Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-1276/09) PROYECTO DE DECLARACION El Senado de la Nación: DECLARA: La adhesión al 199° Aniversario de la Revolución de Mayo que se celebra el 25 de Mayo de 2009. Norberto Massoni.FUNDAMENTOS Señor Presidente: Para determinar la importancia que la Revolución de Mayo significó para nuestro país es necesario conocer primero los antecedentes que llevaron a los patriotas criollos a pronunciarse contra el gobierno español de entonces, hecho que conformó el puntapié inicial para nuestra posterior declaración de independencia. En junio de 1809 la Junta de Sevilla decidió reemplazar al entonces Virrey Liniers y designó a Baltasar Cisneros como nuevo virrey. Con su llegada al poder, Cisneros devolvió el poder de las milicias, en manos de los criollos, a los españoles, debido a que el comercio con España era cada vez más dificultoso, y aceptó la propuesta de libre comercio de Mariano Moreno, pero esto beneficiaba más a los británicos, lo cual despertó las protestas de los españoles. Así, Cisneros anuló el libre comercio y ante las nuevas protestas de Moreno y sus representantes criollos, el librecambio se prorrogó. El descontento hacia los españoles se verificó no solo en Buenos Aires sino también en el interior con la revolución que destituyó al gobernador y presidente de la Real Audiencia de Charcas, mientras que en la ciudad de La Paz se realizó otro movimiento revolucionario que obligó a renunciar al gobernador y al obispo de La Paz, recayendo el poder en el cabildo. La diferencia entre ambas revoluciones era que la de Chuquisaca continuaba con la fidelidad hacia el Rey de España pero la revolución de La Paz buscaba la independencia. Esto provocó la reacción de los españoles, que derrotaron a los movimientos insurgentes. Hacia noviembre de 1809, Cisneros creó el Juzgado de Vigilancia Política con el cual persiguió a los franceses y a los partidarios de la Revolución Francesa y a todos aquellos que se oponían a España y al Virreinato. Esta medida, resistida por el pueblo, que sentía la inequidad entre criollos y españoles, fue el punto de inicio de la Revolución de Mayo. A partir de ese momento se fue creando la atmósfera que llevó a los acontecimientos anteriores a la Revolución. Así comenzó la llamada Semana de Mayo, entre los días 18 y 25 de Mayo de 1810. El 14 de mayo los periódicos europeos que llegaban al puerto de Buenos Aires anunciaban la disolución de la Junta de Sevilla como consecuencia de la toma de la ciudad por parte de los franceses. En ese entonces, el poder de los reyes españoles había caído a manos del Imperio Napoleónico. Como consecuencia, Cisneros intentó ocultar las noticias incautando todos los periódicos que portaban los barcos desembarcados en el puerto, pero uno de ellos llegó a conocimiento de Manuel Belgrano y de Juan José Castelli, quienes difundieron la noticia, que ponía en jaque la legitimidad del virrey, nombrado por la Junta caída. También se puso en conocimiento a Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, quien consideraba que, estratégicamente, el momento ideal para continuar con los planes revolucionarios era el momento en el cual Napoleón lograse una ventaja decisiva en la guerra contra España. Y ese momento había llegado, puesto que con la caída de la Junta de Sevilla, Cisneros ya no tenía poder. Sin embargo, se mantenían dos posiciones: la posición de Castelli, quien pensaba que la mejor manera de terminar con el poder del virrey era con la realización de un cabildo abierto y la posición de los militares criollos, que proponían deponer al virrey por la fuerza. El 18 de Mayo, el público ya conocía la noticia de la caída de la Junta de Sevilla, por lo cual, Cisneros realizó una proclama reafirmando que continuaba gobernando en nombre del rey Fernando VII, para intentar calmar los ánimos, pero no confirmó explícitamente la caída de la Junta. El principal grupo revolucionario comenzó, entonces, a reunirse o bien en la casa de Rodríguez Peña o bien en la jabonería de Vieytes. Pero el 18 de Mayo los criollos junto a Cornelio Saavedra decidieron pedir al virrey la realización de un cabildo abierto, para ello se designó a Castelli y a Martín Rodríguez. El 20 de Mayo Cisneros recibió el pedido para realizar el cabildo abierto, pero pidió primero el apoyo de los militares. Siendo Saavedra el jefe del Regimiento de Patricios, le respondió que el virrey ya no tenía autoridad de mando para con el ejército y que, por lo tanto, no contaba con las fuerzas a su favor. Posteriormente, Castelli y a Martín Rodríguez se entrevistaron con Cisneros en el fuerte. El virrey debió resignarse y permitió que se realizara el cabildo abierto para el día 22 de Mayo. El 21 de mayo, como los criollos desconfiaban de Cisneros, se agruparon y ocuparon la actual Plaza de Mayo, exigiendo la convocatoria a Cabildo Abierto y la destitución del virrey Cisneros. Entre ellos se encontraban French y Beruti. Ese mismo día se repartieron las invitaciones entre los principales vecinos y autoridades de Buenos Aires y entre los criollos. El día 22 de Mayo se realizó el Cabildo abierto con la presencia de los vecinos y criollos. El debate tenía como tema principal la legitimidad del gobierno y la autoridad del virrey, por lo cual se planteaba que, al desaparecer el monarca legítimo, el poder debía volver al pueblo, quien tenía derecho a formar un nuevo gobierno. Algunos sostenían a Cisneros como virrey pero la mayoría pretendía la formación de una junta de gobierno, como en España, estas dos posturas declaraba la rivalidad entre criollos y españoles, que consideraban que la voluntad de los españoles debía primar por sobre la de los criollos. La postura de Saavedra fue la que se impuso finalmente, por ello, el Cabildo tomó el mando delegado por el virrey destituido hasta que se formara una junta de gobierno. El 23 de Mayo, finalizado el Cabildo abierto, se colocaron avisos en la ciudad que informando sobre la creación de la Junta y la convocatoria a diputados de las provincias. El 24 de Mayo, el Cabildo conformó la nueva Junta, que debía mantenerse hasta que llegaran los diputados del resto del Virreinato, formada por Cisneros como Presidente y Comandante de Armas y como Vocales: Cornelio Saavedra (criollo), Juan José Castelli (criollo), Juan Nepomuceno Solá (español) y José Santos Incháurregui (español). La permanencia de Cisneros en el poder provocó la agitación del pueblo y de las milicias, que tomaron la plaza bajo el mando de French y Beruti. La gente consideraba que la presidencia concedida a Cisneros era una burla a la voluntad del Cabildo Abierto. Ante estos acontecimientos, Castelli se comprometió a intervenir para que el pueblo fuera consultado nuevamente, y se calmó a los militares y a la juventud de la plaza. Más tarde, una delegación encabezada por Castelli y Saavedra se presentó ante Cisneros y pidió su renuncia, que se consiguió verbalmente. La mañana del 25 de mayo, una multitud se reunió en la Plaza de Mayo reclamando la anulación de la Junta, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una nueva Junta de gobierno. Cisneros se resistía a renunciar, pero, finalmente, debió ratificar y presentar su renuncia al gobierno. Sin embargo, la multitud reunida en la plaza reclamó que el pueblo reasumiera la autoridad delegada en el Cabildo Abierto y exigió la formación de una Junta. Ante los ánimos de una violencia mayor, se leyó el petitorio, que fue ratificado por los asistentes. La Primera Junta quedaba compuesta de la siguiente manera: Presidente: Cornelio Saavedra; Vocales: Alberti, Azcuénaga, Belgrano, Castelli, Matheu, Larrea; Secretarios: Paso y Moreno. Si bien el gobierno de la primera Junta determinaba su fidelidad al rey español, ésta no juró lealtad al Consejo de Regencia de España e Indias. El propósito de la maniobra política era ganar tiempo para fortalecer la posición de la causa patriótica y fue mantenida hasta la declaración de independencia de 1816. Según el historiador Félix Luna, en su libro Breve historia de los argentinos, una de las consecuencias más importantes de la Revolución de Mayo en la sociedad fue el cambio en la relación entre el pueblo y el gobierno. Primero primaba la concepción del bien común: si bien se respetaba completamente la autoridad monárquica, si se consideraba que una orden proveniente de la corona de España era perjudicial para el bien común de la población local, se la cumplía a medias o se la ignoraba. Esto era un procedimiento habitual. Con la revolución, el concepto del bien común dio paso al de la soberanía popular, impulsado por Moreno, Castelli o Monteagudo, que sostenía que en ausencia de las autoridades legítimas, el pueblo tenía derecho a designar a sus propios gobernantes. Con el paso del tiempo, de la soberanía popular se pasó a la regla de la mayoría, con la cual es la mayoría de la población la que determina al gobierno en ejercicio. Este nuevo concepto fue dándose progresivamente hasta llegar al sistema electoral actual, que permitió adoptar definitivamente el sistema republicano como forma de gobierno de la República Argentina. Otra consecuencia fue la división de los territorios del Virreinato del Río de la Plata en varios territorios diferentes. La mayor parte de las ciudades que lo componían tenían poblaciones, producciones, mentalidades, contextos e intereses diferentes entre sí, pero se mantenían unidos gracias a la autoridad del gobierno español; al desaparecer ésta, las poblaciones de Montevideo, Paraguay y el Alto Perú comenzaron a distanciarse de Buenos Aires. La escasa duración del Virreinato del Río de la Plata no logró que se forjara el patriotismo que les permitiera unirse como una unidad común. A su vez, Juan Bautista Alberdi también consideraba a la Revolución de Mayo una de las primeras manifestaciones de las disputas de poder entre la ciudad de Buenos Aires y las del interior, que fuera uno de los ejes principales alrededor del cual giraron las guerras civiles argentinas. La Revolución de Mayo significó un cambio de mentalidad y la toma de conciencia por la defensa de los valores, principios y conceptos que conforman el patriotismo y que se representan en la palabra Patria. La Patria constituye la historia de nuestra sociedad, es la unión de tradiciones, de costumbres, el lugar común y el sentido de pertenencia, lo que nos lleva a quererla, respetarla y defenderla. Estos conceptos fueron, tal vez, aquellos que motivaron a nuestros próceres a llevar a cabo la Revolución que nos permitió, tiempo después, lograr nuestra tan ansiada independencia. Por todo lo expuesto, espero el apoyo de mis pares para este proyecto de declaración. Norberto Massoni. -