Principios éticos Leonardo Amaya M1. Gloria María Berrío A2

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Principios éticos
Leonardo Amaya M1.
Gloria María Berrío A2.
Wilson Herrera3.
Agosto de 2015
Introducción
En las diferentes esferas de nuestra vida profesional los cursos de acción que decidamos
tomar tienen que respetar una serie de estándares éticos que se han vuelto vinculantes
para los miembros de las distintas comunidades académicas y científicas. Estos
estándares tienen como propósito garantizar que las distintas disciplinas estén al servicio
de todos los seres humanos y que en su esfuerzo por el progreso del conocimiento y por
el mejoramiento del bienestar de los destinatarios del servicio profesional, se respeten
los derechos humanos de todos los grupos involucrados. Los llamados principios éticos
pueden ser vistos como los criterios de decisión fundamentales que los miembros de una
comunidad científica o profesional han de considerar en sus deliberaciones sobre lo que
sí o no se debe hacer en cada una de las situaciones que enfrenta en su quehacer
profesional.
Ahora bien, la aplicación de los principios éticos no se puede hacer de manera mecánica,
esto es, no son una especie de recetario al cual uno acude cada vez que tiene un
problema. Cada principio ético tiene límites, así por ejemplo, la autonomía no implica que
la persona pueda hacer todo lo que ella quiera con sus congéneres; o en el caso de la
ayuda hacia los otros no se puede caer en el paternalismo. En este sentido, aunque los
principios éticos son fundamentales, se limitan entre si ya que en su aplicación a una
situación concreta se requiere del buen juicio, es decir, de una ponderación adecuada
por parte de quien tiene que tomar la decisión, y esta ponderación exige tomar en serio
los derechos e intereses de los otros.
Con este texto, se pretende proponer a la comunidad psicológica colombiana un modelo
de principios éticos que permitan fundamentar una práctica profesional justa y
responsable. En cada principio se hace una breve exposición de lo que en general éste
significa, las referencias de la legislación nacional o internacional que los apoyan y las
normas de conducta que se derivan de ese principio. Con estos estándares o normas de
1 Médico, Master en Psicología, Psicoterapeuta REBT, PhD. leonardoamaya@gmail.com
2 Psicóloga, Pontificia Universidad Javeriana. Maestría en Bioética. gmberrio@gmail.com
3 PhD en Filosofía, profesor principal de la Escuela de Ciencias Humanas y miembro del grupo de
investigación "Ética aplicada, trabajo y responsabilidad social" de la UR
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conducta se espera brindarle a los miembros de la comunidad psicológica elementos de
juicio más concretos que puedan ser útiles para la toma de decisiones en el día a día del
ejercicio profesional. La tendencia internacional actual es reducir los principios, razón por
la cual, y en aras de hacer un documento práctico, se ha limitado esta guía a cinco
principios éticos: Beneficencia, No Maleficencia, Justicia, Autonomía e Integridad.4
Beneficencia
El principio de Beneficencia tiene una amplia tradición en la reflexión ética en medicina
y psicología. Se encuentra presente de forma expresa en los principales códigos éticos
y bioéticos de ambas disciplinas. Se ha desarrollado en concomitancia con la ampliación
de las posibilidades técnicas de las intervenciones especialmente en el área de la salud,
puesto que ya es posible demandar intervenciones con garantías objetivas de utilidad
que conduzcan a un logro específico en el desarrollo de la persona o a la solución de
una situación patológica o disfuncional.
En líneas generales este principio lo que afirma es que el propósito de toda n ética es
mejorar las condiciones de vida y de relación, y el bienestar de las personas, grupos,
comunidades e instituciones atendidas. En este sentido, la beneficencia está relacionada
con el principio de no maleficencia ya que si la primera exigencia ética de de quienes
cuidan por la salud de los otros es no causar daño, una medida primaria es procurar que
no se someta a nadie a procedimientos fútiles o temerarios que puedan entrañar riesgos.
Definición
Justificación
4
Los psicólogos se esfuerzan por beneficiar a aquellos con los
quienes trabajan. Se aseguran de mantener altos estándares de
competencia en su trabajo en beneficio de los mejores intereses de
los usuarios y de salvaguardar los derechos de las personas,
grupos, comunidades e instituciones con las que interactúan
profesionalmente.
Este principio también se extienda hacia los animales que se usan
en las investigaciones científicas; a ellos se les debe garantizar los
debidos cuidados y atención que garanticen su comodidad y
reduzcan su sufrimiento.
Este principio tiene dos justificaciones, una que tiene sus fuentes en
el utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill y el otro en las
éticas del cuidado. Para el utilitarismo, las acciones y normas son
justas y por tanto moralmente justas cuando las consecuencias de
Este escrito es una propuesta de los autores y no compromete la postura oficial de Colpsic o Ascofapsi.
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ellas generan la mayor felicidad o bienestar para el mayor número.
Para esta concepción, el eje de la deliberación es el bienestar no
sólo cada ser humano, sino también de todo ser sintiente, es decir
de los animales. En otras palabras, para el utilitarismo, el bienestar
mío es tan importante como el suyo.
Una segunda forma de justificar este principio se centra en el
cuidado de nuestro cuerpo. Para defensores de la ética del cuidado
como Nel Noodings, nuestro cuerpo no es un simple compuesto
bioquímico, sino que lo consideramos como algo profundamente
nuestro donde tiene lugar nuestras vidas y en relación con el cuál
tenemos tanto el derecho pero también el deber de cuidar y
proteger. Bajo esta concepción, el derecho que tenemos sobre
nuestro cuerpo implica una obligación de los otros de respetarlo y
de ayudar en su cuidado.
Aspectos
claves
Este principio reclama al profesional asegurar y mantener altos
estándares de competencia en su trabajo para garantizar que sus
intervenciones ofrezcan el mayor beneficio posible a su consultante.
Desarrollos
argumentativo La cronicidad, gravedad o incurabilidad no constituye motivo para
s del principio privar de la asistencia psicológica a ningún ser humano.
Ley 1090 de 2006, Artículo 2, principios 2, 6 y 10
Ley 1164 de 2007, Artículo 35.
Referentes
normativos
Principio rector b) del Manual Deontológico y Bioético del psicólogo,
Acuerdo No. 10 del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.
Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA –
(2010), principio A.
Estándares
Normas de
conducta
Los psicólogos hacen lo que conviene a cada ser humano
respetando sus características particulares, teniendo más cuidado
con el más débil o necesitado, y procurando que el beneficio sea
más abundante y menos demandante de esfuerzos en términos de
riesgos y costos.
Salvaguardan el bienestar y los derechos de las personas con las
que interactúan profesionalmente, y de otras personas afectadas
directa o indirectamente.
3
Toman las precauciones que sean necesarias para proteger el
bienestar de sus usuarios en aquellas áreas en las que todavía no
existan estándares reconocidos.
Consultan con, refieren a, o cooperan con otros profesionales e
instituciones en la medida necesaria para servir los mejores intereses
de las personas, grupos, comunidades o instituciones con las que
trabajan.
Salvaguardan el bienestar de los animales sujetos de la
investigación.
Se esfuerzan por ser conscientes de los posibles efectos de su
propia salud física y mental en su capacidad para ayudar a las
personas, grupos, comunidades o instituciones a las cuales prestan
sus servicios profesionales.
Están alerta y toman medidas para protegerse de los factores
personales, financieros, sociales, organizacionales o políticos que
podrían conducir a un mal uso de su influencia, debido a que sus
juicios y acciones científicas y profesionales pueden afectar las
vidas de otros.
Comunican y advierten sobre los posibles efectos negativos de las
acciones de intervención de cualquiera de los miembros del equipo,
cuando hacen parte de un equipo de trabajo.
Garantizan, mediante la oportuna consulta a profesionales, que sus
clientes estén protegidos por el adecuado seguimiento de un tercero
calificado, cuando son psicólogos en formación o cuando
consideran que su juicio profesional requiere una consulta experta
externa.
No maleficencia
El principio de no maleficencia tiene una amplia historia, y está vinculado al campo de la
ética de la salud desde el llamado Juramento Hipocrático, donde se expresa con la
sentencia primum non nocere: Primero no hacer daño. El aforismo demanda la atención
particular por preveer riesgos y colocar las debidas medidas para controlar el riesgo de
daño que entraña cualquier intervención.
4
La no maleficencia se ha reconocido históricamente como la primera demanda ética en
las intervenciones sanitarias, y se exige la consideración de los principios morales para
clarificar la licitud de intervenciones que implican tanto efectos positivos como lesivos.
Los principios morales más frecuentemente considerados en estos casos son los de
totalidad, mal menor y doble efecto, explicados en el artículo 35 de la Ley 1164 de octubre
de 2007, por la cual se dictan disposiciones en materia del Talento Humano en Salud.
Definición
Los psicólogos se esfuerzan activamente en evitar causar daño en su
ejercicio profesional.
De manera similar al caso del principio de la beneficencia, este también tiene
dos tipos de justificaciones. La justificación utilitarista, se puede expresar en
los siguientes términos: el principio de la máxima felicidad para el mayor
número tiene como corolario, la de no causar sufrimiento. De acuerdo con
ello, el sufrimiento solo podría justificarse si contribuye con la disminución del
sufrimiento propio o el de los otros. Ahora bien, el principio utilitarista implica
que el sufrimiento solo se justifica si este contribuye a una posterior
disminución del sufrimiento. En este sentido, para el utilitarista, el daño
Justificació consistiría en infringir un sufrimiento no justificado.
n
Desde la ética del cuidado, se puede decir que el daño intencional infringido a
nuestro cuerpo lo que expresa es una falta de respeto a lo que es más propio.
Cuando se causa daño al cuerpo del otro, como mínimo lo que nos
encontramos es con una falta de atención y de consideración en los intereses
del otro. Para las éticas del cuidado, el centro de la deliberación ética son las
interacciones humanas, y para ello es primordial tomar en serio los intereses
de los otros. En este sentido, esforzarse por no causar el daño, es una
derivación de esta exigencia.
Aspectos
Claves
Este principio demanda de los psicólogos la activa protección de potenciales
efectos nocivos, evitando intervenciones cuya pertinencia o eficacia no
comprobada coloque al destinatario del servicio profesional en una situación
de riesgo de efectos adversos sin una razón proporcionada.
Colocan los medios para garantizar que se minimiza el daño cuando éste es
inevitable, y resuelven las consecuencias negativas de las intervenciones que
así lo requieran.
5
Ley 1164 de 2007, Artículo 35.
Principio rector c) del Manual Deontológico y Bioético del psicólogo, Acuerdo
Referentes
No. 10 del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.
normativos
Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA – (2010),
principio A.
Los psicólogos consideran anticipadamente los riesgos potenciales de su
actuación profesional.
Colocan salvaguardas antes los posibles riesgos de la intervención que
realizan.
Advierten al usuario los posibles riesgos de la intervención.
Resuelven de manera que evite o minimice el daño, los conflictos que se
Estándares puedan presentar entre las obligaciones o deberes de los psicólogos.
Interrumpen cualquier intervención o procedimiento ante la evidencia de que
los efectos negativos superan los límites considerados por la doctrina moral
del doble efecto, así como la participación en investigación cuando el sujeto
hace evidente efectos negativos.
Realizan los actos profesionales que, aunque no beneficien, puedan evitar
daño.
Justicia
El principio de justicia en ética está relacionado con la noción clásica de justicia, como la
propuesta por Domicio Ulpiano (170-228): Iustitia est constans et perpetua voluntas ius
suum cuique tribuendi; "La justicia es la constante y perpetua voluntad de conceder a
cada uno su derecho". El mismo Jurista planteaba ideales morales que correspondían al
hombre justo: " Iuris praecepta haec sunt: honeste vivere, alterum non laedere, suum
ciuque tribuere"... "Los preceptos del derecho son: vivir honestamente, no hacer daño a
nadie y dar a cada uno lo que corresponde" (Domicius Ulpianus, Digesto, 1, 1, 10).
El principio de justicia se encuentra presente en los principales códigos deontológicos de
psicología y atiende de forma particular al respeto por los derechos diferenciales de las
distintas poblaciones que interactúan con los profesionales. Lo justo se refiere a respetar
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los derechos de las partes involucradas y tratarlas con el mismo respeto y consideración.
En este sentido la justicia demanda que las personas sean tratadas de manera equitativa
y no pueden verse ni tratarse con un menor valor
Los psicólogos reconocen que todas las personas tienen el derecho
equitativo a los beneficios de la psicología, y procuran brindar de forma
equilibrada la misma calidad en los procesos, procedimientos y servicios.
Definición
Justificación
No llevan a cabo prácticas injustas ni admiten prejuicios ni discriminación
por edad, sexo, identidad de género, raza, etnia, cultura, nacionalidad,
religión, orientación sexual, discapacidad, idioma y nivel socioeconómico.
En términos generales, como bien lo señaló Aristóteles, la justicia es el
principio que tiene que ver con aquellas acciones que afectan a los otros; es
por ello que la considero como el valor moral más importante. Desde los
griegos, la concepción mínimo de justicia, señala que lo justo es darle a
cada cual lo que le corresponde. En las sociedades democráticas, la justicia
refiere a lo igual y al respeto de los derechos humanos de los miembros de
la comunidad política. En este sentido, la justicia consiste en garantizar de
manera igual los derechos humanos. En el campo de la salud, esto implica
la exigencia de respetar de manera equitativa los derechos de los pacientes,
y que no pueden haber discriminaciones arbitrarias en los tratamientos y
procedimientos que se aplican. A este respecto, cualquier tipo de
discriminación es una violación a estos derechos y por ende es injusto.
Los psicólogos defienden los derechos humanos contenidos en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y en la Constitución Nacional, y los
incorporan a su práctica profesional.
Consideran que las personas tienen un valor intrínseco, respetan la dignidad
de las personas y los pueblos, y se comprometen en conductas que
promueven la equidad.
Aspectos
claves
Están particularmente atentos a reconocer y gestionar las relaciones duales o
confusas que se puedan producir en su ejercicio profesional.
Evitan los perjuicios de cualquier tipo y mantienen una búsqueda activa de
imparcialidad en su acción.
Reconocen y manejan sus propios límites y representaciones que puedan
favorecer una conducta discriminatoria.
Mantienen una atenta vigilancia a cualquier posible práctica injusta derivada
del uso inadecuado de la información psicológica por parte de terceros.
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Ley 1090 de 2006, Artículos 16 y 17
Referentes
normativos
Principios rectores d) y f) del Manual Deontológico y Bioético de los
psicólogos, Acuerdo No. 10 del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.
Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA – (2010),
principio D y E.
Los psicólogos conocen y respetan las diferencias culturales, individuales y
de conducta, incluidos los basados en la edad, sexo, identidad de género,
raza, etnia, cultura, nacionalidad, religión, orientación sexual, discapacidad,
idioma y nivel socioeconómico y consideran estos factores cuando trabajan
con los miembros de dichos grupos.
Ejercen un juicio razonable y toman las precauciones para asegurarse de
que sus posibles sesgos, los límites de su competencia y las limitaciones de
sus conocimientos no permitan o favorezcan prácticas injustas.
Tratan de eliminar el efecto sobre su trabajo de sesgos basados en las
diferencias culturales e individuales, y no participan ni toleran actividades
que realicen terceros sobre la base de tales prejuicios.
Favorecen el adecuado acceso de sus usuarios a las contribuciones de la
psicología, de acuerdo con las condiciones específicas de ellos.
Estándares
Vigilan sus potenciales conflictos de interés y atienden las posibles
relaciones duales o confusas.
Reconocen sus propias posiciones, creencias y conflictos con el fin de que su
trabajo no se vea influenciado de forma indebida por ellos.
Están atentos a su representación sobre situaciones y condiciones
específicas, habitualmente expresadas con el concepto de la “visión de
outsider”.
Procuran, en la medida de sus posibilidades, proveer servicios psicológicos
adecuados que atiendan, sin la contraprestación económica o de otra
especie como retribución a su labor, a poblaciones particularmente
marginales o en situaciones de desigualdad y riesgo cuyas condiciones
podrían generar un acceso inequitativo a los beneficios de la ciencia y la
profesión.
Son cautos, prudentes y críticos frente a nociones que puedan degenerar en
etiquetas de desvalorización discriminatoria de los usuarios
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Autonomía
La Autonomía está vinculada a la reflexión ética pragmática, y cuenta con gran tradición
liberal. Ha sido aceptada por un importante número de colegios médicos y psicológicos
y es el fundamento de importantes acciones y deberes en la intervención sanitaria, como
el consentimiento informado.
La autonomía es al mismo tiempo un derecho y una capacidad. Como derecho hace
referencia a la potestad que tienen las personas para decidir sobre sus propios asuntos
y en especial sobre su propio cuerpo. La autonomía como derecho va en contravía del
paternalismo y por ello exige a los profesionales no intervenir sin el consentimiento de la
persona sujeto de atención, así dicha intervención sea en su beneficio.
Como capacidad la autonomía tiene que ver tanto con las habilidades intelectuales y
afectivas del usuario como también de las oportunidades para ejercer dicha autonomía.
Una persona que por diversas circunstancias tiene limitaciones para llevar a cabo
deliberaciones racionales, no tiene la capacidad para ejercer su propio juicio y en este
sentido no es capaz de ser autónoma, permanente o transitoriamente, según sea el caso.
En otras palabras, la autonomía es reconocida como el derecho que tienen las personas
competentes a ejercer la regulación personal de forma libre y sin interferencias externas
que impidan ejercer sus elecciones. De esta forma, los individuos actuarán de forma
intencional, con conocimiento de sus elecciones y ausentes de influencias externas que
pretendan controlar y determinar el acto. En el campo de la salud la autonomía está
vinculada con el reconocimiento que los pacientes tienen derecho a ser informados de
las acciones médicas y psicológicas que los agentes proponen y a partir de esa
información determinar su propia elección. El reconocimiento de este principio puso fin
al llamado “paternalismo médico” en el cual el profesional asumía la determinación de
las alternativas profesionales que efectuaba en un paciente (Informe Belmont, 1979).
El principio de autonomía obliga a los profesionales a informar de forma adecuada,
procurar y asegurarse de la comprensión de la información técnica que ofrecen y
defender la voluntariedad de las personas, grupos o comunidades en la toma de
decisiones.
Definición
Los psicólogos reconocen el derecho de las personas a su privacidad y
autodeterminación.
Justificació En la filosofía moral se encuentran diversas formas de justificación, pero
n
quizá las dos más influyentes y mas significativas para la psicología son las
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que vienen de la concepción deontológica kantiana y la utilitarista. Para Kant,
la autonomía se fundamenta en el hecho de que los agentes morales tienen
dignidad, es decir que no tienen precio y por lo tanto no pueden ser objeto de
intercambio. En este sentido, los seres humanos no somos meros medios de
los intereses y preocupaciones de los otros. Al mismo tiempo, en el centro de
la idea de dignidad subyace la exigencia de proteger al agente moral, que
como es aquel que tiene la capacidad de ponerse fines y por tanto de darle a
valor a sus decisiones y acciones. La dignidad en este sentido consiste en
respetar la forma cómo cada uno concibe su propia vida. Esta exigencia, a su
vez implica que todos tenemos el deber de respetar la dignidad de los otros.
En la perspectiva utilitarista, la autonomía se justifica en el hecho de que cada
ser humano maduro es quien conoce mejor que cualquier otro cuáles son sus
deseos y preferencias. Para Mill, dado que cada uno es quien mejor conoce
sus propios intereses, es mejor desde un punto de vista social, dejar en
manos de los individuos que ellos decidan cómo vivir sus vidas. El
conocimiento que casa uno tiene de sí, puede contribuir con su propia
experiencia, a una decisión mejor sobre cómo vivir juntos.
Los psicólogos reconocen que hay esferas de la intimidad de las personas,
comunidades e instituciones que reclaman un manejo diferencial y
responsable.
Aspectos
claves
Reconocen la diversidad de la naturaleza humana y de las múltiples
posibilidades de realización de las personas, las cuales pueden ir más allá de
sus propias comprensiones.
Respetan la dignidad y el valor de todos los pueblos, y los derechos de los
individuos a la privacidad, la confidencialidad y la autodeterminación.
Vigilan sus propias posturas y valores para que no influyan de forma indebida
en las decisiones de los usuarios.
Ley 1090 de 2006, Artículo 2, principio 5. Artículos 15, 22, 26, 29 y 31.
Referentes
normativos Ley 1164, Artículo 35.
Los psicólogos mantienen suficientemente informados a los usuarios tanto del
propósito como de la naturaleza de las actuaciones profesionales, incluidas
las intervenciones educativas y los procedimientos de entrenamiento.
Estándares
Reconocen la libertad de participación que tienen los usuarios, estudiantes o
participantes de una investigación.
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Abogan por que se respeten de modo especial los derechos de quienes
pertenecen a grupos vulnerables y quienes estén limitados en el ejercicio de
su autonomía.
Son sensibles a la dinámica de la autoridad percibida y a su influencia sobre
los usuarios, con especial atención a los efectos en su privacidad y
autodeterminación.
Respetan la confidencialidad de la información obtenida de los usuarios y la
revelan solo con su consentimiento o el de su representante legal.
Informan oportunamente a sus usuarios sobre las limitaciones legales de la
confidencialidad.
Están atentos a colocar las salvaguardias especiales que sean necesarias
para proteger los derechos y el bienestar de las personas o comunidades con
vulnerabilidades que puedan afectar su toma de decisiones autónoma.
Cuentan con el consentimiento informado del usuario para la presencia de
terceras personas, alumnos y otros profesionales, durante el acto profesional.
Respetan los criterios morales, religiosos y culturales de sus usuarios.
No restringen la libertad del usuario de abandonar la intervención, de
participar en la investigación o de acudir a otro psicólogo o profesional.
Toman las medidas necesarias para que los informes psicológicos realizados
a petición de terceros, y realizados previo consentimiento y conocimiento de
su contenido por parte del usuario, queden sometidos al mismo deber de
confidencialidad por parte de las organizaciones e instituciones solicitantes.
Cuidan que no sea posible la identificación de la persona, grupo o institución,
cuando con fines didácticos, de comunicación o divulgación científica haga
uso de la información por medios orales, impresos, audiovisuales u otros.
Integridad
El principio de integridad ha estado vinculado en algunos de los códigos éticos más
significativos y sus valores se encuentran integrados en otros principios en los casos en
los que no lo es por sí mismo. La integridad como principio ético está vinculado con la
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valoración de la honestidad, el respeto y la transparencia en las interacciones
profesionales.
Conceptualmente, la integridad se relaciona con la consistencia entre los valores que se
predican y los métodos, expectativas y resultados realmente alcanzados con las
intervenciones profesionales. Como valor humano, la integridad es una elección personal
y un compromiso de consistencia con honrar la ética, los valores y los principios.
En ética, la integridad considera la veracidad y transparencia de las acciones personales,
por tanto, se opone a la falsedad o el engaño. Cuando éste es requerido en la
intervención o indagación, se deben cumplir las condiciones previstas por la tradición en
ética aplicada.
Definición
Los psicólogos se esfuerzan por hacer lo correcto en el cumplimiento de sus
deberes profesionales. Son responsables y veraces y respetan las relaciones
de confianza que establecen en su ejercicio profesional.
Los psicólogos aclaran su rol y funciones, las características de su tarea, y los
límites y características de sus técnicas, de su competencia y de su actuación
profesional.
Evitan, en la medida de lo posible, las relaciones duales, múltiples o confusas.
Aspectos
claves
Valoran el continuo desarrollo y mantenimiento de un alto nivel de
competencia en su trabajo profesional, y la importancia de la preservación de
su capacidad para funcionar de manera óptima dentro de los límites
reconocidos de su conocimiento, habilidad, formación, educación y
experiencia.
Reconocen que su conocimiento de la disciplina de la psicología, su situación
profesional y la información que recolectan los coloca en una posición de
poder y confianza.
Ejercen su poder de manera adecuada y honran esa confianza.
Son fieles a la naturaleza y las intenciones de sus relaciones profesionales.
Actúan con probidad y honestidad y rehúsan prestar sus servicios para actos
contrarios a la moral y al buen nombre de la profesión
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Ley 1090 de 2006, Artículo 2, principios 1, 2, 3, 5, 7 y 8. Artículos 10, 11, 18,
19, 21, 33, 37 y 42.
Aspectos
normativos
Principio rector e) del Manual Deontológico y Bioético de los psicólogos,
Acuerdo No. 10 del Tribunal Nacional Deontológico de Psicología.
The British Psychological Society, (2009). Code of Ethics and Conduct
Guidance. Principio 4, p. 21.
Código ético de la Asociación Americana de Psicología - APA – (2010),
principios C y B.
Los psicólogos conocen, entienden y atienden las reglas legales,
profesionales, éticas e institucionales que regulan los servicios que
proporcionan.
Tratan de proteger los intereses de las personas, grupos, comunidades e
instituciones con las que trabajan. El bienestar de los usuarios y el prestigio
de la profesión, tienen prioridad sobre los intereses de un psicólogo.
Son conscientes de sus responsabilidades profesionales y científicas con los
individuos, grupos, sociedades, comunidades e instituciones en las que
trabajan, asumen estas responsabilidades y actúan de acuerdo con ellas.
Actúen respetando siempre los principios y las normas de la ética profesional
y actúan con sólido fundamento en criterios de validez científica y utilidad
social.
Aceptan la responsabilidad de las consecuencias de sus actos y ponen todo
Estándares el empeño para asegurar que sus servicios sean usados de manera correcta.
Sostienen estándares profesionales de conducta, aclaran sus funciones y
obligaciones profesionales, y manejan los conflictos de interés que podrían
conducir a la explotación o daño de sí mismos o de terceros.
Se aseguran de permanecer actualizados y ser competentes para prestar los
servicios profesionales que ofrecen. Se comprometen en el desarrollo
profesional continuo y tomar medidas para asegurar que siguen estando
cualificados para la práctica.
Son cautos y reconocen los límites de sus conocimientos, técnicas,
competencias y experticias.
Están atentos para regirse por los estándares de la comunidad y en el posible
impacto que la conformidad o desviación de esos estándares puede tener
sobre la calidad de su desempeño como psicólogos.
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Son veraces cuando exponen sus competencias y formación académica en
su quehacer, en la enseñanza e investigación y en la relación con sus
clientes.
No roban, engañan o se involucran en el fraude, subterfugio o tergiversación
intencional de hechos.
No encubren actividades vanas o engañosas con su titulación profesional.
Asumen la obligación de considerar la necesidad de utilizar el engaño u omitir
parte de la información en el empleo de alguna técnica, procedimiento o
estrategia específica de investigación, cuando éste pueda estar técnicamente
justificado para maximizar los beneficios y minimizar los daños, están atentos
a las posibles consecuencias que puedan producirse sobre el usuario y el
prestigio de la profesión, y asumen su responsabilidad de corregir cualquier
desconfianza resultante o de los efectos nocivos que se derivan de la
utilización de tal técnica, procedimiento o estrategia. Del mismo modo, están
obligados a clarificar las razones de este procedimiento y comunicar la
información adecuada en el menor tiempo permitido por las exigencias
técnicas.
Se preocupan por el cumplimiento ético y la conducta científica y profesional
de sus colegas.
Se esfuerzan por mantener sus promesas y evitar compromisos imprudentes
o poco claros.
Promueven la honestidad y veracidad de la ciencia, la enseñanza y la práctica
de la psicología.
No desacreditan a colegas u otros profesionales que trabajan con sus mismos
o diferentes métodos, y hablan con respeto de las escuelas y tipos de
intervención que gozan de credibilidad científica y profesional.
Respetan el trabajo de otros profesionales, especialmente de aquéllos que
están más cercanos en sus distintas áreas de actividad.
Cumplen a cabalidad con los deberes profesionales a que estén obligados en
las instituciones en las cuales prestan sus servicios, salvo en los casos en
que ello comporte la violación de cualquiera de las disposiciones de las
normas legales vigentes. En esta última eventualidad, así se lo harán saber a
su superior jerárquico.
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Aclaran la naturaleza y la direccionalidad de su lealtad y responsabilidad y
mantienen a todas las partes informadas de sus compromisos cuando se
generan conflictos de intereses entre los usuarios y las instituciones que
emplean psicólogos.
No omiten a retardan el cumplimiento de sus actividades profesionales.
No solicitan o aceptan prebendas o beneficios indebidos para realizar sus
actividades profesionales.
No realizan maniobras de captación encaminadas a que les sean confiados
determinados casos ni proceden con actuaciones que aseguren el monopolio
profesional en un área determinada.
Responden por la información que pueda revelar el personal auxiliar sin
previo consentimiento del usuario.
Llevan registro de los servicios profesionales que prestan, en las historia
clínicas y demás modalidades de acervos documentales.
No prestan su nombre ni su firma para que otros realicen actos propios de la
psicología.
Rechazan llevar a cabo la prestación de sus servicios cuando haya certeza de
que puedan ser mal utilizados o utilizados en contra de los legítimos intereses
de las personas, grupos, comunidades o instituciones.
Evitan entrar en una relación múltiple cuando esta puede afectar la
competencia, objetividad o efectividad de sus funciones como psicólogo o
generar riesgo de manipulación o dolor emocional en la persona con la cual
interactúa profesionalmente.
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