El primer planeta terrestre fuera del Sistema Solar

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 El primer planeta terrestre fuera del Sistema
Solar
Héctor Zenil
Cuando los astrónomos se refieren a un planeta terrestre lo que quieren
decir es que comparte ciertas características con la Tierra. En particular,
su tamaño y composición sólida. A los planetas interiores (aquellos
ubicados entre el Sol y Marte) del Sistema Solar se les considera
terrestres por su solidez y tamaño, a diferencia de los exteriores que
son gaseosos y cientos de veces más masivos. Plutón es la excepción ya
que a pesar de encontrarse del lado de los planetas exteriores, es un
planeta de composición sólida.
A 20 mil años luz de distancia y girando alrededor de una estrella de 10
mil años de edad se ha encontrado un planeta como el nuestro en la
constelación de Sagitario. El planeta de nombre OGLE-2005-BLG-390L
b, fue descubierto en enero del 2006 por un grupo de astrónomos
mediante los instrumentos de las misiones Darwin y Planet Finder.
OGLE-2005-BLG-390L b es el
nombre provisional que le ha sido
asignado debido a que aún no hay un acuerdo para nombrar los más de
200 planetas extrasolares que han sido descubiertos y que pronto
podrían contarse por miles o millones. Desde 1995, cada año se
descubren alrededor de 20 o 30. El primero de ellos nombrado 51
Pegaso fue descubierto por un grupo dirigido por investigadores
franceses en el Observatorio Haute-Province y se encuentra, como su
nombre lo indica, en la constelación de Pegaso.
La relevancia del descubrimiento del planeta OGLE-2005-BLG-390L b
consiste en que a partir de ahora, puede asegurarse que en el Universo,
y en especial en nuestra galaxia, existen planetas como el nuestro que
giran alrededor de otras estrellas y que probablemente hay decenas de
miles de millones de planetas como éste. Además, la técnica para
descubrir este planeta, y que no había sido tomada en cuenta
seriamente, es completamente distinta a la utilizada para descubrir los
anteriores: consiste en un fenómeno luminoso que se asemeja al efecto
óptico de una lupa.
La técnica tradicional había sido detectar los minúsculos bamboleos de
las estrellas producidos por los efectos gravitacionales de los planetas
que giran alrededor de alguna de ellas. Sin embargo, esta técnica,
además de requerir un tiempo de observación muy largo (al menos el
tiempo de traslación del planeta a descubrir) detecta solamente planetas
que tienen un gran efecto gravitatorio sobre su estrella; es decir, muy
grandes y cercanos a su sol. La innovación de este nuevo
procedimiento, en el que tampoco se observa directamente al planeta,
es que se detectan pequeños planetas por el cambio de la cantidad de
luz que se recibe de una estrella.
Como los planetas no emiten luz propia es extremadamente difícil
detectarlos de manera directa. La lejanía para nosotros a la que se
encuentran un planeta y su estrella y su poca luminosidad provocan
que éste sea opacado por la estrella alrededor de la cual gira. Pero
cuando desde nuestra perspectiva, una estrella se coloca frente a
otra ocultándola, la luz de la estrella oculta se suma a la luz total que se
recibe de ambas. Esto se debe al efecto de lupa gravitacional (ver: El
comportamiento de la luz ), ya que la estrella más cercana concentra
el haz de luz de la lejana y la suma a la propia. Si durante este
fenómeno de amplificación, un planeta interfiere con el haz la cantidad
total de luz recibida sería menor. Debido a este hecho ha sido posible
detectar un planeta durante el tránsito de dos estrellas en cruce
aparente. Dada la cantidad de estrellas y posibles cruces aparentes, la
probabilidad de encontrar nuevos planetas, grandes o pequeños, lejanos
o cercanos, podría ser muy grande, sin embargo las alineaciones
perfectas de dos estrellas son sumamente raras. Además, la repetición
del experimento para verificar la existencia de un mismo planeta es
prácticamente imposible.
Gracias a las leyes de la relatividad general, se puede medir con mucha
precisión el efecto de lente gravitacional y así, con la variación de la luz
que se detecta, se puede determinar el tamaño, la distancia, la órbita y
hasta la composición del nuevo planeta. A diferencia de los exoplanetas
conocidos con anterioridad, el nuevo planeta descubierto es sólo dos
veces más grande que la Tierra y cinco veces más masivo. La mayoría
de los planetas anteriormente descubiertos habían sido cientos de veces
más grandes y masivos. Además, el nuevo planeta está a 400 millones
de kilómetros de distancia de su estrella (144 millones separan a la
Tierra del Sol) lo que lo hace indetectable mediante las otras técnicas de
detección. Su distancia sería equivalente en nuestro sistema solar a
ubicarse entre Marte y Júpiter. Tiene una atmósfera y probablemente
esté cubierto de rocas y hielo a una temperatura superficial de unos 220 grados centígrados. El tiempo que tarda en dar una vuelta a su sol
es de 10 años terrestres.
Artículo de la Universidad de Princeton:
http://www.princeton.edu/main/news/archive/S13/82/11A86/index.xml?section=newsreleases
http://www.princeton.edu/main/news/archive/S13/82/11A86/index.xml?section=newsreleases
Articulo en Nature:
http://www.nature.com/news/2006/060123/full/060123-5.html
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