Argumento moral y universalidad en Séneca Por Antonio Paoli UAM-Xochimílco Lo que este trabajo pretende ofrecer Formularemos algunos conceptos claves de la filosofía moral del estoico romano Lucio Anneo Séneca, nacido con la era cristiana, sin haber sido cristiano. Él es, indudablemente, uno de los pensadores que más han influido en las filosofías morales de occidente. Comentaremos y mostraremos formas recurrentes en que argumenta nuestro autor en Las cartas a Lucilio, como una clave didáctica. En este trabajo: • se introduce brevemente. al pensamiento estoico; • se hace una semblanza general de nuestro personaje; • se plantean algunos conceptos importantes de Las cartas a Lucilio, escogidos porque al parecer son claves para entender la filosofía moral de Séneca; • se define cómo vamos a entender aquí el concepto de moral, en contraste con el de ética y derecho; • se ofrece un breve análisis sobre las implicaciones de la moral universal aplicada por los individuos en contraste con una perspectiva ético social; • se muestran algunas claves de la argumentación indirecta aplicada por Séneca en la presentación éstos conceptos claves de su filosofía moral; • se sacan algunas conclusiones sobre la moral universal y la ética social en el mundo moderno. Estoicismo y virtud Séneca buscaba la sabiduría y la virtud que se ejerce prácticamente, como buen heredero de la mística estoica de la antigua Grecia, llegada al mundo romano hacía el siglo 1 a.C. Los primeros estoicos conocidos se remontan al siglo IV antes de Cristo en la antigua Grecia: Zenón de Lea, Cleantes; Crisipio en el siglo III a.C.; Panecio, Posidonio en el siglo II a.C. El estoicismo fue una de las muchas herencias culturales que Grecia legó a la antigua Roma y al occidente. Diversos filósofos latinos adoptaron esta filosofía mística en el siglo 1 a.C. Entre los más grandes de los que tenemos noticia se cuentan Musonio Rufo, Dión Crisóstomo; ya en el siglo I y II d.C., Séneca, Epicteto y Marco Aurelio. Séneca, el más célebre de los estoicos latinos, nació aproximadamente cuando nació Cristo, en la ciudad romana de Córdoba -hoy territorio español-y murió en el año 65 d.C. 67 Don Alfonso Reyes se detiene cuidadosamente en el concepto de virtud entre los estoicos. Nos explica que para ellos el deber de los seres humanos se divide en dos categorías: los comunes a todos los hombres y los particulares del sabio; los deberes medios de la costumbre y los del entendimiento, Estos últimos poseen una gran importancia ética. De esta manera sucede que, paradójicamente, el deber de la gente común es menor, porque no participa de la plena conciencia.) El estoico debía sentir simpatía universal y aplicarla en deberes específicos al servicio del estado, del prójimo, de la familia y de otras entidades; siempre amar a todos los seres. El precepto de "hacer bien al enemigo" era algo que se aconsejaba a quien quisiera seguir su doctrina. El trabajo manual alcanza su dignidad máxima, aunque para algunos estoicos, como Heracles, tocado de arístocratismo, no es un valor tan fundamental.' "La virtud es la disposición del ánimo. Esta disposición es constante por ser un estado natural. No es sólo un estado intelectual como en Sócrates y en Platón. Aristóteles la deriva ya de naturaleza, hábito y razón. Naturaleza y razón son una sola cosa para el estoico, y éste acepta, además, el hábito, como un efecto de la voluntad, por donde acepta la cooperación de un elemento no racional. Zenón llamó phróneesis o "razón práctica" a la razón básica de la virtud." s La virtud para los estoicos es una práctica, la filosofía puede ser útil en tanto que oriente a ella, pero sólo hablar del bien no es virtud. Para Séneca este será un principio fundamental de moral. Lo importante, lo que un maestro debe enseñar no es a discutir teorías sino a orientarse al bien, a la coherencia entre el bien en el que se cree y la vida que se vive. La mística estoica de Séneca ha influido grandemente en occidente. Al final de su prólogo al libro Cartas a Lucilio, Carlos Montemayor comenta: "Tras su muerte, en su pensamiento, dejó una dignidad humana, una amplia dimensión de lo humano; inició un ciclo nuevo del pensamiento estoico y cerró uno anterior, nutrido de la libertad amplísima, de la aceptación plena de la potencia de la naturaleza, de la vida del mundo, que el paganismo pudo contener. La dignidad de estoico que a los ojos de Séneca fue comparable con las otras obras de la naturaleza. con la luz, con los ríos, con la noche, con las montañas. Séneca alcanzo cumbres que el complejo cristiano no podrá imitar ni lograr, salvo en el pensamiento heterodoxo y panteísta de occidente. La sabiduría como la íntima sinceridad de ser hombre, de vivir, de comprenderse; íntima coherencia y vigor que se establece como dignidad del hombre, como vitalidad del mundo: tal fue la calcinante serenidad que amó, que busco Lucio Anneo Séneca, el moral, el hombre impugnable y puro, el anciano retirado y puro, el poeta." 4 1 Alfoso Reyes: Filosofía Helenística, México, F.C.E., Obras Completas, tomo XX, 1979, pp. 245 2 Ibid. 3 ¡bid. 4 Carlos Montemayor: Cartas a Lucilio: México, Secretaría de Educación Pública. 1978, p. 24. 68 Aproximémonos a algunos de los conceptos claves del pensamiento de Séneca. La coherencia entre la palabra y la acción "Prueba las palabras con los hechos" -le dice Séneca a su discípulo Lucilio. "Muy otro es el propósito de los declamadores que buscan el asentimiento de los oyentes...La filosofía enseña a ser y no a decir y exige que cada uno viva conforme a su ley, sin que la vida disienta de las palabras, de modo que la vida sea una, y del mismo color todas las acciones. El principal deber de la sabiduría y su mayor indicio es que las obras concuerden con las palabras y el hombre en todas partes sea igual a sí y él mismo." 5 Virtud, naturaleza y razón Las virtudes todas son coherentes entre sí y en ellas todo es bien: "todo lo honesto es espontáneo y sin coacción, sincero y sin ninguna mezcla de mal." 6 Incluso la virtud es fuente de una gran capacidad de sobreponerse, de tal manera que el ser humano virtuoso incluso puede afrontar y superar el mal y el dolor. La explica Séneca a Lucilio que: "...hay mucha diferencia entre el gozo y el dolor; si hay que elegir buscaré el uno y evitaré el otro. Aquel es según la naturaleza éste contra ella' ...... Así como la claridad del sol oscurece todas las luces, así la virtud con su grandeza elimina y aplasta los dolores, las molestias, las injurias, y donde quiera que brilla, allí se extingue lo que aparece sin ella; ni le hacen más efecto las molestias que se abaten sobre ella que en el mar una nube." 7 Las virtudes son siempre compatibles, quien piensa que son desiguales es porque ha quitado sus ojos de ellas y solo ve las cosas exteriores, los verdaderos bienes son integrados y acordes con la "verdadera razón". Detengámonos en diversas consideraciones de Séneca sobre las relaciones entre virtud y razón: "Sólo la razón es inmutable y tenaz en su juicio. Porque no sirve, sino que manda a los sentidos. La razón es igual a la razón, como lo recto a la rectitud; luego también la virtud a la virtud. La virtud no es otra cosa que la recta razón. Todas las virtudes son racionales. Son racionales si son rectas. Sin son rectas, también son iguales. Cual es la razón, tales son sus obras; luego todas son iguales. Pues como son semejantes a la razón, son semejantes entre sí. Pero digo que son iguales entre si las acciones que son honestas y rectas. Por lo 5 Séneca: Cartas a Lucilo, carta XX, México, SEP-Cultura, 1985, p. 71. 6 Ibid., carta LXVI, p. 183. 7 Ibid., p. 184. 69 demás, habrá entre ellas grandes diferencias según la variedad de la materia, que unas veces es más amplia y otras más estrecha, ya es brillante, ya es estrecha, ora pertenece a muchos, ora a pocos. Sin embargo, en todos estos casos, lo que tienen de mejor, ser honestas, es igual en todas. Asimismo los hombres buenos son todos iguales en cuanto son buenos." 8 Para Séneca la armonía se basa en la razón orientada hacia el bien, hacia la imitación de la naturaleza e impulsada por el ánimo. El mal es lo ajeno a la recta razón: "...la razón es el árbitro de lo bueno y de lo malo; lo que le es ajeno y externo lo tiene por vil, y lo que no es bueno ni malo lo tiene por cosas accesorias, insignificantes y triviales. Porque para ella todo el bien esta en el ánimo."9 El bien puede oponerse a un estado que ha roto con el orden de la naturaleza ya que el bien orientado por la razón siempre buscará reestablecer la armonía de la naturaleza. Le explica Séneca a Lucilio: "...ser herido o quemarse en la hoguera o afectarse por la mala salud es contra la naturaleza, pero conservar en medio de estos tormentos un ánimo infatigable es según la naturaleza." Se pregunta y se responde Séneca: "¿Qué es la razón? La imitación de la naturaleza. ¿Cuál es el supremo bien del hombre? Proceder según la voluntad de la naturaleza ....... El único propósito de los bienes es acomodarse a la naturaleza, y ésta es igual en todos." 11 "La gloria " o el ideal de vida Detengámonos ahora en la relación humana más perfecta; aproximémonos al ideal de vida que Séneca llama "la gloria". El ejercicio de la virtud genera de por sí un mundo que tiende a la perfección y Séneca lo considera "la gloria", o acción de los buenos, donde el bien reina. Su discípulo Lucilio le ha escrito `La alabanza no es más que una voz y la voz no es un bien.' A lo que Séneca responde "...aunque el hombre bueno esté callado, si juzga que alguien es digno de alabanza, ya le ha alabado"..."La fama sí que necesita de las palabras, pero la gloria puede vivir sin ellas contentándose con sólo el juicio." 12 Séneca le dice a Lucilio que no busque la fama sino la gloria. La fama necesita de las palabras y la gloria es el juicio de los hombres buenos que puede sólo alabar desde su interior. La fama se forma con el juicio de muchos, la gloria con el juicio de los buenos. Y ellos al reconocerse mutuamente como virtuosos, se alaban el uno al otro sin necesidad de palabras. 8 Ibid., p. 186 9 Ibid. lo Ibid., p. 187 " Ibid., carta LXVI, p. 187 12 Ibid., carta CII, p. 386 70 El virtuoso entonces se dice: "Tengo el ánimo dispuesto de manera que juzgo mío el bien de los otros, especialmente para aquellos que soy causa de bien. Es también un bien de los que alaban pues lo hacen por virtud y toda acción virtuosa es un bien. No hubiera podido venirles este bien si yo no fuera como soy. Así que es un bien del alabado y del que alaba alabar merecidamente, tanto a fe mía que el haber juzgado bien es un bien del que juzga y de aquel que es bien juzgado." 13 Estos conceptos, fundamentales en la filosofía y la didáctica de Las cartas a Lucilio, están formulados como principios universales que realizan los sujetos individuales al actuar rectamente. La moral estoica se concibe como universal y pocas veces, en sus razonamientos explícitos y en sus presuposiciones discursivas, considera la dimensión social del acto moral. Nos aproximaremos a la Filosofía del derecho de Hegel, como a una perspectiva filosófica de la edad moderna que muestra de modo contundente este problema. Ética, moral y derecho (un paréntesis hegeliano) Imaginemos a un padre y una madre que quieren nutrir y educar bien a sus hijos. Normalmente realizan actividades acordes con las normas sociales para realizar sus objetivos y estas normas en principio serán coherentes con su deseo de dar educación y alimento a sus pequeños. Entonces realizan actos morales de acuerdo a su sentido del deber, dentro de un marco social. Una moral individual supone que la persona tiene la voluntad de realizar ciertos fines asumidos como una responsabilidad, y tiene que cumplirla en el contexto de la sociedad en la que vive. El individuo desarrollará normas de acuerdo a sus imperativos morales y a las posibilidades y normas sociales. Su actuar en sociedad lo llevará a conciliar el impulso interno con los sistemas y los procesos sociales.14 La voluntad está forjada por la moral interior que tiende a configurarse en relación con las opciones sociales. Este configurarse dentro de los marcos sociales lo nombraremos ética. La posición ética hace referencia al deber ser en el contexto de la vida social y puede ser contemplado como la exigencia de la colectividad en la que vivimos. Por otra parte, la moral supone la autodeterminación que constituye un acto de voluntad del individuo.15 13 Ibid., carta CII, p. 368. i4 Este modo de definir lo ético, en contraposición a lo moral, se basa en gran medida en las consideraciones de Hegel, en su Filosofia del Derecho, cuando afirma que "El punto de vista moral es en su configuración el Derecho de la voluntad subjetiva." (Ver parágrafos 107, 108 y 109). La moral es así la normatividad interior, subjetiva y la ética la normatividad exterior, social, objetiva. 15 Ibid., Parágrafo 108, p. 121 71 Explica Hegel en la Filosofía del derecho: "...aunque moralidad y eticidad, de acuerdo a su etimología fueran sinónimas, esto no impediría servirse de estas distintas palabras para conceptos distintos."16 La verdadera eticidad supone que el individuo no considera esas normas y leyes sólo porque son dadas por la sociedad. La norma moral supone la determinación interior del actuar, de tal manera que yo conquiste mis fines de acuerdo a mis deberes. Hay que subrayarlo: el deber supone a los otros. Hasta el deber de mantener la propia salud debe verse en el contexto del servicio a los demás. El deber me integra. Las relaciones humanas se hacen claras y seguras gracias a que las personas realizan los deberes que han asumido. Esto genera normalmente un sentimiento de gratitud hacia quien es responsable. La norma aplicada con coherencia, con autenticidad, con sentido del deber, es fuerza, vitalidad interior y autoridad moral. Sin ella el individuo tiende a perder estabilidad psíquica y orden personal. Sin embargo, cuando el individuo sólo busca el propio provecho deja de actuar moralmente. Para hacerse un bien real a sí mismo tiene que hacerle bien a los seres humanos de una manera concreta, traducida en obras que se orienten al logro de algún valor. Este valor no puede realizarse desde una perspectiva puramente personal, sino en términos de bien social, de eticidad. El ejercicio de la virtud supone necesariamente estas dos dimensiones. y ninguna de las dos es renunciable. La estructura de mi personalidad y la fuerza de mi razón están basadas en la coherencia con la que aplico mis normas internas, mi sentido del deber. en el contexto social. La ética es verdadera ética social en tanto es coherente con la moral de los individuos. El derecho sólo tiene validez en la medida que prescribe normas para facilitar la realización de una verdadera eticidad. Y desde el punto de vista jurídico es sumamente importante el juicio moral. Los jueces con frecuencia intentan saber si hubo dolo o no, si se hizo con conocimiento de causa, si fue accidental o intencional, si fue en defensa propia, etc. Porque la moral es también fundamento del derecho. La moral individual no puede realizarse más que integrada a una ética para la realización en concreto de mis deberes concretos, como son el darle cada día a los hijos alimentos concretos y adecuados y prever los procesos específicos mediante los cuales continuaré cumpliendo con ese deber. Esto no se da sin un conocimiento aplicado a las prácticas de vida. La moral no se realiza. en la abstracción. La moral individual y universal en Séneca Ahora parecerá más clara la afirmación de que Séneca se refiere más a la moral 16 Ibid., parágrafo 33, p. 54. 72 individual que a la ética social o al derecho. Cuando dice "Prueba las palabras con los hechos" da un principio general aplicado a Lucilio. Habla a un sujeto individual y presupone un principio general que podríamos formular así: todo individuo debe probar sus palabras con sus hechos. En Las cartas a Lucilio, Séneca expresa frecuentemente principios referidos al sujeto individual concreto y presupone el principio general. A veces, por en contrario enuncia el principio general y presupone la aplicación al sujeto individual. El discurso de Séneca nos permite asumir estos presupuestos porque se mueve fundamentalmente en el terreno de la moral individual y sobrentendemos que lo dicho deberá ser probado en el terreno de lo social, sea cual fuere la sociedad en la que el individuo se encuentre. Séneca plantea el principio independientemente de dónde y cómo se realice. Presupone pocas veces un contexto social específico y muchas más veces un contexto de moral individual. Es recurrente en el pensamiento estoico formular principios que apelan mucho más a la moral personal que a la ética social. Lo afirmado y lo presupuesto pertenece a las afirmaciones del yo, o del nosotros, mientras que lo sobrentendido es reivindicado, imaginado por el tú, según nos ha explicado Oswald Ducrot. Puesto en términos temporales, "diremos que lo afirmado se presenta como simultáneo al acto de comunicación," ... "El sobreentendido en cambio, aparece como posterior a dicho acto, como agregado por la interpretación del oyente." r7 En el discurso de Séneca la dimensión social normalmente no se enuncia, y sólo se presenta si el receptor la sobrentiende, la genera a posteriori. Normalmente es obra de la interpretación de quien lee o escucha. Séneca instruye en el principio y en la actitud personal. Esto le permite partir de normas generales. Su encadenamiento discursivo presupone un desarrollo argumental que se ubica, paradójicamente, tanto en el ámbito de lo universal como de lo individual. Esto nos hace pensar en Kant y a su obra Fundamentos de la metafísica de las costumbres, cuando explica las acciones morales correctas se regulan por el imperativo categórico, que define como: "Nunca actuar excepto de tal manera que nosotros también queramos que nuestra máxima fuera una ley universal." 18 Razón y moral Por otra parte, para Séneca, todo principio moral es perfectamente racional. La razón es, como ya hemos señalado con citas de Las Cartas, "inmutable". De tal ` Oswald Ducrot: El decir y lo dicho: polifonia de la enunciación, Piados Comunicación, Barcelona 1986, p 24. 18 Ver Immanuel Kant: Fundamentos de la metafisica de las costumbres, capítulo primero, parágrafo 17. Cita tomada de Juan Rebolledo Gout, en su artículo "Notas sobre la concepción moral de Kant", en el libro La ética a través de su historia, compilado por Mark Platts, UNAM, 1988. 73 manera que el juicio moral, cuando es verdadero, es coherente con la razón, es según la razón. "Todas las virtudes son racionales" -explica en la carta LXVI, de tal manera que cuando la voluntad se orienta a ser conforme a ellas se orienta no sólo a la perfección de la conducta, sino también a la sabiduría y a la racionalidad perfecta. La racionalidad supondrá aquello en lo que se identifica una virtud a pesar de sus múltiples materias de aplicación. La acción honesta, por ejemplo, se identifica en donde quiera que se le encuentre. Dice Séneca que habrá grandes diferencias entre cada una de las acciones honestas, "según la variedad de la materia". Sin embargo no dice según la gran variedad de circunstancias y procesos sociales en los que se aplique, porque como ya hemos señalado, él piensa en lo universal, más que en lo social. Quizá sea mejor decir: en lo universalmente bueno llevado a cabo por en sujeto individual. Para Séneca una función clave de la razón es distinguir entre lo bueno y lo malo para separar el mal. Recordemos una cita que ya hemos presentado antes: "...la razón es el árbitro de lo bueno y de lo malo; lo que le es ajeno y externo lo tiene por vil, y lo que no es bueno ni malo lo tiene por cosas accesorias, insignificantes y triviales. Porque para ella todo el bien esta en el ánimo." 19 Lo que es "ajeno y externo" es "vil" para nuestro autor y lo que no es ni bueno ni malo, como la diplomacia o la magistratura, "cuando se administran honestamente empiezan a ser buenas y pasan de lo dudoso a lo bueno. Lo bueno se hace por la compañía de lo honesto; lo honesto por sí mismo es bueno. Lo bueno fluye de lo honesto; lo honesto de sí mismo. Lo que es bueno no puede ser malo; lo que es honesto no puede sino ser bueno." 20 Y la honestidad será también el buscar ser según la naturaleza. Un elemento clave en nuestro autor para pensar tanto la razón como la moral, es su concepto de naturaleza; aproximémonos a él. % Acaso cuando la sed quema tus fauces pides una copa de oro? -le pregunta a Lucilio. La naturaleza se contenta con saciarse, no necesita que la copa sea de oro. La naturaleza no busca el lujo ni las exquisiteces, le basta lo que satisface gratuitamente y con poco. "Pero ciegan las riquezas y atraen hacia sí los ojos...cuando hasta el techo se revoca con mucho oro...La felicidad de todos estos mira al público; en cambio, aquel que hemos sustraído al público y a la fortuna es feliz por dentro." Y en este contexto aconseja a Lucilio: "Que midas todas las cosas por los deseos naturales a los que se satisface gratuitamente y con poco."21 19 Carta LXVI, p. 186 20 Carta CXVIII, p. 450 . NOTA: Volveremos más adelante sobre estas consideraciones de Séneca que han influido muchísimo en la definición de los juicios y las acciones llamadas "morales " en occidente, y que presentan serios problemas que aparecen con claridad gracias a las críticas y conceptos de La Filosofia del derecho de Hegel. 21 Carta CXIX, p. 454. 74 Una importante imitación de la naturaleza es saciar la necesidad con sencillez, de tal manera que no se actúe por presunción, ni por ambición, ni por codicia. La recta razón supone discernimiento para imitar con honestidad a la naturaleza y también para, siguiendo a la naturaleza misma, influir y hasta controlar a la materia. Como ya hemos visto, Séneca piensa que el poder de la persona virtuosa, que usa adecuadamente la recta razón, puede evitar males psíquicos y corporales. La razón virtuosa , el dolor y la gloria Le explica a Lucilio que: "...la virtud con su grandeza elimina y aplasta los dolores, las molestias, las injurias, y donde quiera que brilla, allí se extingue lo que aparece sin ella." 22 Así, virtud y razón, cuando siguen a la naturaleza, son poderes que pueden controlar las deformaciones de la materia. De tal manera que el bien puede apartarse de la materia, pero conservarse en la razón del sabio, que llevará una vida llena de virtudes que imitan a la naturaleza. Séneca apela a la experiencia del sabio. No demuestra, no argumenta, si por argumentación entendiéramos probar, defender, anticipar las críticas ajenas para contrarrestarlas y refutarlas. No, él presenta un conjunto de principios a través de los cuales presuponemos y sobrentendemos su compromiso y su vivencia. Y todo esto, como ya hemos señalado, no lo muestra como algo meramente personal, sino como principios universales, válidos para todo tiempo y lugar. Seguir estos principios estoicos es ir por el camino de la felicidad. Y Séneca con frecuencia nos deja ver relaciones perfectas que aparecen como consecuencia de haber seguido estos principios. Una de ellas es "la gloria" entendida como la interacción de los hombres buenos que juzga y alaba desde su interior. "La fama sí que necesita de las palabras, pero la gloria puede vivir sin ellas contentándose con sólo el juicio." 23 La maestría de Séneca, su poesía mayor, consiste en mostrar estos modelos de relación perfecta que formarían parte de una vida buena que se antoja paradisíaca. Repitamos una cita, presentada ya más arriba, en la que muestra lo que la persona virtuosa se dice a sí misma en este contexto de "la gloria": "Tengo el ánimo dispuesto de manera que juzgo mío el bien de los otros, especialmente para aquellos que soy causa de bien. Es también un bien de los que alaban pues lo hacen por virtud y toda acción virtuosa es un bien. No hubiera podido venirles este bien si yo no fuera como soy. Así que es un bien del alabado y del que alaba alabar merecidamente, tanto a fe mía que el haber juzgado bien es un bien del que juzga y de aquel que es bien juzgado." 24 zz Ibid., carta LXVI, p. 184. 23 Ibid., carta CII, p. 386. 24 Ibid. 75 Séneca sabe que responde a diversos contrincantes. Porque a continuación dice: "A estos hombres, llenos de cavilaciones, ya hemos respondido abundantemente. Pero no debe nuestro propósito discutir argucias y sacar a la filosofía de su majestad para meterla en esas estrecheces."25 Es decir, no te dejes atrapar en los límites que ellos te presentan, ni en los del espacio, del pensamiento o del tiempo. "Grande y generoso es el ánimo humano; no consiste en que se le pongan confines, sino los que tiene comunes con la divinidad."..."todos los años -dice el alma- son míos. No hay siglo cerrado a los grandes ingenios, no hay tiempo que no esté abierto al pensamiento." 26 El argumento en Séneca aparece frecuentemente ser como aquel que Peirce presenta como un rema, es decir, como un signo cuyo interpretante es como si fuera la cualidad de tal cosa y que se presenta al auditorio para su contemplación.27 Séneca no se preocupa demasiado por contestar a cada argumento del adversario, sino por explicar su razón estoica, por mostrar la experiencia del sabio, por seducir con relaciones ideales -angélicas dirían algunos- y por romper los limites que "los hombres llenos de cavilaciones" quieren imponernos. Esto no lo demuestra, sólo lo presenta para la contemplación. Muestra la calidad moral como modelo y como norma universal a seguir. O, para ponerlo en términos de Peirce, produce un interpretante que remite a la cualidad, a un `rema" que presenta a la cualidad como si fuera tal. La clave de su argumentación es seducir con esa cualidad moral superior. Por una parte, construye sus "interpretantes" como argumentos cuya razonabilidad puede ser reconocida, por otra, refiere insistentemente a un segundo género de "interpretantes" que son, por ejemplo, las experiencias de los sabios, dadas como realidades, frecuentemente recreadas seductoramente y, en tercer lugar, como ya lo hemos señalado, presenta a la contemplación de los receptores relaciones que nos hablan de una calidad moral superior, casi al nivel del paraíso, como si fuera una realidad, a fin de seducir el ánimo de Lucilo y de todos nosotros. Para muchos esto es más poesía, juego estético, que argumentación. Otros dirían que los últimos dos tipos de "argumentación" que Peirce presenta, y que Séneca ejemplifica brillantemente, constituyen una "argumentación indirecta". Sin embargo, hoy en día investigadores de primera talla, consideran esta "argumentación indirecta" como una clave sumamente importante de la persuasión. "Oswal Ducrot afirma la utilización indirecta de la argumentación en la estrategia persuasiva. Carel niega rotundamente la relación directa." 28 25 Ibid., carta CII, p. 387 26 Ibid. 27 Charles S. Peirce: carta a Lady Welby del 12 de Octubre de 1904, en el libro La ciencia de la semiótica, Ediciones de Nueva Visión, Buenos Aires, 1986, pp. 95-96. 23 Ana Goutman: Artesanías lingüísticas, notaciones sin calaves, Siglo XXI, México. 2000, p. 74. 76 Racionalidad moderna y moralidad universal El pensamiento estoico circunscribe a una identidad entre naturaleza y razón. En los tiempos de la ilustración, y sobre todo después de las leyes de Newton, se pensará que la razón imita la naturaleza porque asume sus leyes. De tal manera que la ley, la ley científica, que pretende describir y explicar relaciones clave de la naturaleza, se convierte en la quinta esencia de la racionalidad moderna y tiende a separarse de la racionalidad estoica. Sin embargo, surge a partir de ella. De esta manera la relación entre naturaleza y razón se transforma radicalmente. El ámbito de sentido en el que surge y se desarrolla la perspectiva estoica ya no tiene cabida en el mundo de la ciencia moderna y sobre todo en el contexto del neopositivismo. Pero dejemos este problema para retomar la cuestión del contraste entre la moral y la ética que hemos venido considerando y que al parecer es uno de los problemas más serios que plantea la modernidad a la moral estoica universalista. La necesidad de plantearse el contexto social en el que pretende realizarse la acción moral y la legitimidad ética de la acción supuestamente moral. Para empezar es fundamental tener en consideración, por ejemplo, las consecuencias derivadas de la supuesta acción moral. Habrá que pensar los actos morales, e incluso los imperativos morales, a la luz de los convenios locales, deontológico a veces, y de los horizontes históricos de las comunidades en cuyo contexto se ejerce dicha acción. 29 . Séneca decía a Lucilio que: "Lo bueno se hace por la compañía de lo honesto; lo honesto por sí mismo es bueno. Lo bueno fluye de lo honesto; lo honesto de sí mismo. Lo que es bueno no puede ser malo; lo que es honesto no puede sino ser bueno." 30 Esta afirmación es peligrosa y a dado lugar a que se pueda afirmar: "basta con que yo actúe honestamente, según mi conciencia." Este enunciado, muy común por cierto, no invita a observar, a prever las consecuencias y las múltiples consecuencialidades de los actos morales. El universalismo tiene que ser considerado a la luz de las perspectivas éticas de las sociedades en las que se piensa y se actúa. Comenta Habermas que: "Una moral universalista que no quiera quedar suspendida en el enrarecido aire de las opiniones bienintencionadas está necesitada de que la favorezca un entorno socializante eficaz." 31 29 Ver Habermas, Jürgen : Aclaraciones ala ética del discurso, Editorial Trotta, Madrid, 2000,p.46. 31 Carta CXVIII, p. 450. NOTA: Volveremos más adelante sobre estas consideraciones de Séneca que han influido muchísimo en la definición de losjuicios y las acciones llamadas "morales " en occidente , y que presentan serios problemas que aparecen con claridad gracias a las críticas y conceptos de La Filosofía del derecho de Hegel. 3 i Habermas , Opus Cit. p. 48. 77 No es que se nieguen las pautas universales. La aceptación de los derechos humanos y de la necesidad de un desarrollo sustentable que preserve la naturaleza, parecen hoy ejemplos interesantes a partir de los cuales puede plantearse la cuestión. La necesidad, no sólo de una moral universal, sino de una "ética mundial", hacen importante revisar la perspectiva de Séneca, que ha sido, sin lugar a duda, una de las fuentes más importantes de occidente para construir la idea de universalidad de la vida normativa. 78