61 EL PUNTO REV SOGIADE 2001; VISTA 8(2): DE 61-64 UN CATOLICO LIBERAL Documento El punto de vista de un católico liberal Joseph F. Donceel, S.J.* Dada la discusión pública respecto a la píldora de emergencia se han discutido con detalle los aspectos biológicos, bioquímicos y farmacológicos, pero se han tocado superficialmente, lo que se ha dado en llamar aspectos valóricos. Dado que es un tema de alta complejidad nos ha parecido importante dar la visión de un filósofo respecto al concepto de inicio de la vida. Estoy completamente de acuerdo con el principio básico católico de que nunca nos sea permitido matar a un ser humano inocente. Por lo tanto, si hay un verdadero ser humano desde el momento de la concepción, el aborto tendría que ser considerado inmoral en cualquier etapa de la preñez. La mayoría de la opinión católica sostiene hoy que hay en verdad un verdadero ser humano desde el primer momento de la concepción o, por lo menos, que no podemos estar seguros de que no sea así. Pero dentro de la opinión católica existe también una minoría, respetada dentro de la Iglesia, que apoya la opinión del teólogo más grande de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, y que ahora recupera poco a poco adeptos entre los pensadores católicos. Esta opinión minoritaria sostiene que seguramente no existe un ser humano en el vientre durante las primeras etapas de la preñez. Quisiera mostrarles brevemente por qué Santo Tomás sostuvo esta posición, cómo fue abandonada por sus sucesores debido a teorías científicas erróneas, y cómo, aun después de que estas teorías habían sido desechadas, la Iglesia católica no volvió a su punto de vista tradicional debido a una filosofía que no era congruente con su *Doctor en Filosofía, Profesor de Filosofía en la Universidad de Fordham, Nueva York. doctrina oficial sobre la naturaleza del hombre. La filosofía tradicional católica sostiene que lo que hace que un organismo sea un ser humano es el alma espiritual y que esta alma comienza a existir en el momento de su “infusión” en el cuerpo. ¿Cuándo se infunde el alma humana al cuerpo? La mayoría de los pensadores católicos no dudarían hoy en contestar: en el momento de la concepción. Esta es conocida como la teoría de animación inmediata. Sin embargo, a lo largo de los siglos de filosofía y teología católica se mantuvo el concepto de que el alma humana era infundida en el cuerpo sólo cuando este último comenzaba a tomar forma humana y a poseer los organismos básicos humanos. Antes de ese tiempo, el embrión está vivo, pero de la manera en que una planta o un animal están vivos. Posee, según lo expresa la terminología tradicional, un alma vegetativa o animal, y todavía no un alma humana. En términos más modernos podríamos decir que ha alcanzado el nivel fisiológico o psicológico, aun no el nivel espiritual de existencia. Todavía no es una persona humana; está desarrollándose, dentro del útero, hacia la hominización. Esta es la teoría de la animación mediata o retardada. ¿Por qué estuvieron Santo Tomás y los grandes pensadores medievales a favor de 62 esta teoría? Porque sostenían la doctrina del hilemorfismo, según la cual el alma humana es la forma substancial del hombre, mientras que el cuerpo humano es el resultado de la unión de esta alma con la materialidad, con materia cósmica no determinada, con lo que era conocido entonces como materia primaria. El hilemorfismo sostiene que el alma humana es al cuerpo algo así como la forma de la estatua no puede existir antes de que exista la estatua. No es algo que el escultor hace primero y en lo que subsecuentemente introduce un bloque de mármol. Puede existir sólo en la estatua terminada. El hilemorfismo sostiene que, de la misma manera, el alma humana puede existir solamente en un cuerpo humano real. Aunque Santo Tomás no sabía nada de cromosomas, genes, DNA, o el código de la vida, sabía que lo que fuere que crecía en el útero de la madre no era todavía, en las primeras etapas de la preñez, un cuerpo humano real. Por lo tanto sostenía que no podía ser animado por un alma humana, como un bloque cuadrado de mármol no puede tener forma humana. Los pensadores medievales sabían bien que este organismo en desarrollo se convertiría en un cuerpo humano, que virtualmente, potencialmente, era un cuerpo humano. Pero no admitían que un alma humana actual pudiera existir en un cuerpo humano virtual. La Iglesia católica, que había adoptado oficialmente la concepción hilemórfica de la naturaleza humana en el Concilio de Viena de 1312, estaba tan convencida de esta posición que, por siglos, su ley prohibió a los fieles bautizar cualquier nacimiento prematuro que no mostrara por lo menos cierta forma o rasgos humanos. Sin embargo, debido a la influencia de informes científicos erróneos, los pensadores católicos abandonaron esta doctrina tradicional. A principios del siglo XVII, como resultado de un combinación de malos microscopios y vivas imaginaciones, algunos doctores vieron en embriones que tenían sólo unos cuantos días a un diminuto ser humano, un homúnculo, con microscópicas extremidades y cabeza. Esta visión del feto implicó una teoría de la preformación, que sostuvo que el desarrollo orgánico sencillamente consistía en el incre- JOSEPH F. DONCEEL mento gradual de tamaño de organismos y estructuras que están totalmente presentes desde el principio. Si realmente hubiese desde el principio un cuerpo humano, por más pequeño que fuera, también pudiese haber desde el principio un alma humana. Hasta una estatua microscópica debe tener forma. Dada la teoría de la preformación la animación inmediata era compatible con la concepción hilemórfica del hombre. La teoría de la preformación fue reemplazada eventualmente por la teoría de la epigénesis, la cual sostiene que el organismo, lejos de estar preformado microscópicamente desde el principio, desarrolla sus partes, por medio de un proceso complejo de crecimiento, segmentación, diferenciación y organización. ¿Por qué no volvieron los pensadores cristianos a la teoría de la animación retardada, la cual parece ser exigida por su teoría hilemórfica del hombre? La razón principal parece haber sido la influencia del dualismo cartesiano. Para Descartes, tanto el alma de un hombre como su cuerpo son cada uno una substancia completa. El alma es una substancia pensante, el cuerpo una substancia extendida. Esto deja de ser hilemorfismo. Para expresarlo en lenguaje no técnico, ya no se trata de una concepción del alma como una “forma en la estatua”, sino como el alma humana como un fantasma en la máquina. Un fantasma completo puede manejar muy bien una máquina microscópica. Si la causa formal ya no es el alma, la idea constitutiva del cuerpo, bien podría ser su causa eficiente, aquella que produce desde el principio el desarrollo del huevo. En vez de ser la idea encarnada en el cuerpo se ha convertido en el arquitecto y constructor del cuerpo. Así como el arquitecto existe antes de que se coloca la primera piedra del edificio, así puede haber un alma humana real desde el primer momento de la concepción antes del surgimiento de un cuerpo humano real. Esta manera de explicar la embriogenia no es absurda. A pesar de estar bastante pasado de moda, el punto de vista cartesiano ha sido sostenido por muchos grandes pensadores. Este tipo de filosofía pide la animación inmediata, la cual está claramente en conflicto con EL PUNTO DE VISTA DE UN CATOLICO LIBERAL la doctrina hilemórfica del hombre, solemnemente respaldada por la Iglesia católica en el Concilio de Viena. Ha habido otras influencias que explican el cambio en la opinión católica. Una de ellas puede haber sido la larga oposición de la Iglesia a la idea de la evolución. Santo Tomás admitía cierto tipo de evolución del embrión y el feto en el útero de la madre. ¿Cómo podía la Iglesia aceptar esta evolución en el útero y rechazarla en la raza? Ahora que la Iglesia católica finalmente ha llegado a estar dispuesta a admitir la evolución del cuerpo humano, tal vez también está dispuesta a regresar a la idea de Santo Tomás de la evolución en el útero. Además, una vez que abandonamos la idea de la animación inmediata ya no podemos decir cuándo el alma humana es infundida ni cuándo el embrión o el feto se convierte en persona humana. Es por eso que aquellos que quieren jugar absolutamente a lo seguro sostienen que el alma humana está presente desde el momento de la concepción. Parecen suponer que como no sabemos cuándo está presente el alma humana, tampoco podemos saber con seguridad cuándo no está todavía presente. Este supuesto es falso. Consideremos otro caso, en el que no sabemos cuándo cierto factor está presente, sabiendo muy bien cuándo todavía no está presente. Nadie puede decir con certeza cuándo una criatura es capaz de tomar su primera decisión moral libre, pero todos estamos bastante seguros de que, durante los primeros meses o años de su vida, un bebé humano todavía no es un agente moral libre. De igual manera, yo no sé cuándo el alma humana es infundida, ni cuándo el embrión se hace humano. Pero estoy seguro de que no existe un alma humana, por lo tanto tampoco una persona humana, durante unas cuantas primeras semanas del embarazo, mientras el embrión está en la etapa vegetativa de su desarrollo. Algunos subrayan la siguiente objeción a mi posición. Dicen que desde el principio el huevo fertilizado posee cuarenta y seis cromosomas humanos, todos los genes humanos, la clave de su vida: esto es un embrión humano. Esto es innegable. Pero no lo convierte en una 63 persona humana. Cuando se trasplanta un corazón, se le mantiene vivo, por poco tiempo, fuera del cuerpo del que lo donó. Es un ser viviente, un corazón humano, con los cromosomas y genes humanos. Pero no es un ser humano; no es una persona. Se puede insistir en la objeción. El huevo humano fertilizado no sólo posee los cromosomas humanos; a diferencia del corazón, si las circunstancias son normales, se desarrollará hasta convertirse en ser humano. Es virtualmente un ser humano. Admito esto, pero no afecta mi posición. El huevo humano fertilizado es virtualmente un cuerpo humano, pero no actualmente. Entendida correctamente, la concepción hilemórfica de la naturaleza humana, la doctrina oficial católica, no puede admitir la presencia de un alma humana actual en un cuerpo humano virtual. Permítaseme utilizar una vez más una comparación. Una pelota de hule sin aire es virtualmente redonda; cuando se infla no puede tomar otra forma que la esférica. Pero actualmente no posee ninguna redondez ni esfericidad. De la misma manera, el embrión al principio no posee actualmente un alma humana; no es una persona humana. La embriología experimental nos dice que cada célula del embrión temprano, de la mórula, es virtualmente un cuerpo humano. Pero de esto no sigue necesariamente que cada una de estas células posee un alma humana. Cuando los embriólogos separan cuidadosamente las células de una mórula en organismos inferiores, cada una de estas células puede desarrollarse hasta ser un organismo completo. Empezando con los experimentos precursores de Hans Driesch, se han realizado pruebas similares con muchas especies animales. No vemos por qué no podrían eventualmente tener éxito con el embrión humano. De hecho, la naturaleza frecuentemente lo hace con huevos humanos. Mellizos idénticos provienen de un huevo fertilizado por un espermatozoide. Este huevo se divide en dos en una etapa temprana de la preñez y da lugar a dos seres humanos. En este caso los defensores de la animación inmediata tienen que admitir que una persona puede dividirse en dos personas. Esta es una imposibilidad metafísica. 64 A lo largo de mi exposición he tenido por supuesta la concepción hilemórfica de la naturaleza humana. Esto se conforma con el propósito de mi ensayo, que es no sólo presentar el punto de vista de un católico liberal sobre la animación fetal, sino también mostrar que este punto de vista parece ser el único que concuerda con la concepción católica oficial de la naturaleza humana. En otras palabras, someto a consideración que los católicos deben abandonar la teoría de la animación inmediata, ya que implica una concepción cartesiana, dualista, del hombre, lo cual entra en conflicto con la doctrina respaldada por el Consejo de Viena. En conclusión, me gustaría decir unas palabras sobre el crédito o valor que tiene el hilemorfismo entre los filósofos contemporáneos. Muy pocos filósofos no católicos sostienen hoy día la doctrina del hilemorfismo. Aun entre los católicos ha sido desprestigiado, aunque personalmente no veo cómo se puede evitar el dualismo sin esta teoría o alguna otra que se le parezca. El hilemorfismo está en oposición radical al dualismo, a la doctrina que considera que tanto el alma como el cuerpo son substancias completas. Por regla general, la filosofía contemporánea también está opuesta fuertemente a este tipo de dualismo. En este sentido, negativamente, la doctrina que he defendido continúa viviendo; está más fuerte que nunca, a pesar de que se le pueda conocer por otros nombres. Tanto el análisis lingüístico como la filosofía capital en los países de habla inglesa y la fenomenología existencial, la cual tiende a dominar el campo en otras partes, rechazan cualquier forma de dualismo cartesiano*. Gilbert Ryle, un eminente analista inglés, ha atacado fuertemente lo que él llama “el dogma del fantasma en la máquina”. Y Maurice Merleau-Ponty, posiblemente el más grande fenomenologista francés, defendió una doctrina que se parece mucho a una forma modernizada de hilemorfismo. * Entre las pocas excepciones debemos mencionar a J.P. Sartre, cuyo dualismo constituye uno de los aspectos más débiles y controvertidos de su filosofía. JOSEPH F. DONCEEL Para él, existen tres clases de comportamiento o conducta: la sincrética, la amovible y la simbólica. Tal vez lo podríamos decir más sencillamente y hablar de tres niveles en el hombre: el nivel de actividad refleja y de los instintos, el nivel de aprendizaje, y el nivel de pensamiento simbólico. O, de nuevo, el nivel fisiológico, el psíquico y el espiritual. Cada nivel inferior queda al lado del superior en la misma relación que tiene cierta información con su significado, como la materialidad se relaciona con la idea encarnada en ella. Los datos no son datos si no poseen cierto significado, y no puede haber significado que no esté encajado en algunos datos. Cada nivel superior presupone el inferior; no puede haber mente antes de que el organismo esté capacitado para cargarla ni espíritu antes de que la mente sea capaz de recibirlo. Opino que esto implica claramente la animación retardada. En mi opinión, existe en gran medida en la actualidad acuerdo entre la tendencia antidualista de la filosofía y la concepción hilemórfica del hombre. Por lo tanto es aconsejable volver a esta concepción o idea o, por lo menos, aceptar las conclusiones que emanan de ella. Una de estas conclusiones es que el embrión ciertamente no es una persona humana durante las primeras etapas de la preñez, y que, consecuentemente, no es inmoral poner fin al embarazo en este lapso, siempre y cuando existan razones serias para tal intervención. Permítaseme insistir en esta restricción: la opinión que he defendido puede llevar a abusos, a abortos realizados bajo débiles pretextos. Yo estaría entre los primeros en deplorar y condenar tales abusos. A pesar de que un embrión prehumano no puede exigir de nosotros el respeto absoluto que debemos a la persona humana merece una gran consideración, porque es un ser vivo, dotado de una finalidad humana, en vías a la hominización. Por lo tanto, me parece que sólo razones muy serias deberían permitirnos poner un fin a su existencia. Inevitablemente ocurrirán excesos, pero no deben llevarnos a pasar por alto las instancias en las que existen razones suficientemente serias para realizar un aborto durante las etapas tempranas de la preñez.