DE HISTORIA NATURAL. 1S7 y metálicos se refiere solamente al aspecto exterior y al peso específico. En cuanto á la de silicatos y no silicatos, bastará para hacerla recurrir á una perla de sal de fósforo. »Los géneros comprendidos en los no silicatos se reconocen fácilmente por los siguientes caracteres: los carbonates por la efervescencia con los ácidos; los fosfatos por el precipitado amarillo de su disolución nítrica con el molibdato amónico; los nitratos por la deflagración; los sulfates por el hepar que dan con la sosa; los hálidos por su sabor (sal gema) ó por la producción de ácido fluorhídrico mediante el sulfúrico caliente (fluorina); los óxidos, por último, se distinguen por no presen­ tar ninguno de los caracteres anteriores. No desciendo al d e ­ talle de la separación de las especies en los géneros que con­ tienen más de u n a , porque lo creo innecesario y alargaría demasiado este ligero ensayo. «Sometidos los silicatos á la acción del calor en tubo cerrado, podremos separar desde luego los anhidros de los hidratados. Entre los primeros distinguiremos los tres géneros anfibolespiroxenos, feldespatos y granates, por sus caracteres geológi­ cos, por su cristalización y por las propiedades dependientes de ella; la esmeralda y el topacio, por los caracteres específi­ cos, especialmente la cristalización. En cuanto á los h i d r a t a ­ dos, se separan entre sí fácilmente; las zeolitas por su modo de encontrarse y fusibilidad con intumescencia; las micas por su estructura y brillo; las arcillas por su aspecto terroso y ad­ herencia á los labios; la calamina por la reacción del zinc (co­ loración verde con el nitrato cobaltoso), y las talcosas por la ausencia de los anteriores caracteres. »Pasando ahora á los minerales metálicos, diremos que desde luego el oro y el platino, únicos que se encuentran con rela­ tiva abundancia en estado nativo, se reconocen por sus carac­ teres físicos; el arsénico por los vapores de olor aliáceo; el a n ­ timonio por la aureola azulada sobre el carbón; el mercurio por el depósito de metal sohre el tubo mediante la sosa; el zinc por la reacción ya citada del nitrato cobaltoso; el plomo por la aureola amarilla sobre el carbón; el níquel y el manganeso por sus perlas al bórax; el hierro por el precipitado rojo de sus disoluciones nítricas mediante el amoniaco en exceso; el cobre por la coloración azul que sus disoluciones toman con el mis­ mo reactivo; la plata por el precipitado blanco cuajoso de sus