90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 21/4/09 11:51 Página 1 ¿REALMENTE EL APRENDIZAJE ACELERA LA EVOLUCIÓN (LINGÜÍSTICA O DE OTRO TIPO)?1 VÍCTOR M. LONGA Universidad de Santiago de Compostela 1. INTRODUCCIÓN En la actualidad, el efecto Baldwin (Baldwin 1896, 1897) es muy usado en todo tipo de simulaciones computacionales evolutivas. Este efecto sostiene que el aprendizaje es evolutivamente relevante, al afectar la velocidad y la dirección del cambio evolutivo, por lo que comportamientos complejos adquiridos en vida de los organismos pueden llegar a ser innatos en generaciones posteriores. Olvidado durante mucho tiempo, el efecto fue redescubierto gracias a la simulación computacional de Hinton y Nowlan (1987), que supuestamente demostraba su capacidad de acelerar la evolución. Este trabajo despertó un gran interés por las posibilidades explicativas de la idea de Baldwin en muchos ámbitos, lingüístico incluido (cf. la panorámica de Longa, 2005); por ejemplo, Pinker y Bloom (1990), uno de los trabajos más influyentes sobre filogenia del lenguaje, asumió plenamente los resultados de Hinton y Nowlan, otorgando al referido efecto un papel central en la evolución de la facultad lingüística. Sin embargo, el efecto Baldwin no está exento de problemas. El principal consiste en que su cobertura empírica es nula: su principal fuente de evidencia proviene de su equiparación con el mecanismo de asimilación genética de Waddington (1953), pero en realidad el efecto Baldwin y el mecanismo de Waddington son procesos muy diferentes (cf. Longa, 2006 y referencias), por lo que éste no puede usarse para justificar a aquél. El presente trabajo mostrará que, desde el propio ámbito computacional, la capacidad por parte del aprendizaje de acelerar la evolución (esencia del efecto Baldwin), es también cuestionable. Tal capacidad, mostrada por Hinton y Nowlan (1987), fue reiterada por otras 1 Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación Biolingüística: fundamento genético, desarrollo y evolución del lenguaje (HUM2007-60427/FILO), subvencionado por el Ministerio de Educación y Ciencia y cofinanciado parcialmente por fondos FEDER. Estudios dedicados a Ángel López 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 21/4/09 11:51 2 Página 2 VÍCTOR M. LONGA simulaciones, por lo que se ha tomado como algo bien establecido. Este trabajo muestra que no lo es; en otras palabras, que no todos los modelos computacionales refrendan tal resultado. Para ello, expondré dos modelos desarrollados por la bióloga evolutiva Lauren Ancel (Ancel, 1999, 2000) que cuestionan seriamente esa capacidad de aceleración de la evolución por parte del aprendizaje. El esquema es el siguiente: tras caracterizar en el apartado 2 el efecto Baldwin (cf. Longa, 2005 para más detalles), el 3 ejemplifica con dos modelos computacionales (Hinton y Nowlan, 1987, y French y Messenger, 1994) esa supuesta capacidad del aprendizaje de acelerar la evolución. Por su parte, el apartado 4 expone las dos simulaciones de Ancel, mostrando cómo cuestionan esa capacidad de aceleración. Finalmente, el apartado 5 ofrece una breve conclusión. 2. BREVE EXPOSICIÓN DEL EFECTO BALDWIN La idea de Baldwin se suele identificar con la relevancia evolutiva del aprendizaje, en tanto que éste puede guiar el curso evolutivo. En realidad, el “nuevo factor” propuesto por Baldwin era la propiedad de plasticidad fenotípica, mediante la que un organismo se puede adaptar de manera dinámica a su entorno durante su vida. Es obvio que la plasticidad abarca también adaptaciones fisiológicas, pero el verdadero interés de Baldwin, y de los autores actuales, reside en las opciones que otorga la plasticidad para explicar adaptaciones referidas a conductas complejas. De ahí la íntima relación entre plasticidad y capacidad de aprendizaje. El efecto Baldwin es básicamente un acelerador de la evolución por selección natural, al permitir guiar, amplificar y acelerar su actuación. Tal efecto implica que organismos con plasticidad fenotípica (traducida en plasticidad para aprender) pueden producir, ante necesidades ambientales, adaptaciones susceptibles de llegar a heredarse; esos rasgos, adquiridos primero mediante aprendizaje, se incorporan al genoma en generaciones posteriores, en un período de tiempo mucho menor que el precisado si la selección no fuera acelerada. Por tanto, el efecto Baldwin consiste en que “a trait that first appears as a response to an environmental stimulus may, if it is selectively advantageous, become genetically assimilated, appearing without the stimulus” (MaynardSmith y Szathmáry, 1995: 292). El efecto Baldwin se compone de dos diferentes etapas (cf. Longa, 2005, y la panorámica de Weber y Depew, eds., 2003): la primera es el requisito de que el organismo posea plasticidad fenotípica, implementable en diferentes escenarios: por ejemplo, el organismo podría adaptarse mediante aprendizaje al resultado fenotípico de una mutación ventajosa (que otorga alto grado de fitness, o eficacia biológica) surgida en otro miembro de la población, de modo que el primero imitaría 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 21/4/09 11:51 Página 3 ¿REALMENTE EL APRENDIZAJE ACELERA LA EVOLUCIÓN (LINGÜÍSTICA O DE OTRO TIPO)? 3 conductas observadas en el entorno; o bien podría no asumirse una mutación previa cuyo resultado se imitara. En cualquier caso, la plasticidad fenotípica es un seguro de vida, al permitir desarrollar nuevas conductas ante situaciones inesperadas. Así, el efecto Baldwin empieza con un cambio en el fenotipo, producido por una adaptación ontogenética posibilitada por la plasticidad. La segunda etapa, y decisiva, es una asimilación genética por la que el mecanismo plástico de aprendizaje es sustituido por otro mecanismo rígido (no plástico), basado en la herencia (entendida, al modo neo-darwinista, como puramente genética). Por tanto, el efecto Baldwin afirma que lo aprendido se hace innato, de modo que “learning can guide evolution” (Pinker y Bloom, 1990: 723). Dado el valor evolutivo de la plasticidad, la capacidad de generar nuevas conductas ante nuevas situaciones conducirá a la selección natural, pero como señala Godfrey-Smith (2003: 54), en un primer momento no con respecto a la conducta en sí, sino con respecto a la capacidad de aprenderla. Esto es obvio: si se asume la existencia de variación entre los miembros de una población para aprender un rasgo fenotípico, de modo que, como parece razonable, unos individuos lo aprenden mejor que otros, la selección natural favorecerá a los que adquieran el rasgo con una mayor facilidad (por ejemplo, con mayor independencia con respecto al activador o disparador ambiental específico), pues ellos obtendrán un grado más alto de fitness que aquellos que posean menor grado de plasticidad. Más adelante, el proceso conducirá (etapa 2) a la aparición de mutaciones (no dirigidas) que propicien producir esa conducta con menor carga (o incluso con una carga nula) de aprendizaje, de modo que el resultado es la reducción de la plasticidad fenotípica para ese rasgo, que pasa así a depender de la herencia (genoma). En suma, la razón de que el efecto Baldwin sea tan usado en la actualidad consiste en que permite guiar, amplificar y acelerar la selección natural o, en otras palabras, el aprendizaje puede acelerar la evolución. Para apreciar bien este aspecto, el siguiente apartado expone los modelos computacionales de Hinton y Nowlan (1987) y French y Messenger (1994). 3. APRENDIZAJE Y ACELERACIÓN DE LA SELECCIÓN NATURAL 3.1. El modelo computacional de Hinton y Nowlan (1987) Esta simulación desarrolla una idea sencilla: pensemos en un relieve adaptativo usual, en forma de barras verticales, cada una representando el genotipo de un individuo (cf. Dennett ,1995: 117 y ss.). Imaginemos que sólo un individuo tiene un genotipo óptimo, ocupando un pico adaptativo (diseño óptimo) situado a mucha distancia del genotipo del resto de individuos. Si la población no tiene plasticidad, para el resto de la población “The good net is like a needle in a haystack” (Hinton y 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 4 21/4/09 11:51 Página 4 VÍCTOR M. LONGA Nowlan, 1987: 496) a los ojos de la selección natural, que no podría hacer que la población fuera escalando hacia el pico adaptativo del diseño óptimo, dada la ausencia de transición gradual entre ese genotipo y el resto. Esto es, obtener el genotipo bueno es cuestión de todo o nada: sólo podría alcanzarse mediante un surgimiento azaroso (vía mutación) que lo produjera de golpe; por ello, si no hay aprendizaje, no hay camino evolutivo razonable hacia el genotipo óptimo. Pero si los individuos son plásticos, de modo que puedan “ajustar o revisar su cableado” (Dennett 1995:119), esto es, configurar algunas conexiones mediante aprendizaje en lugar de estar todas ellas genéticamente determinadas, podrían mediante esa plasticidad ir salvando progresivamente la distancia que les separa del genotipo óptimo, por lo que en este caso la búsqueda evolutiva es mucho más sencilla: “It is like searching for a needly in a haystack when someone tells you when you are getting close. The central point of the argument is that the person who tells you that you are getting close does not need to tell you anything more” (Hinton y Nowlan, 1987: 496). En tal situación, la selección tenderá a actuar sobre la capacidad plástica para el rasgo dado, confirmando y acelerando la dirección del cambio en su día comenzado mediante aprendizaje. Pasando a los detalles, Hinton y Nowlan plantean una simulación, basada en un algoritmo genético, que considera un modelo de red neural donde existen 20 conexiones potenciales y el genotipo tiene 20 genes, de modo que asumen que cada conexión es controlada por un gen específico. Cada gen tiene dos posiciones, que implican presencia o ausencia de conexión, y la fijación está genéticamente determinada. Aunque reconocen que su modelo es unrealistic, pues la relación conexiones-genes no es tan directa, con ello sugieren que el efecto Baldwin es óptimo para situaciones que suponen coadaptaciones complejas, conjuntos coadaptados de alelos en vez de alelos aislados. Sin aprendizaje, la única manera de acceder al pico adaptativo es que la red buena surja mediante mutación. Pero tal posibilidad es remota, porque hay solo 1 posibilidad entre 220 de alcanzar el genotipo óptimo. Todo lo que no sea conseguir de golpe la fijación adecuada en cada gen no serviría de nada, por lo que hace falta la coadaptación de los 20 genes a la vez: sería tan ineficiente tener 19 fijaciones buenas y 1 mala como 19 malas y 1 buena. Por tanto, si la red buena es por ejemplo la combinación “11111111111111111111”, una red fijada en las posiciones “11111111111111011111” será tan ineficiente como una red fijada en las posiciones “10101010110110101010”. La población no plástica no puede ir aproximándose a ese pico adaptativo óptimo situado a mucha distancia del resto de genotipos: la red no podría evolucionar por selección, porque no hay una superficie gradual que permita el ascenso de la población por ella hacia el pico. Y, como señalan Hinton y Nowlan, incluso si surgiera por azar el 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 21/4/09 11:51 Página 5 ¿REALMENTE EL APRENDIZAJE ACELERA LA EVOLUCIÓN (LINGÜÍSTICA O DE OTRO TIPO)? 5 mutante correcto, la combinación buena difícilmente podría pasarse a la prole, pues al tener sexo con otro individuo se destruiría la coadaptación. En la simulación, Hinton y Nowlan especifican una población que puede aprender: cada uno de los 20 genes tiene 3 alelos alternativos, “1”, “0” y “?”. Los dos primeros alelos son rígidos, fijados de modo innato, de modo que su valor inicial (‘1’ implica que la conexión está presente, y ‘0’ que está ausente) no puede alterarse, pero “?” no está prefijado, pudiendo modificarse mediante búsqueda local (en concreto, permiten 1.000 cambios azarosos), equivalente computacional de la plasticidad fenotípica o aprendizaje, de modo que tiene una especie de interruptor que puede abrirse o cerrarse, determinando el aprendizaje cómo se fija el interruptor, lo que dicta si hay conexión o no. Algunos de los genes tienen valores prefijados (bien en ‘1’, bien en ‘0’), pero otros no están prefijados. Para estos, el mecanismo de aprendizaje procede mediante una combinación al azar de fijación de valores de los alelos “?”: si la combinación de la fijación y de las decisiones especificadas genéticamente producen una red neural mejor, las fijaciones son congeladas; en caso contrario, se pueden seguir cambiando. La clave estriba en que en esta situación, frente a la de ausencia de plasticidad, existe una ventaja en poseer menos del 100% de la red neural óptima (recordemos que en el caso anterior poseer tanto un 97% como un 27%, por ejemplo, no serviría de nada), por lo que en este caso la población puede aproximarse gradualmente al genotipo óptimo mediante aprendizaje. De ese modo, si un individuo descubre la red buena, obtendrá mayor fitness y se reproducirá más. Y aunque la prole de ese organismo no podrá heredar la combinación buena, tendrá un menor coste de búsqueda, por lo que aprenderá más rápido, y de ese modo, la selección irá primando a aquellos individuos cuyo coste de búsqueda con respecto a la red buena sea cada vez menor. Posteriormente, surgirán mutaciones que producirán un coste todavía menor, haciendo esa conducta cada vez menos dependiente del aprendizaje. En suma, la selección tenderá a actuar sobre la plasticidad, confirmando y acelerando la dirección del cambio empezado mediante aprendizaje. En esta situación, la red buena se alcanza en la población en solo unas 15 generaciones, por lo que tal tarea, inviable con una población no plástica (1 posibilidad de entre 220), es en la plástica perfectamente factible. Por tanto, el efecto Baldwin “allows learning organisms to evolve much faster than their nonlearning equivalents” (Hinton y Nowlan 1987:495). Es por ello que el efecto Baldwin es un mecanismo de evolución rápida, que guía y acelera la selección. La importancia de Hinton y Nowlan (1987) consiste en que es el primer trabajo que mostró la factibilidad computacional del efecto. Muchas simulaciones posteriores refrendaron su resultado (cf. Longa en prensa). Como ejemplo, expondré otra influyente. 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 21/4/09 11:51 Página 6 6 VÍCTOR M. LONGA 3.2. El modelo computacional de French y Messenger (1994) Esta simulación difiere de la anterior en dos asunciones importantes: (1) hay varios grados de plasticidad fenotípica, por lo que el grado de aprendizaje no es uniforme: algunos rasgos son más difíciles de aprender que otros y algunos individuos necesitan más tiempo para aprender un rasgo que otros; (2) no se incorpora ninguna función de fitness explícita que dicte a priori cuán bueno es cada genotipo, sino que el grado de fitness de un genotipo concreto es determinado implícitamente por el porcentaje de individuos que lo poseen. A pesar de ello, su resultado refrenda el de Hinton y Nowlan: “plasticity at the phenotypic level can and does produce directed changes at the genotypic level” (French y Messenger, 1994: 277). El modelo crea una población de agentes cuyo material genético es una cadena de bites de longitud fija. La simulación añade comida de manera regular pero azarosa, y los agentes se deben mover para obtenerla, pues la comida es necesaria para obtener energía, que necesita aplicarse en tres ámbitos: locomoción, reproducción y metabolismo (existencia). Por tanto, la simulación examina los efectos de la plasticidad fenotípica sobre la evolución del genotipo en esos tres ámbitos. La simulación considera un único genotipo óptimo: un genotipo dado (modelo concreto de bites), bautizado como Good Gene, produce un rasgo que aumenta la fitness en el nivel fenotípico, lo que denominan Good Phene (que puede referirse a los tres ámbitos señalados, eficiencia locomotora, reproductiva y metabólica). Cuanto más cerca está un agente del Good Gene, más fácil le será aprender el Good Phene que le permita incrementar su supervivencia y reproducción. Los ‘fenes’ pueden derivar de poseer un Good Gene, o bien pueden ser resultado de aprendizaje, pero ambos casos son indistinguibles en el nivel del fenotipo. Los resultados de las 3 simulaciones que efectúan muestran que el aprendizaje acelera la evolución, incluso sin medida explícita de fitness: la habilidad de aprender en el nivel fenotípico influye de manera relevante en la evolución genotípica de la población, frente a poblaciones no plásticas, de modo que el Good Gene se extiende rápidamente entre la población. En la simulación 1, en solo 500 generaciones la mitad de la población ya ha aprendido el Good Phene, mientras que en solo 5.000 casi todos los individuos han adquirido el Good Phene, y un 70% posee el Good Gene (ya que lo necesario para sobrevivir es el Good Phene, la proporción de agentes con el Good Gene será menor que la de agentes con el Good Phene). Los individuos sin Good Phene obtenido genéticamente y sin opción de aprenderlo son eliminados gradualmente de la población por los que tienen el Good Phene. Cuando todos los organismos tengan el Good Phene, el genotipo dejará de evolucionar: la presión selectiva finaliza, al ser todos los agentes igualmente exitosos al menos con respecto al Good Phene (cuyos resultados fenotípicos son indistinguibles de 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 21/4/09 11:51 Página 7 ¿REALMENTE EL APRENDIZAJE ACELERA LA EVOLUCIÓN (LINGÜÍSTICA O DE OTRO TIPO)? 7 los producidos por el Good Gene). Frente a ello, en una población no plástica, el número de agentes que poseen el Good Gene no se modifica tras ese mismo período. Por tanto, “the ability to learn the Good Phene has a significant influence on the evolution of the genotype, thus demonstrating the Baldwin effect” (French y Messinger, 1994: 279). Además, muestran que dos factores como la cantidad de plasticidad fenotípica (simulación 2) y el beneficio asociado a la conducta fenotípica aprendida (simulación 3) influyen de modo relevante en la cantidad de cambio genotípico producido, determinando el grado de proliferación del Good Gene. En suma, su trabajo muestra que “the Baldwin Effect can indeed significantly alter the course of Darwinian evolution at the level of the genotype” (French y Messinger, 1994: 277). Tal idea de que la plasticidad fenotípica acelera y dirige la evolución es común a otras muchas simulaciones. No a todas, sin embargo, como muestra el apartado 4. 4. LAS SIMULACIONES COMPUTACIONALES DE LAUREN ANCEL El trabajo de la bióloga evolutiva Lauren Ancel (Ancel 1999, 2000) cuestiona que la plasticidad fenotípica acelere la evolución, por lo que mina de manera importante el efecto Baldwin. Un aspecto relevante de su marco es mostrar que los resultados obtenidos por simulaciones previas dependen de las asunciones de partida (función considerada de fitness, formulación de la plasticidad y distribución inicial de genotipos). Según Ancel, el que la plasticidad acelera la evolución es un aspecto del efecto Baldwin enfatizado desde Hinton y Nowlan (1987), pues a Baldwin le interesaba más la influencia del aprendizaje sobre la evolución que la aceleración de ésta por aquél. Ancel (2000) denomina tal idea como Baldwin expediting effect: “learning or, more generally, phenotypic plasticity expedites evolution” (Ancel, 2000: 308). Con ello, según Ancel, Hinton y Nowlan afirman implícitamente que la plasticidad surgió, y se mantiene, gracias a su papel de acelerador de la evolución. Las dos simulaciones de Ancel tratan la rapidez de evolución en poblaciones con y sin plasticidad. La primera, basada en una concepción genética cuantitativa, considera la plasticidad como un rasgo no evolucionable, y, sorprendentemente, su resultado conduce, frente a otras simulaciones, a que “plasticity uniformly slows evolution” (Ancel 2000:309). La simulación 2, que considera la plasticidad un rasgo evolucionable, muestra que la plasticidad acelera la evolución, pero no de modo general, sino solo bajo condiciones restrictivas, por lo que el modelo predice que “phenotypic plasticity does not universally facilitate evolution” (Ancel, 2000: 307). La simulación 1 muestra que un modelo genético cuantitativo simple de plasticidad excluye el poder acelerador del efecto Baldwin. Tal modelo difiere de otros en que la plasticidad es un parámetro no evo- 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 8 21/4/09 11:51 Página 8 VÍCTOR M. LONGA lucionable, uniforme en la población y el tiempo, y obtenido aplicando un componente variable a los fenotipos individuales. Ancel trabaja con dos poblaciones, plástica y no plástica. La plasticidad incrementa el rango de fenotipos, pudiendo reducir la distancia desde un fenotipo individual dado al genotipo óptimo. Pues bien, la simulación predice un coste alto para la plasticidad: cerca del fenotipo óptimo la plasticidad hace descender el grado de fitness, mientras que lejos del objetivo sucede lo contrario. En otras palabras, lejos del objetivo, los beneficios de poseer fenotipos de fitness más alta se imponen al coste de la plasticidad, pero cerca de él, la plasticidad reduce la fitness, con lo que el movimiento de la población hacia el objetivo es más lento. En suma, la rapidez con que una población se mueve hacia el objetivo es mayor si la población tiene plasticidad baja que si tiene plasticidad alta. Por su parte, la simulación 2, frente a la 1, permite que la plasticidad pueda evolucionar (cf. Ancel, 1999, para las bases del modelo). Para ello, sustituye el trazado directo genotipo-fenotipo con una norma de reacción, entendida en el sentido usual: “la variación total en el rasgo en todos los ambientes en los que la especie puede sobrevivir es la norma de reacción de aquel gen o grupo de genes en aquella especie” (Wilson 1998:202-203), por lo que el genotipo de un agente se proyecta en un intervalo de posibilidades fenotípicas, con un límite superior e inferior. Al tiempo, postula una tasa fija de mutaciones, que en poblaciones no plásticas cambia el fenotipo y en las plásticas altera los límites superior e inferior de la norma de reacción, asumiendo que los individuos plásticos se situarán en el fenotipo más eficiente dentro de sus normas de reacción y que tal flexibilidad es costosa en términos que aumentan con el tamaño de la norma de reacción. La trayectoria evolutiva de una población no plástica hacia el fenotipo óptimo presenta 2 etapas: (1) la población se mueve al azar por el espacio fenotípico hasta que alguien muta al tipo óptimo; (2) el linaje del tipo óptimo dominará rápidamente la población. En una población plástica, para las normas de reacción que contienen el tipo óptimo la fitness aumenta al decrecer el tamaño de la norma. En este caso, la evolución de una población plástica hacia el objetivo presenta 3 etapas: (1) la población vaga por el espacio fenotípico hasta que alguien tiene una norma de reacción que contiene el fenotipo óptimo; (2) cuando el individuo encuentra el óptimo, su linaje dominará rápido la población; (3) la selección estrechará las normas de reacción alrededor del óptimo. Pero el modelo apunta que solo en la etapa (1) la plasticidad acelera la trayectoria evolutiva, siempre que la plasticidad no sea demasiado costosa; en el resto de etapas, la población plástica es más lenta que una no plástica, de modo que la población plástica consume más tiempo en la etapa 2 que la no plástica en esa misma etapa. Por tanto, el modelo predice que el tiempo hasta que las normas de reacción convergen en el fenotipo óptimo depende del coste de la plasticidad y de las tasas de 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 21/4/09 11:51 Página 9 ¿REALMENTE EL APRENDIZAJE ACELERA LA EVOLUCIÓN (LINGÜÍSTICA O DE OTRO TIPO)? 9 mutación, no del relieve de la fitness (cf. los gráficos de Ancel, 2000: 317). La plasticidad acelera la etapa 1 en la evolución (búsqueda inicial) para funciones de fitness con picos altos; conforme se allana el mapa de fitness, los beneficios de la plasticidad permanecen, pero hace falta más tiempo para encontrar por primera vez el fenotipo óptimo. Y la plasticidad se comporta peor en las etapas 2 y 3 que la ausencia de plasticidad. Por tanto, la simulación 1 muestra que el Baldwin expediting effect falla según una caracterización genética simple de la plasticidad, mientras que según la simulación 2 la plasticidad parece acelerar la evolución, pero no en cualquier situación, como sugieren Hinton y Nowlan, sino únicamente bajo condiciones restrictivas; de ese modo, los criterios para sostener el Baldwin expediting effect deben ser “less ambitious than the general claim that plasticity accelerates evolution” (Ancel, 2000: 318). 5. CONCLUSIÓN En Longa (en prensa) señalé que, dada la nula evidencia empírica del efecto Baldwin, las simulaciones de tal efecto deberían ser relativizadas, no asumiendo que confirman algo que, al menos hasta la actualidad, no existe más allá de los límites del ordenador. Este trabajo ha mostrado que ni siquiera se puede sostener que el efecto Baldwin exista de manera robusta en el seno de los ordenadores: los resultados de dos simulaciones efectuadas por Lauren Ancel cuestionan la asunción de que la plasticidad (y por tanto el efecto Baldwin) acelera uniformemente la evolución. Esto es relevante, entre otros ámbitos, para la filogenia del lenguaje, donde muchos lingüistas computacionales han aceptado ampliamente la actuación de tal efecto. Por las razones expuestas, deberían ser más cautos ante tal mecanismo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ANCEL, LAUREN (1999): “A quantitative model of the Simpson-Baldwin Effect”, Journal of Theoretical Biology, 196, 197-209. ANCEL, LAUREN (2000): “Undermining the Baldwin expediting effect: Does phenotypic plasticity accelerate evolution?”. Theoretical Population Biology, 58, 307-319. BALDWIN, JAMES (1896): “A new factor in evolution”, American Naturalist, 30, 441-451 y 536-553. BALDWIN, JAMES (1897): “Organic selection”, Science, 5, 634-636. DENNETT, DANIEL (1995): Darwin’s dangerous idea, New York, Simon & Schuster. Citado por la trad. de C. Pera: La peligrosa idea de Darwin, Barcelona, GalaxiaGutenberg, 1999. FRENCH, ROBERT Y ADAM MESSINGER (1994): “Genes, phenes and the Baldwin effect: learning and evolution in a simulated population”. En R. Brooks y P. Maes (eds.), Artificial Life IV, Cambridge, MA, MIT Press, 277-282. 90 - Longa.qxd:001 - Alvarez_d_Miranda.qxd 10 21/4/09 11:51 Página 10 VÍCTOR M. LONGA GODFREY-SMITH, PETER (2003): “Between Baldwin skepticism and Baldwin boosterism”, En Bruce Weber y David Depew (eds.), 53-67. HINTON, GEOFFREY Y STEVEN NOWLAN (1987): “How learning can guide evolution”, Complex Systems, 1, 495-502. LONGA, VÍCTOR M. (2005): “El efecto Baldwin: su papel en biología evolutiva y su aplicación a la evolución del lenguaje”, Ludus Vitalis, XIII/23, 21-48. LONGA, VÍCTOR M. (2006): “A misconception about the Baldwin Effect: Implications for language evolution”, Folia Linguistica, 40/3-4, 305-318. LONGA, VÍCTOR M. (en prensa): “Cuando lo virtual no es real: por qué el campo de las simulaciones computacionales evolutivas debería ser más cauto ante el Efecto Baldwin”. Teorema, Revista Internacional de Filosofía. MAYNARD-SMITH, JOHN Y EÖRS SZATHMÁRY (1995): The major transitions in evolution, Oxford: W.H. Freeman. PINKER, STEVEN Y PAUL BLOOM (1990): “Natural language and natural selection”, Behavioral and Brain Sciences, 13/4, 707-727. WADDINGTON, CONRAD (1953): “Genetic assimilation of an acquired character”, Evolution, 7, 118-126. WEBER, BRUCE Y DAVID DEPEW (eds.) (2003): Evolution and learning, The Baldwin effect reconsidered, Cambridge, MA, MIT Press. WILSON, EDWARD (1998): Consilience. The unity of knowledge. New York, Knopf. Citado por la trad. de J. Ros, Consilience, La unidad del conocimiento, Barcelona, GalaxiaGutenberg, 1999.