Esclavos a la Pornografía por Jeffrey De León ¿Pornografía yo? . . . Buena pregunta. Tal vez tu no tengas problemas con la pornografía, pero existe la posibilidad de que alguno de tus amigos si pueda estar luchando con ella. ¿Qué es pornografía? Según el diccionario Webster: “Pornografía es todo escrito, dibujo o foto que tiene el propósito de provocar deseos sexuales.” Te quisiera presentar a Ted Bundy. Este chico a los aproximadamente 13 años de edad tuvo su primera experiencia con una revista pornográfica. Su madre le pidió favor que tirara la basura en el basurero cerca de la casa y fue allí donde por primera vez tuvo en sus manos la revista que encontró en la basura. Las imágenes de mujeres y hombres desnudos que descubrió empezaron a gustarle. En la revista no encontró nada que fuera exagerado. Simple y sencillamente le daba curiosidad y le proveía de cierta clase de emoción. Decidió esconder la revista y quedarse con ella. Sus amigos de la escuela también tenían sus propias revistas y pronto se encontró intercambiando revistas con sus amigos. Era algo inocente. Un simple juego emocionante entre adolescentes. Pronto se vio con la NECESIDAD de querer más revistas de las que pasaban por sus manos. Al paso de las semanas y los meses de alienar su mente con las revistas de pornográficas no muy fuertes, quiso experimentar con revistas de pornografía más fuertes. Estas revistas no muy fuertes eran revistas como Playboy y Penthouse. Las revistas fuertes pronto se convirtieron en imágenes de orgías y actos sexuales violentos. Al cabo de un tiempo esas revistas tampoco le satisfacían su necesidad de ver más y más. Pronto averiguó como podía rentar películas pornográficas. Estas películas y videos se convirtieron en el deseo de participar activamente en actos sexuales. Los videos parecían proveer suficientes fantasías en su mente, pero su mente le pedía más, su cuerpo le pedía más. Ted Bundy contaba como poco a poco su deseo de experimentar más y sentir más crecía y lo convertía en una persona insaciable. Empezó a frecuentar a las prostitutas. Sus amigos le decían que con las prostitutas se acabaría ese deseo de experimentar más. Las experiencias de Ted Bundy con las prostitutas seguían siendo alimentadas por la pornografía que a estas alturas ya había llegado a fotografías mucho más gráficas con sexo, violencia y animales. Sus experiencias con las prostitutas y la pornografía que continuamente contemplaba lo llevaron a querer experimentar con otra clase de mujeres, no necesariamente prostitutas. El pensó en involucrarse con chicas vírgenes e inocentes. Su primer asesinato se dio cuando una de sus novias rechazó su deseo de satisfacer una de sus tantas fantasías sexuales alimentadas por la pornografía que encontraba en las revistas y videos. En su narración de los eventos Ted Bundy confesó transformarse en otra clase de persona. “Me vi forzando caricias y besos sobre la chica que yo creía amaba. Era como que si la chica no satisfacía la fantasía que la pornografía había ayudado a construir en mí, yo me moriría. Yo mismo me encontraba atado a un deseo más fuerte cada vez que estaba con una chica. La pornografía me convirtió en un esclavo.” Ted Bundy violó y asesinó a aproximadamente 17 chicas entre los l2 y 27 años de edad. Es importante que entendamos que Ted Bundy nunca pensó en llegar a convertirse en un asesino. Nunca pensó que un día llegaría a matar a su novia y que además la pornografía ayudaría a convertirlo en un asesino buscado por la ley. Ted Bundy nunca pensó que su adicción a la pornografía acabaría con su vida. Sus experiencias con la pornografía parecían muy inocentes. Todos sus amigos usaban pornografía y eran chicos normales. Nadie está sugiriendo que toda persona involucrada con la pornografía se va a convertir en un asesino. Pero sí podríamos hacernos algunas preguntas importantes. ¿Existe la posibilidad que la pornografía te lleve a querer experimentar más? ¿Existe la posibilidad de que la pornografía tenga la capacidad de esclavizarte? Podría alguien que cree estar en perfecto control estar totalmente engañado o engañada? 24 horas antes de ser ejecutado en una cárcel estatal en el estado de Texas Estados Unidos, Ted Bundy habló de su adicción y esclavitud a la pornografía con el Dr. James Dobson. En esta entrevista Ted Bundy confesó. “Yo buscaba y buscaba contenido más fuerte, más erótico, más explícito, más gráfico.” Bundy dijo que finalmente “tu llegas al punto determinante en que te preguntas si hacerlo o practicar el acto mismo sexual te dará más satisfacción que solamente verlo y contemplarlo. (Bole William. “The Damage is Done,” Columbia: Knights of Columbus magazine, June 1995. ) La historia trágica de Ted Bundy así como las otras historias ilustran que tu y yo podemos llegar a ser esclavos de muchas cosas. Para la chica en la primera historia su situación era la esclavitud a su tía ya muerta. Ella todavía odiaba a su tía aunque la tía estaba muerta. Para el chico en la segunda historia, él todavía era esclavo de aquel maestro que abusó de él. Además su involucramiento con las drogas lo llevó también a ser controlado por la adicción a las drogas. La historia de Ted Bundy ilustra la verdad de muchos chicos y chicas. Muchísimas personas hoy son esclavas a la pornografía. Si tu eres la clase de chico o chica que con frecuencia ves o lees pornografía en revistas, novelas eróticas, películas, videos, Internet o cualquier otro medio y además eres la clase de persona que dice: “Yo estoy en perfecto control . . .” Dejame decirte que podrías estar en serios problemas. Esto me recuerda la historia de aquel pato salvaje que volando por las alturas vio desde lo alto una granja llena de gallinas disfrutando del maíz. El pato salvaje que debería de continuar el vuelo con sus familiares decidió bajar a comer con las gallinas. Esa temporada fue una temporada de comida en abundancia. El pato pronto decidió quedarse a vivir con las gallinas pensando que en cualquier momento que decidiera volar podría reunirse con sus familiares. La siguiente temporada escuchó a los patos salvajes volando hacia el sur. Tomó un momento para pensar que debería de volar con los demás patos pero ya se había acostumbrado a la vida de gallina. Esa temporada decidió quedarse con las gallinas. Pensó . . . todo está bajo control. La próxima temporada volaré con mis familiares. Ese año las gallinas comieron más maíz que el año anterior. La temporada llegó cuando los patos salvajes volverían a pasar volando sobre la granja. Seguro de sí mismo el pato salvaje decidió que ahora era tiempo de unirse con sus familiares. Al tratar de volar su peso extra de tanto maíz que consumió no le permitió volar . . . ese fue el año en que el granjero y su familia comieron pato salvaje para celebrar el día de la cosecha de maíz. ¿Existe la posibilidad que mientras que a los productores y editores de la pornografía sólo les interese tu dinero, puedas tu poco a poco estar convirtiéndote en un esclavo a la pornografía? Recuerdas el dicho que dice que “tu eres lo que comes? ”Sólo tu puedes contestar a esta pregunta. Si no puedes hoy mismo dejar de ver o leer o escuchar pornografía, sino que constantemente estas buscando satisfacer tu deseo/necesidad de ver o contemplarla podrías estar muy bien engordando tu vida comiendo maíz creyendo que en cualquier momento vas a poder volar, cuando en realidad te estas engañando. En Alaska los cazadores de osos polares utilizan formas de cazar no convencionales. Muchos esquimales son conocidos por el uso del método de la “autodestrucción.” Estos cazadores congelan un trozo de sangre alrededor de un cuchillo muy filoso. El cuchillo con el bloque de sangre congelada alrededor del filo es enterrado en la nieve esperando a algún oso polar con sed y gusto por la sangre. Los osos polares son atraídos por el olor de la sangre congelada y al encontrar el bloque empiezan a lamer este trozo de sangre. Por supuesto pronto su paladar se adapta al sabor de la sangre y continúan devorando tan delicioso manjar de sangre congelada. Pronto los osos llegan a terminarse el bloque congelado y sus lenguas se cortan con el filo del cuchillo perdiendo la sensibilidad debido al frió del hielo. Sus paladares y su deseo tan fuerte de continuar lamiendo sangre los confunde hasta el punto que no se dan cuenta que lo que están lamiendo es su propia sangre. Los osos polares terminan muriendo desangrados por las cortaduras causadas por el cuchillo que se encontraba debajo del delicioso trozo de sangre congelada. No todo lo que parece bueno y delicioso es bueno al final. La pornografía tiene consecuencias muy peligrosas para ti y para las personas alrededor tuyo. Aunque la pornografía es tan atractiva y satisface deseos de la mente y de la carne, esto no quiere decir que debemos de consumirla. Sin duda alguna muchos han encontrado que al final de dicho manjar se encuentra el filo de la verdad de una esclavitud y una vida descontrolada por la sensualidad pervertida y el desorden sexual. Creo que nadie con una mente sana y estable diría que la sensualidad y el sexo a su tiempo y en orden es malo. De hecho sabemos de que el sexo y la sexualidad en el hombre y en la mujer son parte de su naturaleza como seres humanos. No hay nada malo en ser una persona sensual. El problema es cuando esta sensualidad se sale de su orden y de sus límites. La pornografía incita a que se rompan los límites y orden de algo hecho y dado al ser humano para beneficio mutuo. La pornografía ha fallado en proteger y proveer para el ser humano en una forma digna y ordenada. El orden y los límites en la vida tienen el fin de proteger y proveer para el ser humano. Conocí a dos amigos que acababan de comprar un auto último modelo. Este auto fue diseñado para correr. Estos amigos viven en la parte norte de los Estados Unidos y la nieve y el hielo son cosa de casi todos los días. Aquel día nublado estos dos amigos míos (hermano mayor y hermano menor) salieron a dar una vuelta en su bello auto nuevo. En un semáforo se les pegó otro auto de carrera y con el acelerador los retó a correr. La carretera estaba llena de órdenes y límites: “No Corra,” “Límite de Velocidad 50 Kilómetros por Hora,” “Curva Peligrosa,” “Frene con Motor.” La carrera inició con el auto retador tomando la ventaja pero pronto mis dos amigos alcanzaron a la competencia . . . pero las señales de tránsito no fueron respetadas. Mis amigos perdieron el control del auto en aquella curva peligrosa y chocaron contra un árbol. El hermano pequeño murió instantáneamente. Hoy el hermano mayor que sobrevivió por puro milagro solamente puede recordar que esas señales de tránsito con límites y ordenes no estaban allí para que ellos no se divirtieran. Las señales fueron puestas allí para proteger y proveer a los conductores. Igualmente en nuestra vida sexual debe de existir orden y límites que nos protejan y provean para nosotros y los demás que forman parte de la sociedad en la vivimos. Si alguien rehúsa obedecer esas órdenes tendrá que sufrir las consecuencias. La pornografía no nos insta a obedecer, sino a burlarnos y obviar las órdenes y los límites. La pornografía puede gastar y arruinar tu vida.