Elementos para la Construcción del Marco Teórico La perspectiva de las redes sociales y su vinculación con las iniciativas para superar las situaciones de pobreza y exclusión han estado presentes desde hace décadas en la teoría y en la praxis de las ciencias sociales. Así, por ejemplo, el concepto de redes y apoyo social surgió en los años setenta, desde la sociología y la psicología social comunitaria, al revisar la literatura que mostraba una asociación entre problemas psiquiátricos y variables de carácter social como la desintegración social, la movilidad geográfica o estatus matrimonial. Dicha revisión permitió detectar que el elemento común de esas diversas situaciones era la ausencia de lazos o apoyos sociales adecuados o la ruptura de las redes sociales previamente existentes. Los estudios posteriores han coincidido en destacar este factor como el mediador social más importante en la amortiguación de los efectos del estrés. El concepto de apoyo social se refiere a algo personal, cuya dimensión más subjetiva es "el apoyo social percibido", mientras que las redes de apoyo son su contrapartida socioestructural y objetiva. Caplan (1974, citado en Sánchez) define las de apoyo como: Agregados sociales continuos que dotan al individuo de oportunidades para obtener feedback sobre sí mismo y la validación de sus expectativas sobre los demás. Las personas tienen una variedad de necesidades específicas que encuentran satisfacción a través de relaciones interpersonales duraderas.... (desarrollando) y manteniendo un sentimiento de bienestar e involucrándose en un rango de relaciones que satisfacen......esas necesidades específicas. (pp.4-5). El apoyo social incluye, apoyo afectivo o emocional, posibilidad de expresión emocional, información y consejo, y ayuda material. En cuanto a las redes de apoyo1, se han caracterizado considerando su estructura, contenido y función. La estructura comprende factores como el tamaño y densidad; el contenido se refiere al tipo de relación en torno a la cual se articula la red, como por ejemplo, familiares, económicos, etc.; finalmente la función se refiere a la naturaleza de las interacciones que se dan en la red (apoyo emocional, información, etc.). El enfoque teórico del capital social Más recientemente ha surgido y se ha ido legitimando un enfoque que puede dar sustento teórico a la investigación y las hipótesis formuladas es el de capital social. Según Stiglitz “el desarrollo económico de un país está insertado en su organización social, de manera que abordar las inequidades estructurales requiere no sólo cambios económicos, sino también transformaciones de la sociedad misma.”2 Esto es, las relaciones económicas no provienen de un modelo propio, sino que están incrustadas en un tejido social y cultural, lo cual permite establecer conexiones de los fenómenos económicos con la esfera sociocultural, arraigando todas las relaciones sociales en un sólo sistema que también incluye intercambios económicos. El concepto de capital social3, ha surgido en distintos ámbitos disciplinarios como una aproximación para abordar precisamente esas conexiones y analizar, en ese marco, algunas de las fuerzas sociales que interactúan con los procesos de desarrollo. Este concepto ha destacado un aspecto importante del comportamiento socioeconómico, cual es el papel de las relaciones que no son de mercado, en la determinación del comportamiento individual o colectivo y por lo mismo, el concepto de capital social está entrando con fuerza en los análisis de la pobreza y por ende del 1 Estévez, R. & Aravena, R., ( 1998). Conocidos, amigos y salud mental: la red personal y las transiciones de la vida adulta. Revista Psiquiatría V: 251-262 2 Stiglitz, Joseph. 1998. Toward a New paradigm for Development: Strategies, Policies and processes. Given as the 1998 Prebisch Lecture at UNTAD, Geneve, October 19, 1998. 3 Este concepto se remonta al clásico estudio de Edward Banfield pero solo se populariza a partir de finales de los 80 con los trabajos de James Coleman, Foundations of social theory. Belknap Press, Cambrige, Mass. 1988, y Robert Punam. desarrollo. Existe una clara coincidencia en identificar esta nueva forma de capital con aquellos elementos que se generan en las relaciones sociales, pero para algunos analistas es fundamental validar este concepto en el lenguaje económico y para esto se hacen grandes esfuerzos para igualarlo a otras formas de capital. Desde el entorno de la academia se han hecho esfuerzos por relacionar el concepto de capital social con el análisis económico, aplicando métodos cuantitativos para medir por ejemplo su impacto en la distribución de ingresos de los hogares. Para otros, en cambio, es más importante encontrar el tipo de interrelaciones sociales que ayudan a explicar sinergias no comprendidas y cuyo resultado puede contribuir a mejorar las políticas contra la pobreza. Desde la CEPAL, se ha entendido el concepto de capital social como el conjunto de normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza y la cooperación entre las personas, las comunidades y la sociedad en su conjunto. En esta definición se diferencian muy claramente las instituciones de las organizaciones. Sin embargo, la acepción más difundida del concepto institución integra ambas dimensiones: los efectos normativos por un lado y los roles, relaciones y conductas, por otro, todo dentro del mismo término institución. El sentido de esta conceptualización es distinguir el capital social del capital cultural. Sergio Boisier4 ha hecho un aporte en este terreno al hablar de diferentes formas de capital intangible, pero sobre todo capital social por un lado y capital cultural por otro. El desafío final es integrar esos dos conceptos. Si el capital social es una característica de relaciones sociales, es muy importante mantener la distinción con el capital cultural, aunque se trata de dos dimensiones que están interactuando y no es que una determine a la otra. Hay dos planos o hemisferios de un solo sistema sociocultural en el cual el capital social es un elemento más del ámbito conductual y en el ámbito abstracto y normativo, identificamos el capital cultural. También hay un tercer plano, que corresponde a la base material que también interactúa con estas esferas. En resumen, no hay que sub-valorar ninguno de los dos subsistemas, ambos se retroalimentan y pueden ser el origen de cambio en un sistema general. Lo que está emergiendo en el debate sobre capital social es un paradigma, no sólo limitado al capital social sino un paradigma del sistema complejo de la sociedad humana, que puede expresarse a cualquier nivel territorial: la comunidad local, el barrio, la región o (lo que es un poco más difícil de analizar) una nación, un país, una sociedad nacional. En la aproximación de la CEPAL adquiere especial importancia la diferenciación entre el capital social individual y el capital social comunitario (el capital social que posee un individuo y el capital social que es propiedad de un conjunto). El primero se define como la confianza y la reciprocidad que se extienden a través de redes ego-centradas. Este tipo de capital consta del crédito que ha acumulado la persona en la forma de reciprocidad difusa que puede reclamar en momentos de necesidad, a otras personas a las cuales le ha ofrecido servicios o favores en el pasado. El segundo se define como aquel que se expresa en instituciones complejas, con contenido y gestión. En esta acepción, el capital social reside, no en las relaciones interpersonales sino en sus estructuras normativas, gestionarias y sancionarias. En ambos casos, sin embargo, la noción de red (como sustrato de la asociatividad) juega un rol significativo. 4 Boisier, Sergio (1998): El Desarrollo territorial a partir de la construcción del capital sinergético. ILPES, Santiago de Chile Las redes interpersonales simples son las formas más importantes del capital social individual. Algunos antropólogos hablan de un red egocentrada: cada uno tiene su propia y distinta red, que es un capital de cada individuo (los beneficios de cómo un sujeto maneja su red son propios de ese sujeto.) Pero el término red tiene otras implicancias y niveles de significación: la internet, por ejemplo, es una red que no pertenece a nadie pero que beneficia a todos. También están las llamadas 'redes sociales', que fundan su nombre en el sentido de una red de seguridad en donde no importan tanto los nodos o las conexiones sino que en cuanto "recoge a las personas que se caen del trapecio". Eso también sería un capital social de la sociedad. Considerando el nivel territorial, se pueden identificar redes de capital social, ya sea individual o comunitario, que suponen distintas formas de funcionamiento particular en las relaciones sociales: (a) Individual: redes egocentradas, manejo de contactos para realizar proyectos personales. (b) Grupal: es una extensión de estas redes donde se cruzan muchos vínculos en un grupo cara a cara: todos se conocen, todos son amigos por lo que existe un cierre 8en la red. Las relaciones se cruzan entre sí y se densifican (4 a 12 personas) conformando un grupo capaz de funcionar como equipo o como empresa. Se trata de personas que tienen confianza entre sí y múltiples relaciones de reciprocidad y compromiso. Este tipo de capital parece un campo fértil para emprendimientos asociativos que pretenden generar ingresos en sectores pobres. (c) Sistemas institucionales comunitarios: en el nivel comunitario, las instituciones socioculturales - como una junta de vecinos - funcionan cuando tienen capital social. Pero no funcionan gracias al capital social de alguna persona en particular. Si descansa en el capital social de una sola persona o un sólo grupo, la institución ha sido cooptada. En la situación ideal la institucionalidad informal es propiedad de toda la comunidad: hay liderazgo y hay control social de sus miembros. (d) Conexiones distantes, (horizontales y verticales): organizaciones asociativas de segundo nivel en el territorio, diferentes tipos de relación a nivel societal como el clientelismo9 Utilidad del enfoque de capital social El enfoque del capital social resulta de gran utilidad para una nueva conceptualización de las políticas públicas, que implica reconocer un rol más significativoa la sociedad civil, la democratización en relación a las reformas del Estado, y como visión llevada a lo micro, apunta al potencial del capital social en la implementación práctica de estos grandes principios de democratización y aumento del peso de la sociedad civil en la gestión de la economía y del Estado. En ese sentido, en general hay coincidencia, en que la perspectiva del capital social permite poner de relieve los efectos positivos que pueden esperarse de la creación y uso del capital social, tales como control social, creación de confianza entre individuos, cooperación coordinada, resolución de conflictos, movilización y gestión de recursos comunitarios, legitimación de líderes y generación de ámbitos de trabajo, la prevención y sanción de quienes abusan de él y la producción de bienes públicos. De manera más específica, quienes utilizan este enfoque subrayan que Las relaciones estables de confianza, reciprocidad y cooperación pueden contribuir a un conjunto de beneficios: Reduce los costos de transacción, al reducir u obviar la necesidad de firmar contratos, llevar controles contra estafas y el costo enorme que son los pleitos judiciales. Produce bienes públicos: tanto el manejo que hacen los individuos de sus redes y contactos, las estrategias de los grupos y las acciones calificadas de los instituciones comunitarias pueden producir beneficios para el conjunto de la sociedad. Facilita la constitución de organizaciones productivas y de gestión de base efectivas: son empresas asociativas de cualquier índole. Facilita el surgimiento de actores sociales nuevos y de sociedades civiles saludables, a nivel de sistemas nacionales. Indirectamente, este proceso de empoderamiento es un elemento clave para la superación de la pobreza material. La relación entre capital social y pobreza La importancia del enfoque que diferencia formas de capital social individual o comunitario, es que se puede identificar con mayor precisión, implicaciones de política para los gobiernos, para el sector privado y para las organizaciones de la sociedad civil, definiendo más específicamente los beneficios de la interacción de sectores diversos de la sociedad con distintos grados de poder y de acceso a activos. De estos análisis se deriva que, en primer lugar, es crucial invertir en la capacidad organizativa de los pobres, lo cual implica intervenciones a dos niveles: en el nivel micro, en el cual hay que invertir recursos para la creación o fortalecimiento de redes sociales , y en el macro, en el cual deben cambiarse reglas y leyes para que se apoye y sustente la actividad asociativa. Una segunda área crítica de inversión es la promoción de lazos entre grupos. En el mismo sentido, algunos trabajos del Banco Mundial distinguen claramente dos tipos de capital social, uno que genera lazos de unión entre los miembros de una misma comunidad, que se denomina ”bonding” y otro que genera sinergia entre grupos disímiles, que es designado como llama ”bridging”. El primero se limita a contribuir al bienestar de sus miembros, mientras el segundo es el tipo de capital que abre oportunidades económicas a aquellos que pertenecen a los grupos menos poderosos o excluidos. El capital social es un activo, como el dinero: es bueno tenerlo. Todas las personas tienen capital social y lo usan en sus estrategias, tanto en materias económicas, como en la satisfacción de otras necesidades más sociales y emocionales. Sin embargo, el capital social no está igualmente distribuido en la sociedad, y tampoco es en la pobreza dura donde más hay. Una de las causas de la pobreza más extrema es justamente la destrucción o pérdida de redes de apoyo de las personas y de los hogares. Y en los estratos asalariados del sector formal la competencia individual por educación y puestos de trabajo puede ser tanto o más importante que el capital social en las estrategias de las personas. En algunas enfoques de capital social queda la idea de que el capital social es patrimonio de los pobres, lo que es inexacto, ya que frecuentemente se constata que hay abundancia de capital social en las clases sociales superiores. Hay evidencias empíricas de esto: en Chile, hay estudios que muestran una correlación positiva entre nivel económico y capital social5. Asimismo, en otros estudios se plantea que quienes más tienen asociatividad - es decir, capital social colectivo-, son los empresarios6 pues entre ellos cooperan, tienen reciprocidad, y hacen usos de extensos contactos como actores sociales. Desde este enfoque teórico se afirma la necesidad de apoyar la potenciación de las capacidad de los pobres para la formación de su capital social, sin dejarlos a su suerte. Este último punto es especialmente importante donde las agencias públicas trabajan con una visión muy fuerte de paternalismo o hay una visión caritativa de la asistencia a los sectores pobres. El concepto de capital social ayuda a entender la reproducción de las desigualdades sociales: el papel de la educación, de las relaciones sociales, familiares etc. Finalmente, el enfoque teórico del capital social contribuye a lograr avances en la práctica de la implementación de políticas y programas sociales, en la medida en que permite entender mejor porqué algunos programas anti-pobreza tuvieron éxito y otros fracasaron. (Extraído de apuntes de presentación de la CONFERENCIA REGIONAL SOBRE CAPITAL SOCIAL Y POBREZA, Organizada por CEPAL en Santiago de Chile, los días 24 a 26 de septiembre de 2001) Parker , Cristián (2001): “Capital social en las representaciones juveniles: un estudio en jóvenes secundarios”. Ponencia presentada para el “Taller para investigadores sobre Capital Social en Chile’, DDS, 5 CEPAL. 6 PNUD (2001): "Informe de desarrollo humano 2000". Ponencia presentada para el “Taller para investigadores sobre capital social en Chile”, CEPAL. Formulación de Hipótesis 1. El sistema de producción automotriz implementado en Olmedo funciona en base a un tipo de relaciones sociales y un modelo cultural (competencia, individualismo, etc) que debilita el tejido social y, en consecuencia, genera o mantiene altos niveles de pobreza y exclusión. 2. Los inmigrantes poseen una red social muy frágil que impide el desarrollo de estrategias de autoayuda, su acceso al sistema económico de Olmedo y a los planes sociales del municipio y de las ONG’s, lo que refuerza su estado de marginación. 3. Las políticas y programas sociales implementados por el municipio y las ONG’s de Olmedo requieren de un nivel de estructuración en redes que la población objetivo de esas políticas no posee, lo que impide que sean exitosas. 4. Aún cuando las redes de los sectores de pobreza dura de Olmedo sean muy frágiles resultan fundamentales para posibilitar la integración de estos sectores a los procesos de desarrollo de Olmedo, impulsados desde el sistema económico, las políticas del municipio y las iniciativas de las ONG’s. 5. El ejercicio de la ciudadanía y la participación organizada de la comunidad en programas sociales del municipio, desde su diseño hasta su evaluación, constituye un factor crítico para el éxito o fracaso de esos programas, por lo que se hace necesario potenciarla como parte de las estrategias de intervención del municipio y las ONG’s. 6. La capacidad de los grupos pobres para constituir redes sociales propias y para incorporarse a las redes del sistema de producción automotriz de Olmedo y de los programas sociales del municipio y de las ONG’s, está asociada a sus posibilidades de superar su condición de pobreza y marginación.