UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE INSTRUMENTACIÓN ELECTRÓNICA Y CIENCIAS ATMOSFÉRICAS “Correlación estadística entre el periodo libre de heladas y la temperatura superficial media del Golfo de México asociada con "La Niña" en la zona central de Veracruz“ TESIS QUE PARA EVALUAR LA EXPERIENCIA EDUCATIVA EXPERIENCIA RECEPCIONAL (MEIF), DEL P. E. DE LA LICENCIATURA EN CIENCIAS ATMOSFÉRICAS PRESENTA BRENDA YUTZINY MENDOZA AGUILAR DIRECTOR M. EN C. ANA DELIA CONTRERAS HERNÁNDEZ DIRECTOR DR. OSCAR ÁLVAREZ GASCA Xalapa-Enríquez, Ver. Diciembre, 2013 ÍNDICE Resumen...................................................................................................................1 Capítulo 1 1.1 Introducción........................................................................................................2 1.2 Antecedentes......................................................................................................5 1.3 Hipótesis.............................................................................................................8 1.4 Objetivos.............................................................................................................9 1.5 Generalidades...................................................................................................10 1.5.1 Definición de helada............................................................................10 1.5.2 Tipos de heladas.................................................................................10 1.5.3 Clasificación de heladas......................................................................12 1.5.4 Elementos meteorológicos importantes..............................................13 1.5.5 Periodo libre de heladas......................................................................15 1.5.6 El Fenómeno “La Niña”......................................................................16 1.5.7 Coeficiente de correlación lineal de Pearson......................................23 Capítulo 2 2.1 Zona de estudio................................................................................................27 2.2 Climatología de la zona de estudio..................................................................28 2.3 Características del Golfo de México.................................................................30 Capítulo 3 3.1 Datos.................................................................................................................34 3.2 Método..............................................................................................................36 Capítulo 4 4.1 Resultados........................................................................................................39 4.1.1 Correlación ΔNHA vs. ΔTSM..............................................................41 4.1.2 Correlación ΔPLH vs. ΔTSM...............................................................48 Capítulo 5 5.1 Conclusiones....................................................................................................54 Apéndice I...............................................................................................................56 Referencias.............................................................................................................59 Páginas Web consultadas......................................................................................63 RESUMEN En este trabajo se presenta la evaluación estadística de la correlación entre las anomalías de Temperatura de la Superficie del Mar (ΔTSM) en dos regiones del Golfo de México y las anomalías del Periodo Libre de Heladas (ΔPLH) y el Número de Heladas al Año (ΔNHA) registradas en la zona montañosa central de Veracruz durante los trece eventos de “La Niña” ocurridos entre 1950 y 2008. Para realizar este análisis se utilizaron datos de temperatura mínima de diez estaciones climatológicas, así como datos de reanálisis de ΔTSM mensual de la base de datos Reynolds (2002) y Dasilva (1994). Las regiones del Golfo de México parten de Contreras (2003). En dicho trabajo no se encontró una correlación evidente entre el periodo libre de heladas y la TSM en el Golfo de México, probablemente debido a que su zona de estudio fue una región muy grande (i.e. todo el Golfo de México). Con la finalidad de establecer una mejor correlación, en este trabajo se eligieron dos regiones, S1 y S2, más pequeñas y cercanas a la costa. El análisis muestra que la correlación entre ΔNHA y ΔTSM, tienden a ser negativas sobre ambas zonas, S1 y S2. No se encontró que la intensidad del evento de La Niña afecte los valores de las correlaciones. En el caso de las correlaciones entre las ΔTSM y las ΔPLH, las estaciones no muestran una dependencia importante entre ambas; todos los casos para ambas zonas presentan valores inferiores a 0.2, con un ligero predominio de correlaciones positivas para ambas zonas. En general, las correlaciones sobre la zona S1 presenta un comportamiento más estable (con cambios más suaves) que en la zona S2. Respecto a la redefinición espacial de las regiones de estudio en el Golfo de México, no se encontró una diferencia significante en comparación con el lo obtenido por Contreras (2003). 1 CAPÍTULO 1 1.1 INTRODUCCIÓN Por su ubicación geográfica, la República Mexicana es afectada por sistemas meteorológicos de latitudes medias durante el invierno y por sistemas tropicales en el verano. Algunos de estos sistemas, como los huracanes, impactan de manera impetuosa, pero otros como las heladas, dejan sentir lentamente su presencia destructiva y causan graves daños económicos (Magaña, 2004). Según la Organización Meteorológica Mundial (1972), el estudio de heladas es un problema que corresponde a la agrometeorología, dado que ésta se encarga de estudiar la influencia de los factores climáticos sobre la fenología1 de los cultivos, así como los impactos que puedan producir sobre éstos (Torres, 1995). Tanto las condiciones intempestivas como las condiciones extremas en el clima siempre han preocupado a la población, principalmente a la parte de ésta que depende directamente de actividades del campo (Magaña, 2004). El daño por helada es una de las mayores causas de pérdidas de cultivos, además de que las bajas temperaturas son el factor más limitante en la distribución natural de las plantas, de modo que las heladas tempranas pueden ser especialmente significativas, si el desarrollo de los cultivos es retardado por condiciones climáticas (Hernández, 1992). El daño causado a las plantas es debido a que entre las células de los vegetales existe agua. En el protoplasma, el agua posee solutos por lo que se congela a temperaturas aproximadas a 0 ºC. Cuando se presenta esta condición térmica, se 1 Estudio de los fenómenos periódicos de los seres vivos y sus relaciones con las condiciones ambientales como luz, temperatura, humedad con la emergencia de los cultivos, la brotación de los frutales, la floración, la fructificación, la madurez, etc. (Torres, 1995) 2 forman cristales de hielo entre las células. El protoplasma de las células expuestas a bajas temperaturas está sujeto a varios tipos de daños, entre los que están la gradual deshidratación del protoplasma, lo que reduce volumen de la célula y aumenta la concentración de sales en el líquido de la misma para evitar la congelación de los líquidos protoplasmáticos; sin embargo, la célula puede no sufrir daños y volver a su condición y forma original, pero al derretirse el hielo ocasiona la difusión del agua, con lo que el protoplasma se rehidrata rápidamente y puede ocasionar la ruptura del ectoplasma y la membrana celular. Por otra parte, la concentración de sales en el protoplasma puedo llegar a ser suficientemente alta como para ocasionar efectos tóxicos (Torres, 1995). La definición del término de helada no necesariamente depende de la presencia de hielo, sino más bien del descenso de la temperatura a 0 ºC (o menos). Estas heladas deben ser consideradas cuando se analizan estadísticas meteorológicas, haya o no habido escarcha. Para este estudio se consideraron temperaturas iguales o inferiores a los 0 ºC. Esta helada se conoce como helada meteorológica. Hay indicios de que pueden presentarse heladas a temperaturas por arriba de 0 ºC, entre 2 y 7 ºC, pero eso depende del tipo de planta, concretamente de su vulnerabilidad, ya que algunas plantas contienen más agua que otras (Torres, 1995). La información que se utilizó para éste estudio es obtenida de abrigos meteorológicos de estaciones que están muy próximas a los campos de cultivo, pero no se encuentran dentro de él, ya que no se cuenta con un sistema de detección de temperatura agrícola con instrumentación adecuada y en funcionamiento sobre la zona de análisis de este trabajo. No sólo es importante conocer el comportamiento de las heladas sobre ciertas regiones, sino también poder predecirlas (McIntosh et al., 2005), estableciendo relaciones con otras variables. Asimismo, es útil conocer el tipo y la época del año 3 apta para los principales cultivos, con el propósito de poder minimizar los daños en la calidad vegetal y también en cuanto a las pérdidas económicas. En el pasado diversas investigaciones, (Contreras, 2003 y McIntosh et. al., 2005), han mostrado la conexión de las heladas en continente con la temperatura superficial media de los océanos adyacentes. Para la región de Veracruz, el océano adyacente corresponde al Golfo de México (GM). Debido a la complejidad del sistema climático, no se ha encontrado una dependencia directa entre las heladas y la temperatura del mar. Por esto, en el presente trabajo se propone un análisis elemental del grado de sensibilidad estadística entre las anomalías del número de heladas al año (ΔNHA) sobre la mesoescala en la zona montañosa central del estado de Veracruz y las anomalías de la temperatura de la superficie del mar (ΔTSM) en las regiones S1 y S2 en el Golfo de México. Este análisis intenta determinar si existe un impacto significativo en los coeficientes de correlación de las ΔNHA contra las de la ΔTSM y las anomalías del Periodo Libre de Heladas (ΔPLH) contra las de ΔTSM. De forma más precisa, el periodo libre de heladas es el número de días que transcurren desde la última helada de un periodo estacional hasta la primera helada del periodo siguiente. Por la variabilidad climática no siempre se conserva el mismo número de días entre la última helada del primero y la primera del siguiente. Hay años en que se reduce y años en el que se amplia, también puede mantenerse (ΔPLH=0). Cuando esto último sucede, lo que puede variar es el número de heladas al año (ΔNHA>0). En relación a la zona de estudio, ésta se localiza en el estado de Veracruz, el cual posee una superficie de 72,410.05 km2, que albergan una población de 6,903,651 habitantes distribuidos en 212 municipios y 21,974 localidades (INEGI, 2000). Esta población ejerce un uso de los recursos naturales del territorio y por tanto 4 transforma continuamente la vegetación. El 22.14% de la superficie del estado (16,031.58 km2) corresponde a uso de suelo principalmente agrícola. Según la SAGARPA, actualmente Veracruz es un estado de aporte medio en el sector agropecuario del país. Su producción es variada, ligada principalmente al temporal, su producción se consigue al sembrar en ciclos cortos (especialmente el de primavera-verano). Ocupa un lugar destacado por el número que genera de productos básicos, entre ellos arroz, chile verde, haba y papa; de frutales, naranja, plátano y mango; y de productos industrializables como caña de azúcar y tabaco. 1.2 ANTECEDENTES Numerosas investigaciones se han centrado en el estudio de las heladas, su frecuencia y los efectos sobre los cultivos. Desde principios del siglo XIX en EUA, se intentaba pronosticar las temperaturas mínimas, principalmente en la región de los Grandes Lagos, Texas y Florida, debido a que son zonas agrícolas afectadas fuertemente por el frío. Thom y Shaw (1958), con métodos puramente estadísticos, determinaron mediante la obtención de probabilidades de PLH, que éste llegaba a ser menor para un intervalo de tiempo dado. Así mismo desarrollaron una expresión para calcular la media del número de heladas y la duración del PLH. Baron et. al., (1984), reconstruyeron el registro de 248 años de heladas para el este de Massachusetts, y observaron que presenta variaciones notables de la duración de la temporada de heladas. También mostraron la existencia de una relación sistemática a largo plazo entre el la primavera y el otoño y la presencia de fuertes heladas. Del mismo modo, en los últimos 100 años de registros encontraron una disminución en su variabilidad interanual. 5 Easterling (2002), mostró que el calentamiento observado en los Estados Unidos ha dado lugar a una disminución en el número de días de heladas, adelantando la fecha de la última helada de primavera, y atrasando a la primera helada del periodo otoñal, así como la existencia de una prolongación del periodo libre de heladas durante el período 1948-1999. Cabe señalar que no solamente en EUA se han realizado estudios del comportamiento de las heladas y del periodo libre de estas, ya que este tipo de estudios son de gran interés alrededor del mundo. Por ejemplo, mediante imágenes de satélite, Tait y Xiaogu (2003) elaboraron mapas detallados de la fecha de la primera y última helada, la duración del período libre de heladas, y el número de días de heladas durante la primavera de Otago, Nueva Zelanda. Los mapas muestran que se producen heladas antes del otoño y después de la primavera dependiendo de la distancia que se tenga a la costa o de los principales ríos y lagos. Las heladas se presentan frecuentemente en la parte superior de las altas montañas, donde la temperatura del aire es más baja y es más común en la parte inferior de las cuencas internas, en comparación con los lados de las colinas de los alrededores debido a la circulación de aire frío y la acumulación de agua. En 2007, Müller y Berri analizaron las heladas persistentes asociadas a la circulación atmosférica a gran escala en la región centro-este de Argentina conocida como la “Pampa húmeda”. Se encontró que estas heladas son causadas por una anomalía anticiclónica que entra en América del Sur, lo que genera anomalías en los vientos del sur y de advección de aire frío que se fortalece con la distribución meridional de una anomalía ciclónica en el Sur Océano Atlántico. En el caso de los eventos más persistentes, la anomalía de viento crece durante los días anteriores y se convierte en cuasi-estacionaria. 6 En México, han sido varios los estudios que se han realizado acerca de las heladas, por ejemplo, Morales y Magaña (1999) estudiaron las heladas inesperadas2 en el altiplano mexicano basándose en los récords de temperaturas mínimas y ocurrencia de heladas, estos autores encontraron el periodo libre de heladas inesperadas de junio a agosto y que este puede ser más o menos largo dependiendo de si se presenta evento de “El Niño” o “La Niña”. Pereyra-Díaz y colaboradores (1990) analizaron la configuración espacial de las heladas, así como la magnitud del PLH en la zona montañosa central del estado de Veracruz, y concluyeron que las heladas en esta región se presentan en los lugares con mayor altitud y que debido a que es un zona con humedad relativa no muy baja, puede afirmarse que las heladas se presentan generalmente por radiación, existiendo en menos cantidad las heladas originadas por los frentes fríos. Contreras (2003) realizó una evaluación estadística del impacto de los hidrometeoros sobre el rendimiento del cultivo del maíz de temporal en el estado de Veracruz y bajo las fases de El Niño Oscilación del Sur (ENOS), así como la posible conexión de entre la TSM en el Golfo de México y el rendimiento del maíz. En este trabajo las anomalías de TSM del GM son importantes porque se pretendía correlacionar con la variabilidad de los hidrometeoros. Sobre el Golfo de México, los reanálisis (Kalnay et. al., 1996) indican que las anomalías de la TSM media anual tienen una extensión variable. La localización y extensión de las anomalías son fluctuantes (Houghton y Tourre, 1992). Contreras (2003), en el periodo 1961-1991, dividió tales anomalías en cinco categorías en las que se agrupa toda la climatología de las anomalías de la TSM en el Golfo de México: anomalías positiva en todo el GM, anomalías negativas en 2 Heladas que ocurren fuera del periodo anual en que se esperan heladas, por ejemplo el durante el verano. 7 todo el GM, anomalías positivas en la región norte (Lat. > 26º N) y negativa al sur (Lat. <26º N), anomalía positiva al este (Lon. > 258º E) y negativa al oeste (Lon. < 258º E) y finalmente una anomalía indistinta. El análisis de Contreras (2003) es muy general, ya que toma como dominio todo el GM, por lo que si se quiere hacer un análisis más detallado se debe trabajar con una región más pequeña para así, poder descubrir qué factores de anomalías próximos a las costas de Veracruz están influyendo más. Contreras (2003) recalca la existencia de un patrón indistinto de la TSM y esto es una componente que introduce incertidumbre a los pronósticos de heladas. La radiación saliente de onda larga es la variable que ha demostrado vincularse mas con las heladas, se ha dicho en otros artículos (Allan, 2009), pero no se ha analizado esta variable y su impacto en la zona de estudio. Según Miranda y colaboradores (2010), para el territorio veracruzano, se da una disminución de precipitación anual bajo condiciones de El Niño, principalmente en el norte y centro del estado. Mientras tanto, condiciones de La Niña traen consigo precipitaciones normales e incluso por encima de ella en todo el territorio veracruzano, más aún en el sur del estado, en aparente contradicción con los resultados de Magaña et. al., (2003); dicha contradicción se debe, probablemente, al uso de datos anuales en vez de estacionales. 1.3 HIPÓTESIS La temperatura de la superficie del mar sobre las regiones definidas como S1 y S2 situadas en el Golfo de México frente a las costas centrales del estado de Veracruz (Figura 1), presentan una alta correlación con el periodo libre de heladas y con las anomalías del número de heladas al año sobre la zona montañosa central del estado de Veracruz. 8 Figura 1. Regiones de estudio S1 y S2 sobre el Golfo de México. 1.4 OBJETIVOS Analizar el comportamiento del grado de sensibilidad estadística entre las anomalías de las heladas meteorológicas y las anomalías de la temperatura de la superficie del mar. En particular, se busca determinar si una redefinición espacial de la zona de estudio en el Golfo de México (en base a la región de estudio del estudio de Contreras del 2003) lograría impactar significativamente en los coeficientes de correlación del número de heladas contra anomalías de temperatura superficial del océano y anomalías del periodo libre de heladas contra las anomalías de temperatura superficial del océano. Esto se sustenta en que la selección de una región más específica del Golfo de México (Hamilton et al., 1999), arrojaría una mayor concordancia con el dominio espacial medio por debajo de la ruta de los frentes fríos (DiMego et. al., 1976). 9 1.5 GENERALIDADES Para comprender el presente análisis es necesario conocer algunos conceptos básicos de meteorología sobre heladas y de algunos fenómenos climáticos, así como algunos conceptos de estadística descriptiva, por lo que a continuación se describen brevemente. 1.5.1 DEFINICION DE HELADAS Existen varias definiciones de una helada, se puede decir que una helada ocurre cuando la temperatura del aire cercano a la superficie del terreno disminuye a 0 °C o menos, durante un tiempo mayor a cuatro horas (Fuentes, 2000). Otra definición de helada nos dice que es un fenómeno climático que consiste en un descenso de la temperatura ambiente a niveles inferiores al punto de congelación del agua y hace que el agua o el vapor que está en el aire se congele depositándose en forma de hielo en las superficies. La severidad de una helada depende de la disminución de la temperatura del aire y de la resistencia de la vegetación. 1.5.2 TIPOS DE HELADAS Convencionalmente, y dependiendo de la fecha en que se presentan las heladas, éstas pueden ser de tres tipos (Torres, 1995): Invernales: En general producen daño moderado a las plantas. Otoñales: afectan a algunos cultivos, principalmente a los que se encuentran “tiernos” en ese tiempo. Primaverales: son las más dañinas pues afectan a las plantas durante su periodo más activo. 10 Atendiendo a la apariencia de los cultivos expuestos a las bajas temperaturas del aire se tienen dos tipos de heladas: la blanca y la negra. El contenido de humedad en las masas de aire determina estos tipos de heladas. La helada blanca se origina cuando estas masas de aire son húmedas; en cambio, cuando tienen poco contenido de vapor de agua, se forma la helada negra. Si durante el enfriamiento que tiene lugar en las partes bajas de la atmósfera, el suelo y las plantas, existe suficiente humedad en el aire, puede formarse el rocío, que es la condensación del vapor de agua en forma de pequeñas gotitas. Al continuar el descenso de la temperatura estas gotitas se congelan, formando pequeños cristales de hielo, que dan un color blanco a las superficies. Al disminuir la temperatura del aire, la humedad relativa aumenta, hasta que, a una determinada temperatura a la que se llama punto de rocío, el aire alcanza su saturación de vapor de agua y se condensa en forma de rocío. La temperatura a la que alcanza el punto de rocío depende de la cantidad de humedad del aire. Cuando se alcanza el punto de rocío a 0 ºC o menos, el vapor de agua se condensa directamente en gotas de agua; es a lo que se le llama escarcha. En ambos casos se dice que se ha producido una helada blanca, ya que tanto los vegetales como el suelo presentan el color blanco que les da el hielo. Una helada negra se desarrolla cuando el aire está excesivamente seco y la temperatura del punto de rocío bajo de 0 ºC no se alcanza, sin embargo, los cultivos si son dañados y al día siguiente o poco tiempo después, la plantas presentan manchas necróticas en sus partes afectadas. En este tipo de heladas, no se congela el vapor del aire, pero se puede congelar la savia de las plantas o del agua de sus tejidos; al congelarse el agua se origina un incremento de su volumen, que deriva en el rompimiento y quemaduras del follaje. Estas heladas causan daños más severos que las blancas (García-Cueto, 1986) 11 1.5.3 CLASIFICACIÓN DE HELADAS Según las condiciones meteorológicas que las originan, las heladas se clasifican en: a) Heladas por advección Esta clase de heladas se produce como consecuencia del desplazamiento horizontal de aire frío. Cuando grandes masas de aire frío de origen continental llegan a una región hasta de 100 km2, ubicada en las partes bajas de las montañas, en las cañadas o en valles. Se presentan indistintamente en el día o noche. Ellas van acompañadas de vientos moderados a fuertes (velocidades mayores de 15 km/h) y durante ellas no existe inversión térmica. Los cultivos se enfrían por contacto y los daños que sufren dependen de su naturaleza y etapa en que se encuentre su desarrollo. Los daños en los cultivos se deben al continuo movimiento de aire frío sobre ellos, por lo que es muy difícil protegerlos contra esta clase de helada Esta helada se puede formar también cuando no hay viento, el cielo está despejado, existe una baja concentración de vapor de agua en el aire y aparecen fuertes inversiones térmicas cercanas a la superficie. b) Heladas por radiación Se producen como consecuencia de la radiación del calor contenido en la superficie terrestre durante la noche. Como se mencionó, durante el día el suelo se calienta, pero al anochecer pierde calor por radiación, con mayor cantidad en las noches largas de invierno; por ello, las heladas más severas ocurren en esta estación del año. Los lugares más propensos a la formación de heladas por radiación son tanto los valles como las cuencas y hondonadas próximas a las montañas. Ello se debe a la acumulación del aire frío que desciende durante la noche. Se originan con cielo despejado, cuando el aire cercano a la superficie del suelo tiene una humedad relativa baja y disminuye aún más por la llegada de un viento con aire seco (Fuentes, 2000). 12 c) Heladas por evaporación Se producen cuando la superficie terrestre y las plantas están recubiertas de agua de lluvia o de rocío y la temperatura sobrepasa muy poco a 0ºC. Si en estas circunstancias se evapora el agua, la temperatura puede bajar por debajo de 0ºC. Este tipo de heladas son frecuentes en primavera, después de amanecer; cuando el calor del sol evapora el rocío que recubre las plantas. En este caso es frecuente que se hielen las flores y los frutos recién formados en la parte de los árboles orientados al saliente (Fuentes, 2000). 1.5.4 ELEMENTOS METEOROLOGICOS PARA SU FORMACIÓN El estado de la atmósfera se manifiesta a través de elementos del tiempo, como son la temperatura, la precipitación, la humedad, la dirección y velocidad del viento, la presión atmosférica, la nubosidad, la radiación solar y la visibilidad. Éstos varían de un lugar a otro y a lo largo del tiempo. Los principales elementos del tiempo que influyen en la formación de las heladas son el viento, la temperatura, la nubosidad, la humedad atmosférica y la radiación solar (Matías et. al., 2008): El viento es fundamental para que se desarrolle una helada, pues cuando hay corrientes de aire se mezcla el aire frío, que se encuentra cercano al suelo, con el más caliente que está en niveles superiores, lo que hace más difícil el desarrollo de una helada. Por tanto, una de las condiciones que favorece la ocurrencia de heladas es la ausencia de viento. La temperatura del aire disminuye conforme aumenta su distancia a la superficie del suelo. Sin embargo, existe una inversión térmica cuando la temperatura es mayor conforme aumenta la elevación. Diversas condiciones meteorológicas producen las inversiones térmicas; cuando se presenta una inversión térmica, las 13 capas de aire son arrastradas por otras descendentes y más frías. Este fenómeno se manifiesta en los valles, principalmente en invierno y está asociado con los cielos despejados y temperaturas bajas cercana a la superficie de la Tierra. Cuando el cielo está cubierto por nubes, éstas disminuyen la pérdida de calor del suelo por radiación hacia la atmósfera y devuelven parte de ese calor a la Tierra. Para que ello ocurra, la temperatura del aire en movimiento debe ser mayor a la del punto de rocío (la temperatura a la cual el aire no admite más humedad). Cuando sigue descendiendo la temperatura puede llegar a los 0°C y el vapor de agua que contiene produce una capa delgada de hielo en la superficie de la tierra, que se conoce como escarcha blanca. Cuando disminuye la temperatura a los 0° C o menos, y el viento es escaso, el vapor de agua contenido en el aire, se condensa; si la humedad es abundante, ésta produce niebla y cuando tiene poco contenido de humedad, se forma la helada. Por ello una gran humedad atmosférica reduce la probabilidad de ocurrencia de heladas. Cuando se presenta una helada, en los cuerpos de agua de una zona y en objetos sobre el terreno se pueden formar capas de hielo. Una cantidad de radiación solar es absorbida por la superficie de la Tierra y otra es devuelta desde su superficie a la atmósfera (radiación reflejada). Durante el día, el suelo retiene el calor y durante la noche lo pierde; estos procesos dependen de la nubosidad y del viento que existan sobre ciertas regiones del planeta (Figura 2). Cuando los días son más cortos y las noches más largas, aumenta la ocurrencia de heladas; aunque exista una menor acumulación de calor en el suelo, habrá un mayor tiempo para que se transmita hacia el aire. Las heladas se pueden agrupar desde los puntos de vista de origen climatológico, época de ocurrencia o aspecto visual. Algunas de las categorías se relacionan entre sí. 14 Figura 2. Enfriamiento que favorece la formación de heladas. 3 1.5.5 PERIODO LIBRE DE HELADAS El periodo libre de heladas se define como el periodo de días que transcurren desde la última helada de un periodo hasta la primera helada del periodo siguiente (Torres, 1995). Para su análisis es necesario tener un periodo de registro mayor a 25 años, para determinar las fechas de la helada tardía o la última helada de cada año. Éste puede determinarse siguiendo los siguientes puntos: 1. Determinar las fecha promedio de la última helada, se numeran las días del año de 1 a 365 o 366, si es bisiesto, calculando el promedio de la última helada sólo con los años donde se hayan presentado éstas. 2. Determinar la fecha de inicio de las heladas. 3. Establecer la fecha extrema de la primera helada. 4. Determinar el periodo libre de heladas. Para esto se requiere que los años que no presenten ocurrencias de heladas sean años libres del fenómeno, si transcurrieron unos años sin la presencia del fenómeno deberán aparecer períodos con más de 365 días o 366 si son bisiestos. 3 www.meted.ucar.edu (Consultada agosto 2012) 15 Cabe mencionar que no siempre el comportamiento real del periodo libre de heladas puede calcularse siguiendo los pasos antes mencionados, debido a que no es posible definir una fecha de la última y primer helada, ya que están distribuidas a lo largo de todo el año. Este tipo de casos son catalogados como casos indistintos, pues no nos ofrecen evidencia suficiente para hacer una clasificación. Más adelante se detallan este tipo de casos. 1.5.6 EL FENOMENO “LA NIÑA” La agricultura en el estado de Veracruz depende en gran medida de condiciones climáticas óptimas, que como se mencionó anteriormente, pueden ser perturbadas por fenómenos como El Niño Oscilación del Sur (ENSO). Afectaciones a la agricultura de la región debido a ENSO no sólo se asocian al exceso o déficit de lluvia sino también a la presencia de eventos tales como heladas y granizadas durante fases críticas del desarrollo de los cultivos. Tales asociaciones entre ENSO, heladas y granizadas con impacto en el cultivo del maíz han sido identificadas por Contreras (2003). La Niña es un fenómeno climático que forma parte de un ciclo natural global el clima conocido como ENSO. Este ciclo global tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, precisamente conocida como La Niña. Estos ciclos tienen un período medio de duración de aproximadamente cuatro años, aunque en el registro histórico los períodos han variado entre 2 y 7 años. El paso de un extremo al otro se ve influido por una estrecha relación entre la temperatura de la superficie del mar y los vientos. Cuando existe un régimen de vientos alisios fuertes desde el Este, las temperaturas ecuatoriales se enfrían y comienza la fase fría o La Niña. Cuando la intensidad de los alisios disminuye, las temperaturas superficiales del mar aumentan y comienza la fase cálida, El Niño. Cualquiera de ambas condiciones se expande y persisten sobre las regiones 16 tropicales por varios meses y causan cambios notables en las temperaturas globales, y especialmente en los regímenes de lluvias a nivel global. La Oscilación del Sur es la componente atmosférica de ENSO, e implica el subir y bajar de la presión en la superficie a través del Pacífico ecuatorial. Aunque no queda claro si El Niño provoca la Oscilación del Sur o viceversa, o sí sabemos que la observación de una anomalía en uno de estos fenómenos auspicia la llegada del otro (McPhaden, 2002). 4 Figura 3. Mapa de la posición de Darwin y Tahití . La Oscilación del Sur se refiere a una oscilación en la presión atmosférica entre el Sureste y el Suroeste de aguas del Pacífico (entre Tahití y Darwin respectivamente) (Figura 3). Cuando las aguas del este del Pacífico incrementan su temperatura, la presión atmosférica sube en el oeste del Pacífico y cae en el este. Esta caída de presión es acompañada por un debilitamiento de los vientos del Este5. Para la parte centro y sureste del país, El Niño es conocido como el periodo seco y La Niña como el frío. La Niña se caracteriza por anomalías negativas de la temperatura del mar, mientras que El Niño por temperaturas oceánicas 4 http://www.meted.ucar.edu/tropical/textbook_2nd_edition_es/navmenu.php?tab=5&page=2.1.2 (Consultada noviembre 2013). 5 http://www.meted.ucar.edu/tropical/textbook_2nd_edition_es/navmenu.php?tab=5&page=2.1.0 (Consultada noviembre 2013). 17 inusualmente por encima de lo normal sobre la zona ecuatorial del océano Pacífico6 (Figura 4). Figura 4. TSM media de un periodo y anomalías de TSM para un episodio La Niña intenso. 7 Los episodios de La Niña, al igual que el fenómeno de El Niño son producto, entre otros factores, de cambios a gran escala en los vientos atmosféricos sobre el océano Pacífico (Figura 5), incluyendo un incremento en la intensidad de los vientos alisios del Este (Este-Oeste) en la atmósfera baja sobre la parte oriental del océano Pacífico en Sudamérica, y de los vientos del oeste en la atmósfera superior. Estas condiciones reflejan cambios significativos en la circulación ecuatorial de Walker8. 6 http://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ensoyears.shtml (Consultada julio 2012). 7 http://www.meted.ucar.edu (Consultada agosto 2012). 8 http://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ensoyears.shtml (Consultada julio 2012). 18 9 Figura 5.Condiciones del viento y termoclina durante evento de La Niña. Durante un episodio de La Niña, es típico observar condiciones más secas respecto a lo normal sobre la parte centro-ecuatorial del océano Pacífico, debido a un debilitamiento de la corriente en chorro entre los meses de diciembre y febrero, y por el fortalecimiento de los sistemas monzónicos en Australia , el Sudeste de Asia, América del Sur, Centroamérica y África. En las primeras fases de los episodios de La Niña, la termoclina se localiza a poca profundidad respecto a lo habitual, principalmente en los sectores centrales del océano Pacífico y frente a las costas de América del Sur (Ecuador, Perú y Chile). Durante la fase madura la termoclina gradualmente se profundiza en la parte occidental del Pacífico y en el sector central en las últimas fases de los episodios. En la parte central de México, durante el invierno de años normales, el clima es modulado parcialmente por los frentes fríos y lluvias invernales. Durante años de El Niño, la circulación media invernal es alterada, provocando cambios en la 9 http://www.meted.ucar.edu (Consultada agosto 2012). 19 posición de la corriente en chorro de latitudes medias y subtropicales, las cuales se desplazan hacia el sur alrededor de 500 Km (Magaña y Quintanar, 1997). Según Magaña (2004), dado que los sistemas de latitudes medias utilizan esta corriente en chorro para adquirir energía, el paso de frentes fríos se hace más frecuente y con ello se tienen más lluvias invernales en el norte y centro del país, e incluso la península de Yucatán, mientras que en Veracruz y Chiapas y Guerrero, las condiciones tienden a ser de casi normales a una disminución ligera de la precipitación (Figura 6 a). Figura 6. Patrón compuesto de anomalías de precipitación (mm/día) y temperatura de la superficie (°C) respectivamente, durante inviernos a) y c) El Niño (1965-66,1972-73,1982-83,1986-87,1991-92,1997-98) y b) y d) La Niña (1964-65, 1970-71,1973-74, 1988-89, 1998-99), (Fuente: Magaña, 2004). Durante años La Niña, las anomalías de precipitación de invierno presenta un patrón opuesto al observado durante años de El Niño, con disminución de precipitación en el norte y centro del país, así como en la península de Yucatán, 20 mientras que se presenta un ligero incremento de la misma sobre Veracruz, Chiapas y Guerrero (Figura 6 b). La presencia anómalamente continua de frentes fríos durante inviernos de El Niño, provocan que las temperaturas en gran parte del país estén por debajo de lo normal (Figura 6 c), llegando a producirse nevadas en la sierras e incluso, en la parte central de México. Las nevadas de 1997 en Jalisco, Guanajuato y el Distrito Federal se consideran eventos extraordinarios, resultado de El Niño. Durante años La Niña las anomalías de temperatura de superficie (Figura 6 d) parecen opuestas a las observadas durante años de El Niño (Magaña, 2004). En los años El Niño la actividad de nortes tiende a aumentar, en comparación con años La Niña. Sin embargo, al parecer tal aumento no necesariamente se refleja en un aumento de las precipitaciones en la región, más bien incrementa la entrada de aire frío al país, resultando en inviernos más fríos (Magaña, 2004). En México, durante el verano El Niño provoca que las lluvias en la mayor parte del país disminuyan (Figura 7 a), llegando con frecuencia a producir sequías (Magaña, 2004). Durante veranos de La Niña, las lluvias en la mayor parte de México son cercanas a lo normal, pudiendo incluso ser anómalamente intensas (Figura 7 b). Varios son los factores que resultan en mayores lluvias, pero quizá el más importante sea la actividad de ondas del este y los huracanes en el Caribe y Golfo de México (Magaña, 2004). Véase por ejemplo el cambio en la anomalía de las lluvias en los estados de Veracruz y Tamaulipas. Como en el caso de invierno sin embargo, las anomalías en precipitación durante El Niño no son exactamente opuestas a las observadas durante La Niña, como sucede en Sinaloa y partes de Sonora. 21 Figura 7. Patrón compuesto de anomalías de precipitación (mm/día) y temperatura de la superficie (°C) respectivamente, durante veranos de a) y c) El Niño (1965, 1972, 1982, 1986, 1991, 1997) y b) y d) La Niña (1964, 1970, 1973, 1975, 1988, 1998), (Fuente: Magaña, 2004). La disminución en la densidad de nubes sobre México permite el aumento en la cantidad de radiación que llega a superficie con lo que se registran temperaturas por encima de lo normal en gran parte del territorio durante veranos El Niño (Figura 7 c). El contraste entre anomalías de temperatura de superficie durante veranos El Niño y La Niña (Figura 7 d) tiene que ver en cierta medida con la cubierta nubosa en unos y otros periodos. Una disminución en la cantidad de humedad sobre el altiplano, puede resultar en mayor enfriamiento radiativo y heladas inesperadas sobre el centro de México (Magaña y Morales, 1998). En años de La Niña, las lluvias parecen estar alrededor o por encima de lo normal en gran parte de México, pero especialmente en el noreste del país (Figura 7 b). La respuesta de las lluvias a La Niña parecen casi opuestas a las observadas durante El Niño, aunque como se ha mencionado, los patrones de anomalías no 22 son exactamente inversos (por ejemplo, en la región del monzón mexicano). Debe recordarse que además de El Niño, existen factores que influyen en las lluvias de verano en México como la temperatura de la superficie del mar tanto en el Pacífico Mexicano (Magaña et. al., 1999), como en el Caribe (Enfield y Mayer, 1996); la circulación media, y la humedad en el suelo (Sud et. al., 1996). La disminución de las lluvias en México durante años El Niño, principalmente en la región del noreste, está asociada con el decremento en el número de huracanes en el Caribe y Golfo de México (DeMaria y Kaplan, 1994). Esta relación entre El Niño y los huracanes del Atlántico es significativa. Mosiño y Morales (1988) encontraron que el número de huracanes en el Atlántico disminuye durante años El Niño, lo que provoca un déficit de lluvias en la parte central de México. Tal relación entre El Niño y el número de huracanes en el Atlántico fue originalmente propuesta por Gray (1984). Al parecer, El Niño no afecta el número de huracanes en el Pacífico nororiental. No es posible saber en qué lugar del Atlántico se formaran más huracanes en años La Niña, si tenderán a seguir trayectorias más cercanas o alejadas de las costas mexicanas o si serán fuertes o débiles, aún y cuando todo esto se intenta pronosticar (Gray et. al. 1984). Evidentemente, un mayor número de huracanes en el Atlántico aumenta las posibilidades de que estos toquen territorio mexicano aumentando las lluvias de verano. 1.5.7 COEFICIENTE DE CORRELACIÓN LINEAL DE PEARSON10 Usualmente el término coeficiente de correlación suele usarse para referirse al "coeficiente de correlación lineal producto-momento de Pearson" entre dos variables X y Y. 10 Wilks (2005) 23 Una forma de ver el coeficiente de correlación de Pearson es como la razón de la covarianza de la muestra de dos variables al producto de dos desviaciones estándar donde las variables primas denotan anomalías o resta de los valores medios. Note que la varianza es un caso especial de covarianza (numerador en la ecuación 1.1), con X=Y. (1.1) El coeficiente de correlación producto-momento de Pearson no es sólido ni resistente. No es sólido porque las fuertes pero no-lineales relaciones entre las dos variables X y Y pueden no ser reconocidas. No es resistente ya que puede ser extremadamente sensible a uno o pocos pares de parejas de puntos periféricos, sin embargo se usa a menudo porque su forma se adapta bien a la manipulación matemática y porque es estrechamente asociado con el análisis de regresión. El corazón del coeficiente de correlación de Pearson es la covarianza entre X y Y en el numerador de la ecuación (1.1). El denominador es en efecto sólo una constante de escala y es siempre positiva. Por lo tanto, la correlación de Pearson es esencialmente una covarianza no-dimensionalizada. Considere la nube hipotética de puntos de datos (x, y) en la Figura 8, que muestra una correlación positiva. Las dos líneas perpendiculares que pasan a través de las dos medias de la muestra definen cuatro cuadrantes, etiquetadas convencionalmente con números romanos. Para los puntos en el cuadrante I, tanto el valores x e y son más grandes que sus respectivos medios (x0 > 0 y y0 > 0), de modo que ambos factores se multiplican serán positivos. 24 Figura 8. Hipotética nube de puntos en dos dimensiones, ilustra el mecanismo de correlación del coeficiente de Pearson. Las dos medias de las muestran diveden el plano en cuatro cuadrantes, numerados de I - IV. Por lo tanto los puntos en el cuadrante I contribuyen términos positivos a la suma en el numerador de la ecuación (1.1). Del mismo modo, para los puntos en el cuadrante III, tanto x como y son más pequeños que sus respectivas medias (x0 < 0 y y0 < 0) y otra vez el producto de sus anomalías serán positivos. Por lo tanto los puntos en el cuadrante III también contribuirán con términos positivos a la suma en el numerador. Para los puntos en los cuadrantes II y IV, una de las dos variables X y Y está por encima de su media. Por lo tanto el producto en el numerador de la ecuación (1.1) será negativo para los puntos en los cuadrantes II y IV, y estos puntos contribuirán términos negativos a la suma (Wilks, 2005). En la Figura 8 la mayoría de los puntos se encuentran en cualquiera de los cuadrantes I y III, y por lo tanto la mayor parte de los términos en el numerador de la ecuación (1.1) son positivos. Sólo los dos puntos en los cuadrantes II y IV contribuyen términos negativos, y estos son pequeños en valor absoluto desde valores x y y están relativamente cerca de sus respectivas medias. El resultado es una suma positiva en el numerador y por lo tanto una covarianza positiva. Las dos desviaciones estándar en el denominador de la ecuación (1.1) deben ser siempre positivas, lo que da un coeficiente de correlación positiva global para los puntos en la Figura 8. Si la mayoría de los puntos habían sido en los cuadrantes II y IV, la 25 nube de puntos haría pendiente hacia abajo en lugar de hacia arriba y el coeficiente de correlación sería negativo. Si la nube de puntos era más o menos uniformemente distribuida entre los cuatro cuadrantes, el coeficiente de correlación sería cercano a cero, ya que los efectos positivos y negativos de los términos de la suma en el numerador ecuación (1.1) tenderían a cancelarse. Otra forma de ver el coeficiente de correlación de Pearson se produce al mover las constantes de escala en el denominador (la desviación estándar), dentro de la suma del numerador. Esta operación demuestra que la correlación de Pearson es (casi) el producto medio de las variables después de la conversión a anomalías estandarizadas. Existen algunos fenómenos, fuertemente cargados de componentes aleatorios, no suelen ser posible establecer relaciones funcionales exactas. Dado un cierto valor en la variable x no encontraremos uno y solo un único valor en la variable y. Se trata de una correlación positiva pero no perfecta. 26 CAPÍTULO 2 2.1 ZONA DE ESTUDIO La zona de estudio para este trabajo es la zona montañosa central del estado de Veracruz, ubicada entre los 19º 23´ y 19º 48’ N y los 97º 19´ y 97º 59’ W, en donde están distribuidas de manera no uniforme diez estaciones climatológicas con las cuales se realizó el análisis (Figura 9). Figura 9. Mapa de la zona de estudio (cuadro) y ubicación de las estaciones analizadas (triángulos), así como una ciudad de referencia (círculo). Los contornos representan la topografía (en metros). Así mismo, se estudian dos regiones sobre el Golfo de México, S1 y S2, que abarcan a partir de la costa, desde las franjas de latitud de 22º a 24º N hasta la longitud de 96º O y de 20º a 22º N hasta la longitud de 95º O respectivamente, las cuales se pueden ver en la Figura 10. 27 La selección se las regiones S1 y S2, parten de Contreras (2003), quien como ya se mencionó anteriormente, reporta ciertos patrones típicos de anomalías de la TSM del GM. En la correlación ahí calculada, no se llega a un resultado claro, probablemente debido a que su zona de estudio fue una región muy grande (Golfo de México). De tal modo, con la finalidad de establecer una mejor correlación se procedió a reducir tal dominio a las regiones S1 y S2. Asumiendo que las regiones próxima a las costas de Veracruz serían buenas candidatas para someterla a análisis. Ambas regiones se ubican en la zona principal de liberación de anillos cálidos de la Corriente de Lazo, la cual asciende de Sur a Norte dentro del GM, por lo que ambas regiones se ubican ligeramente al Norte de la zona de análisis continental. Figura 10. Regiones de estudio S1 y S2 en el Golfo de México. 2.2 CLIMATOLOGÍA DE LA ZONA DE ESTUDIO Las condiciones climáticas para el estado de Veracruz van desde el cálido húmedo en el sur hasta el cálido semiseco en el norte y en el centro del estado, 28 pasando por las condiciones templadas y frías de la montaña. Debido a la ubicación y complejidad orográfica -ya que incluye la Sierra Madre Oriental que se une con el Eje volcánico transversal en el centro de Veracruz- presente en la región de estudio, la zona cuenta con climas tropical y semiárido (Ruiz, et. al., 2010). En primer lugar, la zona de estudio se encuentra situada en latitudes tropicales, por lo cual está bajo el régimen de los alisios. Desde el punto de vista orográfico, y debido a que la zona de estudio es escarpada, induce a embalses, encañonamientos, elevamientos forzados del aire, desviaciones y demás variaciones que modifican sustancialmente los efectos de las tormentas y las masas de aire que afectan la región y a su vez impiden condiciones climáticas homogéneas. El mar provee humedad a barlovento de la Sierra Madre Oriental; a estas regiones llegan dos tipos de masas de aire: el aire tropical en el verano y las masas polares en los meses centrados en invierno. Aunque llueve en invierno, las lluvias más intensas ocurren en verano, y de forma general se puede decir que la temporada de lluvias comienza en junio, terminando en octubre (Magaña, 1999). El mes más lluvioso es septiembre, mes posterior a la sequía intraestival o canícula que, al igual que en otras partes del país, en el estado ocurre en agosto (Ruiz, et. al., 2010). Contreras (2003) encontró que las tormentas de verano dominan por su cuantía sobre otras condiciones y formas de hidrometeoro, con 4 dia·mes-1 durante un periodo de siete meses. Las lluvias de verano están asociadas a una gran variedad de estructuras meteorológicas entre las que destacan: las ondas del este y los huracanes en el Golfo de México. En todos los casos los máximos de precipitación corresponden a sistemas montañosos. 29 En términos de dinámica atmosférica, en el período de invierno se presentan ciclones de gran escala en latitudes medias que afectan el norte del país y que en ocasiones se propagan hacia el Sur, sobre el Golfo de México y el Sureste, provocando sobre la región bajas de temperatura, lluvias, heladas y hasta nevadas (Magaña, 1999). Las heladas se presentan por lo general en la zona montañosa central de Veracruz y normalmente comienzan en el otoño. Según la climatología del Atlas del Patrimonio Natural, Histórico y Cultural de Veracruz (Ruiz, et. al., 2010), la temperatura media anual observada de 19762005 en la zona de estudio, disminuye conforme más cerca se esté a las cimas. Esta disminución hacia la sierra, claramente se debe al efecto orográfico, pues se ubica en climas tropicales modificados por la orografía. En invierno se alcanzan los mínimos de temperatura, incluso con presencia de nevadas, siendo enero el mes más frío para la región, mientras que el más caluroso es mayo (Magaña, 1999). Las zonas más extremosas se ubican al occidente de la Sierra Madre y eventualmente en las cimas de las montañas, hasta donde no logra llegar la humedad proveniente del Golfo de México (Ruiz, et. al., 2010). 2.3 CARACTERISTICAS DEL GOLFO DE MÉXICO El Golfo de México (GM) es una cuenca semicerrada. Su litoral abarca desde Tamaulipas hasta Quintana Roo. Tiene en conjunto, una extensión de línea de costa externa cercana a los 2 770 Km. Sin embargo, si se considera la extensión de las márgenes internas de lagunas, estuarios, desembocaduras y barreras costeras, a la cifra anterior deben sumarse 4 900 Km. más, alcanzando 7 670 Km. La superficie del GM, (incluyendo el cuerpo de agua y los humedales costeros de México y Estados Unidos) es de aproximadamente 1 942 500 km 2 (Day et. al,. 30 2004). Por lo anterior, el GM es considerado como el noveno cuerpo de agua más grande del mundo. Su profundidad promedio es cercana a los 1 615 m, con un volumen de agua aproximado de 2 434 000 km 3. Su cuenca de drenaje total es cercana a los 5 180 000 km2, descargando más del 60% del agua dulce de México, a través de más de 40% de su geografía continental. La estacionalidad climática meteorológica en las costas del GM se caracteriza por tres periodos constantes que se traslapan de manera relativa: un periodo de secas de febrero a mayo; uno de lluvias de junio a octubre, con presencia de depresiones tropicales, y uno de frentes fríos o “nortes” de octubre a febrero (Bello et. al., 2009). La Temperatura de la Superficie del Mar (TSM) promedio del Golfo de México es de aproximadamente 27 ºC. Según Monreal y Salas (1997), el mínimo de TSM se presenta generalmente durante los meses de febrero y el máximo en agosto (Figura 11). Figura 11. Climatología de de TSM del Golfo de México (1981-2010) para los meses de a) Febrero y b) Septiembre (Fuente de datos: Reynolds 2002). 31 La circulación del Golfo de México está relacionada con la influencia de las aguas cálidas y salinas que entran a través del Estrecho de Yucatán y salen por el de Florida. Parte del agua que penetra al Golfo por el Canal de Yucatán se devuelve por contra-corrientes. La circulación superficial del mismo está influenciada por la actividad atmosférica, frentes fríos proveniente del Noroeste de EUA durante el otoño-invierno y por vientos del sur y sureste durante el verano. También es afectado por remolinos de mesoescala, que llegan de el este del Golfo, cuando éstos interactúan con la pendiente (Zavala et. al., 2005) A su paso por la cuenca del GM, una parte de la corriente forman anillos que se desplazan al interior, los cuales tienen una circulación anticiclónica e influyen en las aguas adyacentes generando movimientos en sentido opuesto, constituyendo remolinos o giros ciclónicos. El resto de las aguas continúan su viaje hacia el Estrecho de Florida formando un meandro. Este comportamiento configura una franja ligeramente plegada hacia el este a manera de un cordón o lazo, de ahí proviene su nombre: Corriente de Lazo. Esta corriente es un flujo de agua con alta salinidad (36.7 UPS) y temperaturas superficiales durante el verano de 28 a 29 °C que se reducen en invierno a 25 y 26 °C (Monreal-Gómez y Salas de León, 1985). La Corriente de Lazo es la característica dominante de la circulación en el este del GM. Esta sale por el estrecho de Florida para convertirse en la corriente de Florida y posteriormente en la Corriente del Golfo. La corriente de lazo episódicamente libera remolinos cálidos o anillos que generalmente se desplazan hacia el Oeste de 2 a 5 Km. por día, con algunas corrientes intensas de hasta 1.7 a 2 m/s (Forristall et. al., 1992). También existen pequeños remolinos (de ambos signos), así como la interacción entre la Corriente de Lazo, anillos y la topografía (Hamilton et. al., 2002). Los grandes remolinos en el GM son generados por el crecimiento del mencionado meandro al punto que la corriente se encierra en si misma, separándose de la corriente de Lazo que mantiene su continuidad. Los grandes 32 remolinos en el Mar Caribe están asociados a los flujos de entrada a través de las islas que lo limitan al sureste11. Los meses de invierno y verano son los más extremosos en el patrón de circulación superficial. Durante el invierno se presentan las temperaturas más bajas del ciclo anual, que resultan de los frentes polares y vientos fríos, por lo cual la influencia cálida de la corriente de Lazo puede ser fácilmente observada mediante las isotermas superficiales (Welsh y Inoue, 2000) Cabe señalar que sobre la región más próxima al litoral este del país, se cuenta con pocas boyas oceanográficas sobre la superficie total del Golfo de México (Figura 12), por lo cual no existen suficientes datos observados de la TSM. Esta información dispersa puede completarse de diferentes formas, como la estimación de TSM a través de satélite, o mediante los datos de reanálisis, entre otros (Kalnay et al. 1996). Figura 12. Boyas oceanográficas en tiempo real activas de la NOAA. 12 11 http://oceanografia.cicese.mx/GolfoMex/ocefisg.html (Consultada en septiembre 2012). 12 http://www.semarnat.gob.mx (Consultada enero 2013) 33 CAPÍTULO 3 3.1 DATOS Para el presente análisis se trabajó con los datos de diez estaciones climatológicas ubicadas en la zona montañosa central del estado de Veracruz las cuales se muestran en la Tabla 1 y Figura 9. Se analizaron periodos variables para cada estación, tomando los periodos más largos de años de registro. Tabla 1.Estaciones climatológicas analizadas en el estudio. Se utilizaron los datos de temperatura mínima de periodos 1950, 1954-1956, 1964-1965, 1970-1974, 1974-1976, 1988-1989, 1995-1996, 1998-2000, 20012002, 2007-2008 provenientes de las estaciones administradas por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la Comisión Nacional del Agua (CNA) Los datos de anomalías mensuales de TSM provienen de dos diferentes bases de reanálisis, Dasilva SMD94 con una resolución de 1º X 1º y datos mensuales para el periodo 1945-1993 (Da-Silva, 1994) y la segunda, Global Reyn_SmithOIv2 con una resolución de 1º X 1º y datos mensuales para el periodo 1994-2008 (Reynolds, 2002). En ambos casos, de cobertura global. Los periodos analizados corresponden a eventos elegidos de La Niña (Tabla 2) y como ya se dijo, en este trabajo se intenta encontrar si existe una relación entre las ΔTSM y las ΔPLH durante eventos de La Niña. 34 Tabla 2. Meses de inicio y fin del periodo de los eventos analizados. Cabe señalar el hecho de que no todas las estaciones tienen el mismo número de años de registro, por lo que el número de periodos con los que se trabajó varió según la estación (Tabla 3). Estas fechas se extrajeron de la NOAA, quien determina los meses de inicio de eventos de La Niña y El Niño por medio de índices como el Índice Multivariado del ENSO (MEI, por sus siglas en inglés), el Índice de Oscilación del Sur (SOI, por sus siglas en inglés), NIÑO3.4, etc. Tabla 3. Eventos por estación climatológica. 35 Para este estudio se utilizó el SOI13, el cual es un importante indicador de la evolución y la intensidad de El Niño o La Niña y se calcula utilizando las diferencias de presión entre Tahití y Darwin. Hay diferentes métodos para calcular el SOI. El método usado por la Australian Bureau of Meteorology es el Troup SOI diferencia del nivel medio de presión entre Tahití y Darwin. Calculada mediante: Donde, Pdiff = (promedio de presión media a nivel del mar en Tahití para un mes) - (promedio de presión media a nivel del mar en Darwin para un mes) Pdiffav = promedio anual (varios años) de Pdiff para el mes en cuestión. SD(Pdiff) = desviación estándar (varios años) de Pdiff para el mes en cuestión. Los valores positivos sostenidos del SOI superiores a +8 son típicos de un episodio de La Niña, mientras que los valores negativos sostenidos de SOI por debajo -8 menudo indican episodios de El Niño. 3.2 MÉTODO El método de este trabajo considera las siguientes etapas: Extracción de datos de temperatura mínima de CLICOM. a) Manipulación de datos de estaciones climatológicas y de reanálisis con Excel. 13 http://www.bom.gov.au/climate/glossary/soi.shtml 36 b) Cálculo de correlaciones de anomalías con Statistica. Tanto los datos de temperatura mínima como los de ΔTSM se prepararon en el formato de columnas: año, mes, día y valor. En la nueva presentación, a la temperatura mínima se le procedió a aplicar filtros lógicos para obtener únicamente los datos inferiores a 0 ºC, con el fin de identificar las heladas que se presentaron en todos los eventos analizados. Para facilitar la tarea de localización de la helada inicial y final del año se procedió a graficar los datos anuales y finalmente se contó el número correspondiente al PLH. Cabe mencionar que se encontraron casos en los que no fue posible delimitar el PLH, por lo que fueron declarados como casos indistintos y fueron aquellos en los que los periodos entre helada y helada eran inferiores a 60 días. Éstos no se consideraron en este análisis, ya que no es clara la existencia de PLH. En la Figura 13 se muestra un caso en el que es difícil discernir si esta helada corresponde a la temporada de heladas de 1994, o esta relacionada con un proceso sub-sinóptico. Éste caso se consideró indistinto, por lo que fue excluido del análisis. Figura 13. Comportamiento de las heladas de 1994 en la estación de Zalayeta, Ver. Se muestra el caso indistinto más común dentro del análisis. Heladas distribuidas a lo largo de todo el año en el que no se observa claramente el establecimiento del PLH. 37 Por otro lado, los datos de anomalía de la TSM mensuales fueron descargados del sitio web The International Research Institute for Climate and Society 14 (IRI), con los cuales se hicieron promedios de los meses correspondientes a los periodos con fenómeno de “La Niña”. Finalmente se calcularon las correlaciones, entre las ΔNHA y las ΔTSM; así como de la correlación entre las ΔPLH y ΔTSM. Es importante mencionar que debido a que el presente trabajo se basa en el análisis de correlaciones entre anomalías, y aunque existan varias maneras para tratarlas, la que se considera más adecuada, por la facilidad de exploración (y debido a que éstas no presentan una distribución homogénea sino irregular sobre el GM) es el uso de correlaciones estadísticas. El criterio que se consideró a nivel de una primera exploración, es el de contar el número de casos más sobresalientes de correlaciones positivas y de correlaciones negativas, para así poder redefinir la zona sobre el Golfo de México que impactaría significativamente en los coeficientes de correlación de las ΔNHA vs. ΔTSM y ΔPLH vs. ΔTSM. 14 http://iridl.ldeo.columbia.edu/ 38 CAPÍTULO 4 4.1 RESULTADOS A fin de conocer el comportamiento de SOI durante los periodos analizados, en las figuras 14 y 15 se muestran los gráficos del SOI y la TSM para el periodo 19502008 de las zonas S1 y S2 respectivamente. En estas se comprueba que en todos estos periodos, el SOI siempre es superior a +8, mientras que el comportamiento de la TSM varía dependiendo de la época del año que se analice, por lo que oscila entre 22 ºC y 31 ºC. Sobre la zona de estudio la mayoría de las heladas se presentan generalmente durante el otoño y el invierno, esto se apoya en los resultados de la Tabla 4 que contiene la distribución anual de ocho de las diez estaciones de estudio, debido a en la estación de Las Minas y Huatusco no se reportaron heladas durante los eventos analizados, por lo cual se descartaron del análisis. Tabla 4. Distribución media mensual 1970-2008 del número de heladas en las ocho estaciones de estudio. Retomando el número de heladas al año, se encontró que conforme más próximas están las estaciones al Cofre de Perote, el número de éstas incrementa, de este modo se clasifican en dos grupos: a) Estaciones con menos de 20 heladas meteorológicas al año: Atzalan, Altotonga, Huatusco, Jalacingo, Las Minas y La Tembladera. b) Estaciones con más de 20 heladas meteorológicas al año: Las Vigas, Perote, Los Pescados y Zalayeta. 39 Figura 14. ΔTSM y SOI de la S1 del periodo 1950-2008. Los rectángulos marcan los periodos analizados (Datos de SOI 1950-2008 obtenidos de la NOAA). Figura 15. ΔTSM y SOI de la S2 del periodo 1950-2008. Los rectángulos marcan los periodos analizados (Datos de SOI 1950-2008 obtenidos de la NOAA). 40 Con el fin de analizar de manera más detallada el comportamiento de las heladas y su relación con las anomalías de TSM, las correlaciones se plantearon a dos maneras diferentes, las cuales se explican enseguida. 4.1.1 CORRELACIÓN ΔNHA VS. ΔTSM Tras calcular la correlación de las ΔNHA vs. ΔTSM sobre las zonas S1 y S2, se encontró que la variación de los valores de la correlaciones entre ambas es muy pequeño, las dos presentan un comportamiento bastante similar con variaciones mínimas, la cual, en la mayoría de los casos, presenta diferencia de 0 a 0.3, sin descartar la existencia de algunos casos que sobrepasan tal rango. Durante la décadas de los 50’s se presentaron tres eventos de La Niña (Tabla 5). Para la estación de Atzalan, la correlación de la ΔNHA vs. ΔTSM correspondientes al evento 1 (1959-1951), presentaron una correlación negativa en ambas zonas del Golfo, lo cual nos permite decir que si las ΔTSM son positivas, las ΔNHA tenderán a decrecer, mientras que si ΔTSM son negativas, las ΔNHA tenderán a incrementar, no en una forma directa, pero si en cierta proporción. Tabla 5. Correlaciones entre ΔNHA vs. ΔTSM S1 y S2 para los periodos analizados durante la década de los 50’s. Los números en azul señalan los valores más altos de las correlaciones. Considerando el mismo periodo, la estación de Las Vigas presentan también valores negativos en ambas zonas, pero los valores son inferiores a -0.5, lo cual los hace relativamente menos significativos. 41 En todos los eventos analizados, la región S2 en el GM registró valores de TSM mayores a los de la región S1, en este caso, de hasta 1 ºC, mientras que en las estaciones se registraron heladas por encima de la media. Durante el tercer evento analizado, Las Vigas presenta un valor cercano a 0.6 de correlación de la ΔNHA vs. ΔTSM, lo cual indica que si ΔTSM es positiva, el número de heladas incrementará, mientras que si ΔTSM es negativa, la cantidad de heladas al año tenderá a decrecer. Cabe señalar que los eventos que mostraron valores más altos de correlación se presentaron, según la NOAA1, durante eventos débiles de La Niña. En el segundo evento, donde no se presentaron valores significativos de la correlaciones, se presentó durante un evento fuerte de La Niña. En ésta ocasión, la región S2 en el GM, presentó valores mas altos de TSM de hasta 2.5 ºC que la región S1, en tanto ambas estaciones (Atzalan y Las Vigas) presentaron heladas por arriba de la media. Tabla 6. Correlaciones entre ΔNHA vs. ΔTSM S1 y S2 para los periodos analizados durante la década de los 60’s. Durante la década de los 60’s, el único evento que se presentó fue con La Niña débil y de pronta transición a evento El Niño. Los valores de correlación no se consideraron significativos. Aunque se observa que en la mayoría de las estaciones, las correlaciones fueron negativas, tanto en S1 como en S2 (Tabla 6). 1 http//www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ensoyears.html 42 Considerando el comportamiento de la TSM, encontramos que ésta fue, en la región del Golfo S2, hasta 1 ºC mayor que la registrada en la región S1, mientras que en las tres estaciones analizadas se registraron un número de heladas por debajo de la media. En la década de los 70’s (Tabla 7), en el evento 5, Perote mostró la correlación negativa más significativa, cual fue cercana a -0.6 para ambas regiones del Golfo (S1 y S2), lo cual indica que para esta estación, conforme las la TSM presenta valores por debajo de la media, el número de heladas anuales incrementará, y viceversa. Durante éste periodo, el número de estaciones analizadas incrementó a siete, de las cuales seis presentaron valores negativos de correlación para las regiones en el Golfo S1 y S2, mientras que la estación de Zalayeta, aunque valores cercanos a cero, fueron positivos para ambas regiones del Golfo. Tabla 7. Correlaciones entre ΔNHA vs. ΔTSM S1 y S2 para los eventos analizados durante la década de los 70’s. Los números en azul señalan los valores más altos de correlación. En el evento 6, los valores de la correlación para las regiones S1 y S2 muestran valores negativos significativos. Atzalan presenta valores próximos a -0.7, y Altotonga a -0.6 para cada una respectivamente. Las Vigas presenta la correlación más significativa durante este periodo, alcanzando -0.712, de este modo, cuando la TSM está por debajo de la media, el numero de heladas en Atzalan aumentará. 43 Para el último evento de esta década, el evento 7, no presenta un comportamiento tan generalizado como en periodos anteriores, ya que, aunque con valores de correlación poco significativos, la variación de signo se hace más notoria. La Tembladera presenta valores positivos, mientras que el resto de las estaciones muestran valores negativos. Cabe mencionar que los tres eventos analizados en esta década, sufrieron de cambios de intensidad de La Niña, y que para los eventos 5 y 6, que son los que presentan mayor significancia en las correlaciones, fueron eventos de moderado a débil y de fuerte a débil respectivamente, mientras que en el séptimo (con poca significancia en la correlación) fue un evento de débil a fuerte. Durante ésta década, la TSM de la región S2 no rebasa 1 ºC la de la región S1, mientras que en continente y en los tres eventos, las estaciones más próximas a la montaña (Las Vigas, Perote, Tembladeras y Zalayeta) registran una disminución anual de heladas, mientras que las estaciones más alejadas de la misma (Altotonga, Atzalan y Jalacingo) presentan un incremento de éstas. Tabla 8. Correlaciones entre ΔNHA vs. ΔTSM S1 y S2 para los periodos analizados durante la década de los 80’s. Los números en azul señalan los valores más altos de las correlaciones. En los 80’s (Tabla 8), los valores de correlación para las regiones S1 y S2 presentaron valores poco significativos y con signos variantes, pero a diferencia del evento 9, donde ambas regiones S1 y S2 comparten el mismo signo para una 44 misma estación, en el evento 8, los signos de la correlación cambian de una región sobre al Golfo a otra (S1 y S2). La intensidad del evento de La Niña para los eventos 8 y 9, presenta la transición de débil a neutro y fuerte a neutro para cada caso. Como ya se había mencionado en párrafos anteriores, durante los últimos 20 años los valores de correlación de ΔNHA vs. ΔTSM de las regiones S1 y S2, no solo presentan mayor frecuencia de correlaciones altas, sino que presenta los valores más altos de todos los años analizados. Durante ésta década, la TSM de la región S2 para los eventos analizados, fue nuevamente superior a la de la región S1, en tanto que las estaciones más cercanas a la montaña presentan un aumento en el número de heladas anual, mientras las estaciones al norte de la misma presentó disminución de heladas. Dentro de la década de los 90’s se trabajó con dos eventos (Tabla 9). El evento 10 presenta el de mayor número de correlaciones altas del estudio, así como de la correlación más cercana a la unidad, -0.950 y correspondiente a la correlación entre ΔNHA de Pescados VS ΔTSM de la S2. De este modo, cuando la TSM está por debajo de la media, el número de heladas anuales aumentó en una proporción casi constante y viceversa. Es importante mencionar que ésta estación (Los Pescados) también presenta una alta correlación en la S1 de -0.830. Durante el evento 11, solo las correlaciones de ΔNHA de Las Vigas y Pescados se mantienen con un valor significativo, y en ambos casos son negativas, por lo tanto a mayor temperatura de la superficie del mar sobre las regiones S1 y S2, el número de heladas anuales disminuirá, y viceversa. 45 Tabla 9. Correlaciones entre ΔNHA vs. ΔTSM S1 y S2 para los periodos analizados durante la década de los 90’s. Los números en rojo señalan los valores más altos de las correlaciones. En general durante esta década, son cuatro las estaciones que presentan los valores más altos de correlación ΔNHA vs. ΔTSM de las regiones en el Golfo S1 y S2, estas son: Atzalan, Jalacingo, Las Vigas y Pescados. Todas éstas presentaron correlaciones negativas. Respecto a las intensidades de los eventos de La Niña durante los periodos de ésta década, en ambas se dio un cambio de fase, en el periodo 10, en el cual hubo una gran cantidad de correlaciones significativas, cambió de débil a neutro, mientras que en el evento 11 de moderado a fuerte. En esta década, nuevamente la TSM de la región del Golfo S2 es superior a la de la región S1, pero en esta ocasión la diferencia es inferior a 0.8 ºC. Mientras tanto, las estaciones más alejadas a las montañas presentaron un decremento en el número de heladas, y las estaciones cercanas a la misma no presentaron un patrón de comportamiento claro. Finalmente, durante la década del 2000 (Tabla 10) se analizaron dos eventos sobre ocho estaciones. En el evento 12, Atzalan y Altotonga presentan las correlaciones de ΔNHA vs. ΔTSM para la región S1 más altas, con valores 46 cercanos a 0.9. Por lo que se espera que a mayor TSM, mayor sea el número de heladas al año sobre tales estaciones. Tabla 10. Correlaciones entre ΔNHA vs. ΔTSM S1 y S2 para los periodos analizados durante la década del 2000. Los números en azul señalan los valores más altos de correlación. Para el último periodo analizado, el correspondiente a 2007-2008, sólo Las Vigas presenta una correlación positiva significativa sobre la región S1, ésta está ligeramente por arriba de 0.5. Mientras que en las demás estaciones, las correlaciones, en su mayoría positivas, presentan valores inferiores a 0.5. Cabe mencionar, que durante esta última década para los eventos 12 y 13, se presentaron eventos de La Niña de intensidad variable. Para el primer caso, el evento fue de débil a neutro y éste presentó valores altos de correlación, tanto para S1 como para S2, mientras que en el periodo 13, el evento fue de moderado a neutro y hubo solamente un valor de correlación mayor de 0.5. En esta década, la TSM de la región del Golfo S2 fue superior a la de la región S1, con diferencias entre una otra inferiores a 0.8 ºC. En tanto que la mayoría de las estaciones muestran una disminución del número de heladas, a excepción de Perote Zalayeta, quienes presentan incremento de éstas. 47 Analizando los signos de las correlaciones entre ΔNHA y ΔTSM respecto a los periodos estudiados en regiones del GM S1 y S2 (Tabla 11), encontramos que en la mayoría de éstos predominan los valores negativos (~60%). Tabla 11. Signos dominantes de las correlaciones entre ΔNHA y ΔTSM durante los periodos analizados para las regiones S1 y S2. Cabe mencionar que más del 70% de los valores del coeficiente de correlación superior a 0.5 (más significativos), son negativos, lo cual indica que la ΔTSM y ΔNHA presentan un comportamiento inverso, si TSM está por arriba de su media, el número de días con heladas estará por debajo de la suya y viceversa. En cuanto a los signos de las correlaciones para las regiones en el Golfo S1 y S2, no se nota el claro dominio de uno, por lo que no se puede calificar, mediante éstos, a una como más sensible que la otra. 4.1.2 CORRELACIÓN ΔPLH VS. ΔTSM En las siguientes tablas únicamente se muestran los signos de las correlaciones entre ΔPLH y ΔTSM. Los valores de éstas son menores a 0.2, por lo que no se encontró una relación directa entre ellas. 48 Durante la década de los 50’s (Tabla 12), en el evento 1 las anomalías de ΔPLH vs. ΔTSM de las zonas S1 y S2 para Atzalan y Altotonga fueron positivas, mientras que durante el evento 2 ambas fueron negativas. Tabla 12. Correlaciones entre ΔPLH y las anomalías de ΔTSM de las zonas S1 y S2 para la década de 1950. Es importante señalar que la TSM es mayor en la región del Golfo S2, durante todos los eventos analizados. El periodo libre de heladas, para ambas estaciones, no sufrió cambio alguno en su duración. Esto probablemente se debe a que durante los 50’s no había gran modificación en el medio ambiente de la región. Tabla 13. Correlaciones entre ΔPLH y las anomalías de ΔTSM de las zonas S1 y S2 para la década de 1960. Durante la década de los 60’s (Tabla 13), se presenta una correlación positiva en las estaciones de Altotonga y Jalacingo, mientras que sobre Atzalan y Las Vigas es negativa. 49 Nuevamente, analizando la duración del PLH durante los eventos de esta década, se encontró que todas las estaciones sufren una disminución en la longitud de éste. Tabla 14. Correlaciones entre ΔPLH y las anomalías de ΔTSM de las zonas S1 y S2 para la década de 1970. En la tabla 14 se muestra el comportamiento de las correlaciones para la década de los 70’s. Es importante destacar que durante los tres eventos se presenta un patrón de comportamiento similar en estaciones próximas; en el evento 5 Las Vigas y Perote presentan correlaciones positivas, en el evento 6, Jalacingo y Altotonga presentan valores negativos y en el evento 7, tanto Altotonga y Jalacingo, como La Tembladera y Zalayeta presentan correlaciones negativas, mientras que Las Vigas y Perote las presentan positivas. A excepción de Zalayeta, en todos los eventos de la década, la longitud del PLH decrementa. No se descarta que esto pueda deberse al cambio en los alrededores de la estación climatológica, pues durante esta década se comienza la urbanización de varios poblados del estado y con ello darse una modificación en la medición de temperatura mínima. En la década de los 80’s (Tabla 15), nuevamente encontramos comportamiento similar entre estaciones cercanas. En el evento 8, es claro el dominio de correlaciones negativas, y aunque los valores de correlación son muy pequeños, 50 esto indica que si la TSM es menor que la media, las heladas se concentraran más hacia el principio y fin del año. Durante el evento 9, estaciones más próximas a la montaña (Perote, Pescados, Tembladeras y Zalayeta) presentan correlaciones positivas, lo que indica que si la TSM es mayor que la media, el PLH incrementará, por lo que las heladas se concentraran más hacia el principio y fin del año. Tabla 15. Correlaciones entre ΔPLH y las anomalías de ΔTSM de las zonas S1 y S2 para la década de 1980. En esta década, para las estaciones más próximas a la montaña, el PLH fue más grande, esto sugiere que las heladas se presentaron en un periodo de tiempo inferior. En el caso de las estaciones más alejadas de la montaña, las el PLH se redujo, lo cual sugiere la presencia de heladas tempranas y heladas tardías. En la década de los 90’s (Tabla 16), durante el décimo evento todas las estaciones presentaron correlaciones positivas, indicando una distribución más concentrada de heladas cuando las TSM está por arriba de la media; mientras que en el evento 11 no se nota un patrón claro en su comportamiento. 51 Tabla 16. Correlaciones entre ΔPLH y las anomalías de ΔTSM de las zonas S1 y S2 para la década de 1990. Finalmente, en la década del 2000 (Tabla 17), durante el periodo 13 las estaciones más alejadas de la montaña (Altotonga, Jalacingo y Atzalan) presentan correlaciones positivas, a diferencia de las estaciones más próximas a ésta (Las Vigas, Perote y Pescados), que presentan correlaciones negativas. Tabla 17. Correlaciones entre ΔPLH y las anomalías de ΔTSM de las zonas S1 y S2 para la década de 2000. El comportamiento anterior es similar al encontrado en los datos observados. Para las estaciones cercanas a la montaña presentan heladas mas concentradas al inicio y fin del año, mientras que en las estaciones más lejanas a ésta, las heladas se extienden más hacia el principio del otoño y principio de la primavera. 52 Analizando el dominio de signos de las correlaciones entre ΔPLH y ΔTSM respecto a los periodos estudiados para zonas sobre el Golfo, S1 y S2 (Tabla 18), encontramos que a diferencia de las correlaciones entre ΔNHA y ΔTSM, éstas presentan un ligero predominio de los valores positivos para ambas zonas (~55%). Tabla 18. Signos dominantes de las correlaciones entre ΔPLH y ΔTSM durante los periodos analizados comparando las regiones S1 y S2. Nuevamente se menciona que no se presenta una diferencia importante entre la sensibilidad de las correlaciones respecto a la zona del océano que se analice, en ambas (S1 y S2) se presenta un comportamiento muy parecido. Según Magaña (2004), sobre la zona de estudio, tanto en continente como en las regiones del GM, las anomalías de temperatura del aire durante eventos de La Niña, ya sea en invierno o verano, son positivas. Tal vez este sea uno de los factores implicados en que el decremento del PLH sea una constante en mayoría de las estaciones analizadas. 53 CAPÍTULO 5 5.1 CONCLUSIONES Se encontró que las zonas S1 y S2 muestran diferencias mínimas en los valores del coeficiente de correlación, pero en general, la zona S1 presenta un comportamiento ligeramente más estable (con cambios más suaves) que la zona S2 (ver Apéndice I). De manera puntual, se encontró que durante las primeras tres décadas analizadas, las ΔNHA se mostraron más sensibles a los cambios de ΔTSM sobre la región S1, mientras que durante las tres últimas, las ΔNHA presentaron una relación ligeramente más sensible a las anomalías mostradas en la región S2. Según la intensidad de los eventos de La Niña en cada periodo analizado, las correlaciones entre ΔNHA y las ΔTSM en S1 y S2, no presentaron un patrón de comportamiento que las relacione. En otras palabras, no se encontró que la intensidad del evento de La Niña afecte los valores de las correlaciones. Analizando los signos de las correlaciones entre ΔNHA y ΔTSM, se encontró que dominan de los valores negativos sobre ambas zonas S1 y S2. En el caso de las correlaciones entre las ΔTSM y las ΔPLH, las estaciones no muestran una dependencia importante entre ambas anomalías; todos los casos para ambas zonas presentan valores inferiores a 0.2. Pero el coeficiente de correlación presentó un ligero predominio de los valores positivos para ambas zonas en el GM. Respecto a la redefinición espacial de la región de estudio en el Golfo de México para hallar un impacto significativo en los coeficientes de correlación de ∆NHA con ∆TSM y ∆PLH con ∆TSM, no se encontró una diferencia importante en tal 54 coeficiente, tal vez debido a que las porciones del Golfo con la que se trabajo eran muy próximas la una a la otra. 55 APÉNDICE I 1. Atzalan Figura 1. Gráfico de correlación de las ΔNHA de Atzalan y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 2. Las Vigas Figura 2. Gráfico de correlación de las ΔNHA de Las Vigas de Ramírez y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 3. Altotonga Figura 3. Gráfico de correlación de las ΔNHA de Altotonga y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 56 4. Jalacingo Figura 4. Gráfico de correlación de las ΔNHA de Jalacingo y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 5. Perote Figura 5. Gráfico de correlación de las ΔNHA de Perote y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 6. Pescados Figura 6. Gráfico de correlación de las ΔNHA de Los Pescados y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 57 7. La Tembladera Figura 7. Gráfico de correlación de las ΔNHA de La Tembladera y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 8. Zalayeta Figura 8. Gráfico de correlación de las ΔNHA de Zalayeta y las ΔTSM para la zona S1 y S2. 58 REFERENCIAS Allan, Richard P., 2009: Examination of Relationships between Clear-Sky Longwave Radiation and Aspects of the Atmospheric Hydrological Cycle in Climate Models, Reanalyses, and Observations. J. Climate, 22, 3127–3145. Baron, William R., Geoffrey A. Gordon, Harold W. Borns, David C. Smith, 1984: Frost-Free Record Reconstruction for Eastern Massachusetts, 1733–1980. J. Climate Appl. Meteor., 23, 317–319. Bello, J. Leonardo Ortiz L., Eduardo Ramírez C., Reyna Aquino J., Selene Castillo D. 2009. Diagnóstico actual de la zona costera del Golfo de México. En: Buenfil, J. Adaptación a los impactos del cambio climático en los humedales costeros del Golfo de México. Volumen I. pp. 376. Contreras, A. D., 2003: Aplicación de la onduleta de Paul en los hidrometeoros de impacto en el cultivo de maíz para el estado de Veracruz bajo las fases del ENSO. Tesis. Posgrado en Ciencias de la Tierra. UNAM. 124pp. Da-Silva, A., A. Young, S. Levitus. Atlas of Surface Marine Data 1994, Volume 1: Algorithms and Procedures, number 6, 1994 Dash, Prasanjit, Alexander Ignatov, Yury Kihai, John Sapper, 2010: The SST Quality Monitor (SQUAM). J. Atmos. Oceanic Technol., 27, 1899–1917. De Maria M. y J. Kaplan, 1994. Sea surface temperature and the maximun intensity of Atlantic tropical cyclones. J.Climate, 7, 1325-1334. DiMego, Geoffrey J., Lance F. Bosart, G. William Endersen, 1976: An Examination of the Frequency and Mean Conditions Surrounding Frontal Incursions into the Gulf of Mexico and Caribbean Sea. Mon. Wea. Rev., 104, 709–718. Easterling, David R., 2002: Recent Changes in Frost Days and the Frost-Free Season in the United States. Bull. Amer. Meteor. Soc., 83, 1327–1332. 59 Enfield, D. Y D.A. Mayer, 1996: Relationships of the western hemisphere rainfall to tropical Atlantic and Pacific SST variability. Preprints, Eight Conference on Air Sea Interaction and Conference on Global Ocean-Atmosphere-Land System (GOALS). Atlanta, GA., Amer.Met.Soc., 390-394. Forristall, G. Z., K. J. Schaudt, and C. K. Cooper, 1992: Evolution and kinematics of a loop current eddy in the Gulf of Mexico during 1985, J. Geophys. Res., 97, 2173– 2184. García-Cueto, Onofre R., Arturo Valdez Manzanilla, 1986: Cálculo de probabilidad de heladas en el Valle de Mexicalli, B.C. Universidad autónoma de Baja CaliforniaInstituto de Ingenieria. Baja California, México. 116pp. Gray, W.M., 1984: Atlantic seasonal hurricane frequency. Part I: El Niño and 30 mb quasi-biennial oscillation influences., Mon.Wea.Rev., 112, 1649-1668. Fuentes-Yagüe, José L., 2000: Iniciación a la Meteorología y la Climatología. Ediciones Mundi-Prensa. España. 222 pp. Hamilton, Peter, G. S. Fargion, D. C. Biggs, 1999: Loop Current Eddy Paths in the Western Gulf of Mexico. J. Phys. Oceanogr., 29, 1180–1207. Hamilton, P., T. J. Berger, and W. Johnson, 2002: On the structure and motions of cyclones in the northern Gulf of Mexico, J. Geophys. Res., 107(C12), 3208, doi:10.1029/1999JC000270. Hernández, A. 1992: Estimación de horas Frío y Período Libre de Heladas para el Estado de Veracruz, Textos Universitarios de la Universidad Veracruzana, Universidad Veracruzana, México, pp.1-23. Huang, J. C. K., 1978: Numerical Simulation Studies of Oceanic Anomalies in the North Pacific Basin. I: The Ocean Model and the Long-Term Mean State. J. Phys. Oceanogr., 8, 755–778. Houghton, R. W. y Tourre, Y. M. 1992: “Characteristics of low-frecuency sea surface temperature fluctuations in the tropical Atlantic”, J. Clim., 5, 765-771. 60 INEGI, 2000. Censo General de Población y Vivienda. México. Kalnay, E y co-autores 1996: The NCEP/NCAR 40 year reanalysis Project, Bull. Amer. Meteor. Soc. 77, 437-471. McPhaden, M. J., 2002: El Niño and La Niña: Causes and global consequences. Encyclopedia of Global Environmental Change, Anonymous John Wiley and Sons, LTD, 353-370. Magaña Rueda Víctor (Editor)(2004). Los Impactos de El Niño en México. Centro de Ciencias de la Atmósfera, Universidad Nacional Autónoma de México, Secretaria de Gobernación. México, 229 pp. Magaña, V., J. L. Vazquez, J. L. Pérez y J. V. Pérez, 2003. “Impact of El Niño on precipitation in Mexico”, Geofísica Internacional, 42: 313-330. Magaña V, and A. Quintanar, 1997: On the use of a general circulation model to study regional climate. 2nd. UNAM-CRAY Supercomputing Conference on Earth Sciences. Mexico City. June 1997. Ed. Cambridge University Press. 39-48. Magaña, V., Morales, T., J. L. Pérez y Orozco, S. 1998. El Niño y La Niña en el estado de Tlaxcala. Fundación Produce, A.C., SEMARNAP y CONACYT. Tríptico. Matías, G., A. Fuentes y F. García. 2008: Heladas. Centro Nacional de Previsionn de Desastres (CENAPRED), México. 39 pp. McIntosh, Peter C., Andrew J. Ash, Mark Stafford Smith, 2005: From Oceans to Farms: The Value of a Novel Statistical Climate Forecast for Agricultural Management. J. Climate, 18, 4287–4302. Miranda, A. S., R. H. Flores; V. Benítez y M. González, 2007. “El Niño, La Niña y el calentamiento global en Veracruz (resultados preliminares)”, en 2º Foro de Medio Ambiente Atmosférico en el estado de Veracruz, Xalapa, Veracruz. 61 Monreal M.A., Salas, D.A., 1997: Circulación y Estructura termohalina del Golfo de México. Contribuciones a la oceanografía física en México. Monografía Número 3, Unión Geofísica Mexicana, 183-199. Monreal-Gómez, M. A. y D. Salas de León, 1985. Barotropic and baroclinic modes in the Gulf of México. pp 81-91. En: R. Van Grieken y R. Wollast (Eds.). Progress in Belgian Oceanografic Research, The university of Antwerp, Bélgica. Morales T. y V. Magaña., 1999. Unexpected Frosts in Central Mexico During Summer. 11th Conference on Applied Climatology. 10-15 January, 1999, Dallas, Texas. Preprints. American Meteolological Society. 262 - 263. Mosiño, P. y T. Morales,1988: Los ciclones tropicales, El Niño y las lluvias en Tacubaya. Geofis. Int., 27, 1, 61-82. Müller, Gabriela V., Guillermo J. Berri, 2007: Atmospheric Circulation Associated with Persistent Generalized Frosts in Central-Southern South America. Mon. Wea. Rev., 135, 1268–1289. Organización Meteorologica Mundial, Informe Anual de la Organización Meteorológica Mundial 1972, Ginebra : OMM, 167 pp. Pereyra-Díaz, Domitilo, Irma Zitácuaro Contreras, Beatriz Palma Grayeb, 1990: Heladas en el Cofre de Perote: Técnicas de Protección. Xalapa, Veracruz. 20 pp. Reynolds, R.W., N.A. Rayner, T.M. Smith, D.C. Stokes, and W. Wang, 2002: An Improved In Situ and Satellite SST Analysis for Climate. J. Climate, 15, 1609-1625. Ruiz-Barradas, Alfredo, Saúl Miranda, Adalberto Tejeda Martínez, Rodrigo Flores Zamudio. 2010: Climatología. Atlas del Patrimonio Natural, Histórico y Cultural de Veracruz. México. 280 pp. Smith, Thomas M., Robert E. Livezey, Samuel S. Shen, 1998: An Improved Method for Analyzing Sparse and Irregularly Distributed SST Data on a Regular Grid: The Tropical Pacific Ocean. J. Climate, 11, 1717–1729. 62 Stewart, Robert. 2007: Introduction To Physical Oceanography. Department of Oceanography.Texas A & M University. 353 pp. Sud,Y.C., G.K. Walker, J.-H. Kim, G.E. Liston, P.J. Sellers, y W.K.-M.Law, 1996. Biogeophysical Consequences of a tropical deforestation scenario: A GCM simulation study. J. Climate, 9, 3225-3247. Tait, Andrew, Xiaogu Zheng, 2003: Mapping Frost Occurrence Using Satellite Data. J. Appl. Meteor., 42, 193–203. Thom H., R. Shaw. 1958: Climatological analysis of freeze data for Iowa. Ames, Iowa. 251-257. Torres, E. 1995: Agrometeorología. Editorial trillas, México.154 pp. Welsh, S. E., and M. Inoue, 2000: Loop current rings and deep circulation in the Gulf of Mexico, J. Geophys. Res., 105, 16,951– 16,959. Willk, D. 2011: Statistical Methods in the Atmospheric sciences. 3ra Edición. USA. 699 pp. Zavala-Hidalgo, J. Artemio Gallegos-García, Benjamín Martínez-López . Steven L. Morey. James J. O’Brien. 2005: Seasonal upwelling on the Western and Southern Shelves of the Gulf of Mexico. Ocean Dynamics. 333-338. PÁGINAS WEB CONSULTADAS http://iridl.ldeo.columbia.edu/ (Consultada en junio 2012). http://www.ciclohidrologico.com/evaporacion (Consultada en junio 2013). http://ggweather.com/enso/oni.htm (Consultada en febrero 2013). http://www.fondear.org/infonautic/mar/El_Mar/Oceanos_Evaporacion/Evaporacion _ceanos.htm (Consultada en abril 2013). 63 http://foro.gustfront.com.ar/ viewtopic. php?f=5&t =872&start=290. (Consultada en enero 2012). http//www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ensoyears.ht ml (Consultada en febrero 2012). http://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ensoyears.s html (Consultada en julio 2012). http://oceanografia.cicese.mx/GolfoMex/ocefisg.html (Consultada en septiembre 2012). http://www.semarnat.gob.mx/temas/ordenamientoecologico/cimares/Documents/nu eva%20cimares/grupo6/conabio_cimares_18Feb2011.pdf (Consultada en enero 2013) www.meted.ucar.edu. (Consultada en agosto 2012). http://personal.us.es/vararey/adatos2/correlacion.pdf 2012). (Consultada en noviembre http://www.meted.ucar.edu/tropical/textbook_2nd_edition_es/navmenu.php?tab=5 &page=2.1.2 (Consultada noviembre 2013). http://www.meted.ucar.edu/tropical/textbook_2nd_edition_es/navmenu.php?tab=5 &page=2.1.0 (Consultada noviembre 2013). 64