Curso: Asignatura: Tema: 1º Grado en Derecho Alumno: Haidar Najem Gª de Vinuesa Historia del Derecho La España romana, tema 3 – Bloque 3 3.1-El proceso de integración político-cultural de la Península Ibérica en el mundo romano La romanización de la Península constituye un hecho capital que determinará el sentido de la vida y cultura hispánicas desde entonces a nuestros días. La gran empresa cultural protagonizada por Roma condujo en suma a la creación de Europa y al sistema de valores de la sociedad occidental. La cultura romana, profundamente original en el derecho, fue sobre todo una cultura de síntesis capaz de aglutinar las aportaciones espirituales, sociales y económicas de los diversos pueblos que constituyeron el Imperio. Roma integró el pensamiento griego y la cultura del Mediterráneo oriental, donde hizo acto de presencia el Cristianismo. Así, en palabras de Julián Marías “la Filosofía griega, el Derecho romano y el Cristianismo constituyen los pilares de Occidente”. La romanización, integración plena de una sociedad determinada en el conjunto del mundo romano (cultura, sociedad, economía y política), significó en España dos cosas: la recepción de la cultura sincrética que llamamos cultura romana y la expansión del Cristianismo. La romanización fue un proceso largo y desigualmente asimilado, pero posible gracias a la unidad política y a la fuerza del Imperio, basada en un idioma común (latín). 3.1.1-División de la sociedad -Ciudadanos romanos: forman parte de la ciudad de Roma y ostentan la plenitud de los derechos civiles y políticos. Son personas jurídicamente capaces, que intervienen en la política y la administración de Roma y de los territorios a ella incorporados. A ellos corresponde el ius civile. -Latinos: constituyen una categoría inferior. Su origen se remonta a la situación de los pueblos del Lacio confederados con Roma. Los latinos consiguieron una quasi-ciudadanía. A ellos se les aplicaba el ius latii. Quienes eran titulares del ius latii se regían por el Derecho romano en lo relativo a asuntos comerciales y patrimoniales: ius comercium. -Los peregrinos: extranjeros o no ciudadanos que viven en el Imperio. Se les aplican el ius peregrinum, que es el conjunto de normas para los pueblos sometidos a Roma. Implicaba una ciudadanía parcial. Eran ciudadanos de segunda clase, pues no se les consideraba ciudadanos romanos. 3.1.2-Derecho romano En cuanto a lo jurídico, Roma poseía una concepción muy sutil del Derecho. Éste constituía el patrimonio de un pueblo, un patrimonio que los romanos consiguieron traspasar más allá de sus fronteras y sus límites temporales. -Ius latii: sirvió como derecho básico para los habitantes del Lacio (latinos), implicaba una semi-ciudadanía. -Ius comercium: derecho relativo a asuntos comerciales y patrimoniales. Los titulares del Ius latii podían regirse en relativo a los asuntos comerciales a través del Ius comercium. -Ius civile: derecho de los ciudadanos romanos. Implicaba la plena ciudadanía y contenía el Ius comercium. -Ius honorum: derecho a ocupar cargos públicos en Roma. -Ius sufraggi: derecho de sufragio activo/pasivo. Los latinos carecían de éstos. -Ius familiae: regula las relaciones personales y familiares. 1 -Ius peregrino: derecho aplicado a los extranjeros o peregrinos que estaban de paso o vivían en el Imperio. Éstos no participaban del Ius civile. -Ius Gentium: conjunto de reglas extraídas del Ius civile con carácter general para ser aplicadas en los pueblos con los que Roma había entablado una relación. Es un derecho común. 3.2-Etapas de la romanización jurídica de Hispania 3.2.1-Prerromanización Abarca desde la conquista (218 a.C.) hasta la concesión de latinidad que hace el emperador Vespasiano (74 d.C.). La Península se divide en provincias. Sobre el año 197 a.C. se consideró una Hispania dividida en dos partes: Hispania Citerior (el levante) e Hispania Ulterior (Andalucía y Castilla). En el año 27 a.C. se dividió la Península en tres provincias: dos imperiales (tarraconense y lusitana) y una senatorial (Baetica). El ius civile se reservó como un privilegio aplicado sobre los ciudadanos romanos traslados a la Península. En el año 133 a.C. fue promulgada la lex provinciae. Se desplazó a Hispania una comisión de diez senadores que fijaron mediante dicha ley las condiciones, privilegios y cargas de los indígenas. También quedaron fijadas las atribuciones del Gobernador de cada provincia. Los romanos emplearon dos formas de dominar el territorio tras la conquista: deditio y foedus. La deditio se utilizaba cuando los indígenas habían opuesto especial resistencia antes de capitular o ser derrotados. Los dediticci o dediticios quedaban sin derechos ni garantías frente a los romanos. Los derechos de las ciudades dediticias dependían del grado de resistencia que habían opuesto a los romanos. Los foedus o pactos suponían la sumisión pacífica del pueblo indígena a los romanos, llegando a un acuerdo que les permitía mantener su organización. Distinguimos dos tipos de pacto: foedus aequum (ambas partes poseen los mismos derechos) y foedus iniquum (supremacía romana). Entre los años 19 a.C. y 74 d.C. tuvo lugar la romanización pacífica. Se establecieron los municipios romanos, pero se mantuvo la división provincial citada anteriormente. 3.2.2-Hacia la plena ciudadanía. Romanización Comprende el tiempo transcurrido entre el 74 d.C. y el 212 d.C. En el año 74 d.C. el emperador Vespasiano concedió la latinidad a los habitantes de Hispania, decisión que acarreó tres consecuencias: los habitantes se convierten en latinii coloniarii y consiguen unos derechos mínimos, el ius latii. Estos derechos mínimos permitieron el establecimiento del ius comercium (derecho de comprar y vender). En cuanto a la administración, las ciudades pudieron organizarse en municipios, consiguiendo acceder los indígenas a las legiones romanas. En tercer lugar, los indígenas que desempeñaban cargos municipales adquirieron la ciudadanía romana per honorem, reconociéndose esta ciudadanía al interesado, a su cónyuge y a sus ascendientes y descendientes por línea directa. 3.2.3-Concesión de la plena ciudadanía Abarca desde el año 212 hasta el 284 de nuestra era. En el año 212 el emperador Antonino Caracalla concedió a todos los habitantes libres del Imperio la ciudadanía romana, con lo que se fragua la unificación jurídica en todo el Imperio, eliminando, en teoría, el Derecho indígena. Esta difusión del Derecho romano a todos los habitantes del Imperio provocó la vulgarización del Derecho. 3.3-Libertad y esclavitud 3.3.1-Los hombres libres Dentro de la sociedad hispanorromana ocupa un lugar destacado el orden senatorial, compuesto por familias itálicas o indígenas romanizados. Desempeñaron relevantes cargos públicos, disfrutando de fortuna y privilegios. 2 Al sector dominante sumamos la aristocracia ecuestre, el ordo equestris, compuesta por gentes que disponían de un caballo para poder servir en el Ejército como equites o caballeros. Los caballeros se dedicaban principalmente al comercio. El sector más numeroso, la plebe, se componía de hombres libres, libertos y esclavos manumitidos. Forman parte de la plebe los profesionales liberales, los artesanos y comerciantes, miembros de agrupaciones gremiales (collegia). 3.3.2-Los esclavos Siervos y esclavos carecían del status de personas, por lo que no eran siquiera sujetos de derecho. Su situación se hizo más llevadera conforme penetró la influencia del estoicismo y del espíritu cristiano. Los esclavos lo eran por nacimiento y como consecuencia del cautiverio en guerras. Junto a estas causas principales existieron otras de menor entidad, como la esclavitud por piratería, las autoventas de hombres libres como esclavos (obnoxatio) y la reducción a la esclavitud por pena. 3.4-La crisis del bajo Imperio y la transición hacia la sociedad Las contiendas políticas por la sucesión imperial, la anarquía militar, el peligro de los pueblos extraños (bárbaros) que invaden el Imperio, la decadencia económica y la ruralización de la burguesía urbana fueron factores determinantes de la gran crisis social que se inicia en el siglo III. La pugna entre poderosos y oprimidos generó fuertes tensiones en un clima de inseguridad e indefensión. 3.4.1-Adscripción La estructura social de esta época se caracteriza por la adscripción forzosa y hereditaria de las gentes a sus oficios y profesiones, en detrimento de la libertad y fluidez de las fuerzas sociales. La adscripción se justifica por la crisis económica, para que nadie pretenda escapar de su trabajo y obligaciones tributarias situándose en otro grupo social más ventajoso. En el año 331 el emperador Constantino ordena a los hijos de funcionarios ocupar el puesto de sus padres. Los cargos municipales supusieron una gran carga pues si no se recaudaba el dinero suficiente, el magistrado debía responder con sus bienes personales hasta saldar la deuda de la recaudación tributaria (responsabilidad solidaria). Además el cargo se convertía en irrenunciable. Los soldados tampoco pudieron abandonar la actividad militar. 3.4.2-Colonato Los colonos o cultivadores de tierras ajenas quedaron adscritos a heredades (tierras) que no podían abandonar. Pese a su condición de hombres libres, la adscripción fue tan férrea como para que los colonos se considerasen “siervos de la tierra”, resultando enajenados con las tierras si el propietario se desprendía de ellas. No había posibilidad de sustraerse a las cargas del colonato ni siquiera con la huida, prevista y penada en la Constitución de Constantino. 3.4.3-Encomendación o patronato La inseguridad social motivada por las revueltas campesinas, generadas por el colonato, y el desmoronamiento del poder político ocasionaron que los más débiles buscaran la protección de los poderosos, mediante el establecimiento de unos vínculos de dependencia privada. Reaparece así la vieja institución de la clientela con los nombres de patronato, patrocinio o encomendación, vínculos personales prohibidos sin éxito por el Imperio. El patrono correspondió siempre una obligación tutelar; la encomendación de los protegidos o suscepti fue diversa según su particular situación. 3