Una mirada a la grandeza del Universo Alfonso Gómez Echeverri*

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Una mirada a la grandeza del Universo
Algunas consideraciones sobre los textos de Stephen Hawking-Leonard
Mlodinow y Hans Küng
Alfonso Gómez Echeverri*
“Ver el Universo en un grano de arena y el
Paraíso en una flor: atrapar el infinito en la
palma de la mano y la Eternidad, en una
hora”. William Blake (1757-1827).
La interminable extensión de playa-mar que se ofrecía
a su vista, estimuló en Eva un raudal de interrogantes,
que la hacían a menudo reflexionar, sobre todo aquello
que trascendía su vivencia cotidiana de la realidad. En
esas tardes interminables, al contemplar la bóveda
celeste, sentía cómo se desbordaba sensiblemente su
capacidad de percepción, al querer asimilar un
Universo que se le hacía cada vez más extraño. Teo, conocedor de las
inquietudes de su compañera, consideró propicio el momento para iniciar
un diálogo estimulante, y valiéndose de su sentido pragmático, depositó
en la palma de la mano de Eva un granito de arena, enunciando con
sentido didáctico: ¡He aquí nuestro sistema planetario¡, indicando con su
índice, la manera como el Planeta Tierra giraba alrededor del sol; luego
agregó: esta es nuestra sede, donde se desarrolló la vida y la conciencia
y donde mora la humanidad (Homo Sapiens) desde hace apenas dos
cientos mil años. Este sol con la Tierra y otros planetas “orbitando” a su
alrededor, ocupa un brazo en espiral de la Galaxia Vía Láctea, plagada a
su vez de cien mil millones de estrellas similares a nuestro Sol; todos los
granos de arena de esta playa que se ofrecen a nuestra contemplación,
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sumadas a las demás existentes en nuestro planeta tierra, son inferiores
al número total de estrellas del Universo conocido. Teo continúa su
exposición, y señalando toda la extensión de la playa da a entender por
comparación intuitiva, el tamaño de nuestra Galaxia, pregonando con
solemnidad cómo en el Cosmos hay cien mil millones de ellas. Las
distancias son tan grandes entre los sistemas planetarios y Galácticos,
enfatizó, que solo se miden tomando como referencia el recorrido que
hace la luz, a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo (1.080
millones de kilómetros por hora) en un año. Pero eso no es todo, en estos
momentos tu y yo, vecinos de la línea ecuatorial, nos estamos moviendo
alrededor del eje terrestre a una velocidad de 1.666 kilómetros por hora;
nuestra madre tierra “orbita” alrededor del sol a una velocidad superior a
los 100.000 kilómetros por hora y a la vez el sol con todos sus planetas,
gira en torno al centro de la Vía Láctea a 800.000 kilómetros por hora; la
gravedad de nuestro planeta hace que no percibamos sensación alguna,
pues nos movemos a la misma velocidad que la superficie bajo nuestros
pies. Solo conocemos el 4% del Universo y corresponde a la materia
conocida y visible en las estrellas, planetas y “lunas”. El resto 96%; está
compuesto de 23% de materia oscura y 73% de energía oscura.
En la segunda década del siglo pasado, el físico estadounidense Edwin P.
Hubble, demostrando por primera vez la existencia de cuerpos celestes
fuera de la Vía Láctea, dio inicio a la moderna astronomía extra galáctica,
observando que las galaxias no se limitaban a llenar espacios, sino que
se movían exponencialmente en todas direcciones, separándose a gran
velocidad.
El muy frecuentemente ignorado sacerdote belga, teólogo y astrofísico de
la Universidad de Lovaina, Georges Lemaître, colaborador de Eddington y
Einstein,
tomando como referencia la teoría general de la relatividad,
desarrolló en 1927 un modelo de Universo en expansión. Propuso por
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primera vez la idea de que el Universo se originó en la explosión de un
“átomo primigenio” o “huevo cósmico”, llamada luego la teoría del “Big
Bang”.
Hace 13.700 millones de años, ocurrió una gigantesca explosión cósmica
(Big Bang) que dio comienzo al Universo. Al principio toda la energía y
materia, estaban comprimidas en su origen en una bola de fuego
infinitesimal de máxima densidad y temperatura. Después de unos veinte
millones de años, la fuerza de la gravedad hizo que el gas se condensara
en grumos de materia hasta formar las galaxias. Al cabo de nueve mil
millones de años se forma en uno de los brazos de la Vía Láctea el sol,
el cual condensa la materia en planetas. La tierra, se formó hace 4.500
millones de años y contienen el carbono indispensable para la vida,
oxígeno, nitrógeno y otros elementos “pesados”. Las formas complejas de
vida aparecieron hace
3.500 millones de años; los seres humanos
primigenios, ya bípedos (Homo-erectus) surgieron hace 1,5 millones de
años; y los seres humanos de nuestra especie como ya lo había anotado
(Homo-sapiens), hace tan solo 200.000 años, formado sobre todo por
átomos de carbono 19.37% y oxígeno 65.0%: ¡Las materias primas de la
vida, incubadas por la primera generación de estrellas! Estamos por lo
tanto hechos de sustancia estelar: “Polvo de estrellas”.
Mi querida Eva, esta cronología dista mucho del estudio que hiciera en el
siglo XVII el arzobispo anglicano James Ussher, primado de la Iglesia
anglo- irlandesa, quien basándose en las cronologías bíblicas, calculó la
fecha de creación del mundo el 23 de octubre del año 4004 a. C. y
estableció las siguientes referencias: Desde la creación de Adán hasta el
Diluvio Universal 1.656 años, hasta la Vocación de Abraham 427 años,
hasta la salida de los Israelitas de Egipto y promulgación del Decálogo en
el Sinaí 430 años, hasta la consagración del Templo de Salomón 486
años, hasta el fin de la cautividad de Babilonia 467 años y desde el fin de
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la cautividad hasta la venida del Mesías 538 años. Pero esto no debe
sorprenderte y permíteme la siguiente digresión: Las ideas científicas,
para citar el caso sobre el origen y la evolución de las especies, no son
aceptadas actualmente por fundamentalistas protestantes, católicoromanos y judíos; todos impregnados de “creacionismo”. En febrero de
2001 la firma encuestadora Gallup estableció
que el 45% de los
estadounidenses están conformes con la afirmación: “Dios creó al ser
humano en forma muy parecida a la que hoy tiene hace no más 10.000
años”. Y aquí no termina la sorpresa, según un sondeo del instituto suizo
de estudios de opinión IHA-Gfk realizado en noviembre de 2002,
aproximadamente 20 millones de personas germano-parlantes, opinan
que “la teoría
de la evolución de Darwin no tiene ni una palabra de
verdadera”. Y para completar este panorama de inverosimilitud, la
autoridad religiosa de Arabia Saudí, el jeque Abdel-Aziz Ibn Baaz,
aceptando la verdad literal de todas las palabras del Corán, emitió en el
año de 1993 un edicto (fatwa), declarando que la tierra es plana, y todo el
que crea que es redonda no cree en Dios y debe ser castigado.
Permíteme Eva consultar las siguientes notas, referidas a dos obras
relacionadas con el tema que nos ocupa: “El Principio de todas las cosasCiencia y Religión” de Hans Küng y El Gran Diseño de Stephen Hawking
y Leonard Mlodinow:
Es claro que la singularidad inicial, que caracteriza a la teoría del Big
Bang, incomoda a
los ateos; algunos físicos buscan
la manera de
reducirla a la regularidad para así integrarla a la estructura de las leyes
físicas ya comprobadas, con aparente éxito en muchas ocasiones.
Algunos representantes del “nuevo materialismo” entre otros Jacques
Monod, Carl Sagan , Stephen Hawking, Richard Dawkins y Peter Atkins,
han publicado libros que ridiculizan la fe religiosa, utilizando como arma
supuestamente contundente, la autoridad científica. Aquí cabe acotar lo
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expresado por Hans Küng, filósofo y teólogo con estudios superiores en
física y matemáticas; poseedor por lo tanto de una formación integral que
bien pudiera haber tenido Hawking, pero él adolece como muchos otros
del “síndrome de Galileo” que lo sitúa en el marco de una oposición
instintiva, para todo aquello que tenga un matiz religioso, y la filosofía no
le interesa.
Dice Küng: “Hasta los creyentes en Dios tienen que comprenderlo: la
ciencia moderna, si quiere proceder de forma metodológicamente
inobjetable, no tenía, ni tiene más remedio que prescindir de Dios, quien
no puede ser constatado y analizado empíricamente como los demás
objetos. Los enunciados de los físicos se refieren sin excepción al espacio
físico (espacio-tiempo, espacio energético), a las leyes naturales
formuladas en lenguaje matemático. Las preguntas sobre interacciones
que, a juicio de algunos, acontece fuera de ese espacio o, dicho con
mayor precisión, fuera de las posibilidades físicas de medición no son
susceptibles de respuesta sensata por parte de los físicos. En este
sentido, el problema de la existencia de Dios no constituye un problema
físico”. Para Estephen Hawking y su “partenaire” de turno, el físico y
guionista de las series televisivas Star Trek y MacGyver, Leonard
Mlodinow, la filosofía ha muerto, así lo expresan en su obra El Gran
Diseño: “Tradicionalmente, ésas son cuestiones-¿Necesitó el universo un
Creador?- para la filosofía, pero la filosofía ha muerto. La filosofía no se
ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, en
particular de la física. Los científicos se han convertido en los portadores
de
la
antorcha
del
descubrimiento
en
nuestra
búsqueda
del
conocimiento.” (El Gran Diseño, p. 11).
El sacerdote jesuita colombiano Nelson Velandia H., quien además de sus
estudios de filosofía y teología, es candidato al doctorado en física,
escribió: “Mi hipótesis es: Hawking tuvo una formación, como niño, en la
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experiencia de Dios; pero ahora que ha crecido en la ciencia y en el
conocimiento, su formación religiosa no corresponde a los avances que
ha tenido. Por eso, en su libro, es capaz de escribir que la hipótesis de
Dios no le sirve para su explicación. Afirmación que ya había hecho
Laplace en el siglo XVIII. Mi lectura sería entonces, la “imagen que tiene
Hawking de Dios”, no le sirve para sus propósitos científicos, porque en
su vida no ha sido consciente de la experiencia de la divinidad en él. Hay
un conocimiento científico avanzado, pero una teología muy pobre y un
tanto desdibujada. Valga la pena que esto aparece en la mayoría de
científicos de nuestra época, son brillantes en el conocimiento pero les
falta sabiduría.” (“Una mirada al texto, “The Grand Design”. La PatriaPapel Salmón No. 944, 5-12-2010).
Es común el proceder arrogante de Hawking y así lo describe el físico
alemán Ernst Peter Fisher en un hecho por demás agudo y llamativo: “la
cautivadora muchacha de la que se enamoró Hawking cuando le fue
diagnosticada la enfermedad del sistema nervioso, declaró con ocasión
de su separación, que creía que debía recordarle a su Stephen que “él no
es Dios”.
En nuestro medio y para reiterar este comportamiento de algunos
científicos, tenemos el caso del colombiano Rodolfo Llinás director del
Departamento de Fisiología y Neurociencia de la Universidad de Nueva
York, quien declaró ante la pregunta del entrevistador del diario El
Tiempo: “Cerebralmente, ¿Qué es Dios?”. Respuesta de Llinás: “Es un
invento del hombre. Y como todos los inventos humanos, se parece a él.
Dios tiene dos razones de ser: a los inteligentes les sirve para gobernar a
los demás y a los menos inteligentes para pedirle favores. A todos, para
explicar lo que no entienden de la naturaleza. Es una lógica de un
primitivismo náuseo.” (El Tiempo, 26-II-2011, p. 24).
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Los autores de “El Gran diseño” afirman, p. 187: “Pero así como Darwing
y Wallace explicaron cómo el diseño aparentemente milagroso de las
formas vivas podía aparecer sin la intervención de un Ser Supremo, el
concepto de multiverso (universos múltiples) puede explicar el ajuste fino
de las leyes físicas sin necesidad de un Creador benévolo que hiciera el
universo para nuestro provecho”. Hans Küng afirma en su obra ya citada
p.75: “No veo objeciones teológicas fundamentales contra un “multiverso”.
Pues el Dios infinito en modo alguno se vería limitado en su infinitud por la
existencia de un universo infinito, ni tampoco por la de múltiples
universos. Solo estoy en contra de la elaboración de hipótesis físicas
especulativas acicaladas con cálculos matemáticos para darles apariencia
de cientificidad”. En otro aparte dice, p.74: “Pero la existencia de un
universo aislado del nuestro no es una realidad constatable o
demostrable, sino más bien una pura conjetura, de cuya realidad no existe
la más mínima prueba. En tales extrapolaciones, la estética matemática
no puede sustituir a la realidad física. La sonda Terrestrial Planet Finder,
cuyo lanzamiento está previsto por la NASA para el año 2014, aunque
llegue a mundos semejantes a la Tierra, en ningún caso podrá rebasar los
vastos límites de nuestro universo”.
Eva, tú has sido muy paciente en escucharme y creo que me he alargado
demasiado; quiero concluir con Küng: A pesar de todos los fantásticos
progresos cognoscitivos, en modo alguno el mundo ha perdido su
carácter de enigmático ni en el ámbito de lo más grande ni el de lo más
pequeño. Al contrario, parece que, cuanto más se aventura en el espacio
y más profundamente penetra en la materia el ser humano, más
misteriosa deviene la realidad. Un enigmático microcosmos: cuanto más
averiguan los “físicos de partículas” sobre el núcleo atómico, con ayuda
de enormes aceleradores, tanto menos podemos imaginarnos cual es en
realidad el material o la fuerza originaria del mundo. De ahí que haya
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científicos que tienen la impresión de que, cuanto más descubren sobre el
cosmos menos lo entienden. Quien sabe mucho también es consciente de
lo mucho que desconoce…al menos si se trata de una persona sabia. En
último término, el microcosmos y el macrocosmos solo se dejan
parafrasear con imágenes, cifras, comparaciones, modelos y fórmulas
matemáticas.
Caída la tarde y de regreso al hotel, Eva y Teo reciben una agradable
sorpresa, el encuentro inesperado con el amigo Ateo; ello no podía ser
más estimulante, y el protocolo de saludo menos relevante: ¡alabada sea
nuestra fe Ateo¡ anunciaron en coro, tú no crees en Dios y nosotros
seguimos creyendo en Él; tus convicciones y las nuestras no pueden ser
demostradas, tenemos en común un acto de fe que nos abriga e
identifica. Todos sonrieron y traspasaron el umbral de la entrada…Atrás
quedaba un cielo sembrado de estrellas,
magnificencia del Creador.
*alfonsogomez@etb.net.co
Bibliografía principal consultada: Küng Hans.
EL PRINCIPIO DE TODAS LAS COSASCIENCIA Y RELIGIÓN. Editorial Trotta, S.A.
Madrid, 2007.
Stephen Hawking y Leonard Mlodinow. EL
GRAN DISEÑO. Editorial Planeta Colombiana
S.A. Bogotá 2010.
Lectura complementaria recomendada:
Torres Arzayúz Sergio.El Big Bang:
aproximación al universo y a la sociedad.
Siglo del Hombre Editores. Bogotá 2011.
2-10-2011
testigo mudo de la
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