ARISTÓTELES (384-322, A.C.) Nacido en Estagira, discípulo de Platón en la Academia hasta que éste murió, tutor de Alejandro Magno, fundador del Liceo, Aristóteles es uno de los más grandes filósofos de la historia. Rechazó las Ideas de Platón, considerando que la esencia de una cosa no podía estar fuera de la cosa misma, pues tal situación haría imposible explicar tanto el ser como el conocimiento de la cosa. Consideró a la lógica un instrumento de todo saber, y escribió sobre ella el famoso Organon, en donde trataría su teoría sobre el silogismo. Dividió el saber en teórico, práctico y productivo. En el teórico introdujo la metafísica (ontología y teología), la filosofía de la naturaleza y la matemática. A la metafísica la llamó filosofía primera, y también, "la ciencia que se busca". La metafísica se ocupa del ser. El ser se dice de muchas maneras, pero se dice fundamentalmente de la sustancia y de lo demás por analogía. Es un término analógico, por lo tanto. Además de sustancia distinguió Aristóteles los accidentes (cantidad, cualidad, acción, pasión, relación, tiempo, lugar, etc.). La sustancia puede ser primera y segunda. La sustancia segunda equivale a la esencia de la cosa, a su forma sustancial, a su naturaleza. La sustancia primera es la cosa misma, y es definida por Aristóteles como aquello que ni está ni se dice de otro. Sustancia y accidente son, pues, los modos de ser del ser, como también lo serán, en otro sentido del que luego hablaremos, el ser en acto y el ser en potencia. El universo aristotélico está dividido en mundo supralunar (la luna y los diferentes planetas y astros) y mundo sublunar (lo que hay debajo de la luna). Aquél está hecho de éter y se mueve en círculos perfectos alrededor de la tierra que está inmóvil. El mundo sublunar contiene los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) y los diversos vivientes. En este mundo las sustancias primeras son hilemórficas, es decir, están hechas de algo (que es su materia= hyle) y son algo (lo que es su forma=morphe). Aristóteles distinguió la materia segunda (que entra en la composición de la sustancia primera, y siempre está informada) y la materia prima, la cual, aunque nunca se encuentra en la experiencia es exigida por la razón. La forma sustancial es el principio que explica la naturaleza y las operaciones de la sustancia. Las sustancias hilemórficas están sometidas al cambio. Éste es definido como el paso de la potencia al acto, y puede ser accidental (cuantitativo, cualitativo y locativo) y sustancial (nacimiento y muerte). El ser en potencia es un modo de ser, y por eso el cambio tiene explicación dentro de la metafísica. Contra Parménides, que distinguía sólo el Ser en sentido absoluto, del No ser (también en sentido absoluto, y por tanto equivalente a la Nada), haciendo así impensable e imposible el cambio, Aristóteles dirá que la potencia no es equivalente a la Nada, sino que es lo que aún no siendo ahora, será, y por tanto es un modo de ser. Cualquier sustancia hilemórfica puede considerarse como un resultado de cuatro causas: material, formal, eficiente y final. Tomando como ejemplo un objeto artificial, por ejemplo una estatua ecuestre hecha en mármol, diríamos que su forma es la del caballo, su materia el mármol, su causa eficiente el escultor y su causa final adornar o cualquier otra cosa semejante. La Naturaleza en Aristóteles resulta ser así teleológica, pues todo ser natural tiende a un fin, que no es sino la actualización de su forma sustancial. Ser natural es el que tiene en sí un principio de movimiento y reposo esencialmente. A este principio se le llama naturaleza. La teología de Aristóteles exige un Primer Motor Inmóvil y una Última causa final. Es lo que es Dios para Aristóteles: un Acto puro que mueve pero no se mueve (no tiene potencia) y que siendo todo lo que tiene que ser atrae como un modelo al resto de realidades, enamorando así al mundo aunque no amándolo. Su única actividad es la contemplación de sí mismo. Aristóteles lo llama Noesis Noeseos. El hombre es también una sustancia hilemórfica. Su materia es su cuerpo, y su forma es su alma (primera entelequia de un ser dotado de capacidad para la vida).El alma humana es racional, pero cumple también las funciones sensitivas y vegetativas. El alma es quien conoce, y quien desde las sensaciones es capaz de llegar a producir los conceptos. El concepto universal resulta de un proceso que incluye: sensación, formación de una imagen, abstracción/separación de lo particular y universal por el entendimiento agente y conocimiento de lo universal o concepción por el entendimiento paciente. Estos universales no tienen existencia trascendente como había creído Platón. El alma humana no puede vivir separada del cuerpo, según Aristóteles, aunque es verdad que en algún texto defiende que el entendimiento agente es inmortal y divino. El hombre es también un ser teleológico, y por lo tanto tiende a un fin. Su fin es la realización plena de su humanidad, y tal cosa, desde el punto de vista moral, no es sino conseguir la felicidad (eudaimonía). La ética de Aristóteles está presentada fundamentalmente en su obra "Ética a Nicómaco". La felicidad no puede ser un medio(riqueza), ni algo que no esté en nuestra mano (fama), y tampoco algo no propiamente humano (placer). Ha de estar en función de nuestra naturaleza y consistir en una actividad. Además, ha de durar una vida entera (pues "una golondrina no hace verano"). La naturaleza humana es racional, y por tanto la felicidad consistirá en el ejercicio de la actividad racional. La actividad racional se ejerce de un modo excelente en la virtud, la cual puede ser intelectual y moral. Virtudes intelectuales son la sabiduría, la inteligencia, la ciencia y la prudencia. Virtudes morales son, por ejemplo, el valor, la justicia, o la generosidad. La virtud moral aparece en relación al trato que damos a nuestro cuerpo, y en relación al trato que tenemos con los demás. Tenemos trato con los demás porque el hombre, además de animal racional, y por ello mismo, es animal social o político. La virtud moral es, pues, una excelencia (areté) derivada de nuestro ser compuesto de materia y forma. Define Aristóteles la virtud moral como la elección del término medio (mesotés) relativo a nosotros, entre un exceso y un defecto, tal y como lo prescriba la prudencia, y en relación a toda acción y pasión. La virtud moral es un hábito (hexis), obtenido por repetición de actos iguales. La vida del hombre según la virtud moral nos otorga lo que llama Aristóteles "felicidad humana". Ahora bien, en la medida de lo posible, debemos aspirar a una "felicidad divina", la cual obtendremos por el ejercicio de la virtud intelectual más valiosa, que no es sino la contemplación o sabiduría. En el ejercicio de la contemplación (teoría) somos, además, sumamente autárquicos (autosuficientes), pareciéndonos así a los dioses. Que el hombre es por naturaleza social (zoon politikón) lo demuestra la palabra (logos), que nos diferencia del resto de animales. El hombre se asocia en familias, aldeas y finalmente en la comunidad más valiosa y que le permite realizar plenamente su naturaleza social: la polis (ciudad-estado). La ciudad es un todo al que pertenecemos como la parte al organismo completo, e igual que una mano separada del cuerpo entero es mano sólo de nombre, el hombre separado de la sociedad es una bestia o un dios. La ciudad puede ser gobernada buscando el bien común o uno particular, y en cualquiera de los dos casos, puede serlo por uno, algunos o todos. Surgen así tres posibilidades justas de gobierno: monarquía, aristocracia y democracia moderada (politeia), y tres injustas que no buscan el bien común: tiranía, oligarquía, demagogia. Aristóteles aceptó la esclavitud como un hecho natural, pero se opuso a la esclavitud obtenida por conquista. Consideró, además, a la mujer, como naturalmente subordinada al varón. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------