PRESENTACION Entre los numerosos problemas que las Ciencias Sociales enfrentan en el Ecuador, existen dos que, con ocasión de la publicación del libro de Rafael Quintero, quisiéramos remarcar. El primero se refiere a la inexistencia de un elemento esencial de la producción intelectual: el de la crítica como instrumento dialéctico indispensable para el desarrollo del pensamiento. De alguna manera cada afirmación, interpretación, análisis o inclusive inspiración que se produce viene rodeada de un háli­ to de verdad acabada si no es de imposición política; esta práctica de­ sastrosa, además involucra muchas veces personalmente a los autores llegándose al absurdo de confundir la crítica con la ofensa personal. El segundo problema dificulta aún más las posibilidades de crea­ ción: es la casi universal ausencia de investigación para enfrentar la rea­ lidad; en muchos casos porque se cree que sería rebajarse el tener que demostrar aseveraciones nacidas de refinados razonamientos teórica­ mente "intachables", en muchos otros simplemente porque no existe la modesta tal vez, pero imprescindible disciplina necesaria. Estos defectos reflejan, de manera lastimosa, tanto el bajo nivel de desarrollo de nuestro medio académico como la perduración de una tra­ dición político-intelectual que se asemeja a lo que Pablo González Casa­ nova llamaba la época de las "ciencias sociales retóricas". Desde este punto de vista la obra de Quintero rompe con las dos tradiciones. Establece, en primer lugar, las bases de una polémica im­ prescindible para la elaboración de una sociología política ecuatoriana. Desmenuza las proposiciones que tienen vigencia entre la comunidad ecuatoriana con fundamento en algo que parecía obvio que estuviese agotado: el análisis de los datos existentes. No deja de sorprender el hecho de que ese análisis se lo realice después de más de diez años de que el tema del velasquísmo esté presente en el pensamiento socio-polí­ tico. En segundo lugar, con base precisamente en esos datos, nos de­ muestra hasta la saciedad el carácter excluyente del sistema representa­ tivo en el país y su íntima relación con los intereses objetivos de las frac­ ciones y grupos que componen el espectro social. Y en ese caso tam­ bién, por primera vez, se interna en un análisis del origen, características y estructura de esas fracciones dando así fundamento de una discusión objetiva del comportamiento del grupo dominante y su relación con el Estado. Estas consideraciones motivaron a la Sede Académica de FLACSO en Quito para publicar la obra, sin que necesariamente comparta las 14 EL'MITO DEL POPULlSMO EN EL ECUADOR ideas y conclusiones del autor;' nos parece indispensable impulsar a la vez una toma de conciencia acerca de la relatividad de nuestro conoci­ miento a la vez que constituirnos en un foro intelectual que tenga como objetivo primordial el de acercarnos con seriedad a la problemática nacional. Claro está, tal acercamiento no puede darse en un vacío y por la sola voluntad de los cientistas sociales. Se requiere de la existencia de una infraestructura de investigación que implique tanto la vigencia del diálogo, entendido como la presencia de una "masa crítica", como de la posibilidad de acumulación de instrumentos de trabajo, datos, materia­ les y documentación que permitan elaborar interpretaciones cada vez más rigurosas. En este sentido, a todas luces, es la colaboración y cooperación en­ tre las instituciones el único camino que nos permitirá adelantar en la producción de ciencia social nacional. El hecho mismo de que en los últimos años se hayan creado más de cuarenta centros de investigación demuestra que existe una inquietud esencial por la reelaboración de un conocimiento de nuestra realidad. A su vez, estoy seguro, que si los resultados de tales trabajos permiten la constitución de una discusión crítica estaremos recuperando un elemento primordial que es responsa­ bilidad de las ciencias sociales y por cierto un deber de toda comunidad intelectual: la de reflexionar sobre su propia realidad para convertirse en un elemento que permita cambiarla. De ahí que sea tarea impostergable la de impulsar investigaciones tanto en el nivel de lo práctico, es decir que permitan realizar acciones inmediatas y de mediano plazo, como otras que vengan a constituirse en los ingredientes de una teorización sobre lo ecuatoriano. No por esto, queremos participar de un parroquialismo estéril, sino más bien permitir a la comunidad nacional el iniciar, con el fruto de su propio esfuerzo, la confrontación crítica con nuestros colegas latinoamericanos y de otros continentes. La obra de Quintero se inscribe en la segunda línea de trabajo; existe en ella, suficiente empeño y trabajo de investigación como para que constituya un aporte a nuestras preguntas teóricas y prácticas esen­ ciales. Creemos que con su aparición tendremos la oportunidad de ini­ ciar, en alguna medida, ese diálogo crítico mencionado al que invitamos con espíritu constructivo a nuestros colegas. Gonzalo Abad Ortiz