Mentalidad del Hijo Vs. Mentalidad del Esclavo Base Bíblica: (Lucas 15:11-32) Para mucha gente, incluso para muchos creyentes el término “Padre” no lleva consigo sentimientos de amor y aceptación, sino que evoca sentimientos de temor, miedo, dolor y desilusión. ¿Me he preguntado por qué? Dios usa muchos medios de gracia para preparar para nuestra necesidad de Cristo como Salvador, uno de ellos es la “Gracia Paternal” El fundamento de las relaciones interpersonales se pone en los primeros años de la infancia. El infante aprende un idioma de relaciones antes de aprender a hablar. La rápida atención a las necesidades físicas, la aceptación y el afecto manifestados mediante abrazos, y acercamiento, las expresiones faciales, los tonos de la voz en muestra de aprobación y amor comunican la gracia paternal. En cambio la privación, el abandono, la aceptación condicional fundada en la conducta perfecta, el afecto caprichoso y condicionado, el rechazo, los rostros que regañan y censuran y las voces y gritos de enojo comunican “el desprecio paternal” El hogar es como unos lentes a través del cual vemos las primeras imágenes de Dios. Observamos nuestra primera “sensación de Dios” mediante la relación con nuestros padres. Los sentimientos que la gente tiene asociados con un padre terrenal tienen el potencial de robarle la seguridad del perdón por el cual el Padre Celestial se sacrificó profundamente para que ellos lo experimentaran. Notemos algunos modelos paternales que conforman nuestras ideas acerca de Dios1: Distante. El que se comporta emocionalmente distante o pasivo, expresa su afecto en forma mínima. Asume que sabes que el te ama, pero rara vez habla del asunto. Sin embargo, no sabes si él conoce, ve a siente tus penas o gozos. Cuando algo maravilloso o trágico ocurre, el padre pasivo solo asiente con su cabeza. “Dios es insensible a mí dolor o angustia” De la observación que Dios no podía tolerar el 1 Autoritario. Es el que interviene para detener todo lo que haces. Te da una lista de lo que debes o no debes hacer. Te interrumpe y dice no a las cosas que te son importantes. Tu corazón se afecta por ello. El no te da honor como individuo. No está interesado en tus deseos o metas. No desea compañerismo o intimidad, solo ser obedecido. “Sólo puedo acercarme a Dios cumpliendo su ley a cabalidad”. Ausente. Es el padre no conocido, por muerte u otras causas. No es pasivo que no comunica. Sino uno que nunca estuvo allí para comunicarse, para hablar. “La presencia de Dios es imposible en mi vida”. Acusador. Es el que te acusa y juzga constantemente en tus fracasos. Constantemente hace la crítica para que te esfuerces más. Rara vez muestra afecto o te reafirma. “Dios me persigue para acusarme”. Nuestro Padre Celestial desea tener comunión con cada uno de nosotros. Él lo deseó cuando todavía éramos pecadores aún separados por el cause de la deuda del pecado. “Mas Dios (el Padre) muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8) La estrategia que asegura nuestro perdón fue la idea de Dios. Él quiere que seamos suyos. Nosotros no somos la primera generación que luchamos con una idea distorsionada acerca de Dios y de la actitud de Dios hacia los pecadores.Los judíos en tiempos de Jesús tenían la misma idea equivocada. Segundo, este hijo juntó todos sus bienes y Tomado y modificado de Bickle M., Passion for Jesus, Creation House, Orlando-Florida, 1993. pecado junto con las normas de los 10 mandamientos, ellos desarrollaron un sistema de valorar la posición de la gente con Dios, basándose en el grado de su pecado. Mientras más grande era el pecado menos aceptable era la persona. A través del tiempo este pensamiento se desarrolló hasta el punto donde se “percibe” a Dios “despreciando” a todos los pecadores. Además, aquellos que realizaban trabajos que no les permitía estar ceremonialmente limpios de acuerdo con la normativa de Levítico, eran considerados inaceptables. Los pastores de ovejas, los cobradores de impuestos, los carniceros estaban incluidos en esta categoría. De modo que surgieron dos corrientes en los judíos: Un grupo (la mayoría) que se sentía como si Dios nunca los aceptaría porque no podían vivir, correcta y ceremonialmente vidas limpias; y el otro grupo, que pensó que su justicia personal era suficiente para ser aceptables, menospreciando y rechazando a los pecadores. Este grupo incluía a los fariseos y escribas. Para corregir esta ideología o corriente de pensamientos, Jesucristo dio una serie de parábolas. Su motivación era explicar a sus contemporáneos la actitud de Dios el Padre hacia los pecadores (Leer Lucas 15:1-2) Estos líderes religiosos no podían entender por qué este profeta pasaba tanto tiempo con ellos, si toda aquella gente era rechazada por Dios. Las acciones de Cristo no cabían, no cuadraban con la idea de ellos, acerca de las actitudes de Dios el Padre hacia los pecadores, por eso Cristo se propuso corregirlos. Pero el Señor quiere enseñarnos a nosotros también a tener una mentalidad de Hijos y entender la actitud de Dios el Padre hacia nosotros cuando pecamos. 1. ¿Cómo describe Jesús al hijo menor en la parábola? Primero revela su egoísmo, el hijo pidió su parte de la herencia. Nunca se supo que un hijo pidiera la herencia, especialmente el menor, y no tenía derecho a recibirla mientras su padre vivía. Esto era una falta de respeto muy grande hacia su padre, y era una causa para desheredarlo. se fue a una provincia apartada. Los hijos tenían que estar cerca de sus padres para darle una sepultura adecuada y velar que tuvieran lo necesario. Pero este hijo se fue sin importarle su familia; estaba ansioso de su independencia. Tercero, gastó toda su herencia en poco tiempo. Gastó todo con sus supuestos amigos, que luego lo dejaron solo. Este hijo no consideró que su padre había acumulado esta herencia como producto de un arduo trabajo y sabía mayordomía; sin embargo, él lo malgastó en placeres carnales y superficiales. El padre tenía todo el derecho de castigarlo como Haragán, vago y como una vergüenza para la familia. Y por último, después que le acabó el dinero y le atacó el hambre, hizo la cosa más degradante que podría hacer un judío: Trabajar criando cerdos, no vacas ni ovejas, sino “cochinos”. 2. ¿Por qué Jesús presentó al Hijo menor en forma tan extrema? Porque quería enseñarnos algo acerca del perdón. El pecado y las hazañas de aquel joven eran tal que no quedaba nada en él que pudiera motivar el perdón del padre. Pero el padre lo perdonó, porque Jesús quería revelar el corazón del Padre, él perdona porque es su naturaleza amar y perdonar. Nada que podamos hacer por nosotros mismos dispone a Dios a perdonarnos, es su Carácter que lo inspira no el nuestro. Ahora bien, cuando el hijo menor describe el deseo de volver al hogar, ¿se pueden imaginar los pensamientos y los sentimientos de los fariseos? 3. ¿Qué habrían hecho los fariseos si tuvieran un hijo que se portara de tal manera? No hay duda que se conmovieron, se impactaron por la forma en que Jesús terminó la parábola. Después del desengaño, la pobreza y la degradación, sufridas en la provincia apartada el pródigo, reflexiona, se arrepiente, “cambia de mente, de rumbo” y ahora en vez de pedir “dame” cree que ya no era digno de ser llamado “Hijo” y decide pedirle a su padre “Hazme como uno de tus jornaleros”. “Un Jornalero era alguien que no tenía relación con la familia, cumplía un trabajo cuando era requerido, le pagaban y se iba” Así que levantándose decide regresar a casa, no se menciona que se aseara, ni siquiera intentó hacerse presentable a su padre, salió para el hogar en la condición más deplorable posible: hambriento, andrajoso, estropeado y pobre. Cuando su padre lo vió regresando por el camino, el pródigo estaba tan fatigado que no podía correr, pero anciano padre se olvidó de su edad y dignidad y corrió a recibir al vagabundo; “Fue movido a misericordia” (Lucas 15:20). Esto implica que los órganos vitales del padre se conmovieron, su corazón latió con rapidez. ¿Qué cuadro tenemos aquí del corazón de Dios?. Con su anhelo de recibir al pecador arrepentido que vuelve con miedo por el camino para encontrarse con él: “Lo Cubrió de besos”, derramó su afecto sobre el hambriento y sucio cuidador de cerdos, su hijo que había malgastado su herencia y avergonzado la familia. No le preocupaba donde había estado, ni que había hecho, su enfoque estaba en el hijo que había regresado. FACETAS DEL DIOS PADRE 1. Su amor ilimitado y su anhelo de expresar su amor. “Y cuando aún estaba lejos, lo vió su padre y fue movido a misericordia y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó” (Lc.15: 20) Corrió en público, este detalle tiene que haber asombrado a los escribas y fariseos. ¿Dios deseando restaurar la comunión con los pecadores? ¿Cómo podía Jesús ser tan osado como para presentar al Dios Creador del Universo corriendo por un pecador y abrazarlo? Esto no era la idea, a la forma en que ellos se imaginaban a Dios. Ellos tenían la imagen de Dios, como uno que se complacía de castigar a los pecadores. ¿Se da cuenta que Dios está más deseoso que usted y yo podamos restablecer la Comunión después que pecamos? Dios no está sentado en su trono con una libreta o una computadora y un látigo en una mano esperando que usted regrese para leerle la cartilla por todo lo que usted ha hecho y luego castigarlo. Como el padre de la parábola, él anhela su regreso para restaurarlo a su posición de Hijo. Note el proceso de Dios: (Leer Lucas 15:2223) Le quitaron los harapos y le dieron “el mejor vestido”. Esto significa que el hijo era restablecido a su posición y derecho originales. El anillo de sello, símbolo de la unión de corazón que experimentarán el Padre y el Hijo fue puesto el dedo del joven. Las sandalias adornaron sus pies casi desnudos. Solo los miembros de la familia calzaban sandalias, los esclavos andaban descalzos. Se trajo el “becerro gordo”, aquel que se engordaba para alguna fiesta de regocijo especial. Así pues, estas eran las señales de la restauración del pródigo a la posición de Hijo. 2. No importa lo que usted haya hecho. Usted no ha ido más allá del límite de Dios. El amor de Dios no conoce límites. Su paciencia amorosa. No sabemos cuanto tiempo estuvo ausente el hijo, pero la historia parece indicar que el padre estaba habituado a mirar el camino por donde el muchacho se había ido, esperando verlo regresar. Él estaba dispuesto a restaurar a su hijo sin importarle cuando regresaría. 3. El enfoque de Dios es el pecador, no el pecado. Al regresar el hijo, empezó a recitar su discurso preparado: “Padre he pecado contra el Cielo y contra ti y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lucas 15:21) Su enfoque como el nuestro era en el pecado, en su “indignidad”. Él estaba implorando misericordia y reconoció el derecho del padre de rechazar su pedido de misericordia. Él sabía lo que merecía y estaba dispuesto a aceptar lo que viniera. Sin embargo, el padre tenía un enfoque completamente diferente. Su enfoque era en el hijo. ¿Pero qué diremos del pecado del hijo? ¿Qué diremos del dinero que malgastó? ¿Qué diremos de toda la vergüenza que le hizo pasar a la familia? Esto no le interesaba al padre, el sólo tenía presente una cosa: “...porque éste mi hijo muerto era y ha revivido, se había perdido es hallado” (Lucas 15:24) Dios ha tratado nuestros pecados en la cruz, su enfoque es usted y no su pecado. Para Dios su pecado, mi pecado no es un impedimento para nuestra comunión con él. Es solo un impedimento mientras que usted o yo permitimos que la culpa acompañe al pecado no confesado, nos ciegue al hecho que Dios esté anhelando de restablecer comunión con nosotros. 4. Dios le da una gozosa bienvenida a los que regresan a Él. “Y cuando aún estaba lejos, lo vió su padre y fue movido a misericordia” (Lucas 15:20) Piense en esto, Jesús presentó al Padre de tal manera que su respuesta inmediata a un pecador que regresaba fue, compasión y no ira, ni frustración, ni indignación, sino compasión y misericordia. Él se identifica con la desdicha y el dolor de su hijo y desea aliviarle. Su propio dolor no le impide identificarse con el dolor de su hijo. Él se veía a sí mismo como un esclavo, no como un hijo, dispuesto a hacer todo lo que sele El Padre Celestial ya ha solucionado el dolor personal que le causó su pecado, mi pecado, en la Cruz, y su enfoque es ahora en el dolor de usted. Para Dios es un gozo aliviarle su dolor y tristeza. “Y comenzaron a regocijarse” (Lc 15:24) Para el Padre, fue un tiempo de celebración, e hizo una gran fiesta. Si es posible asignar emociones al Padre Celestial, “Él siente” compasión por nosotros y por lo tanto experimenta gozo por nuestro regreso. Él no lucha con sentimientos de dolor y celos. Él ya solucionó eso de una vez por todas en la Cruz. Se identifica con nuestro dolor y frustración y se goza al vernos libres. El regocijo de los que estaba en casa, que simboliza aquellas manifestaciones de alegría en el corazón de los hijos de Dios, cuando los pecadores son salvados, despertó la curiosidad del Hijo mayor a su regreso del campo. Él había estado trabajando todo el día en los campos de cultivos. Cuando volvió a casa, oyó el sonido ruidoso del baile y de la música; y molesto le pregunta a su criado. (Lea Lucas 15: 26-28) El hijo menor volvió al corazón y a la casa de su padre con una mentalidad de hijo. El mayor salió a la provincia apartada de la presión vanidosa y del resentimiento, con una mentalidad de esclavo y no sabemos si entró a casa. Al enterarse que el hijo mayor no estaba dispuesto a recibir a su hermano, el Padre salió a rogarle que entrara. Pero malhumorado se negó a entrar y estalló ante su padre: “He aquí tantos años te sirvo, y jamás he desobedecido tus ordenara. Debido a ese concepto deformado, percibía las palabras de su padre a través de los oídos de un esclavo. Cuando el padre le decía “Las cercas necesitan arreglo”, le hablaba como su hijo y copropietario de la finca. En realidad le estaba diciendo “hijo sería una sabia inversión en nuestra propiedad si arreglamos hoy las cercas”. Pero cuando el hijo mayor escuchaba las palabras, las interpretaba como una orden: “Tienes que arreglar las cercas”. En su opinión estaba haciendo lo mejor como un esclavo. Siempre había hecho lo que se le ordenara, pero nunca había entendido el concepto de una relación de amor en la cual, como hijo, supiera que era aceptado y amado por lo que era y como él era. No conocía tampoco la alegría de amar a su padre o a su hermano con esa clase de amor. Nunca hubo un día en que trabajara por puro amor a su padre, para sostenerlo y al mismo tiempo con la emoción de ser copropietario de la finca con él. Ahora bien, regresando al hogar el hermano menor que había desobedecido notoriamente y avergonzado a su padre, y el padre celebra una fiesta en su hogar, no había palabras para expresar el desprecio, la amargura del hermano. Consideraba que su padre era injusto. Por eso en forma despectiva le dice: “...ese tu hijo” Su padre feliz le dijo: “tu hermano”. Pero él pensó en ese momento: “¿hermano este pródigo que se ha acostado con rameras? Jamás!! Sentía como si el hermano menor había perdido su lugar en la familia por causa de su conducta. En su mente lo había separado de la familia sin misericordia, ni perdón alguno. Lo que el hermano mayor no podía ver (ni los fariseos a quienes representaba), era que la aprobación no tenía nada que ver con las acciones, ni la conducta. Todo tenía que ver con el amor del padre, y de parte del hijo menor la fe en ese amor increíble. mandamientos y nunca me has dado un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con prostitutas, has matado para él el becerro engordado” (Lucas 15:29-30)En su enojo mostró la naturaleza de su corazón a través de los años. “Te he estado sirviendo y nunca he desatendido una orden tuya” El fariseo creía que su diario de actividades y realizaciones le ganaría el favor de Dios. Al acercarse a Dios le exhibiría su hoja de servicios a aquel que percibía como el capataz, como el amo. Recitaba sus hojas diciéndole a Dios en voz lastimosa cuan propenso estaba a fracasar.( Lucas 11: 18) El Padre quería que su hijo mayor volviera a recibir al pródigo como “Hermano”, así como él lo había vuelto a considerar...como “hijo” en su corazón. Que conmovedor fue el último ruego del padre. En él le insinúo a su hijo mayor que nunca había entendido el espíritu de su padre, ni la casa de su padre. “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas”(Lucas 15: 31) En otras palabras, todo lo mío es tuyo. Su mentalidad de esclavo no le permitió entrar a su casa y abrigar a su hermano. La historia de hijo pródigo comienza con el hijo menor lejos de la casa, mientras que el mayor se ha quedado en el hogar (aunque nunca se sintió en su casa), pero al final el hijo menor está en casa y el mayor se niega a entrar en ella. CONCLUSION Muchos de los que escucharon esta parábola cambiaron su pensamiento acerca de Dios y su actitud hacia los pecadores. Los que rehusaban escuchar, o los que estaban demasiados abrumados para creer quedaron esclavos del orgullo y de la desesperación. ¿Y qué diremos de Usted? ¿Desea aceptar la revelación de Cristo, acerca del Corazón de nuestro Padre Celestial? ¿Está dispuesto a permitirle a Dios que derribe las barreras que no permiten aceptarle tal como es? Un Padre que ama con amor sin límite. Un Padre cuya paciencia es inagotable. Un Padre cuyo enfoque soy yo y mi posición de Hijo y no mi pecado. Un Padre que se regocija cuando me arrepiento y vuelvo de mi pecado. ¿Tiene usted una mentalidad de Hijo que cree en su Padre Celestial? ¿Tiene una mentalidad de esclavo que no le permite disfrutar las bendiciones de Dios el Padre que tiene compasión de los pecadores? ¿En qué banda se ubica en este momento? Un Abba para los huérfanos. ¿Qué mensaje tiene el Evangelio para los marginales latinoamericanos después de generaciones de desarraigo, angustia, búsqueda y abandono paterno? Ya mencionamos antes, que Jesús encontró una sociedad caracterizada por diversos tipos de marginalidad, con sus leprosos, enfermos, pobres, prostitutas, opresión política, engaño religioso, sacerdotes limitados y corrompidos en sus funciones, despreciados y desconfiados por el pueblo, aristócratas que no podían ocupar el lugar que querían, siendo sólo marionetas de una ocupación imperialista que no entendía el Pensamiento judío , aún soldados y funcionarios romanos que se encontraban fuera de su país, lejos de su familia y sus costumbres. Wright (1992) nos añade: Encima de todo esto estaba la situación financiera. El problema de la deuda era agudo: Jesús habló por parábolas acerca de gente con deuda de millones, y pensamos que esto es algo que era familiar para su auditorio. La gente común estaba cargada con impuestos exhorbitantes; como resultado, muchos eran sacados o arrojados fuera de sus tierras... Es en este contexto como debemos entender la frase de Jesús sobre el llamado a aquellos en “las salidas de sus caminos”, en los márgenes de la sociedad. Gente con extraordinaria necesidad de un amor especial, como los designa el Salmo 68:5-6, huérfanos, desamparados, solitarios, viudas, y cautivos, a esos se les ofrece un Padre, una familia y prosperidad. Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados; saca a los cautivos a prosperar... Esta oferta de amor paternal, cobertura familiar y prosperidad sigue vigente para un continente lleno de individuos sin tierra, desarraigado, migrantes, huérfanos y bastardos, madres solteras (viudas modernas) y de cautivos de las ideas fantasiosas y las religiones populares. La descripción de Jehová como Padre, tal como aquella que leímos anteriormente en el libro de Salmos, comenzó a decaer progresivamente en la mente de los israelitas debido a la obsesión por el cumplimiento de la ley, hasta el punto de que esta revelación cayó en desuso. Nótese que según la concordancia de la Biblia, el número de veces que aparece la palabra Padre para designar a Dios en el Antiguo Testamento completo, es mucho menor que las veces que Jesús lo utilizó en el Evangelio de Mateo. Es conveniente comparar este hecho con la desaparición de la figura de Dios el Padre de la creencia cristiana popular de América Latina, habiendo sido suplantada y opacada casi Es realmente triste que a estos huérfanos, hijos pródigos y viudas modernas que conforman, la marginalidad latinoamericana, carentes del amor paternal y del esposo amoroso, no se le presente la figura de aquel padre justo, amoroso y perdonador que es Jehová. Aún muchos cristianos evangélicos, debido a los traumas producidos por la figura de un padre tirano, arbitrario, incomprensivo, brutal, se abstienen a adorar a Dios de esta perspectiva, y mucho menos las posibilidades sanadoras y liberadoras que ella representa. Y así la viudez y la orfandad continúan indetenibles. Sin embargo, ¿Cuál es la imagen de Dios que va a ser revelada a la sociedad marginal de la época de Jesús? ¿Tendrá esta imagen efecto en la América Latina de fines del siglo XX? El Evangelio de Marcos (14:36), en la angustia de Getsemaní, Jesús clama Abba, Padre desde lo más profundo de su corazón. Abba es el nombre arameo, humilde, familiar y tierno para designar al “papa”. Jesús es el primero en usar ese nombre en la oración, como una expresión clara de la intima relación que él ha mantenido con su padre. Pero, el asunto no se queda allí, él, además, ya había instruido a sus discípulos en el Sermón del Monte a continuar llamando “papa” a Dios durante nuestras oraciones (Mateo 6:9). Observe que el arameo no era el lenguaje permitido en el templo, pero si era hablado en la vida común, así que es un privilegio de confianza con aquel, quien era el Padre de Jesús y nuestro Padre, su Dios y nuestro Dios (Juan 20:17). Pablo se apropia de este privilegio y en dos de sus cartas lo recuerda a la iglesias: “...sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba, Padre!. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:15-16) “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama ¡Abba, Padre!. (Gálatas 4:6) La imagen de Dios padre mostrada por Jesucristo, modelo por excelencia del comportamiento paternal, ha de ser expuesta con la máxima nitidez y debe ser debidamente contrastada con la de los muchos padres latinoamericanos que sólo han sabido producir en sus hijos el síndrome del abandono. totalmente por la de la “madre “. Padres que entran y salen, siempre buscando trabajo o entretenimiento, un día cuando se casan, simplemente se van. Padres que sólo proveen dinero, porque la educación corresponde a las mujeres. Padres que viviendo de su propia experiencia de abandono, han canalizado todos sus necesidades afectivas hacia la única vía disponible, la madre, y para los cuales los hijos son solo demostración fehaciente de su virilidad (Moreno,1995). A este respecto, citamos a Barroso (1992) nuevamente: El hombre (venezolano) fracasa como esposo y como padre. El fracaso es más por los modelos defectuosos que aprendió de pareja y de padre. Quizás ame a su pareja, ame a sus hijos, pero como pareja busca a alguien que se parezca a su madre, “alguien que me comprenda”, es decir, que lo aguante, y como hijo alguien igual a él, a su imagen y semejanza. En ambos casos lo que pretende es mantener el control y la comodidad. El hombre abandona la pareja y a los hijos porque se siente incompetente, se cansa, no sabe enfrentarse a sí mismo........... Si el triángulo (padremadre-hijo) se rompe............ El arraigo, la edificación, la relación y la socialización, los cuatro procesos de desarrollo y crecimiento de una persona quedan gravemente afectados.......... Esto quiere decir, hijos con problemas respecto a sus raíces, su identidad, sus relaciones, su socialización. Buscando a un padre ausente en ciclo que parece no detenerse y trasciende las generaciones. Y si no está ausente, entonces es distante (incomunicado), autoritario (egoísta), abusivo (destructor de la vida emocional) o acusador (sin cariño). Los programas sociales pueden ayudar a mejorar las familias. Las escuelas para padres son necesarias. Los gobiernos pueden ayudar mucho, sobre todo invirtiendo en educación. Pero, ¿cuántos guías morales hay en este tiempo que tengan una imagen clara de la figura paterna en el forjamiento de la personalidad de hombres? La obra de restauración es inmensa, necesaria de mucho más que buenas acciones y deseos. Requiere unción del Espíritu Santo, y volver al espíritu de la predicación de Juan el Bautista, para que la profecía de Malaquías 4:5-6 sea cumplida en las naciones del mundo afectadas por la desfiguración de la paternidad. Lucas 1:17.