República de Colombia - Corte Suprema De Justicia

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Magistrado Ponente:
WILLIAM NAMÉN VARGAS
Bogotá, D.C., dos (02) de junio de dos mil diez (2010)
Discutida y aprobada en Sala de diez (10) de mayo de dos mil diez (2010)
Referencia: 11001-3103-021-1995-09578-01
Se decide el recurso de casación interpuesto por
Jaime Ulloa Niño y Teresa Abella Palacios respecto de la
sentencia de 31 de octubre de 2007, proferida por el Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Manizales, Sala Civil-Familia, en
el proceso ordinario instaurado por los recurrentes contra la
Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, ‘EAAB’.
ANTECEDENTES
1.
En la demanda generatriz del proceso, se solicitó
declarar civilmente responsable a la demandada de los daños
causados a los demandantes por la ocupación permanente del
predio de su propiedad a causa de trabajos públicos ejecutados
para la construcción del alcantarillado de aguas lluvias en la
Avenida Circunvalar de esta ciudad, condenarla a pagar daño
emergente en suma equivalente al valor del inmueble ocupado,
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con sus intereses corrientes desde la ocupación hasta el pago
como lucro cesante, la eventual corrección monetaria, costas y
restantes condenas (fls. 83-115, cdno. 1).
2.
El petitum, se sustentó, en síntesis, así:
a)
Jaime Ulloa Niño y Teresa Abella Palacios
adquirieron el dominio del inmueble situado en la transversal 5
No. 49-50, Interior 2, con extensión de 2653,50 M2, cédula
catastral No. 47/AE25 y matrícula inmobiliaria No. 50C-1023771,
por compra a Humberto Porras Muñoz, según escritura pública
número 8990 otorgada el 19 de diciembre de 1988 en la Notaría
Sexta de Bogotá, quien lo compró a Casaclub Ltda. conforme al
instrumento público número 7183 del 22 de octubre de 1985,
todos debidamente inscritos en el folio inmobiliario.
b)
Con ocasión de la construcción de la Avenida
Circunvalar entre las calles 45 y 53 de esta ciudad, sin
negociación ni expropiación previa, la empresa demandada ocupó
el predio, descargó los alcantarillados y lo afectó con las aguas
lluvias del sector, lo cual impide su explotación económica con la
construcción de edificios causando graves perjuicios a sus
propietarios estimados en $1.776.028.800, por el daño emergente
en la zona perturbada de 2065,88 m2 y la disminución de su valor
comercial, más el lucro cesante por los intereses corrientes desde
la ocupación al pago.
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c)
Por la construcción del canal Cataluña no se
reclama indemnización, tampoco por los daños previos a la
construcción de la Avenida Circunvalar, sino por los hechos
sucedidos a partir de ésta, el 16 de noviembre de 1983, con la
descarga de los alcantarillados de aguas lluvias en el inmueble.
d)
La construcción de la Avenida Circunvalar
sustituyó la función del canal Cataluña, como prueban las
planchas J-52 del plano de Bogotá en 1974 levantado por el
Instituto Geográfico Agustín Codazzi, cuando llegaba a la calle
54A y J-52 de 1981 extendiéndose a la calle 51, o sea, hasta el
bien afectado, cuyo dueño anterior acordó con la EAAB la
construcción por ésta de un Box Culvert en el costado oriental de
la mencionada avenida para recibir las aguas lluvias de los
alcantarillados, dejar libre de descargas el fundo, clausurar el
canal, rellenarlo y restituir a sus propietarios la parte afectada.
e)
La porción sur del predio se afectó con una línea
de energía a 115 Kv levantada por la Empresa de Energía de
Bogotá y con el alcantarillado de aguas lluvias de la avenida
circunvalar de la cual es responsable la Empresa de Acueducto y
Alcantarillado de Bogotá, quien dilató y frustró un proceso de
conciliación prejudicial (fls. 85-94, 112-114, cdno. 1).
3.
La empresa demandada contestó con expresa
oposición a las pretensiones, proponiendo las excepciones
denominadas inexistencia de la causal alegada y ausencia de
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legitimación en la causa por pasiva (fls. 134-142, 144-154, cdno.
1); en escrito separado, interpuso la excepción previa de falta de
jurisdicción, declarada no probada por el a quo mediante
providencia de 18 de marzo de 1996 confirmada por el superior,
en la suya de 2 de septiembre de 1996 (fls. 1-5, 11-13, cdno. 2 y
4-10, cdno. 5).
4.
Con auto de 2 de abril de 2001, se declaró la
nulidad de lo actuado por corresponder el conocimiento del asunto
a la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo (fls. 43-48, cdno.
7), y se ordenó remitirlo al Tribunal Contencioso Administrativo de
Cundinamarca (fls. 76-90, cdno.7), quien provocó conflicto (fls.
102-110, cdno. 7), el cual decidió la Sala Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura, asignando la competencia “a la Sala Civil
del Tribunal Superior de Bogotá” (fls. 19-36, cdno. 6).
5.
El Juzgado Veintiuno Civil del Circuito de Bogotá,
en sentencia de 12 de octubre de 2000, declaró fundada la
excepción nominada “inexistencia de la causal alegada” y como
consecuencia denegó las pretensiones (fls. 315-335, cdno. 1).
6.
El ad quem, en Descongestión del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, Sala Civil, al resolver la
apelación de los demandantes, confirmó la sentencia del a quo,
“por razones parcialmente diferentes” y revocó su numeral primero
por contradictorio (fls. 85-124, cdno. 5).
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LA SENTENCIA IMPUGNADA
1.
Considera el Tribunal, a tono con la demanda y
la naturaleza del asunto, ejercida la acción indemnizatoria en
beneficio del propietario de inmueble ocupado por trabajos
públicos, cuya prosperidad pende de la demostración de sus
presupuestos estructurales concurrentes señalados por la Corte,
en la sentencia proferida el 6 de noviembre de 1978 (CLVII, 285),
o sea, el dominio del demandante, la ocupación de hecho del
demandado por causa de un trabajo público, su carácter
permanente y la generación de un daño.
2.
Sobre
esta
línea,
descendió
al
material
probatorio, hallando la propiedad de los demandantes respecto
del lote situado en la transversal 5 No. 49-50, Interior 2, esquina
de la Avenida Circunvalar con calle 51, según consta en la
escritura pública número 8980 otorgada el 9 de diciembre de 1998
en la Notaría Sexta de Bogotá y en el certificado de libertad y
tradición aportado con la demanda (fls. 15-19 vto. cuaderno 1),
mas no la permanencia de la ocupación por causa de un trabajo
público ni la causación de un daño en su virtud.
3.
En particular, el fallador de segundo grado, al
estimar los elementos de convicción, puntualizó:
a)
De los oficios 6300-95-441 de 22 de febrero de
1995 (fls. 41-44, cdno. 1), 3220-95 de 14 de marzo de 1995 (fls.
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38-40, cdno. 1), 3220-95-2311 de 29 de agosto de 1995, 9360 de
26 de agosto de 1994, 2800 de 20 de mayo de 1992 de la EAAB,
411A-1434 de 25 de agosto de 1995 dirigida por el IDU (fls. 63-64,
72 y 147, cdno. 1), la presencia no de una ocupación sino
afectación permanente con el Canal Cataluña, drenaje natural
para recoger las aguas lluvias desde la calle 53 hasta la calle 45,
anterior en más de veinte años a la adquisición del predio el 9 de
diciembre de 1998 por los actores y a la construcción de la
Avenida Circunvalar como consta en la plancha J52 del I.G.A.C y
en la escritura pública del antecesor dueño número 7183 de 22 de
octubre de 1985, cuyas obras empezadas el 16 de noviembre de
1983 y finalizadas el 2 de agosto de 1985, no reemplazaron ni
modificaron el uso y estado natural del canal, sólo encauzaron las
aguas del sector con una tubería de 036" desde la calle 51 hasta
la calle 53, y otra de 024" sustituyendo un zanjón que atravesaba
transversalmente el proyecto en la calle 51, y tampoco ocuparon
el inmueble de los demandantes con las alcantarillas.
b)
Del estudio del plano aerofotogramétrico de
Bogotá, plancha J52 elaborado por el I.G.A.C para la EAAB en
1960, la existencia del canal para entonces (fls. 92, cdno. 9).
c)
De las actas números 1 y 27 de las obras para
la construcción del alcantarillado de la Avenida Circunvalar, su
iniciación el 16 de noviembre de 1983 y su terminación el 2 de
agosto de 1985 (fls. 65 y 67, cdno. 1), con fecha anterior a las
escrituras públicas números 7183 de 22 de octubre de 1985 de la
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Notaría 27 de Bogotá, por la cual Humberto Porras Muñoz
adquirió el inmueble y 8990 de 9 de diciembre de 1998 suscrita en
la Notaría Sexta de Bogotá con la que lo transfirió a los
demandantes (fls.8-16, cdno.1).
d)
Del ordinal séptimo de la escritura pública
número 7183 de 22 de octubre de 1985, la venta del predio por
Casaclub Ltda. En Liquidación a Humberto Porras Muñoz como
cuerpo cierto, destacando de su contenido la estipulación con
arreglo a la cual “ninguna de las partes reclamará porque la extensión
resulte mayor (...) o menor por las limitaciones a que el terreno esté
sometido de acuerdo con las exigencias y reglamentos de las Oficinas
del Distrito Especial de Bogotá, especialmente en cuanto hace relación
al canal de desague (sic) que lo atraviesa de Norte a Sur, pues ambas
partes renuncian expresamente a cualquier reclamación al respecto”.
e)
De la escritura pública número 8890 suscrita el 9
de diciembre de 1988 en la Notaría Sexta de Bogotá, mediante la
cual Humberto Porras Muñoz vendió a los demandantes Ulloa
Niño y Abella Palacio, acentúo su ordinal quinto, respecto de la
entrega real y material del bien “con todos los usos, costumbres,
servidumbres, mejoras y anexidades que al mismo corresponden sin
reserva ni limitación alguna, en el estado natural en que se encuentra”,
derivando el pleno conocimiento y aceptación de los actores a la
afectación del predio con el canal Cataluña.
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f)
Del dictamen pericial, la naturaleza de “drenaje
natural” del canal Cataluña para controlar las aguas descendentes
de la parte alta de los barrios San Martín de Porras, Pardo Rubio,
Mariscal Sucre y los comprendidos entre la calle 45 y 52B al
oriente de la Avenida Circunvalar según el plano 2911 de abril de
1965, con una antigüedad mayor a 34 años, “que a la altura de la
Circunvalar con la 51 en efecto el canal es natural y abierto”, la
ubicación del predio de los actores en la “ronda hidráulica”, reserva
ecológica no edificable de uso público, y en la “zona de manejo y
preservación ambiental del Canal Cataluña”, zonas contiguas a
aquélla, “no edificables, ni urbanizables, ni son susceptibles de ser
rellenadas, modificadas o trabajadas”, por lo cual, dice el Tribunal, el
fundo está sometido a una doble afectación permanente, “es un
drenaje natural y es una Zona Ronda Hidráulica de Manejo y
Preservación Ambiental”, preexistentes a su adquisición por
Humberto Porras Muñoz y los demandantes, transcribiendo en lo
pertinente el Acuerdo local 6 de 1990 y el Decreto 1152 de 1984.
4.
Concluyó el fallador, soportado en el examen
conjunto de los medios probatorios, la existencia no de una
ocupación sino afectación permanente originada en el paso de las
aguas por el antiguo en más de cuarenta años Canal Cataluña,
drenaje natural ubicado en una zona de Ronda Hidráulica y de
Manejo y Preservación Ambiental, preexistente al citado título
adquisitivo de los demandantes sobre el terreno, quienes no eran
dueños en la época de ejecución del contrato para la construcción
del alcantarillado de la Avenida Circunvalar, iniciada el 16 de
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noviembre de 1983 y concluida el 2 de agosto de 1985 con
antelación al 22 de octubre de 1985, cuando el antecesor
Humberto Porras Muñoz adquirió el inmueble por escritura pública
número 7183 de la Notaría Veintisiete de Bogotá, además la
ausencia de modificación del uso natural con las tuberías de 24" y
36" para reunir las aguas lluvias del sector conduciéndolas por el
canal, las limitaciones impuestas por el Acuerdo 7 de 1979,
sustituido por el Acuerdo 6 de 1990 a la construcción o
urbanización del bien y la expresa aceptación consignada por los
actores en el instrumento público de adquisición de la propiedad
acerca de las afectaciones y restricciones derivadas de las
“exigencias y reglamentos de las Oficinas del Distrito Especial de
Bogotá, especialmente en cuanto hace relación al canal de desague
(sic) que lo atraviesa de Norte a Sur, pues ambas partes renuncian
expresamente a cualquier reclamación al respecto”, desestimando el
perjuicio por tal razón.
5.
Por lo anterior, el Tribunal, al no estructurarse
cuatro de los cinco requisitos jurisprudenciales para el surgimiento
de la obligación indemnizatoria, es decir, “b) Ocupación de hecho
por el demandado; c) Carácter permanente de la ocupación; d) Que la
ocupación tenga por causa un trabajo público, y e) Que se haya
ocasionado un daño con motivo de la ocupación”, confirmó la
sentencia desestimatoria del a quo “por razones parcialmente
diferentes y complementarias”, revocó el numeral primero que
declaró probada la excepción de “inexistencia de la causal alegada”,
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por no existir el derecho, y denegó las pretensiones (fls. 118-123,
cdno. 5).
LA DEMANDA DE CASACIÓN
Los tres cargos formulados por los recurrentes contra
la sentencia compendiada, replicados todos por la parte
demandada, dos por la primera causal de casación y, el último por
la segunda, serán estudiados empezando por éste al avenirse al
orden que les corresponde, y finalmente aquéllos.
CARGO TERCERO
1.
Por la causal segunda prevista en el artículo 368
del Código de Procedimiento Civil, acusa la sentencia de no estar
en consonancia con los hechos y pretensiones de la demanda y
las excepciones de la demandada.
2.
Los recurrentes, desarrollan la censura, así:
a)
Reproducen el hecho décimo de la demanda,
con arreglo al cual, “[p]or la construcción del canal Cataluña, los
propietarios no reclaman indemnización, tampoco reclaman por daños
y perjuicios ocasionados antes de la iniciación de la construcción de la
Avenida
Circunvalar.
Los
daños
y
perjuicios
demandados
corresponden a hechos acaecidos desde la construcción de dicha
Avenida, cuando durante la ejecución de la obra pública antes
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mencionada, se descargaron en el predio propiedad de mis
poderdantes, los alcantarillados de aguas lluvias del sector calle 45calle 53 de dicha avenida, hechos que tuvieron lugar a partir del año
1.983 como se detallará en los hechos siguientes”.
b)
Iteran las pretensiones sobre la responsabilidad
de la EAAB por los “perjuicios ocasionados” a causa de trabajos
Públicos realizados para construcción del alcantarillado de aguas
lluvias de la Avenida Circunvalar, sector calle 45-calle 53, los
hechos del escrito que subsanó el libelo en cuanto los perjuicios
derivan por recibir el inmueble las aguas lluvias del alcantarillado,
impidiendo su explotación económica “mediante la construcción de
edificios” y el daño pretendido “desde cuando... resolvió descargar las
aguas de dicho alcantarillado dentro del precio mencionado.. ocupación
claramente demarcada en el plano de levantamiento topográfico ...
identificado como: Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá,
Gerencia Administrativa, Dirección de Bienes Raíces, zona de
Afectación Canal Cataluña, Levantó y Calculó Juan C. López, fecha
marzo/95”.
c)
Agregan, la proposición por la demandada de la
excepción de “Inexistencia de la causa alegada”, afirmando la
ejecución de los trabajos por el IDU y la previa denominada
“Ausencia de legitimación en la causa por pasiva” explicando la
afectación del predio y responsabilidad del IDU.
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3.
Empero, dicen, el Tribunal, concluyó el carácter
natural del Canal Cataluña, anterior a la propiedad de los
demandantes, cuyo uso natural no se modificó con las tuberías de
24" y 36" para reunir las aguas del sector comprendido entre las
calles 51 a 45, reemplazando sólo el zanjón que atravesaba el
trayecto, sin continuar hasta el predio de los actores, a los que “se
les echó toda el agua recogida de todos los demás del área, los cuales
sí se habilitaron para que pudieran ser utilizados”, vulnerando el
principio de igualdad consagrado por el artículo 13 de la
Constitución Política.
Tales canales, añaden, se construyeron para recoger
las aguas lluvias que escurren desde los cerros, el Cataluña en
1974, las canalizó durante la construcción de la Avenida
Circunvalar con tuberías de 24" y 36" reemplazando los zanjones
originales, y las descargó en el inmueble de los actores, por lo
cual resulta indiferente que el canal o zanjón sea anterior a la
propiedad de los últimos, quienes no reclaman daños por la
construcción del expresado Canal Cataluña, sino los derivados de
la descarga de todas las aguas canalizadas con las tuberías en el
bien para el trayecto de las calles 53 a 45, habilitando los predios
situados en el sector y perjudicando el lote de los recurrentes.
4.
El Tribunal, precisan, entendió erradamente el
reclamo de daños por el Canal Cataluña, además suprimido
desde la calle 53 a la 45, concluyendo por su preexistencia y
construcción anterior, la ausencia de “ocupación que tenga por
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causa un trabajo público”, y la afectación del predio con el mismo
por el hecho natural del paso de las aguas, cuando la demanda
pretende perjuicios no por el Canal Cataluña sino por las
descargas en el inmueble propiedad de los recurrentes del
alcantarillado de aguas lluvias construido al margen de la Avenida
Circunvalar por causa de los trabajos públicos de construcción del
alcantarillado, “ocupación del predio” producida al decidir la
demandada “descargar las aguas de dicho alcantarillado dentro del
mencionado predio”, aspectos también desconocidos por el
sentenciador al considerar “que el uso y estado natural del canal no
se modificó con la existencia de las tuberías”, discordando así con los
hechos y pretensiones, las excepciones interpuestas por la EAAB
admitiendo la ocupación a consecuencia de las obras realizadas
por el IDU para el drenaje de la vía y, en su caso, la necesidad de
adquirir los terrenos para constituir las servidumbres pertinentes
(fls. 140, 141, 150-152, cdno. 1), remitiéndose el fallador a la
opinión de los peritos sobre una zona de ronda hidráulica y de
manejo y preservación ambiental, asunto ajeno a los fundamentos
fácticos y al petitum de la demanda, por no tratarse de la defensa
de recursos hídricos o preservación ambiental de las rondas de
los ríos, sino de una obra causante de un desequilibrio en las
relaciones de los particulares con el Estado.
5.
El cargo solicita, en consecuencia, quebrar la
sentencia atacada, y proferir en sede de instancia la sustituta,
conforme a las pretensiones, hechos y pruebas.
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CONSIDERACIONES
1.
Por imperativo mandato normativo, la sentencia
judicial está sujeta a la directriz de la congruencia, simetría o
coherencia con el thema decidendum, y por consiguiente, debe
pronunciarse “en consonancia con los hechos y las pretensiones
aducidos en la demanda” y demás oportunidades procesales, así
como “(…) con las excepciones que aparezcan probadas y hubieren
sido alegadas”, salvo las que deben declararse de oficio (artículos
304 y 305, Código de Procedimiento Civil).
Desde esta perspectiva, el petitum, la causa petendi,
los fundamentos fácticos y normativos de toda demanda, su
réplica y las excepciones interpuestas, son parámetros de
indefectible observancia por el juzgador, sometido en el ejercicio
de su función a la regla “ne aet judex ultra, extra o citra petita
partium, y en cuanto omita o disminuya el tema a decidir (citra petita),
decida lo no pedido (extra petita) o conceda más de lo pretendido (ultra
petita), el fallo deviene incongruente incurriendo en un yerro in
procedendo denunciable por la causal segunda de casación según
dispone el numeral 2º del artículo 368 del Código de Procedimiento
Civil.” (cas. civ. sentencia de 30 de julio de 2008, [SC-076-2008],
exp. 11001-3103-036-1999-01458-01).
2.
En el caso concreto, es evidente la definición por
la sentencia recurrida tanto de las pretensiones cuanto de las
excepciones, todas denegadas, por inexistencia del derecho al no
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encontrar probados cuatro de los cinco requisitos estructurales de
la responsabilidad pretendida para la prosperidad de la acción
indemnizatoria en beneficio del propietario de inmueble ocupado
por trabajos públicos.
El fallador de segundo grado, en efecto, desestimó lo
pedido por ausencia de prueba de los elementos necesarios para
deducir la responsabilidad.
Por lo tanto, la falta de congruencia resultante de la
comparación objetiva del petitum, causa petendi, excepciones y la
sentencia proferida (cas. civ. 22 de mayo de 2008, [SC-045-200],
exp. 25151-3103-001-2003-00100-01), sea por exceso (ultra o
extra petita), ya por defecto (minus petita), ora por invención de
los hechos, no se estructura en la cuestión litigiosa, pues el
juzgador se pronunció sobre los extremos de la litis, desestimando
las pretensiones y excepciones por carencia probativa.
En tal virtud, cumple advertir que la incongruencia es
ajena a cualquier error de hecho o de derecho en la valoración
fáctica o jurídica de las pruebas, y a todo eventual yerro
interpretativo de la demanda o su respuesta, en el cual, podrá
presentarse “un vicio in-judicando, que debe ser atacado por la causal
primera de casación” (CXVI, p. 84, y CCXLVI, 1, 157).
La falta de consonancia, ha expresado en reiterada
jurisprudencia esta Corte, “ostenta naturaleza objetiva, al margen de
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las consideraciones normativas, la valoración probatoria o eventuales
yerros de juzgamiento, y no se estructura por simple divergencia o
disentimiento con la decisión”. A este propósito, tiene dicho la Sala
que, “la trasgresión de esa pauta de procedimiento no puede edificarse
sobre la base de controvertirse el juzgamiento del caso, porque el error
se estructura, únicamente, tratándose de la incongruencia objetiva,
cuando se peca por exceso o por defecto (ultra, extra o mínima petita)”
(cas. civ. sentencia de 12 de diciembre de 2007, expediente No.
C-08001-3103-008-1982-24646-01; se subraya). Del mismo modo
“…nunca la disonancia podrá hacerse consistir en que el tribunal
sentenciador haya considerado la cuestión sub-judice de manera
diferente a como la aprecia alguna de las partes litigantes, o que se
haya abstenido de decidir con los puntos de vista expuestos por alguna
de estas…” (XLIX, 307), “la carencia de armonía entre lo pedido y lo
decidido, referida como es al contenido de la sentencia, ha de
buscarse, en línea de principio, en la parte resolutiva de la misma,
‘pues la causal no autoriza ni puede autorizar a entrar en el examen de
las consideraciones que han servido al juzgador como motivos
determinantes de su fallo (G.J. LXXXV, p. 62)’ (cas. civ. sentencia de 7
de junio de 2005, exp. 52835-3103-001-1998-01389-01)” (cas. civ.
sentencia de 18 de septiembre de 2009, exp. 20001-3103-0052005-00406-01).
3.
En especial, la acusación orientase a denotar el
entendimiento errado o equivocado de las pretensiones y hechos
de la demanda, así como de las excepciones enunciadas.
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En cuanto a esta particular cuestión, tiene dicho la
Sala “que la causal segunda de casación se halla instituida para
enmendar el vicio de procedimiento que se presenta cuando el
sentenciador, por exceso o por defecto, se aparta del cuadro de
instancia que traza la demanda y las excepciones propuestas por el
demandado o que el juez deba declarar de oficio; en lo que concierne
con la presente acusación, en verdad, un fallo puede resultar
incongruente, en la especie extra petita, si decide sobre algo que no
fue pedido en la demanda o con respaldo en hechos no fundantes de la
misma, pues la actividad del juez debe ceñirse a los hechos y
pretensiones consignados en el libelo introductor, según dispone el
artículo 305 del C. P. Civil. Pero tal conducta reprochable como
constitutiva de error in procedendo, se detecta cuando el fallador, sin
referirse a los términos ni al contenido de la demanda, esto es sin
mediar ningún juicio sobre la misma ni sobre la interpretación que debe
dársele, decide el litigio a partir de peticiones no formuladas en la
demanda, ni expresa ni implícitamente, a las cuales alude el fallo de
sopetón y de modo inopinado para las partes, revelándose allí un
proceder que, por abrupto, muestra inmediatamente la trasgresión de
los límites que configuran el litigio llevado a conocimiento de la
jurisdicción. Si, por el contrario, el sentenciador se pronuncia en un
determinado sentido como consecuencia de haber apreciado e
interpretado la demanda, a raíz de lo cual fija los hechos y peticiones
de la misma que en su sentir estructuran la disputa judicial de que
conoce, y como consecuencia de ese ejercicio cae en la equivocación
consistente en considerar uno o varios hechos ajenos a la causa o en
definir una petición que no le ha sido formulada, deviene la ocurrencia
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de un error de juicio –error in judicando–, como que en tal caso el
fallador no ha obrado de manera impensada, para cuya enmienda se
halla establecida la causal primera de casación” (Sent. cas. civ. de 8
de abril de 2003, expediente 7844).
En idéntico sentido, “la diferencia entre el error in
procedendo, tipificador de la incongruencia, y el error de hecho en que
se pueda caer al apreciar la demanda, propio de la causal primera de
casación, no se ha desdibujado a raíz de la innovación introducida al
citado numeral 2 del artículo 368, ya que en el primer evento el
juzgador, al considerar los hechos sustentantes de la pretensión, no
hace cosa distinta a la de despreocuparse de la demanda para tomar
únicamente en cuenta aquéllos que, de acuerdo con su personal
criterio, resultan dignos de ser valorados. En la segunda hipótesis, por
el contrario, el juez parte de obedecer la regla que le habla de la
sujeción a los hechos de la demanda, más cuando pretende fijar el
sentido de la misma resulta alterándolos siendo éste el motivo por el
cual aquí ya no se ha atinado hablar de desatención o prescindencia
de la demanda” (Sentencia del 15 de octubre de 1993, reiterada en
sentencia 097 de 8 de agosto de 1994, expediente 4231).
4.
El cargo, por consiguiente, no prospera.
CARGO PRIMERO
1.
Acusa la violación directa de los artículos 669,
673, 740, 745, 749, 756, 759 y 785 del Código Civil por
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interpretación errónea; 674, 679, 685, 706, 775, 777, 785, 787,
879, 880, 882, 883, 884, 885, 887, 888, 890, 896, 936 y 939
ibídem, por aplicación indebida y 58 de la Constitución Nacional,
9° de la Ley 113 de 1928, 16 y 25 de la Ley 56 de 1981, 760, 762,
764, 768, 770, 946, 947, 950, 952, 955, 961, 963, 964, 969, 1494,
1613, 1614, 1615, 1625, 1627 y 1634 del Código Civil por falta de
aplicación.
2.
Sostienen los recurrentes el yerro hermenéutico
del sentenciador, por cuanto no obstante reconocerles dominio y
posesión del inmueble emanado del justo título de la compraventa
contenida en escritura pública inscrita en el folio inmobiliario,
postuló su inutilidad “por efectos de una supuesta servidumbre de
hecho”, cercenándoles el derecho inherente a su disposición
arbitraria, por constituirlo el Estado en predio sirviente con la
conducción de todas las aguas lluvias, pese a la canalización
efectuada, instalación tuberías y habilitación de un alcantarillado
en los restantes lotes.
3.
La
equivocada
interpretación,
añaden,
se
presenta al aceptarse la propiedad negando el ejercicio de sus
atributos “con la disculpa de la utilización de un área para un servicio
público”, cuando el “artículo 669 del Código Civil al cual no se le dio el
alcance que tiene, anota que el dominio autoriza a disponer y disfrutar
arbitrariamente del bien”, admitida la calidad de dueño, “no se
advierte porque para dicho terreno se permite la perturbación o
embarazo que no concede el consiguiente disfrute”, pues si la
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demandada “ocupó el predio, lo hizo violando la ley, porque el artículo
685 del Código Civil permite la ocupación de las cosas que no
pertenecen a nadie”, el justo título excluye ex artículo 706, ídem, el
bien vacante, el recto sentido del artículo 740 ibídem, señala a la
tradición en los modos de adquirir el dominio, la venta es título
traslaticio conforme al artículo 745 y según el artículo 749 de ese
Código, aquélla se realiza mediante inscripción en la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos, y registrada otorga la posesión
plena acorde a sus artículos 759, 765 y 789.
4.
De esta manera, dicen, el ad quem ignoró el
alcance del expresado artículo 669 en cuanto el dominio es un
derecho real para gozar y disponer de una cosa arbitrariamente,
se adquiere por la tradición explica el artículo 673 del Código Civil,
y adquirido comporta la adquisición de la posesión o tenencia de
una cosa con ánimo de señor y dueño conforme al inaplicado
artículo 762 ibídem, por no otorgar ningún derecho ni presumir la
buena fe para ello, reza el artículo 769 en consonancia con los
artículos 764 y 768 de la misma codificación, tampoco aplicados,
pues a falta de los requisitos del artículo 764, la posesión sin justo
título es irregular, de mala fe y “cuando la ocupación es arbitraria o
de hecho, como dice la sentencia impugnada”, según el también
inaplicado artículo 946 del Código Civil procede un proceso
reivindicatorio careciendo el dueño de un bien raíz de la “posesión”
habida “arbitrariamente” por la EAAB, dejando de aplicar
igualmente los artículos 947, 950, 952 y 955 de dicho Código,
para definir la situación.
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5.
Al considerar el juzgador, agregan, “que no puede
hablarse de una ‘ocupación’ arbitraria, porque el canal es anterior a la
propiedad de los demandantes”, olvida “que esa ‘ocupación’ como lo
define el artículo 685 del Código Civil, es una forma de adquirir el
dominio de las cosas que no pertenecen a nadie”, o sea, los bienes
mostrencos o vacantes “como explica el artículo 706 del Código Civil
que está aplicando erróneamente”, pues el inmueble o no pertenece
a nadie o es de uso público, “al tenor del artículo 674 del Código
Civil, disposiciones todas que se están aplicando indebidamente”, y si
no es “una ocupación”, es “una servidumbre”, dándose así una
aplicación indebida a las “diferentes normas referentes a las
servidumbres”, artículos 879, 880, 882, 883, 884, 887, 888, 890,
896 y 806 del Código Civil, al no tratarse de una “servidumbre
natural, ni legal, ni voluntaria”, ni las construcciones o divisiones
podían aumentar el gravamen, además “que sobre las aguas lluvias
no cabe servidumbre”, los predios pueden torcer el curso del
camino público por donde corren sin privar de uso, los perjuicios
de las servidumbres deben indemnizarse y las discontinuas deben
adquirirse por un título, no bastando el goce inmemorial para
constituirlas.
6.
La Corte, en sentencia de 2 de agosto de 2004,
ante la imposibilidad de recuperar la posesión de un predio por su
afectación a la prestación de un servicio público, en desarrollo del
artículo 965 del Código Civil, creó la tesis de la reivindicación ficta
o presunta, para indemnizar al reivindicador con el daño
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emergente y el lucro cesante; el Tribunal, no aplicó lo relativo al
proceso reivindicatorio, “no se advirtió que el poseedor de mala fe
debe reembolsar los gastos, como explica el artículo 961 del Código
Civil que se aplicó indebidamente”, el artículo 963 imponiéndole
responsabilidad y deber de restituir con frutos; los artículos 1494,
1613, 1614, 1615, 1625, 1627 y 1634 del Código Civil dejaron de
aplicarse, porque del daño brota la obligación de indemnizar los
perjuicios comprendiendo el daño emergente y el lucro cesante,
prestación que sólo se extingue con el pago; el artículo 58 de la
Constitución Política establece el respeto de la propiedad privada
y demás
derechos
adquiridos con justo título,
pudiendo
expropiarse por motivos de utilidad pública; el artículo 9° de la Ley
113 de 1928 ordena al Gobierno Nacional reglamentar lo
atañedero a aguas sobrantes; el artículo 18 de la Ley 56 de 1981,
dispone los procedimientos expropiatorios por la prestación de
servicios
públicos
y
el
artículo
25
para
establecer
las
servidumbres por tal causa.
7.
Finaliza el cargo, solicitando casar la sentencia y,
en sede de instancia reconocer la acción reivindicatoria ficta o
presunta, como ha hecho la Corte en otras ocasiones, verbi gratia,
en la sentencia de 2 de agosto de 2004, exp. 7187.
CONSIDERACIONES
1.
Con independencia de toda otra consideración,
refulge a simple vista la novedad del planteamiento de los
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censores frente a lo planteado, debatido, controvertido y juzgado
en las instancias, esto es, la responsabilidad indemnizatoria por la
ocupación permanente del predio propiedad de los demandantes
y no su reivindicación, siquiera ficta o presunta, aserto de suyo
bastante para su desestimación.
A este respecto, ha dicho la Corte, “no viene permisible
a la parte tratar de cambiar esa plana inicial, pues, al punto salta
irrecusable, en desarrollo de los más elementales principios que
informan el derecho de defensa, el proceso debe desenvolverse dentro
de los confines fijados en el escrito introductorio del mismo. En torno a
ellos es, justamente, que las partes fijan su posición y organizan el
debate, sin que le esté permitido al juzgador, y por supuesto tampoco a
los litigantes, desbordar ese marco inicial y cambiar de rumbo al ritmo
de los acontecimientos o del suceso de las pruebas; lamentable suceso
constituiría el que, llamada una persona a juicio por unos hechos,
resultara condenada por otros” (cas. civ. sentencias 042 de 11 de
mayo de 2004, expediente 7661; 131 de 13 de noviembre de
2007, expediente 08277).
2.
En gratia discussione, si pudiera prescindirse de
lo expuesto, la sentencia denegó la obligación indemnizatoria
pretendida, por falta de prueba de la ocupación permanente de
hecho por causa de un trabajo público y del daño causado en su
virtud, por lo cual, todo error probatorio en que hubiere incurrido,
debe reclamarse por la vía indirecta y no rectamente ni al margen
de las consideraciones, valoración o conclusiones probativas, las
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que amparadas por la presunción de acierto en respeto de la
discreta autonomía que le asiste al juzgador, quedarían incólumes
y bastarían para mantenerla.
3.
El cargo no prospera.
CARGO SEGUNDO
1.
Por la causal primera consagrada en el artículo
368 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la violación
indirecta de idénticos preceptos a los enunciados en la
precedente, adicionando los artículos 74, 175, 187, 194, 195, 197,
200, 251, 252 y 258 del Código de Procedimiento Civil, por error
de hecho en la apreciación de la demanda, su contestación y
algunas pruebas.
2.
Sustenta la censura la equivocada apreciación
del Tribunal en la demanda, su contestación, escrito de
excepciones, documentos y dictamen pericial del proceso, así:
a)
La demanda reclama los perjuicios ocasionados
desde la construcción de la Avenida Circunvalar por las descargas
de los alcantarillados de aguas lluvias del sector de la calle 53 a la
calle 45 en el predio de los demandantes, hechos presentados a
partir de 1983 (fls. 86-107, cdno. 1), afirmaciones no desmentidas
en su contestación (fl. 136, cdno. 1) aceptando la ejecución del
drenaje por el IDU mediante contrato No. 027 de 1983, que el
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fundo está atravesado por un vallado para drenarlas, ni en el
escrito de excepciones previas admitiendo (fl. 144, cdno. 1), “la
responsabilidad de la obra tanto de la vía Circunvalar como de
alcantarillado de aguas lluvias por la construcción de dicha vía” por el
Instituto
de
Desarrollo
Urbano,
quien
debía
adquirir
las
servidumbres requeridas “para el tendido de las redes de
alcantarillado”.
b)
El juez de segunda instancia, “no entendió que la
demanda no se refería al llamado canal natural o Canal Cataluña,
supuestamente existente desde 1974”, “sino que al construirse la
Avenida Circunvalar y a pesar de que en el trayecto de la calle 53 a la
calle 45 se canalizó el acueducto de aguas lluvias, simplemente éste
se descargó en el predio de los demandantes, donde desde antes
existía un vallado”, confundió su existencia “con la autorización para
que en el mismo a diferencia de todo el vecindario se descargue la
escorrentía
de
las
aguas
lluvias
del
sector”,
apreciando
equivocadamente la demanda, su respuesta, la proposición de
excepciones “e inclusive los documentos” del proceso, al afirmar la
ausencia de modificación del estado natural del canal con las
tuberías de 24" y 36" destinadas a la función “de reunir las aguas
lluvias del sector y, como dice el IDU en el último de los documentos
reseñados, reemplazar de esta manera ‘los zanjones’ originales (fl. 64,
C 1)”.
c)
El hecho décimo de la demanda claramente
expresa la reclamación de perjuicios por las descargas de aguas
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lluvias del sector en el predio después de la construcción de la
Avenida Circunvalar, sustituyendo las funciones del antiguo Canal
Cataluña con una obra especial en la Calle 51 para recibirlas (fl.
83 a 107, cdno. 1), permitiendo mantener libre el bien de los
actores clausurando el Canal (fl. 87, cdno. 1), y reiteradamente
consignó su construcción aproximadamente en 1974, cuando no
existía drenaje natural (fls. 87 y 88, cdno. 1).
d)
Por el yerro manifiesto en la apreciación de la
demanda, su respuesta “e inclusive los documentos y del peritazgo”,
el fallador “llega a violar las normas relacionadas con el derecho de
dominio, la tradición e inclusive la única posibilidad existente para el
dueño
del
inmueble
como
es
la
del
proceso
reivindicatorio,
desconociendo lo relacionado con los distintos aspectos de los bienes
de uso público, de la posesión y de las servidumbres”, los artículos
669, 673, 674, 685, 706, 740, 745, 756, 762, 764, 765, 770, 775,
777, 780, 785, 787, 880, 881, 882, 883, 884, 886, 939, 950, 952,
954, 955, 971, 964 del Código Civil, 16 y 25 de la Ley 56 de 1981
y restantes normas enlistadas, la acción reivindicatoria para
obtener la indemnización del perjuicio cuando no es posible la
restitución del bien por su destinación a un servicio público,
solución única posible en el asunto, aplicada por la Corte en
casos similares.
e)
La sentencia impugnada reconoce que el Canal
Cataluña no es natural, fue construido para evitar inundaciones,
recoger aguas lluvias vertidas desde los cerros y desapareció
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entre las calles 51 y la 53, reemplazándose con las tuberías
colocadas (fls. 105, 106 y 107, cdno. 5), no siendo del caso
“establecer límites en los derechos derivados de la propiedad o del
dominio”, “determinar los acuerdos entre particulares en una Escritura
Pública de compraventa, con las obligaciones constitucionales y
legales de las entidades públicas” sobre la expropiación y pago de
indemnizaciones, “la situación de los vallados que eventualmente
recogen las aguas de lluvia con lo relacionado a las rondas de los ríos”
o hídricas de manejo y preservación ambiental, según hace el
fallo, citando “documentos aportados al expediente por la entidad
demandada e inclusive por los peritos”, los cuales no otorgan el
derecho para llevar al inmueble de los actores todas las aguas
lluvias de la calle 53 a la calle 51, explican que dicho canal no es
natural, etc., y a cualquier persona sin mayor conocimiento, es
fácil advertir “que con la ocupación del predio” no se está
garantizando “la permanencia de las fuentes hídricas naturales”
además del reconocimiento por la EAAB al contestar la demanda
en torno a que de requerirse servidumbres debían adquirirse por
el IDU.
CONSIDERACIONES
1.
De acuerdo con el compendio de la sentencia
impugnada, el libelo introductor de este asunto, solicitó declarar a
la EAAB “civilmente responsable de los daños y perjuicios que se
concretan en un lucro cesante y un daño emergente, los cuales fueron
causados a los demandantes (...) con la ocupación permanente del
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predio (de su propiedad) (...) a causa de los Trabajos Públicos
realizados para construcción del alcantarillado de aguas lluvias de la
Avenida Circunvalar”, a cuyo propósito, transcribió textualmente las
pretensiones, hechos de la demanda subsanada y sintetizó los de
la primigenia no alterados, dentro de éstos el décimo y también
consideró el escrito de excepciones de la parte demandada.
El Tribunal, tuvo claridad del fundamento prístino
invocado para deducir la responsabilidad pretendida, se itera, la
ocupación permanente del predio propiedad de los demandantes
a causa de los trabajos públicos efectuados en la construcción del
alcantarillado de aguas lluvias en la Avenida Circunvalar y no de
la preexistencia del Canal Cataluña, ni por su virtud.
Diferente al error denunciado en la interpretación de la
demanda, su réplica y el escrito de excepciones de la parte
demandada, es la consideración del fallador en cuanto a la
ausencia de la ocupación permanente del inmueble con la
mencionada construcción, iniciada el 16 de noviembre de 1983 y
terminada el 2 de agosto de 1985, según las actas de obra
números 1 y 27 (fls. 65 y 67, cdno. 1) citadas en la sentencia,
concluyendo una afectación permanente derivada del Canal
Cataluña, con causa anterior al título adquisitivo del dominio por
los demandantes y su antecesor.
De otra parte, el acertado encuadramiento de la
cuestión litigiosa en el marco de la responsabilidad civil en
WNV. - Exp. No. 11001-3103-021-1995-09578-01
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ejercicio de la acción indemnizatoria en beneficio del propietario
de inmueble ocupado por trabajos públicos a causa de la
construcción del alcantarillado en la Avenida Circunvalar, excluye
el yerro denunciado en la hermenéutica de la demanda, así como
la
violación
de
disposiciones
jurídicas
atañederas
a
la
reivindicación, siquiera ficta o presunta, pues no es factible
deducirla del petitum, causa petendi, fundamentos fácticos o
normativos de la demanda, su contestación y excepciones, ni la
sentencia se pronunció sobre este tópico, tampoco podía hacerlo,
precisamente por tratarse de un asunto distinto a lo controvertido.
Sobre este tópico, la ocurrencia del error fáctico en la
interpretación del libelo susceptible de denunciar en casación por
la causal primera, sin convertirla “en una tercera instancia”
(CCXLIX, vol. I, p. 445), “en un escenario en el que tengan cabida
deducciones personales más o menos lógicas, razonamientos
interpretativos, analogías o hipótesis de las partes” (CCXXXI, 704) ni
en “(...) un análisis diverso del que hizo el Tribunal para contraponerlo
al de éste.” (CCXVI, p. 520, CCXXXI, p. 704), se presenta cuando
el juzgador “tergiversa de modo evidente su texto, o lo hace decir lo
que no expresa o, también cuando cercena su real contenido.” (LXVII,
434; CXLII, 200, cas. civ. 22 de agosto de 1989), y desde luego,
presupone su carácter “‘manifiesto, ostensible o protuberante, es
decir que salte a la vista de la simple lectura de la demanda’
(sentencias del 7 de abril de 1989 y del 28 de febrero de 1992, sin
publicar)” (CCXXV, 2ª parte, p. 185).
WNV. - Exp. No. 11001-3103-021-1995-09578-01
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2.
Los restantes errores de hecho del fallador en
“los documentos y del peritazgo”, se hacen consistir en afirmar la
falta de modificación del estado natural del Canal Cataluña con la
construcción de las tuberías de 24" y 36" para “reunir las aguas
lluvias del sector”, cuando éstas lo sustituyeron, como reconoció el
IDU, reemplazando los “zanjones” primarios; desconocer el
reconocimiento de la EAAB sobre la necesaria adquisición por el
Instituto de las servidumbres requeridas; ninguno puede limitar los
derechos inherentes al dominio, no siendo del caso, los acuerdos
particulares contenidos en la escritura pública de compraventa
frente a las obligaciones constitucionales y legales de las
entidades públicas en torno de la expropiación e indemnizaciones,
ni los vallados recolectores de aguas lluvias con las rondas de los
ríos, etc.
El sustento cardinal de la sentencia es la ausencia de
ocupación permanente de la propiedad privada con trabajos
públicos y del daño reclamado en virtud de una afectación
permanente derivada del preexistente Canal Cataluña, con causa
anterior a la construcción del alcantarillado de la Avenida
Circunvalar concluida el 2 de agosto de 1985, al título adquisitivo
de dominio tanto de los actores cuanto de su antecesor, y las
restricciones para construir o urbanizar.
A tal conclusión llegó el Tribunal de la valoración
razonable conjunta del material probatorio -oficios 6300-95-441 de
22 de febrero de 1995 (fls. 41-44, cdno. 1), 3220-95 de 14 de
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marzo de 1995 (fls. 38-40, cdno. 1), 3220-95-2311 de 29 de
agosto de 1995, 9360 de 26 de agosto de 1994, 2800 de 20 de
mayo de 1992 de la EAAB, 411A-1434 de 25 de agosto de 1995
dirigida por el IDU (fls. 63-64, 72 y 147, cdno. 1), plano
aerofotogramétrico de Bogotá, plancha J52 elaborado por el
I.G.A.C para la EAAB en 1960 (fls. 92, cdno. 9), actas de obras
números 1 y 27 (fls. 65 y 67, cdno. 1), escrituras públicas 7183 de
22 de octubre de 1985 y 8890 del 9 de diciembre de 1988,
dictamen pericial, etc.-.
Al respecto, el yerro fáctico manifiesto, ostensible,
incidente en el fallo y reclamable en casación por la causal
primera, se tipifica “a) cuando se da por existente en el proceso una
prueba que en él no existe realmente; b) cuando se omite analizar o
apreciar la que en verdad si existe en los autos; y, c) cuando se valora
la prueba que sí existe, pero se altera sin embargo su contenido
atribuyéndole una inteligencia contraria por entero a la real, bien sea
por adición o por cercenamiento” (cas. civ. 10 de agosto de 1999,
exp. 4979), “de modo tan notorio y grave que a simple vista se
imponga a la mente, esto es que para demostrarlo no se requieran
complicados o esforzados raciocinios, o en otros términos que sea de
tal entidad que resulte contrario a la evidencia que el proceso
exterioriza, Cas. Civ. de 21 de noviembre de 1971; 4 de noviembre de
1975 y 14 de diciembre de 1977 y 17 de marzo de 1994).” (cas. civ. 18
de septiembre de 1998, exp. 5058), o sea, para su estructuración
“además de trascendente, es decir, que sea el determinante de la
decisión final, lo tiene dicho la jurisprudencia, debe ser ‘tan grave y
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notorio que a simple vista se imponga a la mente, sin mayor esfuerzo ni
raciocinio, o en otros términos, de tal magnitud, que resulte contrario a
la evidencia del proceso” (cas. civ. sentencia 006 de 12 de febrero
de 1998, exp. C-4730).
De igual manera, “para el quiebre de la sentencia no es
bastante ensayar un discurrir que se juzgue con mejor perfil dialéctico o
con mayor rigor lógico; lo que hace indispensable que quien haga
transitar el proceso por los senderos de la casación, y particularmente
dentro del ámbito del error de hecho, debe presentarse a ésta con
argumentos incontestables, al punto de que la sola exhibición haga
aparecer los del tribunal como absurdos o totalmente desenfocados, lo
cual ha de detectarse al simple golpe de vista’” (casación civil 22 de
octubre de 1998, citada en sentencia de 20 de abril de 2001,
expediente 6014); el juez, “‘goza de autonomía para evaluar y
ponderar los diversos medios de prueba que integran el acopio
demostrativo del expediente. Sucede, entonces, que por regla general
las conclusiones razonables a que arribe en el punto quedan a salvo de
reproche, y se mostrarán así impermeables al ataque en casación’
(sentencia de 11 de julio de 1990 y 24 de enero de 1992)” (casación
de 24 de octubre de 2006, expediente 00058-01), en cuanto
“partiendo de la base de que la discreta autonomía de los juzgadores
de instancia en la apreciación de las pruebas conduce a que los fallos
lleguen a la Corte amparados en la presunción de acierto, es preciso
subrayar que los errores de hecho que se les endilga deben ser
ostensibles o protuberantes para que puedan justificar la infirmación
del fallo, justificación que por lo tanto no se da sino en tanto quede
WNV. - Exp. No. 11001-3103-021-1995-09578-01
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acreditado que la estimación probatoria propuesta por el recurrente es
la única posible frente a la realidad procesal, tornando por lo tanto en
contraevidente la formulada por el juez; por el contrario, no producirá
tal resultado la decisión del sentenciador que no se aparta de las
alternativas de razonable apreciación que ofrezca la prueba o que no
se impone frente a ésta como afirmación ilógica y arbitraria, es decir,
cuando sólo se presente apenas como una posibilidad de que se haya
equivocado. Se infiere de lo anterior, entonces, que cualquier ensayo
crítico sobre el ámbito probatorio que pueda hacer más o menos
factible un nuevo análisis de los medios demostrativos apoyados en
razonamientos lógicos, no tiene virtualidad suficiente para aniquilar una
sentencia si no va acompañado de la evidencia de equivocación por
parte del sentenciador, error que, según lo precisa el artículo 368 del
Código de Procedimiento Civil, debe aparecer de manifiesto en los
autos lo que equivale a exigir que sea palmario; ‘... si el yerro no es de
esta naturaleza, prima facie, si para advertirlo se requiere de previos y
más o menos esforzados razonamientos, o si se manifiesta apenas
como una posibilidad y no como una certeza, entonces, aunque se
demuestre el yerro, ese suceder no tendrá incidencia en el recurso
extraordinario...’ (G. J. Tomo CXLII, pág. 242)” (Sentencia No. 006
del 16 de marzo de 1999, reiterada en Sent. cas. civ. No. 077 de
30 de julio de 2008).
En suma, por más respetable la opinión del censor, no
aparece un error fáctico con las características disciplinadas por el
ordenamiento para quebrar el fallo.
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
3.
El cargo no prospera.
DECISIÓN
Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, NO CASA la sentencia de 31 de octubre de 2007,
proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Manizales, Sala Civil-Familia, en el proceso ordinario de Jaime
Ulloa Niño y Teresa Abella Palacios contra la Empresa de
Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, ‘EAAB’.
Las costas del recurso corren a cargo de los
demandantes recurrentes. Tásense.
Cópiese, notifíquese y devuélvase el expediente al
tribunal de origen para lo pertinente.
CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE
JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR
WNV. - Exp. No. 11001-3103-021-1995-09578-01
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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
WILLIAM NAMÉN VARGAS
ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ
EDGARDO VILLAMIL PORTILLA
Ausencia justificada
WNV. - Exp. No. 11001-3103-021-1995-09578-01
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