzimtzicha la
casa de Timas fue rodeada por 40 guerreros mandados por Cuinimengari y Nanuma
para llevarlo a Tzintzuntzan vivo o muerto, al ser rodeado Timas hablo ¿A que vienes tu
aquí a poco vas a conquistar? solo cumplo ordenes del rey Tzimtzicha ¿De qué se me
acusa, de defender su reino? si eres valiente pelea conmigo aquí, si mi sobrino el rey
así lo manda, así sea, vamonos muriendo, lo merezco por no matarlo a el cuando pude,
toma conmigo un poco de checata (aguardiente de maíz) y muramos pues; no tengo
sed ni miedo a morir contesto Cuinimengari lo que tengo es ganas de matarte y a una
señal, cuarenta flechas cayeron sobre Timas dejándolo mortalmente herido y
Cuinimengari le quebró la cabeza, cuenta la leyenda verbal que cuando arrastraban a
Timas hacia Tzintzuntzan apareció de repente un caballo blanco montado por Eréndira
que como rayo cruzó la noche y la comitiva dando muerte a Nanuma y perdiéndose en
la espesura de los pinos y de la noche, en vano fue buscada en todo los pueblos
ribereños pues ella se había ido a ocultar a Patamban, desde donde venía
periódicamente a pelearle a lo españoles, pero más que nada se ocultaba de
Tzimtzicha, ella vuelve a aparecer furtivamente en Tzintzuntzan en 1525 cuando
Tzimtzicha regreso de su segundo a viaje a México trayendo consigo a Fray Juan de
San Martín, también conocido por Fray Juan de San Miguel que comenzó a evangelizar
la región, recogiendo huérfanos que había en todos los pueblos de la región Lacustre,
parada en lo alto de la Yacata de Tzintzuntzan diciendo, purhépecha ya vimos a los
españoles de doble cara que nos robaron nuestros tesoros, nuestras tierras y nuestras
mujeres, ahora vemos a estos hombres vestidos de mujeres que recogen a nuestros
huérfanos para educarlos, para el servicio de sus dioses y de los españoles y para que
traicionen a sus parientes y al dios Curicaveri ¿qué nos queda entonces? mejor
muramos peleando que aceptar una religión extraña y de doble cara. Estas palabras,
fueron repetidas en toda la meseta purhépecha que fue la única irreducible, que nunca
se doblegó a los españoles en ese tiempo y mucho tiempo después, perseguida por las
huestes de Tzimtzicha y peleando tanto contra el, como contra los españoles y sus
mercenarios vivió Eréndira escondiéndose en la meseta principalmente en Patamban y
Nahuatzen, no se escondió en Capacuaro siendo este su pueblo natal por obvias
razones, hasta que Nuño de Guzmán asesino cruelmente a Tzimtzicha, haciéndole
pagar cara su cobardía y su fanatismo religioso; peleo también contra Nuño de
Guzmán en las Lomas de Pajacuaran, pero fue derrotada así como todo el ejercito
purhépecha rebelde, ella siempre regresó a su escondite habitual Patamban hasta que
murió, nunca tomo marido, era demasiado mujer y desde ese entonces comenzó una
aura de negación del pueblo de Patamban, siempre fue difícil llegar ahí, solamente
llegaban los purhépecha rebeldes, existe aun un cerrrito a tres kilómetros
aproximadamente al noreste del pueblo al que llamaban mirador, había ahí una choza
con guardias, pues desde ahí se mira toda la cañada y el paso del río Duero, siempre
había ahí vigías día y noche, que en cuanto veían movimiento de soldados por el valle,
corrían a Patamban para dar aviso, cuando eso ocurría, Eréndira era removida de
Patamban y llevada a un escondite especial llamado Nauantzecuaro, (ahora se llama
ahí, la escondida de la cuesta), está casi en las orillas del pueblo por el camino que va
a Charapan y fue así que nunca pudieron dar con Eréndira, pues Patamban estaba y
esta situado en una cañada entre dos cerros, el Kerihuata y el Marihuata y esta
surcado por tres barrancas, una llamada la de Ichichicua, otra la de kuntaro y la otra, la
del Tzipicán las tres cortadas casi a tajo con una altura de entre 8 y 10 metros y solo
había 4 pasos naturales como vados y un puente de madera que era fácil eliminar de
requerirse, lugar de difícil acceso en ese entonces y en mucho tiempo después, así
vivió Eréndira su vida, peleando contra los purhépechas dóciles y contra los
gachupines y escondiéndose de ellos hasta el final de sus días, todos los purhépecha
de la sierra evitaban hablar de la princesa querida y de Patamban su escondite, este
hecho motivo que a Patamban llegara el progreso, muy pero muy, mucho después, la
educación oficial llegó hasta 1960 la luz eléctrica, 1957 el agua potable hasta 1995 la
carretera en 1999 y el tiempo casi nos hace olvidar a esta ejemplar mujer que debe ser
estandarte de las feministas, de los pueblos oprimidos, del mismo comandante Marcos
ahora tan de moda. Pues esta mujer dio todo por su raza y por su cultura. Purhépecha
todos los pueblos de nuestro Michoacán querido deberían llevar en una de sus calles el
nombre de Eréndira y no olvidar jamás esta leyenda que nuestros cronistas hispanos y
religiosos pretendieron que quedara en el olvido.
José Luis Huerta Ruiz
Un purhépecha pues...
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