El colombiano Felipe Barrera acaba de obtener un logro que no tiene muchos antecedentes. Recién nombrado como profesor de la prestigiosa universidad estadounidense, este economista Uniandino se destaca como experto en temas sociales. Pide que el debate sobre la calidad de la educación en Colombia se asuma con seriedad. Ha sido nombrado profesor en la prestigiosa Universidad de Harvard, tras un estricto periodo de selección. Con un doctorado en economía de la Universidad de Maryland y actualmente vinculado al Banco Mundial en Washington, fue ganador del Premio Juan Luis Londoño en el 2008 por su labor académica en temas sociales. De paso por Bogotá, habló con Portafolio. ¿Qué quiere decir llegar a Harvard como profesor? Es el sueño de cualquier investigador. Voy a ser profesor asistente y mi papel será el de investigar y enseñar, con una gran libertad de acción. Voy a concentrarme en el tema de educación. Pero para decirlo en una sola frase, estoy feliz. ¿Cómo ve el debate sobre la educación? Todo el mundo habla sobre la calidad y la necesidad de mejorarla, pero en general, el nivel de las discusiones es muy pobre y las propuestas innovadoras son escasas. ¿Cuál es su consejo? Que tiene que haber un sistema de rendición de cuentas, lo cual quiere decir que las entidades educativas, al prestar un servicio público, tienen que responderles a los padres de familias, a los estudiantes y a la sociedad en general, y desarrollar mecanismos para que eso ocurra. Pero hay sistemas de medición… Así es, pero faltan. Hay que dar información para que a las entidades se les pueda exigir, comenzando por los padres. Además, las pruebas en el último grado sirven poco, porque deben existir métodos de control intermedios. Eso es lo que hacen los países más exitosos. En Colombia hay que meterle mucho el hombro a ese tema. ¿Qué le dice al país que salga tan mal clasificado en este campo, cuando se compara internacionalmente? Que tiene que asumir el tema con seriedad. Aparte de lo ya mencionado, hay que atacar el problema de los profesores y abrirle más espacio a la participación privada. ¿Cómo tener mejores profesores? Hay dos mecanismos. El nuevo estatuto docente permite la entrada de profesores de manera más flexible, integrando gente de otras profesiones que quiera enseñar. Eso hay que defenderlo a toda costa. Lo otro es que hay que darles incentivos a los mejores maestros. En algunos sitios eso incluye hasta premios en dinero. ¿Volver al pasado no es una opción? De ninguna manera. Hay estudios que demuestran, por ejemplo, que en materia de competencias de lenguaje a quienes estudian educación en el país les va peor que a los de carreras técnicas como la ingeniería. Dicho de manera coloquial, los que les enseñan a nuestros niños no saben leer. ¿Qué opina de los colegios por concesión? Las evaluaciones son muy positivas. Por eso creo que quienes se oponen a este tipo de programas con el argumento de que se trata de privatizar la educación, están equivocados. Lo que este esquema hace es dar un muy buen nivel de educación pública. El desafío es llevarlo a otros sitios del país. El Gobierno ha insistido en la educación temprana… Ese es un elemento crítico que tiene que ver con la estimulación cognitiva de los niños y el desarrollo de la capacidad de aprender. Lograr avanzar en ese frente permitiría preparar a los jóvenes de mañana no sólo para el colegio, sino para desenvolverse bien en la vida. ¿Y qué problemas tiene? Que en lugar de institucionalizar, desinstitucionaliza. Porque al estar en manos de la Primera Dama le está quitando el espacio a las entidades que tienen que estar a cargo del programa de cero a seis, comenzando por Bienestar Familiar, que debería concentrarse en ese campo. Además, eso dificulta el diálogo institucional con el Ministerio de Educación. ¿Cuál es su apreciación general sobre lo que han hecho los gobiernos en Colombia sobre el tema social? Pienso que la orientación es la correcta. No obstante, tenemos grandes desafíos institucionales todavía. A nivel regional, hay saltos enormes en la capacidad técnica según la ciudad o el departamento. Necesitamos más descentralización, pero con mayor capacitación. ¿Qué opina del debate sobre la educación superior? Me parece increíble el debate sobre la supuesta llegada de dineros privados a las universidades. Esa es una pelea ideológica y no técnica que se quiere disfrazar de lo que no es. ¿Dar un salto social es posible? Claro que sí. Corea del Sur lo hizo en 20 años. Finlandia, también. Brasil ha dado un salto descomunal. En fin, es posible, así no se logre en cuatro años. ‘COLOMBIA, EN TÉRMINOS DE POBREZA, ESTÁ DENTRO DEL PROMEDIO DE A. LATINA, PERO SÍ ESTÁ MUY MAL EN TEMAS DE INEQUIDAD’ Hay un problema de bases de medición, frente a América Latina. En general, estamos dentro del promedio regional, pero sí nos ubicamos muy mal en lo que tiene que ver con la inequidad. ¿Cuál es la causa? Falta de oportunidades. Una persona que nace pobre en Colombia no tiene las mismas posibilidades que una rica. No me refiero a igualar los ingresos, sino a que todos tengan el mismo acceso, por ejemplo, a una educación de calidad. Pero aquí la enseñanza que se les da a los pobres es pobre. ¿Y hace falta un mayor esfuerzo redistributivo? Ciertamente. México y Brasil han sido muy exitosos con los programas de transferencias condicionadas, pero los que existen en el país tienen mucha dispersión. No hemos logrado que la Red Juntos funcione bien, por ejemplo. Hay duplicidad de esfuerzos. ¿Qué pasa con el empleo? Por supuesto que es la salida a la pobreza. El lío es que contratar una persona con todas las de la ley en el país es costoso y complicado. Eso hay que solucionarlo. El colombiano Felipe Barrera acaba de obtener un logro que no tiene muchos antecedentes. Recién nombrado como profesor de la prestigiosa universidad estadounidense, este economista Uniandino se destaca como experto en temas sociales. Pide que el debate sobre la calidad de la educación en Colombia se asuma con seriedad. Ha sido nombrado profesor en la prestigiosa Universidad de Harvard, tras un estricto periodo de selección. Con un doctorado en economía de la Universidad de Maryland y actualmente vinculado al Banco Mundial en Washington, fue ganador del Premio Juan Luis Londoño en el 2008 por su labor académica en temas sociales. De paso por Bogotá, habló con Portafolio. ¿Qué quiere decir llegar a Harvard como profesor? Es el sueño de cualquier investigador. Voy a ser profesor asistente y mi papel será el de investigar y enseñar, con una gran libertad de acción. Voy a concentrarme en el tema de educación. Pero para decirlo en una sola frase, estoy feliz. ¿Cómo ve el debate sobre la educación? Todo el mundo habla sobre la calidad y la necesidad de mejorarla, pero en general, el nivel de las discusiones es muy pobre y las propuestas innovadoras son escasas. ¿Cuál es su consejo? Que tiene que haber un sistema de rendición de cuentas, lo cual quiere decir que las entidades educativas, al prestar un servicio público, tienen que responderles a los padres de familias, a los estudiantes y a la sociedad en general, y desarrollar mecanismos para que eso ocurra. Pero hay sistemas de medición… Así es, pero faltan. Hay que dar información para que a las entidades se les pueda exigir, comenzando por los padres. Además, las pruebas en el último grado sirven poco, porque deben existir métodos de control intermedios. Eso es lo que hacen los países más exitosos. En Colombia hay que meterle mucho el hombro a ese tema. ¿Qué le dice al país que salga tan mal clasificado en este campo, cuando se compara internacionalmente? Que tiene que asumir el tema con seriedad. Aparte de lo ya mencionado, hay que atacar el problema de los profesores y abrirle más espacio a la participación privada. ¿Cómo tener mejores profesores? Hay dos mecanismos. El nuevo estatuto docente permite la entrada de profesores de manera más flexible, integrando gente de otras profesiones que quiera enseñar. Eso hay que defenderlo a toda costa. Lo otro es que hay que darles incentivos a los mejores maestros. En algunos sitios eso incluye hasta premios en dinero. ¿Volver al pasado no es una opción? De ninguna manera. Hay estudios que demuestran, por ejemplo, que en materia de competencias de lenguaje a quienes estudian educación en el país les va peor que a los de carreras técnicas como la ingeniería. Dicho de manera coloquial, los que les enseñan a nuestros niños no saben leer. ¿Qué opina de los colegios por concesión? Las evaluaciones son muy positivas. Por eso creo que quienes se oponen a este tipo de programas con el argumento de que se trata de privatizar la educación, están equivocados. Lo que este esquema hace es dar un muy buen nivel de educación pública. El desafío es llevarlo a otros sitios del país. El Gobierno ha insistido en la educación temprana… Ese es un elemento crítico que tiene que ver con la estimulación cognitiva de los niños y el desarrollo de la capacidad de aprender. Lograr avanzar en ese frente permitiría preparar a los jóvenes de mañana no sólo para el colegio, sino para desenvolverse bien en la vida. ¿Y qué problemas tiene? Que en lugar de institucionalizar, desinstitucionaliza. Porque al estar en manos de la Primera Dama le está quitando el espacio a las entidades que tienen que estar a cargo del programa de cero a seis, comenzando por Bienestar Familiar, que debería concentrarse en ese campo. Además, eso dificulta el diálogo institucional con el Ministerio de Educación. ¿Cuál es su apreciación general sobre lo que han hecho los gobiernos en Colombia sobre el tema social? Pienso que la orientación es la correcta. No obstante, tenemos grandes desafíos institucionales todavía. A nivel regional, hay saltos enormes en la capacidad técnica según la ciudad o el departamento. Necesitamos más descentralización, pero con mayor capacitación. ¿Qué opina del debate sobre la educación superior? Me parece increíble el debate sobre la supuesta llegada de dineros privados a las universidades. Esa es una pelea ideológica y no técnica que se quiere disfrazar de lo que no es. ¿Dar un salto social es posible? Claro que sí. Corea del Sur lo hizo en 20 años. Finlandia, también. Brasil ha dado un salto descomunal. En fin, es posible, así no se logre en cuatro años. ‘COLOMBIA, EN TÉRMINOS DE POBREZA, ESTÁ DENTRO DEL PROMEDIO DE A. LATINA, PERO SÍ ESTÁ MUY MAL EN TEMAS DE INEQUIDAD’ Hay un problema de bases de medición, frente a América Latina. En general, estamos dentro del promedio regional, pero sí nos ubicamos muy mal en lo que tiene que ver con la inequidad. ¿Cuál es la causa? Falta de oportunidades. Una persona que nace pobre en Colombia no tiene las mismas posibilidades que una rica. No me refiero a igualar los ingresos, sino a que todos tengan el mismo acceso, por ejemplo, a una educación de calidad. Pero aquí la enseñanza que se les da a los pobres es pobre. ¿Y hace falta un mayor esfuerzo redistributivo? Ciertamente. México y Brasil han sido muy exitosos con los programas de transferencias condicionadas, pero los que existen en el país tienen mucha dispersión. No hemos logrado que la Red Juntos funcione bien, por ejemplo. Hay duplicidad de esfuerzos. ¿Qué pasa con el empleo? Por supuesto que es la salida a la pobreza. El lío es que contratar una persona con todas las de la ley en el país es costoso y complicado. Eso hay que solucionarlo.