1 PONENCIA PARA ENDUC TEMA: LOS PADRES Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA Lic. Silvia Corbalán 1- Introducción Teniendo en cuenta los nuevos desafíos sociales en los cuales nos enmarcamos hoy, la Iglesia, desde los tiempos antiguos hasta nuestros días y por medio de sus teólogos, ha iluminado y dado respuestas a muchas situaciones propias del hombre. Lo que se intenta reflexionar con este trabajo es la temática de la implicancia de los Padres de la Iglesia en la sociedad. Es decir, de qué manera, en su época y en sus contextos, han hablado acerca de temas de Doctrina Social de la Iglesia. Si bien la Doctrina Social surge mucho tiempo después con León XIII, en el 1891, con la encíclica Rerum Novarum, hay una amplia relación entre la misma y los Padres griegos y latinos de los siglos I al VII d.c. Con esto queremos dar a conocer que los Padres fueron testigos inmediatos del llamado de Cristo en distintas situaciones sociales, iluminando por medio del Evangelio, la dignidad humana, la familia, la educación, el trabajo, la justicia social, los distintos tipos de pobrezas, las distintas necesidades y hambres humanas y las desigualdades sociales. Leyendo las obras del Dr. Sierra Bravo 1, especialista en temas de Doctrina Social de la Iglesia y de Filosofía Social, rescatamos una enorme tarea de compilación y de comentarios precisos y científicos de los Padres a la Doctrina Social. Y examinando en profundidad su análisis, captamos que todos los temas sociales estudiados por los Padres, giran alrededor de dos términos: riquezas y pobrezas. Dentro del marco de las riquezas, los temas sociales tratados son: el bien común, los bienes personales, la administración de los bienes, la dignidad humana, la familia, la educación de los hijos, la justicia social, la solidaridad, la comunidad, la felicidad, el trabajo, la vida social, el amor al prójimo. Y dentro del marco de las pobrezas encontramos: el enriquecimiento ilícito, la injusticia, la inhumanidad, los distintos hambres de los hombres, las esclavitudes sociales, el mal uso de las riquezas, las enfermedades del hombre, 1 SIERRA BRAVO, El mensaje social de los Padres de la Iglesia, Ciudad Nueva, Madrid, 1989; Id., Doctrina Social y Económica de los Padres de la Iglesia, Compi, Madrid, 1967; Id., Diccionario Social de los Padres de la Iglesia, Edibesa, Madrid, 1997. 2 las desigualdades sociales, los vicios sociales (avaricia, fraude, olvido del prójimo, egoísmo, el interés propio, vanagloria, usura), las miserias de la sociedad. Es decir, “riquezas y pobrezas”, es el tema central que engloba a todos los demás. Dentro de las riquezas, no sólo se remite a lo propiamente material, sino también a lo espiritual. Lo mismo podemos decir de las pobrezas. Por eso, la visión de los Padres de la Iglesia, era más amplia y desarrollaba en forma integral cada temática, es decir, el hombre en toda su magnitud, en relación consigo mismo, con su prójimo y con Dios. Con esto, verificamos que los Padres, aparte de participar en concilios y en temas dogmáticos, en temas de espiritualidad y de moral, la cuestión social también era una preocupación que los implicaba en forma concreta por medio de sus reflexiones, cartas y tratados. Y también es una constatación, que, inmersos en su época, no estuvieron indiferentes a las situaciones sociales que necesitaban ser iluminadas desde la Palabra de Dios2, en armonía con sus estudios y conocimientos científicos. Debido a la amplia variedad de escritos y textos, sólo elegimos aquellos que puedan ser más relevantes para la sociedad actual, y de esa manera ser una nueva luz en el camino del hombre que busca a Dios en forma directa o indirecta. 2- Las pobrezas sociales 2.1. El origen de las desigualdades sociales Hay ciertas actitudes o vicios que habitan en la sociedad, los cuales son el origen de la mala distribución de las riquezas, de las desigualdades sociales y de la indiferencia al prójimo. a) Colocamos como primer vicio a la avaricia, porque ella es la raíz de todos los males3, como dice San Juan Crisóstomo4 en su Homilía Nº11. ¿Por qué es la raíz de todos los males? Porque ella produce enemistades, guerras, pleitos, injurias, homicidios, robos. En su Homilía Nº65, dice que la avaricia embota los ojos y los oídos. Por 2 Una característica propia de los Padres, era el uso amplio, sistemático y abundante de la Palabra de Dios en todos sus temas de reflexión. 3 Cfr. 1Tim 6,10. 4 Nacido en Antioquía en el 344. Ordenado sacerdote por su obispo Flaviano, desempeñó su tarea de predicador por medio de sus famosas Homilías, entre los años 386 al 397. En el 397 fue Patriarca de Constantinopla. De los Padres Griegos es considerado uno de los más grandes luchadores sociales de su tiempo. Su espíritu social lo impulsó a expresar de manera sencilla y elocuente, la esencia social del Evangelio. Se apoyaba en estos principios para expresar el mensaje social: la caridad, la misericordia y la solidaridad. Cfr. SIERRA BRAVO, El mensaje social de los Padres de la Iglesia, 202. 3 eso no deja pensar y esclaviza. Juan Casiano (Padre de Oriente del s. IV), dirá que la avaricia se origina en la falta de fe, y se relaciona con el amor al dinero. Este deseo secuestra a la persona y la aparta de todo lo que tiene, de todo lo que es, para llevarla a tener riquezas que no le son necesarias. Produce irritación por no tener lo que desea y disconformidad por el lugar donde vive o donde trabaja5. Según San Basilio, en su Homilía contra los ricos Nº5, la avaricia puede llegar a producir grandes males. Dice que, “el mar conoce sus lindes, y la noche no traspasa los términos fijados. Pero el avaro no respeta el tiempo, más bien imita la violencia del fuego: todo lo invade y lo devora”. Basilio compara la acción del avaro con los ríos que salen de pequeñas fuentes. Si se les agregan afluentes, aumentan poco a poco su caudal, y llegan a ser tan enormes que, con la violencia de su curso, arrastran todo lo que se les ponga adelante. De esta forma, los que llegan a cierta grandeza de poder, adquieren mayor fuerza para hacer más maldad todavía. Es decir que la avaricia, provoca en el hombre ansias de poder desmedidas. San Juan Crisóstomo dirá también que los retoños de la avaricia son la envidia, el odio, el rencor, la mentira, el engaño6. Con todo esto, este Padre afirma que no está en contra de los ricos, sino del mal uso de las riquezas. Y este mal uso, produce los vicios antes señalados. b) La vanagloria y la soberbia: la vanagloria es muy sutil y no se lo reconoce fácilmente7. Según Casiano, este deseo aparece en muchas ocasiones como si fuera una virtud. Su ropaje hace creer que se va por un buen camino. Lo más difícil de combatir, no es el elogio de los demás que aumenta la autoestima y el deseo de ser superiores a los otros, sino los pensamientos de autoelogio que provienen del corazón. Y la vanagloria es la puerta hacia la soberbia, que es el vicio más difícil de combatir. Casiano hace algunas comparaciones para entender mejor de qué se trata la soberbia. Dice que el soberbio se asemeja a un árbol que posee muchos frutos; las ramas que sostienen esos frutos se quiebran por el peso de los mismos y quedan inutilizados. Es decir que una persona puede tener muchas virtudes (frutos) pero si no reconoce que las mismas proceden de Dios y no de sus fuerzas, termina perdiéndolas (ramas que se quiebran)8. También lo compara con un árbol sin raíces que no soporta el ímpetu del viento. Si el árbol (virtudes, obras buenas, deseos buenos, etc) no está enraizado en Dios, cualquier viento (tentación) lo sacude y lo arrastra. Es decir, si tiene como 5 Cfr. JUAN CASIANO, Carta al Obispo Castor en Filocalia I, Lumen, Bs.As., 1998, 134-137. Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Discurso V Sobre las Bienaventuranzas. 7 Cfr. JUAN CASIANO, Id., 149-150. 8 Cfr. EVAGRIO PONTICO, Sobre los ocho espíritus malvados, 88. 6 4 fundamento sus proyectos, sus capacidades, sus fuerzas, en cualquier momento, puede derrumbarse todo lo que logró, porque su casa (su interior) está cimentada sobre arena9 (sus limitaciones). 2.2 La inhumanidad Según San Ambrosio, el orgullo lleva a que el hombre se olvide de la condición humana, despojando de lo necesario a los que menos tienen10. Por su parte, San Juan Crisóstomo dice que muchas veces se estima más a los animales que a los hombres; se prefiere alimentar a un perro que a un hombre que tiene hambre11. En otras homilías compara la inhumanidad con la acción que realizan las fieras salvajes. Muchas veces el hombre se convierte en una fiera salvaje cuando utiliza sus manos para despedazar a otro hombre (a su presa) y para socorrerlo. El hombre es inhumano cuando es duro y cruel con sus semejantes12. San Basilio añade que la inhumanidad se produce cuando se busca afanosamente la manera de no repartir a cada uno lo que necesita, y de almacenarlo todo y privar a todos del menor provecho. Es como una casa guardiana de interés propio y de avaricia, la cual hay que desmantelarla para sacar de la cárcel la riqueza prisionera13. Finalmente, agregamos las reflexiones de San Gregorio Niseno, quien también habla de la crueldad como una falta de sentido social. Esto se da cuando el hombre necesitado de pan y carente de lo necesario, no es socorrido de buena gana por el que tiene más. La opulencia de unos, produce la miseria de muchos. El hombre insaciable no admite a nadie que participe de sus riquezas. Apoderarse de todo y excluir a los hermanos es una tiranía que lleva a la inhumanidad14. 2.3 Injusticias sociales En su homilía LXI, sobre las injusticias de los artesanos y de los terratenientes, San Juan Crisóstomo, da a conocer que al producto de los justos trabajos, se añade la preocupación sólo por los negocios mundanos, encaminando toda la producción hacia un único fin: ganar dinero. De esta forma, al ser el interés 9 Cfr. Mt 7, 26-27. Cfr. SAN AMBROSIO, Homilía sobre Lc 8,14 en Diccionario Social de los Padres de la Iglesia, 168. 11 Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre el evangelio de Juan, Nº 47, en Diccionario sobre los Padres de la Iglesia, 167. 12 Cfr. Id., Homilía sobre 1Corintios, NºIX,4, en Diccionario sobre los Padres de la Iglesia, 283-284. 13 Cfr. SAN BASILIO, Homilía Destruam 2 y 6, en Diccionario sobre los Padres de la Iglesia, 166. 14 Cfr. SAN GREGORIO NISENO, Sobre los pobres que han de ser amados, Discurso I, en Diccionario sobre los Padres de la Iglesia, 185-186. 10 5 propio superior al de los trabajadores, aumenta la fortuna sin dar ayuda a los necesitados15. Continúa su reflexión mostrando una realidad en el ámbito del trabajo, en el cual los labradores son tratados como miserables. Consumidos de hambre, lo mismo trabajan soportando penosas cargas, sin un momento de respiro. Produzcan o no produzcan la tierra, son oprimidos lo mismo, sin aceptar ninguna clase de error16. 3- Las riquezas sociales Si bien son muchas las riquezas sociales que mencionan y reflexionan los Padres en su tiempo, rescatamos sólo algunas que pueden ser más significativas o que engloben otros temas relacionados con las mismas. 3.1. La comunidad: según Lactancio, la comunidad no consiste en poseer bienes en común, sino en la unión de espíritus y corazones. El término comunidad va aparejado con la justicia, la cual no se encuentra en las cosas exteriores, sino en el corazón del hombre. Por eso, no hay que suprimir las posesiones en la comunidad, sino la arrogancia y la soberbia que habitan en el interior de las personas. Y agrega que la fe en Dios, es la única que puede lograr que todos los hombres se sientan iguales en la comunidad17. San Juan Crisóstomo añade que Dios nos hizo en comunidad para compartir lo que tenemos. Cuando se comparte se forma una comunidad. A todo el género humano, Dios nos ha regalado bienes comunes: el aire, el sol, el agua, el cielo, la luz. De la misma forma, hay bienes que son comunes a todos: una plaza, una ciudad. Mientras se comparten estas cosas, hay paz. Pero cuando alguien quiere apropiarse de lo que es común, entra en rivalidad y produce divisiones, luchas y disgustos18. 3.2 Solidaridad: esta virtud se funda en la ayuda mutua. San Gregorio Nacianceno, compara esta actitud con la siguiente imagen. “Todo el que navega 15 Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía LXI, en El mensaje social de los Padres, 259. Cfr, Ibid., 260. 17 Cfr. LACTANCIO, Instituciones divinas, Libro II, en El mensaje social de los Padres de la Iglesia, 361. 18 Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía XII sobre 1Timoteo, en El mansaje social de los Padres de la Iglesia, 303-304. 16 6 está expuesto al naufragio…Mientras navegas con próspero viento tiende la mano al que ha naufragado; mientras gozas de salud y riquezas, ayuda al atribulado19”. San Gregorio Niseno añade que es necesaria la compasión para ablandar el alma del que debe socorrer a su prójimo. La compasión y la misericordia implican una acción voluntaria y libre de sufrir los males ajenos. Si el alma estuviera empapada de estas virtudes, no habría superior ni inferior; la pobreza no afligiría al hombre. Voluntariamente, el que es más, se igualaría con el que es menos. Así se vencería la mentira, el odio, el rencor, el engaño, la guerra, que son retoños todos del tener más. Termina esta reflexión con una imagen: “¿qué puede haber más bienaventurado que vivir de forma que no fueran los cerrojos y las puertas los que respondieran a la seguridad de nuestra vida, sino que nos aseguráramos unos a otros?”20. Vemos que la solidaridad implica una relación concreta con el prójimo. Por eso San Juan Crisóstomo muestra lo que ocurre con la relación con el prójimo por medio de esta imagen. “Si quieres ver cómo en la actividad acontece lo mismo, no tienes más que cortar un dedo y verás cómo quedan los otros inactivos y no cumplen como antes su función. Así sucede cuando nos alzamos contra nuestro prójimo”. El que hace la guerra a los demás, se hace una guerra contra sí mismo, porque el daño no termina en su prójimo, sino que repercute en no pequeña medida sobre él. Por eso, manda cuidar de nosotros mismos y de nuestro prójimo21. 3.3 Dignidad humana: esta riqueza está relacionada con la semejanza del hombre con Dios. San Gregorio Niseno dice que, al asemejarnos a Dios, somos artífices de esa semejanza. Esto se da de una manera dinámica porque no somos como estatuas inertes, sino que, con nuestras obras reproducimos la imagen de Dios y de esa forma se convierten en alabanzas al Creador22. Agrega que el hombre se hace semejante a Dios cuando ama a sus hermanos, perdona de corazón al enemigo, aborrece el mal y practica la justicia. Se hace semejante a Dios cuando practica la bondad23. 19 Cfr. SAN GREGORIO NACIANCENO, Discurso 14 sobre el amor a los pobres, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 356. 20 Cfr. SAN GREGORIO NISENO, Sobre las bienaventuranzas V, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 357. 21 Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía 30 sobre 1Corintios, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 358. 22 Cfr. SAN GREGORIO NISENO, Sobre la creación del hombre, Discurso I, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 126. 23 Cfr. Ibid., 127. 7 Para San Juan Crisóstomo, ser imagen de y semejanza de Dios, quiere decir hacerse cargo del dominio sobre la tierra que recibió desde su creación. Implica vivir la misericordia, la mansedumbre, la humildad, la paz, la justicia, el amor sincero con todos24. Y San Gregorio Nacianceno relaciona la dignidad humana con el conocimiento de Dios y de los que sufren. El hombre debe conocer y buscar a Dios, y lo encuentra en los que sufren. La actitud de compadecerse del que sufre es la gloria del hombre25. 4- El orden social Finalmente, hay ámbitos sociales específicos (como la familia, el trabajo, el culto, la educación, el bien común, etc.) en donde se ven reflejadas las pobrezas y riquezas sociales mencionadas anteriormente. Lo que intentaron los Padres es lograr definir un orden social, como la síntesis que engloba todos los ámbitos en donde el hombre se expresa y comunica. 4.1 La Familia: de los Padres que hablan de este tema, rescatamos sólo a San Agustín porque es quien expresa más reflexiones. Dice que la familia surge de la unión natural del hombre y de la mujer, y es parte importante en la sociedad humana26. Es decir que la primera sociedad es la familia27. San Agustín relaciona el tema de la familia con la propiedad, por eso agrega que, para vivir en familia es necesario una casa y un bien familiar 28. La casa del hombre debe ser principio o germen de la ciudad. La paz en la familia es la paz de la ciudad29. Dice también que en primer lugar, el hombre debe cuidar de los suyos, siguiendo la carta de San Pablo (ITim 5,8): “Quien no cuida de los suyos, reniega de la fe y es pero que un infiel”. La paz surge de las familias, es decir de la concordia ordenada entre los que viven juntos. Y en esa paz, los que mandan (los padres a los hijos) cumplen una tarea de servicio, porque no mandan por ambición 24 Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía Nº 7 al pueblo de Antioquía; Homilía Nº1 Sobre el hombre enriquecido, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 127-128. 25 Cfr.SAN GREGORIO NACIANCENO, Discurso Nº 14 sobre el amor a los pobres, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 128. 26 Cfr. SAN AGUSTÍN, Epístola 30 a Hilario, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 145. 27 Cfr., Id., Del bien del matrimonio 1,1, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 145. 28 Cfr. Id., Epístola 157 a Hilario, en El mensaje social de los Padres de la Iglesia, 446. 29 Cfr. Id., Ciudad de Dios, Libro XIX, Cap XVI, 644. 8 de dominio, sino por el deber de mirar por ellos; ni por orgullo de reinar sino por misericordia de atenderles30. 4.2 Trabajo: los Padres no miran al trabajo en sí mismo sino en relación con otro tema. Por ejemplo: con el derecho de los trabajadores, con la solidaridad, con la justicia. De esa forma, San Jerónimo habla del trabajo en relación a la apertura solidaria con los más necesitados. Por eso dice que el que tiene un oficio honesto no debe remediar sólo sus necesidades, sino también las del pobre. Es decir, con su esfuerzo, se sustenta y también reparte su ganancia con los que no poseen nada31. Muy parecido es lo que dice San Juan Crisóstomo, quien guiado por Hch 20,35 (“Mayor dicha es dar que recibir”), añade que, con el trabajo manual, no sólo se echan los malos pensamientos de nuestro espíritu, sino que también con él se puede socorrer al necesitado32. San Ambrosio lo relaciona con la religión. Por eso dice que somos obreros de Dios y de El esperamos el premio a nuestros trabajos33. También dice que somos asalariados de Cristo, quien nos ha dado trabajo en su viña y nos tiene preparado el salario en el cielo34. 4.3 El culto: para algunos Padres, el culto a Dios se relaciona ampliamente con las obras de misericordia. Uno de ellos es San Jerónimo para quien el culto a Dios parte de visitar a los enfermos, dar de comer a los que tienen hambre, recibir en la casa a los que no tienen hogar, apoyar a los que se han entregado totalmente a Dios, como es el caso de los monjes y vírgenes35. San Justino defiende con su Apología, el estilo de vida de los cristianos de los primeros tiempos, quienes eran mal entendidos en su hablar y en su actuar. Menciona que los cristianos siguen a Cristo, socorriendo a los huérfanos y a las viudas, a los que por enfermedad o por otra causa están necesitados, a los que están en las cárceles, a los forasteros36. Es decir, la cristiandad, que alaba y da culto a Dios, viven en comunidad, compartiendo sus bienes y ayudando al necesitado, siguiendo los consejos de Cristo. 30 Cfr. Ibid., Libro XX, Cap XIV, 642. Cfr. SAN JERÓNIMO, Comentario a Efesios 2,4, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 368. 32 Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía 1,5 sobre Priscila, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 367. 33 Cfr. SAN AMBROSIO, Epístola 19, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 366. 34 Cfr., Id., Comentario a Tobías 91, Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 366. 35 Cfr. SAN JERÓNIMO, Epístola 130, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 109-110. 36 Cfr. SAN JUSTINO, Apología I, LXVII 1, 258. 31 9 5- Conclusión Aunque sólo se han tocado algunos temas, vemos que fueron muchos los aportes que, en su época, los Padres ofrecieron como respuesta a los cuestionamientos sociales. Quedaría mucho por reflexionar, pero a grandes rasgos tenemos un panorama sintético y claro del papel protagónico de la Iglesia en la sociedad. Con este trabajo no intentamos agotar la reflexión, pero sí introducimos algunas preguntas para seguir meditando: Todos estos pensamientos de los Padres ¿han quedado desactualizados o siguen en vigencia? ¿De qué manera? ¿Podría decirse que hay un redescubrir de la Patrística en el ámbito social que puede fortalecer hoy el camino de la Doctrina Social de la Iglesia? ¿Podríamos mirar nuestra realidad social desde la mirada de los Padres? ¿Cuáles son los nuevos desafíos para la Doctrina Social de la Iglesia, según los Padres?