PROPIEDADES SALUDABLES DEL ACEITE DE OLIVA Dra. Mª Jesús Delgado Villa EL ACEITE DE OLIVA 1.- BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA 2.- PROCESO DE EXTRACCIÓN DEL ACEITE DE OLIVA 3.- COMPOSICIÓN DEL ACEITE DE OLIVA 4.- VARIEDADES DE ACEITE DE OLIVA 5.- VENTAJAS QUE APORTA A NUESTRO ORGANISMO 5.1.- ACEITE DE OLIVA Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR 5.1.1.- ACEITE DE OLIVA E HIPERCOLESTEROLEMIA 5.1.2.- ACEITE DE OLIVA Y ATEROSCLEROSIS 5.1.3.- DIETA DE PREVENCIÓN CARDIOVASCULAR 5.1.4.- RECOMENDACIONES PRÁCTICAS 5.2.- ACTIVIDAD ANTIOXIDANTE DEL ACEITE DE OLIVA 5.2.1.- FUNDAMENTOS FISIOLÓGICOS DEL PROCESO OXIDATVO 5.2.2.- CAPACIDAD ANTIOXIDANTE DEL ACEITE DE OLIVA VIRGEN 5.2.3.- ¿SUPLEMENTACIÓN DIARIA CON SUSTANCIAS DE SUSTANCIAS ANTIOXIDANTES? 5.2.4.- PRINCIPALES FUENTES ANTIOXIDANTES 5.2.5.- PAPEL DE LOS ANTIOXIDANTES EN EL DESARROLLO DE ECV 5.3.- EL ACEITE DE OLIVA Y LA INFANCIA 5.4.- EL ACEITE DE OLIVA Y EL ENVEJECIMIENTO 5.5.- EL ACEITE DE OLIVA Y EL APARATO HEPATOBILIAR 5.5.1.- HÍGADO 5.5.2.- VÍAS BILIARES 5.6.- EL ACEITE DE OLIVA Y LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL 5.7.- EL ACEITE DE OLIVA Y LA DIABETES 5.8.- EL AEITE DE OLIVA Y LAS NEOPLASIAS El aceite de oliva no sólo es apreciado por su valor gastronómico sino también por sus propiedades curativas y nutricionales reconocidas desde la antigüedad. Numerosas investigaciones epidemiológicas, clínicas y experimentales llevadas a cabo en colaboración a nivel internacional, han demostrado la eficacia del aceite de oliva como factor de protección de la salud humana. 1.- BREVE INTRODUCCIÓN HISTÓRICA El cultivo del olivo y los procesos de elaboración del aceite de oliva tienen unas profundas raíces en la historia de España. Se sabe que ya se cultivaba alrededor del mediterráneo hace 6000 años siendo su origen más probable Grecia. El árbol del olivo fue introducido en la Península Ibérica por los Fenicios y los Griegos. El cultivo fue notablemente expandido por los romanos, quienes también mejoraron las técnicas de producción del aceite. El aceite de oliva procedente de España fue muy apreciado por los habitantes de la Antigua Roma, quienes lo consideraban de calidad superior. Más tarde fueron los Árabes quienes siguieron perfeccionando las técnicas de producción del aceite. España es hoy día el mayor productor y exportador del aceite de oliva del Mundo. Sin embargo, hasta hace pocos años, el aceite de oliva español era relativamente desconocido, pues era casi todo vendido a granel, siendo envasado fuera del país. Hoy en día, gradualmente, los productores de aceite, y especialmente los de mejor calidad, están envasando y poniendo sus nombres en las botellas. Esto está aumentando considerablemente el conocimiento y admiración del aceite de oliva español como un producto excepcional. 2.- PROCESO DE EXTRACCIÓN DEL ACEITE DE OLIVA Recolección: entre Octubre y Enero se lleva a cabo la recogida de la oliva. Cuánto más maduro esté el fruto, más intensos serán después el aroma y sabor del aceite. La recogida se puede hacer a mano , golpeando el árbol con unas varas flexibles para que las aceitunas caigan sobre unas lonas preparadas en el suelo (“vareo”) o por medios mecánicos de vibración. Limpieza: las aceitunas recogidas son llevados a la almazara donde serán limpiadas para que queden desprovistas de piedras que pueden producir roturas o roces en la piel. Para que la aceituna sea de calidad debe procesarse a las 24 horas de su recogida. Ventilación: por ventilación se separan las hojas Proceso de selección de calidad Lavado de las aceitunas con agua corriente Molienda: el fruto se separa sin separar el hueso hasta obtener una pasta que es sometida a batido, añadiendo agua si hace falta. Separación de las fases sólidas y líquidas: Sistema tradicional (presión): la pasta molida se coloca entre capachos y se somete a presión para expulsar el mosto oleoso (mezcla de aceite y agua), que se decanta para luego obtener por flotación, por diferencias de densidad, el aceite flotante. Sistema continuo (centrifugación): se añade un litro de agua por kilo de pasta y se añade a una centrifugadora donde se separa el sólido del mosto oleoso. El mosto se pasa luego a una centrifugadora vertical, donde se separa el aceite del agua. Almacén: el aceite obtenido se almacena hasta su comercialización en bodegas, a Tª entre 15 y 18º , poca luminosidad y aislados de agentes que proporcionen olores extraños. Como producto natural, y a diferencia del vino, el aceite de oliva no mejora con los años, por lo que lo más adecuado es consumirlo cuanto antes dntro de su año de producción. No obstante, dependiendo de la variedad, el aceite de oliva puede durar hasta 18 meses sin perder sus características organolépticas. 3.- COMPOSICIÓN DEL ACEITE DE OLIVA Al igual que todos los aceites vegetales, el aceite de oliva se compone de una fracción saponificable (triglicéridos) y de una fracción insaponificable (componentes menores). FRACCIÓN SAPONIFICABLE La fracción saponificable constituye el 99% del aceite. Los ácidos grasos que componen los tgs del aceite de oliva presentan una cierta variabilidad según las regiones de procedencia. Los límites de la composición acídica fijados por el Consejo Oleícola Internacional son los siguientes: Ác. Palmítico (16:0) 7,5-20,0% Ác. Palmitoleico (16:1 7) 0,3-3,5% Ác. Esteárico (18:0) 0,5- 5,0% Ác. Oleico (18:1 9) 55,0- 83.0% Ác. linoleico (18:2 6) 3,5- 21,0% Ác -linolénico (18:3 3) 0,0- 1,5% Como puede observarse, existe un claro predominio de ácido oleico (ácido graso monoinsaturado), una cantidad moderada de ácido palmítico y esteárico (saturados) y una discreta cantidad de ácido linoleico y -linolénico (poliinsaturados). Sabemos la importancia biológica que posee la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados, pues son ácidos grasos esenciales que el organismo no es capaz de sintetizar. El aceite de oliva constituye por tanto una buena fuente alimentaria de estos ácidos grasos esenciales. Ahora bien, la presencia de enlaces insaturados expone los ácidos grasos al ataque del oxígeno, dando lugar al fenómeno de autooxidación, proporcional al número de dobles enlaces existentes, pero contrarrestado por la naturaleza y concentración de las sustancias antioxidantes. Por tanto, el aceite de oliva presenta una composición acídica con una instauración no demasiado elevada y contiene numerosas sustancias antioxidantes que le permite mantener una particular estabilidad. FRACCIÓN INSAPONIFICABLE Sustancias antioxidantes Tocoferoles (Vitamina E): - Su contenido es de 50 mg/ Kg aproximadamente - Los tocoferoles son antioxidantes naturales que aumentan la estabilidad de los alimentos grasos y cumplen una importante actividad biológica por ser una importante fuente vitamínica. Existen en cuatro formas químicas, denominadas alfa-, beta-, gamma- y deltatocoferol, representando la alfa-tocoferol más del 90%. Su acción antioxidante tiene una doble vertiente: por un lado ejercen una protección antioxidante in vivo, protegiendo a los lípidos celulares de la oxidación, por otro ejercen una acción in vitro, protegiendo el aceite y los alimentos del enranciamiento oxidativo. Los cuatro tipos de tocoferoles presentan distintos grados de actividad in vitro e in vivo. Así, alfa-tocoferol presenta la máxima actividad antioxidante in vivo pero una baja actividad in vitro, mientras que gamma-tocoferol presenta máxima actividad antioxidante in vitro pero escasa actividad de vitamina E. Beta y deltatocoferol presentan propiedades intermedias. - Constituye una valiosa fuente de vitaminas Compuestos fenólicos (hidroxitirosol, oleoeuropeína, ácido ferúlico y ácido cafeico) - Confieren al aceite de oliva, y sobre todo al aceite de oliva virgen, una particular estabilidad frente al proceso de autooxidación - Presentan una actividad protectora respecto a las peroxidaciones biológicas. Otros componentes menores : Esteroles: - -sitosterol: El aceite de oliva es el único que presenta una concentración especialmente elevada de -sitosterol, sustancia que se opone a la absorción intestinal de colesterol - Campesterol - Estigmasterol Hidrocarburos: - Escualeno Presente en cantidades notables (1,5 mg/kg) - -caroteno: Acción vitamínica A Acción antioxidante Presente en concentraciones variables (0,3 – 3,7 mg/kg) Alcoholes terpénicos: - Cicloartenol Su acción favorece la excreción fecal de colesterol mediante el aumento de la excreción de los ácidos biliares Fosfolípidos: - Fosfatidilcolina y fosfatidiletanolamina Presentes en poca cantidad Sustancias colorantes: - Carotenoides Actividad antioxidante - Clorofila acción de excitación del metabolismo, estímulo del crecimiento celular y hematopoyesis aceleración de los procesos de cicatrización Sustancias aromáticas: Están representadas por numerosos componentes, en parte todavía sin identificar, pero que, en conjunto, contribuyen a crear esas características organolépticas particulares que otorgan al aceite de oliva un lugar preferente en la gastronomía. La composición química del aceite de oliva resulta por tanto particularmente interesante por su composición acídica así como por sus componentes menores, en particular los antioxidantes (tocoferoles, compuestos fenólicos y carotenoides) de los que posee una gran cantidad. Esta riqueza en antioxidantes se debe probablemente a que las aceitunas, al ser un fruto que está expuesto al aire, han de defenderse del oxígeno, por lo que, a diferencia de las semillas, sintetizan una mayor cantidad de sustancias antioxidantes que luego se transfiere al aceite que se extrae de ellas. 4.- VARIEDADES DEL ACEITE DE OLIVA Aceite de Oliva Virgen. Es el zumo de la oliva Este aceite no está refinado y se consigue triturando las aceitunas hasta obtener una pasta, y aplicando presión en frío para exprimir el aceite. En función de la cantidad de ácidos grasos libres (grado de acidez) y según las características del fruto, su calidad y suavidad de sabor será mayor o menor: Aceite de Oliva Virgen Extra: Es l aceite de oliva más fino, el de sabor más intensa y el de mayor calidad. El grado de acidez no excede al 1% Para la obtención del aceite de oliva virgen extra se suele proceder al prensado de la oliva nada más recogerla del árbol. Aceite de Oliva Virgen: La acidez no debe superar 2º Aceite de Oliva Virgen Lampante: Contiene más de 3º de acidez y no es comestible debido a su fuerte sabor. Aceite de Oliva Refinado Se obtiene a partir de un aceite que en su inicio contiene muchos ácidos grasos libres debido a que ha sido obtenido mediante presión en caliente o a que procede de frutos de baja calidad, por lo que necesita ser refinado para hacerse comestible. Su acidez no llega a 0.2º, por lo que apenas tiene sabor y contiene muy pocas vitaminas, fitosteroles y sustancias responsables del aroma No sólo se refina el aceite lampante sino que puede hacerse con cualquier otro tipo de aceite virgen. Aceite Puro de oliva, o simplemente Aceite de oliva Es el más común en el mercado Procede de una mezcla de aceite de oliva virgen y refinado Su acidez no debe superar 1º Aceite de Orujo de oliva Se obtiene aplicando disolventes a la torta que queda tras la extracción. Es de peor calidad y necesita ser refinado para reducir su acidez máxima a 0,3º. Desde el punto de vista nutritivo los mejores aceites son los de presión en frío, ya que el prensado en caliente y el refinado, reducen el contenido de sustancias que confieren al aceite su sabor, aroma color y muchas de sus propiedades saludables (Vitamina E, beta-carotenos o provitamina A: potentes antioxidantes, fitoesteroles: sustancias que poseen la propiedad de impedir que parte del colesterol que ingerimos a través de los alimentos se absorba en el intestino, por lo que es beneficioso para personas con hipercolesterolemia y en la prevención de ECV) En la actualidad es Grecia el país donde el consumo de este tipo de aceite es más importante y, curiosamente, es el que posee la tasa de mortalidad más reducida del mundo por problemas cardiovasculares 5.- VENTAJAS QUE APORTA A NUESTRO ORGANISMO 5.1.- ACEITE DE OLIVA Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR (ECV) Cada vez son más los enamorados del zumo de la oliva, no sólo por su perfume y sabor que le permiten ser considerado como el aceite gastronómico por excelencia, sino también por sus propiedades terapéuticas. En los países industrializados las ECV constituyen la primera causa de mortalidad; el riesgo de morir por infarto cardiaco es mayor que el de morir por cáncer. Sin embargo, a pesar de más de 30 años de numerosos estudios, no se ha establecido la causa precisa de ECV. El hecho de que el origen de las ECV no se pueda atribuir a una única causa explica, en parte, la dificultad para diseñar estudios que aclaren los factores que contribuyen a un número tan grande de muertes cardiovasculares al cabo de cada año. No obstante, datos epidemiológicos de estudios realizados en todo el mundo han identificado constantemente valores de lípidos en sangre y ciertos factores ambientales, en particular dietéticos, que caracterizan a las poblaciones con frecuencia alta en ECV. 5.1.1.- ACEITE DE OLIVA E HIPERCOLESTEROLEMIA La hipercolesterolemia es una enfermedad en auge en los últimos años. Veremos por qué los niveles altos de colesterol en sangre son determinantes a la hora de padecer una ECV. COLESTEROL, LDL-c Y HDL-c El colesterol es un componente estructural de las membranas de nuestro cuerpo. Además, a partir de él se sintetizan moléculas de gran importancia funcional como Vitamina D, hormonas esteroideas y ácidos biliares. Existe un colesterol endógeno (sintetizado en nuestro organismo de forma natural) y otro exógeno (que obtenemos a través de los alimentos. PERO.... ¿CUÁL ES EL VERDADERO PROBLEMA DEL COLESTEROL? El colesterol tiene un efecto biológico bastante ofensivo. Junto con otros lípidos puede depositarse en las paredes internas de las arterias, bloqueándolas y llegando a ocasionar accidentes cardiovasculares como el Infarto de Miocardio. Numerosos estudios demuestran que existe una fuerte correlación entre un nivel elevado de colesterol en sangre y el desarrollo de aterosclerosis. COLESTEROL “BUENO” Y COLESTEROL “MALO”. SU PAPEL EN EL DESARROLLO DE ECV El colesterol circula constantemente en el cuerpo humano entre el hígado, donde se secreta y almacena, y los demás tejidos del organismo. Sin embargo, como no es soluble en suero, para ser transportado necesita integrarse en otras sustancias solubles: las lipoproteínas. Las lipoproteínas son el vehículo de transporte del colesterol. Son partículas esféricas constituidas por dos porciones: Núcleo interno: ésteres de colesterol y triglicéridfos Capa externa: fosfolípidos, colesterol libre y apoproteínas. Existen 5 clases de lipoproteínas o transportadores del colesterol: 1) Quilomicrones 2) VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad) 3) IDL (lipoproteínas de densidad intermedia) 4) LDL (lipoproteínas de baja densidad) 5) HDL (lipoproteínas de alta densidad) Nos centraremos en el papel que desempeñan Las LDL y HDL en el desarrollo de ECV. LDL-colesterol o “colesterol malo” Esta lipoproteína se encarga de transportar la mayor parte del colesterol en la sangre, casi las tres cuartas partes. Permanece en la circulación varios días y su función es llevar el colesterol hasta los tejidos periféricos. Son las más nocivas de todas las lipoproteínas. Estudios epidemiológicos han demostrado que el riesgo de padecer un infarto de miocardio se relaciona íntima y directamente con los niveles de LDL-c en sangre. Es por esto por lo que al colesterol transportado por las LDL-c se le conoce popularmente como “colesterol malo”. HDL-c o “colesterol bueno” Estas lipoproteínas juegan un papel muy importante en el transporte inverso del colesterol, es decir, se encargan de transportar el colesterol desde los tejidos periféricos hasta el hígado, lugar donde el colesterol será metabolizado parcialmente a sales biliares, que serán excretadas , junto con la otra parte de colesterol, por bilis. Por tanto, de una manera muy simplificada, la función de estas lipoproteínas es la de retirar el colesterol que hay en exceso en los tejidos periféricos para llevarlo al hígado donde será metabolizado y eliminado. Se ha demostrado, por tanto, que niveles altos de HDL-c se relacionan con la disminución de la incidencia de infarto de miocardio. Las HDL-c que se sintetizan en el hígado son reconocidas como factor protector contra la aterosclerosis. Es por esto por lo que al colesterol transportado por estas lipoproteínas se le reconoce como “colesterol bueno”. PAPEL DE LA ALIMENTACIÓN EN LOS NIVELES DE COLESTEROL TOTAL, LDL-C Y HDL-C A la hora de evaluar la situación fisiológica de una persona respecto al colesterol plasmático hemos de tener muy en cuenta, no sólo la ingestión del propio colesterol, sino además otros componentes de la dieta que pueden afectar a los niveles de colesterol plasmático y/o ser per se factores aterogénicos. PAPEL DEL COLESTEROL DE LA DIETA A pesar el miedo que nos han hecho tenerle, el colesterol presente en los alimentos no es tan peligroso como el que circula por nuestras venas. Es decir, hoy en día se tiene la evidencia de que el colesterol ingerido influye bastante menos en el aumento de los niveles de colesterol en sangre que el consumo de grasas saturadas. Se han sucedido en el tiempo numerosos estudios que han demostrado que en el determinismo de la hipercolesterolemia es más importante la estructura fisicoquímica de los ácidos grasos presentes en la dieta que el colesterol en sí. Esto se explica, en parte, por la existencia de un mecanismo de retroalimentación negativa entre el colesterol ingerido y el sintetizado por nuestro organismo, mecanismo cuya finalidad es mantener constante el nivel de colesterol en el organismo para así garantizar la funcionalidad de las membranas biológicas y la síntesis de las hormonas corticosuprarrenales y sexuales. Además, la absorción del colesterol en el intestino humano está limitada a un 40-50% de lo ingerido, con grandes diferencias interindividuales determinadas por factores genéticos. Esta variabilidad también depende de otro tipo de factores como la presencia de triglicéridos en el intestino, que favorece la absorción de colesterol, mientras que los esteroles vegetales, de los alimentos ricos en fibras vegetales, la reducen por competir con su absorción. El contenido de colesterol en la alimentación típica occidental es de 400 mg/día. Cuando la ingesta sobrepasa los 500 mg/día la absorción disminuye porcentualmente. No obstante, las recomendaciones oficiales al respecto señalan que el contenido de colesterol en la dieta no debe sobrepasar los 300 mg/día. Contenido en colesterol de los alimentos. CARNES ROJAS mg VÍSCERAS mg Cordero 92 Corazón 193 Hígado de res 320 Cerdo: Costillas 93 Hígado de pollo 123 Lomo 80 Paté de hígado de cerdo 360 Chorizo 103 Riñón 300-500 Queso de cerdo 113-123 Sesos 2054 Salami 113-123 Tocino 68-73 Res (grasa) 94 Res (magra) 90 AVES mg Ternera 150 Pollo sin piel 85-93 Pavo sin piel 69-85 PESCADO mg Trucha 57-64 Salmón 87 Atún 65 MARISCOS mg Almeja 67 Calamar 71 Camarón 195 Cangrejo 53 Langosta 72 Pulpo 89 LÁCTEOS mg Crema 139 Chocolate con leche 20 Helado de crema 44 Leche entera 13 HUEVO mg Leche semidescremada 8 Yema 500 Leche descremada 3 Mantequilla 230 Queso crema 139 ADEREZOS mg Mayonesa 240 Queso añejo, manchego, 73 gruyere, roquefort Requesón, yogurt 6 Todos los alimentos de origen vegetal (cereales, legumbres, tubérculos, frutas, verduras y derivados) carecen de colesterol PAPEL DE LOS ÁCIDOS GRASOS SATURADOS En numerosos estudios epidemiológicos se ha comprobado que la ingesta de AG saturados aumenta los niveles de colesterol en sangre, especialmente los de la fracción LDL-c. Los diferentes AG saturados tienen distintos comportamientos sobre los niveles de LDL-c: Ác. Palmítico (C16:0) Es el principal AG saturado presente en los alimentos de origen animal, siendo una de las grasas saturadas más usada para el consumo humano Está presente, en baja proporción, en el aceite de oliva Incrementa los niveles de Colesterol total y LDL-c. Es uno de los ácidos grasos con mayor capacidad hipercolesteromiante. Ác. Mirístico (C14:0) La dieta mixta habitual contiene pequeñas cantidades de este ácido, presente fundamentalmente en la mantequilla Incrementa los niveles de Colesterol total Ác. Esteárico (C18:0) Debido a que este ácido se metaboliza más rápidamente hacia ácido oleico que otras grasas saturadas, no eleva los niveles plasmáticos de colesterol. Está presente en el aceite de oliva, pero por desgracia no es muy frecuente en las grasas saturadas. Ác Laúrico (C12:0) Incrementa los niveles de colesterol total Alimentos ricos en AG saturados Alimentos con un contenido en Alimentos con un contenido en AG Alimentos con un contenido en AG saturados mayor al 50% saturados entre el 10-50% del peso AG saturados menor al 10% del peso del alimento del alimento del peso del alimento Aceite de coco Carne de res Chorizo Manteca de cacao Cremas Jamón graso Corazón Manteca de cerdo Chicharrón Mayonesa Leche entera de vaca Mantequilla Chocolate Queso amarillo Queso fresco, requesón Tocino Carne magra (cerdo, res, ternera) PAPEL DE LOS ÁCIDOS GRASOS MONOINSATURADOS (ÁCIDO OLEICO C18:1) El Ácido Oleico es el ácido graso monoinsaturado más importante en la nutrición humana. Está presente en todas las grasas animales y en los aceites vegetales, especialmente en el aceite de oliva. En un estudio epidemiológico de gran importancia realizado en 7 países, se demostró que un alto consumo de AG monoinsaturados derivados del aceite de oliva traía consigo niveles bajos de colesterol total en sangre e incidencia reducida de ECV. Con respecto a los niveles de colesterol plasmático este ácido graso actúa: - Disminuyendo la concentración de colesterol total en sangre - Disminuyendo los niveles de LDL-c sanguíneos - Aumentando los niveles de HDL-c sanguíneos (cuando se sustituye la ingesta de grasas saturadas por el consumo de AG monoinsaturados). La acción favorable de los monoinsatuados no se limita sólo al aumento de los niveles de HDL-c: estudios realizados en varias partes del mundo han demostrado que los monoinsaturados presentan un efecto casi igual al de los polinsaturudos sobre los niveles de colesterol total pero, sobre todo, su consumo se asocia con un efecto protector respecto a la mortalidad coronaria. Este hecho podría estar relacionado, como ya hemos mencionado en varias ocasiones, con la actividad favorable de los monoinsaturados sobre el colesterol HDL; además, como analizaremos más adelante, también ha de atribuirse a la modificación oxidativa de las LDL, es decir, al poder antioxidante de estos ácidos grasos monoinsaturados. En resumen, las dietas ricas en ácidos grasos monoinsaturados son las que producen el perfil lipídico más favorable para la prevención de ECV puesto que la ingesta de una cantidad elevada de AG monoinsaturados es capaz de mantener el colesterol total y el LDLc a unos niveles adecuadamente bajos, incluso con un aporte relativamente alto de lípidos totales; además dicha dieta no provoca la reducción de HDL-c, sino que tiende a aumentarlo, ni el incremento de los un¡iveles de tgs plasmáticos. Así pues, la relación de Monoinsatutados / Saturados óptima debería ser de 2 o más, lo que corresponde a un consumo diario de al menos 50 gramos de aceite de oliva. Alimentos con un contenido en Alimentos con un contenido en AG Alimentos con un contenido en AG monoinsaturados mayor momoinsaturados entre el 10-50% AG monoinsaturados menor al al 50% del peso del alimento del peso del alimento 10% del peso del alimento Aceite de ajonjolí Aguacate Huevo entero Aceite de oliva Carne de cerdo Pollo Almendras, avellanas, Pavo cacahuetes, nuez, pistachos Margarina Yema de huevo Vísceras PAPEL DE LOS ÁCIDOS GRASOS POLIINSATURADOS Son AG esenciales que el organismo no puede sintetizar. Es por tanto imprescindible su aporte a través de la dieta. Ác grasos -6: Ácido linoleico (C18:2) Es un ácido graso esencial presente en los aceites vegetales fundamentalmente. Presenta un doble enlace entre los carbonos 6-7 terminales, por lo que es denominado -6. Reducen los niveles de Colesterol total y de LDL-c cuando reemplazan a las grasas saturadas de la dieta, pero, también reducen los niveles de HDL-c, lo cual no es deseable para una máxima protección frente a ECV. Además, se ha demostrado que este ácido graso produce unas LDL-c más susceptible al daño oxidativo que las LDL-c producidas por los ácidos grasos monoinsaturados como el oleico. Ác grasos -3: Ácido linolénico (C18:3), Ác. Eicosapentanoico (EPA; C20:5), Ác. Docosahexaenoico (DHA; C22:6). Está presentes en algunos aceites vegetales y principalmente en algunos animales marinos (pescados, mariscos). Disminuyen la incidencia de ECV puesto que: Disminuyen la concentración de triglicéridos en sangre Disminuyen los niveles de VLDL-c Inhiben la agregación plaquetaria. Esto supone un impedimento para la formación de placas en el interior de los vasos sanguíneos y su adherencia al endotelio, lo cual es un importante factor protector frente al riesgo de desarrollar ECV Disminuyen la presión arterial Disminuyen la viscosidad sanguínea. Estos son los motivos por los que siempre se recomienda aumentar el consumo de pescados frente al de carnes y otro tipos de alimentos de origen animal para reducir el riesgo de ECV. Si embargo, el papel de estos ácidos grasos sobre los niveles de HDL-c depende del tipo de paciente y de su perfil lipídico: Paciente con concentración de Colesterol total alta: Disminuye LDL Y HDL c si el paciente disminuye la ingesta de grasas saturadas. Paciente con concentraciones de triglicéridos altos : Aumenta la concentración de HDL. Es por tanto concluyente que la dieta es un factor determinante en el desarrollo de ECV. Se ha observado que las poblaciones que consumen grasas de origen vegetal (especialmente las que provienen de los aceites vegetales, como el aceite de oliva rico en ácidos grasos monoinsaturados) corren menos riesgo de padecer aterosclerosis que las que consumen grasas animales. En un estudio realizado se observó que los habitantes de Creta, que seguían una dieta tan rica en grasas como la de los finlandeses, no presentaban niveles de colesterol elevados y su mortalidad coronaria era muy baja, lo cual no sucedía con los finlandeses. La única diferencia entre las poblaciones de Creta y Finlandia consistía en el tipo de grasas que contenían sus dietas: Finlandeses: dieta rica en AG saturados ECV ( quesos, mantequillas, leche, huevos, carnes...) Cretenses: dieta rica en AG mono y poliinsaturados ECV ( alto consumo de aceite de oliva) Alimentos con un contenido en Alimentos con un contenido en AG Alimentos con un contenido en AG poliinsaturados mayor al poliinsaturados entre el 10-50% del AG poliinsaturados menor al 50% del peso del alimento peso del alimento 10% del peso del alimento Aceite de cártamo Atún enlatado Arroz, Avena, Frijoles Aceite de girasol Sardina en aceite Soja, trifgo Aceite de hígado de bacalao Verduras (todas) Aceite de maíz Garbanzos, lentejas, habas Aceite de soja Maíz Nuez de castilla Mero, marrajo, trucha, pulpo Como conclusión de este análisis parece posible afirmar, por tanto, la importancia del equilibrio entre los AG saturados, monoinsaturados y poliinsaturados, así como entre estos tres últimos y los agentes antioxidantes: AG saturados: no deben superar el 10% de la cuota calórica total so pena de ralentizar el metabolismo del colesterol y provocar así la rigidez de las membrana biológicas. AG poliinsaturados: no deben superar tampoco el 10% de la ingesta total de calorías diarias si se quiere evitar el riesgo de peroxidación biológica. Esto se consigue con la dieta mediterránea, en la que priman los alimentos de origen vegetal, entre los que el aceite de oliva ocupa un lugar de primer orden por su equilibrada composición acídica y su riqueza en agentes antioxidantes. Muy pocos alimentos como el aceite de oliva, han sido minuciosamente estudiados por sus excelentes beneficios para el corazón. Hoy día se sabe que el bajo índice de infartos de miocardio en los países del Mediterráneo se atribuye a su consumo diario. Terminada la Segunda Guerra Civil ya era evidente que ciertos países presentaban un mayor número de enfermedades coronarias, mal que perfilaba como el primer asesino en el mundo occidental. Centenares de estudios han sido llevados a cabo para concluir que el tipo de alimentación que privilegiaba a las frutas, las verduras y, sobre todo, el consumo de grasas monoinsaturadas como el aceite de oliva, explicaba por qué los habitantes de ciertos países, como los ubicados en las zonas Mediterránea, gozaban de un mejor nivel de salud. El aceite de oliva contiene de un 55-83 % de ácido oleico por lo que consumirlo con moderación no sólo ayuda a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos; también favorece el aumento de las lipoproteínas de alta densidad HDL, conocidas como el “colesterol bueno”. Estas lipoproteínas ayudan a barrer el colesterol depositado en las arterias, retirando e, incluso, impidiendo el crecimiento de las placas ateroescleróticas, lo que conlleva a un menor riesgo de padecer ECV. Arturo Fernández Cruz, director del Área de Prevención Cardiovascular del Instituto Cardiovascular de Madrid, ha insistido en que, en algunos casos, el aceite de oliva virgen extra tiene efectos similares a las mejores estatinas (uno de los fármacos más eficientes en la lucha contra el colesterol), ya que muchos estudios han observado que puede reducir la mortalidad de origen cardiovascular a los seis años. Análisis realizados en la Universidad de Münster, en Alemania, han demostrado que previene la obstrucción de la placa de ateroma. El efecto protector del corazón, sin duda, es la propiedad más valiosa del aceite de oliva. Sin embargo, un estudio realizado sobre cinco mil hombres y mujeres en Italia, demuestran que su consumo frecuente también se traduce en valores menores de presión arterial y glucosa en sangre, por lo que también se recomienda para quienes padezcan diabetes o hipertensión arterial. Asimismo este aceite es el más rico en sustancias antioxidantes como la vitamina A, E y los polifenoles. Estas sustancias antioxidantes ayudan a combatir los radicales libres, deshechos tóxicos que se acumulan en el organismo y que contribuyen en diversos procesos de degeneración celular. 5.1.2.- ACEITE DE OLIVA Y ATEROSCLEROSIS La aterosclerosis constituye una de las enfermedades más extendida en los países industrializados, en los que representa la mayor causa de mortalidad. La aterosclerosis no conoce fronteras, está en cualquier parte del mundo y no solamente es la responsable de los accidentes cardiovasculares, sino también de accidentes circulatorios en cerebro, riñón y extremidades. Su etiopatogénesis es muy compleja y multifactorial: junto con unos elementos claramente relacionados con la predisposición genética existen numerosos factores de riesgo que contribuyen a instaurar o agravar la lesión. Los más importantes son: Humo de tabaco Hipertensión arterial Hipercolesterolemia Edad (después de los45 años) Sexo masculino Diabetes Gota Hipertrigliceridemia Obesidad Anticonceptivos orales Inactividad física Numerosas investigaciones clínicas experimentales y, sobre todo epidemiológicas, realizadas en las últimas décadas, han puesto de relieve que la incidencia de aterosclerosis está estrechamente relacionada con los hábitos alimentarios de las poblaciones. En efecto, la frecuencia de la enfermedad es mayor en los países con un desarrollo económico elevado que en los países que están en vías de desarrollo. Se ha demostrado así que una alimentación rica en grasas procedentes de animales terrestres favorece el desorden del metabolismo lipídico, que origina la patogénesis de la placa de ateroma, y que el aumento de los niveles de colesterol plasmático constituye uno de los factores de riesgo más importantes, aunque no necesariamente el predominante. En efecto, los estudios actuales han puesto de manifiesto que la hipercolesterolemia no basta para explicar la patogénesis, en la que también desempeñan un papel otros factores, como las distintas fracciones lipoproteicas, los receptores de las LDL, la hiperagregabilidad plaquetaria y, sobre todo, la peroxidación lipídica. La aterosclerosis es una enfermedad degenerativa que se manifiesta por la deformación, en forma de abultamiento, de la pared interna de las arterias, con lo que disminuye la luz de estos vasos, su diámetro interno. A estos abultamientos internos se les conoce como ateromas, y se forman por la acumulación anormal, en las paredes de las arterias, de glóbulos blancos (linfocitos y macrófagos), células musculares lisas, calcio, plaquetas y abundante colesterol, además de otros compuestos químicos. Cuando se forma el ateroma en una arteria el diámetro interno de ésta disminuye; como consecuencia al tejido irrigado por dicha arteria le llega menos sangre y en consecuencia menos oxígeno. En el caso de las arterias coronarias, encargadas de irrigar el corazón, el déficit de oxígeno se traduce en un dolor característico: la angina de pecho. Si las arterias coronarias se obstruyen totalmente, el corazón deja de recibir oxígeno y alimentos y muere. Esto es lo que se conoce como Infarto de Miocardio. Este tipo de enfermedad se produce cuando confluyen un número suficiente de factores de riesgo. Estos factores de riesgo se pueden clasificar en diferentes categorías: Directos: Niveles altos de Colesterol total y de LDL-colesterol Niveles bajos de HDL-colesterol Tabaquismo Hipertensión Diabetes Tipo de alimentación Indirectos: Sedentarismo Obesidad Estrés Consumo de anticonceptivos orales Circunstancias especiales Haber padecido anteriormente un accidente cardiovascular Hipertrofia ventricular izquierda Apnea del sueño 5.1.3.- DIETA DE PREVENCIÓN CARDOVASCULAR Este tipo de dietas no es más que una dieta equilibrada cuyo modelo más representativo es la dieta mediterránea: - Consumo abundante de cereales y sus derivados - Consumo abundante de legumbres - Consumo abundante de frutas y frutos secos - Consumo frecuente de pescado, aves, huevos y derivados lácteos - Consumo bajo de carne Estos alimentos se condimentarán habitualmente con aceite de oliva Los alimentos especialmente recomendados en este tipo de dietas son: Alimentos ricos en grasas insaturadas, entre los que destacamos: - Aceite de oliva y Aguacate, por su presencia en ácido oleico y Vitamina E - Aceites de semillas y Frutos secos, por su presencia en ácidos grasos poliinsaturados ( La nuez destaca por su contenido en ácido linolénico, ácido graso esencial y precursor de los AG omega-3) - Pescado azul, por su presencia en AG omega 3 Alimentos con una elevada cantidad de fibras: La fibra es una sustancia que arrastra parte del colesterol de nuestro organismo por las heces, por lo que también contribuye a disminuir sus niveles en sangre. Entre los alimentos más ricos en fibras destacamos: - Legumbres - Verduras y hortalizas - Fruta fresca y seca - Frutos secos - Cereales integrales Alimentos con sustancias de acción antioxidante: La ingesta habitual de sustancias con actividad antioxidante se relaciona con una disminución del riesgo de padecer ECV. Entre las principales sustancias con acción antioxidante nos encontramos: Vitamina E Aceite de oliva 5.1.4.- RECOMENDACIONES PRÁCTICAS - Reducir el consumo de grasas, de forma que no aporten más del 30% de las calorías ingeridas. De este 30% se recomienda que las grasas monoinsaturadas constituyan al menos un 15% del total, un 5% las poliinsaturadas y menos de un 10% las saturadas. Además se recomienda reducir el consumo de colesterol hasta 300 mg/día. - Se recomienda el consumo de grasas de origen vegetal, que no contienen colesterol y están compuestas en su mayor parte por AG poliinsaturados (aceite de maíz y girasol) y monoinsaturados (aceite de oliva) - Se preferirá siempre el aceite de oliva de primera prensa en frío (aceite de oliva virgen) por su riqueza en AG monoinsaturados y sus cualidades antioxidantes. - Los llamados aceites tropicales (de palma y coco) a pesar de ser vegetales están formados principalmente por AG saturados, por lo que evitaremos su consumo - Se desaconseja el consumo de margarinas ya que, a pesar de ser grasas vegetales, contienen grasas hidrogenadas con AG trans, que se comportan en el organismo como AG saturados. - Los alimentos se cocinarán con la mínima grasa posible, prefiriendo la cocción, el asado o la plancha a la fritura. En casos de freír los alimentos, se utilizará preferiblemente aceite de oliva, que además de soportar mayores temperaturas sin desnaturalizarse, forma una capa superficial alrededor de los alimentos que protege su estructura interna y no deja escapar sus jugos. En los guisos, una vez enfriados retirar la capa superficial solidificada de grasa (que es siempre saturada) antes de servirlos. - Evitar los alimentos procesados porque puedes contener grasas de dudoso origen. En caso de consumirlos, leer siempre las etiquetas de información nutricional. 5.2.- ACTIVIDAD ANTIOXIDANTE DEL ACEITE DE OLIVA 5.2.1.- FUNDAMENTOS FISIOLÓGICOS DEL PROCESO OXIDATIVO Los radicales libres (RL) son agentes químicos con potente actividad oxidativa. Estos RL son moléculas o fragmentos de moléculas que contiene uno o más electrones desapareados en su orbital externo, por lo que participarán en reacciones de transferencia de electrones. Esto les da una gran reactividad, por lo que su vida media es muy corta (milisegundos). Cualquier molécula estable puede transformarse en un radical libre mediante tres mecanismos: Ganando un electrón Perdiendo un electrón Por fusión homolítica simétrica de unión covalente Los RL pueden tener origen exógeno (humo de tabaco, contaminación ambiental...) u origen endógeno (respiración celular, infección inflamación , situaciones de estrés...). En condiciones ideales debería existir un equilibrio entre los radicales libres que penetran o son originados en nuestro organismo y los sistemas que los neutraliza, pero, cuando se produce un desequilibrio se origina un estrés oxidativo que arremete a los tejidos. La actuación de los RL se produce en procesos fisiológicos normales (mecanismos normales de envejecimiento, mecanismos de degradación de tejidos, inflamación...) y en procesos fisiológicos anormales (síndromes y enfermedades). Desde el punto de vista fisiológico nos interesan los RL de oxígeno (RLO): Radical Superóxido Peróxido de Hidrógeno Radical Hidroxilo Estos radicales tienen su origen en la respiración celular ya que en la utilización metabólica de oxígeno que tiene lugar en la cadena respiratoria mitocondrial, de un 2 a u 5% del oxígeno no consigue su total reducción a agua, dando lugar a productos como el radical superóxido y el radical hidroxilo. Todos estos RL se producen de forma espontánea como fruto de los procesos bioquímicos normales que tienen lugar en nuestro organismo. Por tanto, necesitamos protegernos de su poder oxidante, que en unos casos afectará a estructuras celulares próximas a su lugar de formación y en otros, ejercerán su efecto tóxico a distancia de la célula en que se ha producido, bien directamente o a través de la formación de otros compuestos más reactivos. En el momento en que se ha formado un RL, éste reacciona rápidamente captando un electrón de una molécula próxima a él, de manera que se forma un compuesto desestabilizado, obligado también a captar el electrón que le ha sido robado de otra molécula próxima, y esta a su vez de otra, es decir, empieza una reacción en cadena que producirá como resultado una erosión en la membrana celular o en las cadenas de ADN y ARN, lo que abre las puertas al cáncer y otras enfermedades importantes. R· RH H -CH=CH-C-CH=CHH H -CH=CH-C-CH=CH- · Ácido graso Radical del Ácido graso O2 H -CH=CH-C-CH=CHOO· Radical libre peroxidado Propagación H -CH=CH-C-CH=CH- + OO· Radical libre peroxidado H -CH=CH-C-CH=CHH H -CH=CH-C-CH=CHOOH Ácido graso Hidroperóxido + H -CH=CH-C-CH=CH- · Radical libre Reacción en cadena Si la membrana celular se erosiona, va disminuyendo su permeabilidad y, por tanto, su función. R· Peroxidación lipídica Daño del ADN Alteración del citoesqueleto Alteraciones mitocondriales Depleción del ATP Aumento de la permeabilidad de la membrana plasmática MUERTE CELULAR Esquema del daño celular producido por los RL Con el paso de los años va aumentando el porcentaje de células dañadas hasta alcanzar niveles del 50% en la vejez, constituyendo así las bases del proceso de envejecimiento un camino lento de destrucción celular. Los RL pueden actuar sobre cualquier molécula del organismo, aunque algunas parecen ser más susceptibles. Especialmente sensibles resultan el ADN y el ARN. Durante todo el proceso de vida estos RL erosionan cadenas de ADN y ARN. Sabemos que la función de estos ácidos nucleicos es la fabricación continua de sustancias indispensables para la vida: proteínas musculares, enzimas, inmunoglobulinas.... Por tanto, un daño en los ácidos nucleicos generará no sólo la disminución de su función, sino la fabricación de “sustancia equivocadas” que a su vez podrán generar , con el paso del tiempo, la disminución de nuestro potencial inmunológico y la aparición de ciertos tipos de cáncer. No obstante, el organismo humano posee sistemas detoxificadores o Antioxidantes propios: Sistemas enzimáticos: Catalasa Superóxido dismutasa Glutation peroxidasa Tocoferoles (Vit E): Si la concentración de tocoferoles presente en nuestro organismo es suficiente, éstos actúan como sistemas antioxidantes de primera elección, disminuyendo la acción de la glutation peroxidasa y reductasa. Estos actúan cediendo un electrón a los RL, estabilizándolos para que no sean perjudiciales, impidiendo la tan peligrosa reacción en cadena comentada anteriormente. En el aceite de oliva la Vitamina E es , en cualquier caso, el principal agente antioxidante y su presencia es fundamental para proteger a los lípidos de la peroxidación. Sin embargo, la acción antioxidante del aceite de oliva no está relacionada únicamente con la presencia de Vit E sino también con otros antioxidantes que intervienen en una acción sinérgica que potencia la Vit E. En el aceite de oliva el contenido en alfa-tocoferol (vit E) es del orden de 18050 mg/litro. Según las Raciones Alimentarias Recomendadas Americanas (RDA), la ingesta de alfa-tocoferol deberá ser en los adultos de 8 mg/día para hombres, y de 10 mg/día para mujeres, aumentando hasta el 200% si hay un aporte de AG poliinsaturados Vitamina C Carotenos: compuestos fenólicos presentes en el aceite de oliva Hidroxitirosol Oleoeuropeína Ácido cafeico Ácido ferúlico Presentan acción inhibitoria de la oxidación de las LDL-c La oleoeuropeína ejerce así mismo una importante acción de ahorro de los niveles plasmáticos de Vit E Ácido úrico Ácidos grasos Taurina Glutation (GSH): tripéptido sintetizado en el hígado que actúa atenuando el efecto de los RL SITUACIONES FISIOLÓGICAS Y PSICOLÓGICAS QUE FAVORECEN LA FORMACIÓN DE RL Estrés Ejercicio físico intenso Aterosclerosis Infecciones Trastornos tipo reumáticos y autoinmunes Procesos degenerativos Inflamaciones locales Tabaco Radiación solar (UVA) Ingestión de fritos Dietas ricas en grasas saturadas Es en estas situaciones cuando la demanda de sustancias antioxidante aumenta, para que así frenen o impidan el daño celular producido por el incremento en la formación de RL. Consecuentemente, se aprecia con claridad la importancia que presenta para el ser humano el consumo de sustancias con propiedades antioxidantes. 5.5.2.- CAPACIDAD ANTIOXIDANTE DEL ACEITE DE OLIVA Por un lado, como ya hemos mencionado anteriormente, el aceite de oliva presenta un alto contenido en Vitamina E (tocoferoles), sustancias antioxidantes por excelencia que contribuye a : - Eliminación de toxinas - Regeneración de tejidos - Refuerzo de las defensas - Mejora de la circulación sanguínea - Combate la psoriasis Además, es rico en Ácido Oleico monoinsaturado, que también aporta propiedades antioxidantes que nos protegen de la acción de los RL El ácido oleico (18:1 9), contrariamente al ácido linoleico (18:2 6) y al ácido alfa-linoleico (18:3 3), prácticamente no requiere protección antioxidanre, lo que demuestra su estabilidad. En recientes investigaciones científicas se desaconseja el consumo de aceites vegetales ricos en ácidos grasos poliinsaturados ya que favorecen la formación de RL Se ha demostrado que los AG poliinsaturados son más sensibles al desencadenamiento del proceso de los RL. En efecto, dicho proceso es nulo o insignificante para los AG saturados, relativamente lento para los AG monoinsaturados y tanto más rápido cuanto mayor es el número de dobles enlaces de un AG poliinsaturado. Por tanto, el ácido araquidónico (20:4 6) es 160 veces más sensible a la oxidación que el ácido oleico (18:1 9). El aceite de oliva es rico también en: Vitamina A: contribuye a la conservación del Sistema Inmunológico y actúa contra los RL Vitamina D: Potencia la absorción de Calcio. El aceite de oliva goza de una situación privilegiada por su escaso contenido en AG poliinsaturados así como por la presencia de una gran cantidad de tocoferol en la forma alfa (vit E) y de una serie de ácidos fenólicos y de fenoles dotados de actividad antioxidante. El conjunto de todas estas sustancias produce un efecto de estabilización contra la oxidación, lo que explica que el aceite de oliva sea una de las grasas que mejor resiste a los fenómenos oxidativos, tanto a temperatura ambiente como en los tratamientos en caliente como las frituras. 5.2.3.- ¿SUPLEMENTACIÓN DIARIA DE SUSTANCIAS ANTIOXIDANTES? A pesar de que la ingesta de alimentos ricos en sustancias antioxidantes disminuye el riesgo de padecer ciertas patologías, éstas no modifican el deterioro normal que conlleva la vejez ni permiten que vivamos más años. Además, se ha demostrado que la suplementación a altas dosis con preparados antioxidantes puede resultar contraproducente. A pesar de que se sabe cada día más sobre los beneficios de los antixidantes, es pronto para asegurar si es conveniente o no la suplementación diaria, ya que se desconoce la dosis adecuada. Por tanto, lo más corriente es seguir una alimentación equilibrada y variada. 5.2.4.- PRINCIPALES FUENTES DE SUSTANCIAS ANTIOXIDANTES Alimentos ricos en Vitamina C: frutas y verduras frescas y crudas - Kiwi - Mango - Piña - Caqui - Cítricos - Fresas - Pimientos - Tomates Alimentos ricos en Vitamina E (tocoferoles): - Aceite de oliva - Germen de trigo - Cereales de grano entero - Vegetales de hoja verde - Frutos secos Alimentos ricos en betacarotenos o Provitamina A: - Verduras de coloración verde - Verduras de coloración rojo-anaranjado-amarillento (zanahorias, calabaza...) - Ciertas frutas ( albaricoques, melocotones y melón). Además de vitaminas, existen minerales con capacidad antioxidante: Selenio: mineral limitante en la formación de la glutation peroxidasa (enzima antioxidante de nuestro organismo) Está presente en carnes, mariscos, cereales, huevos, verduras y frutas. Zinc: participa en la lucha contra los RL; interviene en el sistema inmunológico y favorece el buen estado de la piel y mucosas. Está presente en carnes, vísceras, pescados, huevos, cereales completos y legumbres. Cobre: sustancia antioxidante que participa en la lucha contra RL, participa en el sistema inmunológico, en la formación de enzimas, proteínas y neurotransmisores cerebrales. Es un agente antiinfeccioso y antiinflamatorio y facilita la síntesis de colágeno y elastina (necesarios para el buen estado de las paredes de los vasos sanguíneos, cartílagos, pulmones y piel). Está presente en hígado, pescado, marisco, cereales completos y vegetales verdes. Aminoácidos con capacidad antioxidante: Cisteína: es un aminoácido no esencial importante para la formación de enzimas con capacidad antioxidante (glutation peroxidasa). Se encuentra en carnes, huevos, pescados y lácteos. Colorantes naturales u otros componentes vegetales: Flavonoides: colorantes naturales con actividad antioxidante que constituyen el grupo más importante de la familia de los polifenoles. Su capacidad antioxidante deriva de su acción de potenciar la acción de las enzimas glutation peroxidasa y catalasa. Están presentes en coles, verduras de hoja verde, frutas rojas y moradas y cítricos. Isoflavonas: presentes en la soja Ácido alfa-lipoico: carotenoide de algunas verduras y frutas . Ayuda a neutralizar los efectos de los RL potenciando la acción antioxidante de la Vit C, Vit E y de la glutation peroxidasa. 5.2.5.- PAPEL DE LOS ANTIOXIDANTES EN EL DESARROLLO DE ATEROSCLEROSIS Y ECV La oxidación de las LDL-c tiene un importante papel en el desarrollo de aterosclerosis. Las lipoproteínas LDL oxidadas se comportan de manera completamente diferente de las normales: cuando una célula de la pared arterial capta una LDL oxidada, se convierte en una célula espumosa que capta grasa hasta alcanzar varias veces su tamaño normal. Esto da lugar a estrías grasas en las paredes arteriales. Además actúan sobre los macrófagos inhibiendo su actividad y movilidad, hacen disminuir la producción de Óxido Nítrico (factor relajante del endotelio) y aumenta la agregación plaquetaria. Todos estos procesos son determinantes para la formación de la placa de ateroma. Las sustancias antioxidantes, por tanto, previenen de la formación de placas de ateroma y del riesgo de desarrollar una ECV. Debemos, por tanto, asegurarnos de que nuestra dieta contiene suficientes elementos antioxidantes. El aceite de oliva presenta grandes cantidades de Vit E (antioxidante por excelencia), pero los procesos industriales de refinado a altas temperaturas destruyen esta vitamina. Sin embargo, el aceite de oliva virgen, prensado en frío, presenta su contenido en esta vitamina intacto, por lo que su capacidad antioxidante es superior a la de cualquier aceite refinado. También se ha comprobado que las dietas ricas en AG poliinsaturados producen unas LDL-c más susceptibles a ser oxidadas que las LDL producidas a partir de los AG monoinsaturados como el ácido oleico. Esto demuestra que el ácido oleico tiene un efecto antiaterogénico independiente del derivado de las mejoras que produce en el perfil lipídico. 5.3.- EL ACEITE DE OLIVA Y LA INFANCIA La alimentación constituye un elemento fundamental en la época de crecimiento. Un enfoque dietético inadecuado, ya sea por exceso o por defecto, puede ser en efecto responsable de numerosas secuelas metabólicas que repercutirán negativamente en las sucesivas edades de la vida. Los lípidos desempeñan a este respecto u papel particularmente importante, tanto cuantitativa como cualitativamente. Las necesidades lipídicas son mayores en la infancia que en la edad adulta. Al lactante al que se amamanta recibe cerca del 50% de las calorías totales de los lípidos, con una relación de 4:3:1 entre AG saturados, monoinsaturados y poliinsaturados, y un contenido medio de 150 mg/dl de colesterol. Los AG poliinsaturados constituten así un 8-10% de los lípidos, de los que el 5-8% está representado por la serie 6 y el 0,3-1,5 % por la serie 3. El niño destetado sigue necesitando una cantidad relativamente elevada de lípidos, que disminuye gradualmente hasta el 30% de las calorías totales durante la segunda y la tercera infancia, alineándose entonces con las necesidades del adulto. % AG Grasa Saturados Oleico Linoleico -linoleico Lache materna 42-48 32-35 7-11,5 0,5-1,5 Aceite de oliva 8-25 55-83 3,5-21 0,0-1,5 Leche de vaca 43-49 35-40 1,5-2,1 Trazas Aceite de cacahuete 17-21 40-70 13-28 ---- Aceite de girasol 5-13 21-55 56-66 ---- Aceite de maíz 12-18 32-35 34-62 0,1-2,5 Un aporte insuficiente de AG poliinsaturados puede producir retrasos en el crecimiento, alteraciones cutáneas, hepáticas y metabólicas, aunque no es frecuente que en el niño se produzcan auténticas situaciones de carencia. A este efecto cabe destacar que mientras que el lactante amamantado recibe un 8-10% de la cuota lipídica en forma de AG poliinsaturados, el lactante alimentado artificialmente recibe una cantidad netamente inferior ya que los poliinsaturados de la leche de vaca apenas representan el 1,5-2% de la cantidad de lípidos totales ingeridos. Se produce, por tanto, una situación subcarencial que se ha tratado de corregir “maternizando” la leche de vaca con aceites vegetales. Sin embargo, actualmente, se tiende a no suministrar cantidades demasiado elevadas de poliinsaturados ya que, si bien es verdad que la reducción de colesterol total puede presentar un cierto interés en el adulto, no puede decirse lo mismo en el caso del niño, ya que el colesterol es esencial en el la formación de membranas, y en particular de los neurolípidos, por lo que la limitación de esta sustancia puede provocar riesgos. Además, pueden producirse fenómenos peroxidativos, en particular en los individuos inmaduros que no poseen reservas suficientes de vitamina E. En dichos individuos se ha descrito una forma de anemia hemolítica, que aparece a raíz de una ingesta de aceites con un alto contenido en poliinsaturados, provocada por la rotura de las membranas de los glóbulos rojos y de los capilares. Se deberá intentar por tanto mantener en el lactante una relación de 4:3:1 entre saturados, monoinsaturados y poliinsaturados igual al de la leche materna, ya que el niño necesita de todos los AG para a construcción de las membranas biológicas. En la segunda infancia, la relación se convierte en 2:3:1, por lo que sigue manteniéndose un discreto aporte de saturados mediante la ingesta de leche de vaca y sus derivados, incrementándose sobre todo la cantidad de AG insaturados, con predominio de los monoinsaturados. No obstante, resulta importante insistir en la necesidad de mantener una relación equilibrada entre ácido linoleico (18:2 6) y el ácido -linoleico (18:3 3), ya que un exceso del primero o una carencia del segundo pueden causar trastornos en el sistema nervioso o en la retina. El aceite de oliva no sólo proporciona una cantidad de ácidos grasos esenciales suficiente para el desarrollo del recién nacido sino también una relación 6/3 similar a la de la leche materna. Por otro lado, existen niños con un factor de riesgo de hipercolesterolemia por sus antecedentes familiares, que deberían ser identificados y tratados precozmente con una dieta adecuada. Por esto es importante llevar a cabo una prevención primaria de la aterosclerosis desde la infancia, que prevea la reducción de alimentos ricos en colesterol y, sobre todo, la de los ácidos grasos saturados en beneficio de los insaturados. Ahora bien, dado que los poliinsaturados reducen los niveles de HDL-c, la ingesta de estos AG no debe ser incrementada sino que se debe favorecer el consumo de monoinsaturados. De acuerdo con todo esto, la Sociedad Italiana de Pediatría ha propuesto que la cuota lipídica de los niños con un alto factor de riesgo no debe superar el 30% de las calorías totales, con un aporte de saturadas no superior al 7%, un 15-17% de monoinsaturadas y un 6-8% de poliinsaturadas, y un aporte de colesterol no superior a los 100g/1000 calorías. El ácido oleico, además de ser eficaz en la prevención de la hipercolesterolemia, parece desempeñar también una acción positiva durante la infancia en lo referente al crecimiento, demostrándose que el ácido oleico es útil por si sólo para el crecimiento óseo. En conclusión, de todas las consideraciones que se han expuesto se deduce que es necesario proporcionar al lactante y al niño en fase de crecimiento una dieta en la que predominen los AG monoinsturados, mientras que los poliinsaturados deberán representar el 8-10% de las calorías totales, con una relación adecuada 6/3. estas indicaciones encuentran una respuesta óptima en el aceite de oliva. 5.4.- EL ACEITE DE OLIVA Y EL ENVEJECIMIENTO El envejecimiento es la progresiva sucesión de modificaciones biológicas que conducen gradualmente hacia la muerte. La mayor parte de las teorías considera responsables delas modificaciones biológicas a un único mecanismo, que puede ser o no genético. La teoría que goza actualmente de mayor importancia es la de la peroxidación provocada por los RL. Según esta teoría, la producción de RL y/o la reducción de su desactivación por parte de los agentes antioxidantes modifican estructuralmente algunas macromoléculas (ácidos nucleicos, colágeno, elastina), las enzimas y los AG poliinsaturados de los fosfolípidos de membrana, produciendo una serie de daños (peroxidación lipídica) que desembocan en el progresivo deterioro celular. Según la teoría de la peroxidación provocada por los RL, el envejecimiento y la muerte no serían sino la consecuencia del estrés oxidativo producido por los RL y, así, el envejecimiento se iniciaría en el momento miso del nacimiento y sería el resultado de los daños celulares sufridos por el organismo a lo largo de la vida por obra de los mencionados RL. Papel de la alimentación en el proceso de envejecimiento: Entre las distintas especies animales, al hombre se le puede considerar privilegiado al poseer un elevado patrimonio antioxidante constituido genéticamente; no obstante cabe preguntarse si los antioxidantes no enzimáticos proporcionados por la alimentación son suficientes para proteger al organismo del ataque de los RL y retrasar el deterioro celular que conduce al envejecimiento y, por tanto, a la muerte. La capacidad de peroxidación de los AG aumenta con el grado de instauración, por lo que la ingesta e poliinsaturados no debería superar las necesidades mínimas indispensables. Una cantidad superior puede reducir la esperanza de vida e incrementar la susceptibilidad a las enfermedades crónicas degenerativas. Para prevenir los procesos de envejecimiento resulta por tanto de gran importancia seguir, durante toda la vida, una alimentación adecuada en la que se favorezca el aporte de sustancias antioxidantes, lo que se consigue con el consumo de frutas y verduras frescas. Sin embargo, dado que uno de los objetivos más importantes, por no decir el principal, de las reacciones de los Rl lo constituyen los poliinsaturados de membrana, y dado que los aceites comestibles son una de las principales fuentes tanto de AG poliinsaturados como de sustancial antioxidantes liposolubles, resulta fundamental elegir la grasa más adecuada para reducir al mínimo el proceso peroxidativo. El aceite de oliva es, en este caso, de especial interés por su escaso contenido en grasas saturadas y su contenido, suficiente pero no excesivo, en AG poliinsaturados, con una relación óptima entre la serie 6 y 3. Uno de los grandes problemas del anciano es el relacionado con la calcificación de los huesos. También en este caso el aceite de oliva parece dar muestras de un efecto favorable que, según estudios realizados, sería incluso dosis-dependiente, de forma que a un mayor consumo de aceite de oliva le correspondería una mayor mineralización ósea. La teoría que parece más acertada es la presencia de elevadas cantidades de oleato en los lípidos estructurales de los huesos. Por tanto, para obtener una buena mineralización ósea resulta necesario garantizar un buen aporte alimentario de oleato, unido a una pequeña cantidad de AG esenciales. Este aporte se realiza a la perfección con una dieta que contenga aceite de oliva. Según investigaciones recientes, el aceite de oliva parece necesario no sólo durante el crecimiento sino también en la edad adulta para limitar la pérdida de calcio debida al envejecimiento. En el anciano existen también problemas ligados a trastornos vasculares en el cerebro. Recordemos, no obstante, que en las vasculopatías cerebrales el riesgo aterogénico no parece deberse tanto al aumento de colesterol total como a la disminución del HDL-c. También en esta situación el aceite de oliva está especialmente indicado ya que se caracteriza, a diferencia de los demás aceites comestibles, precisamente por que produce incrementos en los niveles de HDL-c. Por último, no hay que olvidar que en la vejez se produce una disminución e la capacidad digestiva y una deficiente absorción de los nutrientes, en particular de las vitaminas y las sales minerales. Pues bien, si se analiza cual es la grasa que reune las mejores condiciones de digestibilidad y de poder de absorción, no hay duda de que el aceite de oliva posee unas propiedades privilegiadas, sin olvidar su suve acción laxante que contribuye a combatir el estreñimiento atónico tan recuente en esta fase de la vida. 5.5.- EL ACEITE DE OLIVA Y EL APARATO HEPATOBILIAR 5.5.1.- HÍGADO: El hígado constituye la central metabólica del organismo. Debido a las numerosas y complejas actividades metabólicas que debe desempeñar, el hígado se resiente a menudo de las acciones nocivas de factores exógenos y endógenos que pueden alterar la homeostasis bioquímica, con posibles consecuencias patológicas a corto o largo plazo. Recientes descubrimientos sobre los mecanismos fisiopatológicos del daño hepatocelular han demostrado que en las hepatopatías crónicas causadas por el alcohol, por virus o por fármacos, se producen a menudo alteraciones bioquímicas relacionadas con un aumento de la producción de RL de oxígeno que, a su vez, provocan una serie de reacciones en cadena cuyo resultado final es la peroxidación de los AG de la membrana, con la liberación de otros RL altamente reactivos y productos intermedios inestables. Por consiguiente, en esta situación se efectúa una reducción de los sistemas antioxidantes de defensa celular, como el glutation, la vitamina C y la vitamina E. Como se deduce de estas consideraciones, aunque el exceso de AG saturados o la carencia de AG poliinsaturados puede dañar las células hepáticas, no parece tampoco conveniente excederse en el aporte de AG poliinsaturados, dado su susceptibilidad a la peroxidación. Por tanto, habrá que optar por el ácido oleico, ya que la reducción de poliinsaturados y su sustitución por monoinsaturadios deberá prevenir la peroxidación de las membranas celulares y, consiguientemente, las alteraciones en la fluidez de las mismas, en su estructura y en su funcionalidad. 5.5.2.- VÍAS BILIARES: La bilis, concentrada en la vesícula biliar t vertida en el duodeno durante la fase digestiva, desempeña un papel esencial en la digestión y absorción de las grasas. La llegada de las grasas al duodeno provoca la liberación de una hormona, la colecistoquinina-pancreozimina, que provoca la contracción y vaciamiento de la vesícula en el duodeno así como el del jugo pancreático. Todas las grasas alimentarias desarrollan efectos colecistocinéticos pero, según parece, la eficacia de las grasas es distinta según el tipo de grasa del que se trate. Entre éstas, el aceite de oliva es el que parece tener un mejor comportamiento. Estudios recientes han demostrado que la actividad colecistocinética está en relación con el contenido en ácido oleico de la grasa utilizada. Esta eficacia colecistocinética dl aceite de oliva se diferencia de los fármacos y demás alimentos que desarrollan esta actividad en que es una acción más intensa, suave y prolongada, sin provocar contracciones violentas. En conclusión, el aceite de oliva, por su eficacia sobre el tono y la actividad de la vesícula biliar, favorece la fase digestiva de los lípidos debido a su emulsión por la bilis, contribuyendo así a mejorar los posibles trastornos dipépticos ligados a la atonía de las vías biliares. 5.6.- EL ACEIT DE OLIVA Y LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL La hipertensión arterial es una de las enfermedades con mayor prevalencia pero posee una etiología en su mayor parte desconocida. Son muchas las hipótesis que han intentado explicar las causas de la aparición de la enfermedad, entre las cuales se le atribuye una cierta importancia al comportamiento alimentario (exceso de calorías, de alcohol, exceso de sodio, falta de calcio...). Así, algunos investigadores han encontrado una correlación positiva en el uso de ácidos grasos saturados y negativa con el uso de ácidos grasos insaturados, tanto monoinsaturados como poliinsaturados y, entre estos últimos, tanto 6 como 3. No obstante, algunos estudios han demostrado que los AG monoinsaturados ejercen una clara acción hipotensora. En particular, algunos investigadores han partido de la observación de que la tasa de enfermedades cardiovasculares y de hipertensión es más baja entre las poblaciones mediterráneas que en las demás poblaciones del mundo occidental y, tras realizar un estudio sobre 76 hombres americanos de mediana edad, afectados por una hipertensión leve-moderada y sometidos a diferentes regímenes dietéticos, han llegado a la conclusión de que, aunque la s causas de hipertensión arterial siguen sin determinarse, el aumento del consumo de ácidos grasos monoinsaturados debe considerarse un factor de correlación inversa. 5.7.- EL ACEITE DE OLIVA Y LA DIABETES La diabetes mellitus es una enfermedad sumamente extendida en el mundo, especialmente en los países industrializados donde su incremento es constante. Su patogénesis está ligada a una insuficiencia en la producción o utilización de la insulina, lo que provoca un desorden en el metabolismo glucídico que involucra así mismo al metabolismo lipídico y protídico. Para un paciente diabético, en líneas generales, la subdivisión de los nutrientes que se propone es la siguiente: un aporte de hidratos de carbono del 50-55%, un 30-35 % de lípidos y un 15-20% de proteínas, con tendencia a aumentar la cuota de hidratos de carbono complejos asociados con las fibras solubles. No obstante, se sigue discutiendo si es oportuno modificar la cuota glucídica en beneficio de la lipídica, aunque los lípidos representen un factor de riesgo en al aparición de accidentes cardiovasculares. Lo que si está claro es la necesidad de limitar el aporte de ácidos grasos saturados a no más de un 10% de las calorías totales y el del colesterol a 300 mg al día como máximo. Hay discrepancias, en cambio, respecto a los ácidos grasos insaturados ya que existen algunas dudas sobre la utilidad de suministrar cuotas elevadas de poliinsaturados por el riesgo oxidativo sumamente alto en el diabético. Por lo tanto, resulta importante efectuar, por una parte, un control óptimo de la glucemia y, por otra, intentar no alterar el cuadro del metabolismo lipídico, limitando al mismo tiempo los procesos de peroxidación mediante una alimentación que provea una ingesta adecuada de agentes antioxidantes y una presencia no elevada de lípidos fácilmente peroxidables. La dieta rica en hidratos de carbono propuesta desde hace tiempo para el tratamiento del paciente diabético ha provocado recientemente una cierta perplejidad ya que produce un aumento de la trigliceridemia y una disminución de las tasas de HDL-c, lo que no ocurre con las dietas hiperlipídicas con un bajo contenido en ácidos grasos saturados. Varios autores han querido examinar por tanto los efectos de la sustitución de una parte de los hidratos de carbono por grasas con un alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados., deduciéndose de estos trabajos científicos que una dieta con un alto contenido en AG monoinsaturados parece constituir una alternativa válida a la dieta rica en hidratos de carbono para los individuos que padecen diabetes no insulinodependientes, dado que mejora el perfil glucídico de la sangre, permite un mejor control del metabolismo lipídico y, al proporcionar además un buen aporte de egentes antioxidantes, limita los procesos de peroxidación a los que estos pacientes son propensos, sin olvidar que los monoinsaturados están menos expuestos al desencadenamiento de la peroxidación que los ácidos grasos poliinsaturados. No se puede concluir este razonamiento sin señalar que una alimentación adecuadamente hiperlipídica, por la presencia de aceite de oliva, resulta más agradable y permite que estos pacientes, que a menudo no aceptan de buen grado las limitaciones impuestas por el médico, se atengan a la dieta prenscrita. 5.8.- EL ACEITE DE OLIVA Y LAS NEOPLASIAS Las neoplasias son la expresión de una patología multifactorial que requiere la intervención de varios factores determinantes y que puede manifestarse más fácilmente si se reduce la protección inhibitoria, si el patrimonio vitamínico y antioxidante es escaso o si disminuye la vigilancia antioxidante. La alimentación puede desempeñar, por tanto, un papel importante en la patogénesis de los tumores, tanto como promotor (exceso calórico, exceso lipídco, alcohol...) como antipromotor (antioxidantes, fibras vegetales...). Numerosas investigaciones parecen inclinarse por una correlación positiva entre el consumo excesivo de grasas (por encima del 30% de las calorías totales) y la aparición del cáncer de colon y de mamas, y quizás incluso de endometrio y de próstata. Las grasas, como ya se ha mencionado, actuaran como promotores del proceso neoplásico. No parece claro, sin embargo, que la responsabilidad deba atribuirse sólo a la cantidad total, sino también al tipo de ácidos grasos que las componen. Sin duda, el exceso lipídico, si supera el 30% de las calorías totales, parece constituir por si sólo un factor de riesgo, compartido con el exceso calórico total ya que la obesidad constituye en si misma un factor de riesgo neoplásico, especialmente en lo que respecta a la esfera genital femenina. Si se examina más detenidamente el papel de las grasas comestibles, se observa que las más nocivas son las procedentes de animales terrestres, ricas en ácidos grasos saturados, aunque también parece ser que los ácidos grasos poliinsaturados de la serie 6 pueden tener relación con el desarrollo de cáncer de mama y con la reducción de la vigilancia inmunitaria. Por el contrario, los ácidos grasos monoinsaturados y los poliinsaturados de la serie 3 parecen ejercer un efecto protector, como demuestra la menor incidencia de cáncer de colon y de mama en las regiones mediterráneas (España, Italia meridional, Grecia), que hacen gran uso del aceite de oliva, y entre los esquimales de las regiones árticas, que consumen aceites de pescados y de mamíferos marinos. La acción protectora del aceite de oliva podría estar relacionada con la acción de los ácidos grasos monoinsaturados en sí, con su resistencia al desencadenamiento de la peroxidación lipídica o a la presencia de componentes menores. Un trabajo reciente ha puesto de manifiesto que puede que los polinsaturados desempeñen un papel en la inducción de la carcinogénesis, en función de su grado de instauración. En efecto, los ácidos grasos linoleico y araquidónico sufren una peroxidación enzimática que provoca un aumento significativo del daño oxidativo del ADN, mientras que con los ácidos grasos monoinsaturados este fenómeno no se producirá. Los agentes antioxidantes parecen, en cualquier caso, desempeñar un papel importante como factores “antipromotores” de carcinogénesis, Esta función la ejercen fundamentalmente la vitamina A, el beta-caroteno, la vitamina C y, en menor medida, la vitamina E, que actúa sinérgicamente con los demás antioxidantes para potenciar su acción defensiva. No debe subestimarse, sin embargo, el efecto protector ejercido por los antioxidantes no vitamínicos (flavonoides, sustancias fenólicas y pigmentos como la clorofila), cuya actividad protectora ha sido demostrada en varias ocasiones. La dieta mediterránea, no excesivamente rica en lípidos y con un contenido predominantemente vegetal por el consumo de fruta fresca, cereales, verduras y legumbres, resulta por tanto la más indicada para prevenir las neoplasias maligna dada la presencia de fibras, polifenoles y vitaminas antioxidantes. Resulta particalarmente importante consumir simultáneamente aceite de oliva por su equilibrada composición en ácidos grasos además de por su riqueza en antioxidantes vitamínicos y no vitamínicos que potencian la acción protectora antitumoral.