REGISTRADA BAJO EL Nº 412 ... Expte.: 124.855 ... En la Ciudad de Mar del Plata, a los 03 ...

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REGISTRADA BAJO EL
Nº 412
Expte.: 124.855
Juz. 12
Fº
Sec. 12
En la Ciudad de Mar del Plata, a los 03
días del mes de julio
de dos mil tres, reunida la Excma. Cámara de Apelaciones en lo
Civil y Comercial, Sala Segunda, en acuerdo ordinario a los
efectos de dictar sentencia en los autos: "VARGAS, SUSANA Y
OTRO C/ TOLEDO, ABEL ANTONIO Y OTRO S/ DAÑOS Y PERJUICIOS",
habiéndose practicado oportunamente el sorteo prescripto por
los artículos 168 de la Constitución de la Provincia y 263 del
Código de procedimientos en lo Civil y Comercial, resultó que
la votación debía ser en el siguiente orden: Dres. Nélida I.
Zampini; Rafael F. Oteriño y Raúl O. Dalmasso.
El
Tribunal
resolvió
plantear
y
votar
las
siguientes
C U E S T I O N E S
1a). Es justa la sentencia de fs. 566 / 578 ?.
2a). Que pronunciamiento corresponde
dictar ?.
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA LA SRA. JUEZ DRA.
ZAMPINI DIJO:
I.- A fs. 566/578 el Magistrado de la Instancia de
origen dictó sentencia e hizo lugar a la demanda promovida por
Antonio Vargas e Irene Blanca Aguilera contra Abel Antonio
Toledo
y
la
Empresa
de
Transporte
Rio
Paraná
S.A.
y,
en
consecuencia condeno a estos últimos y a la citada en garantía
"Sudamérica Terrestre y Marítima Compañía de Seguros S.A.", a
abonar
a
los
primeros
la
suma
de
$
93.620,00
más
los
intereses, gastos y costas del juicio.
A fs. 591 apelan los accionantes, quiénes expresan
sus agravios a fs. 615/622, los que no fueron respondidos.
Cuestionan
atribución
de
los
apelantes
responsabilidad
el
establecido
porcentaje
por
el
a
de
quo.
Sostienen que el Judicante ha partido de premisas equivocadas
al
realizar
la
construcción
-lógica
y
jurídica-
del
accidente.
Argumentan que en casos como el de autos "...la
demandada podría limitar su responsabilidad sólo probando la
conducta culpable de la víctima y de la contribución causal o
concausal de dicha conducta en la producción del accidente;
cosa que no realizó, dado que no produjo ninguna prueba en ese
sentido..." (textual fs. 616).
Señalan que se encuentra acreditado, tanto en el
sub lite como en la causa Correccional, que la conducta del
Sr. Vargas no ha sido causa determinante o participativa del
hecho ilícito. A fin de reafirmar lo expuesto efectúan un
detallado análisis de los hechos y de la prueba producida en
el presente pleito.
Consideran
tránsito
no
puede
que
erigirse
la
violación
en
a
las
circunstancia
normas
de
limite
la
que
atribución de la responsabilidad. Cita jurisprudencia de la
Corte Provincial en apoyo a su postura.
Asimismo se agravian del "quantum" establecido por
el a quo para el rubro "Daño Patrimonial", por considerarlo
exiguo.
Entienden
posibilidad
de
fallecido,
sus
que
ayuda
no
se
económica
cualidades
valoró
que
correctamente
les
brindaba
y
humanas,
morales
su
las
hijo
ni
la
circunstancias dramáticas en las que se produjo el accidente .
Por último se afligen del monto otorgado para el
daño
moral
solicitando
Argumentan
que
su
"...cuando
elevación
la
a
pérdida
su
justos
tiene
límites.
origen
en
un
desgraciado accidente, en el que la víctima solo participó
como
agente
pasivo
y
que
provocó
su
abrupta
muerte,
el
sufrimiento experimentado por sus familiares resulta por demás
significativo..." (textual fs. 621vta.).
II.- Pasaré a analizar los agravios planteados:
A.- PRIMER AGRAVIO: RESPONSABILIDAD CIVIL - CULPA
DE LA VICTIMA.
Se tiene por acreditado que el hecho tuvo lugar el
día 15 de diciembre de 1996 aproximadamente a las 14 horas, en
circunstancias
en
que
el
joven
Antonio
Claudio
Vargas
circulaba por la ruta 226, en su bicicleta y por la banquina,
cuando a la altura del Km. 62,500, es embestido por el ómnibus
Scania 112 dominio B. 2172994, interno nº 32 de la Empresa de
transporte Río Paraná S.A., conducido por el Sr. Abel Toledo,
que también lo hacia por la ruta señalada (ver fs. 23vta./24,
pto. IV; fs. 78vta., pto. II; arts. 330, 354 inc. 1º, 260 "a
contr." y ccds. del C.P.C.
Tratandose en el sub lite de un accidente entre un
ómnibus
y
una
bicicleta
(ver
pericia
mecánica
de
fs.
352/358vta. resp. al punto 2do.) rige la inveterada doctrina
casatoria bonaerense que aplica el riesgo creado el que, con
base en el art. 1113 párr. 2º, in fine, admitiera la Corte
local a partir del leading case "Sacaba de Larosa" en el que
se juzgo el caso de un choque de similares características al
de autos (argto. jurisp. S.C.B.A., Ac. 33.155 del 08/04/1986,
en
A.
y
S.
1986-I-524,
L.L.
1986-D-479;
J.A.
1984-IV-579;
Sagarna, Fernando A.; "El vicio, los riesgos recíprocos y el
factor
etiológico
en
la
causación
de
perjuicios",
en
L.L.
1994-C-361).
La ley 11.430 -Código de tránsito de la Provincia
de Buenos Aires- en su art. 10 define el término "bicicleta"
como
"...vehículo
de
dos
ruedas
alineadas,
impulsado
por
mecanismos con el esfuerzo de quien lo utiliza..." (art. 10 de
la ley 11.430, reformado por la ley 11.768).
Por otra parte, el artículo 56 - "autopistas y
semiautopistas",
las
que
comparten
en
lo
esencial
las
características del género "ruta", establece en su inc. 2º que
en estas
vías "...no
pueden circular peatones, ciclomotores,
triciclos y cuatriciclos motorizados, bicicletas, maquinaria
especial, ni vehículos de tracción a sangre o todo automotor a
velocidades inferiores a 50 km/h..." (art. 56 inc. 2º de la
ley 11.430).
En
definitiva:
el
Sr.
Vargas
ha
concausado
parcialmente su propio daño, porque circulaba con su bicicleta
en un lugar que no le esta habilitado.
Ello no se trata sólo de una mera infracción a los
reglamentos, sino de una actitud desaprensiva al asumir un
riesgo evidente e innecesario que se constituyó en un elemento
extraño que interfirió en la libre circulación de las unidades
habilitadas a trasladarse por el lugar (argto. jurisp. Cám.
Apel. Civil y Com., San Nicolas, causa nº 3.687, RSD 355-02
del 17/09/2002).
Lo expuesto por sí solo tiene entidad suficiente
que
lo
eleva
a
la
categoría
de
condición
adecuada
en
la
generación, aunque mínima, del eslabonamiento de los hechos
materiales que estructurarón la consecuencia del accidente.
Señala
Goldenberg
que
media
concausación
sí
un
suceso posee una operatividad completamente autónoma de la
primera
causa.
Agregando
que
la
independiente -como la de autos-,
incidencia
de
otra
causa
que se acopla al hecho
primitivo, puede desviar o excluir los efectos regulares de él
(Goldenberg,
Isidoro
H.,
"La
relación
de
causalidad
en
la
responsabilidad Civil", Edit. Astrea, Bs. As., 1er. reimpr.,
1989, p. 185/87; "La extensión del resarcimiento. (El nuevo
art. 906, Cód. Civil)", en "Estudios de derecho civil", obra
homenaje al profesor Luis Moisset de Espanés, Univ., Bs. As.,
1980, p. 489; entre otros).
Ha dicho la Suprema Corte que "...el vínculo de
causalidad exige una relación efectiva y adecuada (normal)
entre una acción u omisión y el daño: éste debe haber sido
causado u ocasionado por aquél. Para establecer la causa del
daño es necesario hacer un juicio de probabilidad determinando
que aquél se halla en conexión causal adecuada con el ilícito,
o
sea
que
normalmente
el
de
efecto
la
acción
dañoso
u
es
el
omisión
que
debía
antijurídica,
resultar
según
el
orden natural y ordinario de las cosas (art. 901 del Cód.
Civil)..." (S.C.B.A.; Ac. 37.535, "Cardone c/ Borasi" en DJJ
137-171; Ac. 41.868, "Ferraro c/ Di Módico", en DJJ 137-9455;
Alterini, Atilio A. - López Cabana, Roberto M., "Presunciones
de
causalidad
y
de
responsabilidad",
L.L.
1986-E,
p.
981;
entre otros).
Desde ese enfoque, cabe concluir que la violación
al Código de transito (ley 11.430 - art. 56 inc. 2º) fue una
condición que concurrio en la producción del resultado.
De
allí,
que
la
atribución
de
responsabilidad
establecida -20 %- por el Judicante resulta ajustada a derecho
(arts. 901, 906, 1113 2do. párr. in fine del Cód. Civil; 330,
354, 375, 384, 474 y ccds. del C.P.C.; 10, 18, 19 y
56 inc.
2º de la ley 11.430 -ref. por ley 11.768-).
B.- SEGUNDO AGRAVIO: DAÑO PATRIMONIAL.
Como
aclaración
inicial,
debemos
dejar
asentado
que en el caso resultan de aplicación los arts. 1084 y 1085
del Cód. Civil, que rigen todos los hechos ílicitos que tienen
por
resultado
culposos,
la
puesto
muerte
que
la
de
una
intención
persona,
del
sean
autor
dolosos
no
cambia
o
la
sustancia del acto contrario a derecho (Belluscio - Kemelmejer
de Carlucci; "Código Civil Comentado", T. V, p. 165; argto.
jurisp. C.S.J.N., en "V. de R., S.B. c/ Provincia de Buenos
Aires y otros" del 28/05/2002, púb. en "Responsabilidad Civil
y seguros", La Ley, Bs. As., 2002, p.p. 751 y ss.).
Sostiene Mosset Iturraspe que "...la vida humana
no tiene valor económico "per se". Encierra, eso sí , un gran
valor moral o espiritual. La valoración económica de la vida
humana está dada por lo que produce o puede producir y en
relación con la cuantía del perjuicio que sufren aquellos que
eran destinatarios
que
el
extinto
de todo o parte de los bienes económicos
producía..."
(Mosset
Iturraspe,
Jorge;
"El
valor de la vida Humana", Edit. Rubinzal-Culzoni, Sta. Fe,
1983, p.p. 52).
En
el
mismo
sentido
nuestro
Máximo
Tribunal
Provincial ha expresado "...si bien la vida humana no tiene de
por sí un valor económico resarcible, es indudable que la
muerte de una persona puede producir, y generalmente produce a
sus
familiares,
un
perjuicio
económico..."
(S.C.B.A.,
Ac.
52.947 del 07/03/1995; entre otras).
De la misma manera esta Sala sostiene que la vida
humana no tiene un valor pecuniario porque no está
en el
comercio ni puede cotizarse en dinero. Es un derecho de la
personalidad, el más eminente de todos, empero, no obstante la
importancia que tiene para el hombre su vida, no constituye un
bien en el sentido que usó esa denominación el art. 2312 del
Cód. Civil como objeto material o inmaterial susceptible de
valor. Sólo tiene valor económico en consideración a lo que
produce o puede producir (argto. jurisp. esta Sala, causa Nº
102.346, RSD 351/97 del 07/08/1997).
ello,
Sentado
a los fines de establecer el valor vida debe tenerse en
cuenta respecto de la víctima, su sexo, edad (21 años a la
fecha del hecho) y tiempo probable de vida útil; educación,
profesión
privada
y
u
oficio
hacía
(trabajaba
trabajos
por
en
una
cuenta
empresa
propia;
de
ver
seguridad
fs.
302;
testimoniales de fs. 203/vta; fs. 207/209; fs. 323/324); sus
probabilidades
de
progreso
y
ahorro;
aptitudes
para
el
trabajo, nivel de vida y condición social (ver recibos de fs.
41 y oficio de fs. 385), mientras que, desde el punto de vista
de los que reclaman la indemnización, habrá de meritarse el
grado de parentesco con aquel (hijo - ver fs. 10), la ayuda
que recibian, número de miembros de la familia, etc., factores
todos
ellos
Cazeux-Trigo
sujetos
al
Represas;
prudente
"Derecho
arbitrio
de
las
judicial
(cfr.
obligaciones",
2º
edic., T 4-261, nota 66; Borda, "Obligaciones", T. II, p. 419
y s.s.).
De los elementos de convicción arrimados surge,
que en la testimonial de fs. 207/209 el Sr. Víctor Eduardo Ale
expresa que el Sr. Vargas -hijo- "...trabajaba de empleado, en
Mc. Cain, empresa de papas fritas, contratado como personal de
seguridad y vigilancia..." agregando que "...la seguridad y
vigilancia la desarrollaba todo dentro
del perímetro de Mc.
Cain,
Hacía
ubicada
en
ruta
226
Km.
61,5.
además
de
lo
descripto trabajos de albañilería aparte en Balcarce..." (ver
fs. 207 - resp. a la 2da. y
3er.).
En igual sentido se han expresado el Sr. Castrillo
Raúl Luis (ver fs. 203/vta., resp. a la 3er. preg.); el Sr.
Flores Juan Alberto (ver fs. 204/205, resp. a la 3er y 5ta.
preg.) y el Sr. Gabino Miguel Vega (ver fs. 320/321, resp. a
la 1er. repreg.).
Además
a
fs.
210
vta.
el
Sr.
Jesús
Salvador
Cirillo manifiesta al ser preguntado si el Sr. Vargas ayudaba
en la subsistencia de sus padres, que "...si, eso le había
comentado el fallecido al testigo, que ayudaba a la madre..."
(fs. 210vta - pregunta 9º y 10º).
Teniendo en cuenta que en las circunstancias por
las que atraviesa el país es imposible realizar un cálculo
matemático para establecer la indemnización debida, considero
que
el
mismo
reseñados,
las
reglas
la
de
debe
calcularse
citas
en
base
jurisprudenciales
prudencia
judicial.
En
a
los
antecedentes
expuestas
y
consecuencia,
a
las
estimo
prudente elevar el parcial en examen a la suma de $ 50.000,00,
la cual -atento al porcentaje de responsabilidad- se reduce a
$ 40.000,00 (pesos cuarenta mil). Correspondiendo a la Sra.
Irene Aguilera la suma de $ 20.000 y a lo sucesores del Sr.
Antonio Vargas la suma de
$ 20.000 (arts. 1084, 1085,
1078 y ccds. del Cód. Civil; 165, 375, 384, 474 y ccds. del
C.P.C.).
C.- TERCER AGRAVIO: DAÑO MORAL.
Es sabido que el daño moral no es susceptible de
prueba directa, se infiere presuncionalmente. Ante lo cual
dada la estrechez del vínculo biológico y espiritual que liga
al hijo con sus progenitores, resulta inimaginable procurar la
explicación de un padecimiento semejante -quizá el más duro
que pueda enfrentarse- por que no hay palabras que sugieran
siquiera la medida de ese dolor (Zavala de González, Matilde,
"Resarcimiento de daños - 2b. - daños a las personas", 2da.
edic., Edit. Hammurabi, Bs.As., 1993, p.p. 275 y ss.).
Asimismo, a los
daño moral por
la muerte
fines de la cuantificación del
de un hijo, deben ponderarse las
amarguras, los sufrimientos por la desaparición irremediable,
la desdicha por la muerte tan prematura, el dolor por la
impotencia frente a la fría y cruel dinámica de los hechos, la
frustración
de
insustituible
su
que
presencia
para
los
diaria
padres
y
de
representan
la
sus
compañía
propios
hijos (argto. jurisp. esta Sala, causa nº 103.438, RSD 21/98
del 12/02/1998).
En el caso de marras, surge que los accionantes
han debido atravesar por una situación traumática, un suceso
displacentero y los trastornos propios del fallecimiento de su
hijo. Todo esto ha roto el delicado equilibrio en que se
desenvolvía la vida habitual de los mencionados (ver pericia
psicológica de fs. 219/221vta.).
De
allí,
surge
innegable
que
todo
ello
les
ha
infligido una serie de temores, padecimientos, angustias y
sufrimientos que exceden los genéricos y habituales a los que
todos nos vemos expuestos por el hecho de vivir en sociedad,
por lo que reúnen entidad suficiente como para ser resarcidos
(arts. 332, 384, 385, 456, 473, 474 y concds. del C.P.C.).
En atención a las reglas de la sana crítica, el
principio de la reparación integral (arts. 384 del C.P.C.,
1083 del Cód. Civil) y lo dispuesto por el art. 165 "in fine"
del C.P.C., entiendo que resulta ajustado a derecho el monto
fijado por el Señor Juez de Primera instancia (art. 1078 del
Cód. Civil).
ASI LO VOTO.
Los Señores Jueces Dres. Rafael F. Oteriño y Raúl
O.
Dalmasso
votaron
en
igual
sentido
por
los
mismos
fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA LA SRA. JUEZ DRA.
ZAMPINI DIJO:
Corresponde confirmar la sentencia de fs. 566/578
en cuanto ha sido materia de apelación por la parte actora,
con respecto a factor de atribución de responsabilidad
y en
cuanto al rubro "daño moral". Modificandose el rubro "daño
patrimonial" el cual se fija en la suma de $ 50.000,00, la
cual -atento al porcentaje de responsabilidad- se reduce a $
40.000,00 (pesos cuarenta mil), correspondiendo la suma de $
20.000 a la Sra. Blanca Aguilera y $ 20.000 a los sucesores
del Sr. Antonio Vargas. Propongo que las costas de la Alzada
sean soportadas por el apelante vencido (art. 68 del C.P.C.) y
diferir la regulación de los honorarios profesionales para su
momento oportuno (art. 31 de la ley 8.904).
ASI LO VOTO.
Los Señores Jueces Dres. Rafael F. Oteriño y Raúl
O.
Dalmasso
votaron
en
igual
sentido
por
los
mismos
fundamentos.
En consecuencia, se dicta la siguiente:
S E N T E N C I A
Por los fundamentos dados en el precedente acuerdo
se confirma la sentencia de fs. 566/578 en cuanto ha sido
materia
de
apelación
por
la
parte
actora,
factor de atribución de responsabilidad
con
respecto
a
y en cuanto al rubro
"daño moral". Modificar el rubro "daño patrimonial" el cual se
fija en la suma de $ 50.000,00, la cual -atento al porcentaje
de responsabilidad- se reduce a $ 40.000,00 (pesos cuarenta
mil), correspondiendo la suma de $ 20.000 a la Sra. Blanca
Aguilera y $ 20.000 a los sucesores del Sr. Antonio Vargas.
Las
costas
de
la
Alzada
serán
soportadas
por
el
apelante
vencido (art. 68 del C.P.C.) y diferir la regulación de los
honorarios profesionales para su momento oportuno (art. 31 de
la ley 8.904). Notifíquese personalmente o por cédula (art.
135 del C.P.C.). Devuélvase.
RAFAEL F. OTERIÑO
RAUL O. DALMASSO
NELIDA I. ZAMPINI
MARIO PINONI
Secretario.-
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