#2 Teórico Modelos en Psicopatología Lic Horacio Martinez Año 2009 Lecciones de Introducción al Psicoanálisis Lección XX La angustia es el elemento característico de la neurosis que al mismo tiempo lo presentamos como un elemento complejo ya que tiene distintas formas de manifestación, la gran mayoría de ellas a través de signos somáticos. Habíamos hablado también de las posibles teorías que tratan de explicar la relación entre un trastorno que se supone que pertenece a la esfera de lo psíquico y la aparición de signos en el cuerpo. El psicoanálisis llama síntoma a aquel producto que supone alguna clase de trabajo psíquico que ha puesto en juego en principio una sustitución. Hay un elemento, una representación psíquica que ha quedado reprimida y la energía vinculada a esa representación se ha derivado a otra representación que es la que comanda la producción del síntoma. Entonces el síntoma aparece como un enigma, como un interrogante. A la persona le ocurre algo, a veces en el cuerpo, a veces no, si le damos a eso el estatuto de síntoma lo que se abre para el profesional es una incógnita. Sabemos que le pasa esto pero no sabemos qué ha originado esto. Podemos presuponer el proceso pero no sabemos cuál es la representación original que dio lugar a esta manifestación. En el caso de la angustia es distinto porque, en principio, no hay ninguna representación que esté comandando ese tipo de manifestaciones somáticas. Si tomamos por ejemplo la primera teoría de la angustia que Freud propone, él habla de una relación que se produce en el psiquismo entre un monto de afecto y la ligadura de ese monto de afecto a una representación. Esto es parte de la concepción teórica de Freud, que en el psiquismo nada puede ser reconocido como un elemento perteneciente a lo psíquico si no consigue un representante que lo represente. Entonces, el campo de la vida afectiva, de las pulsiones que son energía, necesitan para ser reconocidas en lo psíquico, ligarse a una representación. Luego él dice en el texto sobre la represión y en algunos otros textos, también en las Lecciones de Introducción al Psicoanálisis que la represión recae sobre la agencia representativa. No hay represión del afecto, no hay represión del monto energético, la represión recae sobre la representación, y aquí es donde tenemos dos vías posibles, la primera y más directa es que el afecto se descargue directamente bajo la forma de angustia. Entonces ahí tenemos, desde la perspectiva de Freud, una manifestación afectiva pura, no está mediada por ninguna representación. Por esto diríamos no es un síntoma. En cambio, para que haya un síntoma este afecto se tiene que vincular con otra representación, vamos a llamarla “representación nº 2” y se produce una nueva ligadura, este mismo afecto se viene a vincular ahora con una nueva representación y desde acá consigue una descarga a la que llamamos síntoma. Freud llama síntoma a esa descarga porque no es la descarga más específica, es una descarga desplazada, es una descarga transformada. Si la pulsión buscaba una determinada meta, buscaba representada por esta representación, aquí ha sufrido un desvío por el cual se produce una descarga pero no es una descarga específica. Es necesario de todas maneras buscar una descarga porque el aparato psíquico, tal como Freud lo plantea, se rige por el principio de placer. El ppio de placer es un principio económico de regulación de la energía. Se parece más a un voltímetro que a un señor hedonista. Es algo que mide cantidades y las cualifica. Es decir, el ppio de placer permite que el psiquismo reconozca como placentero la baja de 1 tensión y como displacentero el aumento de tensión. Por lo tanto, imaginemos la situación inicial, tenemos un montante de afecto que busca descargarse, lo cual en el aparato psíquico esto es registrado como displacentero, hay mayor monto de energía. El ppio de placer busca liberar esa energía. Entonces no tendría que reprimir. Para irnos ubicando tendríamos que decir que la represión no parece ser un mecanismo que vaya de acuerdo al ppio de placer porque está obstaculizando una descarga, no le dejo a la pulsión hallar su meta, se lo impido. Por lo tanto la descarga del afecto por vía de la angustia ya es un primer modo en que el ppio de placer resuelve esta situación y sin embargo la persona no vive eso placenteramente. Estar angustiado no es placentero, así que empezamos a ver un problema que vamos a tratar de situar y dimensionar hoy, un problema que ya aparece en estas primeras Lecciones de Introducción al Psicoanálisis y que tienen que ver básicamente con lo que podríamos llamar la escisión del psiquismo. Es decir que en la neurosis el psiquismo no funciona como una unidad sino que funciona como espacios contrapuestos. Hay algo que por el momento estamos llamando genéricamente el ppio de placer que reconoce como placentero la baja de tensión. Hay otro algo -que por ahora no lo situamos- que impide una descarga, por lo tanto están en conflicto uno con el otro y cuando uno busca que la descarga no se dé incomoda al otro, cuando el otro produce una descarga aunque sea bajo la forma de la angustia, molesta al que había reprimido. Esto es como una introducción para entender que desde la perspectiva de Freud, neurosis siempre supone conflicto entre partes del psiquismo. No es un conflicto con la realidad, no es que el neurótico desea algo y la realidad se lo impide. Más bien tendríamos que ver que el neurótico, por un lado desea algo y por otro lado él mismo impide que ese algo se realice. Esta idea es básica. Si queremos situar dos partes, hay una parte que va a ser la encargada de la represión, esta parte es la que va a sufrir la angustia, esta parte es la que va a sufrir el síntoma también y esta parte es la que, en general, nos viene a consultar, es la que lleva adelante la consulta. En general uno la encuentra en la obra de Freud bajo el nombre de “yo”. Casi podríamos utilizar aquí el modo ampliado en que Lacan habla de yo, tanto como instancia psíquica como siendo el sujeto de la oración, ese que viene y dice “yo sufro de angustia”, “yo sufro de tales y cuales síntomas”. Como lo muestra este cuadro que estamos empezando a desplegar, eso que el yo sufre lo tiene como protagonista original, uno podría decirle Ud sufre por su culpa, sufre porque reprime, si reprime a la larga esto se le va a venir en contra, pero justamente, este es el aspecto según Freud inconsciente del yo, el yo sufre y no sabe que él mismo es la causa de su sufrimiento. El yo se opone, de un modo más genérico, a algo del campo de lo sexual, un campo vinculado a la pulsión sexual, que a su vez aparece nombrada también en la obra de Freud como libido. La forma más sencilla de ordenar el conflicto en la obra de Freud, al menos en los años que estamos recorriendo (año 14 o 18) aparece bien claro que el conflicto en ese momento es entre el yo y la sexualidad, entre el yo y la libido. Freud también dice que el yo se presenta a la consulta como sufriente y más que como sufriente habría que decir como víctima. Le ocurre algo y no sabe por qué le ocurre y es como si hubiera una fuerza maligna que de alguna manera le provoca las cosas que le provoca. Hemos situado hasta ahora la angustia como una de esas cosas q le ocurren y si hablamos de síntomas neuróticos, por el momento vamos a hacer una pequeña distinción que nos ayude a ubicar los elementos pertenecientes a los dos grandes cuadros clínicos, del campo de la neurosis, que son la histeria y la neurosis obsesiva. 2 Siempre a modo de presentación, diríamos que hasta el momento de la sustitución del primer representante o del segundo, todas las neurosis son iguales; lo que le da una primera distinción que nos permite hablar de histeria o de neurosis obsesiva es la característica de esta segunda representación, de la representación sustitutiva. El carácter que tenga esa representación va a dar una clase de síntomas u otra. Este proceso lo van a encontrar en las Lecciones de Introducción al Psicoanálisis de Freud bajo el nombre de vía de formación de síntomas. El proceso incluye otros pasos que los vamos a ir desarrollando las próximas reuniones, pero por hoy, para lo que necesitamos trabajar nos alcanza con estos pasos que si los nombramos situaremos más o menos cuatro. 1º Tenemos un primer paso que tiene q ver con la existencia de un monto de afecto que aparece en el aparato y que exige una descarga. 2º Tenemos un segundo paso que es la represión. Por alguna razón el yo impide que este afecto se descargue de acuerdo al modo en que indica esta primera representación. 3º Tenemos un tercer momento que es el desarrollo de angustia. 4º Y tendríamos un cuarto momento que supone la posibilidad de que ese afecto quede ligado a una nueva representación produciendo un síntoma. Entonces rescatemos de esto que acabo de decir dos cosas. La primera que freud la dice en varios lugares en sus textos es que “el síntoma viene a resolver la angustia”, incluso va a decir él que es la solución más cómoda y más adaptada al ppio de placer. Dice en la Lección XX “la solución del conflicto por medio de la formación de síntomas es la más cómoda y la más adaptada al ppio de placer”. Esto de la más cómoda quiere decir que es la que el sujeto tiene más a mano, la que le resulta como la vía más facilitada, es la más cómoda porque nos permite salir de la situación de angustia y si bien el síntoma se padece, ya es otra cosa, ya nos mantiene como a cierta distancia de la angustia. Y a la vez supone que las dos partes en conflicto encuentran como su participación en el síntoma. No hay que creer que el síntoma es pura expresión de la primer parte del conflicto que es el afecto, la sexualidad. Porque si bien la sexualidad logra manifestarse y logra descargarse, lo va a hacer de una manera absolutamente transformada, trastocada, en virtud de lo que de alguna manera el yo entromete en la formación del síntoma. Si queremos hacer una distinción global entre histeria y neurosis obsesiva, tendríamos que decir lo siguiente, en el caso de la neurosis obsesiva esa otra representación que va a servir para descargar el afecto, es una representación anodina, es una representación muy poco importante que andaba pululando solita por el aparato psíquico y que de pronto recibe toda esta enorme carga de afecto que había quedado retenida. Una de las características de la obsesión es justamente esa, que alguien “se obsesione” de ahí proviene el término, que no pueda dejar de pensar en algo que en realidad es una estupidez, es una cosa sin mucho sentido. Por qué hay cosas que no podemos apartar de nuestra mente y nos impiden dormir, por ejemplo, bueno, podríamos suponer dentro de esta lógica energética que Freud propone porque han recibido una excesiva carga. Hay otra lección que también tienen para leer un poco más adelante que es relativa a la teoría del narcisismo donde Freud dice que para poder conciliar el sueño necesitamos hacer una redistribución libidinal que en ppio supone retraer las cargas que hemos dirigido al mundo exterior y convertirlas en cargas yoicas, es un ejemplo de narcisismo secundario que él da. La libido vuelve al yo y se concentra en el yo para permitirnos 3 conciliar el sueño. Si hay algo que atrae nuestra libido ya sea una idea o un dolor y concentra en ese dolor parte de su libido, no consigue dormirse. Lo mismo pasa si escuchamos un ruido que hace el vecino, por ejemplo. Entonces algo similar ocurre con la neurosis obsesiva, hay un elemento representacional que no es que haya sido importante antes, da la casualidad que en ese momento recibe toda la energía de la pulsión que ha quedado allí sin posibilidad de descarga. Se me ocurre pensar como ejemplo ciertos procesos que uno puede ver en los noticieros de la tv donde un determinado elemento cobra una enorme importancia, no porque ese elemento sea importante en sí, un o podría decir, por ejemplo, la importancia política que ha tenido en estos últimos años en la Argentina la figura del vicepresidente, ninguna. Pero el gesto que tuvo Cobos de votar en contra es no un hecho que siempre tiene trascendencia, una trascendencia que en ese momento supuso un desplazamiento parecido. Toda la carga de una decisión fue a parar a este pobre sujeto que parecía una representación obsesiva excesivamente cargada de afecto y se dio una encrucijada horrible por pasar por ahí digamos. Entonces cuando uds escuchan que de pronto una persona que padece obsesiones se siente obligada a rectificar si ha cerrado la llave de gas de su casa, y que lo tiene que hacer 15 veces y aunque lo haga esto no lo termina de dejar tranquilo, no podemos pensar que se trata de una persona poco inteligente, ya que no se trata de un problema de inteligencia ni de memoria, es alguien que está obsesionado y que por lo tanto descarga a través de esa acción un monto de afecto que debería descargar de otra manera. Una de las características de la neurosis obsesiva es que se va alineando a múltiples elementos. Y es una diferencia bastante notable respecto del síntoma de la histeria de conversión. La histeria de conversión es la que vincula el afecto a una representación de una zona del cuerpo y la descarga se produce a través de esa representación. Lo que quiero agregar es que, en general, el síntoma de la histeria de conversión es mucho más estable. Si el síntoma que se presenta es, por ejemplo, cierto tipo de dolores musculares esos dolores van a ser permanentes y van a acompañar a la persona durante mucho tiempo y van a ser siempre en la misma zona del cuerpo. A diferencia del síntoma obsesivo que es mucho más móvil, difícilmente por más obsesionada q esté alguien se quede dos días abriendo y cerrando la llave de gas, en algún momento se impone irse de su casa y una vez que se va de su casa le va a aparecer la idea de que tiene que pisar sólo las baldosas pares, entonces hay un corrimiento digamos, ya la llave de gas pasó pero hay otra cosa que cobra el mismo valor. El resultado es que su mente siempre está ocupada en alguna cosa q es casi exclusiva en sus pensamientos y que tiene muy poco valor para su vida cotidiana. En general en la experiencia clínica lo que aparece como síntoma de la obsesión muchas veces es ese elemento que en la vida cotidiana de una persona que no está obsesionada forma parte pero uno lo realiza de manera casi automática. La obsesión agarra esos elementos y los convierte en un tema fundamental. Hay un psicoanalista francés que escribió algunos textos comentando obras de Freud que se llama Octave Mannoni y hablando del caso del Hombre de las Ratas que es un historial de neurosis obsesiva que vamos a trabajar más adelante, él decía que por la época que Freud lo escribió él no había elaborado todavía el concepto de superyó, ya q 4 ese concepto aparece en la década del 20. Primero situado en Psicología de las Masas y análisis del yo y luego ya como parte integrante de la segunda tópica en El Yo y el Ello. El hombre de las Ratas es de 1909, es decir, casi 14 años antes a la escritura de El Yo y el Ello, sin embargo, decía Octave Mannoni no pierde nada el texto por la falta de este concepto, al revés, él dice que el texto gana en riqueza porque muchas veces ocurre como en cualquier disciplina científica que una vez que creamos el concepto todos aquellos elementos que antes formaban una red de sutiles y pequeñas diferencias y cosas que se relacionaban de una u otra forma, quedan subsumidas en el concepto. Pareciera que decimos “superyó” y todos entendemos de qué estamos hablando, cosa que no es real y no es real porque en la génesis de cualquier concepto científico van interviniendo un montón de observaciones y se va correlacionando una observación, entonces fíjense, si quisiéramos hablar del superyó sin nombrarlo en este contexto podríamos decir un par de cosas de todas maneras. Vamos a ir anotando ciertas vivencias del yo, decíamos que se ubica como víctima, víctima de esto que lo perturba, de lo que se inserta en su vida como un cuerpo extraño, ya sea esa idea obsesiva que no puedo sacar de mi cabeza o ese dolor o esa falta de sensibilidad que se instala en mi cuerpo y q no me permite hacer tal o cual cosa, es muy acertada la forma q tiene Freud de llamar al síntoma como extraño. La vivencia que uno puede tener cuando se clava algo en un dedo por ejemplo, hasta q ese cuerpo no es removido duele, molesta, modifica toda la estructura. El yo es víctima y sin embargo, paralelamente a eso, tiene un grado de culpabilidad que no logra explicar. Claro, el yo q nos viene a consultar, viene como si fuera nada más q esto, es la mitad del sujeto la q nos viene a consultar, entonces el yo se siente víctima de la otra mitad, la desconoce como parte suya pero a la vez y en la medida en q no tiene conciencia, pero sí diríamos en términos freudianos, una cierta percepción inconsciente de q este asunto le pertenece también y no puede dejar de sentirse culpable. A Freud siempre le complicó situar la culpa en ese contexto porq por un lado él la llamaba sentimiento incc de culpa para aclarar luego inmediatamente, es una contradicción hablar de sentimientos incc. Todo sentimiento lo es en la medida en que podemos sentir y por lo tanto tiene q llegar a la cc. Si es incc no es sentimiento. Y la culpa el yo la siente, es conciente de esa sensación de culpa lo q pasa es q la razón de esa culpa es incc. Él no puede explicarnos por qué se siente culpable. No puede explicarnos porq no puede dar cuenta de su participación en la producción de ese síntoma. Todo eso es lo que queda bajo la represión. Todo eso es lo q queda en la dimensión incc. Por lo tanto hay como cierto carácter masoquista en general en la presentación que hace el yo q padece de una neurosis. Cuando digo masoquista lo estoy diciendo en un sentido fenoménico, no estoy haciendo un diagnóstico, estoy planteando q se trata de alguien q aparece colocado en una posición sufriente donde aparentemente hay otro q él no puede situar muy bien quién es ni qué cosa es, que es lo q lo hace sufrir. También podemos decir q el síntoma es la solución más adecuada porq le permite al yo seguir reprimiendo, le permite seguir desconociendo eso q no quiere reconocer. Si él por alguna razón comienza rechazando esta primera representación a partir de allí no la puede seguir rechazando, casi diríamos q el rechazo está todavía mas firmemente instalado. A eso Freud lo llamaba las ventajas primarias del síntoma. Resolver la tensión q genera el aumento de tensión, resolver la tensión que genera la represión sin levantar la represión, manteniendo la represión. Hay una tensión antes de la represión pero q resuelvo con el síntoma, porq el síntoma es una vía de descarga sustitutiva. 5 Pero luego Freud habla de beneficios secundarios que suponen el aprovechamiento posterior q el yo puede hacer del síntoma. Por ej de modo muy grosero y exagerado sería “ya q me quedé paralítico, ahora q me atiendan”. El síntoma me hace sufrir, me impide un montón de cosas pero ya que lo tengo vamos a empezar a obtener de él ciertas ventajas q luego se van instalando en la misma neurosis. Es decir, si la neurosis q nos llega a consultar ya lleva ciertos años de evolución, su cura va a ser doblemente complicada porq hay q añadir al sostén de esta ventaja primaria, es decir, al sostén de la represión q el yo va a intentar mantener, hay q añadir todo lo q con el tiempo el yo pudo ir obteniendo como ventajas secundarias de ese síntoma. Freud da un ejemplo en la Lección XX de una mujer q sufría en su matrimonio porq el marido la maltrataba y no la amaba como ella quería, q en algún momento termina haciendo una histeria de conversión a partir de la cual el marido empieza a atenderla, porque ahora era una enferma, entonces gracias a su padecimiento consigue lo que quería y por lo tanto no va a querer volver a ser como era antes, no va a querer curarse dice Freud porq su enfermedad es la q le da la posibilidad de conseguir aquello q de alguna manera buscaba. Este campo de las ventajas primarias y secundarias en el terreno clínico, en el terreno de la práctica clínica lo van a encontrar planteado por Freud bajo la característica de resistencias. Son las resistencias del paciente a mejorar porq justamente mejorar supondría abandonar estas ventajas que ha ido obteniendo. Quería hacer una aclaración más sobre el campo de la histeria de conversión. Yo les decía q se trata de una representación q comanda la descarga del afecto a través de ella, de esa representación. Y esta representación es una representación de cuerpo. Lo q no debemos confundir aquí es q entonces la descarga se produce en el cuerpo como es el caso de la angustia. En la angustia no tenemos representación y la descarga va directamente al cuerpo. Entonces cuando una persona dice q tiene taquicardia, tiene taquicardia. Distinto es cuando la energía se descarga por una representación del cuerpo. Tomemos el ejemplo más extremo para q nos quede bien claro a qué me estoy refiriendo. Ese ejemplo q han trabajado los fenomenólogos de el dolor del miembro fantasma. A la persona a la cual le han amputado un brazo y q va a quejarse de q le duele ese brazo, el brazo que no tiene. ¿Qué duele allí? La representación del brazo, no el brazo. Ahora, si yo tengo el brazo pero mi dolor es un dolor histérico ¿me duele el brazo? No, no me duele el brazo, duele la representación del brazo. Uno de los primeros estudios q hace Freud q nosotros no vemos en esta materia es un texto contemporáneo del q escribió sobre la neurosis de angustia, es un estudio para distinguir lo q llama parálisis histérica de las parálisis motrices. ¿Cómo distinguir entre un cuadro de parálisis motriz de una parálisis histérica? No era un diagnóstico sencillo y era un diagnóstico q implicaba mucha responsabilidad porque en un caso estamos certificando una cierta discapacidad. Si a alguien se le cortó un haz nervioso y ya no puede mover un brazo, no va a poder mover el brazo nunca, mientras q si se trata de una histeria no es una real discapacidad. Es una discapacidad que en todo caso supone todo este proceso psíquico y podría curarse merced a un tratamiento psíquico. Lo q Freud descubre es q el síntoma orgánico siempre respeta la organización anatómica del cuerpo. Esto quiere decir q si yo tengo un accidente y en ese accidente tengo un golpe en la espalda q comprime determinada vértebra, y produce alguna clase de inflamación o rotura de un haz nervioso, la zona del cuerpo q era inervada por ese haz nervioso es la q va a quedar comprometida. En términos de incapacidad motora o bien incapacidad sensitiva o 6 ambas cosas. Pero sólo esa parte, entonces puede ser, por ejemplo, que yo no pueda mover alguno de los dedos de mi mano, pero no toda la mano o todo el brazo. Mientras que Freud veía q en las parálisis histéricas la distribución sintomática era mucho más grosera, no respetaba la anatomía decía Freud sino cierta anatomía imaginaria q las pacientes tenían en su cabeza. Entonces si la paciente decía “no puedo mover la pierna” la pierna era toda la pierna y Freud decía no puede ser q no pueda mover toda la pierna, porque toda la pierna compromete una cantidad de nervios q tendría q haber sufrido un accidente terrible para q no pueda mover toda la pierna. Si la persona dijera siento un cosquilleo en esta parte, típica consulta neurológica, puede ser q haya un pequeño haz nervioso q ha quedado comprimido y produce esa sensación. Pero esa clase de dolor lacerante que describen las histéricas como agujas q se le clavan en todo el cuerpo, Freud decía esto no se sostiene de ninguna anatomía. Hay una anatomía imaginaria q es la q comanda este grupo de representaciones a través de las cuales se produce el síntoma histérico. Por eso los médicos clínicos no quieren mucho a las histéricas sobre todo en las guardias hospitalarias y las han calificado desde siempre como pacientes simuladores, q simulan una enfermedad q en realidad no tienen. Freud no está diciendo q sean simuladores, está diciendo que sufren de una enfermedad psíquica no orgánica y q lo q está comprometido es la representación mental del cuerpo, no el cuerpo. Una histérica o un histérico bien podrían no tener cuerpo, si se pudiera mantener su cerebro vivo, y sin embargo si pudiera hablar se quejaría de dolores en el cuerpo. La otra aclaración q quería hacer es que en estos ejemplos q doy estoy hablando de histeria de conversión Freud va a hablar de dos tipos de histeria de conversión y de angustia. La histeria de angustia es la que resuelve la tensión angustiosa a través de la producción de síntomas fóbicos. Por eso normalmente se la ha llamado fobia. Pero en realidad cuando uds lean los textos de Freud van a encontrar q él siempre llama fobia al síntoma y al cuadro lo llama histeria de angustia. Hicimos una presentación del campo de la neurosis que intentaba explicar la producción de angustia, la producción del síntoma, del cuadro propiamente dicho de la neurosis e incluso la organización del campo, de cuadros clínicos pertenecientes a la neurosis a partir de una teoría energética. Es así como arranca Freud. La teoría energética sostiene la existencia de lago que llama libido y que de alguna manera es el elemento esencial a partir del cual se crea todo el campo de la neurosis. Dentro de las Lecciones van a encontrar diversas definiciones, yo tomo una de las que da Freud de qué cosa debemos entender por libido, él dice que es una catexia, es decir un revestimiento de energía que el yo destaca hacia los objetos de su deseo sexual. Una catexia o revestimiento de energía que el yo destaca hacia los objetos de su deseo sexual. No imaginen como si el yo fuera una especie de ameba que tiende una parte de sí hasta englobar al objeto e incorporarlo. Estamos hablando que el yo destaca hacia los objetos libido, lo que destaca ocurre en la mente. Son fenómenos psíquicos por eso digo que no es una ameba, no es que uno pueda ver “¡Ah mirá la libido de aquél como anda destacándose hacia los objetos de su interés sexual!” No, esto ocurre entre huellas, entre representaciones. Pareciera que no puede ser cualquier objeto del mundo, porque en realidad el mundo nos resulta mayoritariamente indiferente. Y si hay algo del mundo que convoca nuestra atención y nos lleva a destacar hacia él algo de energía sexual, ese objeto seguramente está vinculado con el régimen de la satisfacción. Recuerden que este régimen de la satisfacción para Freud puede sufrir desplazamientos, puede sufrir sublimaciones, entonces de pronto puede que una persona encuentre un enorme disfrute en coleccionar una cierta clase de cosas y cuando logra incorporar a su colección de lo que fuera (de 7 cajitas de fósforos) lograr incorporar ese elemento que venía persiguiendo hace meses y no podía hallar, eso le va a provocar un enorme placer que no le provocaría por ejemplo, la colección de los vecinos. Los objetos son diversos, en ese punto, no comparten una misma pasión. Pero insisto, no destacamos sobre el mundo alegremente nuestra libido, más bien la revestimos, Freud hablaba de tres clases de objetos, y en realidad estas tres clases de objetos tenían que ver con la posición del objeto en el mundo. Hablaba de objeto autoerótico, del objeto narcisista y de lo que podríamos llamar el objeto propiamente dicho. El objeto narcisista es aquel que participa en su constitución de la imagen del propio yo. Hay un predominio yoico en la elección del objeto. Lo elijo porque me hace acordar a mí, lo elijo porque de alguna manera representa algo de mí. Es un tipo de elección de objeto que Freud distingue de la elección de objeto propiamente dicha que sería una elección que reconoce al objeto como diferente. Les doy un ejemplo para que comiencen a entender esta distinción. Para Freud una elección homosexual de objeto es una elección narcisista. Estoy eligiendo lo mismo, estoy tomándome como referente para elegir al objeto. Una elección heterosexual de objeto es una elección de objeto propiamente dicha. Esta distinción va a suponer ciertas problemáticas diferentes que podríamos situarlas en dos lugares. La primera es qué pasa cuando uno pierde el objeto. No es lo mismo perder un objeto que ha sido elegido narcisísticamente o en base a una elección de objeto narcisista que perder un objeto que ha sido elegido en base a las cualidades del objeto. Digamos que en relación a eso Freud plantea todo el proceso del duelo. El duelo sería el trabajo que hay que realizar para desligar del objeto las catexias libidinales que hemos destacado hacia él. Y me parece que nos explica y nos aclara también esto de que es un proceso mental. Porque uno podría decir si el objeto ya no está, se murió, se fue o nos abandonó, no hay manera de sacarle al que no está la libido que hemos destacado en él, y que no está en él, está en la huella de él que nos ha quedado en la cabeza libidinizada, catectizada y es la que no podemos olvidar. Necesitamos desligar la libido de esa representación. Es como hacer el trabajo inverso del trabajo del síntoma. El trabajo del síntoma es pegar libido a una representación, el duelo es despegarlo, es permitir que también esta representación pierda peso. El problema allí justamente es que puede haber algún aspecto del objeto perdido que incorporemos al yo en carácter de identificación. Pero si se trata de una elección narcisista de objeto, ese carácter de identificación va a ser mucho mayor, porque el objeto lo elegimos en base a nuestro propio yo. Por lo tanto, al haberlo perdido es más masiva la vuelta de libido al yo. Y se produce entonces un fenómeno de narcisismo secundario que para Freud siempre es más complejo porque cuesta mucho más que la libido vuelva después del yo al mundo. Comparativamente él habla del duelo y habla de la melancolía como un cuadro que supone una pérdida de objeto que había sido elegido narcisísticamente y va a hablar, lo vamos a ver más adelante cuando entremos en el terreno de la psicosis, de las neurosis narcisistas como un primer modo de situar a la psicosis. La neurosis narcisista va a ser aquella que pone en juego, fundamentalmente, libido narcisista y elecciones de objeto narcisistas. Un tema de debate que surgió en la reunión de cátedra en función a preguntas que los alumnos fueron llevando a los prácticos en torno a la primer categoría clínica con la que empezamos esta cursada que es la de “neurosis actuales”. De alguna manera, parte de lo que se discutía era la supervivencia de esta noción, es decir, si hoy día se sigue hablando de neurosis actuales, si sigue siendo, por un lado un cuadro existente y por otro lado, 8 una denominación para este cuadro. En realidad habría que ver una gama muy amplia de respuestas a este planteo, porque uno diría, bueno, hay muchos modo de denominación que han ido variando con el tiempo, es cierto, por ejemplo en el DSM IV no van a encontrar ni siquiera la palabra “neurosis”, pero con otros nombres se siguen situando los mismos cuadros clínicos. Por ejemplo, lo que hoy se llama “ataque de pánico” no dista mucho de lo que Freud llamaba “neurosis de angustia”. Ha cambiado el nombre pero la sintomatología es la misma. Quizás la pregunta podría redirigirse en esta dirección entonces: ¿Los psicoanalistas siguen hablando de neurosis actuales? No mucho, diría yo. En principio porque Freud ya planteaba en sus textos de finales del siglo 19, que en realidad, eran cuadros clínicos que no podían resolverse a través de un tratamiento analítico. Porque no había en juego ningún trabajo de sustitución que generara la producción de un síntoma. La meta fue trabajar a partir de un síntoma, tratando de levantar la represión y dar expresión al afecto a través de esta representación inicial, que por alguna razón, el yo rechazó. Pero qué puede hacer con una persona cuya vida sexual está perturbada en la actualidad y que, por lo tanto, está angustiada como una derivación directa de esa perturbación sexual. Freud decía que no se puede hacer nada. No hay un trabajo psíquico a realizar allí. Ahora bien, uno podría decir también esta teoría freudiana, es absolutamente coherente con el planteo inicial que nosotros hacíamos de suponer que lo que está en juego aquí es este monto de energía. Es la explicación energética, esta concepción resulta válida. Hay una energía que tiene que descargarse, si no se descarga va a provocar algún trastorno. Entonces, quizá, la pregunta podría tener una tercera variación, que fuera esta ¿los psicoanalistas siguen concibiendo esta dimensión vinculada con la explicación energética freudiana como algo esencial para mantener la unidad de este campo llamado neurosis? Yo creo que a eso tendríamos que responder, por un lado, que sí en el sentido que para los psicoanalistas la única forma de que el campo de las neurosis adquiera un sentido y una coherencia es sosteniendo como lo hizo Freud la hipótesis de que se trata de un campo que se unifica en torno a la sexualidad y a la represión de la sexualidad. Quizá lo que ha ido variando, con el paso del tiempo desde las últimas formulaciones freudianas hasta ahora es el modo de concebir la sexualidad. Doy un ejemplo simplemente porque ya no nos queda tiempo y lo retomamos la semana que viene. En el planteo freudiano de la neurosis actual, de la neurosis de angustia, por ejemplo, que no hay que confundir con la histeria de angustia que es una psiconeurosis. La neurosis de angustia era producida por un aumento de excitación que no lograba una descarga adecuada a través del acto sexual. Diríamos que en esta concepción freudiana hay un supuesto de que habría un acto sexual adecuado capaz de resolver la tensión sexual. En este sentido me parece que Lacan es el que va a poner esto en cuestión cuando plantee que no hay ese acto sexual adecuado y que la vida sexual humana no está llamada a encontrar una resolución natural de sus tensiones, de las cosas que se provocan en este campo porque esa vida sexual ha quedado irremediablemente perturbada a partir del hecho de que somos seres hablantes. El lenguaje vino a entrometerse diríamos en nuestra vida sexual, y a partir de ahí esa vida sexual quedó trastocada, pervertida incluso, va a decir Lacan. Tan pervertida que, por ejemplo, un síntoma es para Freud el equivalente de un acto sexual. El equivalente en el sentido de que es otra forma que encontramos de descargar esa energía sexual. Entonces si podemos descargar la energía sexual a través de un acto sexual o a través de un síntoma que suponga abrir y cerrar la llave de gas, o lo podemos descargar a partir de una parálisis histérica o lo podemos descargar a partir de la organización de una colección de cajitas de fósforos de todos 9 los países del mundo. Verán que el campo de la sexualidad humana es muy amplio, está extremadamente pervertido e incluso hay bordes que colindan con la patología. Porque entre aquél que colecciona cajitas de fósforos para ser feliz y aquel que necesita para poder abordar a una mujer tener cierto objeto que le sirva de fetiche no hay tanta distancia. Al fetichista no le podemos tocar su fetiche porque si no se angustia y no puede abordar a la mujer y andá a tocarle la cajita de fósforos al coleccionista. Entonces es un terreno complejo y me parece que la mirada de Freud en aquel momento era una mirada que podríamos llamar ingenua del problema, ingenua en el sentido que considera a la sexualidad como algo dado muy a la manera de cómo lo hacían sus viejos maestros de psiquiatría como había sido el escritor de “Psicopatía sexual” Krafft Ebbing. Es el que planteaba esta teoría de que la tensión sexual era algo determinado naturalmente y que tenía como meta la reproducción, y por lo tanto, todo aquello que hacía que la pulsión sexual se distanciara de su meta suponía una perversidad en la pulsión. Esta concepción quizá era sostenible en 1850, yo creo que por la misma impronta que marcó en la sociedad contemporánea la existencia del psicoanálisis y todo lo que vino pregonando acerca de la sexualidad humana impuso ciertas modificaciones en las prácticas sexuales humanas que hace que esa idea ya no se pueda sostener, entonces que tener en torno a la sexualidad como una visión diferente para poder seguir avanzando y entendiendo cómo situar los elementos esenciales de este terreno de la neurosis cuyo eje etiológico, cuyo eje causal está apoyado en la sexualidad. 10