Mensualización de los décimos una decisión antiahorro1 La mensualización voluntaria del décimo tercero y cuarto sueldo para los empleados del sector público y del sector privado, como parte de la denominada Ley para la justicia laboral y reconocimiento del trabajo no remunerado, es una reforma que afectará de forma directa a esa escasa cultura por el ahorro que, desde el campo legal, se ha venido promoviendo a nivel individual y familiar del trabajador ecuatoriano, con el propósito de generar un fondo de ahorro que sirva de base para el financiamiento de gastos extraordinarios que tienden a aparecer, y con gran fuerza, en el mes de diciembre Navidad y Año Nuevo- y en septiembre -entrada a clases región Sierra y Oriente- y abril -entrada a clases región Costa y Galápagos-. Desde la lógica financiera, la mensualización o acumulación de décimos, es una decisión que involucra una reflexión sobre el manejo de los ingresos y gastos de carácter ordinario y extraordinario. En el caso de ingresos como el décimo tercero y cuarto sueldo, a pesar de que en los estados financieros de las empresas están registrados como valores ordinarios, para el que los recibe es un valor extraordinario visto desde la frecuencia y monto que representa; por ejemplo el décimo tercer sueldo, que se lo ha venido recibiendo en diciembre, al final de cuentas, es un doble sueldo que aumenta de forma extraordinaria el ingreso disponible del receptor; pero que a su vez, de acuerdo al propósito para el que fue creado, permite financiar gastos que también son extraordinarios, como es el caso de aquellos relacionados con la Navidad y el Año Nuevo, es decir, se presenta una relación racional equilibrada entre ingresos y gastos extraordinarios, la cual es uno de los antídotos efectivos para evitar que aparezca, en la economía nacional, el virus del sobreendeudamiento personal y/o familiar. En definitiva la recepción acumulada de los décimos ha permitido, desde cuando entró en vigencia -hace muchos años-, generar una especie de fondo de ahorro motivado, de forma obligatoria, por la normativa laboral ecuatoriana; el cual, en último término, ha servido para financiar aquellas necesidades extraordinarias que tienden a aparecer en períodos de gastos mayores para el trabajador. Ahora, claro, también hubo personas que, aprovechando este ingreso adicional a su flujo mensual permanente, destinaron, dependiendo del monto recibido, una parte de él para crear cuentas especiales de ahorro o hacer inversiones de carácter financiero a largo plazo o con fines productivo. En países con baja cultura por el ahorro planificado, la opción de mensualizar aquello que se lo venía recibiendo de forma acumulada, como un ingreso extra a los que se tiende a disponer cada mes, se puede convertir en una práctica cuyo resultado último sea por un lado, el gasto diario en bienes de consumo como que fuese dinero de bolsillo y, por otro, el surgimiento de un escenario, poco halagador, que ya se mencionó, llamado sobreendeudamiento; el cual se podría activar el momento en que las familias debido a la presión -épocas de Navidad y Año Nuevo- proveniente de la publicidad comercial y/o 1 Wilson Araque Jaramillo. Director del Área de Gestión y Coordinador Fundador del Observatorio de la PyME. E-mail: wilson.araque@uasb.edu.ec. Fecha de publicación: 06 de mayo de 2015. Sección Artículos de opinión: www.uasb.edu.ec/observatoriodelapyme. Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad del autor o autores y no necesariamente reflejan un punto de vista del Observatorio de la PyME de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. de los miembros de la sociedad más cercana o simplemente, porque se presenta la necesidad prioritaria de adquirir un bien o servicio -caso de la entrada a clasesrequieren de dinero para cubrir esa exigencia, el cual, frente a la dificultad de su disponibilidad, empujará, en muchos de los casos, inclusive, por la desesperación de cubrir el gasto extraordinario surgido, a buscar financiamiento en los temibles “agiotistas o chulqueros”, los cuales, bajo el principio de la oportunidad para satisfacer de forma inmediata la necesidad financiera, se llenarán los bolsillos a costa de los que por la falta de previsión no ahorraron para cubrir estas exigencias provenientes del consumo inducido por fechas especiales que se tienden a presentar, en cualquier lugar del mundo, a lo largo de la vida del ser humano. Como se puede ver la mensualización de los décimos, sin actitud de previsión, es el terreno fértil para aumentar las ganancias de los financistas informales que basados en la urgencia de la demanda tienden a cobrar tasas irracionales de interés e incluso a establecer mecanismos de garantía altamente peligrosos y atentatorios a la estabilidad del patrimonio que una familia, con muchos sacrificios, ha ido construyendo con el pasar del tiempo. También los negocios comerciales, para afrontar el posible desfinanciamiento del presupuesto familiar -presionado por los gastos navideños y de ingreso a clases-, irán pensando en formas de financiar, de manera directa, si desean que sus ventas se realicen sin problemas; ya que, haciendo un escenario de comportamiento futuro, las personas, una vez que reciban cada mes la parte proporcional de los décimos, como ya ha sucedido con la mensualización de los Fondos de Reserva, lo destinarán al consumo inmediato, pues, difícilmente, por iniciativa propia desarrollarán una cultura de ir depositando en una cuenta de ahorros para usarlos el momento de la ocurrencia del gasto extraordinario. De ahí la necesidad de promover espacios para la educación financiera en los centros de educación formal, en las familias; en las organizaciones de condóminos y/o barriales, y en los lugares de trabajo, con el propósito de que la gente sepa tomar decisiones correctas a la hora de administrar el dinero que tiene en sus manos y que tanto sacrificio de trabajo le costó realizar.