Conclusi n del Encuentro - S.E. Mons. Jos Saraiva Martins

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CONCLUSIÓN DEL ENCUENTRO (ENDUC I)
PRONUNCIADO POR JOSÉ SARAIVA MARTINS, C.M.F.
Arzobispo titular de Tuburnica
Secretario de la Congregación para la Educación Católica
1) Hemos llegado al final de este Primer Encuentro Nacional de docentes
universitarios católicos argentinos, que se ha desarrollado en un clima estupendo
de espiritualidad y fraterna comunión. En estos días vividos juntos, hemos
podido experimentar, una vez más, "quan bonum et iucundum habitare fratres in
unum".
Felicito vivamente a los organizadores y a los participantes por el éxito del
Encuentro, sea por los temas que se han tratado, sea por el alto nivel de las
intervenciones, sea por las conclusiones a las que se ha llegado.
2) Entre los temas considerados, toman especial relieve aquellos sobre los que nos
acaban de hablar los cuatro ilustres relatores y los docentes que intervinieron tras
cada una de las relaciones.
Ha sido destacada, ante todo, la importancia fundamental de la presencia y del
testimonio personal de los docentes católicos en el ámbito de la Universidad. En
este contexto se ha sugerido la creación de Centros de formación cristiana para
ellos. Se ha lamentado, efectivamente, que muchas veces los docentes
universitarios católicos, aunque quizás en la misma Facultad, no se conocen
entre sí como docentes católicos.
Se ha insistido sobre la importancia de dar una sólida formación a los laicos, sea
a nivel científico, sea a nivel de la fe: de conferir una formación integral a los
estudiantes, la cual su pone un contexto de la persona y de sus varias
dimensiones de lograr una verdadera formación humanística en los docentes de
las diversas disciplinas.
Se ha hablado de la relación entre fe y ciencia, subrayando que de hecho no
existe entre ellas algún antagonismo, sino más bien complementariedad. Se ha
dicho, a este propósito que debe distinguirse entre la fe auténtica de la Iglesia y
ciertos modos de presentarla: entre la ciencia y la opinión de cada científico, o,
si se quiere, entre las tesis científicamente comprobadas y las hipótesis. La
verdadera ciencia y la verdadera fe no se oponen porque ambas tienen por
objeto la verdad, la cual fluye del mismo manantial: el único Dios, que es la
Verdad. Sería muy útil, a este propósito, una mayor actualización acerca del
progreso de los estudios bíblicos y teológicos.
Se ha mostrado también la necesidad de una integración de todo el saber: precientífico, científico, filosófico, teológico Sin esta integración se cae en un
fragmentarismo que daña tanto a la ciencia como a la fe.
Se ha recordado, finalmente, la urgencia de que los docenes católicos se
comprometan para dar una solución concreta a los problemas de la sociedad,
conforme a los principios de la doctrina Social de la Iglesia.
Se trata de temas de extrema importancia, que merecen atenta reflexión y que
podrían ayudar a aquellos que, como ustedes, en su calidad de docentes, están a
la vanguardia de la Iglesia, en un campo privilegiado para la evangelización,
como es del de la Universidad y el de la Cultura Universitaria.
3) Con este Encuentro, una "semilla fecunda", para usar la expresión de S. E.
Mons. Karlic en su conferencia, ha sido lanzada en la tierra. Hay que hacerla
germinar, para que crezca, se desarrolle y dé frutos. Hay que ir siempre hacia
adelante, porque, como dicen los Padres de la Iglesia, "non progredi, regredi
est": no ir hacia adelante es volver hacia atrás.
4) La reflexión en común de los varios temas del Encuentro, ha contribuido
ciertamente a revisar la conciencia del papel extremamente importante que
corresponde al docente universitario católico. Es preciso que esta conciencia se
haga cada vez más profunda; que sea alimentada continuamente de la manera
que se considere más eficaz, como podría ser, por ejemplo:
4.1)
La publicación de un Boletín por parte de la Comisión Episcopal de Pastoral
Universitaria. Tal publicación tendría el objeto de informar acerca de las
diversas experiencias e iniciativas que van surgiendo en el mundo
universitario a nivel nacional e internacional.
4.2)
La realización de encuentros como éste cada 2 ó 3 años, en los cuales se
profundicen temas específicos relativos a la Universidad y a los docentes
universitarios católicos.
4.3)
Crear una especie de red entre los docentes universitarios católicos para que
se conozcan y puedan unir sus fuerzas a fin de alcanzar objetivos comunes.
Hay que caminar juntos, para llegar más fácilmente a ciertas metas.
5) Con miras a conseguir siempre una mayor conciencia del papel de los docentes
universitarios católicos, quisiera referirme, finalmente, a algunos principios
básicos que resumen el contenido del Documento del Dicasterio sobre la
Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la Cultura Universitaria. Los he
reducido a los diez más importantes, formando, así, una especie de “Decálogo
del Profesor católico”:
5.1 El docente universitario católico está llamado a ser consciente del papel
decisivo que le corresponde en la promoción de la presencia de la Iglesia en la
cultura universitaria (Presencia, p. 22).
5.2 El debe estar plenamente integrado -con una preparación profesional profunda y
actualizada- en el mundo universitario, en el sector de la investigación científica
y técnica, en los ambientes de la creación artística y de la reflexión humanística,
"con el distintivo del valor y de la creatividad intelectual" (Christifideles laici,
Presencia, p. 25-26).
5.3 Se compromete a dar testimonio del hombre nuevo, dispuesto siempre a dar
respuesta a todo el que le pida razón de su esperanza (cf 1 Pt 3, 15-16; Presencia, p. 22).
5.4 Reconoce que su apostolado será verdaderamente fructuoso "en la medida en
que éste sea eclesial” (Presencia, p. 23), a saber, cuando se realiza en coherencia
con la fe católica en el ámbito de una vida moral ejemplar (ibid).
5.5 Ha de vivir en profundidad, también dentro de la Universidad, la propia convicción cristiana.
5.6 Se esforzará, con espíritu de servicio y de respeto hacia colegas y estudiantes,
por abrir el horizonte a los interrogantes últimos y fundamentales de cuantos
van a la búsqueda de referencias, de certezas, de orientación y de objetivos
(Presencia, p. 23).
5.7 Se preocupará siempre de formar, al servicio de la comunidad, personas
verdaderamente cualificadas en el propio campo de estudio, al mismo tiempo
responsables y capaces de llevar a su realización completa las varias
dimensiones de la persona humana, comprendida la moral y religiosa (cf Ex
corde Ecciesiae, 7).
5.8 Se distinguirá por la disponibilidad al diálogo y a la colaboración con todos los
miembros de la comunidad universitaria, convencido de que un porvenir mejor
para el hombre y para la sociedad depende de una cultura que busque
desinteresadamente la verdad y la promoción del hombre en su totalidad.
5.9 Consciente de que entre la ciencia y el Evangelio existe una verdadera
complementariedad, se sentirá impulsado a promover iniciativas y encuentros
culturales, dentro y fuera de la Universidad, con el fin de proponer, con
lenguaje apropiado a las diversas culturas, un encuentro positivo entre las
nuevas conquistas científicas y los enunciados de la fe (Presencia P. 17).
5.10 Verá siempre al hombre a la luz de Cristo, su Redentor y Salvador, porque, "en
realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo
Encarnado" (Jesucristo) (GS, 22).
Hago votos sinceros para que estos principios, y las profundas reflexiones de estos
días, contribuyan de verdad a que los profesores universitarios católicos puedan ejercer,
con renovado empeño, su delicada, y al mismo tiempo fascinante tarea, para bien de la
Iglesia y de la sociedad en este gran país latinoamericano.
Córdoba, Argentina, 15 de septiembre de 1996.
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