LA ESCLAVITUD DEL SIGLO XXI1 Millones de personas son esclavizadas. Casi todos son niños. El tráfico de humanos y la explotación, graves como hace siglos. Vistazo a las nuevas formas de esclavitud. Tragedias modernas. Por Laura Victoria Botero B. "¿Cómo tolerar que en el siglo XXI haya en el mundo familias encadenadas, generación tras generación, en la servidumbre de las deudas?, ¿que tantos niños trabajen en condiciones terribles?, ¿que tantas niñas sean vendidas para trabajos domésticos sin salario o para la prostitución?" Preguntas que Jaques Chirac, presidente de Francia, le formuló a un auditorio repleto de periodistas y ante el que anunció que hará lo que sea necesario para que en las escuelas se enseñe la historia francesa "sin ocultar las páginas sombrías" y eso incluye asumir la responsabilidad histórica de su país durante la colonización. Francia fue la primera nación que en 2001 declaró la trata de personas y la esclavitud como crímenes contra la humanidad. Y no es para menos, las cifras son alarmantes y la indiferencia crece ante un fenómeno expandido en los cinco continentes que afecta, en particular, a las mujeres y a los niños. Hambre como principio La esclavitud moderna tiene como punto de partida el tráfico de personas. Se estima que cada año 700 mil nuevos esclavos caen en las redes de los traficantes. Miles de seres humanos agobiados por el hambre caen en la trampa de un viaje con la promesa de salir de la miseria. Al llegar, son tratados como mercancías y enviados de un punto a otro del planeta, pronto pierden su identidad, sus derechos y la esperanza de una vida mejor. El viaje de los sueños termina por convertirse en una larga y tormentosa pesadilla. Un informe publicado por el Departamento de Estado de E.U., encendió las alarmas sobre esta problemática en el continente americano. El documento reveló que diez países están involucrados en el tráfico de personas. Brasil, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México y Colombia conforman esta lista. Sin embargo, la situación más crítica se presenta en Asia. Un gran número de mujeres de Indonesia y de Filipinas migra a países más industrializados de la región u Oriente Medio para trabajar en el servicio doméstico y allí, son sometidas a abuso laboral, no cuentan con seguridad laboral y en ocasiones, son obligadas a pagar deudas con trabajo. El peor de los casos Este escenario termina de complicarse ante la tragedia de las víctimas más vulnerables: los niños. La explotación infantil es la más grave forma de esclavitud hoy, porque se expresa en abusos físicos y emocionales que causan daños irreparables. 1 Periódico El Colombiano. Medellín, febrero 5 de 2006. http://www.elcolombiano.terra.com.co/BancoConocimiento/L/la_esclavitud_del_siglo_xxi/la_esclavitud_del_siglo_xxi.asp?C odSeccion=30 Niños de todo el mundo son usados para el enriquecimiento de otros, son víctimas del tráfico sexual, del abuso laboral y con frecuencia, son carne de cañón en conflictos bélicos. Liliana Obregón, directora en Colombia del Programa para la Erradicación del Trabajo Infantil, explica que hay diversas condiciones que favorecen el abuso a los niños. "El factor económico es determinante: los padres de muchos niños, en particular de las familias más pobres, vinculan a los menores en actividades productivas que afectan su crecimiento y eliminan para ellos la posibilidad de educarse". Obregón agrega que si bien la miseria obliga estas prácticas, existe un factor cultural que las favorece: "muchos padres pretenden 'formar el carácter' de sus hijos obligándolos a asumir responsabilidades económicas, de esta forma, los pequeños que trabajan en las calles aprenden rápidamente lógicas para evadir la norma, se vuelven transgresores". Lo más grave para esta funcionaria, es que "la explotación no saca a ninguna familia de la pobreza, al contrario, cuando a un niño se le niega la educación, pasa su vida en la marginalidad hasta que su propia familia repite el ciclo". El abuso laboral de los menores está muy arraigado en casi todos los países latinoamericanos y asiáticos. En el primer caso los menores son usados para el comercio callejero, la mendicidad y la minería. En Tailandia, Corea, Filipinas, India y Pakistán, son contratados por grandes corporaciones en mano de obra. Dolor en las calles No hay cifras oficiales, sin embargo, la OIT estima que el tráfico de personas que alimenta el multimillonario negocio de la prostitución, crece de manera sistemática. Desde los países de Europa Occidental existe un constante flujo de mujeres hacia Inglaterra, España, Francia y, en especial, Holanda, donde las leyes contra la prostitución son mucho más flexibles. Según un informe publicado por la Federación Alemana de Fútbol, se cree que la celebración del Mundial en este país, ha propiciado que 40 mil mujeres lleguen para ser forzadas a prostituirse, por lo que desde ya se adelantan campañas para impedir esta explotación. Miles de mujeres abandonan sus familias con la idea de trabajar en servicio doméstico y cargando a cuestas la deuda del viaje. Al llegar, el trabajo es otro y la deuda crece cada día. Jorge Baca, de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) indica que la trata de personas no es exclusiva de las mujeres. "Niños y adolescentes son expuestos a este tráfico dominado por mafias tan fuertes como las del tráfico de estupefacientes y que hace millonarios a otros y cada día más miserables a las víctimas". Historias con buena fortuna José Luis Velásquez lleva diez años en el mundo laboral. Hace poco cumplió 17. Empezó trabajando en construcción y luego pasó a una carnicería de la plaza de Corabastos en Bogotá. Su padre lo inició en la construcción y luego su abuelo lo llevó a la plaza. "Me gustaba trabajar porque sentía satisfacción entregándole la plata a mi mamá". La historia de José Luis estaba escrita. Era la misma que habían vivido su padre y su abuelo y no sé sabe cuántas generaciones atrás. Sin embargo, hace cuatro años llegó a su comunidad el programa Proniño de Telefónica Colombia, orientado a la erradicación del trabajo infantil y el retorno de los niños a la escuela. "Me di cuenta de que me gusta estudiar, quiero ser o ingeniero de sistemas o diseñador gráfico o..." José Luis ahora sabe que su destino puede ser tal y como lo sueñe. Ahora su trabajo es acompañar a Proniño en actividades culturales y deportivas que se realizan en las comunidades. "Como ahora sé que no todo es trabajo, quisiera que mis primos dejaran las calles y le cogieran ganas al estudio. El problema es la plata..."