PROGRAMA: TU MAYOR RIQUEZA ES DAR PARA EL DIRECTOR: Aparece en la plataforma un niño cubierto con una cobija grande. Y a medida que pase cada participante a la plataforma, pegará el letrero correspondiente sobre la cobija que cubre al niño. Se harán cuatro letreros: pobreza, peleas, robos y vicios. Para que se pueda dar cierta realidad al programa, sería de gran ayuda que todos los participantes entraran por la puerta principal, para que de esta forma, puedan observar a cierta distancia al niño mendigo que estará en la plataforma. POBREZA: Arturo: ¡Ah! Que suerte la nuestra. Un día más sin trabajo. No tenemos nada que llevar a nuestros hogares. Omar: ¿Y quién sabe hasta cuando nos acompañará esta mala suerte? No sé cómo salir adelante con mi familia. ¡Ya me estoy cansando de tantos esfuerzos inútiles! Arturo: Debemos ser pacientes y confiar en Dios. Estoy seguro que no le agrada nuestra situación. Omar: (señalando al niño) ¡Hey! Mira, Arturo, este jovencito lleva días durmiendo en ese mismo lugar. Me gustaría ayudarle, pero… no podemos hacer nada por él. Somos muy pobres. (Pega sobre la cobija del niño el letrero que dice “pobreza”) luego se marchan. PELEAS: David: ¡pero cómo te atreves a decir que soy un mal padre! ¿Acaso le falta algo a nuestros hijos? Todo lo que piden, eso les compro Milena: No es cierto. ¿Cuándo has estado con ellos a solas? Hablando, jugando o algo así. Además no estás cuando te necesitan, no les das de tu tiempo. David: (un poco malhumorado) No vuelvas con la misma frasecita de siempre “No les das de tu tiempo”. Me voy de la casa ¡Contigo sólo se respiran cosas desagradables! Milena: (se acerca extrañada y pausadamente) ¡Oh! Que niño más pobre. Me gustaría llevarlo a mi casa y darle de comer y regalarle ropa limpia, pero sé que mi esposo no lo permitiría (Se acerca al niño y le pega el letrero que dice “peleas”) ¡Que pesar! ROBOS: Juan: ¡Uh! No hicimos ni para los cigarrillos; esos policías no nos quitaron los ojos de encima. No sabemos hacer más que robar. Cristian: Si hubiera seguido estudiando, ya habría aprendido a leer y a escribir; pero para ser un medico famoso se necesita ir a la universidad, pero con esta vida que llevamos sé que el Todopoderoso está muy triste por nosotros. Juan: Soñar es muy lindo, pero yo me quedo con la realidad, así sea terrible, pero es mejor ya que siempre nos acompaña. Cristian: No pierdo la esperanza de estudiar algún día y alcanzar mis metas. Sé que Dios me ayudará ¡Oh!, mira Juan ese niño. Debe tener mucho frío. ¡Pobrecito! Nosotros al menos tenemos un lugar donde dormir y mejor ropa, pero éste no. Me gustaría ayudarle pero no sé cómo. (Se acerca al niño y le pega el letrero que dice “robos”) VICIOS: Edson: hermano, si usted sigue con ese vicio, seguro lo va a mandar a la tumba. Mire amigo Dicson, usted está joven, debería dejar esa vida. Aunque sea hágalo por ellos, porque creo que usted no se quiere a sí mismo. Dicson: (lo dice en un tono alto) ¡Sí, sí! Es cierto, pero no puedo, lo he intentado y creo que Dios no volverá a ayudarme, pues varias veces le he prometido dejar esta vida que llevo y volver a empezar, ¡pero no puedo! Vuelvo a las andanzas y caigo en las drogas. No sé que hacer, estoy desesperado. Edson: Tranquilo hermano, sé que usted puede cambiar, pero debe tener mas fuerza de voluntad. Yo le pido a Dios en oración que le ayude y tengo fe que cambiará. ¡Claro que sí hermano! (y lo abraza) Dicson: (se acerca al niño y lo mira de cerca) ¡Edson, pobre chico este! Que padres tan desconsiderados. Yo no seria capaz de mandar a mis hijos a la calle. No quiero imaginar cómo serían mis hijos sin mi; por eso voy a cambiar. ¡No quiero morir como un drogadicto! ¡Cómo sería uno de mis hijos en esta situación! ¡No Señor por favor! (lo dice mirando hacia arriba) Edson: Es muy triste tal situación. Pero no podemos hacer nada por él (se acerca y le pega el letrero de “vicios”) AMOR CRISTIANO: (Familia adventista, mientras entran a la iglesia y se dirigen a la plataforma, van cantando un himno) Padre: (se detiene a la mitad del camino y le habla a uno de sus hijos) Carlitos, si te portas bien en la clase de niños podrás invitar a tu amigo Jaimito a la casa. Carlitos: ¡Sí papi! (avanzan todos) papi, mira a ese niño pobrecito Padre: ¡Oh sí! Debe tener mucho frio. Vengan hablemos con él Madre: Me parece buena idea Carlitos: (lo toca y lo descubre y luego dice en tono fuerte:) ¡Niño, niño, despiertate! Padre: Espera un momento hijo Niño mendigo: (se levanta con pereza y asombro a la vez) ¿Quiénes son ustedes? Padre: Ella es mi esposa Patricia, y ellos son mis hijos: Camilo y Carlitos. Mi nombre es Juan Carlos Niño Mendigo: ¡Vaya que casualidad! Mi nombre también es Camilo. ¡Ustedes son una linda familia! Padre: Tratamos de ser mejores cada día, y es Dios el que nos ha ayudado a mantenernos unidos. Madre: Ven Camilo (se acerca hacia él y tomando su cobija le dice:) Quítate esa cobija. Esta muy pesada y sucia para un niño tan atractivo como tú Padre: ¿llevas tiempo viviendo en la calle? Niño Mendigo: sí desde que tenía 8 años. Mi papá me abandonó Padre: ¿Tú papá te botó de la casa? Es muy malo Niño Mendigo: sí es muy malo. Yo no lo quiero Madre: (toma la cobija y la muestra a la feligresía, luego observa al niño y le dice:) Camilo, debes botar esta cobija tan sucia y horrible. Tendrás ropa agradable y bonita. Te mereces lo mejor, ven con nosotros, Camilo, te aceptaremos como un hijo. Niño Mendigo: (mirando al público, junto a su nueva familia) La gente hoy en día piensa en ayudar, pero no lo hace. Hay muchas cosas que nos esclavizan al mundo. Seré una nueva persona ahora y gracias a esta linda familia. Gracias Dios porque tú nunca nos desamparas “SÉ UN CRISTIANO PRÁCTICO Y NO DE SIMPLES CONOCIMIENTOS. DIOS TE RECOMPENSARÁ”