¿Qué son las reservas internacionales? S on activos financieros que el banco central invierte en el exterior y que pueden ser fácilmente convertidos en medios de pago. Por esto último, su característica principal es la liquidez; es decir, la capacidad de los activos que la integran para liquidar, de manera expedita, obligaciones de pago fuera de nuestro país. En el caso de México, estos activos son propiedad del Banco de México y de acuerdo con el artículo 18 de la Ley que rige a este Instituto Central, el objetivo de contar con una reserva internacional es el de coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios en la balanza de pagos; esto es, diferencias entre los ingresos y egresos de divisas al país. Así, las reservas internacionales fungen como un mecanismo de autoseguro para afrontar contingencias que podrían reflejarse en un deterioro de los flujos comerciales o de capital de la balanza de pagos, generados principalmente por desequilibrios macroeconómicos y financieros, ya sean de origen interno o externo. Composición Para que un activo financiero sea considerado como parte de la reserva internacional tiene que cumplir con ciertos atributos. En el caso de México, tales activos deben cumplir con lo que establece el artículo 19 de la Ley del Banco de México, el cual estipula que la reserva internacional se constituye por las divisas y el oro propiedad del Banco Central que se hallen libres de todo gravamen y cuya disponibilidad no esté sujeta a restricciones. Concretamente, se trata sólo de activos que representan obligaciones de pago de entidades no residentes en México y deben estar denominados en monedas extranjeras de libre convertibilidad. El artículo 20 de la misma Ley establece que las divisas susceptibles de formar parte de la reserva son únicamente: • Los billetes y monedas metálicas extranjeros; • Los depósitos, títulos y valores pagaderos fuera del territorio nacional, considerados de primer orden en los mercados internacionales y de amplia liquidez, denominados en moneda extranjera y a cargo de gobiernos de países distintos a México, de organismos financieros internacionales o de entidades del exterior, siempre que sean exigibles a plazo no mayor de seis meses o de amplia liquidez; • Los créditos a cargo de bancos centrales, exigibles a plazo no mayor de seis meses, cuyo servicio esté al corriente; y • Los derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional. En la práctica, los criterios anteriores implican que la reserva internacional del Banco de México se integra por activos financieros denominados en las divisas de mayor importancia en los mercados internacionales, tales como dólares de los E.U.A., euros o yenes japoneses, entre otras. Asimismo, los instrumentos financieros en que se invierte la reserva internacional son los títulos representativos de la deuda de los países cuyas monedas se incluyen como divisas, así como los valores emitidos por organismos internacionales, instituciones bancarias y agencias respaldadas por los gobiernos antes mencionados. Adicionalmente, la reserva internacional puede invertirse en depósitos a plazo y a la vista que se constituyan en instituciones bancarias del exterior que cumplan con ciertos requisitos establecidos por el Banco de México. En este sentido, para que los instrumentos de deuda formen parte de los activos elegibles para inversión y las instituciones bancarias estén dentro de la lista de contrapartes autorizadas, se requiere que sean reconocidos como de primer orden; esto es, que tengan una calificación crediticia mínima relativamente alta por parte de las agencias especializadas. Conviene notar que, el artículo 20 de la Ley del Banco de México, impide que se consideren como reserva internacional activos tales como inversiones en territorio nacional, activos fijos, instrumentos de dudosa calidad crediticia o baja liquidez, entre muchos otros. Esta limitante se justifica considerando la función antes mencionada de auto-seguro que tiene la reserva internacional, pues para enfrentar desequilibrios en la balanza de pagos se requiere que los activos en los que se invierte la reserva sean fácilmente convertibles en medios de pagos para liquidar obligaciones en moneda extranjera. Asimismo, es indispensable que los activos que conforman la reserva internacional no sean emitidos por entidades mexicanas, pues de lo contrario, en caso de enfrentarse a una contingencia en la balanza de pagos que aumente el riesgo país, el valor de mercado de esos activos también se vería reducido y, por tanto, no servirían adecuadamente como medio de cobertura ante tales eventos.