8. Integración del cerdo criollo a los sistemas de explotación porcina Isabel Santana Instituto de Investigaciones Porcinas Apartado Postal 1, Punta Brava, La Habana 19200, CUBA 8.1 INTRODUCCION El cerdo Criollo, descendiente del cerdo Ibérico llevado por los españoles en sus viajes realizados a América; representa uno de los grupos raciales más extendidos en América Latina, siendo en muchos de los países de esta región la raza con un mayor número de cabezas. Desde el punto de vista fenotípico, los cerdos Criollos son unos animales de tipo graso y de mediano tamaño, que presentan diferentes coloraciones en su capa, ya que, en muchos casos, se han venido cruzando con otras razas a lo largo de los años. Los cerdos Criollos son animales rústicos con bajos rendimientos en términos de reproducción y crecimiento cuando se les compara con los procedentes de razas mejoradas bajos regímenes intensivos. Sin embargo, bajo las prácticas habituales de manejo, alimentación y sanidad en que se encuentren, no requieren grandes insumos. Con el fin de mejorar los rendimientos de estos cerdos ha existido una tendencia en muchos países latinoamericanos a cruzarlos con razas modernas importadas de países desarrollados, en vez de tratar de mejorar sus marginales condiciones de explotación o llevar a cabo programas de selección. En muchos de estos países, la práctica de este tipo de cruzamiento ha sido de tal magnitud, que algunos expertos han visto en ella un serio peligro de extinción del cerdo Criollo. En general, los pequeños productores de las áreas latinoamericanas prefieren crías de cerdos Criollos que animales cruzados o de razas mejoradas, debido no sólo al costo, si no también a su rusticidad y adaptación a medios difíciles, incluidos los de áreas tropicales y subtropicales. El contenido de grasa y las buenas condiciones de sus carnes y productos curados son también características reconocidas y apreciadas. Normalmente estos cerdos son explotados en América Latina en crianza extensiva y de traspatio, siendo alimentados o suplementados con residuos de cocina, forrajes o subproductos agroindustriales. En general son sacrificados y procesados en las propias casas y bajo precarias condiciones higiénicas. Cuba no es una excepción en América Latina en lo que se refiere a las condiciones de manejo y alimentación de los cerdos Criollos, por lo que también sus rendimientos han sido bajos (Diéguez et al. 1995a). En Cuba la producción porcina está basada en dos sectores: uno es el especializado que es de carácter estatal y el otro corresponde a la producción no especializada que puede ser de índole tanto estatal como privada. En los últimos años y con la caída del campo socialista, la producción especializada sufrió un duro golpe, pues se redujeron de forma importante las importaciones de pienso, que constituían casi el 50% de la materia seca que consumían los cerdos en los sistemas intensivos de producción. (Pérez Valdivia 1996). Ante esta situación, ha ocurrido un desplazamiento importante hacia la producción de cerdos en el sector no especializado y sobre todo en la producción individual privada. El Criollo es sin dudas, el cerdo mayoritariamente criado en este sector (aproximadamente 74%) particularmente por el campesino y en zonas montañosas o menos fértiles. A raíz de la reducción en el suministro de alimentos para los cerdos se revitaliza la idea de considerar que cerdos nativos de una región pudieran manifestar una habilidad evidente en la utilización de alimentos particularmente fibrosos (Ly y Diéguez, 1995). Por ello se pensó en la posibilidad de utilización de animales que estuvieran mejor preparados para afrontar esta dificultad. En este sentido, el cerdo Criollo podría ser una opción ante esta situación. Es así que en 1992 se inicia todo un trabajo de evaluación experimental (Diéguez et al. 1997b), así como la formación de un rebaño en pureza con vistas a la preservación y mejoramiento genético del genotipo Criollo de Cuba (Santana et al. 1996). Los conocimientos que todo este trabajo ha aportado constituyen la prueba para trazar las estrategias de utilización de este tipo de cerdos en el país. Por otra parte, existe en Cuba una variedad de encino (Quercus olroides spp Sagraeana) cuyos frutos (bellota) se aprovechan desde tiempos inmemoriales en la alimentación del cerdo con la reputación de brindar una saborización especial a sus carnes (Fernández Pedroso, 1997), lo que pudiera representar para el Criollo cubano lo que el encino español para la cualificación de los derivados cárnicos del cerdo Ibérico (De Pedro et al., 1991). Además el hecho de disponer de una zona geográfica particular (macizo montañoso de Pinar del Río) con un ecosistema similar al sudoeste español, nos brinda la posibilidad de colocar un sistema socioeconómico equivalente al de las dehesas españolas que aseguren el futuro del Criollo cubano tal como lo logrado en España con el cerdo Ibérico (Benito, 1996). Existe además otro tipo de alimento al que se le reconoce también la propiedad de mejorar el sabor y la calidad de las carnes de los animales que la ingieren, este es el fruto de la palma (Roystonea regia), el palmiche, que junto con la bellota son fuentes de alimentación a considerar de forma importante para la ceba del Criollo. El lograr un sistema productivo que aproveche estos recursos naturales de forma ventajosa y económicamente viable podrán constituir la clave de la revalorización del cerdo Criollo cubano, además de una alternativa de beneficio económico para el país. 8.2 Evolución histórica. Difusión en Cuba. El cerdo Criollo cubano tiene su origen en las estirpes pertenecientes a los troncos mediterráneo del sur de España y ha sufrido un proceso de mestización a lo largo de cinco siglos fundamentalmente con cerdos Duroc y Hampshire (Diéguez et al. 1994). El sistema de producción tradicional ha sido extensivo y de traspatio, prácticamente sin ningún trabajo de selección artificial y no están incluídos en el programa nacional de cruzamientos (Diéguez et al. 1996a). La población del Criollo en Cuba, sigue siendo hoy en día, una población de primer grado, puesto que es aún una población muy ligada a la tierra, controlada por un gran número de productores y cuyas directrices básicas han sido los hábitos de consumo y la adaptación al medio natural. El estimado de la existencia de cerdos Criollos y mestizos de Criollos en 1997 (tabla 1), aparece subdividido en las tres regiones básicas del país y partió del censo por caracterización física de los cerdos de todo el sector no especializado (Ministerio de la Agricultura, Grupo de Producción Porcina, Instituto de Investigaciones Porcinas, 1997). Dentro de estos hay un número no pequeño de animales de mestizaje incierto y tipo silvestre, particularmente en la provincia cubana más occidental (Pinar del Río). Tabla 1. Estimado de existencia de cerdos criollos. 1ro de enero de 1998. Región Masa total Cerdas % del total de cerdas en la región Occidental 133685 16550 31.3 Central 353805 65148 72.2 Oriental 856222 162389 92.0 Total 1343712 244087 Como ya ha sido expresado, la restricción en la disponibilidad de alimentos para los cerdos revitalizó el interés por el cerdo Criollo en la creencia de que poseyeran una menor utilización de los alimentos particularmente fibrosos, cuestión esta no confirmada en las investigaciones realizadas (Diéguez et al. 1997b). No obstante, el indudable mejor crecimiento de las razas especializadas y sus cruces y la necesidad de aumentar la producción de carne va poniendo en peligro la población de tipo Criollo que por otra parte es de hecho una población rústica pero poco productiva. El interés por preservar y mejorar este genofondo autóctono llevó a la creación en 1992 del rebaño genético Criollo cuyo trabajo de formación, mejoramiento e indicadores abordará otra conferencia. Aun así, es bueno señalar que este centro dirigido por la Empresa Nacional Genética Porcina en un trabajo conjunto con el Instituto de Investigaciones Porcinas y el Instituto de Ciencia Animal, ha brindado todos los animales para los diferentes experimentos, así como reproductores machos y hembras evaluados genéticamente que permiten mejorar los patios de los diferentes productores. Un acertado trabajo de apareamiento y representación genealógica ha permitido que en este rebaño relativamente pequeño, se hayan mantenido bajos los niveles de consanguinidad con una aceptable representatividad de todos los padres y madres formadores iniciales (Santana et al. 1996a, Santana et al. 1999). Así también el proyecto de tipificación del cerdo Criollo cubano aborda actualmente un conjunto de medidas encaminadas a perfeccionar dicho trabajo como las relativas a las condiciones de tenencia en el centro genético y al perfeccionamiento de los criterios de selección entre otros. 8.3 Investigaciones sobre el cerdo Criollo alimentados con dietas no convencionales. Para estudiar el potencial reproductivo de hembras Criollas alimentadas con miel B y harina de soya, Arias et al. (1997) sacrificaron 25 cochinatas sometidas a dicho régimen de alimentación. Los resultados indicaron (tabla 2) un menor potencial que el resto de las razas existentes en el país según lo publicado por Arias et al. (1996), y se corresponden con una baja tasa reproductiva en el rebaño Criollo genético (Rico et al. 1996). Tabla 2. Potencial reproductivo de diferentes razas. tasa de ovulación y mortalidad embrionaria. (Adaptado de Arias et al.. 1996 y 1997.) Raza Cuerpos Total de embriones Mortalidad embrionaria, % lúteos Yorkshire 12.62 8.78 29.4 Duroc 12.36 9.08 25.1 Hampshire 10.59 8.66 19.9 Criollo 9.94 6.93 30.3 En diferentes trabajos de investigación realizados con el consumo de dietas de miel B y harina de soya, se ha encontrado que los cerdos Criollos mostraron menor tasa de crecimiento, mayor edad al sacrificio y menor proporción de carne y mayor espesor de grasa dorsal que los cerdos de otras razas mejoradas. Diéguez et al. (1994) utilizaron cerdos machos castrados alimentados ad libitum en alojamiento individual (tabla 3), en este caso utilizaron como patrón de raza mejorada la CC21, que es la raza sintética cubana para fines paternos (Santana et al. 1999), mientras que Trujillo et al. (1996) y Santana et al. (1996b) trabajaron con machos enteros y hembras con una dieta restringida en alojamiento colectivo (tabla 4). Tabla 3. Crecimiento de cerdos Criollos y CC21 alimentados ad libitum con miel y harina de soya. Criollo CC21 Peso final, kg 101.3 102.1 Ganancia diaria, g 526 610 Conversión, kg./kg. 4.64 3.97 Grasa dorsal, mm 46.3 36.4 Carne/canal, % 30.2 39.7 Grasa/canal, % 38.4 28.8 Fuente: Dieguez et al.. 1994b Tabla 4. Crecimiento y canal de cerdos Criollos, L63 y Yorkshire con una dieta restringida de miel y harina de soya. Criollo 73.7 388 L63 84.8 456 Peso final, kg Ganancia diaria, g Edad, días 263 231 Grasa dorsal, 35.2 23.9 mm Carne/canal, % 32.8 46.4 Grasa/canal, % 27.8 16.5 Fuente: Adaptado de Trujillo et al.. (1996) y Santana et al.. (1996b) Yorkshire 87.6 491 221 26.0 39.7 21.3 Asimismo estos trabajos permitieron (Trujillo et al. 1995) trazar las curvas de crecimiento de los cerdos Criollos donde se encontró que los mismos disminuyen el ritmo de crecimiento después de los 60 kg producto de su mayor engrasamiento y su consumo de alimentos diario relativamente menor. Este pobre comportamiento es similar al obtenido en las pruebas en campo en los centros genéticos con una dieta de cereales aunque también suministrada restringidamente (Santana et al. 1997). En un estudio sobre distribución de tejidos corporales (Diéguez et al. 1995a) comparando el Criollo con la raza CC21, se encontró que el Criollo no solo presentaba menor proporción de carne que el CC21, sino también menor porcentaje del total de músculos del cuerpo en las partes más valiosas (regiones delantera y posterior, músculo largo dorsal y filete), los porcentajes fueron 66.3 y 71.1% respectivamente. La hipótesis de que el Criollo pudiera estar mejor preparado para la utilización de dietas altas en fibra no se ha ratificado en los trabajos experimentales realizados. Así en dietas con 25% de bejuco de boniato (Ipomoea batata Lam) adicionados a una dieta basal de miel B y soya (Ly y Diéguez 1995) los cerdos Criollos no mostraron ventajas en la digestibilidad (tabla 5.) Tabla 5. Digestibilidad (%) en dietas de miel B y soya sin o con 25% de bejuco de boniato. Digestibilidad Raza % de bejuco en la dieta Materia orgánica Nitrógeno Criollo 0 95.3 88.5 CC21 0 94.9 89.1 Criollo 25 80.8 63.4 CC21 25 85.5 69.9 En una dieta de inferior calidad y mayores niveles de fibra, que contenía 30% de harina de residuos foliares del plátano (Musa paradisiaca) se obtuvo de igual forma, una menor digestibilidad (tabla 6; Ly et al. 1996) y un peor comportamiento de los cerdos Criollos (García et al. 1997). Tabla 6. Digestibilidad de nutrientes en cerdos Criollos y CC21 alimentados con 30% de residuos de plátano. (Ly et al., 1996.) Digestibilidad Materia seca Materia orgánica Nitrógeno Fibra Criollo 83.1 83.5 68.0 47.4 CC21 89.0 89.2 79.8 64.3 La creencia de diferencias a favor del cerdo Criollo en el tracto digestivo, no ha sido demostrada con una dieta alta en fibra (tabla 7) lo que también había sido observado en otros trabajos utilizando dietas de miel B y soya (Diéguez et al. 1995b, Diéguez et al. 1996b). Por otra parte y como resultados del análisis en varios trabajos (tabla 8) los pesos del corazón y los pulmones son inferiores en los cerdos Criollos. Lo que pudiera indicar baja capacidad de oxigenación y transporte de nutrientes que de hecho explica en parte su peor comportamiento incluso en dietas altas en fibra. Tabla 7. Tracto digestivo (g/100 kg. PV) en cerdos Criollos y CC21 alimentados residuos de plátano (adaptado de Diéguez et al.. 1997.) Organo Criollo CC21 Estomago 682 769 Intestino delgado 1756 2137 Ciego 178 188 Intestino grueso 1736 1911 con 30% de Cr/CC21, % 88.7 82.2 94.7 90.8 Tabla 8. Peso del corazón y los pulmones de cerdos criollos en relación con otras raza especializadas (Cr/esp %) (Diéguez et al. 1995 b; 1996 b) Dietas de miel B de caña Raza Corazón Pulmones Harina de soya ad libitum CC21 89.8 71.0 Harina de soya restringida York 88.2 71.4 L63 91.2 76.7 Harina de soya+30% harina de plátano CC21 84.4 81.6 En el análisis del tracto reproductivo (Diéguez et al. 1996b) encontró que tanto las hembras como los machos tienen un mayor tamaño y peso del tracto reproductivo que indican mayor rapidez en alcanzar su desarrollo sexual y por lo tanto una mayor precocidad pero como se vio anteriormente no acompañada de un aceptable comportamiento reproductivo. En un experimento (Diéguez et al. 1996c) donde se utilizaron verracos Criollos y CC21 sobre hembras de los cruces Duroc x Hampshire; Yorkshire x Landrace y Yorkshire x Duroc, con el objetivo de estudiar el comportamiento de la descendencia en la ceba con una dieta restringida de miel B y suplemento proteico, se observaron marcadas ventajas para los hijos de los verracos CC21. Si se comparan los datos para la misma edad de finalizar la prueba, la diferencia en la entrega al matadero a los 265 días sería aproximadamente 8 kg por animal cebado. Se demostró que independietemente de la restricción utilizada, los descendientes de los verracos Criollos se comportaron de forma inferior que los CC21 en este tipo de dieta. Los resultados de estos estudios resumidos por Diéguez et al. (1997) concluyen en no recomendar el uso del cerdo Criollo en condiciones con algún tipo de intensificación. No obstante y aunque el comportamiento del Criollo cubano se corresponde con lo reportado por otros investigadores en cerdos tales como el Pelón mexicano (Castellanos y Gómez 1984), Zungo colombiano (Sabogal y Owen 1992) y Criollo de Guadalupe (Canope y Raynaud 1981), pudiera ser válida la idea de utilizar este tipo de animal en condiciones extremas de producción, tal como lo han planteado Delate et al. (1991) en Haití, lo cual debe ser evaluado en el futuro inmediato buscando otras opciones con sistemas de producción más vinculados a la tierra y que resulten económicamente viables, tales como los del cerdo ibérico y sus productos derivados (Paz y Hernández 1989). 8.4 Aprovechamiento de recursos naturales. Experiencia española Nuevas investigaciones se abren en el camino del estudio de este tipo de cerdos en Cuba y que se asocia a su historial natural y los fitorrecursos de su entorno. Esto se refiere particularmente a la existencia de plantas como el encino (Quercus oleoides spp Sagraeana) y la palma real (Reystona Regia) y sus potencialidades para la alimentación de los cerdos. Esto no es nuevo en Cuba, solo que referido a escala de pequeños productores que habla a favor de su aporte energético para la ceba, así como una saborización peculiar de sus carnes (Fernández, 1997). El Quercus oleoides es una especie de encino que vive naturalmente en Cuba, México y Estados Unidos. Su subespecie Sagraeana es endémica de Cuba y actualmente puede localizarse en el macizo montañoso de la Sierra de los Organos (Fernández,1997). En estas montañas la asociación Quercus oleioder-Pinus tropicalis recuerda muy claramente la asociación del dominio mediterráneo Quercus ilex-Pinus halopenis. En ambos casos hay similitud de las areas ecológicas asentadas sobre rocas pizarrosas de escasa cubierta vegetal y vegetación similar donde comparten pastos, hierbas y bosques secundarios producto de la actividad humana durante años (Fernández y Muñiz, 1995). Así estas áreas en Cuba recuerdan las condiciones de las dehesas españolas (Paz Saez et al. 1995a) en cuyo peculiar sistema de explotación el cerdo ibérico juega un papel fundamental por su condición de monogástrico y su gran capacidad de aprovechar la energía contenida en las bellotas del encino. Los ácidos grasos de las bellotas van a estar representados en la grasa corporal del cerdo (Martín et al. 1992) y ello va a ser determinante en las características sensoriales particulares de los productos del cerdo ibérico asociadas a las particularidades de este tipo de cerdo y su entorno (García et al. 1997). En España la máxima calidad en los productos cárnicos se consigue cuando este tipo de cerdo es alimentado durante los últimos meses de su vida con bellotas de encino en la etapa que se conoce como “montanera”. La montanera es el aprovechamiento por parte del cerdo al pie del árbol de los frutos de los “Quercus” (Benito et al.,1997) encino, alcornoque y quejigo. En Cuba como ya se ha dicho la bellota ha sido utilizada tradicionalmente como alimento para cerdos, pero en una práctica contraria a la utilizada en España (no al final de la ceba), son los cerdos que se van a sacrificar los que se rescatan del monte (bosque) para alimentarlos durante la última fase de su vida con otro tipo de alimentos como mieles o limitados aportes de concentrados. Esto, unido a los relativamente bajos pesos de sacrificio hace que la calidad de los productos cárnicos que se obtienen sea baja. Los productos cárnicos elaborados del cerdo ibérico, en España, desde la segunda mitad de los años 60 llegaron a constituir con rapidez un sector específico en el mercado de productos cárnicos y son los que revalorizan al cerdo ibérico (Paz et al., 1995b). En Cuba tenemos además una abundante disponibilidad del palmiche, que con su alto contenido de grasa y también de fibra cruda ha sido habitualmente usado en la alimentación de los cerdos, principalmente los Criollos aunque su valor como alimento durante el desarrollo fuera muy bajo (Velázquez 1973). No existen estudios sobre su efecto en la carne de los cerdos durante la última etapa de la ceba, es decir después de los 70 kg, a lo que llamaremos en lo adelante “de acabado”. De esta manera disponemos de dos productos naturales con los que valorar un sistema productivo que pudiera aprovecharlos de forma ventajosa y económicamente viable. 8.5 Proyecto de explotación extensiva del cerdo Criollo en Cuba Desde 1998 se comenzó a desarrollar un proyecto en un coto porcino de la provincia de Pinar del Río (Santana et al. 1998). Este coto porcino tiene una extensión de 190 hectáreas en un terreno montañosos con una población de encinos de aproximadamente el 50% de los árboles, un 20% de “pomarrosa” y el resto de diferentes árboles y plantas característicos de la zona (unos aprovechables y otros no por el cerdo) pero solo importantes como fuente de alimentación el encino y la pomarrosa, los que fructifican en los meses de septiembre-diciembre y marzo-mayo respectivamente. Se tomó la información de un grupo de animales de esta raza (cochinatas y cochinatos) que con fines reproductivos fueron llevados al coto procedentes del Centro Genético con aproximadamente ocho meses de edad y un peso medio de 62 kg. Estos se incorporaron a la crianza tradicional en estas condiciones, es decir en estado libre con cierto control de la reproducción y algún control alimentario. En abril de 1998 arribaron 21 cochinata y 3 cochinatos de los que se eliminaron 6 hembras en el transcurso del año por diferentes causas (anestro, mal estado físico, aborto) para un 28.5% de pérdidas. En enero de 1999 se repusieron 8 cochinatas. En el período (abril 98-julio 99) la existencia promedio de puercas fue de 21 y se obtuvieron un total de 22 partos cuyos resultados como era de esperar fueron bajos (tabla 10). De los lechones perdidos hasta el destete (32.1%) se incluyen 3 camadas perdidas por canibalismo en los meses de mayor sequía. Tabla 10. Comportamiento de cerdas Criollas en un coto porcino. Efectividad estimada, 70% Partos 22 Nacimientos 119 Crías/partos 5.41 Puercas destetadas 16 Lechones destetados 27 Destete /puerca 3.6 Estos resultados si bien no pueden considerarse concluyentes por el reducido tamaño de la población considerada, están dentro de estándares iniciales de este tipo de cerdo, más aún si tenemos en cuenta la incidencia de una serie de irregularidades desde el punto de vista de la alimentación y el manejo que influyeron negativamente en el mismo como fueron: No adaptación previa al régimen extensivo, ya que vienen directamente del centro genético cuyo desarrollo es estabulado a base de cereales (aunque restringido). Baja disponibilidad de alimentos naturales debido a la intensa sequía de los últimos 9 meses. Baja oferta de alimentos suplementarios. Insuficiente cercado que permitiera delimitar las áreas de las diferentes categorías, reducir el área a recorrer por los cerdos y posibilitara un aprovechamiento más racional de los recursos naturales. Falta de instalaciones para la protección del parto y, la primera etapa de la lactancia. Las medidas correspondientes contra los factores adversos, más todo el conocimiento y las actividades que nos permita hacer una explotación más eficiente, serán valoradas en la marcha del trabajo. También se cuenta con 30 cebas (machos castrados y hembras) de aproximadamente 50 kg, también procedentes del Centro Genético, que completaran el acabado con bellotas en la temporada del presente año y marcan el inicio del proyecto que evalúa los recursos naturales con vistas a la elaboración de derivados cárnicos (Ministerio de Agricultura, 1998). Se trabaja además en el montaje de dos investigaciones, una correspondiente al potencial de crecimiento del cerdo Criollo con una dieta clásica de cereales y otra de ceba con palmiche y miel final durante el acabado. El proyecto incluye además la caracterización de las canales de cerdos alimentados con bellotas o palmiche durante el acabado y sacrificados a pesos superiores a los 90 kg. Así como la elaboración de productos cárnicos con dichas carnes. El proceso de caracterización bromatológica de la bellota y el palmiche, así como el análisis de los ácidos grasos que contengan, forman parte también de los objetivos de trabajo. Otro factor que influye negativamente en estas investigaciones es la situación de los encinares. El encino como tal se halla en estado prácticamente silvestre, sin un programa de mejoramiento y atención silvicultural (Fernández, 1997) y además expuestos al peligro de la tala indiscriminada dado que coexiste con el pino y éste si tiene un programa de explotación maderera. Ya se toman medidas para su solución en los planes perspectivos inmediatos de la producción porcina extensiva con independencia de los resultados de las investigaciones en curso. El proyecto hace especial hincapié en el mejoramiento agrotecnico en general del encino, debiéndose garantizar además, las condiciones mínimas necesarias (cercado, suplementación alimentaria, acceso al agua, etc.) que permitan establecer con precisión el comportamiento de este genotipo en condiciones extensivas de producción (tabla 9). Tabla 9. Comportamiento en ceba de descendientes híbridos de verracos (adaptado de Diéguez el al. 1996c) Descendientes de Rasgos Edad, días Peso, kg Peso por edad, g Peso a 265 días, kg Criollos y CC21 Criollo CC21 283 82.7 292 77.4 267 85.6 321 85.1 8.6 Crianza porcina extensiva del cerdo Criollo. Proyección en Cuba Desde el punto de vista de la producción ganadera, el nivel tecnológico de la producción extensiva del cerdo Criollo es bajo. Tan solo se han venido replicando los avances técnicos desarrollados en otros sistemas productivos sin comprobar su eficacia de forma científica ni investigar otras técnicas alternativas más adecuadas al régimen extensivo por ello es lógico reconocer que a nivel de criador se deben mejorar las técnicas de producción tales como el manejo de reproductora y el manejo y alimentación de cerdos en crecimiento. Esto se corresponde con los propósitos de la ganadería porcina en Cuba como veremos más adelante en su proyección para los años venideros. En el intento de mejorar el nivel técnico de la explotación extensiva se debe tener presente que uno de los fines de la producción animal es producir alimentos a partir de recursos vegetales no aprovechables por el hombre, pero además saber en que momento de la vida del animal es en el que cada uno de esos recursos vegetales puede ser realmente aprovechado No puede olvidarse que el cerdo Criollo y su explotación extensiva son idóneos para un aprovechamiento óptimo de esos recursos y más aún si contamos con la posibilidad de aprovechar productos tales que puedan conferirle a las carnes ( y a la grasa) una calidad particular. En un régimen totalmente extensivo las cerdas madres que aprovechan los residuos domésticos, agrícolas y forestales, gestan en condiciones desfavorables con capacidad de lactación insuficiente, incluso aún cuando dispusieran de grandes cantidades de hierba, produciendo camadas de lechones faltos de peso y desarrollo. El destete a veces practicado bruscamente, si se realiza con alimentos faltos de nutrientes cualitativos origina un animal ventrado, rechoncho y de tercio posterior raquítico. Las sucesivas etapas, alternando épocas de hartura con las de hambre, con ganancias mínimas y en ocasiones con pérdida de peso, afianzan definitivamente un organismo no apto para otro fin que para el consumo fresco. El peso de sacrificio en Cuba en tales condiciones es por lo general no mayor de 60 kg. Las privaciones prolongadas a que se ven sometidos los cerdos en los meses críticos por pobreza de los recursos agrícolas, (por lo general la época seca) así como otras decisiones contrarias a las normas de producción cárnica, dan lugar a animales engrasados con escaso músculo. El cerdo Criollo además de su predisposición genética al engrasamiento, acumula por razones conocidas, como en un círculo vicioso, todos y cada uno de los factores negativos que favorecen la producción masiva de grasa al final de la ceba. Tal como lo señalara Aparicio (1987) en el cerdo ibérico y esto se cumple con independencia de la capacidad genética de los cerdos cuando se dan las siguientes circunstancias: a. b. c. d. e. a. Animales enflaquecidos que se alimentan al final intensivamente. b. Ganancias diarias elevadas. c. Dietas alimenticias faltas de proteína o bien de aminoácidos esenciales d. Raciones pobres en fibra bruta. e. Cuando las raciones son muy ricas en carbohidratos o en lípidos. Hasta el momento todo parece indicar que el uso posible para los cerdos Criollos debe ir dirigido a condiciones de producción de tipo extensivo. Los principios básicos para la proyección de la actividad porcina extensiva (Ministerio de la Agricultura, 1999) del cerdo Criollo en Cuba son: Potenciar la explotación adecuada de los recursos alimentarios naturales. En ello está incluido el establecimiento de un programa de mejoramiento y atención silvicultural al encino a través de las empresas forestales. Promoción sistemática de la producción de alimentos para los cerdos a partir del mejor uso y explotación de las tierras disponibles con cultivos adecuados para cada territorio. Incrementar la instalación de digestores que traten los residuales y produzcan biogas. Con este aspecto no solo se protege el ambiente de la contaminación de las excretas , si no que también se humaniza la vida de la población rural pues se aprovecha el biogas para la cocina y el alumbrado doméstico. Mejoramiento genético de la población porcina. Esta población porcina va a estar en manos de criadores del sector no especializado y dentro de las medidas para materializar el mejoramiento genético están: Suministro de reproductores Criollos mejorados y certificados. Incrementar la utilización de sementales con alto valor genético a través de los centros de monta o de Inseminación Artificial que pueden ser Criollo o de razas especializadas recomendadas (Del Toro et al. 1998) Evaluar y promover combinaciones raciales más apropiadas para estas condiciones que hagan más eficiente la producción porcina (más específicamente se evaluan cerdos Duroc y Hampshire para estos cruces), e ir de esta forma motivando al pequeño productor para su uso. Estos principios no excluyen el seguir trabajando en la preservación y mejoramiento del rebaño racial “en pureza”. Contamos con los conocimientos acumulados y los resultados de las investigaciones en curso que nos permitan diseñar un sistema de producción económicamente viable que revalorice al cerdo Criollo cubano. 8.7 REFERENCIAS Aparicio, J.B. 1987. “El Cerdo Ibérico”. Cárnica 2000. 48:57-62 Arias, T., Diéguez F.J., del Toro, Y. y Tosar, M. 1997b. 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