VIBRACIONES DE LA HORA Fundación Amigos de la Biblioteca Departamental Por: Adalberto Del Castillo y Amador Con ocasión de cumplirse los 80 años de vida de la Biblioteca Departamental, se convocó por parte del Dr. José Bolaño De la Hoz, asesor del gobernador Ventura Díaz Mejía en educación y cultura, una importante reunión para promocionar y respaldar la Fundación Amigos de la Biblioteca Departamental, entidad sin ánimo de lucro, que tendrá, obviamente, personería jurídica y vida propia. Al acto inaugural asistieron, entre otros, el propio Dr. Bolaño, quien la presidió, el profesor Lobo Romero, quien esto escribe y otras personalidades poseedoras de un gran espíritu cívico y amantes de cuanto signifique proyección cultural. Los objetivos principales de la Fundación serán constituirse en grupo de apoyo para aunar esfuerzos y recursos dirigidos al fortalecimiento y mejoramiento de la Biblioteca Departamental, promover actividades de diversa índole que redunden en una mayor amplitud de los servicios que presta la institución, como el acceso a Internet, la consulta sistemática, multimedia y todos los adelantos que ofrece la tecnología moderna, sin olvidar, desde luego, intensificar el hábito por la lectura e incentivar a los estudiantes y público en general a que concurran a sus instalaciones a abrevar en esa fuente de conocimientos que son las enciclopedias y libros sobre literatura, ciencias, arte, historia, biografías y todo cuanto sea expresión del saber humano. Sirvió esta reunión para que se hiciera un poco de historia y se recordara cómo fue el nacimiento de este centro de cultura: corría el año de 1921, cuando Adalberto Del Castillo Martínez, mi padre, en su condición de diputado a la Asamblea Departamental del Atlántico, presentó e hizo aprobar la ordenanza que le dio vida a la biblioteca. Pero en su afán de que la iniciativa no quedara convertida, como muchas otras, en letra muerta, no se conformó con su existencia legal, sino que se tomó todo el empleo del caso, interesó a los gobiernos de la época y demandó el apoyo ciudadano, hasta lograr que el 1º de octubre de 1922 se inaugurara la Biblioteca Pública del Departamento, en cuya creación contó con el decidido apoyo del diputado, Dr. Juan B. Fernández Ortega, padre del Director de El Heraldo. El discurso inaugural estuvo a cargo de su fundador, Adalberto Del Castillo Martínez, quien dijo lo siguiente: “Ya podemos ufanarnos de tener una Biblioteca, modesta y sencilla como ahora la véis, pero levando con su inauguración un inmenso, un infinito regocijo al núcleo de personas que aquí nos preocupamos por estas elevadas expresiones de la cultura... ya Barranquilla puede gritar con un grito que resuene como el eco de un tambor de victoria por todos los ámbitos del país, que ella también posee un templo de la sabiduría, su refugio de la inteligencia...”. Pero su preocupación por el futuro de la biblioteca no terminó allí. Siguió bregando, con encomiable tenacidad, hasta conseguir que después de andar de la ceca a la Meca en instalaciones inapropiadas, tuviera su sede propia, que es la que hoy ocupa, debidamente restaurada, gracias a la invaluable gestión del ex gobernador Nelson Polo Hernández, quien el 16 de octubre de 1997 me dirigió una carta para comunicarme que había cristalizado uno de los proyectos bandera de su administración, cual era la restauración de la Biblioteca Departamental, y al recordar a su fundador, “quien batalló en forma abnegada como periodista y diputado para hacer realidad un sueño cultural que culminó el 16 de abril de 1921, cuando la ordenanza número 12 de la Asamblea Departamental creó la Biblioteca”; y agregaba, “pienso, además, que la noble tarea de Adalberto Del Castillo Martínez, quien fuera su director, se ve así continuada en un interesante vínculo entre nuestro pasado y el futuro que todos anhelamos”; “por ello – continuaba– sería un verdadero honor para la Biblioteca Departamental, y un testimonio vivo para las nuevas generaciones, el que una de as salas de este centro de información que pretendemos proyectar regionalmente como un faro de la cultura, lleve el nombre de su ilustre padre”. Al agradecer, en mi propio nombre y en el de mi familia, ese noble gesto del ex mandatario, expresaba que “sin embargo, más adelante, podría pensarse en darle el nombre de Adalberto Del Castillo a nuestra Biblioteca”, inquietud que recogió el profesor Lobo Romero, quien en magnífica intervención manifestó su extrañeza porque ese acto de reconocimiento no se hubiere dado. Esa es, en apretada síntesis, la verdadera historia de nuestra Biblioteca. Es necesario apoyarla y enriquecerla en la prestación de todos sus servicios. Para eso está la Fundación Amigos de la Biblioteca, entidad que arrancó con pie derecho, con entusiasmo y decisión, que ojalá no decaigan, porque a través de este centro de la inteligencia, la programación y desarrollo de las actividades culturales se torna más expedita. El Heraldo, Febrero 5 del 203, p. 4B.