EXPLORACION DE LAS TUMORACIONES INTRAABDOMINALES EN LA MUJER Dr. J. NUBIOlA . .. tumoraciones abdominales sin esfuerzo, ni movimiento ni golpueden ser: 1.º Por aumento pe indica un proceso anexial. Si el de tamaño de las vísceras. 2.º Ma- dolor se produce al cambiar de posas inflamatorias o colecciones he- sición indicará una retroflexión domáticas. 3.º Formaciones neoplási- lorosa o bien un Douglas lesionado. cas, y 4.º Falsas tumoraciones. Dolor, en decúbito dorsal, que calma de pie inclina a una turnoraInspección ción. Prolapsos, hernias y paquetes Debe hacerse en posición gineco- varicosos se tienen que explorar lógica, dorsosacra, y de pie, quieta con la enferma de pie. Las diastay en movimiento. El abdomen se sis de recto y las hernias umbilimodifica al ponerse la enferma de cales se observan al hacer esfuerzo pie y al sentarse. No sólo hay que para levantarse. observar simplemente el abdomen, si no obtener una visión de conjunRespiración to, en relación con la cara, el tórax y las extremidades. La presión de un tumor abdomiSi la tumoración es de un cier- nal, por compresión diafragmática, to tamaño, desplaza el centro de restringe la capacidad respiratoria, gravedad de la paciente, ensilla la modifica la situación de los órgacurvadura lumbar y lleva la parte nos torácicos y desplaza la punta superior del tronco hacia atrás. La cardíaca creando alteraciones en el deambulación es parecida a la de la funcionamiento cardiocircula torio. embarazada, con las piernas sepaA su vez la inspiración y la exradas y a la manera de los pal- piración ponen de manifiesto cammípedos. bios de conformación abdominal Si se trata de una enfermedad in- que dibujaran el tumor. flamatoria, es al revés, al andar inEl síndrome de Meiggs está cacurva el tronco hacia adelante para racterizado por la confluencia de aminorar la gravitación dela masa una tumoración pélvica y un hidrointestinal sobre los órganos dolo- tórax y dificulta lógicamente la rosos. respiración. La respuesta pleural Un dolor violento, espontáneo, es atribuible a una persistencia L AS 256 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA embrionaria de los conductos pleu- Vol. XLI. - N.o 166 Aparato de la fonación roabdominales. Facies La cara presenta en las enfermas abdominales cuatro formas bien definidas: facies gravídica, hemorrágica, peritonítica, ovárica y neoplá- sica. La facies gravídica se reconoce por la cara tumefacta, labios abultados, mentón, nariz y pómulos hinchados. «Cara ensimismada, mujer embarazada». La serenidad alegre, entregada a la introspección de CRINIUS. Se acompaña del cloasma gestacional. La facies hemorrágica se caracteriza por el aspecto blanco, sin color de la anemia intensa. La facies peritonítica señala los trastornos metabólicos e iónicos consecutivos a la infección peritoneal, con pronunciación de los pómulos y afinamiento de la nariz y labios secos. La facies ovárica destaca su tinte blanco grisáceo, ligero adelgazamiento de la piel y mirada sin expresión. La facies neoplásica es de color gris pardo, reunión de caquexia y anemia, rictus de tristeza y de cansancio, mirada desconfiada, de ojos apagados. Puede presentarse una variedad que equivale a un diagnóstico: facies con hirsutismo y virilismo que indicará la posibilidad de que se trate de unarrenoblas- toma. Conocidos son los cambios de voz que experimenta la. mujer a tenor de su fisiologismo genital. Se apartan de esta línea: la tumefacción de SCHNEIDER que acompaña algunas ginecopatias inflamatorias, la tos seca quintos a, tos uterina de Pozzi, la ulitis dismenorreica o edema de la mucosa gingival y su hipertrofia, a veces tumoral --epulis- en las gestantes. En el arrenoblastoma la voz adquiere un timbre grave viriloide. Constitución y aspecto El normotipo de la enferma señala su factor constitucional. Entre las dos formas extremas del abdomen: excavada en el hábito asténico y abultada en el FROELICH se pueden apreciar toda clase de variedades, que a su vez pueden ser modificadas por una ascitis -vientre de batracio-, o por una gruesa tumoración -vientre en obús~ de los quistes de ovario. El tipo BOTICELLI es más frecuente en las ptosis viscerales. El tipo RUBENS o pícnico se presenta 'más en--elcáncer: cérvical y en la túberéülóS'is" genital. La acantosis nigricans coincide casi siempre con un carcinoma abdominal. Aparece en cuello, áxilas. parte baja del abdomen, y en las ingles. La piel hiperpigmentada es rugosa y gruesa. En el abdomen debemos reconocer por inspección: grosor, colora- Julio-Ago&'O 1961 ANAI"ES DE MEDICINA Y CIR.UCiA ción y aspecto de la piel; grados de edema y de caquexia y localización de los mismos; descamación) humedad o sequedad) cicatrices, alteraciones tróficas y estrías; zonas ganglionares; caso de existir circu" ación colateral) su forma y disposición. Es importante esto último porque cuando la circulación colateral sobrepasa los limites corrientes suele adoptar las dos formas de Eppinger: la 3." o onfalópaga inferior, con gruesas venas periumbilicales e hipogástricas de dirección femoral; o bien la 4. a en que por asociación de la estasis portal y la de cava inferior) se distribuye por toda la pared abqominai baja, preferentemente en las partes laterales y con dirección superior. El tipo de respiración, si existe o no respiración abdominal y si es superficial o profunda. La visualización de las asas intestinales, la dilatación de las mismas y la presencia o ausencia de límite fijo. Las tumoraciones abdominales y entre ellas la gestación, pueden presentar, por congestión pélvica, edema suprapúbico y la coloración vinosa de los genitales externos. La altura del ombligo, entre la arcada costal y el pubis, varía, según de donde emane la tumoración, si el pedículo no es muy alargado. Las tumoraciones genitales suben el ombligo, y las no genitales lo bajan. La gestación que en los primeros meses, lo adentra y en los últimos lo convierte en prominente, al principio de la gestación, 257 lo eleva cerno cualquier otra tumoración pélvica, y al final hace que recobre su situación primitiva. Una línea que partiendo de la apéndice xifoides termine en la sínfisis púbica debe pasar por encima del ombligo. Una tumoración de un lado lo desplazará hacia el lado opuesto. El abultamiento general del abdomen depende: de su replección, y de la tensión muscular abdominal. El abdomen abultado de un modo uniforme indica una replección general y regular. Debajo de cualquier abultamiento general, puede existir un tumor local (NAEGELI). Cuanto más blanda la pared abdominal y más duro, localizado y superficial, más fácilmente se aprecia el abultamiento. Si el abultamiento no es lateral puede indicar un tumor quístico local. Si existen abultamientos laterales pueden ser debidos a una ascitisa pesar de que si la musculatura es tensa y la ascitis reciente, todavía el abultamiento será periumbilical. Si persiste, el vientre en obús se convertirá en vientre de batracio, al predominar la ascitis sobre el tono muscular abdominal. Las tumo raciones y engrosamientos hepáticos y subfrénicos producen abombamiento de las arcadas costales. Palpación En toda tumoración, se debe precisar: forma) dureza) sensibilidad) 258 ANALES DE MEDICINA Y CIR.UGÍA mobilidad pasiva y respiratoria y pulsatilidad. El abdomen, físicamente, se comporta corno Un líquido, en el que están sumergidas las vísceras. Estas se mantienen en su posición, no solo por sus ligamentos y mesos, sino también, porque, por la Ley de Arquímedes, reciben un impulso hacia arriba, igual aproximadamente, al de su peso. En la posición de pie, el abdomen está dividido en dos partes: superior, con presión negativa, e inferior, con presión positiva. El punto límite está más o menos a nivel del ombligo. Si la enferma descansa sobre su dorso, se establecerá la presión negativa en el epigastrio y positiva en la superficie dorsal. En Trendelenburg, la presión negativa corresponde a la pelvis y la positiva al diafragma. Cualquier tumoración abdominal hará, que el nivel cero esté por encima del ombligo. La acción de la gravedad, hace que desciendan las tumoraciones sólidas y las quísticas de una cierta densidad. Por el contrario, el colon, insuflado o meteorizado, tiende a ascender, dentro de la cavidad peritoneal. La inyección de aire, en peritoneo, a través de la pared abdominal o por insuflación tubárica, ocupa el subdiafragma, cuando la enferma adopta la posición erecta, obligando a que desciendan hígado y demás órganos del abdomen superior. En las ascitis importantes, las masas intestinales flotan, ya que por capilaridad el líquido intraperi- VoJ.XLI. - N.º 166 toneal se encuentra equilibrado en todo el abdomen. Inyectando aire o líquido, la presión intraperitoneal aumenta, hasta que por reabsorción vuelve a adquirir cifras normales. Si la presión intraperitoneal aumenta, se distienden pared muscuiar y diafragma en mecanismo compensador de la presión intrabdominal, de regulación neuromU8cular. Estos datos son dignos de tenerse en cuenta al efectuar la palpación, porque explican el peloteo de cualquier tumoración y también el ascenso de las mismas, dentro de la cavidad, cuando por su volumen y peso parecería que deben gravitar sobre la pelvis. El peloteo, puede hallarse siempre que se haya producido ascitis. Es de dos clases: directo y reflejo. Directo, cuando, con palpación bimanual, la impulsión de una mano, hace contactar la otra con el tumor; reflejo, cuando la tumoració:r;t choca contra un obstáculo, y es la misma mano que impulsa, la que percibe el choque. Normalmente, ia palpación de una tumoración, no produce dolor, a excepción: del útero, de un dermoide o de una flogosis. Sj otra tumoración se encuentra dolorosa lo es por ser asiento de un proceso inflamatorio. La palpación puede ser: simple, con mobilización activa por la respiración, y por mobili.zación pasiva, por cambio de decúbito. Los tumores gástricos presentan el signo " Julio-Agos'o 1961 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGÍA de MINKOWSKY o fijeza espiratoria. Los de hígado y bazo siguen, en cambio, los movimientos respiratorios. El riñón gira, alrededor de su hilio, como las hojas de un libro al pasar de decúbito derecho al izquierdo y viceversa. La mobilidad de un tumor depende en gran parte de tres factores: 1. 9 Acción de gravedad. 2. 9 La presión intrabdominal; a mayor tensión, menor movilidad. La relajación de la pared ya sea normal en la enferma o lograda por anestesia, facilita la movilización. 3.º Del substractum donde reposan y a donde están sujetos por sus mesos y por sus ligamentos. La enferma, en posición dorso sacra; con la cabeza extendida porque en esta posición los otólitos actúan favoreciendo la lasitud abdominal. La mano del explorador descansa sobre la piel de la enferma, a nivel, aproximadamente, del ombligo. Después los dedos se flexionan suavemente como intentando hundirse en el abdomen. Nos damos cuenta del grado de resistencia de la pared y si existe o no una rigidez del plano muscular y la movilidad de la piel sobre el mismo. Los diferentes órganos abdominales tienen todas sus características de movilización que PAGENSTECHER ha estudiado bien, describiendo los puntos máximos que en diversas direcciones puede alcanzar un tumor y por consiguiente el centro de movimiento del mismo, y 259 por él, el sitio de asiento de la tumoración. El estómago oscila suspendido por el cardias y el duodeno. El hígado, colgado por su ligamento falciforne se puede mover hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo. El bazo, según sea la longitud de su ligamento puede llegar incluso a f. i. d. El colon transverso se mueve de arriba a abajo, pero poco lateralmente. El colon ascendente y descendente, mucho de lado a lado y poco hacia arriba y hacia abajo. El intestino delgado puede realizar un movimiento circular según la longitud del meso. Según sea el mesosigmoide, puede el sigma ascender y desplazarse a la r. El riñón desciende hacia abajo y puede reintegrarse a su celda. El útero sino está fijo se desplaza a derecha e izquierda y arriba y abajo. Si cede el Mackenroth, puede incluso prolapsarse. Hígado El hígado y la vejiga biliar son fácilmente explorables con la punta de los dedos y más, si se utiliza el procedimiento de Ascoli que con~ siste en forzar la abducción y hi. flexión, cogiendo el pie por el to~ billo; el de Jendrassik: contracción de los miembros superiores a la altura de la frente por fortipresión de los dedos de las manos de la enferma; o por el de Obrastzow: presión con el canto de la mano sobre la línea alba mientras se palpa con la otra mano .. 260 ANALES DE MEDICINA Y ClRUGlA Al final de la inspiración, el hígado desciende al máximo. El explorador situado a la derecha de la enferma mirando a sus pies, pue. de seguir con la punta de los dedos en garra todo el borde hepático y apreciar si existe alguna masa que desfigure la línea continua del mismo. Los dedos Se van introduciendo y se palpa toda la cara inferior y la vejiga. El punto cístico reside precisamente en la interseccióh del borde externo. del recto abdominal con el arco costal. A veces, para palpar vejiga, hay que recurrir a la maniobra de MURPHI, colocando a la enferma sentada con los codos apoyados en la rodilia y el explorador, a su derecha con 111. mano progresando a cada espiración. Se toca vesícula cuando la enferma suspende bruscamenté su inspiración por el dolor despertado. Para completar la exploración; buscamos en la región costo-lumbar, las zonas dolorosas de Head, o el dermatoma visceral de Sicard y Lichtwitz, que se encuentra en las últImas vértebras dorsales. Todos los tumores hepáticos incluso los pediculados, siguen el movimiento del diafragma, a no ser neoplásicos, ya que entonces es característica la tendencia a la fijación (Bordas) . Característica de ellos es el movimiento pendular que los diferencia de los tumores hepáticos, adheridos a diafragma, aun~ que sigan el movimiento respira~ torio. Pueden ser qUÍsticos o sólidos. La vejiga acostumbra a formar tu- Vo!. XLI. - N." 165 berosidades y los quistes ofrecen una superficie esférica u oval. Estas tumoraciones pueden desplazarse hacia abajo y hacia atrás, pero recobran su posición primitiva cuando cesa la presión. Exploración esplénica El bazo normal es difícilmente palpable. Excepcionalmente, puede seguirse su borde inferior, aprovechando la fase final de inspiración La enferma en dorso sacra, con las piernas flexionadas; la mano derecha del explorador en la pared posterior intentando elevar el dorso; la izquierda, con la punta de los dedos, puede percibir las muescas características del borde esplénico. La mejor posición es la de Naegaeli, con la enferma en decúbito lateral derecho, la pierna izquierda o superior flexionada y la pierna derecha o inferior extendida. Conviene levantar también el brazo izquierdo, porque, al hacerlo, se distiende la musculatura abdominal y se levanta la parrilla costal. El que palpa, a la izquierda de la enferma mirando los pies, introduce la mano derecha en la parrilla costal, mientras la izquierda se apoya sobre los dedos de la derecha, manteniendo la presión. El bazo agrandado puede tener gran movilidad. Puede torsionar su pediculo y como es un órgano que protesta poco, ser tomado por una tumoración abdominal. Si el pedicu_ 10 se alarga y no se torsiona, puede pasar a ambos vacíos, y aún hay Julio-Agos~o 1961 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGÍA casos publicados de bazo en ambas fosas ilíacas y aún en la excavación. Estómago .. 261 plázado afuera, y se palpa por detrás del recto abdominal derecho cerca de la línea media. Si son de cuerpo, pueden apreciarse: a) entre hígado y estóma~ go; b) entre estómago y colon transverso cerrando el ángulo cólico-esplénico; y c) entre el colon y el mesenterio. Los de cola no suelen· palparse porque están muy profundos. Las turnoraciones gastro-entérica!:! aparecen preferentemente en el pi'oro donde son fácilmente palpables. Las de cuerpo tienen que ser ya de algún tamaño para poder ser apreciadas. En las neoplasias gástricas se puede encontrar en la fosa supraRiñón vicular izquierda, en el ángulo que forman la clavícula y la inserción Un riñón normal no se palpa clavicular del esterno oleido mas- sino está distendido o engrosado. toideo, el ganglio de TROISIER o de La movilidad renal, hace que muVIRCHOW, ganglio único ó con ple- chas veces, pero, encontremos un y~de ganglionar satelite, duro e inriñón flotante, y en la mujer es doloro y de tamaño que varía en- frecuente el riñón ptosado y salído tre una cereza y un huevo de palo- de su celda; casi siempre el riñón ma. Se encuentra mejor al final de derecho. la respiración. Hay varios procedimientos y técEn los ángulos esplénico y hepá- nicas para hacer la palpación retico, tumoraciones cólicas, pueden nal. Todas se basan en la posibiser tomadas por tumoraciones es- lidad de aprisionar el riñón entre plénicas y hepáticas, pero se con- ambas manos, aprovechando el hesidera que en aquellas habrá una cho de ser impelido hacia abajo estenosis visceral y replección por la inspiración. preestenótica. El más conocido: el peloteo de GUYON; la mano colocada en la pared abdominal anterior recibe la Páncreas impresión brusca causada por la Las tumoraciones pancreáticas, otra mano colocada en el ángulo evolucionan de preferencia hacia costolumbar. Se ayuda con la posiabajo y hacia adelante, porque sea ción semisentada en la que por Ja cual sea la parte donde asientan, su acción de la gravedad, el riñón tiencrecimiento está limitado hacia de a descender. arriba por el hígado, y hacia atrás En el proceder de GLENARD, llapor la columna vertebral. mado también del pulgar, la enferSi la tumoración asienta en cabe- ma está en dorso sacra. El pulgar za de páncreas, el duodeno es des- de la mano contraria al riñón ex- 262 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGiA plorado, aprovechando el momento de la inspiración, se introduce, por debajo de la arcada costal, en el hipocondrio, intentando hacer pinza con el índice, paraaprisiona.r el riñón y palp,arlo con la otra mano. Pared muscular Los tumores de pared suelen ser de dos clases: lipomas y miomas. Los primeros no ofrecen dificultad a la exploración. Los segundos sí, ya que pueden confundirse con un tumor sub-seroso. Si hacemos contraer a la enferma su plano muscular, el tumor puede desaparecer y entonces pertenecerá a la cavidad abdominal. Si no desaparece, es de pared. Los tumores de cavidad, tienden a crecer hacia arriba. Los parietales hacía abajo. Si penetran en la excayación, pueden ser sacados de ella. Uraco Los quistes del uraco presentan dos formas: a) independientes y b) en comunicación con la vejiga. Ocupan la zona media umbilical y la masa principal se halla entre vejiga y ombligo. Crecen hacia arriba. Solo tardíamente entran en la excavación. Empujan los órganos genitales hacia abajo, pero nunca la vejiga se halla delante del tumor. Si están en comunicación con la vejiga forman un divertículo de la misma. Vol. XLI. ~ N." 166 Tumores de epiplon - mesenterio mesocolon y retrocecales El vólvulo intrabdominal de epiplan y la epiploitis, por palpación, pueden pasar por tumores, ya que están bien limitados y se pueden movilizar hacia arriba y hacia los lados, pero nunca hacia abajo. No siguen la respiración. Los verdaderos tumores de epiplan pueden ser quísticos y sólidos. Los quísticos cuando son pequeños son esféricos, y si la presión intraquística es importante, pueden parecer sólidos. Los sólidos pueden confundirse con cualquier tumoración abdominal. PEAN consignó que son próximos al ombligo, en contacto inmediato con la pared. Se observan de preferencia en el hemiabdomen derecho y acostumbran a pelotear. Pueden confundirse con tumores del mesenterio, de los que difieren, ya que éstos últimos no se pueden movilizar hacia arriba y en cambio los de epiplon no se pueden desplazar hacia el pubis. En posición de Trendelenburg huyen de la pelvis. La movilidad de los tumores de mesocolon es mucho menor. Los retrocecales tienen tendencia a recobrar su posición primitiva cuando se les desplaza. El vólvulo de ciego por su asa dilatada determina la asimetría abdominal, y la palpación provoca un ruido hidroaérico característico. El tumor apendieítico forma un abultamiento mayor o menor por encima de la fosa ilíaca, de ancha Julio-Agos}o 1961 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA. 263 base, bien limitado en la zona me- ocupan de preferencia la fosa ilíadia, pero poco en los bordes. Está ca o bien caen en la pelvis. formado por ciego y apéndice inEl vólvulo de intestino delgado gurgitados, epiplón adherente, in- acostumbra a ser periumbilical y testino y peritóneo con infiltración va acompañado siempre de meteoserosa. Algunas veces existe un ab- rismo. ceso de mayor o menor importanEl fecaloma que algunas veces tiene una consistencia pétrea, puecia y tamaño. En la apendicitis crónica, se en- de confundirse con una tumoración, cuentra un tumor cilíndrico que va ya que se mueve tan fácilmente de arriba a abajo y de fuera a como los tumores de mesenterio, pero generalmente se deja defordentro. Está pegado a la fosa ilíaca y mar por la mano que palpa. En gegira bajo los dedos. Por compre- neral, los tumores de intestino delsión bazuquea. No cabe confundir. gado, gozan de gran movilidad, y se con el borde tenso de psoas, falsa los de intestino grueso, son más tumoración que desaparece do- fijos. blando la pierna. Tanto unos como los otros, crean Tampoco con un tumor de con- una estenosis y, por tanto, una resistencia variable, del tamaño de plección de las asas pre-estenóun huevo de paloma, que se encuen- ticas. El meteorismo es uno de los tra en fosa ilíaca derecha, y puede fenómenos que produce más falsos tumores. Puede estar en intestino resultar un sarcoma apendicular. Todas las tumoraciones inflama- grueso o en delgado. La forma del vientre acostumtorias del tramo digestivo, son difíciles de palpar porque producen bra a ser cuadrada en los primeros y redonda en los segundos. irritación de la serosa. El gorgoteo aclara estos casos. Varían de forma, volumen y conhay que olvidar que movimienNo sistencia, debajo de nuestras manos, ya que son debidas a espasti- tos activos de las asas intestinales en una cierta extensión son debidos cidad de la asa lesionada. Algunas veces constituyen un a un obstáculo que puede muy bien plastrón adherido a los tejidos ve- ser un tumor. cinos, de una cierta dureza, no deEl abombamiento abdominal, masiado doloroso y de límites con- provocado por la deglución de aire, fusos. en enfermas de un tipo psicosomatico particular, produce distensioIntestino delgado nes enormes de la pared abdominal Los tumores del sector duodenal y tumoraciones gaseosas, incluso se palpan en el abdomen superior. localizadas que pueden ser tomaLos yeyunales se pueden encontrar dos por tumores inexistentes. ALen todo el abdomen. Los de íleon VAREZ de la Clínica Mayo, y entre 264 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGl/J, Vol. XLI. - N." 166 nosotros BROGGI) han estudiado frecuentemente en región inguinal; concienzudamente estos casos, raramente en la crural. Puede ser La peritonitis tuberculosa con congénita y de difícil reducción o sus múltiples adherencias y sus ac- adquirida. y fácilmente reductible. ciones plásticas, y la peritonitis en- Es un cuerpo redondeado con forquistante, producen falsos tumores ma de ovario que se hace doloroso que obligan a actuar como si fue- en el menstruo. FARGAS, en su maran verdaderos. gistrallibro, viejo de 40 años, pero Una vejiga llena, o bien una ve- completamente actual en gran nújiga hipertrofiada por un defecto mero de cuestiones, cita el caso de en el cuello vesical, pueden dar la llila multipara con el ovario izquiersensación de tumor. No hablemos do herniado, irreductible. S.e pudo de la gestación fantasma, que la hacer el diagnóstico por el aumenexploración aclara, siempre en en- to periódico de volumen y por la femías obesas, con amenorrea, que presencia en su superficie de tj.n ttj.atribuyen a la gestación. mor pasajero: el folículo de dRAAF. La peritonitis tuberculosa for- El ovario derecho también ectopiamando un falso tumor, puede trans- do estaba retenido fuera del. conmitir el latido aórtico y simular un ducto inginal por un quiste del taaneurisma. La pulsatibilidad del maño de una cabeza de feto. tumor desaparece poniendo a la enRestos del conducto de GARDNE~ ferma en genu-pectoral. constituyendo quistes de paraovaLos aneurismas son pulsátiles si rio, aparecen por vagina y al ser son de gran tamaño. Dan un soplo fácilmente asequibles, crean dificulsistólico en todos sentidos. Crecen tades enormes al ginecólogo poco lenta e incesantemente. Son pro- avezado a la vía vaginal, ya que se pensos a la ruptura, pudiendo cau- alcanzan límites muy altos. En resar la muerte por anemia aguda. gión genital, por palpación, aparte Ocupan generalmente el epigas- una vejiga llena, por debajo de esb trio. región central, podemos encontrar A través de los orificios de Ja pa- una tum9ración que la gran mared abdominal, agujero obturador, yoría dejas veces será un útero anillo inguinal, anillo crural, om- gestante. Es el único órgano abdobligo, se constituyen las hernias so- minal que tiene alternativas de bradamente . conocidas y por con- contracción y reposo (NUBIOLA). siguiente, me abstengo de sentar Sino, hay que pensar en un miobases para su exploración. ma. Un útero de un cierto tamaño, Sólo me referiré a dos variantes puede ser un hematómetra o hemainteresantes desde el punto de vis- topiometra, que generalmente va ta ginecológico: la hernia ovárica acompañado de hematosalpinx (CoNILL). y los quistes vaginales. El ovario herniado aparece más La edad de la enferma nos hará Julio-Agos'o 1961 • ANALLS DE MEDICINA Y CIRUGíA eliminar el embarazo, en las viejas y en las extremadamente jóvenes. Recordando, pero, el caso célebre de Lina Medina, embarazada a los 5 años, y un caso observado por nosotros de una niña de 11 años. Se puede eliminar el mioma cuando crece y ya no actúa el ovario, en cuyo caso hay que pensar en una degeneración sarcomatosa. En las zonas laterales, permanecen generalmente las tumoraciones pequeñas y las salpingíticas. Los quistes cuando aumentan de tamaño tienden a situarse en la región central. Por palpación, podemos distinguir: dureza en el seroso unilocular; flacidez y fluctuación en el de paraovario; el dermoide es más lateral y doloroso; y el pseudo-mucinoso grande, pastoso y multilobulado. En la ingle y en la cresta ilíaca puede encontrarse una tumoración debida: a) colección supurada procedente de una pelvicelulitis; b) procesos tuberculosos de procedencia vertebral; e) metastesis de procesos sarcoma tosas. Las pelviperitonitis avanzadas dan una zona de convexidad pélvica por encima del pubis. Algún mioma seroso, pediculado y torsionado, abandona útero y vive de las adherencias peritoneales. Es el mioma migratorio. El corioepitelioma produce dos tumoraciones ováricas, constituidas por gruesos quistes luteÍnicos. Recordemos los sarcomas bilatera- 265 les de Kruckenberg, metastásicos de un tumor digestivo primario y los papilomas ováricos. También podemos encontrar un feto palpable bajo la pared, ya sea por gestación abdominal secundaria, ya por ruptura uterina constituyendo un quiste fetal. El mixoma peritoneal ocasiona el característico abdomen de gelatina. Los síndromas de malignidad son: a) pared tensa y brillante; b) edema de pared por adhesión del tumor maligno; e) ascitis por irritación peritoneal; d) circulación colateral; e) palpación de aristas por infiltración epiploica o por exhuberancias neoplásicas. La gestación puede, a su vez, ir acompañada de miomas, tumores y quistes de ovario. Percusión La percusión topográfica de las vísceras abdominales da mate. Las zonas vecinas son sonoras. Todo derrame líquido o todo tumor, da mate en medio del timpanismo intestinal. Cuando existe un tumor o derrame enquistado, las zonas mate ocupan sitios distintos, según sea el punto donde emanan. A :medida que van creciendo, van desplazando los intestinos en sentido opuesto. El quiste de ovario, hacia arriba. Los hidatídicos de hígado, hacia abajo y a la izquierda. Los cambios de decúbito no cambian las zonas de macicez y sonoridad. 266 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA Vol. XLI. ~ N." 166 Según NAEGAELI, se pueden disEn las ascitis tuberculosas, la tinguir en los tumores abdomina- soldadura de los mesenterios, no les, tres zonas: una de macicez ab- permite a las asas intestinales dessoluta, si el tumor se halla inme- plazarse en según que dirección. diatamente adosado a la pared; 'Estos derrames, que generalmenotra de macicez relativa; y otra, te son del lado izquierdo, no papalpando todavía tumor, timpá- san al derecho al variar el decúnica. bito. Cuanto más profundo sea un tuSi hay gran cantidad de líquido, mor, más pequeñas serán las zonas se produce una onda. Silos límites de macicez absoluta y de macicez de macicez y onda, coinciden, hay relativa. Un sonido timpánico, por que pensar en un enquistamiento. sobre de un tumor, apreciable por El timpanismo intestinal está dispalpación, indica que contiene aire minuido. A mayor derrame, menor o se halla cubierto de intestino. ti.mpanismo. Las asas intestinales si están Los tumores de pared, si la pared contraidas o llenas de masas ex- se comprime, dan mate, pero si no, crementicias, o sea desprovistas dan timpanismo por tener una asa de gases, dan macicez relativa. intestinal debajo. Las colecciones líquidas dan El hígado se percute entre la mate, en las zonas declive, limi- cuarta y la onceava costilla. En la tadas por una línea transversal cuarta empieza la macicez relaticóncava. va. En la sexta, la absoluta. En la En los tumores sólidos, los arcada costal, el timpanismo cóliquistes y los derrames enquis- co nos da el borde inferior. tados, esta línea; es convexa. El polo superior del bazo, coinPor encima, el sonido es timpá- cide con el borde inferior pulmonico. Lo que percutimos, no es la nar. El polo inferior con el timpaascitis, ya que ésta por capilari- nismo cólico. La percusión se hace dad, está repartida por todo el en la línea axilar anterior, en la abdomen, sino el límite inferior posición diagonal de Schuster, en de las asas intestinales que flotan semidecúbito derecho, con las roencima. dillas flexionadas sobre el tronco y El nivel, naturalmente, varía el brazo izquierdo elevado. con los cambios de decúbito. Si La percusión del riñón en el no varía, puede existir también plano anterior precisa la insuflaun derrame líquido y ser éste he- ción cólica (Surós). Un timpanismático. La flangre por ser más es- mo por delante de un tumor, espepesa que el suero, y por su poder cialmente en el lado izquierdo, es de coagubilidad, no desciende a un dato de presunción de origen las partes declives. Signo de Tho- renal. mayer. En la región posterior se utiliza • Julio-Agosto 1961 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA 267 la puño-percusión de Murphy, o guiendo a KELLY, hubiera querido bien la percusión con el borde cu- una clasificación topográfica, sebital de la mano en la región dor- gún su procedencia: De la pelvis -- orto trópicos. Zosal, con 1.a enferma de pie, inclinada hacia adelante, más para cono- nas sonoras: vacios y epigastrio. cer el lado enfermo, qUt para preDe arriba - anatrópico8. Zonas cisar los límites renales. sonoras: hacia abajo. De los lados - amphitrópicos. Los quistes hidatídicos pueden percutirse para obtener la onda Zonas sonoras: en media luna transtorácica de Chauffard, o la abarcando el tumor. oleada ascítica de Morgagni, o el Del centro - mesotrópicos Zosigno de la moneda de Pozzi. nas sonoras: alrededor. Cuando se trata de grasa en el delantal epiploico, la macicez rara Tacto y palpación combinada vez es absoluta, y si la percusión es fuerte, llega a notarse el timpaN o voy a describir el tacto vanismo de las asas subyacentes. Si ginal que nos permitirá conocer, el es un quiste de ovario, es más pro·, tamaño, dureza, situación y movinunciada la macicez, cuanto más lidad del cuello del útero, la ampliprofunda y más fuerte la percu- tud o estrechez de los fondos de saco vaginales. Presionando, con sión. Las fosas ilíacas se percuten pa- la mano abdominal, conocer el ra distinguir lo que es asa intesti- cuerpo del útero, su ante o retronal, de lo que corresponde a la ma- flexión; el grado de laterabilidad cicez de las formaciones genitales. y las anomalías correspondientes, El útero, en la región central, so- así como si está adherido o no, a bre todo si es gestante, o aumen- las zonas anexiales, en qué parte y tado por alguna tumoración, da en qué grado. Quiero insistir, pero, sobre la mate, rodeado por el timpanismo necesidad de hacer siempre el tacde las asas intestinales. Los tumores de ovario producen to vagina-rectal, que nos da lo que macicez. En la parte superior, una podríamos llamar sensación estelínea convexa, sonora, marca el lí- roscópica de los genitales internos. mite de la tumoración como así El dedo medio introducido junmismo, en las zonas laterales. to con el índice en vagina, sale de Puede decirse que aquí es, donde la misma y se introduce en recto. tiene verdadero interés, la percuLa primera sensación es la que sión que nos permite distinguir no nos da mayor conocimiento que una tumoración ovárica, de otra el acto vaginal porque la posición procedente de otro órgano, y <le ginecológiC3. de la enferma, hace que el útero descanse sobre su plauna ascitis libre. Basándose en ella, FARGAS, si- no dorsal y que los dos uterosa- 26& ANALES DE MEDICINA Y CIRUGÍA eros, cierren la ampolla de Vater. El dedo medio, entonces repta por la mucosa rectal, hasta encontrar el intersticio entre los dos úterosacros, que generalmente está en el suelo pélvico y hacia la izquierda. Cuando se alcanza esta separación, la falangeta se insinúa presionando en forma que ésta se doble sobre la falangina. Un movimiento de rotación de la muñeca hace que el dedo se calce los dos úterosacros, y otro movimiento decidido permite penetrar a través de esta apertura, y con la simple separación de la pared intestinal, abordar toda la cara posterior del útero. Al principio, cuesta realizar esta técnica, pero, aprovechando las mujeres delgadas y fáciles de explorar, puede llegarse a tener una cierta habilidad. Se procede entonces a la individualización del útero) según frase cara al Prof. NUBIOLA. El útero vacuo normal tiene unas paredes, anterior y posterior, que parecen paralelas, como las tapas de un libro. El útero, rectificado entre nuestras manos, haciendo desaparecer el ángulo cuello-cuerpo) nos da a conocer, así, no sólo su longitud, sino también su grosor ánteroposterior. Sigue después, la exploración del nacimiento de las trompas, y se pueden seguir reconociendo las trompas en toda su exten~ sión. A poco que estén engrosadas, las percibiremos entre nuestros dedos. Si el dedo rectal gira en ~ba~ nico y la mano abdominal sigue Vol. XLI. - N." 166 presionando, podemos entrar en contacto con las regiones ováricas, y aún con el ovario a poco que este aumentado. Ya FARGAS decía: «casos hay, en que el tacto vaginal, nada descubre, y el rectal evidencia la existencia de tumores salpingianos, pues desde el recto no sólo alcanzamos mayor altura en la cavidad del Douglas, sino que es más fácil explorar los lados de la misma. La moviliza.ción activa del órgano, además nos permite conocerlo en todas sus características. Cuando no hay gestación, podemos practicar la exploración con un histerómetro. No siempre es fácil introducirlo en la cavidad uterina, para quien no está habituado, porque unas veces lo dificulta la ante o la retrofiexión forzada del cuerpo uterino. Otras veces es el espasmo cervical; más difícil en el útero, duro, consistente, pequeño, fuertemente contracturado y en anteversión forzada, que es el útero descrito por CONILL. Procuramo:: siempre el enderezamiento del órgano, algunas veces, mediante la presión ejercida en cuello con una pinza sacábalas. El histerómetro dentro de la ca vidad uterina repetimos el tacto vaginorectal, y movilizando el útero, podemos llegar a diferenciar, bien lo que es útero, lo que no es útero y la relación de éste con losórganos circundantes. Toda tumoración uterina tiene que separarse de los órganos veci- Julio-Agos'o 1961 • ANALES DE MEDICINA Y CIRUGÍA nos y permanecer solidaria con el útero. Si es muy pediculada se separa del útero pero seguirá los movimientos de éste. Si no es uterina, puede ser yuxtauterina solamente, o unida por adherencias. En el primer caso, podremos dilucidar su origen; en el segundo no. Toda tumoración central que alcance cierto tamaño, nos hace pensar en una gestación. En el primer mes, el enderezamiento del útero y su crecimiento longitudinal-signos de Nubiolason los primeros que nos orientan hacia una gestación. Después, la globulosidad del órgano, que, en clínica, hemos llegado a hacer sinónimo de útero gestante, y el reblandecimiento del istmo. Este signo da origen al signo de la charnela y a los de H egar anterior y posterior. La ocupación de los fondos de saco pOI' la separación de los puntos de inserción de los úteros sacros y el paralelismo y divergencia de los mi:::mos por la globulosidad creciente del útero, nos ayudan a completar el diagnóstico clínico que mantendremos a pesar de que se hallen reacciones biológicas negativas. Es posible que estos signos los dé un tumor intracavitm'io, por esto, son llamados signos probables, También es posible que el reblandecimie:i1to í~tmico sea tal, que pueda tomarsE' por útero hipoplásico, el cuello engrosado, y, por tumor concomitante, el cuerpo del útero gestante. 269 Más adelante, el útero crece gradualmente y aparecen los denominados signos ciertos de embara.zo, o sea: la apreciación de movimientos del feto por el observador, la palpación de pequeñas partes, el peloteo fetal, la determinación de la configuración del feto, y sobre todo el latido que con sus tres caracterÍsticas: intensidad, frecuencia y ritmo, le hace exclamar al profesor CONILL: «Si se escucha este latidQ, aunque la mujer sea de mármol, está embarazada». El útero gestante en su primer trimestre, tiene un crecimiento normal, que es el que organiza Ja hiperplasia y la hipertrofia de sus fibras lisas y el armaZÓn conjuntivo del sostén. Después, es la distensión motivada por el crecimiento fetal, o mejor por el huevo, el que hace aumentar el tamaño uterino. Esto explica que efectuado el alumbramiento, el útero quede reducido al tamaño del «globo de seguridad» y también que en la gestación ectópica, tubárica o abdominal, el útero crezca, como si el embarazo fuese eutópico. Si el útero, antes de ser gestan" te, estaba en retrofiexión, o bien se hace retroflecto, al aumentar de peso y tamaño, por el reblandecimiento del istmo, puede tomarse como tumoración en Douglas, el cuerpo uterino ocupado por la ges· tación y por útero el cuello del mismo. Los accidentes que acompañan al útero retrofiecto gestante tienen 270 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGÍA Vol. XLI. - N." 166 repercusión vesical «la discuria sar en un mioma complicando la paradógica» y entonces, complica- gestación. mos más el cuadro, al tomar la veLa mola, va. algunas veces seguíjiga llena por un quiste ovárico, ya da de un Coríoepítelioma y enconO. que entonces tenemos un quiste (la traremos el útero centrado por dos vejiga); un útero (el cuello), y un tumoraciones del tamaño del útetumor retrouterino (el útero gesro, los quistes luteínicos del ovatante retroflecto). Es, pues, necerio, y entonces se piensa en un -úte~ario siempre evacuar vejiga antes ro doble. de tactar. No es raro, que el útero, tenga Conocida e~ la coexistencia con forma de corazón de naipe francés, relativa frecuencia de gestación y mioma, que presenta varias dudas y uno de los cuernos sea tomado exploratorias ¿es sólo la gesta- por un neoplasma; la anomalía pue~ ción y mioma, que presenta varias de ser más importante y presentardudas explorat0rias, ¿es sólo la se el útero bicorne, o bien en su gestación?, ¿es sólo el mioma?, ¿es grado máximo, el útero di/elfo; y un útero miomatoso con gestación? en uno de los cuernos o en uno de Algunas veces el crecimiento rá- los úteros asentarse una gestación. pido de un sarcoma puede presenSi es un útero difelfo crecen de tar características parecidas a la tamaño los dos hemiúteros hasta de la gestación, ya que el sarcoma el tercer mes. Después uno de ellos, de cuerpo, bien limitado, apenas da el vacio, queda del mismo tamaño síntomas de intoxicación y ema- y aún puede expulsar una caduca ciamiento. que nos haga creer en amenazas Un Galli-Mainini, una radiogra- de aborto. fía y un Weltmann, nos aclararán Dejo de lado el grueso tumor la duda. que es el útero contracturado o en Un útero voluminoso puede con- tétanos, ya sea por anomalías de tener una gestación gemelar, una la contracción, espontánea o promola y un hidramnios. La consis- vocada por ergóticos y oxitócicos, tencia diferente del útero si es mo- o la consecuente a una apoplejía lar o un caso de hidramnios, nos útero-genital o abruptio placentae puede hacer confundir con una tu- de Young. Pero en este capítulo moración no uterina. En estos ca- gestacional, vale la pena, aunque sos vale la pena intentar ver las sólo sea citar, la posibilidad de alternativas de contracción y de encontrar por tacto y palpación reposo que como ya dijimos antes, combinada un feto abdominal vivo, son típicas del útero. junto al útero engrosado o un feto El embarazo general por su ma- ectópico abdominal muerto, reteyor crecimiento, puede hacer peno nido y enquistado. " Julio~Agosto 1961 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA Miomas Hematometra Los miomas pueden ser pélvircOS, abdominales o pelvícoabdominales. Se comprende que si son pequeños permanezcan pélvicos, y si grandes o muy pediculados, suban a la cavidad abdominal. En la zona central, en las niñas que ya tienen caracteres sexuales secundarios, en mujeres en plena edad genital y en ancianas menopáusicas, todas ellas amenorreicas, el útero puede estar ocupado por un magma sanguinolento unas veces, sanguinopurulento otras, debido a la imposibilidad de desaguar el útero. En las niñas acostumbra a ser debida a una imperforación congénita, unas veces de himen y de vagina (hematocolpos y hematometra) J otros sólo de cuello (hematometra) y acompañado a veces de hematosalpingometra. En las mujeres de edad genital puede ser por cauterizaciones en cuello, raramente por un mioma oclusivo. En los últimos años genitales y en las menopáusicas a una invasiói1 neoplásica que cierre el conducto cervical, en cuyo caso se producirá un hematopiometra. Puede presentarse también el hematometra en un útero difelfo y la exploración nos dará un tumor redondeado, duro, a veces fluctuante, siempre francamente quístico, que ocupa uno de los lados del útero y se extiende hasta la fosa ilíaca correspondiente. Puede ir acompañado de hematocolpos. Pueden aumentar el tamaño del órgano si son intersticiales o submucosos, o bien crecer intraligamentarios distendiendo las dos hojas del ligamento ancho, elevando las trompas por encima del mismo, y rechazando el útero hacia el lado opuesto. Si crece en cara anterior, comprimirá vejiga y rechazará el útero hacia atrás. Si está en cara posterior, empujará el útero contra el pubis y comprimirá el recto. " 271 Si se desarrolla en fondo uterino, puede forzar una retrofiexión empujando el cuello detrás del pubis. Los miomas pueden tener diferentes grados de dureza, sobradamente conocidos. Unas veces blandos y pueden confundirse con un quiste; otras adquirir por infiltración calcárea una gran dureza pareciendo verdaderas piedras. Los cavitarios suelen mantener Trompas centrado el útero, los intersticiales, por estar incluidos en la pared del Las tumoraciones no uterinas de órgano lo inclinan hacia el lado de origen genital tienen estas zonas la tumoración. El subseroso des- de origen: Trompa, ovario, paravía el útero al lado contrario. ovario, Retzius y Douglas; y tres 272 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGfA consistencias: sólidas, líquidas y pastosas. Las tumoraciones anexiales son: hematosalpinxJ piosalp'ínxJ hidrosalpinx y sartosalpinxJ sin olvidar la anexitis fímica de Nubiola que, no por su poco tamaño, podemos dejar de lado, responsable de muchas retracciones de parametrio¡ que, ai explorar, nos dan el signo del péndulo que señala Pedro NuBIOLAJ caracterizada por el regreso del cuello uterino, cuando lo separamos de su situación. Son tres formas de retracción parametrial: superior, media o inferior. La superior, al aproximar el fondo uterino al ovario afectado, desplaza el fondo uterino. Y la media solda todo el útero al ovario, descolocándolo del centro de figura. En etapas anteriores no es raro encontrar el anejo cual un dedo de consistencia lardácea, que resbala entre los dedos que lo aprisionan o la forma nudosa que señalan algunos libros. Hematosalpinx, piosalpinx y sartosalpinx cap,n por su peso en Dou .. glas, y es allí donde los encontraremos como tumo raciones desiguales. Cuando podemos precisar que una tumoración deriva del cuerno uterino para dirigirse hacia la fosa ilíaca y perderse luego en Douglas, podemos estar seguros que es una salpingitis. Una tumoración alargada, de dentro a afuera, teniendo por debajo un tumor redondeado que co- Vol. XLI. ~ N." 166 rresponde al ovario, demuestra también una salpingitis. La trompa puede dislocarse y ser reconocida en el Retzius y en la foseta ovárica. A veces los exudados peritoneales, alrededor de la trompa, forman masas voluminosas, de consistencia variable, que pueden llenar toda la pequeña pelvis, adheriéndose a ellas epiplón e intestino. Pueden ir acompañadas de edema peritoneal y tocarse también abcesos perisalpingíticos. La tumoración' es dura, más o menos difusa, generalmente inmóvil y dolorosa y puede dirigirse: a) fosa ilíaca, b) a la hoja anterior o posterior del ligamento ancho o a amhas a la vez, y e) por de' ante del útero. Al no presentar límites marcados, permite diferenciarlo, de miomas y quistes de ovario, aunque en el lado derecho puede confundirse con una apendicitis. También con una gestación ectópica de uno o de ambos lados. Es característica de las gestaciones ectópicas separar el útero y propio de los anexitis atraerlo. La tumoración anexial que se encuentra frente a un útero aumentado de volumen,' pfésenta un interesante problema diagnóstico: ¿es una anexitis complicando una gestación? o ¿una gestación ectópica anterruptura? En el tubárico propiamente dicho, el quiste fetal se encuentra formado por las paredes de la trompa, y el tumor está pediculizado sobre el ligamento ancho. El . ,. Julio~Agos'o 1961 AN.1LES DE MEDICINA Y CIRUGÍA ovario por fuera, independiente de la pared del quiste y el ligamento redondo, por dentro. Si es ístmico, el tumor arranca del mismo cuerno. Si es ampular, el ovario forma ¡;arte del mismo. Rotura ectópica " La trompa que llega a distenderse enormemente en los sartosalpinx, aun en los de evolución rápida, y la vellosidad, que no perfora el intestino cuando allí se implanta, no explica el porqué se producen las roturas en los ectópicos; quizás habría que bw;;car un parentesco entre los ectópicos que estallan y el poder de penetración de la vellosidad en la placenta acreta y en la «mola perforans». La rotura, efectuada en la cavidad peritoneal, produce el llamado por BARNES) hematocele catacJísmico, con el cuadro de abdomen agudo, sobradamente conocido, pudiendo formar un hematocele retrouterino abombando en vagina y hacia recto, dislocando el útero hacia adelante. No así, si la rotura es extraperitoneaL entre las dos hojas de mesosalpinx, en el que pueden presentarse dos hechos diferentes: a) la rotura suficientemente amplia y pasan al tejido celular parametrial, el huevo juntamente con la sangre derramada, formando una tumoración al lado del útero. O bien, b) la rotura es pequeña, el huevo queda retenido en trompa y la hemorragia continua, entre las 273 dos hojas parametriales, pudiendo formar un hematocele extraperito. neal; y por debajo del peritoneo llegar a fosas ilíacas y pubis por delante y por debajo del Douglas por detrás. Si el feto conservara /,U vitalidad podría desarrollarse un feto intraligamentario y subseroso. Pelviperitonitis La defensa abdominal contra la agresión microbiana produce exudados pelviperitoneales, unas veces, formando falsas membranas en la superficie peritoneal, constituidas por mallas de tejido neoformado, seroinfiltradas; otras formando cavidades adventicias también serosas y, otras, por derrames líquidos dentro de la serosa. Estos procesos terminan unas veces por reabsorción, dejando adherencias o constituyendo el llamado flemón peritoneal. La pelvi-peritonitis acostumbra a localizarse en Dou~las perimetritis posterior) de Fargas, o en el fondo vesico-uterino perimetritis anterior. Por acción de la gravedad, secreciones y productos infectivos, caen en el Douglas formándose una tumoración llena de serosidad y edema peritoneal, limitada, por arriba, por las asas intestinales adheridas. A medida que esta cavidad se llena, disloca el útero hacia arriba y adelante, comprimiéndolo contra el pubis. Hacia atrás compri- 274 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA me el recto y abomba en el fondo de saco vaginal posterior. Si la perimetritis es anterior, y el Retzius el ocupado, el útero es desplazado hacia abajo y contra el recto. Algunas veces el proceso pelviperitonítico llega hasta el ombligo, a pesar de no estar contaminada la gran serosa. Estos procesos terminan frecuentemente por supuración, formándose una cavidad fluctuante, limitada por arriba por una zona timpánica intestinal y por abajo una media luna, correspondiente a la forma del Douglas, en medio de la cual se encuentra el útero fijo. Pueden ser, por lo tanto, serosas o purulentas. Pelvicelulitis La infección del tejido celular laxo, entre el peritoneo visceral y el diafragma pélvico, puede afectar a las regiones que FREUND denominó: parametrio, paracolpo, paracisto y paraprocto. Entre paracisto y parametrio hay una separación que va del ligamento redondo al elevador del ano. Entre parametrio y paraprocto, otro tabiqUe perirrectal, que limita la zona del recto. El Mackenroth forma la base de la llamada vaina hipogástrica de Delbet, limitada, arriba, por la umon de las dos hojas del ligamento ancho y por los lados, por Vol. XLI. - N." 166 la fosa ilíaca. Más hacia afuera y hacia arriba, está formado el infundíbulo pélvico. Cada uno de estos compartimentos puede dar lugar a la forma·· ción de tumo raciones inflamatorias diferentes. Las formas clínicas más frecuentes son tres: Pelvicelulitis difusa. 'Que salta todas las barreras y forma un flemón único, en el que están útero, vejiga, recto y, algunas veces, vagina. Flemón de la vaina hipogástrica. Se inicia al lado del cuello abarcándolo en media luna, distiende ambas hojas peritoneales y llega hasta la pared ósea. No alcanza el vértice del ligamento ancho. Flemón del ligamento ancho. En realidad, una mesosalpingitis y forma un flemón ilíaco que se toca a nivel del conducto inguinal y por encima del arco de Falopio. Dada su localización, puede extenderse por delante del útero y de la vejiga, y por debajo del arco crural y del obturador. Por detrás, hacia los lados del recto a través de la escotadura ciática a región glútea. Por el ligamento infundíbulo-pélvico a la región renal. Cuando son crónicas tienen una dureza leñosa que puede confundirse con un mioma. Peritonitis tuberculosa Cuando se trata de exudados en- Julio~Agos~o " ANALES DE MEDICINA Y CIR.UGÍA 1961 quistados puede formarse un tumor esférico medial o bien ocupar los dos lados o uno solo, permaneciendo inmóvil, con los cambios de decúbito. Algunas veces, junto a un exudado, pueden encontrarse tumores circunscritos tuberosos y no deslizables, que siguen el curso del epiplón y forman un plastrón abdominal. Este, está formado por exudados, hiperplasias, infiltraciones caseoaas e intestino. La forma caseoulcerosa puede formar abcesos e hinchazones irregulares de consistencia más o menos dura, circunscritos y dolorosos. Otros tumores lo Pueden ser: quistes y tumores cistoides) enterocistomas y enteroquistomas) y los equinocócicos. Interesante es el seudomíxoma del peritoneo secundario a un seudomixoma ovárico) o bien de una degeneración mixomatosa apendicular, que puede aparecer como un quiste adherente de bajo vientre o como un tumor liso, tenso y poco movib~e, que más adelante, al formar un conglomerado, con tejido conjuntivo y asas intestinales adheridas tiene límites imprecisos. PU6jen apreciarse también tumores óseos. Quistes Pueden ser pediculados, sesiles e intraligamentarios. El pedículo está constituido por los tres ligamentos ováricos: in- 275 fundíbulo pélvico)· tubovario y útero-ovárico. Al alargarse el pedículo arrastra el peritoneo del ligamento ancho y con él la trompa. El pedículo puede ser más o menos largo y más o menos ancho. Son pediculados los adenomas) los dermoides y los pequeños de paraovario. Los sesiles están implantados en la parte posterior del ligamento ancho con el meso más o menos desplegado por el tumor. Pueden parecer implantados, en el borde superior del ligamento ancho, cuando la base de implantación es muy alargada. Algunas veces parecen que van del útero a la fosa ilíaca. No tienen pediculo, pero pueden pedicmizarse, si no han sufrido flogosis, porque tirando del quiste se estira todo el ligamento ancho. Son sesiles los papilomas. lntraligamentarios Son los que crecen en dirección al meso) separando las dos hojas del mesosalpinx. De manera que crecen extraperitoneales en el espesor del ligamento ancho. No son pediculizables, pero sí se pueden extirpar. Todos los quistes son pélvicos en su comienzo, para hacerse abdominales cuando crecen o cuando se alarga su pedículo. Normalmente salen del Douglas, al aumentar de tamaño, pero a veces no pueden y continuando siendo pélvicos, dislocan el útero hacia 276 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGÍA arriba y hacia acielante, o sea cOÍltra el pubis, mientras que el quiste en Douglas abulta en recto y yagina, pudiendo dar síntoma de compresión. Algunas veces si el útero está en retro, pueden ser retrouterinos. Hay unos tumores de paraovarios sesiles, que a veces crecen en los lados del útero, inmovilizándolo. Si uno crece más que otro, pueden dislocar el útero. Los pélvicos que no encuentran obstáculo se hacen abdominales. Empujan intestinos hacia arriba y a los lados y pueden llegat a arrastrar hacia arriba el útero. Los quistes pueden tener adherencias: a) con pared; b) epiplón; e) viscenJes. Pueden ser unilobados o multilobados. Presentar fluctuaciones limpias en algunas zonas o bien consistencia pastosa. Si no están a mucha tensión no tienen la dureza del mioma. En ligamento ancho pueden haber sarcomas y miomas intraligamentaríos, que dan la misma sintomatología. Mulleroma En el ángulo uterino, en pleno parametrio, puede hallarse una tumoración dura del tamaño de un garbanzo o un poco mayor, en una enferma qeu aquella dismenorrea severa. Puede tratarse del mulleroma de Cónill. Quistes de paraovario En el espeRor del parametrio y Vol. XLI. - N." 165 originada en restos wolfianos, puede hallarse una tumoración in. traparametrial, un quiste de paraovario, confundible con un mioma intraligamentario, que acostumbra a ser más dura. Quistes Al principio pasan inadvertidos hasta que se hace visible el volumen abd'Jminal, o comprimen aleuno de los órganos pélvicos. Algunas veces existen dolores pélvicos irradiados, pero de poca monta. Uno de los fenómenos más frecuentes y precoces son los trastornos digestivos, aunque el quiste no haya llegado a perturbar la función digestiva. Otras sobreviene una amenorrea difícil de explicar. Los quistes pélvicos producen fenómenos de compresión en recto y vejiga, y nerviosos - ganglio de Frankenauser. La compresión sobre útero puede dar dismenorrea y congestión uterina, por compresión de los plexos venosos de retorno. En los quistes abdominales, el abultamiento del vientre es algo lateralizado cuando el quiste es pequeño. Cuando llena el abdomen se hace central. Los fenómenos de compresión se hacen lentamente. Primero digestivos: inapetencia y malestar gástrico. Hígado, bazo, órganos torácicos y riñón también pueden estar comprimidos, produciendo: cansancio, .. Julio-Agos~o • ANALES DE MEDICINA Y CIR.UGíA 1961 277 edemas, dificultad de movimientos, varices por compresión, etc. uterino. Si no es uterino, permanece indiferente. Anexitis concomitante Adherencias Los procesos infectivos anexiales no dejan de existir porque se desarrolle un quiste ovárico. La anexitis tuberculosa con peritonitis bacilar puede confundirse con un t.umor de ovario con ascitis. Si está adherido, un tumor tiene menos movilidad. La anamnesis puede aclarar los períodos dolorosos en los que se fraguan las adherencias, aunque algunas veces su desarrollo es silencioso. Si la piel está edematizada y linfática existe casi siempre una adherencia entre quiste y pared anterior. Cólicos más o menos violentos sin causa justificáda, revelan adherencias intestinales. Ascitis Todos los quistes de ovario dan pequeñas cantidades de líquido, que no tienen importancia, por irritación de la serosa. Cuando se produce gran cantidad de ascitis -papilomas ovancos- el síndrome es igual que cuando existe ascitis sola. Si el tumor es pequeño y la ascitis regular, cuesta encontrarlo. Hay que buscarlo por peloteo algo brusco en las fosas ilíacas. Algunas veces la paracentesis permite tocar el tumor. Si el tumor es grande, aunque exista mucha ascitis, se produce el peloteo generalmente en los lados, siendo menos fácil producirlo en la línea media por su estrecho contacto con la pared abdominal. Si un quiste pelotea en todo el abdomen, en medio de un vientre ascítico, será genital, sino pelotea en el epigastrio. Si pelotea en el epigastrio, no es genital. Si al tirar del cuello hacia abajo el tumor se va hacia arriba, es Radiología Radiológicamente, el abdomen es un cilindro que penetra en tórax y se introduce en pelvis. El límite radiológico superior son los pulmones; el inferior, los huesos pélvicos. De perfil, el mismo cilindro está limitado por detrás por los cuerpos vertebrales. El polo superior es más alto por delante que por detrás. De frente, las dos columnas cólicas limitan sus lados. La columna cólica derecha, por arriba, continúa con el espacio hepático y, por abajo, por debajo del ciego. La izquierda con la cavidad esplénica, por arriba, y hacia la fosa ilíaca izquierda por debajo. El colon transverso deja por encima: hígado, estómago, páncreas y bazo. Cruza transversal de dere- 278 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA Vol. XLI. ~ N." 166 cha a izquierda y de arriba a plena respiraci6n, para apreciar abajo. los cambios debidos a ella. A veces El meso insertado en la pared conviene tirar la placa en plena posterior divide el abdomen en dos respiración. Los órganos adheripartes: a) supramesocólica limi- dos y fijos aparecen nítidos, mientada por el diafragma, y b) infra- tras los otros presentan una manmesocólica, que se continúa hacia cha borrosa. la pelvis. Los órganos radiográficamente En la superior, en su lado de- pueden aparecer más densos por recho, el ligamento falciforme deja calcificaciones, o menos densos por por encima del colon transverso formación espontánea de gas, dos espacios. En el izquierdo hay Otras veces la transparencia es un espacio que se abre en el vacío menos clara que el aire y más que esplénico, por arriba, y en la pel- los órganos normales cuando se vis, por abajo. trata de lipomas, dermoides y tuEn la parte inferior, el mesente- mores sebáceos. rio lo cruza de arriba abajo y de También pueden aparecer estas izquierda a áerecha, a la altura de zonas menos claras rodeadas de la 3. a lumbar, dejando dos cavida- una cortical calcificada. des: a) una derecha, mayor, o esLa visualización del tubo gástripacio mesent'erocólico derecho, y co mediante sustancias contraste b) otra menor o espacio mesente- sirve, no solamente para comprobar una tumoración digestiva, si·, rocólico i.zquierdo. Entre hígado y mesenterio hay no para remarcar los bordes de una zona clara que puede acen- una tumoración relacionada con el tubo digestivo, pero exterior a tuarse con un neumoperitoneo. En la zona de fosa ilíaca dere- ella. cha, íleo, ciego y apéndice, cuEl neumoperitoneo abdominal bren el ovario derecho, colocado nos sirve también para hacer reentre útero y pared pélvica y rela- saltar no solamente -por su tencionado con el recto distendido. dencia a ocupar el sub diafragmaPor tanto, toda tumoración ová- los órganos superiores, sino tamrica derecha levanta apéndice y bién en posición de Trendelenburg ~ para servir de límite a los órganos ciego. En la zona de fosa ilíaca izquier- pélvicos. da es el asa sigmoidea la que apaEl riñón puede explorarse merece por sobre el ovario izquierdo diante radiografía simple o con y la que es levantada por toda tu- contraste inyectado por vía venomoración ovárica izquierda. sa o bien por sondaje ureteral. La exploración radioMgica pueUltimamente el neumaretroperide ser activa, viendo las enfermas 'tanea ha cobrado gran importanen cambio de decúbito, de pie y en cia. Julio-Agosto 1961 . ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA El gran problema que la radiografía puede solucionar es la diferenciación entre un tumor o una ascitis. Por ascitis puede ser tomada una hidronefrosis gigante o un gran quiste de ovario. Para ello se utiliza un artificio consistente en puncionar el quiste, retirar líquido e inyectar aire. Si es una hidatosÍ8 aparece el signo de los cantos rodados, llamado así porque por la visualización de las vesículas parecen las piedras que emergen del agua en los ríos. En las ascitis, las asas intestinales flotan libremente y pueden apreciarse, en la zona inyectada, unas entrantes que son el borde exterior de las asas. Un quiste de ovario da, también, una zona clara que le separa del hígado. Otro artificio consiste en insuflar el colon, que adopta así una posición invertida. El hígado, en su cara posterior, es extraperitoneal y por esto las tumo raciones de cara posterior parecen retroperitoneales o, mejor, pararrenales. Como está suspendido por el ligamento falciforme, tiene un movimiento de balanza. Un aumento de tamaño anterior hace descender el polo posterior y éste obliga a descender el riñón derecho. De la misma manera una tumoración renal, al levantar la cara posterior hepáÜca, hace descender el borde anterior. Si clínicamente la tumoración es fija hay que explorar primero duo- 279 deno y páncreas; si es móvil, estómago y colon. En el estómago: mucosa y molde gástrico, cambiando el decúbito. El ventral es interesante porque en él se acentúan las tumora· ciones retrogástricas. El co "on se explora mediante enemas opacas. La exploración del páncreas en su diámetro anteroposterior se hace con la enferma en decúbito ventral y la radiografía de perfil con dilatación gaseosa del estómago. El diámetro latero lateral se explora rellenando el duodeno con pasta opaca. La radiografía de perfil puede indicarnos un aneurisma de la aorta, por el desgaste que presentan las vértebras en su cara anterior. Los tumores intestinales producen altenciones orgánicas y funcionales extrínsecas. Las tumoraciones para intestinales comprimen directamente las asas. Si son intraperitoneales mantienen el uréter en su sitio. Si son extraperitoneales despla-. zan el ureter hacia ade)ante, hacia adentro y hacia afuera. Estas, además, levantan el peritoneo en tienda, de manera que aparecen las asas desplazadas, pero no abolladas. Si el duodeno está inmóvil, riñón y uréter afectados, las asas intestinales rechazadas centrífugamente, con el colon desplazado hacia arriba y hacia afuera enmarcando la tumoración, ésta, puede ser un quiste de cola de páncreas, 280 ANALES DE MEDICINA Y CIRr.JGíA un quiste de mesenterio o un quiste pediculado de ovario. Cuando existen sobre el estómago y colon signos de aumento de la celda esplénica, con el ángulo duodeno-yeyuno en su sitio, la tumoración es intraperitoneal y puede asentar en bazo, cola de páncreas, gastro esplénico o ser un quiste de ovario. Las tumoraciones de ciego no lo movilizan. Lo deforman, lo estenosan, pero no lo cambian de posición. El segmento rectosigmoideo generalmente da. pocas tumoraciones. Más bien da estenosis. El síndrome tumor es muy tardío. Algunas veces el fecaloma puede simularlo. En cambio, existe el tumor inflamatorio de fosa ilíaca izquierda o perisigmoiditis. La movilidad de esta zona no nos permite descartar la neoplasia, porque cuando se fija ya ha dado síntomas hemorrágicos y de obstrucción. Las tumoraciones de fosa ilíaca derecha, procedentes de la pelvis, elevan el ángulo íleo-cecal, horizontalizando el íleo, que desemboca en ángulo recto en el colon, abollado en el fondo, dando una imagen radiológica en «boina». Puede sufrir, además, una movilización hacia atrás, si es un tumor intraperitoneal, y hacia adelante si se origina en el subperi- toneo. En fosa ilíaca izquierda, de la misma manera, los subperitoneales desplazan hacia adelante el asa Vol. XLI. - N." 166 sle"ffioidea y los intraperitoneales hacia atrás. Tanto el ciego en la derecha, comoel sigma y el color¡, en la izquierda, pueden llegar a ser desplazados centrífugamente y aun comprimidos contra la pared lateral, ya solos, ya acompañados de asas intestinales enmarcando la tumoración. En las retroperitoneales es el uréter desplazado el que bordeando el tumor lo dibuja. Casi todas las tumoraciones fijas, retro o subperitoneales como por ejemplo, un condroma o un ósteosarcoma, se caracterizan por su dureza. Si es menos dura, puede ser un paquete ganglionar y pensar también en una linfogranulomatosis. Si pulsa, es un aneurisma, probablemente, de la ilíaca externa. Los procesos de la vaina del psoas obligan a la pierna a doblarse sobre el vientre y en rotación externa. Hay que contar siempre con la posibilidad de encontrar un riñón pélvico, que ademá$ puede ser único. La radiografía simple con radiaciones blandas visualiza la ve· jiga. Si se observa una sombra retropúb ica y, por sonda, comprobamos la vacuidad vesical, pueden ser un útero gestante, un mioma o un quiste central. Existe la tumoración s\ aparece una sombra montada encima la vejiga deformada y separada de ella por una zona clara. Julio~Agosto • • 1961 ANALES DE MEDICINA Y ClRUGtA 281 En los miomas aparecen, mu- tro, que permite la movilización chas veces, calcificaciones en el del útero, aumentando con ello el centro. En los quistes, en la peri- campo visual y pudiendo dislocar feria. el útero en la posición más conLa gestación se puede empezar veniente. a visualizar del tercero al cuarto En los grandes tumores tiene mes. poco interés, a no ser en los peEl diagnóstico diferencial entre diculados, si la movilización del un embarazo y un quiste dermoi- tumor por el abdomen comporta la deo puede hacerse a veces con una movilización del pediculado visuaradiografía de pie, si aparece el lizado~ signO' de Phemisther, consistente En los pequeños tumores puede en una estratificación en dos capas ser de utilidad para el diagnóstico del contenido dermoideo, cosa que diferencial al poder comprobar la naturalmente no sucede en el em- forma, tamaño, aspecto y color de barazo. la tumoración. La misma técnica, Insuflando aire en la vejiga por aplicada a la cavidad abdominal, o contraste se obtienen imágenes laparoscopia, puede diagnosticar mejores de la tumoración subya- tumores de hígado. cente. La exploración radiológica genito-pélvica puede hacerse por Aortografía y flebografía histero-salpingografía, insuflación ascendente rectosigmoidea y cistoureteroradiografía ascendente y descendenEstamos ensayando la aortogra~ te y con nenmoperitoneo en posifía con resHltados no demasiado Ción de Trendelenburg por vía abconcluyentes, aun cuando al decir dominal, vía vaginal y, si las tromde MUCCHI, puede diagnosticar topas son permeables, por vía uterodas las tumoraciones abdominales. salpingítica. La técnica no es demasiado comLas radiografías se pueden reaplicada y los peligros para la enlizar de frente y de perfil, y en decúbito ventral, en decúbito dor- ferma mínimos, a pesar de la gran aventura que parece puncionar la sal y de pie. aorta . Culdoscopia La flebografía ascendente, por vía femoral, con un catéter que La culdoscopia, la douglascopia lleva la sustancia contraste a la o celioscopia vaginal y la celiosco- altura requerida, puede dar imágepia abdominal, han sido revalori- nes interesantes y las da con VALLS zadas por PALMER, al efectuarlas SERRA Y JURADO, grandes investien posición de Trendelenburg y con gadores de pericia mundialmente la ayuda de su sonda histeróme- reconocida. 282 ANALES DE MEDICINA Y CIRUGíA Laparatomía exploradora FinaJmente, la laparatomía exploradora, tan justificada por una duda exploratoria, por su· inocuidad actual, gracias a los grandes recursos anestésicos, a' la buena preparación preoperatoria y a las incisiones estéticas, puede ser el Vol. XLI. ~ N." 166 mejor método exploratorio que nos diga, de ser cierta la tumoración, en qué parte del abdomen se en .. cuentra. Y a la par de tratamiento curativo. De ser una pseudo tumoración o bien una tumoración que rebasa los límites de la operabili·· dad, tampoco la laparotomía, le hará correr riesgos importantes.