t \yi en la íedpaa ceat^litzadora que se exerceix a Rússia, leró d ^ | n tenir en compte ^ue no a tots els l a i s s ^ s ^ deu actuar igualment. En ;nin hi dit^^ft^el dia en que la revolució solt uu altre pais d'estructura més capitalista que la que tenia Rússia, aquesta no sols né-ierà un exemplie a seguií" sinó que quedarà en un plàretrogrkdada. I posats en aquest Cgjjip de tàctica constructiva, acceptant uns i altres, lo fonamental, la dictadura deí proletari, la coincidència es fa completa, íLa nova organització ha d'ésser a base federativa i no centralista? Conformes, aquest es també el nostre pensament. LOS ESTUDIANTES Y LA REVOLUCION Quiero deciros dos palabras sobre una parte de la Sociedad rusa que, por mi situación, tuve que frecuentar a menudo. Me refiero a la juventud estudiosa què no ha entrado aún en, el campo de los conspiradores, pues de la que ha entrado no podria decir mucho. Si no tuviera el testimonio de mis propios ojos, me resistiria a creer que en la mismaciud,ad pudieran existir, a tan corta distancia, QOïitri^stes tan notables cual se obseryan entre la clasç burguesa pacífica y la de la juventud rusa. Contaré' séncillamente lo que he visto y oído. ,,;g;i valor cívíçp, de que està privada la parte madura de la Sociedad rusa, no se encuentra. màs que en Iqs jóvenes. Es ujja cosa extrafla, però ciertísiïna, tíç aquí ua hecho nptorio que durante yar/9§ días cjrculó de boca en bopa, J 5 Q la Acadèmia de Medicina, RENOVACIÓ SOCIAL En las demàs escuelas superiores los estudiantes observaron una coridueta anàloga, aunque solamente aquelles que esiuvieron en Rusia en aquellos tiempos pueden comprender cuànto valor se necesitíiba para hacer lo que hicieron los estudiantes de la Acadèmia de Medicina. Lo que màs llama la atención en la vida de la juventud estudiosa rusa en masa, es lo poco que le preocupan los interesés personales, es decir, la carrera, porvenir, e t c , y hasta los placeres que se dice embellecen la aurora deia vida. Parece que la juventud rusa solo víve de los interesés intelectuales. Su simpatia por la fevolución es inmensa, universal, casi unànime. Todos dan sus últimos céntímos para la Narodnaia Volia, para laCri^z Roja, es decir, para los detenidos y desterrrdos. Todos tom^o parte activa en la organización de los conçiertos, de los bailes con biílete de pago para re* caudar algunos rublos en pro de la revolución. Muchos padecen hambre y frío para aportat su ultimo óbolo a la «causa». Conocí tales austeros que no comían màs qt^e pa», y sopa para dar todas sus economías a la.revoluçión. Puede afirraarse que la revolución es el in-, terés principal y absorbente de esta juventud, advirtiéndose que cuando vienen épocas de arrestos, procesos y ejecuciones, esos jóvenea pierden la facultadde cpntiíiuar. su& estudiós. Entonces se reuneí^ en pequeüos çpriiillQ^ en sus angostas habitaciones y allí, en t;oi;nQ del samoyar, cuchichean, discuten, se con^unican sus ideas y sentimientos de indignacíón, de horror, de adnliración, y así su exaíltaciòn revolucionaria crece y se íortitica. Entonces hay • qitó verles: 6u;| ?enil)l^ptq%aü^çcçiúBj;pppmiaj queria decir. «jCómol ^No es màs que esto?» Y ya ao se me invitaba ptf a ve?. Al -pw»«i|· pio me enojaba, però luego me hafeitué a v^ suerte, que me llevaba a buscaf dvwrac^ el d ^ un alojam,ieJ|»to nocturnp. En general, he observado que cuanto màs temido y màs buscad9 por la policí^ es 9I revoluGÍonario, con màs eatusiasiao le q^^leai, lo esconden y se sacrifican por él. En primer termino, porqué el hombre pefi4efte€Mm« a ki organización relata siempre algo interesante, y íuego, porqué causa gran satisfacción el ocultarle; ayudar a un hombre de gran impor, tancia es tamhiéa, ea ú.^ti^.xmí^yim.m^^m. dad revolucionaria». Finalmente, hay en ello su parte de honor. Üfl^ jov^n' (|e ri.ea jlf{if|i|ia burguesa me decia cierto dia: —Habeis de saber que tenemps un sofà, una poltrona y una MU^ en las cuaíes se sentaron Gelialop y Perorskaia. No nos separamos de ellas jamàs—afíadia—poïqué todas esas cosa^ son «històrica?». STEPNIAK. NOSTRE NACIONALISMÇ· Som nacionalistes, però e» el sentit més p^v i elevat d e i a paraula. Som els. idealistes del millorament o ena,ltimeiiit, epífqjït del, m^.^i^ del grup ètni<; c ^ í ^ ^ ^19, podeí»;^^ cap irjaflera aYj^piríUOS a sçrMÍf a, uns i.nteri^ssps polítics, per catajans que siguin, que no tinguin 4.itr^ finalitat ique niarcar una frontera política entre Catalunya i el reste del mon. Som intwnacior nalistes: per tant nostra idpal és el d« çonvcíii-. feiB elna<>íi.eo,uw.Bà|:.ii^*:iíiiiça; I^ v^^S^^ ^ . \ ** ', corona de Soyes"a^*^'^ínemona^erétnpeFaaror* asesinado. EJsta proposiciOn fué acogida con un sileaçio sepulcral. Él condesito arrojó cinco rüblos en su sombrero y ernpezó a dar vueítas entre la multitud de sus còmpafíeros. Ninguno le dió un kopek tan solo. —Però, seííores—pregunto el condesito,— iqué haremos entonces? —La lección del profesor Mergeeyv^sky—le resppndió una voz salida de la muchedumbre Però no quiso darse por vencido y continuo dando vueltas e importunando atodos.Tras mucho girar, consiguió hallar un camarada que leechó er» el sombrero otrps dos rublos. Acabada la lección del profesor Mergeewsky, el condesito volvió a las andadas però inutilmente. —Però ique hemos de hacer, seflores?—gritó ya desesperado. —La lección del profesor tal (ya no recuerdo su nombre). Pasó también esta segunda lección. Entonces ei condesito resolvió poner a sus camàradas entre la espada y la pared. —iQué he de hacer, pues, con este dinero? —Dàrselo a los detenidos—le respondíó desde el grupo una voz a la cual hicieron eco todos los circunstantes. Èl condesito y su compafiero se marcharon íabiosos. Entonces uno de los estudiantes se adelantó, tomo el dinero que habia sobre la mesa y nadie dudó que los famosos siete rublos fueron entregados a quienes no los esperaban. El mismo dia los estudiantes de la Acadèmia hicieron una colecta de ciricuenta rublos para los detenidos. Esto ocurría àígunos días después del aténtado, cuandotoda la Sociedad parecía propiacàente loca de terror. ' Biblioteca de Figueres cualquiç^ nonacS que Venga.cf^i^tfnlR ríyolH[ cionàrío. tís increíble la celeridad córi qiie se propagan por toda la ciudad las noticias'de este génèro. El telégrafo que tiene en sus taanòs el gobierno no puede rival-izaf con las pièrna3 de los nihilistas. Es deteaifÏQ Fulapp!, y.al d ^ sjguiente se difunde la trisi^é, qufeva por tp,^o San Petersburgo. Lle^a és^e; aç[uèl haçe réve; lacipnes; tal se lastiene con los gendarmes con una energia ejemplar; todo ello se sabé ihihediatamente y en tódas partes. Huelga aftadir que, con semejante, dispQ$i; ción de animo, esta juventud està siemprç pronta a prestar tpdo genero düe.servieiosa,lps revoiucíonarios sin parar mientes en IQS peli. gros que puede cprrer. jHay que ver con ciíanto amor, con cuanta solicitud lo hace! Acabo. No tengo la menor pretensión de revelar lo que es la juventud rusa: seria una tarea superior a mis fuerzas. Por eso vuelvo a mis peregrinaciones. De esa juventud obtuve los alojamientos quequise cuando mi buena Duhoyina y otra^ pocas amigas no podían ya esconderme ensvtó casas. , . fy No puedo pasar en silencio otro detaUe, • Recibida la invitación iba a mi aíojamíento y aún cuando nunca se me pregunto nada— porque tal es la regla de la hospitàiidad nihilista,—comenzaba mi eterna canción, es decir, que no entraba poco ni muçhp en la conspira, ción; que ni siquiera era «ile^al», sinó simplemente «vagabundo», porqué no tenia pasaporte y no queria sacar uno falso! Esto Ío (il eia para tranquilizar a mis àuéspedes y porque esperaba, lo confieso, que me ïnvitaríàn otfa vez, , .. '^ Però, con gran asombro mío, mis palabras no producian jamàs el efeçto deseado. '"'"* À pesar de la miopia què sufría, podia notar en sus semblantes un gesto de desiíusión que l'pér tant ho podem consentir 1* esclavatge, tant de Pindivid'u cora^ de les agrú» pacions d'individus (colectivjtajts} j« s^gui^ en ta seya ètnica 0 ^qpiipiiiia. L'Qpre?siió, qi^ç çngiehdr^ l'e^çl^vil^, é$,Ia representació rnés. baixa í més vulgar de la for,ça; per això detestem d'eíla. ' La virilitat àl servei de la >usticiB, és santa; al servei de l'opressió, és denigrant, baixa, « ^ túpida. Fer això posem la nostra* al servei de tpts^els op/in^its, 4e, l'Upíver^i, c^a^nn o ^ W hlpMie a la lUb^ertaç,. ^,^pm nacionalistes de^ nostre art, de la no^fire* de cada poble català, ni peír a fer mirotes ^ínb elles a cap més poble; sinó per a contaríbair a l'engrandimení del patrimoni estàtic univers^,!, on hi volem veurerhi la íwpstra terca alta i honrosahieut;represe;iitada,. Per així» adnprem mes als fills de Catalvjnyaque haa sapipk ésser universals. ' No som, ni podem ésser nacionalistes ni patriotes, com hem dit, per a servir als interessos purament, particulars de la industi-ia nj: els •fioJheríjos catalans ni de cap, nació., Soij^ coRtjrsris a tots ejs.comercialismes, que nO; són, g^eneralment, altra cpsa que el modus vivendi dejpartícularism,es individuals propers al parasitisme, i nosaltres no podem posar el nostre <^idèalisrae i la nostra força a llur servei, siflo a fer-los-hi la guerra. » I ND spm naçipflaíistes.a la manier^.de,molts, .que en fan únicament perquè e's hi h^ semblat el camí mes curt per a puiàr a la sçva muntanya particular, seguint el corríol de iVpolítica o altre, o que l'hàn utilizàt únicament per a disputar bones sinecures. • j Np som tampoc nacionalistes-penaíer es, (geneta a artisxe& i poetes, de, seflué, que.p^r -i^fs que s'esfqrçjh no h^n d'^^raves^ar maija frontera de casa seva. Els nostres, eïs^uèehs