Algunas reflexiones sobre el pensamiento crítico latinoamericano

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Algunas reflexiones sobre el pensamiento crítico latinoamericano sobre
el desarrollo y su relevancia actual
Por Alan Cibils1
Introducción
El advenimiento del neoliberalismo implicó el abandono del pensamiento crítico
latinoamericano sobre el desarrollo y su reemplazo por un pensamiento económico generado en los
países centrales, con un foco estrecho en los mercados y con un fetiche metodológico por los modelos
matemáticos y econométricos. El abandono de las teorías latinoamericanas significó dejar de lado
análisis integrales e históricos, que además de factores económicos incluían relaciones sociales y
políticas.
El rotundo fracaso de las políticas neoliberales de producir desarrollo en los países que las
aplicaron, fracaso que no debería sorprender dado que no hay ejemplo en la historia del capitalismo de
un país que se haya desarrollado con estas políticas, ha producido un renovado interés en las originales
y relevantes contribuciones del pensamiento crítico latinoamericano sobre el desarrollo. El
renovado
interés es apropiado, sin embargo, es importante no hacer una simple regresión al pasado y adoptar
acríticamente las teorías y sus recomendaciones de política.
Nuestra tarea es evaluar críticamente estas teorías y los éxitos y fracasos de sus políticas, para
luego actualizarlas, expandirlas y profundizarlas en el contexto actual, por cierto muy distinto al
contexto en el que se desarrollaron. Desde esta perspectiva, las siguientes reflexiones pretendes ser una
modesta contribución. El objetivo es resumir lo que creemos son algunas de las principales
contribuciones del pensamiento crítico latinoamericano sobre el desarrollo, específicamente las teorías
conocidas como estructuralismo y de la dependencia, y luego señalar de manera muy preliminar
algunas direcciones posibles para su profundización.
Algunas contribuciones clave del estructuralismo y teorías de la dependencia
Las teorías críticas latinoamericanas sobre el desarrollo nacen del debate entre dos intelectuales
1
Investigador docente, Coordinador de la Licenciatura en Economía Política, Instituto de Industria, Universidad Nacional
de General Sarmiento.
1
peruanos, Víctor Raúl Haya de la Torre (fundador del APRA) y José Carlos Mariátegui2, en la década
de 1930, debate que prenunciaba los debates que vendrían entre estructuralistas y dependentistas. Tanto
Haya de la Torre como Mariátegui coincidían en la caracterización de la América Latina de la época
como semifeudal en las zonas rurales y culpaban por el subdesarrollo del continente a la clase
terrateniente y al imperialismo. También ambos creían que el proceso de desarrollo en América Latina
se diferenciaba sustancialmente del de Europa occidental y que la burguesía autóctona era incapaz de
jugar un papel progresista.
Sin embargo, tuvieron grandes debates a la hora de proponer alternativas para el desarrollo. Para
Haya de la Torre, América Latina necesitaba de una revolución antifeudal y antiimperialista. El
socialismo no era posible porque, siguiendo el clásico esquema marxista, no se podía pasar al
socialismo sin antes haber desarrollado las fuerzas productivas. La revolución debía ser liderada por la
clase media porque el proletariado era demasiado reducido como para encarar esta tarea. Según Haya
de la Torre, el objetivo de la revolución era la implantación de un estado antiimperialista y un
capitalismo de estado que pudiese hacerle frente a los terratenientes y al imperialismo. Adicionalmente,
Haya de la Torre veía aspectos relativamente progresistas en el imperialismo, como la difusión de la
tecnología y la inversión extranjera en sectores productivos, por lo que sólo era necesario luchar contra
los aspectos negativos del imperialismo.
Mariátegui parte de una visión más cercana al marxismo, anticipando muchos de los
argumentos de las teorías de la dependencia, aunque su aplicación de la teoría marxista al contexto
latinoamericano no era lineal, incorporando aspectos específicos que no figuraban en los escritos
originales de Marx, como por ejemplo la cuestión indígena. Mariátegui no veía posibilidades para el
desarrollo de un capitalismo autóctono e independiente ya que el desarrollo del capitalismo no
eliminaría las relaciones precapitalistas y sólo serviría para intensificar la dominación imperialista. Por
lo tanto, la solución al subdesarrollo según Mariátegui pasar directamente al socialismo con una
revolución liderada por una alianza de trabajadores, campesinos y partes de la clase media bajo el
liderazgo del partido del proletariado.
En muchos aspectos, este debate fue precursor de los desarrollos teóricos que ocurrirían más
tarde en América Latina en torno al estructuralismo y las teorías de la dependencia, como también de
los intensos debates que se dieron en la África poscolonial y en Asia en torno a las estrategias
alternativas para el desarrollo y las vías no capitalistas al socialismo. Si bien el estructuralismo y las
2
Para trabajos representativos de este debate, ver Haya de la Torre (1936, 2010) y Mariátegui (1928, 2010).
2
teorías de la dependencia tuvieron diferencias considerables, también tuvieron algunos elementos clave
en común.
El primer elemento en común es que las teorías críticas latinoamericanas son, en realidad,
teorías del subdesarrollo antes que teorías del desarrollo. Esto, que puede parecer semántico, es
significativo por dos razones. Primero, porque el punto de partida del análisis y, eventualmente, las
propuestas de política, es lo que existe, y no algún modelo idealizado de lo que se espera sea el punto
de llegada del proceso de desarrollo (generalmente algo parecido a uno de los países industrializados:
en el mejor de los casos Suecia, en el peor de los casos EE.UU. de N.A.). Segundo, es significativo
porque el subdesarrollo no es simplemente el desarrollo rebobinado, para el cual sólo hay que dejar
correr el tiempo y aplicar políticas adecuadas para que se produzca un proceso de catching-up a través
del cual se llegaría al desarrollo. Al contrario, el punto de partida es la comprensión de la formación
social específica que es el subdesarrollo con el objetivo de luego evaluar las posibilidades mayores o
menores de salir del mismo.
El segundo elemento clave en común es que tanto el estructuralismo como las teorías de la
dependencia abordan el problema del subdesarrollo de manera integral e histórica. Integral porque,
además de las cuestiones más estrictamente económicas, tomaba en cuenta también las características
de la estructura institucional y política y los distintos actores y clases sociales. Histórica, porque situaba
a los procesos en el tiempo, analizando como el devenir de la historia, especialmente los procesos de
colonización y el imperialismo, incidía sobre el subdesarrollo de la periferia.
La tercera temática en común a resaltar, vinculada a la anterior, es la concepción de la división
del sistema económico mundial en centro y periferia. La relevancia de este paradigma es tal que la
terminología terminó aplicándose más allá de América Latina, incluso en la unión europea actual,
donde la crisis el euro ha desenmascarado las fuertes contradicciones entre el centro (Alemania y
Francia), la semiperiferia (Italia), y la periferia (Grecia, Irlanda, Portugal y España). Según esta
concepción, la naturaleza dual de la economía mundial comienza en la revolución industrial, debido
principalmente a la desigual difusión de la tecnología en los países centrales y en la periferia,
resultando en economías homogéneas en el centro, donde la tecnología se produce y consume en la
misma economía, y heterogéneas en la periferia, que terminan importando tecnología del centro para
sus procesos productivos, generalmente también copiados del centro.
Adicionalmente a estas contribuciones comunes, tanto el estructuralismo como las teorías de la
3
dependencia produjeron aportes de gran relevancia.3 Quizás una de las principales contribuciones del
estructuralismo fue la hipótesis de que tanto el desarrollo como el subdesarrollo eran dos caras de la
misma moneda. O sea, la reproducción del desarrollo llevaba implícita la reproducción del
subdesarrollo de la periferia. El mecanismo principal a través del cual esto ocurría era el intercambio
desigual resultado del deterioro secular de los términos de intercambio, mediante el cual el centro se
apropiaba de las mejoras de productividad de su producción y de la producción de la periferia.
Otro aporte fundamental de los estructuralistas latinoamericanos fue su análisis de la inflación y
el debate que suscitó con los monetaristas. El análisis típicamente monocausal y superficial de los
monetaristas quedó fuertemente cuestionado por el análisis estructuralista que captaba las
complejidades estructurales de los países periféricos. En su análisis de la inflación, los estructuralistas
incluyeron cambios en la estructura de la demanda propios de los procesos de industrialización, el
impacto de movimientos en el tipo de cambio y la puja distributiva para producir, demostrando los
estructuralistas una capacidad superior de comprender fenómenos de las economías periféricas.
Las teorías de la dependencia, en sus vertientes reformista y revolucionaria, también realizaron
aportes importantes a la teoría del subdesarrollo. De los aportes de la vertiente reformista podemos
resaltar el énfasis en la influencia de las empresas transnacionales en la generación de una división
internacional del trabajo y la influencia que las mismas ejercen sobre las instituciones políticas,
judiciales, etc. en la periferia. Otro eje de análisis de los dependentistas reformistas fue el papel de la
tecnología, y como la adopción de tecnología de los países centrales profundizaba y extendía la
dependencia de la periferia. Los patrones de consumo de las clases medias y altas periféricas, su
impacto sobre las importaciones y su contribución al mantenimiento de la dependencia también fue
objeto de estudio de esta vertiente. Por último, la inclusión de actores sociales y políticos, sus
interacciones y el impacto que estos tienen sobre la estructura económica de la periferia y su relación
con el centro, contribuyeron a comprender más acabadamente las diferentes trayectorias dentro de la
periferia.
Dentro de las contribuciones de las corrientes marxistas o revolucionarias, podemos resaltar el
intento de explicar las diferencias sustanciales en los procesos de desarrollo del capitalismo en los
países centrales y en los países periféricos. Para esto, resultaba fundamental una caracterización de las
diferentes etapas del desarrollo del capitalismo central (colonialismo, capitalismo monopólico,
3
La literatura sobre las teorías lationamericanas es extensa.Ver Kay (1989, 1991) para una resumen crítico pero amigable
de las contribuciones latinoamericanas a la teoría del desarrollo. Véase la Primera Parte de Astarita (2010) para una reseña
crítica de las teorías de la dependencia.
4
imperialismo) y su impacto sobre el subdesarrollo del capitalismo en la periferia. Las relaciones centroperiferia reforzaban el subdesarrollo de la periferia a través de lo que Ruy Mauro Marini llamó la súper
explotación de la fuerza de trabajo, que resultaba del hecho que, a diferencia de lo que ocurría en los
países centrales, en la periferia la producción y la circulación eran procesos desvinculados ya que la
producción periférica estaba más vinculada la circulación en los mercados de países centrales.
Hacia una renovación del pensamiento crítico latinoamericano
Las teorías críticas latinoamericanas generaron intensos debates y numerosas críticas, tanto por
sus concepciones teóricas como por las políticas que recomendaban. En primer lugar, si bien los
estructuralistas tuvieron cierto éxito en señalar la naturaleza asimétrica de las relaciones centro
periferia y cómo éstas contribuían a la reproducción del subdesarrollo, tenían un análisis bastante
deficitario de las economías nacionales en la periferia, adoptando con frecuencia los mismos esquemas
teóricos que criticaban a la hora de analizar el comercio internacional. Como resultado, tuvieron poco
éxito a la hora analizar algunos de los problemas específicos de la periferia y, sobre todo, a la hora de
proponer políticas. Adicionalmente, los estructuralistas manifestaron una tendencia a sobreenfatizar las
relaciones internacionales de intercambio y a subenfatizar las relaciones sociales dentro de los países
periféricos y la forma en que estas últimas incidían fuertemente sobre las políticas y los proyectos
nacionales adoptados.
En segundo lugar, la tesis dependendista de la imposibilidad de desarrollo en la periferia tanto
como la tesis estructuralista de que el subdesarrollo de la periferia es la contrapartida del desarrollo del
centro, necesita ser revisada a la luz de la experiencia exitosa de los países de industrialización tardía
en Asia e, incluso, el éxito relativo de la industrialización en algunos países de América Latina. En todo
caso, estos ejemplos de industrialización exitosa llaman a replantear las tesis dependentistas y
estructuralistas, aunque no a abandonarlas ya que claramente y con pocas excepciones, la periferia
sigue siendo periferia.
Por último, existió cierta tendencia al dogmatismo, especialmente entre teóricos de la
dependencia4, y una tendencia a pensar en trayectorias únicas de liberación, tendiendo a caer en una
especie de pensamiento único crítico o alternativo. La existencia de dependencia en la periferia no
implica que exista una única salida de la misma. Es necesario admitir la posibilidad de una
multiplicidad de caminos hacia el desarrollo, teniendo en cuenta las características periféricas que
4
Véase Palma (2008) para una elaboración de este aspecto de las teorías críticas.
5
dependentistas como estructuralistas analizaron con tanta perspicacia.
El advenimiento del neoliberalismo desde la década de 1970 implicó el abandono de las teorías
y proyectos de desarrollo, y los debates que en torno a ellos se gestaban. Las ciencias económicas
sufrieron un fortísimo proceso de colonización por las ideologías y metodologías estadounidenses,
priorizando el énfasis en los mercados, el laissez-faire, el individualismo metodológico y una
exagerada tendencia a la matematización. Sin embargo el fracaso estrepitoso, público y notorio, de las
políticas neoliberales en lo que se refiere a producir desarrollo, torna imprescindible una reevaluación
de los aportes de la teoría crítica latinoamericana sobre el desarrollo y el subdesarrollo.
No obstante, esto no puede hacerse acríticamente aplicando linealmente teorías desarrolladas
hace varias décadas en condiciones económicas, sociales y políticas nacionales e internacionales
profundamente distintas. Adicionalmente, es necesario un proceso extensivo de deconstrucción y
reconstrucción de las categorías y significados englobados en el concepto mismo de desarrollo, sus
prioridades, objetivos y los procesos necesarios para alcanzarlos. En este sentido, existe una tendencia
generalizada a embarcarse automáticamente en carriles preestablecidos, en los cuales el desarrollo se
vincula automáticamente con industrialización, política industrial, la curva de Kuznets (mediante la
cual se naturaliza la noción de que la desigualdad se eliminará sólo gradualmente e incluso empeorará
temporariamente) y que el objetivo último es parecerse a algún país desarrollado. Hemos naturalizado
que la indigencia, la pobreza y el desempleo son problemas que se reducirán sólo gradualmente a
medida que el desarrollo avanza.
Como punto de partida para la tarea de repensar el desarrollo, creemos útil adoptar la
perspectiva de garantizar los derechos económicos, sociales y culturales establecidos en la Declaración
universal de los derechos del humanos, de la cual la Argentina es país firmante, en donde se garantiza,
entre otros derechos, el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, a la recreación, a la
participación en la vida cultural de la comunidad y a la seguridad social5. Si estos son derechos
garantizados por la Declaración, como el derecho a la vida, la libertad y la seguridad, no podemos
entenderlos como derechos que algún día deberán cumplirse, sino que nuestro objetivo debe ser que se
cumplan cuanto antes. Consecuentemente, las políticas de desarrollo deben tener como objetivo
primario, el cumplimiento de los derechos humanos básicos (todos los derechos humanos) y a partir de
allí, sentar las bases para un proceso que incremente el bienestar, la igualdad y la sustentabilidad. En
5
Como ejemplo, véase el trabajo de Balakrishnan y otros (2009).
6
este sentido, existen diversas propuestas a tomar en cuenta, como las de la renta básica6, la del estado
como empleador de última instancia7, y las políticas macroeconómicas orientadas prioritariamente a la
eliminación de la pobreza8.
Adicionalmente, hay por lo menos dos áreas en las que las teorías críticas no profundizaron que
hoy son clave. La primera de ellas es el papel del sistema financiero en el proceso de desarrollo.
Esta discusión es particularmente pertinente en la actualidad, cuando luego de tres décadas de
desregulación financiera los sistemas financieros que han resultado están más al servicio de objetivos
rentistas de corto plazo que en función de los objetivos de financiamiento de largo plazo necesario para
un proceso de desarrollo. En segundo lugar, un tema que es crítico es el de la destrucción ambiental y la
necesidad imperiosa de transformar los sistemas productivos y tecnologías actuales de tal manera que
nuestra existencia sobre el planeta sea sustentable en el largo plazo. Esto implica repensar todo, desde
las políticas macroeconómicas hasta los patrones de consumo, las formas y escala de producción y la
descentralización de las gigantescas ciudades.
El desafío es, entonces, rescatar las contribuciones metodológicas y teóricas del pensamiento
crítico latinoamericano sobre el desarrollo y a la vez profundizarlas y adaptarlas al nuevo contexto
político, social y económico nacional e internacional. Es fundamental recuperar el análisis histórico e
integral característico de estructuralistas y dependentistas, partiendo de caracterizaciones certeras de los
capitalismos centrales y periféricos actuales, sus relaciones y el impacto que estas tienen sobre las
posibilidades de desarrollo en la periferia, el papel de la tecnología pero, sobre todo, qué tipos de
tecnología hacen falta para un desarrollo que se centre en la eliminación de la pobreza y el desempleo,
en la búsqueda del bienestar generalizado y en la sustentabilidad ambiental.
6
Esta propuesta es también conocida como la propuesta del Ingreso ciudadano. Véase Lo Vuolo y otros (1999,2005) y Van
Parijs y Vanderborght (2005).
7
Véase Wray (1998-2003).
8
Ver Saad-Filho (2007, 2010).
7
Bibliografía
Astarita, Rolando (2010). Economía política de la dependencia y el subdesarrollo: Tipo de cambio y
renta agraria en la Argentina. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes Editora.
Balakrishnan, Radhika; Elson Diane y Pattel, Raj (2009). Rethinking macro-economic strategies from a
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York:
Marymount
Manhattan
College.
http://www.cwgl.rutgers.edu/globalcenter/publications/whymes2.pdf
Haya de la Torre, Víctor Raúl (1936, 2010). El antiimperialismo y el APRA. Lima, Perú: Fondo
Editorial del Congreso de Perú.
Kay, Cristóbal (1989). Latin American theories of development and underdevelopment. Londres:
Routledge.
Kay, Cristóbal (1991). “Some reflections on the Latin American contribution to development theory”.
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Lo Vuolo, Rubén y otros (1995, 2004). Contra la exclusión: La propuesta del ingreso ciudadano.
Buenos Aires: Ciepp—Miño y Dávila.
Mariátegui, José Carlos (1928, 2010). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Buenos
Aires, Argentina: Prometeo.
Palma, Gabriel (2008). “Why did the critical tradition in Latin American social sciences become
practically
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International
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Economics
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http://www.networkideas.org/featart/mar2009/Latin_America.pdf
Saad Filho, Alfredo (2007). “Life beyond the Washington Consensus: An introduction to pro-poor
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Saad Filho, Alfredo (2010). “Growth, poverty and inequality: From Washington Consensus to inclusive
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http://www.un.org/esa/desa/papers/2010/wp100_2010.pdf
Van Parijs, Philippe y Vanderborght, Yannick (2005). La renta básica: Una medida eficaz para luchar
contra la pobreza. Buenos Aires: Paidós.
Wray, L. Randall (1998-2003). El papel del dinero hoy: La clave del pleno empleo con estabilidad de
precios. México DF: UNAM.
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